Capítulo 28
1. Pablo en
Malta.
28.1-6 A pesar de haber sufrido el naufragio, llegaron cerca de una población hospitalaria que acudió a brindar su ayuda. Estos les hicieron ver que la isla se llamaba Melita o Malta. Aunque para nosotros la palabra “bárbaros” es sinónimo de gente inculta y tosca, para los griegos y romanos significaba simplemente que no eran de ellos, así como para los judíos la palabra “gentiles” significaba que no eran judíos.
Pensemos en lo que costó, después de tantos días de lluvia, encender un fuego para calentar a casi trescientas personas.
A diferencia de la mayoría de los predicadores de hoy, Pablo no tenía miedo de hacer trabajo físico y al servicio de los demás; él no esperó sentadito junto al fuego esperando una bebida caliente, sino que se cuadró a buscar ramas para alimentar el fuego. En una oportunidad en Listra pensaron que Pablo era un dios y luego lo apedrearon, pero aquí pensaron que era un asesino y luego creyeron que era un dios. Ellos pensaron de esta manera porque parecía que la fataliad perseguía a Pablo. Creyeron que Pablo era un hombre tan malvado que la diosa justicia quería castigarle y por eso le enviaba prueba tras prueba, pero se encontraron con que algo fuera de lo normal ocurría con Pablo, quien no actuó temeroso, como hubiese sido lo normal, sino que siguó como si nada hubiera sucedido.
Los nativos esperaban que cayera muerto o por lo menos que se inchara, y curiosos estaban expectantes, quizá algunos estaban listos para celebrar lo malo que le ocurriera, pero pasó mucho tiempo y su lógica les decía que si no había muerto ni se había inchado, era porque Pablo era un ser especial, un dios, aunque Pablo y sus amigos cristianos sabían que lo que había pasado era por intervención de Dios.
2. Pablo sana a muchos.
28.7-10. La isla tenía la gran dicha de, no solo estar habitada, sino que estos habitantes fueran personas amigables, incluyendo al gobernador de nombre Publio. Lo de “Varón principal de la isla” de Malta, es ambiguo, esto puede referirse a un funcionario nativo o al principal funcionario romano en la isla, como las palabras griegas que han hallado en inscripciones, se traducen. La tradición afirma que se convirtió al evangelio y fue el primer obispo. Los términos con que se describe la enfermedad del padre de Publio, sanado por Pablo, es una de las pruebas de que el autor de Hechos era médico[1].
Si el decir “nos” de Lucas se refiere a todo el grupo de náufragos, el que Publio los reciera a todos dándoles no solo el alojamiento, sino su alimentación, debe de alabarse. Esta actitud fue bien recompensada por Dios, cuando llevó a Pablo para que sanara al padre de Publio de una enfermedad que en esos días era mortal.
Lógicamente, la fama de Pablo se esparció como pólvora en la isla y todos los enfermos acudieron a buscar salud. La gratitud por lo que se había hecho en la isla por parte de Dios por medio de Pablo, provocó que los isleños les proporcionaran todo lo necesario para poder continuar el viaje.
3. Terminaron el viaje.
28.11-16 Durante el invierno, los náufragos vivieron en Malta y luego siguieron su viaje. No eran los únicos en ese lugar, ya que también una nave alejandrina había pasado el invierno en ese lugar y viajarían cuando hubiese pasado el peligro.
Es probable que este barco de Alejandría también fuese cargado de trigo para Roma. Necesitaron quedarse como tres meses invernando cuando solo estaban a tres o cuatro día de su destino. Este barco iba adornado con el emblema de los Dioscuros.
En la mitología griega, los Dioscuros eran dos famosos héroes, hijos gemelos de Leda y hermanos de Helena de Troya y Clitemnestra, llamados Cástor y Pólux. En latín eran conocidos como Gemini, “gemelos” y a veces como Castores. Según el Lexicon de Liddell y Scott, Kástôr significaba “castor” en griego antiguo y Polydeúkês, “muy dulce”.
A pesar de su nombre, la historia de su paternidad es confusa. La versión más conocida es que Zeus se metamorfoseó en cisne y sedujo así a Leda. Por esto se dice con frecuencia que los hijos de Leda salieron de dos huevos que ella puso. Sin embargo, otras muchas fuentes afirman que el marido mortal de Leda, el rey Tíndaro de Lacedemonia, fue en realidad el padre de algunos de los hijos, por lo que a menudo eran llamados con el patronímico Tindáridas. La cuestión de qué hijos eran mortales o medio inmortales y cuáles nacieron de un huevo u otro depende de la fuente: A veces se dice que Cástor y Pólux eran ambos mortales, y a veces que inmortales. Lo que sí coincide es que si solo uno de ellos es considerado inmortal, era Pólux.
Para complicar aún más la cuestión, la historia de Zeus convertido en cisne se asocia a veces con la diosa Némesis. En esta tradición, era la diosa la que fue seducida y puso el huevo, pero este fue entonces hallado, o llegó a manos de Leda. Sin embargo, esta historia suele asociarse más con Helena que con Cástor y Pólux.
Cástor era famoso por su habilidad para domar caballos y cabalgarlos y Pólux por su destreza en el boxeo.
Cuando Teseo y Pirítoo secuestraron a su hermana Helena y la llevaron a Afidna, los Dioscuros la rescataron y raptaron en venganza a la madre de Teseo, Etra. También acompañaron a Jasón en el Argo. Durante el viaje, Pólux mató al rey Ámico en un combate de boxeo.
Cuando Astidamía, reina de Yolco, ofendió a Peleo, los Dioscuros le ayudaron a devastar su país.
Cástor y Pólux raptaron a las hijas de Leucipo, Hilaira y Febe, y se casaron con ellas. Por esto, Idas y Linceo, sobrinos de Leucipo o pretendientes rivales, mataron a Cástor. Pólux, que había recibido el don de la inmortalidad de Zeus, convenció a su padre para que lo concediera también a Cástor. Así, ambos se alternaban como dioses en el Olimpo y como mortales fallecidos en el Hades[2].
De Malta viajaron a Siracusa, ciudad de Italia, situada en la costa sudeste de la isla de Sicilia, en el Mediterráneo central.
Actualmente, la ciudad cuenta con una población de 124.391 habitantes, con numerosos lugares de interés histórico, como los restos del anfiteatro y la ciudadela de Dionisio II. Otras poblaciones de interés cercanas son Catania, Noto, Modica y Ragusa.
Siracusa fue la ciudad griega más importante de Sicilia, en la costa oriental de la isla entre Catania y el cabo Pachynus.
Fue la segunda colonia griega establecida en la isla después de Naxos. Fue una colonia corintia fundada por Arquías, hijo de Evágetes, de la familia de los baquiadas, originario de Corinto, que se tuvo que expatriar. La fundación fue el año 734 a.C., y se inició en la isla de Ortigia. La llamaron Sirako o “pantano” y tomó el nombre de una laguna o marisma que se llamaba Syraco, en los alrededores. Existe otra teoría que afirma que el nombre no es de procedencia griega sino fenicia, cuya traducción aproximada sería “roca de las gaviotas”.
Fue la ciudad donde nació y murió Arquímedes, ingeniero y matemático. Arquímedes era hijo del astrónomo Fidias.
Pronto adquirió prosperidad y fundó colonias: Acres, Casmenes y Camarina. Esta última fue destruida solo 46 años después de su fundación.
Tucídides dice que el 648 a.C., fue expulsado de la ciudad un grupo conocido como los milétidas que se exiliaron y fundaron Hímera. También Aristóteles habla de disputas internas, pero no se puede establecer a qué época pertenecen.
En su período de máximo esplendor, Siracusa fue dominada por una serie de tiranos, interrumpida por períodos mínimos de gobierno democrático y oligárquico, hasta que en 212 a.C., fue conquistada por los romanos tras un célebre asedio, con lo cual se convirtió en la sede del poder romano en Sicilia.
