Capítulo 16
Siguen las
enseñanzas de Jesús, probablemente mientras caminaban al monte de los Olivos.
1. 16.1-16. De nuevo viene la advertencia de Jesús, esto es para que no vayan a tropezar. Lamentablemente estamos sujetos a los sentimientos y a aquellas cosas que impactan nuestra vida, a pesar de que seamos personas espirituales y estemos llenos del Espíritu Santo. Muchas cosas que le ocurren al cristiano le afectan en su vida de fe. Jesús le advierte sobre esto. Iban a llegar tiempos en que por su fe, les iban a expulsar de las sinagogas, lo que equivalía no solamente a que no se les permitía entrar al edificio, sino que se les excluía de la sociedad. Pero no iba a terminar ahí el asunto, sino que llegaría el momento, y eso ocurriría en poco tiempo, que quien le diera muerte a un cristiano pensaría que estaba sirviendo a Dios. La historia nos habla de que esta práctica siguió incluyendo hasta a los mismos que se hacían llamar cristianos matando a otros cristianos simplemente porque creen diferente en algún o algunos puntos doctrinales.
El Señor es claro en esto: Quien hace algo semejante, lo hace porque no ha conocido a Dios ni a Cristo. Así de sencillo. Las persecusiones religiosas de todos los siglos, llámese cruzadas, guerra contra los albingenses, valdenses, la de los 30 años, contra los zwinglinianos, contra los anabautistas, etc., son nada más que ignorancia de Cristo y del Padre. ¡A pesar de llevar una cruz en el pecho, esos no son cristianos!
Jesús ya estaba para partir y quiere que los discípulos comprendan que viene la hora de hacerlo y que esto sería de beneficio para ellos y para la humanidad. Ellos se sentían confusos y no preguntan por Él porque ahora la preocupación por su propia seguridad es mayor. Jesús no iba a esconderles nada.
La venida del Espíritu Santo era necesaria para que el mundo pudiera ser convencido de pecado. Según los russellistas, el Espíritu Santo es solo una fuerza que mana de Dios. Ellos hablan de Él como la “fuerza activa de Dios”, ellos aseguran que “no es un ser vivo, sino un símbolo de la presencia o el poder de Dios”, pero se olvidan que cuando Ananías mintió al Espíritu Santo, lo hizo a Dios mismo[1]. Además, cuando en la Biblia se le menciona, se usa el artículo “Él”, porque es una persona, si fuera una fuerza diría “eso”. Se habla de que enseña, exhorta, guía, prohíbe, reprende, etc., todos atributos personales.
¿Cómo iba a actuar el Espíritu Santo? Lo haría por medio de los discípulos. A través de la predicación del Evangelio. No es por medio de “milagros y señales” que las gentes son convencidas de su pecado, sino al confrontarles con la Palabra de Dios es que se ven cuan desnudos y desgraciados son.
El Espíritu Santo los convencería de justicia, porque los judíos estaban seguros de que el solo hecho de ser hijos de Abraham los volvía salvos, pero el día de Pentecostés, cuando bajó el Espíritu Santo, se reveló que eran tan pecadores como cualquier otro. Hoy día hay quienes todavía consideran a los judíos como el pueblo elegido por Dios y hasta mandan dinero al Estado de Israel que es invertido en armas que son usadas para matar palestinos, y consideran que es correcto porque, según ellos, los judíos tendrán un lugar preeminente en el “milenio”. Pero la verdad es que si los judíos no se arrepienten de sus pecados, confesando a Jesús como Señor y bajando a las aguas para ser sumergidos, no tendrán más misericordia de Dios que la que va a tener cualquier otro pecador.
Los convencería de juicio, porque la primera venida de Jesús era de misericordia, más la segunda será para juzgar y el primero en ser juzgado sería el gobernador del mundo: Satanás. Es curioso que muchos que se dicen ser cristianos teman grandemente a Satanás, en lugar de temer a Dios. Le gritan a Satanás y le mencionan tanto que en veces podemos dudar que si son más bien satanistas antes de cristianos. ¡Satanás está atado, limitado! Los cristianos somos más que vencedores, porque vencimos en Cristo en la cruz[2]. Aunque vivimos en el mundo, no somos parte del reino de este mundo, sino que hemos sido trasladados de las tinieblas a la luz, al Reino de Cristo[3].
