Los Enemigos de la Familia
Debemos
tener presente que el enemigo número uno de la familia es Satanás. Él desea
destruir la Creación y sabe bien que golpeando en el seno familiar, hará un
daño tan serio que pondrá a la sociedad completa en jaque. Ya la historia nos
marca como algunas sociedades como las de Sodoma y Gomorra y la romana,
sucumbieron debido a que las bases familiares fueron minadas. Es por eso que es
tan importante que hoy como nunca antes, la Iglesia se mantenga firme ante los
embates satánicos que quieren hacer pasar los pecados carnales como simples “preferencias” sexuales. El enemigo de
Dios y nuestro ha venido usando durante los últimos cincuenta años las armas
más sutiles para el desmoronamiento de los principios bíblicos para el hogar,
aprovechando el auge de los “famosos”
que se imponen como líderes a quienes la sociedad moderna imita.
Antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, los héroes a quienes la sociedad buscaba imitar eran personas de renombre, que habían causado impactos positivos. Hombres como Einstein, Bell, Wright, Churchill, Disney, Fleming, Picado, Gandhi, Unamuno, Ford, Villa, Zapata, Freud, entre muchos, eran aquellos a quienes los jóvenes querían emular. Pero después de la Guerra, hombres como estos fueron vilmente asesinados, comenzando con Gandhi, el indú que deseaba que los hombres fuéramos hermanos; John F. Kennedy, el presidente norteamericano que buscaba una alianza para el progreso; y Martín Luther King, el pastor bautista que clamaba por los derechos de todos los hombres sin usar la violencia.
Ahora los héroes de la juventud no se encuentran en las palestras luchando por los derechos de las gentes, ni en los laboratorios inventando cosas que nos vayan a facilitar la existencia, ni en los púlpitos de las iglesias motivando a la gente a vivir píamente. Los héroes de la juventud son hechos por la maquinaria publicitaria: Actores, actrices y cantantes marcan la pauta de cómo debe vivir la sociedad moderna.
Pero veamos rápidamente una muestra del ejemplo que dan los nuevos “héroes”. Marilyn Monroe, la rubia platinada que conmocionó al cine en los años cincuenta, murió el 5 de Agosto de 1962 por una sobredosis de barbitúricos; Elvis Preasley, considerado el rey del Rock, murió el 16 de Agosto de 1977 debido a sus excesos en la comida, bebida y drogas; Rock Hudson, que se había convertido en el prototipo del hombre “perfecto” en los años 60, muere de SIDA por su conducta homosexual el 2 de Octubre de 1985; Freddy Mercury, cantante del grupo Queen, fallece de SIDA el 24 de Noviembre de 1991; Los Beatles, grupo inglés de rock de finales de los años 60 y 70 que abiertamente se mostraban partidarios al uso de la droga y que además de roces muy serios entre ellos, terminan por separarse después de haber proclamado ser más famosos que Jesús; Madonna, la cantante femenina más exitosa de todos los tiempos, según el libro de Records Guinness, es también una de las más fanáticas impulsoras de que las mujeres sean madres solteras y escritora de libros para niños; Michael Jackson, el “rey del pop”, fallecido el 25 de Junio del 2009, acusado en varias oportunidades de abuso infantil; Elton John, quien tuviese el honor de cantar en el funeral de la princesa Diana de Gales estando ahí la Reina de Inglaterra, se casó con su novio, no leyó mal: Su novio, el 21 de diciembre del 2005. Además, las “estrellas” de Hollywood se encuentran fascinados con las filosofías orientales que les “liberan” de toda culpa cuando no les señalan el pecado, sino que los guían más bien a aceptar todas las cosas como naturales: Shirley McLaine, Tom, Cruise, Richard Gere, Sean Connery y muchos otras luminarias se envuelven ahora en las falsas enseñanzas que les transmiten los maestros yogas y los sacerdotes lama, dejando su mente en blanco para contactarse con un “ente” superior que les ayuda en su vida.
Sumado a estas cosas, desde la década de los 60, los hogares abrieron sus puertas a las enseñanzas que son transmitidas por medio de la televisión, mostrando un estilo de vida alejado de la realidad, pero que de tanto verlo se nos ha hecho tan familiar que muchas veces lo queremos tener en nuestra propia casa. Así, los electrodomésticos no pueden faltar en los hogares, aunque en veces no sepamos ni para que sirven o tenemos dos o más que hacen la misma función.
Pero el adquirir electrodomésticos es el menor de los males, ya que a lo sumo que puede llevarnos esto es que se nos aumente el cobro en el recibo de la electricidad. Hay otros modelos que nos afectan más y que llevan a la desintegración familiar, como es el hecho de la violencia, en donde en muchos programas se muestra gráficamente como entrar a un edificio fácilmente, violando la vigilancia; o como puede alguien cometer un crimen y salir impune. Además, los valores familiares vienen a menos cuando se nos presenta el adulterio como algo normal y aceptado por la sociedad, así como el divorcio. De hecho, en la cartelera de televisión en Costa Rica en Mayo del 2011, sumando las horas de transmisión de las cuatro televisoras comerciales más populares encontramos que en 695 horas de transmisión durante una semana, los programas se distribuyeron de la siguiente manera:
Telenovelas: 171 23 %
Cultura: 144 19 %
Infantiles: 106 15 %
Noticias: 100 14 %
Cine: 48 7 %
Humor: 25 5 %
Deportes: 21 4 %
Concursos: 20 3 %
Aventura: 20 3 %
Juveniles: 14 2 %
Drama: 10 2 %
Policíacas: 10 2 %
Chismes: 6 1 %
Analizando estos datos, podemos ver que el primer puesto es el de las Telenovelas, cargadas de sexo, adulterio, violencia, intrigas y vulgaridades.
El segundo lugar está ocupado por los programas Culturales. Pero en ellos estamos integrando también a los de información turística, así como los programas “femeninos” que han dado campo para que gentes con pensamientos extraños lleguen hasta el hogar, con sus “tratamientos de agua”, olores de incienso, posiciones y colores de los muebles para atraer la paz, etc. Además estamos incluyendo la información de la Asamblea Legislativa.
Los programas Infantiles están en la tercera posición. Pero no se crea que sean aquellas aventuras inocentes que muchos de nosotros vimos en los años 60. Estas están llenas de violencia y conjuros mágicos.
Las Noticias, ocupan la cuarta posición, que si bien es cierto son necesarias para enterarnos de lo que ocurre en el mundo, también nos informan de cosas muy negativas.
En quinto lugar encontramos el Cine, en donde la mayoría de las películas que se presentan son las de corte violento, a las que se les considera “buenas”. Además, muchas de ellas están saturadas de sexo.
El sexto lugar está ocupado por los programas de humor, que desdichadamente la mayoría no tiene un humor limpio, sino que los chistes de doble sentido y la vulgaridad se asoman constantemente.
Después aparecen los programas de Deportes, pero tampoco se crea que es donde se transmiten competencias que puedan disfrutarse en familia, sino que muchas de estas 21 horas son utilizadas para presentar los comentarios de periodistas que quizá se sienten traumatizados por no haber podido ellos practicar algún deporte.
Los programas de Concursos están de octavo, en donde las modelos con ropas indecorosas se mueven al ritmo de la música sensual y en donde se usan frases de doble sentido, para hacer reír al público y a los participantes que aceptan ir a hacer el ridículo y a ser avergonzados por un premio miserable.
La novena posición la ocupan los programas de aventura, en donde todavía se permite a los televidentes distraerse con cuentos fantasiosos que le sacan de su rutina.
La décima posición la ocupan los programas juveniles, en donde tampoco se le da a los muchachos en estas pocas 14 horas semanales, alguna guía que puedan usar para enfrentar su problemática, sino que se le bombardea con música extraña.
Le siguen 10 horas de Drama, que bien puede ser los únicos programas extranjeros que pueden tener un mensaje positivo para nuestra sociedad actual.
Junto con estas vienen las series policiales, con un ambiente muy alejado del nuestro y en donde se dan ideas “frescas” a los delincuentes del tercer mundo.
De último se encuentran los programas de Chismes, estos son los que se encargan únicamente de hablar de los escándalos provocados entre los “famosos”. Adulterios, sinvergüenzadas, orgías, etc.
Entonces, esta influencia que tiene la familia por medio de la televisión, es bastante negativa. Pero si hablamos de la radio los números podrán ser más alarmantes, ya que la letra de las canciones ha cambiado tanto desde el inocente: “Por un caminito yo te fui a buscar, muy lejos caminé y al fin yo te encontré”, a un “Toma mi mano y juntos nos elevaremos y tocaremos las nubes con este polvo de amor”.
Unido a estas cosas negativas, los gobiernos de los países han diseñado leyes con las cuales un niño puede acusar a sus padres de cualquier tipo de “agresión”, prestándose a que algunos de estos “niños” pongan a sus progenitores manos arriba ya que la ley les prohíbe disciplinarlos. No piense que aprobamos la agresión a los niños, pero hay casos en donde una muchacha acusa a sus padres ante las autoridades porque estos no le permiten salir con su novio que la regresa a la casa hasta después de las once de la noche o más tarde; y de seguro usted conoce otros casos con los que se puede ilustrar este punto.
Por ello queremos señalar cuatro de los más grandes problemas que afectan a la familia del siglo XXI y la están acercando al abismo, incluyendo a familias cristianas.
A. La Indisciplina Familiar.
Para hablar de indisciplina en el hogar, debemos definir lo qué es la disciplina. Según el Diccionario, la palabra disciplina viene de la palabra latina “disciplīna” y tiene como definición:
1. Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral.
2. Arte, facultad o ciencia.
3. Especialmente en la milicia y en los estados eclesiásticos secular y regular, observancia de las leyes y ordenamientos de la profesión o instituto.
4. Instrumento, hecho ordinariamente de cáñamo, con varios ramales, cuyos extremos o canelones son más gruesos, y que sirve para azotar.
5. Acción y efecto de disciplinar.
6. Conjunto de las disposiciones morales y canónicas de la Iglesia[1].
Y la palabra disciplinar:
1. Instruir, enseñar a alguien su profesión, dándole lecciones.
2. Azotar, dar disciplinazos por mortificación o por castigo.
3. Imponer, hacer guardar la disciplina (observancia de las leyes) [2].
Por esto podemos decir que la disciplina es tanto un proceso como un conjunto de sanciones o un estado particular[3].
1. La disciplina en la Biblia.
En el Antiguo Testamento la palabra disciplina solo aparece una vez en Proverbios 15.32, en donde se usa la palabra hebrea musár, que denota “castigo, reprensión, advertencia, instrucción”[4]. En Deuteronomio 4.36 usa la palabra yasár; que indica castigar con golpes o con palabras; de ahí viene “instruir”, que se acompaña con “amonestación, azotar, castigar, corregir, dirigir, enseñar, escarmentar, instruir, lavar, poner” [5]. En Salmos 94.10, usa la palabra lamád; que significa “aguijonear, enseñar (siendo la vara un incentivo oriental), acostumbrar, adiestrar, aprender, diestro, domar, ensayar, enseñador, enseñar, indómito, instruir, hábil” [6].
Una y otra vez, se recalca la importancia de la disciplina para educar, por lo que si uno es disciplinado, obtiene sabiduría. Los hebreos antiguos consideraban que cuando se educaba al niño, había que acompañar la enseñanza con el castigo físico, con la seguridad de que este corregiría lo defectuoso[7].
En el Nuevo Testamento en Efesios 6.4, Pablo usa la palabra griega paideía; que significa “tutoría, educación o entrenamiento; corrección disciplinaria”[8], que a su vez viene de la palabra paideúo, que utiliza el autor de Hebreos en 12.6 y que significa “entrenar a un niño, educar, o disciplinar (por castigo)”[9], que es utilizada al hablar de la disciplina divina, que se ejerce con amor para que seamos partícipes de la santidad de Dios[10].
2. La disciplina en la guianza pastoral.
Al entender la disciplina no solo como una práctica para castigar al que actúa de forma incorrecta, sino también como un instrumento de educación, como lo podemos ver en el libro de Job, en donde Dios utiliza la disciplina sobre alguien que no había hecho mal, con el fin de darle una luz más clara acerca de Su Voluntad y a que él confiara plenamente en su Señor[11].
En el hogar la disciplina debe ser vista como el trato paternal de Dios para con sus hijos en donde el Señor utiliza a los padres como instrumentos para educar y corregir a sus retoños. Esta disciplina, de acuerdo al ejemplo de Dios, no puede ser aplicada en forma airada, aunque debe ser firme, para que los hijos no se “exasperen”.
La realidad es que quizá nuestros padres sufrieron una crianza cargada de autoritarismo. Sus padres fueron inflexibles y solo lo que ellos pensaban estaba en lo correcto. Tampoco estamos de acuerdo con este tipo de guía, ya que la Biblia es clara cuando dice que debemos “enseñar,...argumentar,...corregir y...educar en la justicia”[12]. Cuando aplicamos la disciplina en la justicia, no podemos ser ni autoritarios ni flojos, sino solo justos. Aunque la nueva sicología ha ido guiando, como decíamos antes, a los padres a cambiar de disciplina a permisividad.
3. ¿Cómo aplicar la disciplina en el hogar?
Hace unos días conocí a un misionero que hizo un estudio sobre cómo disciplinar a los hijos con la vara. Él cree que esto debe ser aplicado literalmente, aunque eso le ha atraído la atención de las autoridades y en este momento tiene una orden judicial que le prohíbe acercarse a sus hijos. Algunos han llegado a creer, como esta persona, que cuando la Biblia dice que hay que aplicar la vara de la corrección se refiere a dar de golpes por todo, sin tomar en cuenta que hay otras formas de arreglar las cosas. Hace un tiempo vi a un padre que castigó a su hijo fuertemente con su cinturón y luego de haberlo golpeado le dio una buena cantidad de dinero para que fuera a comprarse algo. ¿No era mejor castigarlo prohibiéndole salir y negarse a darle dinero? Pero no todos los niños son iguales, por lo que es necesario, antes de aplicar la disciplina, que sepamos algunas cosas.
a. Hay que conocer la naturaleza de nuestros hijos.