En el siglo VI a.C., gobernaba la oligarquía dirigida por los gamori o geomori, supuestos descendientes de los colonos originales. Conservaron el poder hasta el 486 a.C., cuando estalló una revuelta democrática y los gamori se retiraron a Casmenes. La revuelta llevó después a una nueva revuelta; el tirano de Gela Hipócrates de Gela derrotó a los siracusanos en una gran batalla en el río Heloros, y ocupó la ciudad, pero por la intervención de Corinto y de Corcira se estableció una paz equitativa. Gelón de Gela abrazó el partido de los exiliados y conjuntamente con ellos ocupó Siracusa y restableció el gobierno de los gamori, pero Gelón era el amo auténtico y pronto fue reconocido como tirano de Siracusa.
No fue Siracusa la que sometió a Gela, si no que Gelón estableció su capital en Siracusa y dedicó sus energías, descuidando Gela. La mitad de los ciudadanos de Gela y todos los de Camarina fueron trasladados a Siracusa y recibieron la ciudadanía. Después ocupó la ciudad de Megara Hyblaea y la ciudad de Eubea y trasladó a todos los ciudadanos importantes de estas ciudades a Siracusa. Así esta se convirtió en la primera ciudad de Sicilia, que antes era Gela. La ciudad se amplió hacia Acradina mientras Ortigia era llamada ciudad interior o la isla.
Bajo Gelón I y su sucesor Hierón I, la ciudad prosperó. Después de Hierón, su hermano Trasíbulo fue derrocado por una revuelta popular que estableció un gobierno republicano democrático.
Muy pronto Siracusa se extendió sobre tierra firme y fundó a su vez otras colonias; bajo el mando de Hierón I, venció a los etruscos en Cumas.
Las luchas entre los antiguos ciudadanos y los nuevos llevados por Gelón fueron el orden del día hasta que los nuevos ciudadanos se retiraron a Messana. En esta época Siracusa logró su máxima riqueza.
En el 415 a.C., se produjo la expedición ateniense a la isla. Los atenienses atacaron a Siracusa y obtuvieron una victoria en el puerto grande, pero después Nicias no reemprendió el avance y se retiró a pasar el invierno en Catania. La primavera siguiente los atenienses desembarcaron en León, al norte de la ciudad, donde establecieron su base. Las fuerzas de tierra avanzaron y ocuparon Epípolas y siguieron hacia Labdalum, donde se estableció una guarnición. Continuaron hacia Sice y comenzaron el asedio. Las murallas defensivas establecidas por los siracusanos fueron destruidas por los atenienses; la flota ateniense se estableció en el puerto grande, pero el espartano Gilipo, con las fuerzas lacedemonias que venían en ayuda de la ciudad pudo entrar en Siracusa antes de que los atenienses pudieran completar el sitio. Gilipo sorprendió a la flota ateniense en Labdalum y cortó las comunicaciones entre los asediadores y la flota.
Nicias se dió cuenta que no podría tomar la ciudad y pidió refuerzos; los espartanos recuperaron algunos de los muros erigidos por los atenienses y consiguieron que la flota ateniense del puerto grande no pudiese ser abastecida. Dicha flota fue atacada y los atenienses habrían sido rechazados si no hubieran llegado Demóstenes y Eurimedonte con una flota de refuerzo. Demóstenes intentó recuperar posiciones clave pero ya habían sido reforzadas por Gilipo. El ataque de Demóstenes consiguió conquistar el fuerte de Euríalo, pero fue rechazado en los otros frentes con fuertes pérdidas. Demóstenes consideró el fracaso como definitivo y decidió abandonar el asedio, pero Nicias impuso la continuación; finalmente cuando se decidió la retirada se había perdido mucho tiempo y los siracusanos ya habían pasado a la ofensiva y ahora estaban haciendo movimientos para envolver a los atenienses; la flota ateniense del puerto grande fue atacada y parcialmente destruida; un intento de contraataque ateniense fracasó y la flota ateniense fue prácticamente destruida.
Ya solo quedaba una rápida retirada abandonando todas las posiciones. El ejército ateniense se retiró al valle del Anapos, pero cuando llegó al paso de la roca Acrea, se encontraron con un contingente siracusano que les impidió seguir. Entonces los atenienses se dirigieron hacia el Heloros y después de forzar el paso por los ríos Cacyparis y Erineos, tuvieron muchas bajas y llegaron al Asinaro donde hubieron de deponer las armas delante de los siracusanos. Siete mil atenienses fueron hechos prisioneros. Los siracusanos erigieron en el río un trofeo conmemorando la victoria, y se estableció un festival llamado Asinaria.
Pocos años después aparecieron los cartagineses que venían en ayuda de Segesta, atacada por Selinunte. Selinunte e Hímera fueron destruidas y en una segunda expedición lo fue Agrigento. Los cartagineses esperaban ahora hacerse los amos de toda la isla. Un joven de Siracusa, Dionisio, después llamado el Viejo, aprovechó la alarma y se hizo con la tiranía. Dionisio gobernó 38 años. Bajo Dionisio, la isla Ortigia se convirtió en una gran fortaleza, dentro de la cual había una acrópolis en el interior de la zona conocida por Pentápila, donde fijó su residencia. En la guerra de 397 a. C. contra los cartagineses el tirano siracusano llegó hasta la parte oeste de la isla, pero después se hubo de retirar detrás de las murallas de su ciudad. El general Himilcón se apoderó del puerto y de los suburbios y asoló los alrededores de la ciudad. Los cartagineses se tuvieron que retirar de Siracusa a causa de una epidemia de peste y tuvieron muchas bajas y enseguida Dionisio atacó a los asediadores, destruyó buena parte de su flota y obligó a Himilcón a la retirada con un tratado secreto que le permitía la retirada con seguridad, pero había de dejar abandonados a los mercenarios y a los aliados.
A Dionisio le sucedió su hijo, Dionisio el Joven. Cuando los siracusanos se rebelaron y abrieron las puertas a Dión, Ortigia permaneció en manos de Dionisio. Dión hubo de bloquear la fortaleza. Apolócrates, hijo de Dionisio, hubo de rendirse al cabo de un año por hambre.
Contra lo que se esperaba Dión no restableció la democracia. Dión fue apartado del poder por su oficial Calipo y le siguieron Hiparino y Areteo y Niseo, todos establecidos en Ortigia. En 347 a.C., la ciudad acogió a Dionisio el Joven, pero entonces en la ciudad se hizo con el poder Hicetes I con la ayuda de la flota cartaginesa, que asedió Ortigia. En 344 a.C., la ciudad acogió al exiliado Timoleón que con un poco más de un millar de exiliados había comenzado una revolución democrática. Dionisio le entregó Ortigia, pero dejó la ciudadela a Neón como gobernador y este en una salida inesperada se hizo amo de parte de la ciudad. Timoleón pasó al contraataque y recuperó la ciudad y después la fortaleza, que demolió y en su lugar construyó el palacio de justicia.
Timoleón llevó nuevos colonos de Corinto y otros lugares, restauró la democracia y la forma republicana, restableció las leyes de Diodes y se estableció una magistratura anual honorífica bajo el nombre de “Anfipolos del Joven olímpico”, que daba nombre al año como los arcontes de Atenas.
Después del restablecimiento de la libertad, la prosperidad volvió a la ciudad. En 317 a.C., se hizo con el poder el déspota Agatocles, que gobernó hasta 289 a.C. Agatocles hizo numerosas obras y construyó edificios en Siracusa. Durante su ausencia cuando fue a luchar a África, el cartaginés Amílcar atacó la ciudad, pero no consiguió nada y finalmente fue hecho prisionero en un ataque nocturno y ejecutado.
