b. Los dos reinos: Desde Jehú hasta la
destrucción de Samaria.
1) El período de la dinastía de Jehú.
a) Atalía, reina de Judá.
Ya conocimos a Atalía, la hija de Acab que se casó con Joram, rey de Judá[1]. La única manera en que se puede explicar su intento de eliminar la dinastía de David es comprendiendo su propia ambición al trono. La oportunidad se presentó cuando Jehú asesinó a su hijo Ocozías y a muchos de sus parientes. Otros parientes debieron haber muerto durante su intento de dar un golpe de Estado. En breve, ella emerge como una mujer cruel y calculadora.
Si sus planes hubiesen salido bien ella habría eliminado la dinastía de David. Segundo Reyes 8.19 nos recuerda de la misericordia que Dios tuvo para con la dinastía debido a la promesa que le había hecho a David, y en esta historia vemos esa misericordia en acción. Sin embargo, la salvación de la dinastía no se cuenta por lo que se refiere a la intervención divina; se logró por medio de valor, fidelidad y astucia humanos.
Se describe a Josabet simplemente como la hermana del difunto Ocozías. Entonces pudo haber sido la hija de Atalía. Sin embargo, ya que el término hebreo también tiene el significado de “media hermana”, puede ser que ella fuera la hija de Joram por otra de sus esposas reales. Otros detalles tampoco están muy claros. No sabemos por qué decidió salvar a Joás, quien no pudo haber tenido más que un año de edad cuando ella lo escondió; y no a cualquiera de los príncipes de la corte real que estaban por ser ejecutados. La ausencia de la madre del niño en la historia es sorprendente.
Comenzando con 2 Reyes 11.4 que es cuando el sacerdote Joiada entra en la escena, los eventos se describen con más lujo de detalles[2]. Desafortunadamente muchos detalles acerca del despliegue de los soldados en 2 Reyes 12.4–11 siguen siendo oscuros porque no podemos entender algunos de los términos, especialmente los militares. Lo que sí es muy claro es que Atalía no contaba con el respaldo de las tropas, aunque debe haber tenido un poco de apoyo, al menos al principio, o no podría haber ordenado la muerte de los príncipes. En base a los desconcertantes detalles nos formamos la impresión de que Joiada hacía planes meticulosos y sus arreglos para garantizar la seguridad eran perfectos.
Si Joás fue coronado a los siete años de edad o no, depende de la correcta traducción de una palabra hebrea que se refiere a algún símbolo de la dedicación del rey. Frecuentemente se le traduce “poner la corona”, pero el significado exacto es incierto. El mismo problema afecta el pacto o testimonio que se le presentó. Puede haber sido alguna clase de placa con una inscripción, quizá resumiendo los requisitos del monarca. Puede que no haya ninguna conexión con los pactos que Joiada hizo en 2 Reyes 11.17. Los gritos del pueblo cuando ungieron a Joás atestiguan la popularidad de la restaurada línea de David en Judá.
La muerte de Atalía se cuenta con gran economía de palabras. Su reinado no recibe ningún resumen final, porque para el autor no fue un reinado legítimo.
El primer pacto sobre el cual ofició Joiada restableció la relación entre Adonay y el rey de Judá, y la relación entre Adonay y el pueblo, que serían el pueblo de Adonay. El segundo tenía que ver con la aceptación de Joás por parte del pueblo. El reavivamiento del servicio de Adonay se vio expresado en la destrucción de los atributos del culto de Baal y la ejecución de sus sacerdotes. Obviamente Atalía que provenía de Israel, con su devoción a Baal, había introducido las prácticas en Jerusalén, aunque no sabemos si lo hizo antes o después de la muerte de Ocozías. El reavivamiento de la monarquía fue completo cuando Joás descendió del Templo hasta el palacio donde se sentaría en el trono de David. 2 Reyes 12 en hebreo comienza en lo que en nuestra versión es 2 Reyes 11.21. A través del capítulo debemos recordar que éste es el Joás, rey de Judá, que no se debe confundir con el rey de Israel del mismo nombre[3].
b) Joás, rey de Judá.
Aparentemente aunque el autor no consideró el reinado de Atalía de seis años un período legítimo de la monarquía, tampoco los incluyó en el reinado de 40 años de Joás. Lo que hizo es contar los años del reinado de Joás empezando cuando se le proclamó rey en el séptimo año de Jehú, rey de Israel.
Joás creció siendo educado por el sacerdote Joiada y de esa manera fue interrumpida la influencia de Atalía sobre la familia real de Judá. Puede ser que ésta fuese la razón por la cual Josabet escondió a Joás, entonces de un año de edad, porque era muy joven para haber aprendido algo de su abuela, la servidora de Baal. En 2 Reyes 12.2 dice: “…hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR todos los días en que el sacerdote Joiada lo dirigió”[4], para explicar cómo terminó cayendo en el paganismo según lo relata Crónicas[5], aunque el autor de Reyes no parece saber nada de ese desliz. El único comentario negativo que tiene es que Joás no quitó los lugares altos.
i. La restauración del Templo.
Por qué fue necesario reparar el Templo no se aclara en esta sección. 2 Crónicas 24.7 explica que los hijos de Atalía habían “arruinado” parte de la casa de Dios al utilizarla para el culto de Baal.