Todos los seres humanos compartimos el hechos de “...que nuestra conducta estaba dominada por deseos puramente humanos. Empujados por toda clase de pasiones y malos pensamientos, lo perverso de nuestra naturaleza nos hacía objeto de la ira de Dios, lo mismo que a todos los demás”[13]. Los limoneros dan limones, los naranjos dan naranjas, pero los cristianos damos “pecadores”. Esa es una realidad que no podemos negar. Por más santo que sea una persona, cuando tenga sus hijos, si quiere que estos sean santos tendrá que guiarlos a Cristo, de lo contrario lo que tendrá serán hijos de perdición.
Pero no solo el hecho de que nuestra inclinación a pecar viene incluida a la hora nacer, sino que el sabio decía: “La insensatez conspira en el corazón del muchacho...”[14]. La falta de conocimiento hace que el joven actúe de forma incorrecta, por lo que debe ser corregido, porque de lo contrario “el muchacho consentido avergonzará a su madre”[15].
Así que por más hermosos que sean nuestros hijos, con sus manitas regordetas y mejillas rosadas, no podemos olvidar que sin Cristo y sin disciplina, estarán tan perdidos como cualquier criminal que está en prisión.
b. Los diferentes tipos de muchachos.
En el libro de Proverbios, el sabio señala cinco tipos de muchachos que pueden encerrar a casi todos los jóvenes del mundo que viven sin Cristo, y algunos cristianos también. ¿Algunas de estas características describen a nuestros hijos?
1) Cándido.
El muchacho cándido se deja engañar fácilmente, tal como enseña 1.10: “Hijo, no permitas que el criminal te engañe”. A esto se une el hecho de que es simple, no medita y eso le puede acarrear mal, como enseña 1.32: “La apostasía golpeará al simple”, ya que este no tiene metas definidas, porque es “… falto de juicio”[16] y por ello es “como un venado que cae en la trampa”[17], ya que cree todo lo que oye[18], por lo que debe sufrir, como enseña 19.25: “Castiga al burlón y el simple pondrá atención”[19].
2) Falto de razón.
Es la persona a la que todos llaman “necio”. Es terco y solo quiere vivir de acuerdo a lo que siente, creyendo que lo único importante es su prosperidad, pero olvidan lo que dice 1.32: “...la prosperidad de los necios los echará á perder”[20], lo que lo lleva a buscar pervertir a sus amigos: “...el compañero de los insensatos será destruido”[21], guiándolos a que vivan de ilusiones pero “la sabiduría del prudente entenderá sus caminos”[22]. Él no está guiado por el amor[23] y por ello atrae el dolor[24] y ante esto necesita ser tratado fuertemente[25].
3) Burlador.
Este se considera muy listo, contrario al primero, por lo que toma en cuenta ni siquiera a Dios, sin percatarse que “Él se burlará de los burladores...”[26], mientras que él mismo se burla de los que lo aconsejan[27], buscando que lo vayan dejando solo[28], contrario a los hijos sabios[29]. Cuando uno se encuentra estas personas burladoras, que hacen chiste de todo, se da cuenta de que ellos se sienten sabios, pero la sabiduría se alejado también[30], y en lo único que obtiene fama es en su insolencia[31], y como quien causa problemas[32].
4) Negligente.
Este el que espera que todo se lo hagan. Cree que el mundo gira para servirle a él y por ello ama el sueño, esperando que al despertar las cosas estén mejor[33]. Es la persona que sería capaz de sacar de sus casillas incluso hasta el mismo Job, si lo tuviera como empleado[34]. Cuando se le asigna una labor, la deja sin acabar y por ello pasará necesidad[35], lo que lo conducirá a muchos problemas[36]. Esta persona se ha acostumbrado a realizar las labores más fáciles, o como decimos “todas las quiere maduras”[37]. Su fin será la pobreza[38].
5) Malvado.
Las personas malas realmente viven una vida desgraciada. Ellos sacan lo que tienen en su corazón por medio de su boca[39], el orgullo los invade[40] y por ello la compasión nunca podrá anidar en su corazón[41], siendo insensible ante el dolor ajeno[42] y poco le importa la ley[43]. Esta clase de persona no sabe que nunca encontrará satisfacción en nada[44], está invitando a la desgracia a su vida[45], así como a los problemas[46], y la realidad de todo es que en lo íntimo es un cobarde[47].
Cuando los padres dejamos que nuestros hijos vivan sin disciplina, le damos oportunidad a que cualquiera de estas características se manifieste en ellos.
4. El temperamento y la manera de comportarnos.
Tal vez nos hemos llegado a preguntar el por qué actuamos en diferentes momentos como lo hicimos, mientras que otros lo hacen de forma diferente. Tal vez hasta hemos buscado imitar a esas personas porque vemos que ellos lo hacen mejor, pero sin éxito. Si observamos mejor a esas personas, veremos que tal vez nosotros podemos hacer algunas cosas de una forma mejor que como lo hacen ellos. ¿A qué se debe esto?
Ya en la historia encontramos personas que han tratado de explicar estas diferencias. Hay quienes han creído que los cuerpos astrales son los que marcan esas diferencias. Pero hombres más sensatos como Hipócrates, el padre de la medicina, han descubierto algo más lógico y científico.
Pero no crea que ya se tienen todas las respuestas acerca del comportamiento del ser humano. Veremos cosas que nos dejarán sorprendidos. Mientras tanto, estaremos en esta sección, estudiando algo acerca de eso que se encontró Hipócrates, lo que se le llama “la teoría de los temperamentos”.
a. Conceptos históricos.
Para los antiguos griegos el número cuatro era de gran importancia, pensando que había cuatro elementos que regían la tierra. De la misma manera, entre el año 500 y 400 a.C., se habló de que había cuatro fluidos en el humano que le permitían la vida: La sangre, la bilis, la flema y la linfa. Cada persona tenía más o menos cantidad de estos fluidos, por lo que podía dividírselos en cuatro categorías o tipos: Sanguíneo, Melancólico, Colérico y Flemático.
Estos podían reconocerse debido a que el sanguíneo, con mucha más sangre, era bajito, con buena musculatura y una figura proporcionada, sociable aunque poco tenaz e irreflexivo.
El melancólico tenía más linfa, por lo que es una persona nerviosa, delgada, alto y pálido.
El colérico predomina en bilis, por lo que es alto y su piel es amarillenta.
El flemático tiende a ser obeso y en él predomina la flema.
Nadie puso en duda que esto era así hasta fines del siglo XIX e inicios del XX, cuando se hacen nuevas clasificaciones.
b. ¿Qué es el temperamento?
Según el diccionario, temperamento es: i. Carácter, manera de ser o de reaccionar de las personas. ii. Manera de ser de las personas tenaces e impulsivas en sus reacciones. iii. Constitución particular de cada individuo, que resulta del predominio fisiológico de un sistema orgánico[48].
Podemos decir entonces que el temperamento es la suma de las características particulares de cada individuo, que nos conduce a determinadas formas de pensar, actuar y sentir, no de manera aprendida, sino debido a la herencia y su constitución[49].
c. Los cuatro temperamentos básicos.
Haremos una breve descripción de los cuatro diferentes tipos de temperamento. Recuerde que una persona no es precisamente sanguínea, o melancólica, sino que cada uno de nosotros está compuesto por todos los cuatro tipos, solo que hay características de cada uno de los tipos de temperamento que sobresalen más que otros, lo que hace que seamos un compuesto de todos.
1) Sanguíneo.
Es una persona cálida, vivaz, alegre, que da gusto. También es receptivo y las impresiones externas se abren camino fácilmente en su corazón donde prestamente provoca una respuesta atropellada. Siente más que piensa. Es extrovertido, se divierte con todo y contagia su espíritu alegre y divertido. Fascina cuando narra cuentos y su naturaleza cálida y entusiasta le hace revivir prácticamente la experiencia que relata. Nunca le faltan amigos. Su naturaleza ingenua, espontánea, cordial le abre puertas y corazones. Puede sentir genuinamente las alegrías y los pesares delas personas con quien está y tiene la habilidad de hacerle sentir importante como si se tratase de un amigo muy especial y lo es.
El sanguíneo nunca se encuentra perdido por falta de palabras, aun cuando con frecuencia habla sin pensar. Su franca sinceridad, sin embargo, tiene un efecto desarmador sobre muchos de sus interlocutores, de tal modo que los hace responder a su humor. Su modo libre de desenvolverse hace que los de temperamento más tímido lo envidien.
Al sanguíneo le gusta la gente y detesta la soledad. Nunca se siente mejor que cuando está rodeado de amigos donde él es el alma de la fiesta. Tiene un repertorio interminable de cuentos que relata en forma dramática.
Su modo ruidoso, afable, atropellado, lo hacen parecer más seguro de lo que él mismo se siente; pero su energía y su disposición amable lo ayudan a superar sus problemas en la vida. La gente suele disculpar sus debilidades diciendo “Él es así”.
Generalmente resultan excelentes vendedores, sintiéndose muy atraídos hacia esa profesión. Suelen además ser excelentes actores, anfitriones, predicadores, locutores, animadores, políticos, etc.
En cuanto a ayudar a otros se refiere, los sanguíneos se destacan en tareas hospitalarias. Los doctores sanguíneos están dotados de una aptitud especial para acercarse al enfermo al cual lo deja siempre de buen ánimo como consecuencia de su trato cautivante. La enfermera sanguínea evidencia igual grado de entusiasmo para ayudar a los enfermos, y su radiante sonrisa cuando entra en la habitación siempre tiene el efecto de levantar el espíritu.
Cualquiera sea la actividad a que se dedique el sanguíneo, siempre conviene que sea una actividad que le proporcione mucho contacto con otras personas.
Pero el sanguíneo tiene defectos. Tiende a ser indisciplinado y su voluntad débil puede llegar a destruirlo a menos que sepa vencer estas debilidades. Como son altamente emocionales tienden a ser “manoseadores”.
La voluntad débil y falta de disciplina hacen que les resulte fácil hacerse deshonestos, falsos y poco dignos de confianza. Tienden a cometer excesos y a aumentar de peso y les resulta sumamente difícil mantener una dieta; en consecuencia es muy normal que un sanguíneo de treinta años de edad pese quince kilos de más y que siga aumentando rápidamente.
El sanguíneo no solo es capaz de llorar por cualquier pretexto, sino que la chispa de ira puede transformarse en furioso infierno instantáneamente. Hay algo consolador en su enojo: No guarda rencor. Una vez que ha desatado su furia se olvida de la cuestión. Los demás no, pero él sí. Por eso es que él no tiene úlceras; se las pasa a los demás.
El sanguíneo lucha constantemente por ser el centro de la atención. Para él todo el mundo es un gran escenario y él es el actor principal. Normalmente él mismo es su personaje favorito: “Esto es lo mejor que sabe hacer un tiger”.
Un hábito muy sutil del sanguíneo es hacer referencia a personalidades, haciendo hincapié en su relación con la persona.
El sanguíneo es un desorden ambulante y siempre está en movimiento. Raras veces planifica antes y acepta las cosas a medida que se le presentan. Es feliz casi todo el tiempo, porque no gusta de los recuerdos, por lo que tampoco se beneficia de los errores pasados, y tampoco le gusta el futuro. Es el hombre del hoy. Donde quiera que viva o trabaje las cosas se encuentran en un desastroso estado de desorden. No consigue las herramientas, y las llaves constituyen su ruina ya que siempre se le pierden. Dado su ego, generalmente es exigente para vestirse, pero si sus amigos vieran la habitación donde se vistió pensarían que alguien ha sido víctima de una explosión.
A pesar de su personalidad extrovertida que lo hace ver como una persona segura de sí misma en realidad es una persona muy insegura. Generalmente el sanguíneo no teme el daño personal y a menudo se arriesga a realizar desmedidas hazañas de osadía y heroísmo. Sus temores giran en torno más bien del fracaso personal, el rechazo o la desaprobación de los demás.
El sanguíneo tiene la capacidad de convencer a los demás, con lo cual se hace la fama de ser el timador más grande del mundo, y no le resulta difícil convencerse de que todo lo que quiere hacer está perfectamente bien. Tiene la tendencia a torcer la verdad o a exagerar. Para el sanguíneo “el fin justifica los medios” y normalmente el fin es el de él. Es por ello que frecuentemente pisotea tranquilamente los derechos de los demás y pocas veces titubea ante la posibilidad de servirse de otros.
2) Colérico.
Es de un temperamento ardiente, ágil activo, práctico y de voluntad fuerte que se tiene por autosuficiente y muy independiente. Tiende a ser decidido y lleno de opciones, y le resulta fácil tomar decisiones por su cuenta, y por cuenta de otros también. Al igual que el sanguíneo, el colérico también es extrovertido, pero es mucho menos intenso.
Se encuentra a gusto con la actividad. Para él la vida es actividad. No necesita que el medio lo estimule; antes bien él estimula al medio que lo rodea con sus ideas, planes, metas y ambiciones inacabables. No se dedica a actividades que no tengan un propósito concreto porque tiene una mentalidad práctica y aguda, capaz de tomar decisiones o de planificar actividades útiles en forma instantánea y acertada. No vacila ante la presión de la opinión ajena, sino que adopta posiciones definidas frente a las cuestiones, y con frecuencia aparece organizando cruzadas contra alguna injusticia social o alguna situación subversiva.
A el colérico no le asustan las adversidades; más aún, éstas tienden a alentarlo. Su tenaz determinación generalmente le hace tener éxito donde otros fracasan porque él sigue empeñado en la tarea cuando otros se desalientan. El colérico es un líder nato, lo que los expertos en administración empresarial llaman un líder natural fuerte.