Jesús quería revelarle todas las cosas a sus discípulos, Él no estaba pensando en tener una religión de misterios en donde solo unos pocos tendrían todo el conocimiento y los demás estarían sujetos a lo que ellos fueran revelando, tal y como sucede en algunos grupos religiosos, incluyendo algunos que se dicen ser cristianos. El problema que se presentaba en ese momento era que los discípulos no tenín la madurez suficiente para entenderlas, como el hecho de que las buenas nuevas no estaban limitadas al pueblo de Israel.
Las cosas que vendrían pronto iban a sacudir a los cristianos: Su líder iba a morir no por causas naturales en pocas horas. Esto no podía ser entendido por los discípulos. Por ello necesitaban que el Espíritu Santo les enseñara todas las cosas, y eso es lo que iba a estar ocurriendo en los próximos años, cuando poco a poco, ellos iban a comprender todas las cosas, las cuales las encontramos en la revelación escrita, esto es en el Nuevo Testamento.
La interdependencia entre las tres Personas de la Deidad son parte de la enseñanza bíblica y aquí una vez más Jesús lo muestra al decir que el Espíritu Santo ni iba a hablar de su cuenta, sino que hablaría lo que escuchaba del Padre.
La misión del Espíritu Santo es glorificar a Jesús, cosa contraria a lo que creen los pentecostales, quienes aseguran por medio de sus enseñanzas, cantos y oraciones, que el centro de la adoración es el mismo Espíritu.
Todo lo del Padre es también de Jesús, por lo que los russellistas de nuevo se encuentran emproblemados ya que esto hace a Jesús igual al Padre. ¿A qué se refiere con “todo”? Todo es todo. Eso quiere decir que al ser el Padre Omnisciente y Omnipotente, Jesús también es Omnisciente y Omnipotente, por lo que no podemos dejar de afirmar que Jesús es Dios.
Pareciera que Jesús está hablando de alguna incógnita, pero lo que les está diciendo es que por unos días no podrían verle, porque iba a morir, pero luego, al resucitar le volverían a ver, y después Él se reuniría con el Padre, luego vendría la era del Espíritu Santo, pero al final de esta, de nuevo todos le podremos ver, incluso los que le mataron y le odiaron[4].
2. 16.17-18 Es importante que recordemos que los discípulos estaban esperando el reino terrenal, por lo que la muerte del Mesías no era algo que pudiera caber en su cronograma. Esto mismo ocurre con los mileniaristas, quienes esperan aún un reino terrenal.
3. 16.19-28 Jesús es omnisciente porque es Dios, y por ello conoció que querían preguntarle, y entonces se dedica a consolar a sus discípulos. Al principio, todo parece que va cuesta arriba para el cristianismo. los seguidores de Jesús llorarían, estarían deprimidos porque su Maestro ha muerto, mientras que los enemigos estarían felices pensando que acabaron con el que les incomodaba. Pero luego, la tristeza de los discípulos se convertiría en gozo y sería tal gozo que ya nadie podría quitarlo, porque el Señor resucitaría y ya las garras de la muerte no podrían tocarlo más.
Todo esto Jesús lo compara con el parto, en donde la mujer sufre terriblemente, pero cuando tiene al bebé en sus brazos, su gozo es tal que se olvida del dolor.
Las dudas de los discípulo se verían aclaradas por el Espíritu Santo que les declararía todas las cosas, eso es lo que vemos en las prédicas y enseñanzas en el Nuevo Testamento, así como en las cartas que hasta el día de hoy son la regla para la Iglesia.
Ahora Jesús da una enseñanza nueva, ya que aunque había enseñado a los suyos a orar, no había enseñado que había que hacerlo en su nombre, porque aún no había sido glorificado. Lamentablemente son muchos los que cada día elevan su oración pero lo hacen mal. Sé que talvéz algunos dirán que como Dios conoce los corazones no es tan importante cómo se haga, pero el hecho que Jesús hubiese utilizado su tiempo para explicarle a los discípulos nos dice que para Dios es importante la manera en que debe hacerse el asunto.
Jesús insiste que las cosas debemos pedirlas en Su nombre, para que el Padre responda, porque ahora Él se convertiría en nuestro Sumo Sacerdote, dando por acabado el sacerdocio aarónico, que era el que practicaba el pueblo judío, por lo que la idea de restablecer este sacerdocio, como tienen algunos predicadores modernos, es en realidad una necedad.
Los católicos enseñan que para que Dios les escuche, es necesario acudir a María, quien rogará a Jesús por nosotros; pero Jesús enseña que Él iba a estar rogando al Padre por nosotros, y el Padre nos ama y escucha directamente nuestras oraciones, o ¿por qué recitan "Padre nuestro que estás en los cielos..." ¿A quién se dirigen?.