A la muerte del tirano se restableció la república, pero pronto cayó en manos de Hicetes II y después de jefes militares: Toinón, Sosístratos y Pirro de Epiro. A la salida del último de la isla, el poder fue confiado a Hierón II, hijo de Hierocles, primero como general y autocrator y más tarde como rey. Gobernó hasta 215 a.C., en buena parte con su hijo Gelón II como asociado al gobierno. Fue un gobierno moderado y poco represivo, y en general pacífico. Era primero aliado de Cartago, pero después de las primeras derrotas, en 263 a.C., se alió con Roma y permaneció fiel a esta alianza. Roma le reconoció como rey de Siracusa con las ciudades de Acrae, Helorus, Netum, Megara Hyblaea, Leontino y Tauromenium como dependencias. La paz de su reinado hizo volver la prosperidad. Su legislación se extendió más tarde a toda Sicilia y fue reconocida por los romanos.
A su muerte en 215 a.C., como su hijo Gelón II había muerto un poco antes, le sucedió su nieto Hierónimo que se declaró favorable a Cartago. Hierónimo fue asesinado en 214 a.C., pero sus sucesores, los generales Adranodoros, Hipócrates y Epícides continuaron siendo partidarios de Cartago.
En 214 a.C., Claudio Marcelo se presentó ante la ciudad con el ejército romano, y se le cerraron las puertas. Marcelo inició el asedio. La flota romana garantizaba a Marcelo el dominio del mar, pero los ataques por tierra no tenían demasiado éxito. Arquímedes, un inventor de la ciudad, probó numerosos aparatos de defensa, como el fuego griego, que destruyó parte de la flota romana, y rechazaron los ataques por tierra. Marcelo hubo de abandonar el asedio y establecer el bloqueo. En 213 a.C., los cartagineses pudieron romper el bloqueo de la ciudad por mar y llevar suministros. En la primavera del 212 a.C., un accidente fortuito permitió a los romanos escalar las murallas de noche en el lugar llamado Portus Trogiliorum y poder dominar una zona de los alrededores incluyendo los barrios de Tycha y Neápolis, pero el fuerte de Euríalo aún defendía la ciudad hasta que finalmente el comandante de la guarnición, Filodemo, se rindió. Así el bloqueo se hizo más duro. Los cartagineses hicieron un esfuerzo para levantar el asedio y un ejército dirigido por Himilcón e Hipócrates atacó a los romanos, mientras una flota dirigida por Bomílcar ocupaba el puerto grande, mientras Epícides hacía una salida contra las líneas de Marcelo. Pero los ataques fueron finalmente rechazados por todas partes. Hipócrates e Himilcón murieron a causa de una epidemia de peste y también buena parte de las tropas cartaginesas y siracusanas. Bomílcar dejó el puerto oficialmente para ir a buscar refuerzos a Cartago, y no volvió. Epícides se retiró a Agrigento y dejó la ciudad bajo el mando del jefe de los mercenarios, Mericus, un hispano que rápidamente se rindió a Marcelo. Ya solo resistía Ortigia. Los romanos ocuparon la ciudad y Marcelo la dio al saqueo de sus hombres excepto las riquezas que interesaban a los romanos. Arquímedes murió accidentalmente asesinado por un legionario romano que no lo reconoció. Ortigia se rindió.
Probablemente, el primer asentamiento se produjera en la península de Ortigia, unida mediante un istmo a la isla. Desde este enclave se facilitaba la defensa. La ciudad contaba con dos puertos: Uno al norte, el Lakios, y otro al sur.
Los colonos vieron que la tierra era fértil y que las tribus nativas sículas toleraban su presencia. La ciudad creció y prosperó, llegando a ser la más importante ciudad-estado griega entre las existentes en Sicilia. Incluso durante un tiempo, bajo el reinado de Dionisio I, llegó a ser uno de los estados más poderosos del Mediterráneo occidental.
Tras varios siglos de enfrentamientos contra Cartago, se alió con Roma en la Primera Guerra Púnica, bajo el gobierno de Hierón II. Sin embargo, a la muerte de Hierón II, y en el marco de la Segunda Guerra Púnica, la ciudad-estado cambió su política de alianzas, apoyando a Cartago. Este apoyo le valió el ataque de las fuerzas romanas, que tras un largo asedio, consiguieron tomar la ciudad en 212 a.C.
De esa forma, Siracusa pasó a formar parte de la provincia romana de Sicilia, acabando así su época como estado independiente y uniendo su destino al de Roma.
Siracusa fue incorporada a la provincia romana de Sicilia y quedó como municipio ordinario. Fue la residencia habitual de los pretores de Sicilia y de uno de los dos cuestores. Cicerón la menciona como “la más grande de las ciudades griegas y la más bella de todas las ciudades”[3].
Quizá los vientos obligaron a la nave a parar en Siracusa por tres días. Se fueron rodeando la isla para llegar a Regio y el día siguiente lograron viajar a Puteoli.
Reggio di Calabria, llamada Riggiu en calabrés y Ríjoles en castellano clásico y en castellano actual Regio, es una ciudad y puerto de Italia meridional, capital de la provincia homónima, en la región de Calabria, situada junto al estrecho de Mesina, enfrente de Sicilia. Tiene una población de 185.854 habitantes y comprende una extensión de 236 kilómetros².
La ciudad está situada en el cabo del Stivale, enfrente de Mesina, Sicilia, con la que está comunicada a través de frecuentes ferrys que salen del puerto o de la vecina Villa San Giovanni. Es nudo ferroviario, región turística y centro comercial de productos agrícolas, como la bergamota, cuya esencia se utiliza en la elaboración de perfume y aromatizar el té, hierbas aromáticas y tabaco. Otras manufacturas engloban productos farmacéuticos y eléctricos.
El nombre de Regio es posible que tenga su origen, como dice Esquilo en su drama satírico Galuco marino, en los desastres que tuvieron lugar en esta región. Según el trágico ateniense, Sicilia fue arrancada del continente por un seísmo. La etimología se establece a partir de la raíz verbal griega rhēg, sobre su significado “arrancar, separar”.
Fue fundada por colonos griegos de Calcis con el nombre de Regio en el siglo VIII a.C., en el 730 a.C. Con el nombre de Reghion, en la punta meridional de la península calabresa a los pies del Aspromonte, en situación favorable para los intercambios comerciales y para el control del Estrecho de Mesina. Estos factores determinaron siempre su fortuna y sus desgracias. A las vicisitudes políticas, se sumaron terremotos frecuentes y desastrosos; el último, en 1908, destruyó completamente la ciudad, que fue reconstruida según un esquema geométrico y siguiendo criterios antisísmicos, con casas bajas, rectilíneos largos y anchos, y calles perpendiculares.
En época romana, tuvo una pujanza sobresaliente y estaba rodeada de numerosas pedanías. Contaba con fortificaciones frente a la isla de Sicilia. Su posición estratégica hizo que fuera invadida en repetidas ocasiones. Soportó intensos bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial y fue liberada por las fuerzas británicas en septiembre de 1943. También sufrió muchos terremotos; el más reciente fue seguido por un tsunami que asoló la ciudad.
Reggio Calabria se caracteriza por sus largas costas y la cercana montaña. En efecto, se pueden transcurrir algunas horas en la playa, en los lidos localizados en el Paseo Marítimo Falcomatà, pudiendo llegar fácilmente a las montañas de Aspromonte, o bien transcurrir la noche en los lidos de la playa que se transforman en cervecerías y discotecas. Más allá de los lidos privados, se encuentra el lido municipal Zerbi, sede de numerosas representaciones, espectáculos y exhibiciones. El lido Zerbi también hospeda la espléndida torre Nervi, estructura arquitectónica de forma circular obra del arquitecto Pier Luigi Nervi[4].
Puteoli, del griego Potíoloi, “fuentes, pozos”, “cráteres, pocitos”. Es un puerto cerca de Nápoles, Italia, ahora llamada Pozzuoli. Fue fundada hacia fines del siglo VI a.C. por los grigos, quienes la llamaron Dicaearjía, no se sabe cuándo su nombre fue cambiado a Puteoli.
