Capítulo 11.2-14.40
3. Consejos sobre la adoración pública (11.2-14.40).
a. Principios de la adoración pública.
11.2-16 Al igual que en nuestros días, parece que en Corinto se había introducido una corriente liberal que buscaba hacer cambios en lo que se había ordenado en la Iglesia, quizá pensando que Pablo estaba atrasado en sus conceptos, igual que me decía una mujer que ejerce el pastorado en una congregación bautista. Aquellos, como estos consideraban que eran más sabios que Dios y que sus Enviados, por lo que cambiaban las ordenanzas para estar más de acuerdo a los pensamientos contemporáneos.
Antes de entrar en el tema de la corrección, Pablo elogia a los hermanos porque se acordaban de él y de que la mayoría se mantenía reteniendo las enseñanzas que les había impartido. Esto no quiere decir que todo estaba bien en esta congregación, sino que los problemas que habían surgido habían provocado que tuviesen que enviar una carta al Enviado para que les ayudara a corregir las cosas que estaban mal.
Ahora entra en el tema y es necesario poner primero una base: Debe haber un orden en la Iglesia, como en todo. En algunas sectas se ha puesto como cabeza a un líder, quitando a Cristo de en medio, tanto es así que se habla del “jefe” de la Iglesia, de la “sede” de la Iglesia, del “encargado” de la Iglesia, ignorando que Cristo tiene toda la autoridad.
Todos estamos sujetos a Cristo, pero directamente somos los varones los que debemos dar cuentas a Cristo. En el caso de la mujer, esta está sujeta al varón, y como aquí está hablando del orden en la Iglesia y no del hogar, no dice que ella está sujeta a su marido, sino al varón, porque se refiere al liderazgo en la Iglesia. Esto no es algo inventado por el hombre, tampoco por Pablo, sino que es la dirección de Dios, por lo que quien considere que esto no es correcto se opone directamente a Dios.
Debemos aclarar que estar sujeto a otra persona no me hace menos que quien está a cargo. Yo tengo un jefe en mi trabajo y no por ello él es mejor que yo, simplemente tenemos responsabilidades diferentes. Tómese en cuenta que Cristo también está sujeto a Dios, sin que esto le haga inferior al Padre, pues sabemos que los dos son iguales. No es un invento paulino que la mujer debe sujetarse al varón, es algo que Dios ordenó. El humanismo está contra las enseñanzas de Dios, y por eso se oponen a Dios buscando establecer nuevos patrones en la Iglesia.
Pablo no se está refiriendo a todos los varones del mundo, sino al que ora o que habla como vocero ante la asamblea. Hablar como vocero, en otras versiones “profetizar”, se refiere a uno de los nueve dones milagrosos que eran repartidos por la imposición de las manos de los Enviados[1], y era usado para la exhortación y edificación de la asamblea.
Lo mismo ocurre con la palabra orar, no solo se refiere a hacer una simple oración, sino a la oración guiada por el Espíritu Santo. En la Biblia encontramos muchas oraciones que se transformaron en Salmos, que tienen toda la inspiración divina, y ese don continuaba en el Nuevo Testamento.
Al morir el último de los Enviados, Juan, el repartimiento de los dones terminó, así que por unos cuantos años más se mantuvieron algunas personas que habían recibido la imposición de manos de ellos, pero al fallecer el último, los dones terminaron.
Un varón que en estas circunstancias cubría su cabeza estaba poniendo un símbolo de sujeción sobre sí porque estaba dejando la posición que le dio Cristo. En el caso de la mujer, debían cubrirse la cabeza para dejar ver que se mantenían sujetas al varón. Tomemos en cuenta que está hablando de las mujeres que oraban o hablaban como voceras, no de todas las mujeres, por lo que si alguien quiere imponer a las mujeres de hoy que deben usar velo, se está saliendo de contexto.
¿Por qué afrentaba su cabeza? Porque la cabeza de la mujer es el varón, así que ella, al hacerlo de esta manera, deshonraba al varón. Esto era igual que si se hubiese rapado, cosa que vamos a explicar más adelante.
El Señor, por medio de Pablo, está poniendo las dos opciones: Cubrirse o raparse. En Corinto estaban las sacerdotisas prostitutas que se rapaban su cabeza, así que cualquier mujer que se rapara la cabeza iba a ser tomada como prostituta, cosa que no querían las mujeres en la Iglesia, pero si les avergonzaba esto, la opción era cubrirse la cabeza.
Era obligación del varón que mientras servía como vocero u oraba en el Espíritu, no cubrirse la cabeza, porque de hacerlo indicaba que estaba sujeto, y el varón solo debe sujetarse a Cristo, porque el varón es la imagen y la gloria de Dios. No es cuestión de machismo, es cuestión de creación. El varón tiene el deber de dirigir, no de sujetarse.
Es cierto que la mujer también fue creada a la imagen de Dios, pero ella es la gloria del hombre, por lo tanto debe estar sujeta al varón, él dirige, ella se sujeta. En Corinto, en el siglo I, se mostraba la sujeción a través del uso del velo, por lo que era necesario en aquel lugar y momento, que la mujer se pusiera esa prenda.
La mujer es la gloria del varón porque en la Creación Dios tomó el costado del varón para crear a la mujer, Dios había hecho al varón antes que a la mujer, por lo que de acuerdo al orden de la creación, la autoridad está sobre el varón.
No fue creado el varón a través de la mujer, en algunas versiones se traduce “tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón”. Era el varón el que necesitaba una compañera y para ese fin fue creada la mujer. Si el varón no hubiese necesitado compañía, la mujer no habría sido creada. Ella fue creada con el propósito de ayudar al hombre.
La autoridad sobre su cabeza era el velo. Aunque ella hacía lo mismo que el varón que hablaba en público u oraba en el Espíritu, lo hacía con un símbolo de sujeción al varón.
Esto debía hacerlo por causa de los mensajeros o ángeles, quienes siendo superiores al hombre se sujetan a Dios, por lo que la mujer debe sujetarse al varón.
De todas maneras, el Señor es el Creador, quien ha puesto los roles para ser obedecidos. Ambos se necesitan, no somos independientes; una mujer sola está incompleta, lo mismo que un hombre solo. Por lo tanto, el varón no debe pensar que él es mejor que la mujer, y tampoco ella debe tratar de ser igual a él. Si bien es cierto que la mujer fue hecha del varón, también lo es que todos los demás varones hemos nacido de una mujer. Pero todos salimos de Dios.
Ahora Pablo apela a la misma lógica de los corintios, a los que se creían muy refinados en su pensamiento. Muchas veces el sentido común nos guía a hacer lo correcto, pero también nuestra terquedad nos empuja para que hagamos lo contrario.
Pablo se dirige a lo propio e impropio. Los corintios podían discernir con su propia lógica si era correcto o no que la profetiza orara sin signo de autoridad sobre su cabeza. En el siglo I, el velo era una prenda de significaba modestia y sujeción, en Corinto, lo que no quiere decir que lo sea en el día de hoy en los países occidentales. Por ello Pablo insiste en que las profetizas no escandalizaran al pueblo quitándose esa señal de autoridad, ya que lo que estarían demostrando era ser insujetas y rebeldes. Tómese en cuenta que Pablo escribe esto para las mujeres de la Iglesia y no para todas. Tampoco debemos olvidar que el velo era una prenda de la ropa femenina acostumbrada entre las mujeres decentes, no solo las de la Iglesia. Fue la Iglesia Católica la que impuso el velo como parte del atuendo religioso y no fue sino hasta el Concilio Vaticano II que permitió que este dejara de usarse.