Los preparativos que se hicieron para recolectar el dinero no son muy claros. En 2 Reyes 12.4 se distingue entre tres clases de fuentes de ingreso; la primera frase se acepta como la descripción que incluye a todas las otras. Es posible, sin embargo, que la lista incluya cuatro tipos distintos. El hecho de que se dedicó dinero de todas estas partes para hacer las reparaciones indica cuán seria era la situación. Lo que tampoco ayuda es el significado incierto de la frase hebrea que se ha traducido de parte de su administrador. Otra posibilidad es que diga “de sus propios fondos” lo que indicaría que parte de los ingresos personales de cada sacerdote también se debían dedicar para financiar este proyecto. Eso también indicaría la urgencia de la tarea. El mismo problema aparece en 2 Reyes 12.7, donde vemos la misma expresión.
No se cuenta en qué año de su reinado Joás comenzó las reparaciones del Templo, así que no sabemos cuánto tiempo pasó hasta el año 23. La impresión que da es que el proyecto se demoró por mucho tiempo. Esto por su parte sugiere que el celo y la moral de los sacerdotes no estaban bien del todo. Como resultado, el proyecto se quitó de las manos de los sacerdotes y se introdujo un nuevo sistema para financiar el mantenimiento del Templo. Es evidente que la monarquía tenía más autoridad que el sacerdocio en esos momentos por la manera en que Joás pudo reorganizar todos estos asuntos.
El dinero que se había puesto en el cofre no pudo haber sido en monedas porque éstas no se inventaron hasta alrededor del 650 a.C., en Asia menor. Cuando no se podía pagar en especie, la mercancía de intercambio era de metal, generalmente oro o plata, en piezas de pesos que conocemos.
La lista de artesanos que trabajaron en las reparaciones sugiere que el daño era bastante extenso. Escuchamos aquí un eco triste del proyecto de edificación original durante el reinado de Salomón. Le choca al lector hacer la comparación entre los recursos de Salomón que parecían ser sin límites, y la dificultad que Joás tuvo para recaudar el dinero necesario para las reparaciones.
El significado de 2 Reyes 12.13-14 es un poco incierto pero parece decir que la manufactura de utensilios para el Templo se tuvo que posponer para que el oro y la plata disponibles se pudiesen utilizar para financiar las reparaciones, como más evidencia de la escasez de recursos.
ii. Jerusalén amenazada.
Por aquel entonces, coloca este acontecimiento durante el programa de reparación que comenzó después del 23 año de Joás y por lo tanto durante el reinado de Joacaz, rey de Israel, que también comenzó en el vigésimo tercer año de Joás[6]. La débil posición de Israel durante el reinado de Joacaz hizo posible que el ejército de Hazael penetrara hacia el sur hasta el área de Judá, amenazando a la misma Jerusalén.
Parece que Joás no tenía el poderío militar para hacer retrasar el avance de Hazael. En cambio lo sobornó con artículos caros de los tesoros del Templo y del palacio. El autor de Crónicas pinta una escena aun más sombría de la invasión, culpando la tragedia al desliz al paganismo de Joás después de la muerte de Joiada[7].
iii. Asesinato.
Lo que la narración acaba de contar sugiere que Judá estaba débil y empobrecida durante el reinado de Joás, y eso probablemente explica el descontento que finalmente se expresó en su asesinato. Típicamente, al autor de Reyes no le interesan los motivos que tenían los asesinos y trata brevemente el asesinato de Joás en el contexto de su fórmula establecida para concluir.
c) Joacaz, rey de Israel.
Joacaz se pareció a su padre Jehú porque siguió tras los pecados de Jeroboam. La consecuencia fue que Israel sufrió bajo la opresión de Hazael y su sucesor, otro Ben-hadad. Divisamos algo de la seria emergencia de Israel en 2 Reyes 13.7, donde se describen los pequeños restos del ejército de Joacaz. En contraste, Acab pudo dirigir 2.000 carros a la batalla de Karkar. En esta crisis, Joacaz fue en busca de Adonay, pero la actitud y devoción del pueblo no cambiaron para nada.
La historia en 2 Reyes 13.3–5 sigue una estructura conocida del libro de Jueces: El furor de Adonay se enciende contra Israel; Adonay entrega a Israel en manos de opresores; piden la ayuda del Señor; Dios oye y envía un libertador. También se parece al resumen del éxodo en Deuteronomio 26.7–9.
La identidad del libertador enviado por Adonay todavía se discute. A lo mejor se refiere al rey asirio Adad-mirari III, cuya campaña occidental del 805 a.C., redujo el dominio de Hazael. Otra sugerencia más probable es que fuera Eliseo. Esto pondría la liberación en el reinado de Joás, lo que está de acuerdo con 2 Reyes 13.22–25.
d) Joás, rey de Israel.
En 2 Reyes 13.10-12 se provee un resumen del reinado de Joás. Como sus dos predecesores, él continuó en los pecados de Jeroboam. Su guerra contra Amasías de Judá se destaca por su mención en 2 Reyes 13.12, pero no su derrota más importante contra los arameos.
i. Joás y Eliseo.
Después de la noticia de la muerte de Joás la narrativa da marcha atrás para relatar un incidente acerca de Eliseo. Este no ha aparecido desde el principio del capítulo 9 y ahora lo encontramos en su lecho de muerte después de haber sido el líder de los profetas por 15 años. A pesar de que el resumen anterior criticó duramente a Joás, esta historia lo presenta siendo respetuoso y dedicado al anciano hombre de Dios[8].
Las palabras del rey en 2 Reyes 13.14 repiten la exclamación del propio Eliseo durante la partida de Elías[9]. Con estas palabras Joás reconoció que Eliseo era la fortaleza y protección de Israel y se lamentó mucho por su muerte inminente. El grito es especialmente conmovedor en esta ocasión dado el caso que casi todos los “carros y jinetes” de Israel habían sido destruidos.