La naturaleza emocional del colérico es la parte menos desarrollada de su temperamento. No siente compasión por otros fácilmente, ni lo demuestra, ni lo expresa. Con frecuencia se siente incómodo frente a las lágrimas ajenas, o simplemente le disgustan, y en general es insensible a sus necesidades. Demuestra poco aprecio por la música y el arte. Preferentemente busca los valores utilitarios y productivos de la vida.
El colérico reconoce rápidamente las oportunidades y con igual rapidez descubre la mejor forma de sacarle provecho. Tiene una mente bien organizada, aunque suelen aburrirlo los detalles. Como no es muy dado al análisis, sino más bien a una estimación rápida, casi intuitiva, tiende a poner la mira en la meta que quiere alcanzar sin tener en cuenta las posibles trampas y escollos en el camino. Tiende a ser dominante y autoritario y usa a la gente sin vacilación para lograr sus fines. A menudo se le considera oportunista.
Toda profesión que requiera liderazgo, motivación y productividad es adecuada para el colérico, siempre que no le exija demasiada atención en cuestiones de detalles y planificación analítica. Generalmente le gustan las tareas de construcción porque es una actividad muy productiva y es frecuente que el colérico termine siendo capataz o supervisor.
El colérico sueña con construcciones y maquinarias abriendo caminos. La mayoría de los financistas son coléricos. Formulan sus ideas y tienen ese espíritu de aventura que los lleva a lanzarse en direcciones nuevas. No se limitan tampoco a sus propias ideas; a veces oyen hablar de alguna idea progresista y ellos la toman como bandera. Sin embargo, una vez que el colérico ha iniciado un nuevo negocio, no es difícil que se aburra muy pronto a pesar del éxito, por dos razones: cuando el negocio crece bajo su dinámica dirección necesariamente surgen muchas cuestiones de detalle. Pero como los coléricos son malos delegando responsabilidad terminan haciéndolo todo ellos mismos. Cuando descubre que está tan ocupado que le faltan manos para hacerlo todo, opta por buscar a alguien que le compre el negocio. Es pues común, que un colérico inicie entre cuatro y diez negocios en el curso de su vida.
El colérico no es un perfeccionista sino un productor. Prefiere hacer veinte cosas con un setenta u ochenta por ciento de perfección a hacer unas pocas con un cien por ciento. Se desenvuelve muy bien en el comercio, en la enseñanza de asignaturas prácticas, en la política, en funciones militares, en los deportes. Por otra parte, raramente encontraremos un cirujano, un dentista, un filósofo, un inventor, un matemático o un relojero colérico. Normalmente están optimista que rara vez fracasa, excepto en su propia casa.
Entre los defectos de el colérico se encuentra su hostilidad. Algunos aprenden a controlar su ira, pero una erupción de violencia es siempre una posibilidad en él. No le lleva mucho tiempo comprobar que los demás generalmente se asustan de sus estallidos de enojo y de que por lo tanto pueden valerse de su ira como un arma para conseguir lo que quieren y generalmente lo que quieren es salirse con la suya.
El enojo de los coléricos es enteramente diferente a la de los sanguíneos. La explosión del colérico no es tan fuerte como las del sanguíneo ya que es menos extrovertido, pero puede ser mucho más peligrosa. El colérico puede herir a los demás con toda intención y gozarse de haberlo hecho. La esposa del colérico generalmente le tiene miedo, y este tiende a aterrorizar a los hijos. El colérico da portazos, golpea la mesa con el puño, usa la bocina del automóvil sin pensar. Cualquier persona o cosa que se le cruce en su camino, que retarde su progreso, o que deje de funcionar en la medida de sus expectativas, no tardará en experimentar la erupción de su cólera. Y a diferencia del sanguíneo, al colérico no se le pasa el enojo fácilmente, sino que por el contrario puede arrastrarlo durante un tiempo increíblemente largo. Tal vez sea ésta la razón de que a los cuarenta años de edad ande con úlceras estomacales.
Además, nadie pronuncia con su boca comentarios más ácidos que el colérico sarcástico, el cual está preparado con un comentario cortante que es capaz de aniquilar a los que se sienten inseguros y demoler a los menos combativos. Raras veces titubea cuando quiere cantarle las cosas claras a alguien o hacerlo papilla. En consecuencia, va dejando un reguero de casos psíquicos y de personas heridas por donde pasa.
De todos los temperamentos el colérico es el que da menos evidencia de afecto y se neutraliza ante la idea de hacer alguna demostración pública de él; su rigidez emocional rara vez le permite derramar lágrimas.
El colérico es falto de amor y tiende a ser insensible a las necesidades de los demás y desconsiderado acerca de sus sentimientos.
La firmeza y la decisión natural del colérico es una característica temperamental que puede ayudarlo en el curso de su vida, pero también puede convertirlo en un hombre porfiado y terco. Como tiene un sentido intuitivo generalmente toma resoluciones rápidamente, sin consideración y análisis adecuados, y una vez que ha tomado una decisión es prácticamente imposible que cambie de parecer. El colérico se muestra neutral en muy pocas cosas y terco en todo.
Una de las características de el colérico es su inclinación a proceder con astucia a fin de lograr lo que quiere. Raras veces acepta un no como respuesta y con frecuencia recurre a cualquier medio necesario para alcanzar su meta. Si tiene que adulterar las cifras y torcer la verdad, raras veces vacila, porque para él el fin justifica los medios. Cuando necesita un favor, puede transformarse casi en un sanguíneo en su capacidad persuasiva, pero en el momento que se le da lo que busca, se olvida de que te conoció.
3) Melancólico.
Tiene el temperamento más rico de todos. Es una persona analítica, talentosa, perfeccionista, abnegada, con una naturaleza emocional muy sensible. Nadie disfruta más del arte que el melancólico. Por naturaleza tiende a ser introvertido, pero como predominan sus sentimientos, lo caracterizan una serie de disposiciones de ánimo. A veces lo elevan a las alturas del éxtasis que lo llevan a obrar en forma más extrovertida. Sin embargo, en otros momentos está triste y deprimido, y en esos momentos se vuelve escurridizo y puede incluso, volverse problemático.
El melancólico es un amigo muy fiel, pero a diferencia del sanguíneo no hace amistad con facilidad. Pocas veces se esfuerza por conocer a la gente; más bien se limita a esperar que acudan a él. Quizás sea el de temperamento más confiable, por cuanto sus tendencias perfeccionistas no le permiten hacerse a un lado o abandonar a otros cuando cuentan con él. Su negativa natural a tomarla delantera no es indicación de que no le guste la gente. Como a todos, no solo le gusta la gente sino que tiene un gran deseo de ser aceptado por ellos. Las experiencias desalentadoras lo llevan a rehusar a la gente por lo que parecen; por ello tiende a sospechar cuando lo buscan o le hacen atenciones.
Su mente analítica lo lleva a diagnosticar acertadamente los obstáculos y los peligros de cualquier proyecto en el que participa. Esto contrasta marcadamente con el colérico, que pocas veces ve los problemas o dificultades, pero que confía en que va a poder resolver cualquier crisis que se le presente. Estas características a menudo hacen que el melancólico no quiera iniciar algún nuevo proyecto o que se vea en conflicto con los que quieran iniciarlo. Cuando una persona ve los obstáculos en lugar de los recursos o metas, es fácil que se descorazone antes de empezar. Dicho de otra manera el melancólico es un pesimista nato.
El melancólico suele descubrir su mayor sentido de la vida entregándose al sacrificio personal. Con frecuencia elige una vocación difícil, que requiera mucho sacrificio personal. Pero una vez que ha elegido, tiende a ser sumamente metódico y persistente en el cumplimiento de la misma, y es más que probable que realice grandes cosas si su tendencia natural a quejarse del sacrificio que significa no lo deprime hasta el punto de hacerlo abandonar totalmente.
Toda vocación que requiera perfección, abnegación y creatividad es adecuada para el melancólico. La mayoría de los grandes compositores, artistas, músicos, inventores, filósofos, teóricos, teólogos, científicos y dedicados educadores del mundo han sido predominantemente melancólicos. La capacidad analítica necesaria para proyectar edificios, concebir proyectos requiere el temperamento de un melancólico. Pero también pueden ser artesanos de primera: Carpinteros, albañiles, plomeros, horticultores, científicos, abogados, escritores, mecánicos, ingenieros. Pueden ser miembros de toda profesión que proporciona un servicio con sentido humanitario.
Las admirables cualidades del perfeccionismo y la escrupulosidad conllevan con frecuencia la seria desventaja del negativismo, el pesimismo y de un espíritu de crítica. Normalmente, la primera reacción de un melancólico ante cualquier cosa va a ser negativa o pesimista. Este solo rasgo limita la actuación vocacional del melancólico más que ningún otro. Apenas se le presenta una nueva idea o un proyecto nuevo su habilidad analítica se enciende y comienza a imaginar toda clase de problemas y dificultades que en su opinión podrían surgir al poner el proyecto en práctica. Para la industria esto es una ventaja, porque mediante este rasgo el melancólico puede anticipar los problemas y prepararse para ellos. Pero para él mismo es una desventaja porque le impide largarse por su cuenta y sacar ventaja de su creatividad. Es raro que una persona predominantemente melancólica inicie un nuevo negocio o proyecto por su cuenta; en cambio es fácil que sea utilizado por personas menos dotadas pero de temperamento más emprendedor. El melancólico es capaz de experimentar el “arrepentimiento del comprador” antes de comprar la mercancía, y no como los otros que la experimentan tiempo después.
El melancólico debe luchar constantemente contra su espíritu de crítica que proyectan hacia los que lo rodean como hacia sí mismo, razón por la cual suele sentirse sumamente disconforme consigo mismo.
El melancólico es más egocéntrico que cualquier otro temperamento, pues todo lo interpreta en relación consigo mismo. Si, por ejemplo, se anuncia en su trabajo alguna nueva disposición, inmediatamente reacciona alarmado pensando que es a él al que quieren agarrar. Tiende además a compararse con los otros en apariencia exterior, en talento, en intelecto, sintiéndose invariablemente deficiente porque jamás se le ocurre que se compara con los mejores rasgos del otro y hace a un lado sus puntos débiles. Este rasgo de egocentrismo, juntamente con su carácter sensible, hace que el melancólico sea muy susceptible y quisquilloso por momentos. Se puede ofender aun melancólico con solo mirarlo.
El talentoso cerebro del melancólico puede ser terreno fértil para conceptos creativos y positivos, ola fuente de pensamientos perjudiciales. Aun cuando no es tan expresivo como el sanguíneo o el colérico en su enojo, es perfectamente capaz de alentar un rencor de ebullición lenta y de larga duración que se manifiesta en pensamientos vengativos y en meditaciones de auto persecución. Si se alienta esto por un tiempo suficiente el resultado puede ser el que se transforme en un maniático depresivo o por lo menos que explote de ira, de un modo que resulta enteramente distinto de su naturaleza normalmente suave.
Las líneas negativas de pensamiento hacen que el melancólico tome decisiones poco realistas. El noventa y cinco por ciento de las veces su línea de pensamiento vengativa y opresiva saca el problema fuera de toda perspectiva.
Una de las características más prominentes del melancólico se refiere a los vaivenes de ánimo. En algunas ocasiones se siente transportado a tales alturas que obra como si fuese un sanguíneo y en otras, se siente tan deprimido que quisiera deslizarse por debajo de las puertas. A medida que aumenta en años aumentan los momentos de insatisfacción, amargura y depresión, a menos que halla a prendido a autocontrolarse.
Ningún temperamento es tan susceptible a ser rígido, implacable e intransigente, hasta el punto de ser totalmente irrazonable, como el melancólico. Es el mártir natural de su causa. Es incapaz de falsear la información en los formularios de impuestos o cualquier otro. Es intolerante e impaciente con los que no ven las cosas como las ve él; en consecuencia le resulta difícil formar parte de un equipo y con frecuencia se desenvuelve sólo en el mundo comercial.
El melancólico es un idealista por lo que a veces tiende a ser impráctico y muy teórico por lo que le convendría someter siempre sus proyectos a la prueba de la viabilidad y le conviene asociarse con personas de otro temperamento que se complementen.
4. Flemático.
Es una persona tranquila, serena, que nunca se alarma y casi nunca se enoja. Sin duda alguna es la persona con la cual es más fácil llevarse y es, por naturaleza, el más simpático de los temperamentos. Para él la vida es una alegre y agradable experiencia, sin emoción, en la que evita comprometerse todo lo posible. Es tan tranquilo y sereno que parece no agitarse nunca, cualesquiera que sean las circunstancias que lo rodean. Es el único tipo temperamental que es invariablemente consecuente. Bajo su personalidad tranquila el flemático experimenta más emociones de las que aparecen en la superficie, y tiene capacidad para apreciar las bellas artes y las cosas buenas de la vida.
A el flemático no le faltan amigos porque le gustan las personas y tiene un sentido del humor natural y satírico. Es del tipo de persona que puede hacer que los demás se destornille de la risa mientras él permanece imperturbable. Posee una capacidad especial para descubrir el lado humorístico de los demás, y de las cosas que hacen los demás, y tiene una actitud siempre positiva hacia la vida. Tiene buena retentiva y puede ser un buen imitador. Una de sus grandes fuentes de diversión consiste en provocar a los demás o en burlarse de los otros tipos temperamentales.
El flemático tiende a ser más bien espectador, y procura no comprometerse mucho con las actividades de los demás. Más aún, cuesta mucho lograr que tome parte en alguna actividad que no sea su rutina diaria. En general el flemático es de buen corazón y compasivo, pero raras veces deja traslucir sus verdaderos sentimientos. Sin embargo, toda vez que su interés ha sido despertado, y resuelve poner manos a la obra, sus capacidades de cualidad y eficiencia se ponen de manifiesto. No se ofrece voluntariamente para ocupar la posición de líder, pero, cuando se ve obligado a ocuparla, da muestras de ser un líder sumamente capaz. Ejerce una influencia conciliadora sobre otros y es un planificador nato.