También señala Pablo lo que es natural. Hay cosas que la naturaleza, es decir, algo interno que tenemos todos, nos mueve a realizar. Es natural que el hombre busque proteger a la mujer, aunque no tenga ningún vínculo sentimental con ella. Es natural que una madre se sacrifique por su hijo, nadie se lo tiene que decir.
Es cierto que el hombre puede dejarse crecer el cabello, pero naturalmente no lo hace porque puede provocar incomodidad y confusión. La práctica en el siglo I en el Imperio Romano era que el hombre usara el cabello corto, por lo que podemos asegurar que Jesús usó el cabello corto y no largo como insisten en presentar los artistas. Entre los judíos se usó el cabello corto desde siempre, y solo quien hacía voto de nazareo se lo dejaba crecer. Esto era una excepción y por lo tanto está bien especificado.
Pero para la mujer llevar cabello largo le es glorioso. En ese tiempo, la mujer que llevaba el cabello corto dejaba mucho que desear. Su cabello hacía distinción con el varón. Hoy día las mujeres, incluso en la Iglesia, acostumbran a cortarse el cabello, y no es malo en sí, siempre y cuando el corte no vaya a prestarse para que se le confunda con un varón, y lo mismo ocurre con el varón.
La palabra griega que es usada aquí es peribólaion, que según Strong significa “algo lanzado alrededor de uno”[2], una envoltura. Esto es el cabello para la mujer, le fue dado para que se envolviera en él. Era su gracia. Y si esta cubierta natural es gloriosa para la mujer, y el velo artificial es una señal de sujeción, de seguro como no dejaría su gloria natural, su cabello, tampoco dejaría de usar su señal de sujeción. La mujer no puede quedarse sin su gloria. Y no es que las mujeres que tenían el cabello corto se ponían un velo y con ello ya estaban gloriosas, sino que usaban el cabello largo y se ponían el velo como símbolo de sujeción.
“Pero si a alguien le gusta altercar”, porque siempre encontraremos personas amantes de las discusiones por las cosas más pequeñas y aunque se les demuestre lo correcto. Pablo, ni alguno de los otros Enviados tenían la costumbre de ir armando pleitos por todo; él sabía que en Corinto y todas partes se encontrarían personas dispuestas a buscar rebatir este y cualquier otro asunto. Ya él había especificado que era lo correcto, y eso debemos acatar todos los cristianos en todas partes y todo tiempo.
Tampoco en las asambleas de Dios había la costumbre de estar disputando por todo. Los cristianos no estamos de acuerdo con todo lo que el mundo haga, pero cuando en el mundo se hace lo correcto, el cristiano debe dar su apoyo. En este caso, el velo era una buena costumbre usada por los pueblos antiguos, y los cristianos de la época debían seguir esa buena costumbre; hoy día no se usa, por lo que no es necesario seguirla.
b. Se reprenden los desórdenes en la Cena del Señor.
11.17-34 Entre los corintios se daban muchos problemas en la Iglesia, incluyendo la hora de la Santa Cena, por lo que Pablo debe poner coto al asunto.
No podía alabarlos por lo que estaban haciendo, porque en lugar de reunirse para glorificar a Dios lo que hacían era causar daño a la Iglesia. Él iba a hacer l corrección necesaria para esto.
Parece increíble que un grupo de personas se reúnan supuestamente para alabar a Dios y en realidad lo que están haciendo es lo contrario. Ellos no estaban superando su estado espiritual, sino más bien lo estaban deteriorando. El comportamiento de los corintios era más bien el de paganos en lugar de cristianos. Es triste saber que lo mismo ocurre hoy en algunas congregaciones en donde debieran estar alabando a Dios, pero se reúnen para ver cual lleva la mejor ropa, o cual tiene el mejor auto, o cual ha tenido éxito financiero.
Comienza la reprensión. La Cena del Señor es el propósito primordial de la reunión, todas las demás cosas que se hagan van a girar alrededor de este evento. La reunión de la asamblea se daba el primer día de la semana, aunque también lo hacían entre semana[3], pero era el domingo cuando se reunían a partir el pan.
¿Cuál era el problema? A Pablo le llegaban informes de las divisiones que se estaban produciendo entre los cristianos pero no por puntos doctrinales, sino por asuntos de rango social entre los miembros de la congregación. Quizá Pablo dudó que la situación estuviera tan difícil entre los creyentes, pero al recibir la misma queja una y otra vez le estaba dando validez a estas. Esto era algo que los corintios no podían negar que estaba sucediendo.
Pero era algo necesario. Entre los grupos de personas cada una va a ir demostrando su carácter conforme pasa el tiempo, y eso debía ocurrir en la Iglesia también, porque así se podía medir quien en realidad era cristiano y quién no. ¡He conocido a tantos que se dicen ser cristianos y al tiempo demuestran que lo único que hay en su corazón es podredumbre!
Pablo usa la palabra “herejías” para hablar de las divisiones, porque en realidad esto es lo que son. El cuerpo de Cristo es uno, y cuando alguien decide separar ese cuerpo por hacer algo que va contra la Palabra, está cometiendo una herejía. Lo bueno de todo esto es que con el fuego sale a relucir el oro puro. Cuando hay divisiones usted podrá ver a los verdaderos cristianos alejándose de los falsos.
¿Cómo podemos saber quiénes son los verdaderos cristianos? Son aquellos que no van a renunciar a su fe, que se van a mantener firmes en la Palabra de Dios, que a pesar de toda la oposición no aceptarán cambiar la sana doctrina, aunque sean expulsados de la congregación. Hace unos años fui expulsado y declarado “enemigo” de una congregación porque denuncié un pecado que estaba envolviéndolos a todos; solo unos pocos me apoyaron y con mucho temor porque había un hombre que controlaba las finanzas de la Iglesia y las ayudas a los necesitados, y con eso manipulaba a toda la congregación. ¿Qué debía hacer? ¿Quedarme y seguir viendo como por un hombre toda una congregación vivía en pecado o salir de en medio de esos lobos?
Cuando se reunían los corintios se suponía que lo hacían para participar de la Cena del Señor. Hay creyentes que creen que el solo hecho de participar todos los domingos de la Cena ya los hace aceptables delante de Dios, pero ese es un error. Los corintios se reunían y lo que provocaban era un desorden que era rechazado por el Señor. Este pasaje es el documento más antiguo acerca de la Cena del Señor y de cómo debía participarse de ella que hay, debido a que esta epístola fue escrita antes de cualquiera de los Evangelios.
Es probable que la Cena se llamara de esta manera porque se celebraba en las primeras horas de la noche, así que siendo que según el conteo judío el día iniciaba cerca de las seis de la tarde, cuando se ocultaba el sol, y terminaba al día siguiente cerca de esa hora, este acto se hacía en la noche de nuestro sábado, sin que esto tenga que darle la razón a los Adventistas del Sétimo Día que celebran el acto el sábado en la mañana y no en la noche. Debido a la occidentalización de la Iglesia, comenzó a contarse los días a partir de las doce medianoche, y entonces el domingo cambió y debido a que la Iglesia Católica Romana comenzó a realizar no un culto, sino varias “misas” o sacrificios durante todo el domingo, el acto se multiplicó varias veces el mismo día. Con la llegada de la Reforma Protestante se redujo el número de veces a una o dos por congregación, pero participando ya no en el comienzo del domingo judío sino en el domingo occidental.