Se convirtió en una dependencia romana probablemente en el siglo IV a.C., y fue elevada al estatus de colonia en el 194 a.C. Como principal puerto para todo el comercio romano con el oriente, llegó a ser importante, rica y grande. Las instalaciones de su puerto artificial eran mejores que las de cualquier otro puerto italiano, incluyendo el de Ostia: tenía un faro y una brigada de bomberos. La ciudad era un puesto imperial, y estaba conectada con Roma por una carretera de primera clase, la Vía Domitiana, que se unía con la Vía Apia más al norte. Las ruinas del anfiteatro de la ciudad han sobrevivido hasta hoy.
Pablo desembarcó en Puteoli en su viaje a Roma como prisionero, quizás a comienzos de la primavera del 61 d.C., y pasó 7 días allí con los creyentes antes de seguir por tierra hasta Roma[5].
El viento del sur rodeo les ayudó a recrrer los 240 kilómetros de Regio hasta Puteoli, en donde, como ya vimos, encontraron cristianos, o sea, no fue Pablo quien predicó el Evangelio en Italia, sino que cuando él llegó ahí, ya había una iglesia formada. Julio permite a Pablo que se quede siete días con ellos, por lo que podemos ver que este centurión tenía mucho respeto por el Enviado, para que pudieran compartir en el día del Señor.
Este puerto era el más cercano para este tipode nave, por lo que el resto del camino tuvo que hacerse caminando, esto dio tiempo para que los hermanos pudiesen salir al encuentro de Pablo.
El Foro o Mercado de Apio era una ciudad en la Vía Apia, la principal carretera desde Roma a la Bahía de Nápoles, donde fueron hermanos cristianos a recibir a Pablo. Se hallaba a casi 70 kilómetros de Roma. La carretera tenía una anchura de más de 6 metros, y aún se pueden ver secciones de ella. Fue construida por Apio Claudio Ceco en el año 312 a.C[6].
Con la nueva carretera se buscaba mejorar las comunicaciones entre Roma y Capua, de manera que las legiones romanas pudiesen desplazarse con mayor rapidez a lo largo de los ciento noventa y cinco kilómetros que separan las dos ciudades. Con el pasar de los años fue objeto de varias ampliaciones, y en el siglo II a.C., su trazado llegaba ya hasta Brindisi, principal punto de conexión marítima con las provincias orientales, a más de quinientos kilómetros de la Urbe.
Las Tres Tabernas era un pequeño pueblo en donde llegaron un grupo de hermanos al encuentro de Pablo, cosa que motivó al Enviado. La actitud de estos creyentes fue un punto de apoyo para Pablo, que sintió el calor de aquellos que nunca le habían visto, pero que le amaban por el simple hecho de considerarlo un siervo de Dios. Es triste que hoy, incluso a hermanos que se les conoce de mucho tiempo, cuando vienen las dificultades, se les deja solos, y al final terminan lastimados, no solo por la prueba sino por no haber sentido el amor de aquellos que se suponía debían brindarlo sin condición.
Pero no solo los creyentes brindaban el calor que Pablo necesitaba, los mismos gentiles, comenzando por el centurión, estuvieron dsipuestos a colaborar con el Enviado, dejándolo aparte del resto de los prisioneros con tan solo un soldado que estuviese a su lado, más como guardián de su seguridad que como custodio.
4. En Roma.
a. Pablo se reúne con los principales judíos.
28.17-22. Por unos tres años Pablo había planeado este viaje a Roma, pero quizá nunca imaginó que iría como prisionero. Parecía que todo estaba en su contra, pero tenía también a un grupo de ayudantes que no le dejarían solo.
Pablo actúa sabiamente convocando él primero a los judíos que habitaban Roma, para presentar su caso ante ellos de manera calma, antes de que viniera alguien desde Judea a alborotarlos contra él. Pablo hace ver que no es un traidor, sino que por las circunstancias adversas tuvo que invocar a César, aunque los romanos lo habían encontrado inocente. También les hace ver que se encontraba prisionero por la esperanza de Israel, así busca ganarse su favor, ya que los judíos, al haber sufrido tanto como eclavos de otras naciones, se compadecían de sus paisanos que tenían que sufrir como reos.
La respuesta de los judíos fue sencilla, mostrando su ignorancia de lo que estaba ocurriendo en su tierra. Aunque tenían un mal concepto sobre los cristianos, no porque fuesen testigos de algo malo, sino por lo que habían oído. Da pesar que en la misma Iglesia de hoy no se tenga la actitud que hubo entre estos judíos y juzgan y condenan a todos los que no piensan igual que ellos, sin antes haberlos oído. Hace un tiempo conocí a un grupo que se hacen llamar “Iglesia de Jesucristo” y creen lo mismo que la “Iglesia de Cristo”, pero cuando le comuniqué esto a algunos miembros de la Iglesia de Cristo, se mostraron molestos, porque aquellos otros habían cometido el “pecado” de llamarse de manera diferente, y viceversa.
b. Segunda entrevista con los judíos.
28:23-28 Estos judíos eran más abiertos de mente que los de Judea y estuvieron de acuerdo en regresar una vez más a hablar con Pablo. El discurso fue largo, pero Lucas presenta un extracto del final.
El grupo que visitó a Pablo era grande, y escucharon el Evangelio, pero unos creyeron, mientras otros se opusieron abiertamente, y eso lo suponemos al leer la sentencia que Pablo hace basándose en el profeta Isaías 6.9-10. Era necesario que Pablo les sentenciara, ya que si no ponían atención a lo que él les decía ahí, debían escuchar las palabras del profeta mesiánico.
Este pasaje acusa a los que cierran sus oídos y ojos a la verdad. No era que no estaban predestinados, sino que decidieron en su corazón no atender a las palabras del Evangelio.
c. Cierre del libro.
28.30-31 Llegamos al final del relato de Lucas. Pablo se quedó dos años en una casa alquilada, probablemente acompañado siempre de un soldado, por lo que es posible que por lo menos unos seis soldados diarios escucharan a Pablo, por lo que gran parte de la guardia pretoriana, que era la encargada no solo de cuidar al Emperador sino también a los prisioneros, escuchó el Evangelio.
Pablo recibía visitas constantemente, no solo de cristianos, sino otros que buscaban salud, tanto física como espiritual. Otros solo eran curiosos que gustaban escuchar a grandes oradores y en Pablo tenían un buen ejemplo.
A Lucas no le pareció necesario contar cuáles fueron los resultados de esta actividad, ni creyó necesario decirnos aquí lo que ocurrió durante la presentación de pablo ante César. Tampoco hace una conclusión, porque en este libro comenzó a relatarse la historia del cristianismo, y este no ha llegado al final, así que cada día que pasa, cada uno de los que creemos en Jesús, seguimos escribiendo el capítulo 29 del libro de los Hechos.
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¿Qué Pasó e hizo Pablo después de haber llegado a Roma?
Además de haber estado evangelizando a todos los que le visitaban, enseñándoles acerca del reino de los Cielos, escribió las epístolas a los efesios, colosenses y Filemón, las que envió con Tíquico, las dos primeras; y con Onésimo la otra.
Durante este tiempo fue acompañado, además de los cristianos de Roma, por compañeros y amigos como Timoteo; Aristarco y Epafras; Marcos; Demas, quien después lo abandonó; y por supuesto, Lucas, el médico amado.
Parece que al presentarse ante César, Pablo recibió su libertad.
[1] Diccionario Nelson. Publio.
[2] Wikipedia. Dioscuro.
[3] Wikipedia. Siracusa.
[4] Wikipedia. Regio.
[5] Diccionario Bíblico Gratis. Puteoli.