Aquí debemos hacer una aclaración: Hay predicadores que enseñan que el Padre tiene el deber de cumplir nuestras oraciones hechas en el nombre de Jesús, porque este es el compromiso, pero ¡cuidado! Dios no necesita del hombre, nosotros necesitamos de Dios. Él no tiene ninguna obligación para con el hombre, pero nosotros sí, para con Él. Todo lo que recibimos de Dios lo tenemos por Su misericordia, no porque merezcamos alguna cosa.
Comprendamos que aunque Jesús salió del Padre y vivió como un hombre, volvería al Padre de forma glorificada, y con ello vencería a Satanás, al mundo y a la carne.
4. 16.29-30 La mente de los discípulos se estaba aclarando, pero aún no entendían todo, de hecho, se fueron a esconder cuando Jesús fue arrestado y sufrieron un terror increíble cuando murió, pensando que les matarían a ellos también.
5. 16.31-33 No tenemos certeza que esta expresión sea una pregunta, bien puede ser una declaración de Jesús acerca de la fe de ellos, pero luego viene la advertencia: Ya venía la hora en que al ser arrestado Jesús, los discípulos, hombres débiles y llenos de temor, saldrían huyendo a esconderse. A pesar de todo esto, Jesús no los incrimina en esto, sino que los consuela y les dice que aunque ellos lo dejarán solo, Él estará aún acompañado por el Padre.
Todo esto Jesús se lo había dicho a sus seguidores con un fin en particular: Que ellos pudieran tener paz. Antes hablamos de la diferencia de la paz de Dios y la paz del hombre. Según la apreciación del hombre, la paz es la ausencia de guerra; pero según la apreciación de Dios, la paz es la ausencia de pecado. El mundo es un lugar de dolor, de pena, pero Jesús ya había vencido al mundo y a su gobernante.
¡Qué curiosa esta declaración de Jesús cuando unas horas más tarde estaría muriendo en la cruz! Jesús es nuestra paz[5]. No importaba nada de lo que vendría luego, lo que si importa es que a pesar de la muerte de Jesús, ¡Él resucitó!
[1] Hechos 5.3-4.
[2] Efesios 2.15; 4.8; Hebreos 2.14.
[3] Colosenses 1.13.
[4] Revelación 1.7.
[5] Efesios 2.14.
1. 16.1-16. De nuevo viene la advertencia de Jesús, esto es para que no vayan a tropezar. Lamentablemente estamos sujetos a los sentimientos y a aquellas cosas que impactan nuestra vida, a pesar de que seamos personas espirituales y estemos llenos del Espíritu Santo. Muchas cosas que le ocurren al cristiano le afectan en su vida de fe. Jesús le advierte sobre esto. Iban a llegar tiempos en que por su fe, les iban a expulsar de las sinagogas, lo que equivalía no solamente a que no se les permitía entrar al edificio, sino que se les excluía de la sociedad. Pero no iba a terminar ahí el asunto, sino que llegaría el momento, y eso ocurriría en poco tiempo, que quien le diera muerte a un cristiano pensaría que estaba sirviendo a Dios. La historia nos habla de que esta práctica siguió incluyendo hasta a los mismos que se hacían llamar cristianos matando a otros cristianos simplemente porque creen diferente en algún o algunos puntos doctrinales.
El Señor es claro en esto: Quien hace algo semejante, lo hace porque no ha conocido a Dios ni a Cristo. Así de sencillo. Las persecusiones religiosas de todos los siglos, llámese cruzadas, guerra contra los albingenses, valdenses, la de los 30 años, contra los zwinglinianos, contra los anabautistas, etc., son nada más que ignorancia de Cristo y del Padre. ¡A pesar de llevar una cruz en el pecho, esos no son cristianos!
Jesús ya estaba para partir y quiere que los discípulos comprendan que viene la hora de hacerlo y que esto sería de beneficio para ellos y para la humanidad. Ellos se sentían confusos y no preguntan por Él porque ahora la preocupación por su propia seguridad es mayor. Jesús no iba a esconderles nada.
La venida del Espíritu Santo era necesaria para que el mundo pudiera ser convencido de pecado. Según los russellistas, el Espíritu Santo es solo una fuerza que mana de Dios. Ellos hablan de Él como la “fuerza activa de Dios”, ellos aseguran que “no es un ser vivo, sino un símbolo de la presencia o el poder de Dios”, pero se olvidan que cuando Ananías mintió al Espíritu Santo, lo hizo a Dios mismo[1]. Además, cuando en la Biblia se le menciona, se usa el artículo “Él”, porque es una persona, si fuera una fuerza diría “eso”. Se habla de que enseña, exhorta, guía, prohíbe, reprende, etc., todos atributos personales.