¿Por qué el domingo y no el sábado? Porque el domingo fue el día en que el Señor se levantó de entre los muertos[4], y fue el domingo el día en que el Espíritu Santo bajó a los Enviados dando inicio a la Iglesia[5]. La Didajé[6] 14.1 exhorta: “Reunidos todo día del Señor romped pan”. Muy semejante es Hechos 20.7, donde leemos que los discípulos se reunieron “el primer día de la semana ... para partir el pan”. En la Epístola de Ignacio a los magnesios 9.1[7] se dice: “no guardando ya el sábado sino viviendo según el domingo, día en que amaneció nuestra vida”[8].
Uno de los problemas serios que encontró Pablo en esta manera de actuar de los corintios era que ellos pensaban que era una comida común, y cada cual traía lo mejor de su casa para celebrar, tal y como se practicaba entre los paganos. Así cada cual comía lo que traía, y el que no traía, no comía. Algunos llegaban al punto de emborracharse en el mismo salón de la Iglesia.
Parece que los que más tenían, sin importar los demás, tomaban su comida y no consideraban a nadie, lo cual produjo roces muy fuertes entre los dos bandos, los que tenían y los que no. En realidad lo que se veía ahí era la obra de la carne. Soy partidario de celebrar ágapes entre los hermanos, eso une a la congregación promoviendo la amistad y la cooperación, pero este es un acto aparte del culto, es una reunión social entre hermanos, pero lo que hacían los corintios era algo aberrante.
Los corintios habían llevado el mal a la Iglesia haciéndola igual a los paganos. El servicio de adoración que debe estar lleno de respeto y reverencia se había convertido en un acto de diversión. ¿Le suena parecido a lo que pasa en muchos grupos? Si ellos querían un acto social lo podían hacer en sus casas, la Iglesia, y mucho menos el tiempo del culto, debe ser tomada para hacer fiestas bacanales. Aunque esto no quiere decir que Pablo estuviera de acuerdo en que hicieran orgías semejantes en las casa de los cristianos tampoco. Tómese en cuenta que la Cena del Señor no es para satisfacer el apetito natural.
Había de dos barbaridades que se estaban cometiendo en este acto: Se menospreciaba a la Iglesia y se ponía en vergüenza a los pobres. Esto produjo la división. He sido testigo de muchas divisiones en la Iglesia, y siempre está acompañada de chismes, falsos testimonios, injurias, mentiras, odio, etc.
Pablo no tenía palabras de elogio para los corintios, sino que la vergüenza era su compañera en este momento. ¿Qué cosas escribiría Pablo a la Iglesia del siglo XXI? La Iglesia está dividida por cuestión de “Sociedades Misioneras”, de uso de instrumentos musicales, de si hay que usar una copa grande o copitas individuales, de honrar en forma pomposa a algún hermano muerto, de si se debe o no bautizar a una persona que vive en unión libre, etc. ¿Por dónde empezaría Pablo?
Viene el segundo punto: Lo que se debe hacer y cómo se debe hacer. El bacanal de los corintios era una ofensa para el Señor, y entonces él les explica cómo debe realizarse, para ver el contraste.
Esto es una repetición de lo que ya sabían, ya se los había entregado, es decir, ya se lo había enseñado. Aunque Pablo no había estado en la institución de la Cena, el mismo Señor se lo había mostrado cuando estuvo en el desierto.
La institución de la Cena no es un invento humano, sino que el mismo Cristo lo enseñó a los Enviados. Jesús tomó pan, el pan de la Pascua que no tenía levadura, era ázimo[9]. El pan que uso Jesús no tenía levadura, así que el que debe usarse en la Cena debe ser igual, solo harina, grasa[10] y agua.
Con el pan en sus manos Jesús dio gracias lo bendijo, es lo mismo. Se da gracias a Dios por el sacrificio hecho por Jesús, este no es el momento para pedir por la hermana Juana que está enferma o el hermano Calixto que está muriendo en el hospital, sino de agradecer por la salvación que nos da ese cuerpo roto por nuestros pecados. La palabra griega que se usa aquí es eujaristéo, de donde viene la palabra transliterada “eucaristía”, por lo que decir que vamos a participar de la eucaristía es correcto.
De lógica Jesús no se refería a su cuerpo literal, Él estaba presente en ese momento, sino como símbolo. La enseñanza católica de la transubstanciación[11], así como la luterana de la consubstanciación[12], no tienen base bíblica. Estos elementos son solo simbólicos.
“…estén haciendo ustedes esto…”, en el griego se usa un tiempo presente continuo, porque este es un acto que debe seguirse haciendo hasta el día que el Señor regrese. La finalidad del acto es recordar el momento de la muerte de Jesús, con lo que nosotros recibimos la vida eterna.
La palabra “tomó” no aparece en el texto griego, por lo que la traducción debe ser algo como “Así mismo, después de cenar también la copa diciendo”, pero se infiere que lo que hizo fue tomar la copa.
Así como había hecho con el pan lo hace ahora con la copa, pero debe tomarse en cuenta que en sí lo importante no es la copa sino el contenido de ella, es decir el jugo de uvas. Los que abogan por un solo recipiente están tergiversando las palabras ya que no es posible repartir una copa, sino solo el contenido de ella.
Parece que la institución de la Cena del Señor fue en dos tractos, primero partió el pan, cenaron y luego, para finalizar, repartió el jugo de uvas. Recordemos que la reunión de ellos fue para celebrar la Pascua y Jesús aprovechó la oportunidad para instituir la Cena.
“Esta es la copa del nuevo pacto en mi sangre”, el contenido de la copa es el símbolo del nuevo pacto porque simboliza la sangre de Jesús. Para que un pacto se confirmara era necesario el derramamiento de sangre[13]. Este nuevo pacto venía en lugar del pacto anterior, el de Moisés, y sería clavado en la cruz[14]. Ya no eran animales los sacrificados sino el mismo Hijo de Dios. ¡No es posible que muchos religiosos quieran seguir viviendo en el antiguo pacto que no nos daba salvación y ponen de lado el nuevo!
Hay que beber, ¿qué se bebe, la copa o el contenido? La copa no se bebe para calmar la sed, ni para bajarse el pan, sino que para recordar la muerte de Jesús. Hay grupos religiosos que celebran la Cena del Señor una vez al año, y en algunos, como los russellistas, nadie toma de ella porque no se consideran dignos, es decir, comprenden que no son salvos, y aún así no buscan la solución a su problema.
En el siglo I la Iglesia se reunía el primer día de la semana, el domingo para participar de la Cena del Señor, así lo enseña el ejemplo de Hechos 20.7 y las citas de varios historiadores contemporáneos. Entre los protestantes se sigue no el patrón bíblico, sino el impuesto por los metodistas que cuando llegaron a América tenían establecido que solo los superintendentes podían celebrar el acto y repartieron las congregaciones entre cuatro por cada superintendente, así que él las visitaba una vez al mes y entonces conmemoraban la Cena, una vez al mes, lo que fue adoptado por los otros grupos y dejaron de hacerlo todos los domingos, aunque el mismo Juan Wesley la tomaba todos los primeros días de la semana.
“Porque cuantas veces coman este pan y beban la copa”, ¡un momento! ¿Cómo puede beberse una copa? De nuevo los partidarios de una copa se encuentran con un problema para sostener su tesis, lo lógico es que se beba el contenido de la copa, el jugo de uvas, así que hacerlo en una copa o en copas individuales no tiene ninguna relevancia.