[6] Diccionario Bíblico. Foro Apio.
28.1-6 A pesar de haber sufrido el naufragio, llegaron cerca de una población hospitalaria que acudió a brindar su ayuda. Estos les hicieron ver que la isla se llamaba Melita o Malta. Aunque para nosotros la palabra “bárbaros” es sinónimo de gente inculta y tosca, para los griegos y romanos significaba simplemente que no eran de ellos, así como para los judíos la palabra “gentiles” significaba que no eran judíos.
Pensemos en lo que costó, después de tantos días de lluvia, encender un fuego para calentar a casi trescientas personas.
A diferencia de la mayoría de los predicadores de hoy, Pablo no tenía miedo de hacer trabajo físico y al servicio de los demás; él no esperó sentadito junto al fuego esperando una bebida caliente, sino que se cuadró a buscar ramas para alimentar el fuego. En una oportunidad en Listra pensaron que Pablo era un dios y luego lo apedrearon, pero aquí pensaron que era un asesino y luego creyeron que era un dios. Ellos pensaron de esta manera porque parecía que la fataliad perseguía a Pablo. Creyeron que Pablo era un hombre tan malvado que la diosa justicia quería castigarle y por eso le enviaba prueba tras prueba, pero se encontraron con que algo fuera de lo normal ocurría con Pablo, quien no actuó temeroso, como hubiese sido lo normal, sino que siguó como si nada hubiera sucedido.
Los nativos esperaban que cayera muerto o por lo menos que se inchara, y curiosos estaban expectantes, quizá algunos estaban listos para celebrar lo malo que le ocurriera, pero pasó mucho tiempo y su lógica les decía que si no había muerto ni se había inchado, era porque Pablo era un ser especial, un dios, aunque Pablo y sus amigos cristianos sabían que lo que había pasado era por intervención de Dios.
2. Pablo sana a muchos.
28.7-10. La isla tenía la gran dicha de, no solo estar habitada, sino que estos habitantes fueran personas amigables, incluyendo al gobernador de nombre Publio. Lo de “Varón principal de la isla” de Malta, es ambiguo, esto puede referirse a un funcionario nativo o al principal funcionario romano en la isla, como las palabras griegas que han hallado en inscripciones, se traducen. La tradición afirma que se convirtió al evangelio y fue el primer obispo. Los términos con que se describe la enfermedad del padre de Publio, sanado por Pablo, es una de las pruebas de que el autor de Hechos era médico[1].
Si el decir “nos” de Lucas se refiere a todo el grupo de náufragos, el que Publio los reciera a todos dándoles no solo el alojamiento, sino su alimentación, debe de alabarse. Esta actitud fue bien recompensada por Dios, cuando llevó a Pablo para que sanara al padre de Publio de una enfermedad que en esos días era mortal.
Lógicamente, la fama de Pablo se esparció como pólvora en la isla y todos los enfermos acudieron a buscar salud. La gratitud por lo que se había hecho en la isla por parte de Dios por medio de Pablo, provocó que los isleños les proporcionaran todo lo necesario para poder continuar el viaje.
3. Terminaron el viaje.
28.11-16 Durante el invierno, los náufragos vivieron en Malta y luego siguieron su viaje. No eran los únicos en ese lugar, ya que también una nave alejandrina había pasado el invierno en ese lugar y viajarían cuando hubiese pasado el peligro.
Es probable que este barco de Alejandría también fuese cargado de trigo para Roma. Necesitaron quedarse como tres meses invernando cuando solo estaban a tres o cuatro día de su destino. Este barco iba adornado con el emblema de los Dioscuros.
En la mitología griega, los Dioscuros eran dos famosos héroes, hijos gemelos de Leda y hermanos de Helena de Troya y Clitemnestra, llamados Cástor y Pólux. En latín eran conocidos como Gemini, “gemelos” y a veces como Castores. Según el Lexicon de Liddell y Scott, Kástôr significaba “castor” en griego antiguo y Polydeúkês, “muy dulce”.
A pesar de su nombre, la historia de su paternidad es confusa. La versión más conocida es que Zeus se metamorfoseó en cisne y sedujo así a Leda. Por esto se dice con frecuencia que los hijos de Leda salieron de dos huevos que ella puso. Sin embargo, otras muchas fuentes afirman que el marido mortal de Leda, el rey Tíndaro de Lacedemonia, fue en realidad el padre de algunos de los hijos, por lo que a menudo eran llamados con el patronímico Tindáridas. La cuestión de qué hijos eran mortales o medio inmortales y cuáles nacieron de un huevo u otro depende de la fuente: A veces se dice que Cástor y Pólux eran ambos mortales, y a veces que inmortales. Lo que sí coincide es que si solo uno de ellos es considerado inmortal, era Pólux.
Para complicar aún más la cuestión, la historia de Zeus convertido en cisne se asocia a veces con la diosa Némesis. En esta tradición, era la diosa la que fue seducida y puso el huevo, pero este fue entonces hallado, o llegó a manos de Leda. Sin embargo, esta historia suele asociarse más con Helena que con Cástor y Pólux.
Cástor era famoso por su habilidad para domar caballos y cabalgarlos y Pólux por su destreza en el boxeo.
Cuando Teseo y Pirítoo secuestraron a su hermana Helena y la llevaron a Afidna, los Dioscuros la rescataron y raptaron en venganza a la madre de Teseo, Etra. También acompañaron a Jasón en el Argo. Durante el viaje, Pólux mató al rey Ámico en un combate de boxeo.
Cuando Astidamía, reina de Yolco, ofendió a Peleo, los Dioscuros le ayudaron a devastar su país.
Cástor y Pólux raptaron a las hijas de Leucipo, Hilaira y Febe, y se casaron con ellas. Por esto, Idas y Linceo, sobrinos de Leucipo o pretendientes rivales, mataron a Cástor. Pólux, que había recibido el don de la inmortalidad de Zeus, convenció a su padre para que lo concediera también a Cástor. Así, ambos se alternaban como dioses en el Olimpo y como mortales fallecidos en el Hades[2].
De Malta viajaron a Siracusa, ciudad de Italia, situada en la costa sudeste de la isla de Sicilia, en el Mediterráneo central.
Actualmente, la ciudad cuenta con una población de 124.391 habitantes, con numerosos lugares de interés histórico, como los restos del anfiteatro y la ciudadela de Dionisio II. Otras poblaciones de interés cercanas son Catania, Noto, Modica y Ragusa.
Siracusa fue la ciudad griega más importante de Sicilia, en la costa oriental de la isla entre Catania y el cabo Pachynus.
Fue la segunda colonia griega establecida en la isla después de Naxos. Fue una colonia corintia fundada por Arquías, hijo de Evágetes, de la familia de los baquiadas, originario de Corinto, que se tuvo que expatriar. La fundación fue el año 734 a.C., y se inició en la isla de Ortigia. La llamaron Sirako o “pantano” y tomó el nombre de una laguna o marisma que se llamaba Syraco, en los alrededores. Existe otra teoría que afirma que el nombre no es de procedencia griega sino fenicia, cuya traducción aproximada sería “roca de las gaviotas”.
Fue la ciudad donde nació y murió Arquímedes, ingeniero y matemático. Arquímedes era hijo del astrónomo Fidias.
Pronto adquirió prosperidad y fundó colonias: Acres, Casmenes y Camarina. Esta última fue destruida solo 46 años después de su fundación.
Tucídides dice que el 648 a.C., fue expulsado de la ciudad un grupo conocido como los milétidas que se exiliaron y fundaron Hímera. También Aristóteles habla de disputas internas, pero no se puede establecer a qué época pertenecen.
En su período de máximo esplendor, Siracusa fue dominada por una serie de tiranos, interrumpida por períodos mínimos de gobierno democrático y oligárquico, hasta que en 212 a.C., fue conquistada por los romanos tras un célebre asedio, con lo cual se convirtió en la sede del poder romano en Sicilia.