El flemático es un maestro en todo aquello que requiera de una paciencia meticulosa y la presencia de la rutina diaria. La mayoría de los maestros de la escuela primaria son flemáticos. Esto se aplica también al nivel secundario y superior, donde tienen preferencia por las matemáticas, la física, la gramática, la literatura, etc. Otro campo que gusta al flemático es la ingeniería. Le atraen los planos y los cálculos, es bueno como ingeniero civil tanto en estructuras como en sanitaria, ingeniero químico, ingeniero mecánico, dibujante, estadística, etc. Tienen además excelentes aptitudes artesanales, por lo que suelen ser buenos mecánicos, torneros, carpinteros, electricistas, relojeros, especialistas en cámaras fotográficas y otros instrumentos de precisión. Suelen también ser excelentes capataces, supervisores o dirigentes de personal pues son diplomáticos y no provocan roces.
El flemático es organizado, jamás llega a una reunión desprevenido o tarde, no tiene problemas con trabajar bajo presión y es extremadamente confiable. Es frecuente que el flemático conserve el mismo trabajo toda la vida.
Como tiende a luchar con el problema de la inseguridad personal, el flemático puede preferir ocupaciones con beneficios de jubilación u otras seguridades. Por ello lo atraen los cargos en la administración pública, en las fuerzas armadas, en funciones de gobierno y otras semejantes. Es raro que el flemático inicie alguna actividad comercial por su cuenta, aún cuando está capacitado para ello.
La debilidad más evidente de el flemático es su aparente falta de empuje o de ambición. Si bien pareciera que siempre hace lo que se espera de él, raras veces hace más de lo necesario. Hace pensaren que tiene un metabolismo bajo, o lento, y con frecuencia se queda dormido en el momento que se sienta. Raramente propicia alguna actividad, y en cambio busca excusas para evitar tener que comprometerse en las actividades de los demás. Incluso su ritmo tiende a disminuir con el paso de los años. El flemático generalmente se levanta temprano, se va a su trabajo o actividad diaria de buen humor, y habiendo cumplido un horario corrido, regresa “completamente agotado”. Con frecuencia duerme una larga siesta, tras lo cual se sienta frente al televisor, que maneja a control remoto, y en el curso de la tarde se duerme y se despierta según los programas. Por último, después de las noticias de la noche, su mujer lo despierta y lo ayuda a meterse en la cama, donde se duerme profundamente hasta la mañana siguiente. Y esto todos los días invariablemente.
El flemático no es tan sensible como el melancólico, pero tiene piel bastante delgada y, por lo tanto, aprende a protegerse a una edad muy temprana. Es bastante frecuente que aprenda a vivir como una tortuga, erigiendo un duro caparazón protector que lo escude de todo dolor o afrenta externos están las heridas, y esto resulta particularmente cierto en el caso del flemático.
El flemático es una persona mezquina y avara, como lo pueden asegurar los que viven con él. Cuida cada centavo y actúa como un avaro, excepto cuando se trata de comprar algo para sí mismo. Normalmente es el que da las propinas más pequeñas.
Nadie es más terco que el flemático; pero es tan diplomático, hasta en eso, que a la gente le puede pasar desapercibido. Casi nunca se enfrenta con otra persona, ni se niega a hacer algo, pero de algún modo se las arregla para eludir la responsabilidad. Ante una situación familiar el flemático jamás grita o discute. Se limita a arrastrar los pies o se planta y se niega a moverse.
Debajo de la amable superficie del flemático diplomático late un corazón sumamente temeroso. Esta tendencia a temer le impide, con frecuencia, aventurarse por su cuenta para sacar el mayor provecho de sus potencialidades.
Habiendo hecho un recorrido por las características de cada uno de los temperamentos, se pasará en el siguiente capítulo a comentar, tomando algunos casos, cómo influyen ellos en la conducta cotidiana de las personas[50].
La teoría de los temperamentos no resultar satisfactoria para todos al hablar del comportamiento humano, pero se he erguido como una de las mejores, si bien es cierto que el que las combinaciones llegan a contribuir en que se complique un poco la cosa y no podamos enmarcar a las personas en uno solo de los diferentes tipos de temperamento, lo que hubiese sido muy fácil para aplicar la disciplina de acuerdo a las características propias de ese tipo de este.
5. ¿Puede fallar la disciplina?
Sí. La disciplina puede fallar cuando sea mal aplicada o bien cuando el muchacho es demasiado terco como para poder aprender. Por ello es que la Ley tenía un artículo que decía: “Si un hombre tiene un hijo rebelde y desvergonzado, que no atiende lo que mandan su padre o su madre, ni los escucha cuando lo corrigen, sus padres lo agarrarán y llevarán ante los jefes de la ciudad, a la puerta donde se juzga, y les dirán: "Este hijo nuestro es rebelde y desvergonzado, no nos hace caso, es un vicioso y un borracho. Entonces todo el pueblo le tirará piedras hasta que muera. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti, y todo Israel, al saberlo, temerá”[51].
Pero existen tres secretos con los cuales podemos tener seguridad de que la disciplina haga efecto:
a. La Biblia.
Cuando creemos no solamente en que la Biblia contiene historias verdaderas, sino que estamos seguros de que ella es la Palabra Bendita de Dios, podemos aferrarnos a Sus promesas, de las que le damos una muestra:
Dale buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonará.[52]
El Señor mismo instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar[53].
No trabajarán en vano, ni tendrán hijos para la desgracia; tanto ellos como su descendencia serán simiente bendecida del Señor[54].
b. La Vida Devocional.
Algunas personas han llegado a creer que la disciplina es solo poner límites o impartir castigos. Eso no es cierto. La disciplina sin ejemplos positivos no sirve de nada. Un padre que le dice a sus hijos que no fumen, pero él carga su paquete de cigarrillos en el bolsillo de su camisa, pierde el tiempo. Lo mismo ocurre con el que manda a sus hijos a la Escuela Dominical mientras él se queda viendo el partido de fútbol.
¿Queremos hijos dispuestos a vivir de acuerdo a la Voluntad del Señor? Entonces, nosotros debemos comenzando a dar el ejemplo. Los padres debemos iniciar utilizando tiempo para un devocional. ¿Cómo lo hacemos? “¡Nunca he recibido estudios teológicos!”, me decía alguien. No es necesario haber ido al Instituto Bíblico para ello. Lo que necesitamos es sencillamente utilizar nuestra espiritualidad e imaginación.
El tiempo devocional debe ser animado, atractivo para los hijos. Todos deben participar. No lo haga un tiempo en donde se lee todo un capítulo de la Biblia, a no ser que quieran leer una historia completa como cuando David mata a Goliat, y luego el padre hace un sermón de media hora. Tampoco lo utilice para señalar los errores de sus hijos.
Un ejemplo de tiempo devocional puede ser así:
-Oración.
-Cantos.
-Lectura bíblica o un pasaje de algún libro edificante.
-Comentario sobre lo que entendimos de esa lectura.
-Oración por peticiones.
-Cantos.
-Oración final.
Es bueno que se establezca un horario fijo para el tiempo devocional y que todos los miembros de la familia se encuentren todavía despiertos y dispuestos. Si tiene hijos pequeños o hijos grandes que trabajen hasta tarde, no es conveniente despertarlos a las cinco de la mañana. Tampoco debe decirle a su hijo que se está preparando para algún examen que deje sus libros para el devocional, es mejor esperar hasta que él tenga un momento de descanso. ¡No haga un culto invitando a los vecinos y amigos! Este es un momento familiar.
c. Mantener nuestra relación con la Iglesia.
Es cierto que las bases cívicas, morales, éticas y religiosas se plantan en el hogar, pero también es cierto que la Iglesia debe ser parte de la vida familiar. Es en la Iglesia donde nos reunimos con nuestros hermanos de la fe a recibir el alimento espiritual, el consejo sabio de la Palabra de Dios, en donde nuestros hijos tendrán sus amigos y quizá en donde encontrarán a su cónyuge. La Iglesia debe ser, por tanto, un sitio al que toda la familia debe amar.
Nuestros hijos deben ver que amamos la congregación de la que somos miembros, orando por el pastor y por cada uno de sus miembros; interesándonos en ellos cuando pasan alegrías y tristezas. También ellos deben ver que cada vez que hay reunión en la Iglesia asistimos con alegría y disposición, ¡Nunca diga: Qué pereza, hay que ir a la Iglesia! Al contrario, que los hijos vean en nosotros la disponibilidad a acudir a las actividades y que vean que somos parte de ellas, no solo espectadores.
d. Consejos prácticos acerca de la disciplina.
No piense que en su hogar nunca tendrá que aplicar la disciplina. Todos los padres tenemos que hacerlo siempre, ya que si no hay disciplina nuestros hijos crecerán sin reglas ni límites, pero tengamos en mente:
1) Deje bien claro ante el niño que cuando lo disciplina lo hace porque lo ama.
La mayoría de las veces, cuando disciplinamos, lo hacemos con gesto de enfado, pero este debe ser un momento, aunque por dentro estemos ardiendo del enojo, en donde el padre debe ser más cariñoso. Debemos hacer ver al niño que nuestra paciencia llegó al límite y como no queremos que él se pierda, lo vamos a disciplinar con amor. Es necesario que recordemos lo que enseña Proverbios 13.24: “No corregir al hijo es no quererlo; amarlo es disciplinarlo”[55].
Recuerde, es mentira que la disciplina hace que los hijos vivan resentidos con sus padres. Por el contrario, conozco a un hombre que odia a sus padres porque nunca lo disciplinaron cuando era niño, y ahora que es viejo se ha visto convertido en un inútil.
2) El hijo debe saber que cuando se le disciplina se debe a que él falló en la obediencia.
Es necesario conversar con los niños y hacerles ver que mientras ellos obedezcan a las directrices que les dan sus padres, no será necesario que se les discipline, que esto es solo para las personas tercas, tal como dice Proverbios 10.13b: “...en la espalda del falto de juicio, solo (hay) garrotazos”[56].
3) Nunca debe castigarse con ira.
El aplicar la disciplina tiene su momento. Es mejor dejar pasar un momento antes de aplicar la disciplina. Es mejor, porque el niño comprenderá que no se le está castigando por rencor o venganza, sino para que él aprenda, y así a usted como padre y ser humano, se le habrá pasado el coraje. Pero no lo deje pasar por muchas horas. Hay madres que no aplican la disciplina cuando ocurrió la falta, sino que dicen al niño: “Espérate que venga tu padre que te va a castigar”, con lo que provocan que los hijos sientan que su padre es un ogro que solo viene a casa a aplicar disciplina y pueden llegar a odiarlo.
4) No castigue a su hijo en público.
Hacer pasar al niño una vergüenza produce un daño casi irreparable. Es mejor llevarlo a su dormitorio y aplicar la disciplina estando en privado.
5) Después de la disciplina, ocupe tiempo con su hijo a la oración y a la reconciliación.
Cuando el niño comprende el error cometido y su padre o madre le dedican tiempo a la reconciliación y a pedir la dirección de Dios para él, sentirá que su deseo no es hacerle un mal, sino todo lo contrario.
B. La Infidelidad.
Cuando mencionamos la infidelidad, la mayoría de las veces pensamos en adulterio, pero si nos fijamos más de cerca, podemos darnos cuenta de que hay varios tipos de infidelidad en el matrimonio. La palabra infidelidad viene del griego ápistos, que significa “indigno de confianza”. Una persona infiel es, por lo tanto, alguien en quien no se puede confiar, en quien no hay seguridad. Es por esto que podemos decir que cuando un cónyuge no da muestras de ser una persona confiable en todo, es infiel.
¿Qué podemos catalogar como infidelidad? Además del adulterio, podemos hablar de que una esposa es infiel si no administra bien el hogar, si hace desperdicios, si no se cuida en lo personal, si no se ocupa del cuidado de su esposo e hijos; también podemos decir que un hombre es infiel cuando no usa de su tiempo para el cuidado de su esposa, que en lugar de llevar el alimento a su hogar gasta el salario en licor o en juegos, etc.
La manera de ser fieles es cuando protegemos a nuestro matrimonio de cualquier cosa externa que pueda interferir en él. Dios le dijo a Israel: “Yo te haré mi esposa para siempre, y te daré como dote el derecho y la justicia, el amor y la compasión. Te daré como dote mi fidelidad, y entonces conocerás al Señor”[57]. Dios hizo un compromiso con el pueblo de Israel de serle fiel, era un compromiso para el bienestar del pueblo. Así que ser fiel significa más que no tener aventuras amorosas, sino que es un compromiso para desarrollar el matrimonio de manera positiva.
Pensé por un momento no tocar este tópico y dedicar esta sección solo a la infidelidad sexual, pero es necesario, que a pesar de que aun las legislaciones de familia no contemplen esta problemática, en este curso la tratemos, ya que son muchas las familias que se desintegran no solo por adulterio, sino por agresión física, abandono emocional, etc.
Podemos hablar en el seno familiar de infidelidad espiritual, infidelidad material, infidelidad intelectual, infidelidad emocional e infidelidad sexual.
1. Infidelidad espiritual.
Este tipo de infidelidad ocurre cuando uno de los cónyuges se niega a ocupar su lugar en el ámbito espiritual, ya sea, cuando el esposo se niega a tomar la guía del hogar para proveer el alimento espiritual, dejando de funcionar como el cabeza de casa, no asistiendo a la Iglesia, dejando de lado los devocionales en el hogar, olvidando la oración y la lectura de la Palabra. De esta manera desestiman la enseñanza de 1 Corintios 11.13: “Ahora bien, quiero que entendáis que Cristo es cabeza de todo hombre, mientras que el hombre es cabeza de la mujer y Dios es cabeza de Cristo”[58].
