h. Día 7.
1) El gran Sábado.
a) La preparación (Lucas 23.56).
Al regresar a casa, las mujeres “prepararon especias aromáticas y ungüentos”. Hicieron esto el “día de la preparación” porque no podrían hacerlo en el día de reposo. Aunque Jesús había dicho repetidas veces que iba a morir y resucitar, obviamente estas mujeres que tanto lo amaban no esperaban la resurrección, parece que su amor era más grande que su fe; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento[1]. Pero entonces el Príncipe de la vida no tenía más necesidad de sus aromas ni de sus ungüentos; Dios no había permitido que su Amado sintiera la corrupción[2].
b) La guardia (Mateo 27.62-66).
“Al día siguiente, que es después de la preparación”, es decir, el mismo día de la fiesta, los que antes no quisieron ir a Pilato por temor a contaminarse, el mismo día de la Fiesta, no tuvieron igual temor para ir a solicitar una guardia para el sepulcro.
Según los Adventistas del Séptimo Día, Jesús resucitó en el día de reposo, pero obsérvese el relato de Lucas 24:
i. 24.1: “El primer día de la semana, muy de mañana...“
ii. 24.13: “Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea...”
iii. 24.19-21: “…ellos le dijeron... le crucificaron... hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido”.
La conclusión innegable es que ese primer día de la semana fue el tercer día después de la crucifixión de Jesús, el día indicado por Jesús para su resurrección.
A pesar que tres y tres noches serían setenta y dos horas, pero Jesús no estuvo en la tierra setenta y dos horas. Algunos batallan con esto haciendo cálculos y aun determinan que Jesús no fue crucificado el viernes sino el jueves o aun el miércoles, pero tales cálculos no ayudan para resolver el supuesto problema, porque Jesús murió y fue sepultado poquito antes de empezar el día de reposo pero no resucitó a fines del día primero sino “al amanecer del primer día de la semana”[3]. Jesús había dicho que resucitaría “al tercer día”[4] y Pedro dijo: “A este levantó Dios al tercer día”[5]. Pablo dijo lo mismo en 1 Corintios 15.4.
Los judíos dijeron: “Este dijo: Puedo derribar el Templo de Dios, y en tres días reedificarlo”[6]; lo que dijo en realidad fue: “Destruid este Templo, y en tres días lo levantaré”. “Y comenzó a enseñarles que le era necesario... ser muerto, y resucitar después de tres días”[7].
El supuesto problema resuelto: Los judíos dijeron a Pilato que “aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. Manda, pues, que se asegure al sepulcro hasta el tercer día...”[8]. ¿Por qué no dijeron que se aseguraran al sepulcro hasta el cuarto día, o sea, hasta terminar las setenta y dos horas? Porque todos entendían que al decir “después de tres días” o “en tres días” o “al tercer día”, decían la misma cosa, pues para los judíos cualquier parte de un día era un día y una noche. No acostumbramos hablar de esta manera pero ellos así se expresaban. Para entender la Biblia es necesario entender lo que las palabras y las expresiones, modismos, hebraísmos, etc., significaban para el pueblo de aquel entonces[9].
Pilato autorizó, a pesar de lo ridículo que podía parecerle, una guardia; no eran los guardias judíos, los del Templo, sino una guardia romana, un número suficiente para su propósito. Estos guardias “fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia”, lo hicieron con el sello imperial, poniendo primero cera caliente y luego se presionaba el sello metálico sobre esta, de tal manera que quedaba la marca que solo podía ser rota por alguien que estuviera autorizado. Estos son detalles muy importantes que confirman la resurrección de Cristo, porque hubiera sido completamente imposible remover el cuerpo de Cristo del sepulcro de otra manera.
[1] Éxodo 20.10.
[2] Salmos 16.10; Hechos 2.27.
[3] Mateo 28.1.
[4] Mateo 16.21; Lucas 9.22.
[5] Hechos 10.40.
[6] Mateo 26.61.
[7] Marcos 8.31.
[8] Mateo 27.63-64.
[9] Ester 4.16, 5.1; Genesis 42.17-18.