¿Cómo iba a actuar el Espíritu Santo? Lo haría por medio de los discípulos. A través de la predicación del Evangelio. No es por medio de “milagros y señales” que las gentes son convencidas de su pecado, sino al confrontarles con la Palabra de Dios es que se ven cuan desnudos y desgraciados son.
El Espíritu Santo los convencería de justicia, porque los judíos estaban seguros de que el solo hecho de ser hijos de Abraham los volvía salvos, pero el día de Pentecostés, cuando bajó el Espíritu Santo, se reveló que eran tan pecadores como cualquier otro. Hoy día hay quienes todavía consideran a los judíos como el pueblo elegido por Dios y hasta mandan dinero al Estado de Israel que es invertido en armas que son usadas para matar palestinos, y consideran que es correcto porque, según ellos, los judíos tendrán un lugar preeminente en el “milenio”. Pero la verdad es que si los judíos no se arrepienten de sus pecados, confesando a Jesús como Señor y bajando a las aguas para ser sumergidos, no tendrán más misericordia de Dios que la que va a tener cualquier otro pecador.
Los convencería de juicio, porque la primera venida de Jesús era de misericordia, más la segunda será para juzgar y el primero en ser juzgado sería el gobernador del mundo: Satanás. Es curioso que muchos que se dicen ser cristianos teman grandemente a Satanás, en lugar de temer a Dios. Le gritan a Satanás y le mencionan tanto que en veces podemos dudar que si son más bien satanistas antes de cristianos. ¡Satanás está atado, limitado! Los cristianos somos más que vencedores, porque vencimos en Cristo en la cruz[2]. Aunque vivimos en el mundo, no somos parte del reino de este mundo, sino que hemos sido trasladados de las tinieblas a la luz, al Reino de Cristo[3].
Jesús quería revelarle todas las cosas a sus discípulos, Él no estaba pensando en tener una religión de misterios en donde solo unos pocos tendrían todo el conocimiento y los demás estarían sujetos a lo que ellos fueran revelando, tal y como sucede en algunos grupos religiosos, incluyendo algunos que se dicen ser cristianos. El problema que se presentaba en ese momento era que los discípulos no tenín la madurez suficiente para entenderlas, como el hecho de que las buenas nuevas no estaban limitadas al pueblo de Israel.
Las cosas que vendrían pronto iban a sacudir a los cristianos: Su líder iba a morir no por causas naturales en pocas horas. Esto no podía ser entendido por los discípulos. Por ello necesitaban que el Espíritu Santo les enseñara todas las cosas, y eso es lo que iba a estar ocurriendo en los próximos años, cuando poco a poco, ellos iban a comprender todas las cosas, las cuales las encontramos en la revelación escrita, esto es en el Nuevo Testamento.
La interdependencia entre las tres Personas de la Deidad son parte de la enseñanza bíblica y aquí una vez más Jesús lo muestra al decir que el Espíritu Santo ni iba a hablar de su cuenta, sino que hablaría lo que escuchaba del Padre.
La misión del Espíritu Santo es glorificar a Jesús, cosa contraria a lo que creen los pentecostales, quienes aseguran por medio de sus enseñanzas, cantos y oraciones, que el centro de la adoración es el mismo Espíritu.
Todo lo del Padre es también de Jesús, por lo que los russellistas de nuevo se encuentran emproblemados ya que esto hace a Jesús igual al Padre. ¿A qué se refiere con “todo”? Todo es todo. Eso quiere decir que al ser el Padre Omnisciente y Omnipotente, Jesús también es Omnisciente y Omnipotente, por lo que no podemos dejar de afirmar que Jesús es Dios.
Pareciera que Jesús está hablando de alguna incógnita, pero lo que les está diciendo es que por unos días no podrían verle, porque iba a morir, pero luego, al resucitar le volverían a ver, y después Él se reuniría con el Padre, luego vendría la era del Espíritu Santo, pero al final de esta, de nuevo todos le podremos ver, incluso los que le mataron y le odiaron[4].
2. 16.17-18 Es importante que recordemos que los discípulos estaban esperando el reino terrenal, por lo que la muerte del Mesías no era algo que pudiera caber en su cronograma. Esto mismo ocurre con los mileniaristas, quienes esperan aún un reino terrenal.