Los Católico-romanos también tienen un problema con esto, ya que ellos solo dan el pan a los fieles y no la copa, argumentando que en el pan se encierra todo el cuerpo, incluyendo la sangre. Pero ¿por qué los sacerdotes toman los dos elementos? En realidad es que ellos no toman jugo de uvas, sino vino fermentado, y al haber tanta incidencia de alcoholismo entre los fieles católicos ellos prefieren no dar la copa para no provocar a más excesos.
Pero con la Cena del Señor no solo se recuerda la muerte de Jesús, sino que se anuncia el regreso del Señor. Hasta el momento la misericordia de Dios está en operación, pero llegará el tiempo en que se acabará y entonces todos tendremos que enfrentar la justicia divina. La Cena del Señor es el mejor sermón para los inconversos.
“De modo que”, esta frase es una advertencia ya que hay consecuencias serias cuando el cristiano toma la Cena de manera indigna. ¿Qué significa esto? Hay quienes se niegan a participar de la Cena del Señor porque pecaron entre semana y se sienten mal por ello. Esto tiene una solución: Arrepentimiento y perdón. Otros, como los corintios, habían torcido el concepto y en lugar de hacer una conmoración hacían una bacanal. Otros no están concentrados en el asunto, sino que están pensando en el partido que se está jugando en ese momento o en la comida que harán después del culto. Hay algunos que hasta hacen burla de los elementos de la Cena.
¿Cuál es la consecuencia de este pecado? La persona que tal haga será culpada de la muerte de Cristo. Serán como aquellos que estaban presentes ese día injuriando a el Señor mientras Él sufría el sacrificio.
¿Cómo puede uno estar seguro que no es parte de ese pecado? Hay que hacer un examen de conciencia y arrepentirse de sus pecados, y todos pecamos de una u otra manera. La Cena del Señor debe tomarse con el propósito correcto con que fue establecida, por lo que analizarse antes es algo importante. No debemos tampoco tomar la Cena como algo mecánico o rutinario. El examen es personal, no puede ser hecho por mamá, papá o mi esposa. En una oportunidad se me acercó una hermana a pedirme que le prohibiera a su hija tomar la Cena porque no le hacía caso en sus órdenes. ¡Nadie está autorizado a quitar a otra persona el tomar la Cena, es un asunto individual!
Los bautistas hablan de “comunión cerrada” y así evitan que quienes no son de ellos tomen la Cena, y de esta manera se comportan igual que los católicos que deben confesar sus pecados al cura. ¡Cada uno es responsable delante del Señor!
Después del auto examen podemos tomar la Cena del Señor con tranquilidad, glorificando al Señor.
Me llama la atención que Pablo dice que después se “coma del pan y beba de la copa”, y no que se coma la carne y beba la sangre de Cristo. Se agradece por pan y pan se come, se agradece por el jugo y se toma jugo. Tampoco se habla de que es un sacramento ya que aquí no hay nada secreto ni misterioso.
Comer o beber la Cena sin haber hecho un buen examen de conciencia es muy peligroso. Los corintios hacían del evento un banquete y no discernían el cuerpo y la sangre del Señor. En realidad el momento de la Cena tiene emociones encontradas, hay tristeza, porque cuando recordamos la muerte de un ser querido nos duele, mucho más cuando a muerto de forma violenta, lo que ocurrió con Jesús, pero en este caso también debe haber gozo porque es a través de esa muerte que nosotros recibimos redención. Los corintios estaban haciéndolo mal porque se reunían con la sola idea de comer y beber.
Cuando no discernimos el cuerpo, cuando no tomamos en cuenta el sacrificio de Jesús, de todo su dolor, estamos recibiendo condenación porque estamos pecando. No es necesario el Juicio porque ya lo estamos ejecutando nosotros mismos. Esto ya lo estaban viviendo los corintios ya que entre ellos había muchos enfermos, débiles y algunos hasta habían fallecido. Pero no debemos creer que toda enfermedad sea producto del pecado o que la muerte sea símbolo de un castigo por haber hecho algo mal. Hay pecadores muy sanos y santos muy enfermos.
¿La solución? Discernirse a sí mismo, examinarse a conciencia. Cuando actuamos conscientemente de acuerdo a las Escrituras podemos vivir en paz porque sabemos que estamos actuando de acuerdo a la voluntad del Señor.
Pero si no tenemos discernimiento en esto, no podemos quejarnos de que la disciplina venga sobre nosotros. Desde luego, la disciplina es para el ser amado, es educación, es prevención para que no recibamos castigo. Al ser disciplinados no seremos condenados, porque la disciplina nos trae enseñanza para que no hagamos lo malo. Recordemos que el mundo ya está condenado, por eso no podemos vivir como lo hace el mundo. ¡Los cristianos somos diferentes! Y si vivimos como los del mundo, ¿en qué nos diferenciamos? El que no es cristiano no tiene esperanza, está condenado. Los calvinistas hablan de predestinación, pero este pasaje es contrario a su enseñanza.
“De modo que”, viene la conclusión. Y los vuelve a tratar de “hermanos”, para que ellos no se sientan que han sido cortados de comunión, sino que debían poner las correcciones en práctica.
Era necesario que se esperaran unos a otros, la Cena del Señor debe ser celebrada en congregación para edificarse unos a otros, anunciando la muerte, sepultura, resurrección y pronta venida del Señor. Es un acto de tristeza y gozo al mismo tiempo y es el anuncio al mundo de cómo poder vivir eternamente.
Si alguno tiene hambre debe satisfacerse en su casa. No podían seguir confundiendo la Cena del Señor con una comida normal y mucho menos con un bacanal.
No sabemos cuáles son las otras cosas que necesitaban ponerse en orden, pero los corintios sí, y eso es lo importante, por lo que no es correcto tratar de adivinar a que se refiere Pablo.
[1] 1 Corintios 12.1-4.
[2] Strong. G4018.
[3] Hechos 2.46; 20.7; 1 Corintios 16.2; Hebreos 10.25.
[4] Lucas 24.1.
[5] Hechos 2.1
[6] Con el nombre de Didajé (enseñanza) o Enseñanza de los doce apóstoles escrito cerca del año 100 d.C., se nos ha transmitido uno de los primerísimos textos de la literatura patrística. La fama de que gozó en la antigüedad se refleja en las alusiones presentes en otras obras de diversos autores (Pastor de Hermas, Clemente de Alejandría, Orígenes, Eusebio, Atanasio...). Este escrito se presenta como recopilación de diversas fuentes reunidas por un anónimo judeocristiano y dirigida a un grupo de fieles de lengua griega procedentes del paganismo; una colección de instrucciones y de prácticas de la Iglesia primitiva, hecha por uno de aquellos ministros itinerantes del evangelio, de los que nos habla la misma Didajé (c. 11, 3-6). Diccionario de Teología Católica. Didajé.
[7] Cerca del año 110 d.C.
[8] Ruiz Bueno, Padres apostólicos, páginas 91,464.
[9] Éxodo 12.15.
[10] Probablemente aceite de oliva que era el usado en Palestina.
[11] La substancia de pan se cambia en la substancia de cuerpo físico y literal, y que la substancia de fruto de la vid se cambia en la substancia de sangre física y literal.
[12] La substancia del cuerpo y de la sangre de Cristo están presentes juntamente con la substancia del pan y del fruto de la vid.
[13] Hebreos 9.15-17.