¿En qué afecta esto? En mucho. Cuando el hombre descuida su lugar como cabeza del hogar en la parte espiritual está poniendo a su esposa e hijos al peligro de que alguien los engañe. Es él el que debe representar a Cristo ante su hogar, tal y como los patriarcas lo hicieron antes de la Ley y los sacerdotes durante esta.
La sociedad moderna ha dejado de lado este papel y es por eso que hoy vemos que en las iglesias las mujeres superan tres a uno a los varones, lo que ha llevado incluso a que la mujer tenga que ocupar puestos que históricamente le habían pertenecido a los varones. También esto ha llevado a afectar a toda la sociedad, ya que los niños, al ver que su padre no es parte activa en la Iglesia, siguen el ejemplo y se alejan de Dios, cayendo en las garras del pecado.
Padre de familia: ¿Quiere tener un matrimonio camino al fracaso? ¿Quiere hijos desobedientes? ¿Anhela hijos drogadictos o borrachos? Si dice sí, deje de lado el papel que le corresponde delante de Dios como cabeza espiritual de su hogar, olvídese de la Iglesia y viva a sus anchas. Si su respuesta es no, tome el lugar que le corresponde delante de Dios, participe en las actividades de la Iglesia y viva en el temor del Señor.
2. Infidelidad material.
Este tipo de infidelidad se encuentra cuando el encargado de proveer para la familia se olvida de esa responsabilidad. Son muchas las mujeres que tienen que recurrir a los tribunales de familia para exigirles a sus maridos a que cumplan con el deber de suplir para las necesidades. Gracias a Dios en Costa Rica tenemos leyes muy estrictas en este sentido, pero hay naciones en donde es común ver el abandono material y en donde las mujeres, por un pedazo de pan llegan a prostituirse. La Biblia es clara cuando dice: “Pues quien no cuida de sus parientes, y especialmente de su familia, no se porta como un cristiano; es más, tal persona es peor que quien nunca ha creído en Dios”[59].
3. Infidelidad intelectual.
Parece mentira, pero en muchos hogares hay maridos que prohíben a su esposa e hijos a que se desarrollen intelectualmente. Les niegan la oportunidad de estudiar o los obligan a estudiar lo que ellos dicen. Así encontramos hijos que son profesionales en una carrera que odian, simplemente porque su padre así lo decidió. Cada persona es un individuo y como tal tiene derecho a desarrollar sus capacidades de acuerdo a su propio deseo. ¿Por qué un hijo debe ser abogado cuando él lo que quiere es ser músico? ¿Por qué a una esposa se le quita la oportunidad de estudiar mientras su esposo tiene varias maestrías? Esto se debe, simplemente, a falta de seguridad de parte del marido.
4. Infidelidad emocional.
La infidelidad emocional se da cuando el cónyuge, en lugar de motivar a su pareja a que se supere, más bien trata de apagarle el ánimo, o le ignoran. Cuando nos casamos hacemos un juramento ante nuestro cónyuge, las autoridades y sobre todo ante Dios, en donde decimos que amaremos, protegeremos y cuidaremos a aquella persona a la que amamos hasta que la muerte nos separe. Cuando afectamos a esa persona, causándole algún tipo de daño, estamos siendo infieles. Tratar a nuestro cónyuge con palabras despectivas, es infidelidad emocional.
Lewis Smedes dice: “Un hombre o una mujer pueden estar sencillamente demasiado ocupados, demasiado cansados, ser demasiado moderados, o hallarse demasiado restringidos por el temor de verse tentados a tener una relación adúltera. Pero la misma persona quizá sea un indiferente en la casa, insensible a las necesidades de su cónyuge. También puede tratarse de alguien demasiado puritano para que actúe como un amante audaz, pero igualmente demasiado cobarde para tener una comunicación sincera y demasiado ocupado para molestarse por nada que no sea un ritual rutinario de obligación personal. Quizá él o ella puedan afirmar que nunca han engañado a su cónyuge; pero tal vez tampoco hayan intentado jamás crecer junto con aquel para llegar a una relación profunda de respeto y consideración dentro del matrimonio”[60].
5. Infidelidad sexual.
Como dijimos arriba, no solo existe la infidelidad sexual, sino las otras cinco tipos que ya vimos, pero la sexual es quizá la que más resalta y por la que más parejas se divorcian, por lo que daremos un poco más de atención, sin dejar de lado las anteriores.
Casi nadie comienza su matrimonio pensando en tener una aventura amorosa. La mayoría de las personas censuran las aventuras amorosas, pero las encuestas confirman que más de la mitad de las personas casadas han tenido algún tipo de aventura amorosa y en esto se incluye a muchos “cristianos”.
¿Qué es el adulterio? En todas las culturas, adulterio es que una persona casada tenga relaciones sexuales con alguien que no es su cónyuge. Es una palabra que no nos atrae, que señala a alguien a quien no se le puede tener confianza. Entre muchas mujeres, un hombre adúltero es uno que es capaz incluso de llegar a violarlas, por lo que hay que evitar su compañía. Y en cierta forma tienen razón, porque la misma Biblia nos cuenta de que David, con tal de proteger su adulterio fue capaz de mandar a matar a Urías, cuando él cometió pecado con la esposa de aquel[61].
Cuando Dios dice en Éxodo 20.14: “No cometerás adulterio”, lo que busca es que un compromiso hecho por dos seres humanos sea cumplido. Se da como un mandamiento porque el adulterio destruye la confianza y la libertad mutua, haciendo a las personas desgraciadas.
Este mandamiento es más parecido a aquel que encontramos en algunas carreteras, en donde dice: “Curvas Peligrosas”. Es una señal de prevención en donde se ve la preocupación de que alguien pierda su vida. Así es el adulterio. Muchos no quieren romper su matrimonio, pero si coquetean con alguien que no es su cónyuge, exponiéndose al peligro de caer.
No queremos que se piense que el adulterio es solo cosa de tener relaciones con otra persona que no es nuestro cónyuge. La tentación a caer está a la vuelta de la esquina. Se podría decir que todas las personas casadas somos culpables de una u otra manera de adulterio mental, porque las aventuras amorosas comienzan en nuestra mente.
En Génesis 6.5 leemos: “El Señor vio que era demasiada la maldad del hombre en la tierra y que este siempre estaba pensando en hacer lo malo”[62]. La manera en que actuamos refleja lo que hemos estado pensando.
Hay quienes creen que las fantasías sexuales son sanas para el matrimonio, pero no toman en cuenta de que esto sea el dínamo que lleve al cónyuge a convertirlas en realidad.
¿Por qué se dan los amoríos extramatrimoniales? Según las investigaciones realizadas por diversas fuentes, los amoríos son más frecuentes en personas que superan los 40 años, debido a que sienten que sus fuerzas se están acabando y quieren hacerse creer ellos mismos que todavía tienen el vigor y la atracción suficiente como para realizar una conquista. A esto se suma, en muchos casos, la rutina en que ha caído su matrimonio, que para este tiempo debe rondar en los 20 o más años. Se trata entonces de un escape a la realidad, tal y como hace el alcohólico que pretende que sus problemas desaparecen cuando se emborracha. Esta es una actividad que le traerá recuerdos de una pasión que quizá hace tiempo no disfrutaba. Puede mostrar sus dotes para atraer a otra persona y eso le da una sensación de vida. Piensa que no hay nada que perder. Lógicamente está equivocado.
También es posible que el adulterio se de en casa, cuando la esposa cansada de tanto trajín diario, cuando ve que todas sus fuerzas se van en cuidar una familia en donde debe lavar ropa, limpiar la casa, preparar alimentos, correr con los niños y preocuparse por las necesidades de su esposo, muchas veces sin recibir nada a cambio. Esto puede abrir la puerta para que ella encuentre una aventura con alguno de los hombres con los que tiene que relacionarse durante el día. O si trabaja también fuera del hogar, con sus compañeros o clientes. También este trajín de la esposa puede hacer que a ella no le de tiempo suficiente para arreglarse para que su marido la vea hermosa y él, en contacto todo el día con compañeras bien mudadas y peinadas, frescas y hermosas. ¡Todo esto es caldo de cultivo para un adulterio!
Puede ser que una aventura amorosa se de con el fin de acabar con el matrimonio. Uno de los cónyuges se siente cansado del otro y piensa que si le es infiel provocará que se le pida el divorcio, haciendo que pueda salir con una conciencia “tranquila”.
Pero un elemento que promueve la infidelidad es nuestra propia sociedad. La sexualidad es estimulada por todos los medios posibles. Hay en Costa Rica un programa que se pasa a horas tempranas de la noche en donde se presenta “el cuerpazo de la semana”, un especial para que las mujeres vean a un hombre en poca ropa o que se está desnudando poco a poco, transmitiendo cada día solo unos minutos de este “strip” masculino, en donde salen hombres jóvenes que dejan en ridículo a aquellos hombres mayores de cuarenta que trabajan todo el día en una oficina, frente a una computadora y que lucen varios kilos de grasa abdominal que no les permite verse sus propios zapatos. También los periódicos venden más si ponen en una de sus páginas a alguna jovencita curvilínea con escasa ropa.
El aburrimiento en el matrimonio es una de las causas por las que uno o los dos cónyuges se ven impulsados a una aventura. Es muy posible que uno de los dos haya logrado crecer intelectualmente que el otro y las conversaciones entre ambos sean disímiles, produciendo un rompimiento que les llevará a buscar compañía en otro lugar. Así como cuando se acaban las ideas para disfrutar del sexo, empuja a uno de los cónyuges a buscar alguien que le satisfaga. Pero escuché a una mujer aconsejar en una ocasión: “Si no quieres que tu marido vaya a cenar al restaurante, en casa hay que cocinar sabroso”.
Pero tomemos en cuenta que muchas aventuras amorosas no tienen nada que ver con el sexo, al principio. No es raro que la “otra” sea menos agraciada que la esposa, o que el “otro” sea un hombre de menor posición social que el marido. ¿Por qué entonces los cónyuges traicionan a su pareja? Porque esta otra persona está ahí cuando se le necesita; sabe escuchar; no regaña; no arruga la frente cuando le contamos nuestro pensamiento; son sensibles, amables, corteses, cariñosos, etc.
Hay tres “r” que invitan a un amorío extramatrimonial: “Resentimiento”, “racionalización” y “reuniones”.
Cuando en el matrimonio no existe el momento del perdón, del abrazo tierno y las disculpas sinceras y francas, se da paso al resentimiento. Este es como un árbol que produce raíces, unas más profundas que otras, que van tomando la energía del matrimonio hasta que lo llegan a secar.
La racionalización se da cuando comenzamos a pensar: “Es cierto que mis compañeros cayeron en adulterio por estar saliendo a almorzar siempre solos con la misma compañera, pero yo soy inmune a esta tentación”. ¿Se ha preguntado usted por qué los consultorios de los sicólogos están siempre llenos? Hay una cantidad innumerable de gente que desea encontrar un hombro donde llorar, eso nos lleva a abrazar, lo cual nos conduce a consolar y a besar, para luego intimar y al final adulterar.
Las reuniones continuas hacen que lleguemos a familiarizar con estas personas. No necesariamente tienen que ser reuniones de trabajo, puede incluso que sean de actividades de la Iglesia. Pueden ser reuniones simplemente para pasar el rato, para relajarnos de la rutina, que luego nos llevarán a compartir problemas familiares, sentimientos y preocupaciones, para terminar en la cama juntos.
¿Cómo puedo darme cuenta de que me encamino a una relación extramatrimonial? Hay señales que nos advierten del peligro y que podemos enumerar:
a. Cuando el matrimonio ha dejado de tener un rumbo definido. Los cónyuges dejan de tener momentos para el gozo juntos, ya no hay ningún esfuerzo por mantenerse unidos.
b. Cuando inventamos excusas para estar con alguien que no es nuestro cónyuge. Le llamamos o buscamos verle sin motivo especial.
c. Cuando reaccionamos de forma muy positiva al encontrarnos con esa persona que no es nuestro cónyuge, más que con los demás.
d. Cuando nuestros pensamientos se desvían una y otra vez por esa persona. Cuando fantaseamos con esa persona, hay muestras de peligro.
e. Cuando intercambiamos regalos con esa otra persona y estos comienzan a ser especiales.
f. Cuando pasamos mucho tiempo hablando por teléfono con esa persona y comienza a usarse un tono de intimidad.
g. Cuando mi matrimonio no anda bien y busco lugares en donde pueda comenzar una amistad que llene las expectativas que no encuentro con mi cónyuge.
h. Cuando nuestras expresiones corporales indican algo más al estar con esa persona[63].
C. El Divorcio.
¿Por qué tratar el tema del divorcio en un curso de la familia desde la perspectiva cristiana? Porque no podemos tapar el sol con un dedo. La realidad del divorcio golpea las congregaciones cristianas hoy más que nunca. Muchas son las familias que llegan a la Iglesia ya desintegradas, pero también se ha dado en los últimos años un fenómeno dentro del mismo seno de la Iglesia en donde muchas familias de creyentes han quedado golpeadas por ese flagelo.
Para los que legislan en los diferentes países, decir divorcio es simplemente decir que dos personas que habían hecho un pacto, lo han roto. Pero para los involucrados en el divorcio hay un sinnúmero de detalles que afectarán toda su vida.
El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua simplemente define divorcio con: “Disolución de un matrimonio”. Para poder hacernos una idea mejor de lo que es el divorcio y qué afecta, debemos recurrir a la historia sagrada.