3. 16.19-28 Jesús es omnisciente porque es Dios, y por ello conoció que querían preguntarle, y entonces se dedica a consolar a sus discípulos. Al principio, todo parece que va cuesta arriba para el cristianismo. los seguidores de Jesús llorarían, estarían deprimidos porque su Maestro ha muerto, mientras que los enemigos estarían felices pensando que acabaron con el que les incomodaba. Pero luego, la tristeza de los discípulos se convertiría en gozo y sería tal gozo que ya nadie podría quitarlo, porque el Señor resucitaría y ya las garras de la muerte no podrían tocarlo más.
Todo esto Jesús lo compara con el parto, en donde la mujer sufre terriblemente, pero cuando tiene al bebé en sus brazos, su gozo es tal que se olvida del dolor.
Las dudas de los discípulo se verían aclaradas por el Espíritu Santo que les declararía todas las cosas, eso es lo que vemos en las prédicas y enseñanzas en el Nuevo Testamento, así como en las cartas que hasta el día de hoy son la regla para la Iglesia.
Ahora Jesús da una enseñanza nueva, ya que aunque había enseñado a los suyos a orar, no había enseñado que había que hacerlo en su nombre, porque aún no había sido glorificado. Lamentablemente son muchos los que cada día elevan su oración pero lo hacen mal. Sé que talvéz algunos dirán que como Dios conoce los corazones no es tan importante cómo se haga, pero el hecho que Jesús hubiese utilizado su tiempo para explicarle a los discípulos nos dice que para Dios es importante la manera en que debe hacerse el asunto.
Jesús insiste que las cosas debemos pedirlas en Su nombre, para que el Padre responda, porque ahora Él se convertiría en nuestro Sumo Sacerdote, dando por acabado el sacerdocio aarónico, que era el que practicaba el pueblo judío, por lo que la idea de restablecer este sacerdocio, como tienen algunos predicadores modernos, es en realidad una necedad.
Los católicos enseñan que para que Dios les escuche, es necesario acudir a María, quien rogará a Jesús por nosotros; pero Jesús enseña que Él iba a estar rogando al Padre por nosotros, y el Padre nos ama y escucha directamente nuestras oraciones, o ¿por qué recitan "Padre nuestro que estás en los cielos..." ¿A quién se dirigen?.
Aquí debemos hacer una aclaración: Hay predicadores que enseñan que el Padre tiene el deber de cumplir nuestras oraciones hechas en el nombre de Jesús, porque este es el compromiso, pero ¡cuidado! Dios no necesita del hombre, nosotros necesitamos de Dios. Él no tiene ninguna obligación para con el hombre, pero nosotros sí, para con Él. Todo lo que recibimos de Dios lo tenemos por Su misericordia, no porque merezcamos alguna cosa.
Comprendamos que aunque Jesús salió del Padre y vivió como un hombre, volvería al Padre de forma glorificada, y con ello vencería a Satanás, al mundo y a la carne.
4. 16.29-30 La mente de los discípulos se estaba aclarando, pero aún no entendían todo, de hecho, se fueron a esconder cuando Jesús fue arrestado y sufrieron un terror increíble cuando murió, pensando que les matarían a ellos también.
5. 16.31-33 No tenemos certeza que esta expresión sea una pregunta, bien puede ser una declaración de Jesús acerca de la fe de ellos, pero luego viene la advertencia: Ya venía la hora en que al ser arrestado Jesús, los discípulos, hombres débiles y llenos de temor, saldrían huyendo a esconderse. A pesar de todo esto, Jesús no los incrimina en esto, sino que los consuela y les dice que aunque ellos lo dejarán solo, Él estará aún acompañado por el Padre.
Todo esto Jesús se lo había dicho a sus seguidores con un fin en particular: Que ellos pudieran tener paz. Antes hablamos de la diferencia de la paz de Dios y la paz del hombre. Según la apreciación del hombre, la paz es la ausencia de guerra; pero según la apreciación de Dios, la paz es la ausencia de pecado. El mundo es un lugar de dolor, de pena, pero Jesús ya había vencido al mundo y a su gobernante.
¡Qué curiosa esta declaración de Jesús cuando unas horas más tarde estaría muriendo en la cruz! Jesús es nuestra paz[5]. No importaba nada de lo que vendría luego, lo que si importa es que a pesar de la muerte de Jesús, ¡Él resucitó!
[1] Hechos 5.3-4.
[2] Efesios 2.15; 4.8; Hebreos 2.14.
[3] Colosenses 1.13.
[4] Revelación 1.7.
[5] Efesios 2.14.