[14] Hebreos 8.13; Colosenses 2.14.
a. Principios de la adoración pública.
11.2-16 Al igual que en nuestros días, parece que en Corinto se había introducido una corriente liberal que buscaba hacer cambios en lo que se había ordenado en la Iglesia, quizá pensando que Pablo estaba atrasado en sus conceptos, igual que me decía una mujer que ejerce el pastorado en una congregación bautista. Aquellos, como estos consideraban que eran más sabios que Dios y que sus Enviados, por lo que cambiaban las ordenanzas para estar más de acuerdo a los pensamientos contemporáneos.
Antes de entrar en el tema de la corrección, Pablo elogia a los hermanos porque se acordaban de él y de que la mayoría se mantenía reteniendo las enseñanzas que les había impartido. Esto no quiere decir que todo estaba bien en esta congregación, sino que los problemas que habían surgido habían provocado que tuviesen que enviar una carta al Enviado para que les ayudara a corregir las cosas que estaban mal.
Ahora entra en el tema y es necesario poner primero una base: Debe haber un orden en la Iglesia, como en todo. En algunas sectas se ha puesto como cabeza a un líder, quitando a Cristo de en medio, tanto es así que se habla del “jefe” de la Iglesia, de la “sede” de la Iglesia, del “encargado” de la Iglesia, ignorando que Cristo tiene toda la autoridad.
Todos estamos sujetos a Cristo, pero directamente somos los varones los que debemos dar cuentas a Cristo. En el caso de la mujer, esta está sujeta al varón, y como aquí está hablando del orden en la Iglesia y no del hogar, no dice que ella está sujeta a su marido, sino al varón, porque se refiere al liderazgo en la Iglesia. Esto no es algo inventado por el hombre, tampoco por Pablo, sino que es la dirección de Dios, por lo que quien considere que esto no es correcto se opone directamente a Dios.
Debemos aclarar que estar sujeto a otra persona no me hace menos que quien está a cargo. Yo tengo un jefe en mi trabajo y no por ello él es mejor que yo, simplemente tenemos responsabilidades diferentes. Tómese en cuenta que Cristo también está sujeto a Dios, sin que esto le haga inferior al Padre, pues sabemos que los dos son iguales. No es un invento paulino que la mujer debe sujetarse al varón, es algo que Dios ordenó. El humanismo está contra las enseñanzas de Dios, y por eso se oponen a Dios buscando establecer nuevos patrones en la Iglesia.
Pablo no se está refiriendo a todos los varones del mundo, sino al que ora o que habla como vocero ante la asamblea. Hablar como vocero, en otras versiones “profetizar”, se refiere a uno de los nueve dones milagrosos que eran repartidos por la imposición de las manos de los Enviados[1], y era usado para la exhortación y edificación de la asamblea.
Lo mismo ocurre con la palabra orar, no solo se refiere a hacer una simple oración, sino a la oración guiada por el Espíritu Santo. En la Biblia encontramos muchas oraciones que se transformaron en Salmos, que tienen toda la inspiración divina, y ese don continuaba en el Nuevo Testamento.
Al morir el último de los Enviados, Juan, el repartimiento de los dones terminó, así que por unos cuantos años más se mantuvieron algunas personas que habían recibido la imposición de manos de ellos, pero al fallecer el último, los dones terminaron.
Un varón que en estas circunstancias cubría su cabeza estaba poniendo un símbolo de sujeción sobre sí porque estaba dejando la posición que le dio Cristo. En el caso de la mujer, debían cubrirse la cabeza para dejar ver que se mantenían sujetas al varón. Tomemos en cuenta que está hablando de las mujeres que oraban o hablaban como voceras, no de todas las mujeres, por lo que si alguien quiere imponer a las mujeres de hoy que deben usar velo, se está saliendo de contexto.
¿Por qué afrentaba su cabeza? Porque la cabeza de la mujer es el varón, así que ella, al hacerlo de esta manera, deshonraba al varón. Esto era igual que si se hubiese rapado, cosa que vamos a explicar más adelante.
El Señor, por medio de Pablo, está poniendo las dos opciones: Cubrirse o raparse. En Corinto estaban las sacerdotisas prostitutas que se rapaban su cabeza, así que cualquier mujer que se rapara la cabeza iba a ser tomada como prostituta, cosa que no querían las mujeres en la Iglesia, pero si les avergonzaba esto, la opción era cubrirse la cabeza.
Era obligación del varón que mientras servía como vocero u oraba en el Espíritu, no cubrirse la cabeza, porque de hacerlo indicaba que estaba sujeto, y el varón solo debe sujetarse a Cristo, porque el varón es la imagen y la gloria de Dios. No es cuestión de machismo, es cuestión de creación. El varón tiene el deber de dirigir, no de sujetarse.
Es cierto que la mujer también fue creada a la imagen de Dios, pero ella es la gloria del hombre, por lo tanto debe estar sujeta al varón, él dirige, ella se sujeta. En Corinto, en el siglo I, se mostraba la sujeción a través del uso del velo, por lo que era necesario en aquel lugar y momento, que la mujer se pusiera esa prenda.
La mujer es la gloria del varón porque en la Creación Dios tomó el costado del varón para crear a la mujer, Dios había hecho al varón antes que a la mujer, por lo que de acuerdo al orden de la creación, la autoridad está sobre el varón.
No fue creado el varón a través de la mujer, en algunas versiones se traduce “tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón”. Era el varón el que necesitaba una compañera y para ese fin fue creada la mujer. Si el varón no hubiese necesitado compañía, la mujer no habría sido creada. Ella fue creada con el propósito de ayudar al hombre.
La autoridad sobre su cabeza era el velo. Aunque ella hacía lo mismo que el varón que hablaba en público u oraba en el Espíritu, lo hacía con un símbolo de sujeción al varón.
Esto debía hacerlo por causa de los mensajeros o ángeles, quienes siendo superiores al hombre se sujetan a Dios, por lo que la mujer debe sujetarse al varón.
De todas maneras, el Señor es el Creador, quien ha puesto los roles para ser obedecidos. Ambos se necesitan, no somos independientes; una mujer sola está incompleta, lo mismo que un hombre solo. Por lo tanto, el varón no debe pensar que él es mejor que la mujer, y tampoco ella debe tratar de ser igual a él. Si bien es cierto que la mujer fue hecha del varón, también lo es que todos los demás varones hemos nacido de una mujer. Pero todos salimos de Dios.
Ahora Pablo apela a la misma lógica de los corintios, a los que se creían muy refinados en su pensamiento. Muchas veces el sentido común nos guía a hacer lo correcto, pero también nuestra terquedad nos empuja para que hagamos lo contrario.
Pablo se dirige a lo propio e impropio. Los corintios podían discernir con su propia lógica si era correcto o no que la profetiza orara sin signo de autoridad sobre su cabeza. En el siglo I, el velo era una prenda de significaba modestia y sujeción, en Corinto, lo que no quiere decir que lo sea en el día de hoy en los países occidentales. Por ello Pablo insiste en que las profetizas no escandalizaran al pueblo quitándose esa señal de autoridad, ya que lo que estarían demostrando era ser insujetas y rebeldes. Tómese en cuenta que Pablo escribe esto para las mujeres de la Iglesia y no para todas. Tampoco debemos olvidar que el velo era una prenda de la ropa femenina acostumbrada entre las mujeres decentes, no solo las de la Iglesia. Fue la Iglesia Católica la que impuso el velo como parte del atuendo religioso y no fue sino hasta el Concilio Vaticano II que permitió que este dejara de usarse.