La historia envuelve actos simbólicos como los que había en las historias de los milagros de Eliseo que ya hemos visto. En esta ocasión, sin embargo, el rey fue el que los hizo, aunque Eliseo puso sus propias manos sobre las del rey cuando tiró la flecha. La profecía de Eliseo confirma que el asunto profundo en este incidente tenía que ver con la supervivencia de Israel ante la opresión siria. La primera acción simbolizó la victoria y recuperación. Sin embargo, cuando el rey no repitió la acción las suficientes veces eso determinó que su victoria sobre Siria sería limitada. Se presume que simbolizaba su falta de fe o determinación.
El sitio mencionado en 2 Reyes 13.17[10] es probablemente el mismo de 1 Reyes 20.26, 30. Quedaba al este del mar de Galilea y no se le debe confundir con el Afec en el llano costero a unos 20 kilómetros de Jope yendo hacia el interior[11].
ii. La muerte de Eliseo y su último milagro.
A diferencia de Elías, Eliseo experimentó el proceso normal de muerte, entierro y descomposición. Este incidente debe haber ocurrido al menos dos años después de su muerte, ya que solo quedaban sus huesos. En toda la Biblia no se encuentra ningún otro milagro póstumo como éste. A lo mejor el punto de la historia es subrayar una vez más el poder especial de Eliseo, tal vez mostrar que hasta el poco poder que pudiera quedar en sus huesos era suficiente para resucitar a un muerto. Pero lo más importante es que simbolizaba el hecho de que la acción de Eliseo en los versículos anteriores le traía a Israel nueva vida aún después de su muerte[12].
iii. Comienza la liberación de Israel.
Aunque Joacaz imploró el favor del Señor y Adonay le escuchó, no hubo liberación de la opresión durante su reinado. La situación se alivió con las victorias ganadas por su hijo Joás, después de que Hazael fue sucedido por su hijo Ben-hadad. Las tres victorias de Joás fueron las que predijo Eliseo. Esto marcó el comienzo del reavivamiento de la buenaventura de Israel que llegó a su clímax durante el reinado del sucesor de Joás.
De la misma manera que Judá era preservada debido a las promesas de Dios a David[13] en 2 Reyes 13.23, la preservación de Israel se basa en un pacto mucho más antiguo: El pacto de Dios con la nación entera que incluía la promesa de la tierra. Hablando en forma humana, la supervivencia de Israel estaba en peligro, pero en verdad estaba garantizada por un pacto hecho y sostenido por Dios.
e) Amasías, rey de Judá.
Se presenta formalmente a Amasías como un rey que fue tan bueno como su padre, pero no mejor que él. El último rey que fue comparado a David fue Asa, en cuyo caso la comparación fue lisonjera[14]; ahora Amasías se compara a David pero en forma crítica. Al ejecutar a los asesinos de su padre siguió las enseñanzas del libro de la ley de Moisés, obviamente refiriéndose a alguna forma de Deuteronomio[15]. La derrota de los edomitas no vino a ser la conquista de Edom pero al menos preparó el terreno para que su hijo Azarías tomara Eilat[16] de mano de los edomitas y la edificara.
Mucho de lo que se cuenta de Amasías es positivo, pero la guerra contra Israel lo hace quedar mal. No se dice si Joás lo provocó[17]. Puede ser que haya una conexión entre los mensajeros que Amasías envió a Israel y el incidente que se menciona en Crónicas. Tal vez Amasías esperaba negociar indemnizaciones pacíficamente. Por otro lado, las últimas palabras del mensaje de Joás sugieren que interpretó el mensaje de Amasías como provocación a la guerra. La fábula que Joás cita o inventa en 2 Reyes 14.9 pone a Amasías en el desfavorable papel del cardo y eso demuestra el desdén con el cual Joás lo veía. Es posible que la referencia al matrimonio indique que Amasías estaba tratando de negociar una alianza con Israel por medio del matrimonio, pero no existe ninguna otra evidencia de esto.
Joás no marchó con su ejército directamente a la frontera norteña de Judá sino que movilizó el ejército hacia abajo a las rutas que daban acceso a Jerusalén desde el occidente. Los dos ejércitos se enfrentaron en Bet-semes[18], y Amasías sufrió la ignominia de la derrota y el cautiverio. Joás entonces entró en la misma Jerusalén al destruir unos 180 metros de la parte noroeste del muro. Los tesoros del Templo y del palacio no pudieron estar rebasando de ninguna manera ya que el padre de Amasías los había vaciado de todo lo costoso para pagar a Hazael y evitar el saqueo de Jerusalén. Al llevarse rehenes, desganaron a Judá de continuar las hostilidades.
En 2 Reyes 14.15-16 se repite casi palabra por palabra la noticia de la muerte de Joás que se encuentra en 2 Reyes 13.12-13.
Probablemente se dejó a Amasías en libertad cuando Joás se retiró, ya que no está incluido entre los rehenes de 2 Reyes 14.14. No pudo haber sido un rey muy popular después de haber sido responsable por tanto sufrimiento en su país, y es sorprendente que sobrevivió 15 años más antes de que lo asesinaran. La muerte de dos generaciones de reyes de Judá en un golpe de Estado del palacio, aunque en ninguno de los casos se intentó sustituir la dinastía de David, provee una crítica amenazadora de los cambios tan sangrientos en la dinastía de Israel. Las muertes violentas de Joás y Amasías nos hacen preguntar por primera vez lo que llega a ser un punto clave durante los reinados de Ezequías y Josías: ¿Se puede evitar la destrucción por medio de reyes reformadores?
f) Jeroboam II, rey de Israel.