1. Historia del Divorcio.
No tenemos una fecha ni una civilización que podamos decir certeramente que ahí fue en donde se dio inicio a práctica del divorcio. En la historia bíblica lo vemos aparecer por primera vez en Deuteronomio 24, en donde no hay necesidad de hacer ningún tipo de aclaración, lo que nos hace suponer que para ese entonces el pueblo de Israel conocía la práctica, ya sea porque ellos la usaban o bien porque en Egipto la habían presenciado.
En algunas culturas antiguas no se permitía por cuestiones religiosas, sociales o económicas.
La mayoría de las civilizaciones que regulaban la institución del matrimonio no la consideraron indisoluble, y el divorcio generalmente era solicitado por los hombres. Aunque en algunas de ellas, el nacimiento de un hijo le otorgaba al vínculo el carácter de indisoluble.
Por lo general, el motivo más común de divorcio era el adulterio, aunque en muchas sociedades antiguas también era motivo de muerte, como en la antigua Babilonia, donde el divorcio podía ser pedido por cualquiera de los cónyuges, pero el adulterio de las mujeres era penado con la muerte.
Por su parte, los celtas practicaban la endogamia, o sea, el matrimonio de personas de ascendencia común o naturales de una pequeña localidad o comarca, excepto los nobles que solían tener más de una esposa. Era habitual la práctica de contraer matrimonio por un período establecido de tiempo, tras el cual los contrayentes eran libres, pero también era habitual el divorcio.
En América, los aztecas solo podían tener una esposa y se la denominaba Cihuatlantli, y solo podía tener un número determinado de concubinas, solo la cantidad que pudiera mantener. En este contexto, no desconocían el divorcio, pero debía lograrse por sentencia judicial, que les permitía contraer nuevamente matrimonio.
También en la antigua Grecia existía el divorcio por mutuo acuerdo y la repudiación, pero el hombre debía devolver la dote a la familia de la mujer en caso de separación.
En Roma no se practicó el divorcio sino hasta el siglo II a.C., y tuvo similares características que en Grecia, aunque las mujeres, que eran ricas por herencia de su padre y descontentas con sus esposos, solían abandonarlos y divorciarse de ellos sin mayores inconvenientes.
En el cristianismo, la mayoría de los cristianos se oponían al divorcio y a las segundas nupcias, al punto que Tertuliano llegó incluso a prohibir que una persona viuda se volviera a casar. En el siglo VI, la Iglesia oriental permitía el divorcio pero con un buen número de razones, mientras que la Iglesia occidental se aferraba al punto de vista de Agustín que decía que el matrimonio era indisoluble. En la Iglesia Católica Romana se mantiene esa idea, aunque si se habla de “nulidad”, la que con ellos, puede comprarse con cierta cantidad de dinero. Esta nulidad está sujeta a que se encuentre alguno de los siguientes puntos:
a. Que el varón no tuviese 16 años mínimo y la mujer 14 a la hora de casarse.
b. Que no se de la condición para la esencia del matrimonio.
c. Que uno de los contrayentes no tuviese la libertad de consentir a la hora de efectuarse el matrimonio.
d. Que el matrimonio se hubiese efectuado por miedo grave.
e. Que la mujer hubiese sido raptada sin su consentimiento.
f. La impotencia perpetua de uno de los cónyuges y que fuera anterior al matrimonio.
g. Que haya una relación de consanguinidad hasta el tercer grado.
h. Que uno de los cónyuges tenga relación con los parientes del otro hasta el cuarto grado.
i. Que los cónyuges tengan afinidad de padrino y bautizado.
j. Que los cónyuges tengan afinidad civil siendo uno de ellos adoptado por el otro.
k. El matrimonio anterior de uno de los cónyuges que no hubiese sido disuelto.
l. Que uno de los cónyuges sea sacerdote ordenado.
m. Que uno de los cónyuges no sea bautizado.
n. Cuando uno de los cónyuges atente contra la vida del otro.
o. Que el matrimonio se celebrara sin la presencia de un párroco y testigos.
p. La demencia de uno de los cónyuges[64].
A partir del siglo X, eran los tribunales eclesiásticos quienes tramitaban los divorcios, no sin grandes disputas de distintos sectores de la iglesia cristiana. A partir del Concilio de Trento, en 1563, se impuso la teoría del carácter indisoluble del vínculo, aunque se admitió la separación de cuerpos.
Sin embargo, la Reforma de Lutero, admitió el divorcio, aunque únicamente en casos muy graves. Esta reforma, incluso provocó que Inglaterra abrazara la misma debido a que su rey, Enrique VIII deseaba divorciarse de su esposa, Catalina, y la Iglesia de Roma no se lo permitía.
En España se aceptaba en casos de sodomía del marido, inducción a la prostitución de la mujer y adulterio de esta. Posteriormente fue prohibido, para luego, en 1980, volverlo a aceptar.
b. El Divorcio en el Antiguo Testamento.
Como vimos en el punto anterior, el divorcio en las diferentes culturas estaba permitido, pero no era fomentado. En Génesis 2.24 se da una sombra de lo que podría llamarse la primera ceremonia matrimonial: “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser”[65]. Estos “votos” dan a entender que esta unión debe durar “hasta que la muerte los separe”, ya que habla de una fundición de dos seres en uno. Pero el hombre, al ser un ser caído, no logra mantener ni siquiera sus votos ante otra persona y es por eso que Dios permite, nótese que entra en la Voluntad “permisiva” de Dios y no como un mandato, el divorcio, como leemos en Deuteronomio 24.1: “Cuando un hombre se casa y encuentra algo avergonzante en su mujer, debe escribirle una carta de divorcio y entregársela en su mano para despedirla de su casa”[66]. Pero esto no podía hacerse por cualquier causa, sino que debía haber algo “avergonzante”.
Proverbios 30.23 nos enseña que la mujer divorciada había perdido su posición en la sociedad hebrea y nadie que se considerara sabio pensaría en casarse con tal. De hecho, a los sacerdotes se les prohibía terminantemente casarse con una mujer divorciada[67]. También el mismo Señor muestra lo que Él piensa acerca del divorcio en Malaquías 2.16:”Yo aborrezco el divorcio, dice el Señor, Dios de Israel,...”[68].
La práctica del divorcio en el Antiguo Testamento no era común ya que salía muy caro. Al casarse, el padre de la novia debía darle al esposo la dote, es decir, una cantidad de dinero que equivalía al salario de un jornalero por varios años, incluso el faraón entregó a Salomón una ciudad cuando este se caso con su hija[69]. El problema se daba cuando había un divorcio sin una causa bien justificada, ya que la esposa se llevaba su dote, lo que hacía que muchos hombres pensaran dos veces el divorciar a sus mujeres.
El pasaje de Deuteronomio 24.1-4, aunque habla del divorcio, se refiere más que nada a las segunda nupcias y se reglamentan estas:
“Si un hombre se casa con una mujer, pero luego deja de quererla por haber encontrado en ella algo indecoroso, sólo podrá despedirla si le entrega un certificado de divorcio. Una vez que ella salga de la casa, podrá casarse con otro hombre. Si ocurre que el segundo esposo le toma aversión, y también le extiende un certificado de divorcio y la despide de su casa, o si el segundo esposo muere, el primer esposo no podrá casarse con ella de nuevo, pues habrá quedado impura. Eso sería abominable a los ojos del Señor. No perviertas la tierra que el Señor tu Dios te da como herencia” [70].
Notemos varias cosas:
1) El primer hombre se divorcia porque encontró en ella algo indecoroso. Esto puede significar dos cosas: La encontró en adulterio, con lo que podía llevarle un proceso para que le mataran[71], pero no siempre se llegaba a este punto; o bien que había encontrado en ella fornicación, es decir, alguna cosa indecente.
2) El segundo hombre la divorcia porque le toma aversión, le da asco.
3) Al ser divorciada por segunda vez ella puede volver a casarse, pero nunca con su primer marido, incluso si el segundo murió. Por eso, los que enseñan que las personas casadas en segundas nupcias deben divorciarse y volver a su primer cónyuge erran y empujan a estas personas a ser aborrecibles ante Dios y pervierten la tierra.
Más tarde, los profetas compararon el adulterio con la idolatría y el divorcio con el exilio a los que los sometió el Señor, que deseaba que ellos se arrepintieran y volvieran a Él, como lo ilustró con el profeta Oseas.
c. El Divorcio en el Nuevo Testamento.
En los tiempos del Nuevo Testamento, la escuela del rabino Hillel consideraba que cualquier causa, como no limpiar la casa, etc., era un motivo suficiente y justificado para que un hombre pudiera divorciar a su esposa, mientras que la escuela del rabino Shammay consideraba que la única razón para divorciar a la mujer era encontrar en ella algo indecente.
Jesús por su parte, consideraba que el divorcio no era parte del plan de Dios, tal como lo vemos en Mateo 19.5-6: “Por eso Dios dijo: "El hombre tiene que dejar a su padre y a su madre para casarse y vivir con su esposa. Los dos vivirán como si fueran una sola persona". De esta manera, los que se casan ya no viven como dos personas separadas, sino como si fueran una sola. Por tanto, si Dios ha unido a un hombre y a una mujer, nadie debe separarlos”[72]. Consideraba que la única razón por la que el divorcio se había permitido en el Antiguo Testamento era el pecado que anidaba en el corazón del hombre[73].
La enseñanza de Jesús se diferencia de la del Antiguo Testamento y de la rama shammayita en que él imposibilita al cónyuge que causó el daño en el matrimonio a volver a casarse[74].
Jesús permitió el divorcio si había porneía, es decir, fornicación, que a pesar de la mala interpretación que se le ha dado en la actualidad, pensando que esta es una relación que solo puede darse en personas solteras, la verdad es que la palabra encierra cualquier inmundicia sexual, ya sea adulterio, sodomía, ver pornografía en todas sus presentaciones, incesto, etc. Y debemos aclarar que en Mateo solo habla de que el hombre divorcie debido a que este evangelio iba dirigido a los judíos, pero Marcos 10 también incluye a la mujer con derecho a divorciar porque este otro evangelio se dirige a los gentiles.
Pablo, por su parte, da respuesta a una pregunta hecha por algunos miembros de la iglesia en Corinto en el capítulo 7 de su primera carta. Él trata toda la problemática del matrimonio debido a que la pregunta era si convenía o no el casarse.
La respuesta es directa: “¡Claro que sí!”[75]. Pero sigue a la respuesta una serie de anotaciones que es importante tener en claro:
1) La Monogamia y las Relaciones Sexuales en el Matrimonio.
Pablo hace una aclaración necesaria entre muchos gentiles, ya que el pueblo judío había dejado la práctica poligámica después del exilio babilónico. Por cada esposo debe haber una esposa y por cada esposa debe haber un esposo. Esto es suficiente para evitar las relaciones sexuales prohibidas. El tener relaciones sexuales en el matrimonio evita la tentación de tenerlas fuera de él, y aunque es bueno para ambos tener relaciones sexuales con cierta regularidad, también pueden ponerse de acuerdo de abstenerse para ocuparse en la oración, pero después de ese tiempo, deben volver a intimar. Pero como dice Pablo, esto es solo un consejo, ya que la pareja es la que debe decidir en común acuerdo cada cuanto intimarán[76].
2) Los Solteros y la Abstinencia.
El apóstol muestra su preferencia en cuanto al estado civil, debido a que como él mismo experimentó, un soltero tiene más disponibilidad para servir al Señor, pero también muestra su comprensión en cuanto a que no todos las personas somos iguales, así que si alguien necesita mantenerse casado, ya sea un soltero o un viudo, es mejor que se case[77].
3) La Separación.
Ahora Pablo se dirige a los casados y les transmite la orden de Dios: “No deben separarse”[78]. También es importante que aclaremos que aquí Pablo no está hablando de divorcio, apostalión, sino de separación, jorizo, sin divorcio, por lo que no puede volver a casarse, sino debe volver con su marido, por orden de Dios[79].
4) De los Matrimonios Mixtos.
Pablo comprende que lo mejor es que los creyentes se casen entre ellos, pero se van a dar casos en que una persona llega a ser cristiano estando casado, por lo que él aconseja que esta persona no debe despedir al inconverso si este cónyuge desea seguir con él. De hecho, este matrimonio puede resultar en que el cónyuge inconverso se entregue al Señor. Pero si el cónyuge inconverso desea separarse, el cristiano no está obligado a vivir con él[80].
Hay quienes han pensado que negar el derecho al divorcio estimula a la santidad de la familia, pero lo que han conseguido es más bien tener hogares frustrados. También hay personas que consideran que un matrimonio es un gasto muy alto, por lo que prefieren vivir en unión libre, mientras que otros que se han casado se encuentran en un túnel sin fin y para otros el matrimonio es simplemente un contrato legal que es fácil de romper.
La triste realidad, es que el divorcio es un fracaso y todo fracaso trae frustración, dolor y complejos. El fraude está en nuestra mente, hay ansiedad y remordimiento. Es parecido a la experiencia que se siente con la muerte de un ser querido y hasta se pas una etapa de duelo que puede incluso a llegar a afectar la salud mental.
Cuando los cónyuges comienzan a pensar en el divorcio, sería bueno que pensaran en encontrar una solución diferente y que pudiera salvar su matrimonio. Deben tomar en cuenta que cuando esto ocurre es porque el matrimonio está enfermo y puede ser sanado. Nadie, al estar enfermo, piensa que la mejor solución es el suicidio, sino que buscamos la ayuda médica. De la misma manera, al enfrentar enfermedades matrimoniales, podemos buscar sanarlo, pero ambos cónyuges deben tomar en cuenta que solo ellos, con su corazón y voluntad rendida al Señor, pueden salvar su matrimonio y no caer en la trampa satánica llamada divorcio, recordando que generalmente, cuando una pareja se divorcia, los más afectados siempre serán los hijos y la misma sociedad.
[1] Diccionario Real Academia Española de la Lengua
[2] Ibid
[3] Diccionario de Ética Cristiana y Teología Pastoral. P. 475.
