CONCLUSIÓN
El Difícil Arte de Predicar es algo que emociona y
llena a todo aquel que tiene el llamado de Dios para servir en Su Causa.
La verdad es que soy un fuerte opositor a que el púlpito sea dado a todos los hermanos en la Iglesia, ni siquiera a los que están muy bien preparados académicamente, incluso con carreras afines como el ser locutor o presentador.
En ocasiones he visto que se da el púlpito a una persona simplemente porque es abogado o médico, y aunque en su profesión pueden ser excelentes, como predicadores son un fracaso. También me he llevado la agradable sorpresa de escuchar a hermanos muy sencillos y con poca preparación académica, pero que presentan sermones que llegan hasta lo más profundo del corazón.
Soy un partidario de la preparación y creo que es necesaria, pero también creo que es más necesario el llamado de Dios para ministrar ante Él.
Si llegó hasta este punto, mi oración es que todo lo dicho le sirva en algo.
Que Dios le bendiga.
La verdad es que soy un fuerte opositor a que el púlpito sea dado a todos los hermanos en la Iglesia, ni siquiera a los que están muy bien preparados académicamente, incluso con carreras afines como el ser locutor o presentador.
En ocasiones he visto que se da el púlpito a una persona simplemente porque es abogado o médico, y aunque en su profesión pueden ser excelentes, como predicadores son un fracaso. También me he llevado la agradable sorpresa de escuchar a hermanos muy sencillos y con poca preparación académica, pero que presentan sermones que llegan hasta lo más profundo del corazón.
Soy un partidario de la preparación y creo que es necesaria, pero también creo que es más necesario el llamado de Dios para ministrar ante Él.
Si llegó hasta este punto, mi oración es que todo lo dicho le sirva en algo.
Que Dios le bendiga.