También señala Pablo lo que es natural. Hay cosas que la naturaleza, es decir, algo interno que tenemos todos, nos mueve a realizar. Es natural que el hombre busque proteger a la mujer, aunque no tenga ningún vínculo sentimental con ella. Es natural que una madre se sacrifique por su hijo, nadie se lo tiene que decir.
Es cierto que el hombre puede dejarse crecer el cabello, pero naturalmente no lo hace porque puede provocar incomodidad y confusión. La práctica en el siglo I en el Imperio Romano era que el hombre usara el cabello corto, por lo que podemos asegurar que Jesús usó el cabello corto y no largo como insisten en presentar los artistas. Entre los judíos se usó el cabello corto desde siempre, y solo quien hacía voto de nazareo se lo dejaba crecer. Esto era una excepción y por lo tanto está bien especificado.
Pero para la mujer llevar cabello largo le es glorioso. En ese tiempo, la mujer que llevaba el cabello corto dejaba mucho que desear. Su cabello hacía distinción con el varón. Hoy día las mujeres, incluso en la Iglesia, acostumbran a cortarse el cabello, y no es malo en sí, siempre y cuando el corte no vaya a prestarse para que se le confunda con un varón, y lo mismo ocurre con el varón.
La palabra griega que es usada aquí es peribólaion, que según Strong significa “algo lanzado alrededor de uno”[2], una envoltura. Esto es el cabello para la mujer, le fue dado para que se envolviera en él. Era su gracia. Y si esta cubierta natural es gloriosa para la mujer, y el velo artificial es una señal de sujeción, de seguro como no dejaría su gloria natural, su cabello, tampoco dejaría de usar su señal de sujeción. La mujer no puede quedarse sin su gloria. Y no es que las mujeres que tenían el cabello corto se ponían un velo y con ello ya estaban gloriosas, sino que usaban el cabello largo y se ponían el velo como símbolo de sujeción.
“Pero si a alguien le gusta altercar”, porque siempre encontraremos personas amantes de las discusiones por las cosas más pequeñas y aunque se les demuestre lo correcto. Pablo, ni alguno de los otros Enviados tenían la costumbre de ir armando pleitos por todo; él sabía que en Corinto y todas partes se encontrarían personas dispuestas a buscar rebatir este y cualquier otro asunto. Ya él había especificado que era lo correcto, y eso debemos acatar todos los cristianos en todas partes y todo tiempo.
Tampoco en las asambleas de Dios había la costumbre de estar disputando por todo. Los cristianos no estamos de acuerdo con todo lo que el mundo haga, pero cuando en el mundo se hace lo correcto, el cristiano debe dar su apoyo. En este caso, el velo era una buena costumbre usada por los pueblos antiguos, y los cristianos de la época debían seguir esa buena costumbre; hoy día no se usa, por lo que no es necesario seguirla.
b. Se reprenden los desórdenes en la Cena del Señor.
11.17-34 Entre los corintios se daban muchos problemas en la Iglesia, incluyendo la hora de la Santa Cena, por lo que Pablo debe poner coto al asunto.
No podía alabarlos por lo que estaban haciendo, porque en lugar de reunirse para glorificar a Dios lo que hacían era causar daño a la Iglesia. Él iba a hacer l corrección necesaria para esto.
Parece increíble que un grupo de personas se reúnan supuestamente para alabar a Dios y en realidad lo que están haciendo es lo contrario. Ellos no estaban superando su estado espiritual, sino más bien lo estaban deteriorando. El comportamiento de los corintios era más bien el de paganos en lugar de cristianos. Es triste saber que lo mismo ocurre hoy en algunas congregaciones en donde debieran estar alabando a Dios, pero se reúnen para ver cual lleva la mejor ropa, o cual tiene el mejor auto, o cual ha tenido éxito financiero.
Comienza la reprensión. La Cena del Señor es el propósito primordial de la reunión, todas las demás cosas que se hagan van a girar alrededor de este evento. La reunión de la asamblea se daba el primer día de la semana, aunque también lo hacían entre semana[3], pero era el domingo cuando se reunían a partir el pan.
¿Cuál era el problema? A Pablo le llegaban informes de las divisiones que se estaban produciendo entre los cristianos pero no por puntos doctrinales, sino por asuntos de rango social entre los miembros de la congregación. Quizá Pablo dudó que la situación estuviera tan difícil entre los creyentes, pero al recibir la misma queja una y otra vez le estaba dando validez a estas. Esto era algo que los corintios no podían negar que estaba sucediendo.
Pero era algo necesario. Entre los grupos de personas cada una va a ir demostrando su carácter conforme pasa el tiempo, y eso debía ocurrir en la Iglesia también, porque así se podía medir quien en realidad era cristiano y quién no. ¡He conocido a tantos que se dicen ser cristianos y al tiempo demuestran que lo único que hay en su corazón es podredumbre!
Pablo usa la palabra “herejías” para hablar de las divisiones, porque en realidad esto es lo que son. El cuerpo de Cristo es uno, y cuando alguien decide separar ese cuerpo por hacer algo que va contra la Palabra, está cometiendo una herejía. Lo bueno de todo esto es que con el fuego sale a relucir el oro puro. Cuando hay divisiones usted podrá ver a los verdaderos cristianos alejándose de los falsos.
¿Cómo podemos saber quiénes son los verdaderos cristianos? Son aquellos que no van a renunciar a su fe, que se van a mantener firmes en la Palabra de Dios, que a pesar de toda la oposición no aceptarán cambiar la sana doctrina, aunque sean expulsados de la congregación. Hace unos años fui expulsado y declarado “enemigo” de una congregación porque denuncié un pecado que estaba envolviéndolos a todos; solo unos pocos me apoyaron y con mucho temor porque había un hombre que controlaba las finanzas de la Iglesia y las ayudas a los necesitados, y con eso manipulaba a toda la congregación. ¿Qué debía hacer? ¿Quedarme y seguir viendo como por un hombre toda una congregación vivía en pecado o salir de en medio de esos lobos?
Cuando se reunían los corintios se suponía que lo hacían para participar de la Cena del Señor. Hay creyentes que creen que el solo hecho de participar todos los domingos de la Cena ya los hace aceptables delante de Dios, pero ese es un error. Los corintios se reunían y lo que provocaban era un desorden que era rechazado por el Señor. Este pasaje es el documento más antiguo acerca de la Cena del Señor y de cómo debía participarse de ella que hay, debido a que esta epístola fue escrita antes de cualquiera de los Evangelios.
Es probable que la Cena se llamara de esta manera porque se celebraba en las primeras horas de la noche, así que siendo que según el conteo judío el día iniciaba cerca de las seis de la tarde, cuando se ocultaba el sol, y terminaba al día siguiente cerca de esa hora, este acto se hacía en la noche de nuestro sábado, sin que esto tenga que darle la razón a los Adventistas del Sétimo Día que celebran el acto el sábado en la mañana y no en la noche. Debido a la occidentalización de la Iglesia, comenzó a contarse los días a partir de las doce medianoche, y entonces el domingo cambió y debido a que la Iglesia Católica Romana comenzó a realizar no un culto, sino varias “misas” o sacrificios durante todo el domingo, el acto se multiplicó varias veces el mismo día. Con la llegada de la Reforma Protestante se redujo el número de veces a una o dos por congregación, pero participando ya no en el comienzo del domingo judío sino en el domingo occidental.