[4] Nueva Concordancia Strong. P. 68
[5] Ibid. P. 53.
[6] Ibid. P. 65
[7] Proverbios 19.18
[8] Nueva Concordancia Strong. P. 62.
[9] Ibid.
[10] Op. cit. Diccionario de Ética... P. 475.
[11] Job 13.15.
[12] 2 Timoteo 3.16. EUNSA.
[13] Efesios 2.3. CTS-IBS.
[14] Proverbios 22.15. Antiguo Testamento Hebreo.
[15] Proverbios 29.15. Ibid.
[16] Proverbios 7.7. BAD.
[17] Proverbios 7.22. PDT.
[18] Proverbios 14.15.
[19] BL95.
[20] RV1602.
[21] Proverbios 13.20. VM.
[22] Proverbios 14.8. Kadosh.
[23] Proverbios 15.20.
[24] Proverbios 17.25.
[25] Proverbios 22.15.
[26] Proverbios 3.34. Oso.
[27] Proverbios 9.7.
[28] Proverbios 9.12.
[29] Proverbios 13.1.
[30] Proverbios 14.6.
[31] Proverbios 21.24.
[32] Proverbios 22.10.
[33] Proverbios 6.9-10.
[34] Proverbios 10.26.
[35] Proverbios 12.27.
[36] Proverbios 15.19.
[37] Proverbios 20.4.
[38] Proverbios 24.30-31.
[39] Proverbios 10.6.
[40] Proverbios 21.4.
[41] Proverbios 21.10.
[42] Proverbios 29.7.
[43] Proverbios 28.4.
[44] Proverbios 10.3.
[45] Proverbios 11.8.
[46] Proverbios 15.6.
[47] Proverbios 28.1.
[48] Diccionario Real Academia Española de la Lengua
[49] Op. cit. Diccionario de Ética... P. 1105.
[50] Temperamentos. Antonio Sánchez Martínez. www.ilustrados.com/publicaciones
[51] Deuteronomio 21.18-21. Biblia Latinoamericana 1995.
[52] Proverbios 22.6. Dios Habla Hoy.
[53] Isaías 54.3. Biblia al Día.
[54] Isaías 65.23. Ibid.
[55] Nueva Versión Internacional.
[56] Biblia en Lenguaje Sencillo.
[57] Oseas 2.19-20. Nueva Versión Internacional.
[58] Biblia al Día.
[59] 1 Timoteo 5.8. Biblia en Lenguaje Sencillo.
[60] Lewis Smedes, Sex for Christians (Sexo para cristianos). Grand Rapids: Wiliam B. Eerdmans Publishing Company, 1976. Citado por H. Norman Writh, Al Pasar el Tiempo, p. 110
[61] 2 Samuel 12.
[62] Dios Habla Hoy.
[63] Kreiter, Affair Prevention (Prevención de Amoríos). Citado por H. Norman Writh, Al Pasar el Tiempo, pp. 122-123.
[64] Goff, Guillermo. El Matrimonio y la Familia en la Vida Cristiana. Pp. 102-103.
[65] Nueva Versión Internacional.
[66] Antiguo Testamento en Hebreo.
[67] Levítico 21.7.
[68] Biblia al Día.
[69] 1 Reyes 9.16.
[70] Ibid.
[71] Levítico 20.10.
[72] Biblia en Lenguaje Sencillo.
[73] Mateo 19.8.
[74] Marcos 10.11-12.
[75] 1 Corintios 7.2.
[76] 1 Corintios 7.2-6.
[77] 1 Corintios 7.7-9.
[78] 1 Corintios 7.10. Biblia en Lenguaje Sencillo.
[79] 1 Corintios 7.10-11.
[80] 1 Corintios 7.12-16.
Antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, los héroes a quienes la sociedad buscaba imitar eran personas de renombre, que habían causado impactos positivos. Hombres como Einstein, Bell, Wright, Churchill, Disney, Fleming, Picado, Gandhi, Unamuno, Ford, Villa, Zapata, Freud, entre muchos, eran aquellos a quienes los jóvenes querían emular. Pero después de la Guerra, hombres como estos fueron vilmente asesinados, comenzando con Gandhi, el indú que deseaba que los hombres fuéramos hermanos; John F. Kennedy, el presidente norteamericano que buscaba una alianza para el progreso; y Martín Luther King, el pastor bautista que clamaba por los derechos de todos los hombres sin usar la violencia.
Ahora los héroes de la juventud no se encuentran en las palestras luchando por los derechos de las gentes, ni en los laboratorios inventando cosas que nos vayan a facilitar la existencia, ni en los púlpitos de las iglesias motivando a la gente a vivir píamente. Los héroes de la juventud son hechos por la maquinaria publicitaria: Actores, actrices y cantantes marcan la pauta de cómo debe vivir la sociedad moderna.
Pero veamos rápidamente una muestra del ejemplo que dan los nuevos “héroes”. Marilyn Monroe, la rubia platinada que conmocionó al cine en los años cincuenta, murió el 5 de Agosto de 1962 por una sobredosis de barbitúricos; Elvis Preasley, considerado el rey del Rock, murió el 16 de Agosto de 1977 debido a sus excesos en la comida, bebida y drogas; Rock Hudson, que se había convertido en el prototipo del hombre “perfecto” en los años 60, muere de SIDA por su conducta homosexual el 2 de Octubre de 1985; Freddy Mercury, cantante del grupo Queen, fallece de SIDA el 24 de Noviembre de 1991; Los Beatles, grupo inglés de rock de finales de los años 60 y 70 que abiertamente se mostraban partidarios al uso de la droga y que además de roces muy serios entre ellos, terminan por separarse después de haber proclamado ser más famosos que Jesús; Madonna, la cantante femenina más exitosa de todos los tiempos, según el libro de Records Guinness, es también una de las más fanáticas impulsoras de que las mujeres sean madres solteras y escritora de libros para niños; Michael Jackson, el “rey del pop”, fallecido el 25 de Junio del 2009, acusado en varias oportunidades de abuso infantil; Elton John, quien tuviese el honor de cantar en el funeral de la princesa Diana de Gales estando ahí la Reina de Inglaterra, se casó con su novio, no leyó mal: Su novio, el 21 de diciembre del 2005. Además, las “estrellas” de Hollywood se encuentran fascinados con las filosofías orientales que les “liberan” de toda culpa cuando no les señalan el pecado, sino que los guían más bien a aceptar todas las cosas como naturales: Shirley McLaine, Tom, Cruise, Richard Gere, Sean Connery y muchos otras luminarias se envuelven ahora en las falsas enseñanzas que les transmiten los maestros yogas y los sacerdotes lama, dejando su mente en blanco para contactarse con un “ente” superior que les ayuda en su vida.
Sumado a estas cosas, desde la década de los 60, los hogares abrieron sus puertas a las enseñanzas que son transmitidas por medio de la televisión, mostrando un estilo de vida alejado de la realidad, pero que de tanto verlo se nos ha hecho tan familiar que muchas veces lo queremos tener en nuestra propia casa. Así, los electrodomésticos no pueden faltar en los hogares, aunque en veces no sepamos ni para que sirven o tenemos dos o más que hacen la misma función.
Pero el adquirir electrodomésticos es el menor de los males, ya que a lo sumo que puede llevarnos esto es que se nos aumente el cobro en el recibo de la electricidad. Hay otros modelos que nos afectan más y que llevan a la desintegración familiar, como es el hecho de la violencia, en donde en muchos programas se muestra gráficamente como entrar a un edificio fácilmente, violando la vigilancia; o como puede alguien cometer un crimen y salir impune. Además, los valores familiares vienen a menos cuando se nos presenta el adulterio como algo normal y aceptado por la sociedad, así como el divorcio. De hecho, en la cartelera de televisión en Costa Rica en Mayo del 2011, sumando las horas de transmisión de las cuatro televisoras comerciales más populares encontramos que en 695 horas de transmisión durante una semana, los programas se distribuyeron de la siguiente manera:
Telenovelas: 171 23 %
Cultura: 144 19 %
Infantiles: 106 15 %
Noticias: 100 14 %
Cine: 48 7 %
Humor: 25 5 %
Deportes: 21 4 %
Concursos: 20 3 %
Aventura: 20 3 %
Juveniles: 14 2 %
Drama: 10 2 %
Policíacas: 10 2 %
Chismes: 6 1 %
Analizando estos datos, podemos ver que el primer puesto es el de las Telenovelas, cargadas de sexo, adulterio, violencia, intrigas y vulgaridades.
El segundo lugar está ocupado por los programas Culturales. Pero en ellos estamos integrando también a los de información turística, así como los programas “femeninos” que han dado campo para que gentes con pensamientos extraños lleguen hasta el hogar, con sus “tratamientos de agua”, olores de incienso, posiciones y colores de los muebles para atraer la paz, etc. Además estamos incluyendo la información de la Asamblea Legislativa.
Los programas Infantiles están en la tercera posición. Pero no se crea que sean aquellas aventuras inocentes que muchos de nosotros vimos en los años 60. Estas están llenas de violencia y conjuros mágicos.
Las Noticias, ocupan la cuarta posición, que si bien es cierto son necesarias para enterarnos de lo que ocurre en el mundo, también nos informan de cosas muy negativas.
En quinto lugar encontramos el Cine, en donde la mayoría de las películas que se presentan son las de corte violento, a las que se les considera “buenas”. Además, muchas de ellas están saturadas de sexo.
El sexto lugar está ocupado por los programas de humor, que desdichadamente la mayoría no tiene un humor limpio, sino que los chistes de doble sentido y la vulgaridad se asoman constantemente.
Después aparecen los programas de Deportes, pero tampoco se crea que es donde se transmiten competencias que puedan disfrutarse en familia, sino que muchas de estas 21 horas son utilizadas para presentar los comentarios de periodistas que quizá se sienten traumatizados por no haber podido ellos practicar algún deporte.
Los programas de Concursos están de octavo, en donde las modelos con ropas indecorosas se mueven al ritmo de la música sensual y en donde se usan frases de doble sentido, para hacer reír al público y a los participantes que aceptan ir a hacer el ridículo y a ser avergonzados por un premio miserable.
La novena posición la ocupan los programas de aventura, en donde todavía se permite a los televidentes distraerse con cuentos fantasiosos que le sacan de su rutina.
La décima posición la ocupan los programas juveniles, en donde tampoco se le da a los muchachos en estas pocas 14 horas semanales, alguna guía que puedan usar para enfrentar su problemática, sino que se le bombardea con música extraña.
Le siguen 10 horas de Drama, que bien puede ser los únicos programas extranjeros que pueden tener un mensaje positivo para nuestra sociedad actual.
Junto con estas vienen las series policiales, con un ambiente muy alejado del nuestro y en donde se dan ideas “frescas” a los delincuentes del tercer mundo.
De último se encuentran los programas de Chismes, estos son los que se encargan únicamente de hablar de los escándalos provocados entre los “famosos”. Adulterios, sinvergüenzadas, orgías, etc.
Entonces, esta influencia que tiene la familia por medio de la televisión, es bastante negativa. Pero si hablamos de la radio los números podrán ser más alarmantes, ya que la letra de las canciones ha cambiado tanto desde el inocente: “Por un caminito yo te fui a buscar, muy lejos caminé y al fin yo te encontré”, a un “Toma mi mano y juntos nos elevaremos y tocaremos las nubes con este polvo de amor”.
Unido a estas cosas negativas, los gobiernos de los países han diseñado leyes con las cuales un niño puede acusar a sus padres de cualquier tipo de “agresión”, prestándose a que algunos de estos “niños” pongan a sus progenitores manos arriba ya que la ley les prohíbe disciplinarlos. No piense que aprobamos la agresión a los niños, pero hay casos en donde una muchacha acusa a sus padres ante las autoridades porque estos no le permiten salir con su novio que la regresa a la casa hasta después de las once de la noche o más tarde; y de seguro usted conoce otros casos con los que se puede ilustrar este punto.
Por ello queremos señalar cuatro de los más grandes problemas que afectan a la familia del siglo XXI y la están acercando al abismo, incluyendo a familias cristianas.
A. La Indisciplina Familiar.
Para hablar de indisciplina en el hogar, debemos definir lo qué es la disciplina. Según el Diccionario, la palabra disciplina viene de la palabra latina “disciplīna” y tiene como definición:
1. Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral.
2. Arte, facultad o ciencia.
3. Especialmente en la milicia y en los estados eclesiásticos secular y regular, observancia de las leyes y ordenamientos de la profesión o instituto.
4. Instrumento, hecho ordinariamente de cáñamo, con varios ramales, cuyos extremos o canelones son más gruesos, y que sirve para azotar.
5. Acción y efecto de disciplinar.
6. Conjunto de las disposiciones morales y canónicas de la Iglesia[1].
Y la palabra disciplinar:
1. Instruir, enseñar a alguien su profesión, dándole lecciones.
2. Azotar, dar disciplinazos por mortificación o por castigo.
3. Imponer, hacer guardar la disciplina (observancia de las leyes) [2].
Por esto podemos decir que la disciplina es tanto un proceso como un conjunto de sanciones o un estado particular[3].
1. La disciplina en la Biblia.
En el Antiguo Testamento la palabra disciplina solo aparece una vez en Proverbios 15.32, en donde se usa la palabra hebrea musár, que denota “castigo, reprensión, advertencia, instrucción”[4]. En Deuteronomio 4.36 usa la palabra yasár; que indica castigar con golpes o con palabras; de ahí viene “instruir”, que se acompaña con “amonestación, azotar, castigar, corregir, dirigir, enseñar, escarmentar, instruir, lavar, poner” [5]. En Salmos 94.10, usa la palabra lamád; que significa “aguijonear, enseñar (siendo la vara un incentivo oriental), acostumbrar, adiestrar, aprender, diestro, domar, ensayar, enseñador, enseñar, indómito, instruir, hábil” [6].