Solo siete versículos se dedican a uno de los reyes de Israel más importantes; un hecho que ilustra cuán enfocado estaba lo que realmente le interesaba al autor. Fue durante el reinado de Jeroboam II que lo que se empezó a recuperar con Joás, llegó al clímax. Sus conquistas devolvieron a Israel los territorios perdidos. La ubicación exacta de Lebo-hamat no se conoce, pero su importancia aquí es que había marcado la frontera del norte del reino de Salomón[19]. El mar del Arabá es el mar Muerto, la parte del sur del cual correspondía al límite sur del terreno israelita al oriente del Jordán o sea, hasta e incluyendo a Moab.
En 2 Reyes 14.28 nos cuenta un poco más de los éxitos de Jeroboam II, pero la cláusula crucial es difícil de traducir. Dice literalmente que “restituyó Damasco y Hamat a Judá en Israel”[20], lo cual no tiene sentido. Se han propuesto varias soluciones. La NBLH dice: “recobró para Israel a Damasco y a Hamat, que habían pertenecido a Judá”, una lectura que por su parte crea problemas históricos. Otra posibilidad es que en lugar de Judá, el lugar mencionado se refiere a “Yaudi”[21]. Ninguna solución es completamente satisfactoria. Pero si las conquistas de Jeroboam II llegaron hasta Damasco y Hamat debe haber restituido la influencia de Israel hacia el norte a lo que había sido durante el reino de Salomón.
En 2 Reyes 14.25 dice que sus éxitos los había profetizado Jonás hijo de Amitai. Dos profetas que predicaron mensajes muy diferentes uno del otro durante el reinado de Jeroboam II fueron Oseas y Amós y sus libros muestran que a pesar de la recuperación militar y económica todo no iba bien en Israel.
En 2 Reyes 14.26-27 se nos recuerda la respuesta de Dios en 2 Reyes 13.4-5 y describen las victorias de Jeroboam II como continuación y clímax del acto de liberación de Dios. El hecho de que Jeroboam II caminó en los pecados del otro Jeroboam, no cambia el resultado. Los acontecimientos no los decide ni la obediencia ni la desobediencia de ningún rey, sino la voluntad de Dios.
g) Azarías, rey de Judá.
El nombre de este rey ocurre en una variedad de formas confusas: Uzías en 2 Reyes 15.13, 30, 32 y 34 y Uza en 2 Reyes 21.18.
Azarías recibe la misma clase de elogios limitada que sus dos antecesores. Esta vez se omite la comparación a David. Solo se menciona un incidente de su largo reinado o sea la enfermedad de la piel que tuvo, quizá no fue lepra exactamente porque la palabra hebrea abarca una variedad de enfermedades. La narración mucho más larga en Crónicas[22] sugiere que el reino de Azarías vio un reavivamiento en Judá parecido al de Jeroboam II en Israel.
Aunque Adonay le hirió con la enfermedad de la piel no se dice específicamente que fue como castigo. Es posible que el autor quisiera afirmar la soberanía de Dios tanto sobre la salud como sobre la enfermedad y no tuvo la intención de sugerir que tenía algo que ver con la retribución. Por el otro lado, el relato del autor de Crónicas indica claramente que la enfermedad del rey le vino como castigo[23], y si esta historia era bien conocida, el autor de Reyes pudo haber pensado que no valía la pena repetirla.
La enfermedad obligó a Azarías a dejar las tareas propias de la monarquía mientras que su hijo Jotam actuaba de corregente. Probablemente su enfermedad fue más seria que la de Naamán, a quien no le impidió continuar con sus responsabilidades en el palacio en Damasco. O quizá se creía que alguien con esta clase de enfermedad no podía ejercer como rey.
h) Israel va camino a la destrucción.
Al final de la dinastía de Jehú Israel entró en otro período de inestabilidad parecido al que ocurrió después de la muerte de Baasa. Pero en esta ocasión no había ninguna luz al final del túnel.
Zacarías, sucesor del ilustre Jeroboam II, fue asesinado al cabo de sólo seis meses en el trono. En 2 Reyes 15.12 llama la atención a la palabra de Dios a Jehú en la que dijo que sus descendientes gobernarían por cuatro generaciones[24]. En el contexto de la muerte violenta de Zacarías, esto se parece más a una amenaza que a una promesa.
[1] 2 Reyes 8.18, 26.
[2] Según 2 Crónicas 22.11, Josabet era la esposa de Joiada.
[3] 2 Reyes 13.10-25.
[4] NBLH
[5] 2 Crónicas 24.17-22.
[6] 2 Reyes 13.1.
[7] 2 Crónicas 24.23-25.
[8] 2 Reyes 8.4-6.
[9] 2 Reyes 2.12.
[10] Afec.
[11] 1 Samuel 4.1.
[12] 2 Reyes 13.20-21.
[13] 1 Reyes 11.36; 15.4; 2 Reyes 8.19.
[14] 1 Reyes 15.11.
[15] Deuteronomio 24.16.
[16] Eilat quedaba en el golfo de Acaba cerca de Ezión-geber, que era el antiguo puerto de Salomón en el mar Rojo (1 Reyes 9.26).
[17] 2 Crónicas 25.6-13.
[18] Que pertenece a Judá se añadió para distinguirla de otra con el mismo nombre al norte de Israel.
[19] 1 Reyes 8.65.
[20] NM; RV1865; RV2000; Septuaginta.
[21] Yaudi era un pequeño país al norte de Siria.
[22] 2 Crónicas 26.
[23] 2 Crónicas 26.16-21.