1) El gran Sábado.
a) La preparación (Lucas 23.56).
Al regresar a casa, las mujeres “prepararon especias aromáticas y ungüentos”. Hicieron esto el “día de la preparación” porque no podrían hacerlo en el día de reposo. Aunque Jesús había dicho repetidas veces que iba a morir y resucitar, obviamente estas mujeres que tanto lo amaban no esperaban la resurrección, parece que su amor era más grande que su fe; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento[1]. Pero entonces el Príncipe de la vida no tenía más necesidad de sus aromas ni de sus ungüentos; Dios no había permitido que su Amado sintiera la corrupción[2].
b) La guardia (Mateo 27.62-66).
“Al día siguiente, que es después de la preparación”, es decir, el mismo día de la fiesta, los que antes no quisieron ir a Pilato por temor a contaminarse, el mismo día de la Fiesta, no tuvieron igual temor para ir a solicitar una guardia para el sepulcro.
Según los Adventistas del Séptimo Día, Jesús resucitó en el día de reposo, pero obsérvese el relato de Lucas 24:
i. 24.1: “El primer día de la semana, muy de mañana...“
ii. 24.13: “Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea...”
iii. 24.19-21: “…ellos le dijeron... le crucificaron... hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido”.
La conclusión innegable es que ese primer día de la semana fue el tercer día después de la crucifixión de Jesús, el día indicado por Jesús para su resurrección.
A pesar que tres y tres noches serían setenta y dos horas, pero Jesús no estuvo en la tierra setenta y dos horas. Algunos batallan con esto haciendo cálculos y aun determinan que Jesús no fue crucificado el viernes sino el jueves o aun el miércoles, pero tales cálculos no ayudan para resolver el supuesto problema, porque Jesús murió y fue sepultado poquito antes de empezar el día de reposo pero no resucitó a fines del día primero sino “al amanecer del primer día de la semana”[3]. Jesús había dicho que resucitaría “al tercer día”[4] y Pedro dijo: “A este levantó Dios al tercer día”[5]. Pablo dijo lo mismo en 1 Corintios 15.4.
Los judíos dijeron: “Este dijo: Puedo derribar el Templo de Dios, y en tres días reedificarlo”[6]; lo que dijo en realidad fue: “Destruid este Templo, y en tres días lo levantaré”. “Y comenzó a enseñarles que le era necesario... ser muerto, y resucitar después de tres días”[7].
El supuesto problema resuelto: Los judíos dijeron a Pilato que “aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. Manda, pues, que se asegure al sepulcro hasta el tercer día...”[8]. ¿Por qué no dijeron que se aseguraran al sepulcro hasta el cuarto día, o sea, hasta terminar las setenta y dos horas? Porque todos entendían que al decir “después de tres días” o “en tres días” o “al tercer día”, decían la misma cosa, pues para los judíos cualquier parte de un día era un día y una noche. No acostumbramos hablar de esta manera pero ellos así se expresaban. Para entender la Biblia es necesario entender lo que las palabras y las expresiones, modismos, hebraísmos, etc., significaban para el pueblo de aquel entonces[9].
Pilato autorizó, a pesar de lo ridículo que podía parecerle, una guardia; no eran los guardias judíos, los del Templo, sino una guardia romana, un número suficiente para su propósito. Estos guardias “fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia”, lo hicieron con el sello imperial, poniendo primero cera caliente y luego se presionaba el sello metálico sobre esta, de tal manera que quedaba la marca que solo podía ser rota por alguien que estuviera autorizado. Estos son detalles muy importantes que confirman la resurrección de Cristo, porque hubiera sido completamente imposible remover el cuerpo de Cristo del sepulcro de otra manera.
[1] Éxodo 20.10.
[2] Salmos 16.10; Hechos 2.27.
[3] Mateo 28.1.
[4] Mateo 16.21; Lucas 9.22.
[5] Hechos 10.40.
[6] Mateo 26.61.
[7] Marcos 8.31.
[8] Mateo 27.63-64.
[9] Ester 4.16, 5.1; Genesis 42.17-18.