¿Por qué el domingo y no el sábado? Porque el domingo fue el día en que el Señor se levantó de entre los muertos[4], y fue el domingo el día en que el Espíritu Santo bajó a los Enviados dando inicio a la Iglesia[5]. La Didajé[6] 14.1 exhorta: “Reunidos todo día del Señor romped pan”. Muy semejante es Hechos 20.7, donde leemos que los discípulos se reunieron “el primer día de la semana ... para partir el pan”. En la Epístola de Ignacio a los magnesios 9.1[7] se dice: “no guardando ya el sábado sino viviendo según el domingo, día en que amaneció nuestra vida”[8].
Uno de los problemas serios que encontró Pablo en esta manera de actuar de los corintios era que ellos pensaban que era una comida común, y cada cual traía lo mejor de su casa para celebrar, tal y como se practicaba entre los paganos. Así cada cual comía lo que traía, y el que no traía, no comía. Algunos llegaban al punto de emborracharse en el mismo salón de la Iglesia.
Parece que los que más tenían, sin importar los demás, tomaban su comida y no consideraban a nadie, lo cual produjo roces muy fuertes entre los dos bandos, los que tenían y los que no. En realidad lo que se veía ahí era la obra de la carne. Soy partidario de celebrar ágapes entre los hermanos, eso une a la congregación promoviendo la amistad y la cooperación, pero este es un acto aparte del culto, es una reunión social entre hermanos, pero lo que hacían los corintios era algo aberrante.
Los corintios habían llevado el mal a la Iglesia haciéndola igual a los paganos. El servicio de adoración que debe estar lleno de respeto y reverencia se había convertido en un acto de diversión. ¿Le suena parecido a lo que pasa en muchos grupos? Si ellos querían un acto social lo podían hacer en sus casas, la Iglesia, y mucho menos el tiempo del culto, debe ser tomada para hacer fiestas bacanales. Aunque esto no quiere decir que Pablo estuviera de acuerdo en que hicieran orgías semejantes en las casa de los cristianos tampoco. Tómese en cuenta que la Cena del Señor no es para satisfacer el apetito natural.
Había de dos barbaridades que se estaban cometiendo en este acto: Se menospreciaba a la Iglesia y se ponía en vergüenza a los pobres. Esto produjo la división. He sido testigo de muchas divisiones en la Iglesia, y siempre está acompañada de chismes, falsos testimonios, injurias, mentiras, odio, etc.
Pablo no tenía palabras de elogio para los corintios, sino que la vergüenza era su compañera en este momento. ¿Qué cosas escribiría Pablo a la Iglesia del siglo XXI? La Iglesia está dividida por cuestión de “Sociedades Misioneras”, de uso de instrumentos musicales, de si hay que usar una copa grande o copitas individuales, de honrar en forma pomposa a algún hermano muerto, de si se debe o no bautizar a una persona que vive en unión libre, etc. ¿Por dónde empezaría Pablo?
Viene el segundo punto: Lo que se debe hacer y cómo se debe hacer. El bacanal de los corintios era una ofensa para el Señor, y entonces él les explica cómo debe realizarse, para ver el contraste.
Esto es una repetición de lo que ya sabían, ya se los había entregado, es decir, ya se lo había enseñado. Aunque Pablo no había estado en la institución de la Cena, el mismo Señor se lo había mostrado cuando estuvo en el desierto.
La institución de la Cena no es un invento humano, sino que el mismo Cristo lo enseñó a los Enviados. Jesús tomó pan, el pan de la Pascua que no tenía levadura, era ázimo[9]. El pan que uso Jesús no tenía levadura, así que el que debe usarse en la Cena debe ser igual, solo harina, grasa[10] y agua.
Con el pan en sus manos Jesús dio gracias lo bendijo, es lo mismo. Se da gracias a Dios por el sacrificio hecho por Jesús, este no es el momento para pedir por la hermana Juana que está enferma o el hermano Calixto que está muriendo en el hospital, sino de agradecer por la salvación que nos da ese cuerpo roto por nuestros pecados. La palabra griega que se usa aquí es eujaristéo, de donde viene la palabra transliterada “eucaristía”, por lo que decir que vamos a participar de la eucaristía es correcto.
De lógica Jesús no se refería a su cuerpo literal, Él estaba presente en ese momento, sino como símbolo. La enseñanza católica de la transubstanciación[11], así como la luterana de la consubstanciación[12], no tienen base bíblica. Estos elementos son solo simbólicos.
“…estén haciendo ustedes esto…”, en el griego se usa un tiempo presente continuo, porque este es un acto que debe seguirse haciendo hasta el día que el Señor regrese. La finalidad del acto es recordar el momento de la muerte de Jesús, con lo que nosotros recibimos la vida eterna.
La palabra “tomó” no aparece en el texto griego, por lo que la traducción debe ser algo como “Así mismo, después de cenar también la copa diciendo”, pero se infiere que lo que hizo fue tomar la copa.
Así como había hecho con el pan lo hace ahora con la copa, pero debe tomarse en cuenta que en sí lo importante no es la copa sino el contenido de ella, es decir el jugo de uvas. Los que abogan por un solo recipiente están tergiversando las palabras ya que no es posible repartir una copa, sino solo el contenido de ella.
Parece que la institución de la Cena del Señor fue en dos tractos, primero partió el pan, cenaron y luego, para finalizar, repartió el jugo de uvas. Recordemos que la reunión de ellos fue para celebrar la Pascua y Jesús aprovechó la oportunidad para instituir la Cena.
“Esta es la copa del nuevo pacto en mi sangre”, el contenido de la copa es el símbolo del nuevo pacto porque simboliza la sangre de Jesús. Para que un pacto se confirmara era necesario el derramamiento de sangre[13]. Este nuevo pacto venía en lugar del pacto anterior, el de Moisés, y sería clavado en la cruz[14]. Ya no eran animales los sacrificados sino el mismo Hijo de Dios. ¡No es posible que muchos religiosos quieran seguir viviendo en el antiguo pacto que no nos daba salvación y ponen de lado el nuevo!
Hay que beber, ¿qué se bebe, la copa o el contenido? La copa no se bebe para calmar la sed, ni para bajarse el pan, sino que para recordar la muerte de Jesús. Hay grupos religiosos que celebran la Cena del Señor una vez al año, y en algunos, como los russellistas, nadie toma de ella porque no se consideran dignos, es decir, comprenden que no son salvos, y aún así no buscan la solución a su problema.
En el siglo I la Iglesia se reunía el primer día de la semana, el domingo para participar de la Cena del Señor, así lo enseña el ejemplo de Hechos 20.7 y las citas de varios historiadores contemporáneos. Entre los protestantes se sigue no el patrón bíblico, sino el impuesto por los metodistas que cuando llegaron a América tenían establecido que solo los superintendentes podían celebrar el acto y repartieron las congregaciones entre cuatro por cada superintendente, así que él las visitaba una vez al mes y entonces conmemoraban la Cena, una vez al mes, lo que fue adoptado por los otros grupos y dejaron de hacerlo todos los domingos, aunque el mismo Juan Wesley la tomaba todos los primeros días de la semana.
“Porque cuantas veces coman este pan y beban la copa”, ¡un momento! ¿Cómo puede beberse una copa? De nuevo los partidarios de una copa se encuentran con un problema para sostener su tesis, lo lógico es que se beba el contenido de la copa, el jugo de uvas, así que hacerlo en una copa o en copas individuales no tiene ninguna relevancia.