[24] 2 Reyes 10.30.
1) El período de la dinastía de Jehú.
a) Atalía, reina de Judá.
Ya conocimos a Atalía, la hija de Acab que se casó con Joram, rey de Judá[1]. La única manera en que se puede explicar su intento de eliminar la dinastía de David es comprendiendo su propia ambición al trono. La oportunidad se presentó cuando Jehú asesinó a su hijo Ocozías y a muchos de sus parientes. Otros parientes debieron haber muerto durante su intento de dar un golpe de Estado. En breve, ella emerge como una mujer cruel y calculadora.
Si sus planes hubiesen salido bien ella habría eliminado la dinastía de David. Segundo Reyes 8.19 nos recuerda de la misericordia que Dios tuvo para con la dinastía debido a la promesa que le había hecho a David, y en esta historia vemos esa misericordia en acción. Sin embargo, la salvación de la dinastía no se cuenta por lo que se refiere a la intervención divina; se logró por medio de valor, fidelidad y astucia humanos.
Se describe a Josabet simplemente como la hermana del difunto Ocozías. Entonces pudo haber sido la hija de Atalía. Sin embargo, ya que el término hebreo también tiene el significado de “media hermana”, puede ser que ella fuera la hija de Joram por otra de sus esposas reales. Otros detalles tampoco están muy claros. No sabemos por qué decidió salvar a Joás, quien no pudo haber tenido más que un año de edad cuando ella lo escondió; y no a cualquiera de los príncipes de la corte real que estaban por ser ejecutados. La ausencia de la madre del niño en la historia es sorprendente.
Comenzando con 2 Reyes 11.4 que es cuando el sacerdote Joiada entra en la escena, los eventos se describen con más lujo de detalles[2]. Desafortunadamente muchos detalles acerca del despliegue de los soldados en 2 Reyes 12.4–11 siguen siendo oscuros porque no podemos entender algunos de los términos, especialmente los militares. Lo que sí es muy claro es que Atalía no contaba con el respaldo de las tropas, aunque debe haber tenido un poco de apoyo, al menos al principio, o no podría haber ordenado la muerte de los príncipes. En base a los desconcertantes detalles nos formamos la impresión de que Joiada hacía planes meticulosos y sus arreglos para garantizar la seguridad eran perfectos.
Si Joás fue coronado a los siete años de edad o no, depende de la correcta traducción de una palabra hebrea que se refiere a algún símbolo de la dedicación del rey. Frecuentemente se le traduce “poner la corona”, pero el significado exacto es incierto. El mismo problema afecta el pacto o testimonio que se le presentó. Puede haber sido alguna clase de placa con una inscripción, quizá resumiendo los requisitos del monarca. Puede que no haya ninguna conexión con los pactos que Joiada hizo en 2 Reyes 11.17. Los gritos del pueblo cuando ungieron a Joás atestiguan la popularidad de la restaurada línea de David en Judá.
La muerte de Atalía se cuenta con gran economía de palabras. Su reinado no recibe ningún resumen final, porque para el autor no fue un reinado legítimo.
El primer pacto sobre el cual ofició Joiada restableció la relación entre Adonay y el rey de Judá, y la relación entre Adonay y el pueblo, que serían el pueblo de Adonay. El segundo tenía que ver con la aceptación de Joás por parte del pueblo. El reavivamiento del servicio de Adonay se vio expresado en la destrucción de los atributos del culto de Baal y la ejecución de sus sacerdotes. Obviamente Atalía que provenía de Israel, con su devoción a Baal, había introducido las prácticas en Jerusalén, aunque no sabemos si lo hizo antes o después de la muerte de Ocozías. El reavivamiento de la monarquía fue completo cuando Joás descendió del Templo hasta el palacio donde se sentaría en el trono de David. 2 Reyes 12 en hebreo comienza en lo que en nuestra versión es 2 Reyes 11.21. A través del capítulo debemos recordar que éste es el Joás, rey de Judá, que no se debe confundir con el rey de Israel del mismo nombre[3].
b) Joás, rey de Judá.
Aparentemente aunque el autor no consideró el reinado de Atalía de seis años un período legítimo de la monarquía, tampoco los incluyó en el reinado de 40 años de Joás. Lo que hizo es contar los años del reinado de Joás empezando cuando se le proclamó rey en el séptimo año de Jehú, rey de Israel.
Joás creció siendo educado por el sacerdote Joiada y de esa manera fue interrumpida la influencia de Atalía sobre la familia real de Judá. Puede ser que ésta fuese la razón por la cual Josabet escondió a Joás, entonces de un año de edad, porque era muy joven para haber aprendido algo de su abuela, la servidora de Baal. En 2 Reyes 12.2 dice: “…hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR todos los días en que el sacerdote Joiada lo dirigió”[4], para explicar cómo terminó cayendo en el paganismo según lo relata Crónicas[5], aunque el autor de Reyes no parece saber nada de ese desliz. El único comentario negativo que tiene es que Joás no quitó los lugares altos.
i. La restauración del Templo.
Por qué fue necesario reparar el Templo no se aclara en esta sección. 2 Crónicas 24.7 explica que los hijos de Atalía habían “arruinado” parte de la casa de Dios al utilizarla para el culto de Baal.