En el siglo VI a.C., gobernaba la oligarquía dirigida por los gamori o geomori, supuestos descendientes de los colonos originales. Conservaron el poder hasta el 486 a.C., cuando estalló una revuelta democrática y los gamori se retiraron a Casmenes. La revuelta llevó después a una nueva revuelta; el tirano de Gela Hipócrates de Gela derrotó a los siracusanos en una gran batalla en el río Heloros, y ocupó la ciudad, pero por la intervención de Corinto y de Corcira se estableció una paz equitativa. Gelón de Gela abrazó el partido de los exiliados y conjuntamente con ellos ocupó Siracusa y restableció el gobierno de los gamori, pero Gelón era el amo auténtico y pronto fue reconocido como tirano de Siracusa.
No fue Siracusa la que sometió a Gela, si no que Gelón estableció su capital en Siracusa y dedicó sus energías, descuidando Gela. La mitad de los ciudadanos de Gela y todos los de Camarina fueron trasladados a Siracusa y recibieron la ciudadanía. Después ocupó la ciudad de Megara Hyblaea y la ciudad de Eubea y trasladó a todos los ciudadanos importantes de estas ciudades a Siracusa. Así esta se convirtió en la primera ciudad de Sicilia, que antes era Gela. La ciudad se amplió hacia Acradina mientras Ortigia era llamada ciudad interior o la isla.
Bajo Gelón I y su sucesor Hierón I, la ciudad prosperó. Después de Hierón, su hermano Trasíbulo fue derrocado por una revuelta popular que estableció un gobierno republicano democrático.
Muy pronto Siracusa se extendió sobre tierra firme y fundó a su vez otras colonias; bajo el mando de Hierón I, venció a los etruscos en Cumas.
Las luchas entre los antiguos ciudadanos y los nuevos llevados por Gelón fueron el orden del día hasta que los nuevos ciudadanos se retiraron a Messana. En esta época Siracusa logró su máxima riqueza.
En el 415 a.C., se produjo la expedición ateniense a la isla. Los atenienses atacaron a Siracusa y obtuvieron una victoria en el puerto grande, pero después Nicias no reemprendió el avance y se retiró a pasar el invierno en Catania. La primavera siguiente los atenienses desembarcaron en León, al norte de la ciudad, donde establecieron su base. Las fuerzas de tierra avanzaron y ocuparon Epípolas y siguieron hacia Labdalum, donde se estableció una guarnición. Continuaron hacia Sice y comenzaron el asedio. Las murallas defensivas establecidas por los siracusanos fueron destruidas por los atenienses; la flota ateniense se estableció en el puerto grande, pero el espartano Gilipo, con las fuerzas lacedemonias que venían en ayuda de la ciudad pudo entrar en Siracusa antes de que los atenienses pudieran completar el sitio. Gilipo sorprendió a la flota ateniense en Labdalum y cortó las comunicaciones entre los asediadores y la flota.
Nicias se dió cuenta que no podría tomar la ciudad y pidió refuerzos; los espartanos recuperaron algunos de los muros erigidos por los atenienses y consiguieron que la flota ateniense del puerto grande no pudiese ser abastecida. Dicha flota fue atacada y los atenienses habrían sido rechazados si no hubieran llegado Demóstenes y Eurimedonte con una flota de refuerzo. Demóstenes intentó recuperar posiciones clave pero ya habían sido reforzadas por Gilipo. El ataque de Demóstenes consiguió conquistar el fuerte de Euríalo, pero fue rechazado en los otros frentes con fuertes pérdidas. Demóstenes consideró el fracaso como definitivo y decidió abandonar el asedio, pero Nicias impuso la continuación; finalmente cuando se decidió la retirada se había perdido mucho tiempo y los siracusanos ya habían pasado a la ofensiva y ahora estaban haciendo movimientos para envolver a los atenienses; la flota ateniense del puerto grande fue atacada y parcialmente destruida; un intento de contraataque ateniense fracasó y la flota ateniense fue prácticamente destruida.
Ya solo quedaba una rápida retirada abandonando todas las posiciones. El ejército ateniense se retiró al valle del Anapos, pero cuando llegó al paso de la roca Acrea, se encontraron con un contingente siracusano que les impidió seguir. Entonces los atenienses se dirigieron hacia el Heloros y después de forzar el paso por los ríos Cacyparis y Erineos, tuvieron muchas bajas y llegaron al Asinaro donde hubieron de deponer las armas delante de los siracusanos. Siete mil atenienses fueron hechos prisioneros. Los siracusanos erigieron en el río un trofeo conmemorando la victoria, y se estableció un festival llamado Asinaria.
Pocos años después aparecieron los cartagineses que venían en ayuda de Segesta, atacada por Selinunte. Selinunte e Hímera fueron destruidas y en una segunda expedición lo fue Agrigento. Los cartagineses esperaban ahora hacerse los amos de toda la isla. Un joven de Siracusa, Dionisio, después llamado el Viejo, aprovechó la alarma y se hizo con la tiranía. Dionisio gobernó 38 años. Bajo Dionisio, la isla Ortigia se convirtió en una gran fortaleza, dentro de la cual había una acrópolis en el interior de la zona conocida por Pentápila, donde fijó su residencia. En la guerra de 397 a. C. contra los cartagineses el tirano siracusano llegó hasta la parte oeste de la isla, pero después se hubo de retirar detrás de las murallas de su ciudad. El general Himilcón se apoderó del puerto y de los suburbios y asoló los alrededores de la ciudad. Los cartagineses se tuvieron que retirar de Siracusa a causa de una epidemia de peste y tuvieron muchas bajas y enseguida Dionisio atacó a los asediadores, destruyó buena parte de su flota y obligó a Himilcón a la retirada con un tratado secreto que le permitía la retirada con seguridad, pero había de dejar abandonados a los mercenarios y a los aliados.
A Dionisio le sucedió su hijo, Dionisio el Joven. Cuando los siracusanos se rebelaron y abrieron las puertas a Dión, Ortigia permaneció en manos de Dionisio. Dión hubo de bloquear la fortaleza. Apolócrates, hijo de Dionisio, hubo de rendirse al cabo de un año por hambre.
Contra lo que se esperaba Dión no restableció la democracia. Dión fue apartado del poder por su oficial Calipo y le siguieron Hiparino y Areteo y Niseo, todos establecidos en Ortigia. En 347 a.C., la ciudad acogió a Dionisio el Joven, pero entonces en la ciudad se hizo con el poder Hicetes I con la ayuda de la flota cartaginesa, que asedió Ortigia. En 344 a.C., la ciudad acogió al exiliado Timoleón que con un poco más de un millar de exiliados había comenzado una revolución democrática. Dionisio le entregó Ortigia, pero dejó la ciudadela a Neón como gobernador y este en una salida inesperada se hizo amo de parte de la ciudad. Timoleón pasó al contraataque y recuperó la ciudad y después la fortaleza, que demolió y en su lugar construyó el palacio de justicia.
Timoleón llevó nuevos colonos de Corinto y otros lugares, restauró la democracia y la forma republicana, restableció las leyes de Diodes y se estableció una magistratura anual honorífica bajo el nombre de “Anfipolos del Joven olímpico”, que daba nombre al año como los arcontes de Atenas.
Después del restablecimiento de la libertad, la prosperidad volvió a la ciudad. En 317 a.C., se hizo con el poder el déspota Agatocles, que gobernó hasta 289 a.C. Agatocles hizo numerosas obras y construyó edificios en Siracusa. Durante su ausencia cuando fue a luchar a África, el cartaginés Amílcar atacó la ciudad, pero no consiguió nada y finalmente fue hecho prisionero en un ataque nocturno y ejecutado.