Los Católico-romanos también tienen un problema con esto, ya que ellos solo dan el pan a los fieles y no la copa, argumentando que en el pan se encierra todo el cuerpo, incluyendo la sangre. Pero ¿por qué los sacerdotes toman los dos elementos? En realidad es que ellos no toman jugo de uvas, sino vino fermentado, y al haber tanta incidencia de alcoholismo entre los fieles católicos ellos prefieren no dar la copa para no provocar a más excesos.
Pero con la Cena del Señor no solo se recuerda la muerte de Jesús, sino que se anuncia el regreso del Señor. Hasta el momento la misericordia de Dios está en operación, pero llegará el tiempo en que se acabará y entonces todos tendremos que enfrentar la justicia divina. La Cena del Señor es el mejor sermón para los inconversos.
“De modo que”, esta frase es una advertencia ya que hay consecuencias serias cuando el cristiano toma la Cena de manera indigna. ¿Qué significa esto? Hay quienes se niegan a participar de la Cena del Señor porque pecaron entre semana y se sienten mal por ello. Esto tiene una solución: Arrepentimiento y perdón. Otros, como los corintios, habían torcido el concepto y en lugar de hacer una conmoración hacían una bacanal. Otros no están concentrados en el asunto, sino que están pensando en el partido que se está jugando en ese momento o en la comida que harán después del culto. Hay algunos que hasta hacen burla de los elementos de la Cena.
¿Cuál es la consecuencia de este pecado? La persona que tal haga será culpada de la muerte de Cristo. Serán como aquellos que estaban presentes ese día injuriando a el Señor mientras Él sufría el sacrificio.
¿Cómo puede uno estar seguro que no es parte de ese pecado? Hay que hacer un examen de conciencia y arrepentirse de sus pecados, y todos pecamos de una u otra manera. La Cena del Señor debe tomarse con el propósito correcto con que fue establecida, por lo que analizarse antes es algo importante. No debemos tampoco tomar la Cena como algo mecánico o rutinario. El examen es personal, no puede ser hecho por mamá, papá o mi esposa. En una oportunidad se me acercó una hermana a pedirme que le prohibiera a su hija tomar la Cena porque no le hacía caso en sus órdenes. ¡Nadie está autorizado a quitar a otra persona el tomar la Cena, es un asunto individual!
Los bautistas hablan de “comunión cerrada” y así evitan que quienes no son de ellos tomen la Cena, y de esta manera se comportan igual que los católicos que deben confesar sus pecados al cura. ¡Cada uno es responsable delante del Señor!
Después del auto examen podemos tomar la Cena del Señor con tranquilidad, glorificando al Señor.
Me llama la atención que Pablo dice que después se “coma del pan y beba de la copa”, y no que se coma la carne y beba la sangre de Cristo. Se agradece por pan y pan se come, se agradece por el jugo y se toma jugo. Tampoco se habla de que es un sacramento ya que aquí no hay nada secreto ni misterioso.
Comer o beber la Cena sin haber hecho un buen examen de conciencia es muy peligroso. Los corintios hacían del evento un banquete y no discernían el cuerpo y la sangre del Señor. En realidad el momento de la Cena tiene emociones encontradas, hay tristeza, porque cuando recordamos la muerte de un ser querido nos duele, mucho más cuando a muerto de forma violenta, lo que ocurrió con Jesús, pero en este caso también debe haber gozo porque es a través de esa muerte que nosotros recibimos redención. Los corintios estaban haciéndolo mal porque se reunían con la sola idea de comer y beber.
Cuando no discernimos el cuerpo, cuando no tomamos en cuenta el sacrificio de Jesús, de todo su dolor, estamos recibiendo condenación porque estamos pecando. No es necesario el Juicio porque ya lo estamos ejecutando nosotros mismos. Esto ya lo estaban viviendo los corintios ya que entre ellos había muchos enfermos, débiles y algunos hasta habían fallecido. Pero no debemos creer que toda enfermedad sea producto del pecado o que la muerte sea símbolo de un castigo por haber hecho algo mal. Hay pecadores muy sanos y santos muy enfermos.
¿La solución? Discernirse a sí mismo, examinarse a conciencia. Cuando actuamos conscientemente de acuerdo a las Escrituras podemos vivir en paz porque sabemos que estamos actuando de acuerdo a la voluntad del Señor.
Pero si no tenemos discernimiento en esto, no podemos quejarnos de que la disciplina venga sobre nosotros. Desde luego, la disciplina es para el ser amado, es educación, es prevención para que no recibamos castigo. Al ser disciplinados no seremos condenados, porque la disciplina nos trae enseñanza para que no hagamos lo malo. Recordemos que el mundo ya está condenado, por eso no podemos vivir como lo hace el mundo. ¡Los cristianos somos diferentes! Y si vivimos como los del mundo, ¿en qué nos diferenciamos? El que no es cristiano no tiene esperanza, está condenado. Los calvinistas hablan de predestinación, pero este pasaje es contrario a su enseñanza.
“De modo que”, viene la conclusión. Y los vuelve a tratar de “hermanos”, para que ellos no se sientan que han sido cortados de comunión, sino que debían poner las correcciones en práctica.
Era necesario que se esperaran unos a otros, la Cena del Señor debe ser celebrada en congregación para edificarse unos a otros, anunciando la muerte, sepultura, resurrección y pronta venida del Señor. Es un acto de tristeza y gozo al mismo tiempo y es el anuncio al mundo de cómo poder vivir eternamente.
Si alguno tiene hambre debe satisfacerse en su casa. No podían seguir confundiendo la Cena del Señor con una comida normal y mucho menos con un bacanal.
No sabemos cuáles son las otras cosas que necesitaban ponerse en orden, pero los corintios sí, y eso es lo importante, por lo que no es correcto tratar de adivinar a que se refiere Pablo.
[1] 1 Corintios 12.1-4.
[2] Strong. G4018.
[3] Hechos 2.46; 20.7; 1 Corintios 16.2; Hebreos 10.25.
[4] Lucas 24.1.
[5] Hechos 2.1
[6] Con el nombre de Didajé (enseñanza) o Enseñanza de los doce apóstoles escrito cerca del año 100 d.C., se nos ha transmitido uno de los primerísimos textos de la literatura patrística. La fama de que gozó en la antigüedad se refleja en las alusiones presentes en otras obras de diversos autores (Pastor de Hermas, Clemente de Alejandría, Orígenes, Eusebio, Atanasio...). Este escrito se presenta como recopilación de diversas fuentes reunidas por un anónimo judeocristiano y dirigida a un grupo de fieles de lengua griega procedentes del paganismo; una colección de instrucciones y de prácticas de la Iglesia primitiva, hecha por uno de aquellos ministros itinerantes del evangelio, de los que nos habla la misma Didajé (c. 11, 3-6). Diccionario de Teología Católica. Didajé.
[7] Cerca del año 110 d.C.
[8] Ruiz Bueno, Padres apostólicos, páginas 91,464.
[9] Éxodo 12.15.
[10] Probablemente aceite de oliva que era el usado en Palestina.
[11] La substancia de pan se cambia en la substancia de cuerpo físico y literal, y que la substancia de fruto de la vid se cambia en la substancia de sangre física y literal.
[12] La substancia del cuerpo y de la sangre de Cristo están presentes juntamente con la substancia del pan y del fruto de la vid.
[13] Hebreos 9.15-17.
[14] Hebreos 8.13; Colosenses 2.14.