Los preparativos que se hicieron para recolectar el dinero no son muy claros. En 2 Reyes 12.4 se distingue entre tres clases de fuentes de ingreso; la primera frase se acepta como la descripción que incluye a todas las otras. Es posible, sin embargo, que la lista incluya cuatro tipos distintos. El hecho de que se dedicó dinero de todas estas partes para hacer las reparaciones indica cuán seria era la situación. Lo que tampoco ayuda es el significado incierto de la frase hebrea que se ha traducido de parte de su administrador. Otra posibilidad es que diga “de sus propios fondos” lo que indicaría que parte de los ingresos personales de cada sacerdote también se debían dedicar para financiar este proyecto. Eso también indicaría la urgencia de la tarea. El mismo problema aparece en 2 Reyes 12.7, donde vemos la misma expresión.
No se cuenta en qué año de su reinado Joás comenzó las reparaciones del Templo, así que no sabemos cuánto tiempo pasó hasta el año 23. La impresión que da es que el proyecto se demoró por mucho tiempo. Esto por su parte sugiere que el celo y la moral de los sacerdotes no estaban bien del todo. Como resultado, el proyecto se quitó de las manos de los sacerdotes y se introdujo un nuevo sistema para financiar el mantenimiento del Templo. Es evidente que la monarquía tenía más autoridad que el sacerdocio en esos momentos por la manera en que Joás pudo reorganizar todos estos asuntos.
El dinero que se había puesto en el cofre no pudo haber sido en monedas porque éstas no se inventaron hasta alrededor del 650 a.C., en Asia menor. Cuando no se podía pagar en especie, la mercancía de intercambio era de metal, generalmente oro o plata, en piezas de pesos que conocemos.
La lista de artesanos que trabajaron en las reparaciones sugiere que el daño era bastante extenso. Escuchamos aquí un eco triste del proyecto de edificación original durante el reinado de Salomón. Le choca al lector hacer la comparación entre los recursos de Salomón que parecían ser sin límites, y la dificultad que Joás tuvo para recaudar el dinero necesario para las reparaciones.
El significado de 2 Reyes 12.13-14 es un poco incierto pero parece decir que la manufactura de utensilios para el Templo se tuvo que posponer para que el oro y la plata disponibles se pudiesen utilizar para financiar las reparaciones, como más evidencia de la escasez de recursos.
ii. Jerusalén amenazada.
Por aquel entonces, coloca este acontecimiento durante el programa de reparación que comenzó después del 23 año de Joás y por lo tanto durante el reinado de Joacaz, rey de Israel, que también comenzó en el vigésimo tercer año de Joás[6]. La débil posición de Israel durante el reinado de Joacaz hizo posible que el ejército de Hazael penetrara hacia el sur hasta el área de Judá, amenazando a la misma Jerusalén.
Parece que Joás no tenía el poderío militar para hacer retrasar el avance de Hazael. En cambio lo sobornó con artículos caros de los tesoros del Templo y del palacio. El autor de Crónicas pinta una escena aun más sombría de la invasión, culpando la tragedia al desliz al paganismo de Joás después de la muerte de Joiada[7].
iii. Asesinato.
Lo que la narración acaba de contar sugiere que Judá estaba débil y empobrecida durante el reinado de Joás, y eso probablemente explica el descontento que finalmente se expresó en su asesinato. Típicamente, al autor de Reyes no le interesan los motivos que tenían los asesinos y trata brevemente el asesinato de Joás en el contexto de su fórmula establecida para concluir.
c) Joacaz, rey de Israel.
Joacaz se pareció a su padre Jehú porque siguió tras los pecados de Jeroboam. La consecuencia fue que Israel sufrió bajo la opresión de Hazael y su sucesor, otro Ben-hadad. Divisamos algo de la seria emergencia de Israel en 2 Reyes 13.7, donde se describen los pequeños restos del ejército de Joacaz. En contraste, Acab pudo dirigir 2.000 carros a la batalla de Karkar. En esta crisis, Joacaz fue en busca de Adonay, pero la actitud y devoción del pueblo no cambiaron para nada.
La historia en 2 Reyes 13.3–5 sigue una estructura conocida del libro de Jueces: El furor de Adonay se enciende contra Israel; Adonay entrega a Israel en manos de opresores; piden la ayuda del Señor; Dios oye y envía un libertador. También se parece al resumen del éxodo en Deuteronomio 26.7–9.
La identidad del libertador enviado por Adonay todavía se discute. A lo mejor se refiere al rey asirio Adad-mirari III, cuya campaña occidental del 805 a.C., redujo el dominio de Hazael. Otra sugerencia más probable es que fuera Eliseo. Esto pondría la liberación en el reinado de Joás, lo que está de acuerdo con 2 Reyes 13.22–25.
d) Joás, rey de Israel.
En 2 Reyes 13.10-12 se provee un resumen del reinado de Joás. Como sus dos predecesores, él continuó en los pecados de Jeroboam. Su guerra contra Amasías de Judá se destaca por su mención en 2 Reyes 13.12, pero no su derrota más importante contra los arameos.
i. Joás y Eliseo.
Después de la noticia de la muerte de Joás la narrativa da marcha atrás para relatar un incidente acerca de Eliseo. Este no ha aparecido desde el principio del capítulo 9 y ahora lo encontramos en su lecho de muerte después de haber sido el líder de los profetas por 15 años. A pesar de que el resumen anterior criticó duramente a Joás, esta historia lo presenta siendo respetuoso y dedicado al anciano hombre de Dios[8].
Las palabras del rey en 2 Reyes 13.14 repiten la exclamación del propio Eliseo durante la partida de Elías[9]. Con estas palabras Joás reconoció que Eliseo era la fortaleza y protección de Israel y se lamentó mucho por su muerte inminente. El grito es especialmente conmovedor en esta ocasión dado el caso que casi todos los “carros y jinetes” de Israel habían sido destruidos.