A la muerte del tirano se restableció la república, pero pronto cayó en manos de Hicetes II y después de jefes militares: Toinón, Sosístratos y Pirro de Epiro. A la salida del último de la isla, el poder fue confiado a Hierón II, hijo de Hierocles, primero como general y autocrator y más tarde como rey. Gobernó hasta 215 a.C., en buena parte con su hijo Gelón II como asociado al gobierno. Fue un gobierno moderado y poco represivo, y en general pacífico. Era primero aliado de Cartago, pero después de las primeras derrotas, en 263 a.C., se alió con Roma y permaneció fiel a esta alianza. Roma le reconoció como rey de Siracusa con las ciudades de Acrae, Helorus, Netum, Megara Hyblaea, Leontino y Tauromenium como dependencias. La paz de su reinado hizo volver la prosperidad. Su legislación se extendió más tarde a toda Sicilia y fue reconocida por los romanos.
A su muerte en 215 a.C., como su hijo Gelón II había muerto un poco antes, le sucedió su nieto Hierónimo que se declaró favorable a Cartago. Hierónimo fue asesinado en 214 a.C., pero sus sucesores, los generales Adranodoros, Hipócrates y Epícides continuaron siendo partidarios de Cartago.
En 214 a.C., Claudio Marcelo se presentó ante la ciudad con el ejército romano, y se le cerraron las puertas. Marcelo inició el asedio. La flota romana garantizaba a Marcelo el dominio del mar, pero los ataques por tierra no tenían demasiado éxito. Arquímedes, un inventor de la ciudad, probó numerosos aparatos de defensa, como el fuego griego, que destruyó parte de la flota romana, y rechazaron los ataques por tierra. Marcelo hubo de abandonar el asedio y establecer el bloqueo. En 213 a.C., los cartagineses pudieron romper el bloqueo de la ciudad por mar y llevar suministros. En la primavera del 212 a.C., un accidente fortuito permitió a los romanos escalar las murallas de noche en el lugar llamado Portus Trogiliorum y poder dominar una zona de los alrededores incluyendo los barrios de Tycha y Neápolis, pero el fuerte de Euríalo aún defendía la ciudad hasta que finalmente el comandante de la guarnición, Filodemo, se rindió. Así el bloqueo se hizo más duro. Los cartagineses hicieron un esfuerzo para levantar el asedio y un ejército dirigido por Himilcón e Hipócrates atacó a los romanos, mientras una flota dirigida por Bomílcar ocupaba el puerto grande, mientras Epícides hacía una salida contra las líneas de Marcelo. Pero los ataques fueron finalmente rechazados por todas partes. Hipócrates e Himilcón murieron a causa de una epidemia de peste y también buena parte de las tropas cartaginesas y siracusanas. Bomílcar dejó el puerto oficialmente para ir a buscar refuerzos a Cartago, y no volvió. Epícides se retiró a Agrigento y dejó la ciudad bajo el mando del jefe de los mercenarios, Mericus, un hispano que rápidamente se rindió a Marcelo. Ya solo resistía Ortigia. Los romanos ocuparon la ciudad y Marcelo la dio al saqueo de sus hombres excepto las riquezas que interesaban a los romanos. Arquímedes murió accidentalmente asesinado por un legionario romano que no lo reconoció. Ortigia se rindió.
Probablemente, el primer asentamiento se produjera en la península de Ortigia, unida mediante un istmo a la isla. Desde este enclave se facilitaba la defensa. La ciudad contaba con dos puertos: Uno al norte, el Lakios, y otro al sur.
Los colonos vieron que la tierra era fértil y que las tribus nativas sículas toleraban su presencia. La ciudad creció y prosperó, llegando a ser la más importante ciudad-estado griega entre las existentes en Sicilia. Incluso durante un tiempo, bajo el reinado de Dionisio I, llegó a ser uno de los estados más poderosos del Mediterráneo occidental.
Tras varios siglos de enfrentamientos contra Cartago, se alió con Roma en la Primera Guerra Púnica, bajo el gobierno de Hierón II. Sin embargo, a la muerte de Hierón II, y en el marco de la Segunda Guerra Púnica, la ciudad-estado cambió su política de alianzas, apoyando a Cartago. Este apoyo le valió el ataque de las fuerzas romanas, que tras un largo asedio, consiguieron tomar la ciudad en 212 a.C.
De esa forma, Siracusa pasó a formar parte de la provincia romana de Sicilia, acabando así su época como estado independiente y uniendo su destino al de Roma.
Siracusa fue incorporada a la provincia romana de Sicilia y quedó como municipio ordinario. Fue la residencia habitual de los pretores de Sicilia y de uno de los dos cuestores. Cicerón la menciona como “la más grande de las ciudades griegas y la más bella de todas las ciudades”[3].
Quizá los vientos obligaron a la nave a parar en Siracusa por tres días. Se fueron rodeando la isla para llegar a Regio y el día siguiente lograron viajar a Puteoli.
Reggio di Calabria, llamada Riggiu en calabrés y Ríjoles en castellano clásico y en castellano actual Regio, es una ciudad y puerto de Italia meridional, capital de la provincia homónima, en la región de Calabria, situada junto al estrecho de Mesina, enfrente de Sicilia. Tiene una población de 185.854 habitantes y comprende una extensión de 236 kilómetros².
La ciudad está situada en el cabo del Stivale, enfrente de Mesina, Sicilia, con la que está comunicada a través de frecuentes ferrys que salen del puerto o de la vecina Villa San Giovanni. Es nudo ferroviario, región turística y centro comercial de productos agrícolas, como la bergamota, cuya esencia se utiliza en la elaboración de perfume y aromatizar el té, hierbas aromáticas y tabaco. Otras manufacturas engloban productos farmacéuticos y eléctricos.
El nombre de Regio es posible que tenga su origen, como dice Esquilo en su drama satírico Galuco marino, en los desastres que tuvieron lugar en esta región. Según el trágico ateniense, Sicilia fue arrancada del continente por un seísmo. La etimología se establece a partir de la raíz verbal griega rhēg, sobre su significado “arrancar, separar”.
Fue fundada por colonos griegos de Calcis con el nombre de Regio en el siglo VIII a.C., en el 730 a.C. Con el nombre de Reghion, en la punta meridional de la península calabresa a los pies del Aspromonte, en situación favorable para los intercambios comerciales y para el control del Estrecho de Mesina. Estos factores determinaron siempre su fortuna y sus desgracias. A las vicisitudes políticas, se sumaron terremotos frecuentes y desastrosos; el último, en 1908, destruyó completamente la ciudad, que fue reconstruida según un esquema geométrico y siguiendo criterios antisísmicos, con casas bajas, rectilíneos largos y anchos, y calles perpendiculares.
En época romana, tuvo una pujanza sobresaliente y estaba rodeada de numerosas pedanías. Contaba con fortificaciones frente a la isla de Sicilia. Su posición estratégica hizo que fuera invadida en repetidas ocasiones. Soportó intensos bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial y fue liberada por las fuerzas británicas en septiembre de 1943. También sufrió muchos terremotos; el más reciente fue seguido por un tsunami que asoló la ciudad.
Reggio Calabria se caracteriza por sus largas costas y la cercana montaña. En efecto, se pueden transcurrir algunas horas en la playa, en los lidos localizados en el Paseo Marítimo Falcomatà, pudiendo llegar fácilmente a las montañas de Aspromonte, o bien transcurrir la noche en los lidos de la playa que se transforman en cervecerías y discotecas. Más allá de los lidos privados, se encuentra el lido municipal Zerbi, sede de numerosas representaciones, espectáculos y exhibiciones. El lido Zerbi también hospeda la espléndida torre Nervi, estructura arquitectónica de forma circular obra del arquitecto Pier Luigi Nervi[4].
Puteoli, del griego Potíoloi, “fuentes, pozos”, “cráteres, pocitos”. Es un puerto cerca de Nápoles, Italia, ahora llamada Pozzuoli. Fue fundada hacia fines del siglo VI a.C. por los grigos, quienes la llamaron Dicaearjía, no se sabe cuándo su nombre fue cambiado a Puteoli.