La historia envuelve actos simbólicos como los que había en las historias de los milagros de Eliseo que ya hemos visto. En esta ocasión, sin embargo, el rey fue el que los hizo, aunque Eliseo puso sus propias manos sobre las del rey cuando tiró la flecha. La profecía de Eliseo confirma que el asunto profundo en este incidente tenía que ver con la supervivencia de Israel ante la opresión siria. La primera acción simbolizó la victoria y recuperación. Sin embargo, cuando el rey no repitió la acción las suficientes veces eso determinó que su victoria sobre Siria sería limitada. Se presume que simbolizaba su falta de fe o determinación.
El sitio mencionado en 2 Reyes 13.17[10] es probablemente el mismo de 1 Reyes 20.26, 30. Quedaba al este del mar de Galilea y no se le debe confundir con el Afec en el llano costero a unos 20 kilómetros de Jope yendo hacia el interior[11].
ii. La muerte de Eliseo y su último milagro.
A diferencia de Elías, Eliseo experimentó el proceso normal de muerte, entierro y descomposición. Este incidente debe haber ocurrido al menos dos años después de su muerte, ya que solo quedaban sus huesos. En toda la Biblia no se encuentra ningún otro milagro póstumo como éste. A lo mejor el punto de la historia es subrayar una vez más el poder especial de Eliseo, tal vez mostrar que hasta el poco poder que pudiera quedar en sus huesos era suficiente para resucitar a un muerto. Pero lo más importante es que simbolizaba el hecho de que la acción de Eliseo en los versículos anteriores le traía a Israel nueva vida aún después de su muerte[12].
iii. Comienza la liberación de Israel.
Aunque Joacaz imploró el favor del Señor y Adonay le escuchó, no hubo liberación de la opresión durante su reinado. La situación se alivió con las victorias ganadas por su hijo Joás, después de que Hazael fue sucedido por su hijo Ben-hadad. Las tres victorias de Joás fueron las que predijo Eliseo. Esto marcó el comienzo del reavivamiento de la buenaventura de Israel que llegó a su clímax durante el reinado del sucesor de Joás.
De la misma manera que Judá era preservada debido a las promesas de Dios a David[13] en 2 Reyes 13.23, la preservación de Israel se basa en un pacto mucho más antiguo: El pacto de Dios con la nación entera que incluía la promesa de la tierra. Hablando en forma humana, la supervivencia de Israel estaba en peligro, pero en verdad estaba garantizada por un pacto hecho y sostenido por Dios.
e) Amasías, rey de Judá.
Se presenta formalmente a Amasías como un rey que fue tan bueno como su padre, pero no mejor que él. El último rey que fue comparado a David fue Asa, en cuyo caso la comparación fue lisonjera[14]; ahora Amasías se compara a David pero en forma crítica. Al ejecutar a los asesinos de su padre siguió las enseñanzas del libro de la ley de Moisés, obviamente refiriéndose a alguna forma de Deuteronomio[15]. La derrota de los edomitas no vino a ser la conquista de Edom pero al menos preparó el terreno para que su hijo Azarías tomara Eilat[16] de mano de los edomitas y la edificara.
Mucho de lo que se cuenta de Amasías es positivo, pero la guerra contra Israel lo hace quedar mal. No se dice si Joás lo provocó[17]. Puede ser que haya una conexión entre los mensajeros que Amasías envió a Israel y el incidente que se menciona en Crónicas. Tal vez Amasías esperaba negociar indemnizaciones pacíficamente. Por otro lado, las últimas palabras del mensaje de Joás sugieren que interpretó el mensaje de Amasías como provocación a la guerra. La fábula que Joás cita o inventa en 2 Reyes 14.9 pone a Amasías en el desfavorable papel del cardo y eso demuestra el desdén con el cual Joás lo veía. Es posible que la referencia al matrimonio indique que Amasías estaba tratando de negociar una alianza con Israel por medio del matrimonio, pero no existe ninguna otra evidencia de esto.
Joás no marchó con su ejército directamente a la frontera norteña de Judá sino que movilizó el ejército hacia abajo a las rutas que daban acceso a Jerusalén desde el occidente. Los dos ejércitos se enfrentaron en Bet-semes[18], y Amasías sufrió la ignominia de la derrota y el cautiverio. Joás entonces entró en la misma Jerusalén al destruir unos 180 metros de la parte noroeste del muro. Los tesoros del Templo y del palacio no pudieron estar rebasando de ninguna manera ya que el padre de Amasías los había vaciado de todo lo costoso para pagar a Hazael y evitar el saqueo de Jerusalén. Al llevarse rehenes, desganaron a Judá de continuar las hostilidades.
En 2 Reyes 14.15-16 se repite casi palabra por palabra la noticia de la muerte de Joás que se encuentra en 2 Reyes 13.12-13.
Probablemente se dejó a Amasías en libertad cuando Joás se retiró, ya que no está incluido entre los rehenes de 2 Reyes 14.14. No pudo haber sido un rey muy popular después de haber sido responsable por tanto sufrimiento en su país, y es sorprendente que sobrevivió 15 años más antes de que lo asesinaran. La muerte de dos generaciones de reyes de Judá en un golpe de Estado del palacio, aunque en ninguno de los casos se intentó sustituir la dinastía de David, provee una crítica amenazadora de los cambios tan sangrientos en la dinastía de Israel. Las muertes violentas de Joás y Amasías nos hacen preguntar por primera vez lo que llega a ser un punto clave durante los reinados de Ezequías y Josías: ¿Se puede evitar la destrucción por medio de reyes reformadores?
f) Jeroboam II, rey de Israel.