Se convirtió en una dependencia romana probablemente en el siglo IV a.C., y fue elevada al estatus de colonia en el 194 a.C. Como principal puerto para todo el comercio romano con el oriente, llegó a ser importante, rica y grande. Las instalaciones de su puerto artificial eran mejores que las de cualquier otro puerto italiano, incluyendo el de Ostia: tenía un faro y una brigada de bomberos. La ciudad era un puesto imperial, y estaba conectada con Roma por una carretera de primera clase, la Vía Domitiana, que se unía con la Vía Apia más al norte. Las ruinas del anfiteatro de la ciudad han sobrevivido hasta hoy.
Pablo desembarcó en Puteoli en su viaje a Roma como prisionero, quizás a comienzos de la primavera del 61 d.C., y pasó 7 días allí con los creyentes antes de seguir por tierra hasta Roma[5].
El viento del sur rodeo les ayudó a recrrer los 240 kilómetros de Regio hasta Puteoli, en donde, como ya vimos, encontraron cristianos, o sea, no fue Pablo quien predicó el Evangelio en Italia, sino que cuando él llegó ahí, ya había una iglesia formada. Julio permite a Pablo que se quede siete días con ellos, por lo que podemos ver que este centurión tenía mucho respeto por el Enviado, para que pudieran compartir en el día del Señor.
Este puerto era el más cercano para este tipode nave, por lo que el resto del camino tuvo que hacerse caminando, esto dio tiempo para que los hermanos pudiesen salir al encuentro de Pablo.
El Foro o Mercado de Apio era una ciudad en la Vía Apia, la principal carretera desde Roma a la Bahía de Nápoles, donde fueron hermanos cristianos a recibir a Pablo. Se hallaba a casi 70 kilómetros de Roma. La carretera tenía una anchura de más de 6 metros, y aún se pueden ver secciones de ella. Fue construida por Apio Claudio Ceco en el año 312 a.C[6].
Con la nueva carretera se buscaba mejorar las comunicaciones entre Roma y Capua, de manera que las legiones romanas pudiesen desplazarse con mayor rapidez a lo largo de los ciento noventa y cinco kilómetros que separan las dos ciudades. Con el pasar de los años fue objeto de varias ampliaciones, y en el siglo II a.C., su trazado llegaba ya hasta Brindisi, principal punto de conexión marítima con las provincias orientales, a más de quinientos kilómetros de la Urbe.
Las Tres Tabernas era un pequeño pueblo en donde llegaron un grupo de hermanos al encuentro de Pablo, cosa que motivó al Enviado. La actitud de estos creyentes fue un punto de apoyo para Pablo, que sintió el calor de aquellos que nunca le habían visto, pero que le amaban por el simple hecho de considerarlo un siervo de Dios. Es triste que hoy, incluso a hermanos que se les conoce de mucho tiempo, cuando vienen las dificultades, se les deja solos, y al final terminan lastimados, no solo por la prueba sino por no haber sentido el amor de aquellos que se suponía debían brindarlo sin condición.
Pero no solo los creyentes brindaban el calor que Pablo necesitaba, los mismos gentiles, comenzando por el centurión, estuvieron dsipuestos a colaborar con el Enviado, dejándolo aparte del resto de los prisioneros con tan solo un soldado que estuviese a su lado, más como guardián de su seguridad que como custodio.
4. En Roma.
a. Pablo se reúne con los principales judíos.
28.17-22. Por unos tres años Pablo había planeado este viaje a Roma, pero quizá nunca imaginó que iría como prisionero. Parecía que todo estaba en su contra, pero tenía también a un grupo de ayudantes que no le dejarían solo.
Pablo actúa sabiamente convocando él primero a los judíos que habitaban Roma, para presentar su caso ante ellos de manera calma, antes de que viniera alguien desde Judea a alborotarlos contra él. Pablo hace ver que no es un traidor, sino que por las circunstancias adversas tuvo que invocar a César, aunque los romanos lo habían encontrado inocente. También les hace ver que se encontraba prisionero por la esperanza de Israel, así busca ganarse su favor, ya que los judíos, al haber sufrido tanto como eclavos de otras naciones, se compadecían de sus paisanos que tenían que sufrir como reos.
La respuesta de los judíos fue sencilla, mostrando su ignorancia de lo que estaba ocurriendo en su tierra. Aunque tenían un mal concepto sobre los cristianos, no porque fuesen testigos de algo malo, sino por lo que habían oído. Da pesar que en la misma Iglesia de hoy no se tenga la actitud que hubo entre estos judíos y juzgan y condenan a todos los que no piensan igual que ellos, sin antes haberlos oído. Hace un tiempo conocí a un grupo que se hacen llamar “Iglesia de Jesucristo” y creen lo mismo que la “Iglesia de Cristo”, pero cuando le comuniqué esto a algunos miembros de la Iglesia de Cristo, se mostraron molestos, porque aquellos otros habían cometido el “pecado” de llamarse de manera diferente, y viceversa.
b. Segunda entrevista con los judíos.
28:23-28 Estos judíos eran más abiertos de mente que los de Judea y estuvieron de acuerdo en regresar una vez más a hablar con Pablo. El discurso fue largo, pero Lucas presenta un extracto del final.
El grupo que visitó a Pablo era grande, y escucharon el Evangelio, pero unos creyeron, mientras otros se opusieron abiertamente, y eso lo suponemos al leer la sentencia que Pablo hace basándose en el profeta Isaías 6.9-10. Era necesario que Pablo les sentenciara, ya que si no ponían atención a lo que él les decía ahí, debían escuchar las palabras del profeta mesiánico.
Este pasaje acusa a los que cierran sus oídos y ojos a la verdad. No era que no estaban predestinados, sino que decidieron en su corazón no atender a las palabras del Evangelio.
c. Cierre del libro.
28.30-31 Llegamos al final del relato de Lucas. Pablo se quedó dos años en una casa alquilada, probablemente acompañado siempre de un soldado, por lo que es posible que por lo menos unos seis soldados diarios escucharan a Pablo, por lo que gran parte de la guardia pretoriana, que era la encargada no solo de cuidar al Emperador sino también a los prisioneros, escuchó el Evangelio.
Pablo recibía visitas constantemente, no solo de cristianos, sino otros que buscaban salud, tanto física como espiritual. Otros solo eran curiosos que gustaban escuchar a grandes oradores y en Pablo tenían un buen ejemplo.
A Lucas no le pareció necesario contar cuáles fueron los resultados de esta actividad, ni creyó necesario decirnos aquí lo que ocurrió durante la presentación de pablo ante César. Tampoco hace una conclusión, porque en este libro comenzó a relatarse la historia del cristianismo, y este no ha llegado al final, así que cada día que pasa, cada uno de los que creemos en Jesús, seguimos escribiendo el capítulo 29 del libro de los Hechos.
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¿Qué Pasó e hizo Pablo después de haber llegado a Roma?
Además de haber estado evangelizando a todos los que le visitaban, enseñándoles acerca del reino de los Cielos, escribió las epístolas a los efesios, colosenses y Filemón, las que envió con Tíquico, las dos primeras; y con Onésimo la otra.
Durante este tiempo fue acompañado, además de los cristianos de Roma, por compañeros y amigos como Timoteo; Aristarco y Epafras; Marcos; Demas, quien después lo abandonó; y por supuesto, Lucas, el médico amado.
Parece que al presentarse ante César, Pablo recibió su libertad.
[1] Diccionario Nelson. Publio.
[2] Wikipedia. Dioscuro.
[3] Wikipedia. Siracusa.
[4] Wikipedia. Regio.
[5] Diccionario Bíblico Gratis. Puteoli.
[6] Diccionario Bíblico. Foro Apio.