Solo siete versículos se dedican a uno de los reyes de Israel más importantes; un hecho que ilustra cuán enfocado estaba lo que realmente le interesaba al autor. Fue durante el reinado de Jeroboam II que lo que se empezó a recuperar con Joás, llegó al clímax. Sus conquistas devolvieron a Israel los territorios perdidos. La ubicación exacta de Lebo-hamat no se conoce, pero su importancia aquí es que había marcado la frontera del norte del reino de Salomón[19]. El mar del Arabá es el mar Muerto, la parte del sur del cual correspondía al límite sur del terreno israelita al oriente del Jordán o sea, hasta e incluyendo a Moab.
En 2 Reyes 14.28 nos cuenta un poco más de los éxitos de Jeroboam II, pero la cláusula crucial es difícil de traducir. Dice literalmente que “restituyó Damasco y Hamat a Judá en Israel”[20], lo cual no tiene sentido. Se han propuesto varias soluciones. La NBLH dice: “recobró para Israel a Damasco y a Hamat, que habían pertenecido a Judá”, una lectura que por su parte crea problemas históricos. Otra posibilidad es que en lugar de Judá, el lugar mencionado se refiere a “Yaudi”[21]. Ninguna solución es completamente satisfactoria. Pero si las conquistas de Jeroboam II llegaron hasta Damasco y Hamat debe haber restituido la influencia de Israel hacia el norte a lo que había sido durante el reino de Salomón.
En 2 Reyes 14.25 dice que sus éxitos los había profetizado Jonás hijo de Amitai. Dos profetas que predicaron mensajes muy diferentes uno del otro durante el reinado de Jeroboam II fueron Oseas y Amós y sus libros muestran que a pesar de la recuperación militar y económica todo no iba bien en Israel.
En 2 Reyes 14.26-27 se nos recuerda la respuesta de Dios en 2 Reyes 13.4-5 y describen las victorias de Jeroboam II como continuación y clímax del acto de liberación de Dios. El hecho de que Jeroboam II caminó en los pecados del otro Jeroboam, no cambia el resultado. Los acontecimientos no los decide ni la obediencia ni la desobediencia de ningún rey, sino la voluntad de Dios.
g) Azarías, rey de Judá.
El nombre de este rey ocurre en una variedad de formas confusas: Uzías en 2 Reyes 15.13, 30, 32 y 34 y Uza en 2 Reyes 21.18.
Azarías recibe la misma clase de elogios limitada que sus dos antecesores. Esta vez se omite la comparación a David. Solo se menciona un incidente de su largo reinado o sea la enfermedad de la piel que tuvo, quizá no fue lepra exactamente porque la palabra hebrea abarca una variedad de enfermedades. La narración mucho más larga en Crónicas[22] sugiere que el reino de Azarías vio un reavivamiento en Judá parecido al de Jeroboam II en Israel.
Aunque Adonay le hirió con la enfermedad de la piel no se dice específicamente que fue como castigo. Es posible que el autor quisiera afirmar la soberanía de Dios tanto sobre la salud como sobre la enfermedad y no tuvo la intención de sugerir que tenía algo que ver con la retribución. Por el otro lado, el relato del autor de Crónicas indica claramente que la enfermedad del rey le vino como castigo[23], y si esta historia era bien conocida, el autor de Reyes pudo haber pensado que no valía la pena repetirla.
La enfermedad obligó a Azarías a dejar las tareas propias de la monarquía mientras que su hijo Jotam actuaba de corregente. Probablemente su enfermedad fue más seria que la de Naamán, a quien no le impidió continuar con sus responsabilidades en el palacio en Damasco. O quizá se creía que alguien con esta clase de enfermedad no podía ejercer como rey.
h) Israel va camino a la destrucción.
Al final de la dinastía de Jehú Israel entró en otro período de inestabilidad parecido al que ocurrió después de la muerte de Baasa. Pero en esta ocasión no había ninguna luz al final del túnel.
Zacarías, sucesor del ilustre Jeroboam II, fue asesinado al cabo de sólo seis meses en el trono. En 2 Reyes 15.12 llama la atención a la palabra de Dios a Jehú en la que dijo que sus descendientes gobernarían por cuatro generaciones[24]. En el contexto de la muerte violenta de Zacarías, esto se parece más a una amenaza que a una promesa.
[1] 2 Reyes 8.18, 26.
[2] Según 2 Crónicas 22.11, Josabet era la esposa de Joiada.
[3] 2 Reyes 13.10-25.
[4] NBLH
[5] 2 Crónicas 24.17-22.
[6] 2 Reyes 13.1.
[7] 2 Crónicas 24.23-25.
[8] 2 Reyes 8.4-6.
[9] 2 Reyes 2.12.
[10] Afec.
[11] 1 Samuel 4.1.
[12] 2 Reyes 13.20-21.
[13] 1 Reyes 11.36; 15.4; 2 Reyes 8.19.
[14] 1 Reyes 15.11.
[15] Deuteronomio 24.16.
[16] Eilat quedaba en el golfo de Acaba cerca de Ezión-geber, que era el antiguo puerto de Salomón en el mar Rojo (1 Reyes 9.26).
[17] 2 Crónicas 25.6-13.
[18] Que pertenece a Judá se añadió para distinguirla de otra con el mismo nombre al norte de Israel.
[19] 1 Reyes 8.65.
[20] NM; RV1865; RV2000; Septuaginta.
[21] Yaudi era un pequeño país al norte de Siria.
[22] 2 Crónicas 26.
[23] 2 Crónicas 26.16-21.
[24] 2 Reyes 10.30.