Una y otra vez, se recalca la importancia de la disciplina para educar, por lo que si uno es disciplinado, obtiene sabiduría. Los hebreos antiguos consideraban que cuando se educaba al niño, había que acompañar la enseñanza con el castigo físico, con la seguridad de que este corregiría lo defectuoso[7].
En el Nuevo Testamento en Efesios 6.4, Pablo usa la palabra griega paideía; que significa “tutoría, educación o entrenamiento; corrección disciplinaria”[8], que a su vez viene de la palabra paideúo, que utiliza el autor de Hebreos en 12.6 y que significa “entrenar a un niño, educar, o disciplinar (por castigo)”[9], que es utilizada al hablar de la disciplina divina, que se ejerce con amor para que seamos partícipes de la santidad de Dios[10].
2. La disciplina en la guianza pastoral.
Al entender la disciplina no solo como una práctica para castigar al que actúa de forma incorrecta, sino también como un instrumento de educación, como lo podemos ver en el libro de Job, en donde Dios utiliza la disciplina sobre alguien que no había hecho mal, con el fin de darle una luz más clara acerca de Su Voluntad y a que él confiara plenamente en su Señor[11].
En el hogar la disciplina debe ser vista como el trato paternal de Dios para con sus hijos en donde el Señor utiliza a los padres como instrumentos para educar y corregir a sus retoños. Esta disciplina, de acuerdo al ejemplo de Dios, no puede ser aplicada en forma airada, aunque debe ser firme, para que los hijos no se “exasperen”.
La realidad es que quizá nuestros padres sufrieron una crianza cargada de autoritarismo. Sus padres fueron inflexibles y solo lo que ellos pensaban estaba en lo correcto. Tampoco estamos de acuerdo con este tipo de guía, ya que la Biblia es clara cuando dice que debemos “enseñar,...argumentar,...corregir y...educar en la justicia”[12]. Cuando aplicamos la disciplina en la justicia, no podemos ser ni autoritarios ni flojos, sino solo justos. Aunque la nueva sicología ha ido guiando, como decíamos antes, a los padres a cambiar de disciplina a permisividad.
3. ¿Cómo aplicar la disciplina en el hogar?
Hace unos días conocí a un misionero que hizo un estudio sobre cómo disciplinar a los hijos con la vara. Él cree que esto debe ser aplicado literalmente, aunque eso le ha atraído la atención de las autoridades y en este momento tiene una orden judicial que le prohíbe acercarse a sus hijos. Algunos han llegado a creer, como esta persona, que cuando la Biblia dice que hay que aplicar la vara de la corrección se refiere a dar de golpes por todo, sin tomar en cuenta que hay otras formas de arreglar las cosas. Hace un tiempo vi a un padre que castigó a su hijo fuertemente con su cinturón y luego de haberlo golpeado le dio una buena cantidad de dinero para que fuera a comprarse algo. ¿No era mejor castigarlo prohibiéndole salir y negarse a darle dinero? Pero no todos los niños son iguales, por lo que es necesario, antes de aplicar la disciplina, que sepamos algunas cosas.
a. Hay que conocer la naturaleza de nuestros hijos.
Todos los seres humanos compartimos el hechos de “...que nuestra conducta estaba dominada por deseos puramente humanos. Empujados por toda clase de pasiones y malos pensamientos, lo perverso de nuestra naturaleza nos hacía objeto de la ira de Dios, lo mismo que a todos los demás”[13]. Los limoneros dan limones, los naranjos dan naranjas, pero los cristianos damos “pecadores”. Esa es una realidad que no podemos negar. Por más santo que sea una persona, cuando tenga sus hijos, si quiere que estos sean santos tendrá que guiarlos a Cristo, de lo contrario lo que tendrá serán hijos de perdición.
Pero no solo el hecho de que nuestra inclinación a pecar viene incluida a la hora nacer, sino que el sabio decía: “La insensatez conspira en el corazón del muchacho...”[14]. La falta de conocimiento hace que el joven actúe de forma incorrecta, por lo que debe ser corregido, porque de lo contrario “el muchacho consentido avergonzará a su madre”[15].
Así que por más hermosos que sean nuestros hijos, con sus manitas regordetas y mejillas rosadas, no podemos olvidar que sin Cristo y sin disciplina, estarán tan perdidos como cualquier criminal que está en prisión.
b. Los diferentes tipos de muchachos.
En el libro de Proverbios, el sabio señala cinco tipos de muchachos que pueden encerrar a casi todos los jóvenes del mundo que viven sin Cristo, y algunos cristianos también. ¿Algunas de estas características describen a nuestros hijos?
1) Cándido.
El muchacho cándido se deja engañar fácilmente, tal como enseña 1.10: “Hijo, no permitas que el criminal te engañe”. A esto se une el hecho de que es simple, no medita y eso le puede acarrear mal, como enseña 1.32: “La apostasía golpeará al simple”, ya que este no tiene metas definidas, porque es “… falto de juicio”[16] y por ello es “como un venado que cae en la trampa”[17], ya que cree todo lo que oye[18], por lo que debe sufrir, como enseña 19.25: “Castiga al burlón y el simple pondrá atención”[19].
2) Falto de razón.
Es la persona a la que todos llaman “necio”. Es terco y solo quiere vivir de acuerdo a lo que siente, creyendo que lo único importante es su prosperidad, pero olvidan lo que dice 1.32: “...la prosperidad de los necios los echará á perder”[20], lo que lo lleva a buscar pervertir a sus amigos: “...el compañero de los insensatos será destruido”[21], guiándolos a que vivan de ilusiones pero “la sabiduría del prudente entenderá sus caminos”[22]. Él no está guiado por el amor[23] y por ello atrae el dolor[24] y ante esto necesita ser tratado fuertemente[25].
3) Burlador.
Este se considera muy listo, contrario al primero, por lo que toma en cuenta ni siquiera a Dios, sin percatarse que “Él se burlará de los burladores...”[26], mientras que él mismo se burla de los que lo aconsejan[27], buscando que lo vayan dejando solo[28], contrario a los hijos sabios[29]. Cuando uno se encuentra estas personas burladoras, que hacen chiste de todo, se da cuenta de que ellos se sienten sabios, pero la sabiduría se alejado también[30], y en lo único que obtiene fama es en su insolencia[31], y como quien causa problemas[32].
4) Negligente.
Este el que espera que todo se lo hagan. Cree que el mundo gira para servirle a él y por ello ama el sueño, esperando que al despertar las cosas estén mejor[33]. Es la persona que sería capaz de sacar de sus casillas incluso hasta el mismo Job, si lo tuviera como empleado[34]. Cuando se le asigna una labor, la deja sin acabar y por ello pasará necesidad[35], lo que lo conducirá a muchos problemas[36]. Esta persona se ha acostumbrado a realizar las labores más fáciles, o como decimos “todas las quiere maduras”[37]. Su fin será la pobreza[38].
5) Malvado.
Las personas malas realmente viven una vida desgraciada. Ellos sacan lo que tienen en su corazón por medio de su boca[39], el orgullo los invade[40] y por ello la compasión nunca podrá anidar en su corazón[41], siendo insensible ante el dolor ajeno[42] y poco le importa la ley[43]. Esta clase de persona no sabe que nunca encontrará satisfacción en nada[44], está invitando a la desgracia a su vida[45], así como a los problemas[46], y la realidad de todo es que en lo íntimo es un cobarde[47].
Cuando los padres dejamos que nuestros hijos vivan sin disciplina, le damos oportunidad a que cualquiera de estas características se manifieste en ellos.
4. El temperamento y la manera de comportarnos.
Tal vez nos hemos llegado a preguntar el por qué actuamos en diferentes momentos como lo hicimos, mientras que otros lo hacen de forma diferente. Tal vez hasta hemos buscado imitar a esas personas porque vemos que ellos lo hacen mejor, pero sin éxito. Si observamos mejor a esas personas, veremos que tal vez nosotros podemos hacer algunas cosas de una forma mejor que como lo hacen ellos. ¿A qué se debe esto?
Ya en la historia encontramos personas que han tratado de explicar estas diferencias. Hay quienes han creído que los cuerpos astrales son los que marcan esas diferencias. Pero hombres más sensatos como Hipócrates, el padre de la medicina, han descubierto algo más lógico y científico.
Pero no crea que ya se tienen todas las respuestas acerca del comportamiento del ser humano. Veremos cosas que nos dejarán sorprendidos. Mientras tanto, estaremos en esta sección, estudiando algo acerca de eso que se encontró Hipócrates, lo que se le llama “la teoría de los temperamentos”.
a. Conceptos históricos.
Para los antiguos griegos el número cuatro era de gran importancia, pensando que había cuatro elementos que regían la tierra. De la misma manera, entre el año 500 y 400 a.C., se habló de que había cuatro fluidos en el humano que le permitían la vida: La sangre, la bilis, la flema y la linfa. Cada persona tenía más o menos cantidad de estos fluidos, por lo que podía dividírselos en cuatro categorías o tipos: Sanguíneo, Melancólico, Colérico y Flemático.
Estos podían reconocerse debido a que el sanguíneo, con mucha más sangre, era bajito, con buena musculatura y una figura proporcionada, sociable aunque poco tenaz e irreflexivo.
El melancólico tenía más linfa, por lo que es una persona nerviosa, delgada, alto y pálido.
El colérico predomina en bilis, por lo que es alto y su piel es amarillenta.
El flemático tiende a ser obeso y en él predomina la flema.
Nadie puso en duda que esto era así hasta fines del siglo XIX e inicios del XX, cuando se hacen nuevas clasificaciones.
b. ¿Qué es el temperamento?
Según el diccionario, temperamento es: i. Carácter, manera de ser o de reaccionar de las personas. ii. Manera de ser de las personas tenaces e impulsivas en sus reacciones. iii. Constitución particular de cada individuo, que resulta del predominio fisiológico de un sistema orgánico[48].
Podemos decir entonces que el temperamento es la suma de las características particulares de cada individuo, que nos conduce a determinadas formas de pensar, actuar y sentir, no de manera aprendida, sino debido a la herencia y su constitución[49].
c. Los cuatro temperamentos básicos.
Haremos una breve descripción de los cuatro diferentes tipos de temperamento. Recuerde que una persona no es precisamente sanguínea, o melancólica, sino que cada uno de nosotros está compuesto por todos los cuatro tipos, solo que hay características de cada uno de los tipos de temperamento que sobresalen más que otros, lo que hace que seamos un compuesto de todos.
1) Sanguíneo.
Es una persona cálida, vivaz, alegre, que da gusto. También es receptivo y las impresiones externas se abren camino fácilmente en su corazón donde prestamente provoca una respuesta atropellada. Siente más que piensa. Es extrovertido, se divierte con todo y contagia su espíritu alegre y divertido. Fascina cuando narra cuentos y su naturaleza cálida y entusiasta le hace revivir prácticamente la experiencia que relata. Nunca le faltan amigos. Su naturaleza ingenua, espontánea, cordial le abre puertas y corazones. Puede sentir genuinamente las alegrías y los pesares delas personas con quien está y tiene la habilidad de hacerle sentir importante como si se tratase de un amigo muy especial y lo es.
El sanguíneo nunca se encuentra perdido por falta de palabras, aun cuando con frecuencia habla sin pensar. Su franca sinceridad, sin embargo, tiene un efecto desarmador sobre muchos de sus interlocutores, de tal modo que los hace responder a su humor. Su modo libre de desenvolverse hace que los de temperamento más tímido lo envidien.
Al sanguíneo le gusta la gente y detesta la soledad. Nunca se siente mejor que cuando está rodeado de amigos donde él es el alma de la fiesta. Tiene un repertorio interminable de cuentos que relata en forma dramática.
Su modo ruidoso, afable, atropellado, lo hacen parecer más seguro de lo que él mismo se siente; pero su energía y su disposición amable lo ayudan a superar sus problemas en la vida. La gente suele disculpar sus debilidades diciendo “Él es así”.
Generalmente resultan excelentes vendedores, sintiéndose muy atraídos hacia esa profesión. Suelen además ser excelentes actores, anfitriones, predicadores, locutores, animadores, políticos, etc.
En cuanto a ayudar a otros se refiere, los sanguíneos se destacan en tareas hospitalarias. Los doctores sanguíneos están dotados de una aptitud especial para acercarse al enfermo al cual lo deja siempre de buen ánimo como consecuencia de su trato cautivante. La enfermera sanguínea evidencia igual grado de entusiasmo para ayudar a los enfermos, y su radiante sonrisa cuando entra en la habitación siempre tiene el efecto de levantar el espíritu.
Cualquiera sea la actividad a que se dedique el sanguíneo, siempre conviene que sea una actividad que le proporcione mucho contacto con otras personas.
Pero el sanguíneo tiene defectos. Tiende a ser indisciplinado y su voluntad débil puede llegar a destruirlo a menos que sepa vencer estas debilidades. Como son altamente emocionales tienden a ser “manoseadores”.
La voluntad débil y falta de disciplina hacen que les resulte fácil hacerse deshonestos, falsos y poco dignos de confianza. Tienden a cometer excesos y a aumentar de peso y les resulta sumamente difícil mantener una dieta; en consecuencia es muy normal que un sanguíneo de treinta años de edad pese quince kilos de más y que siga aumentando rápidamente.
El sanguíneo no solo es capaz de llorar por cualquier pretexto, sino que la chispa de ira puede transformarse en furioso infierno instantáneamente. Hay algo consolador en su enojo: No guarda rencor. Una vez que ha desatado su furia se olvida de la cuestión. Los demás no, pero él sí. Por eso es que él no tiene úlceras; se las pasa a los demás.
El sanguíneo lucha constantemente por ser el centro de la atención. Para él todo el mundo es un gran escenario y él es el actor principal. Normalmente él mismo es su personaje favorito: “Esto es lo mejor que sabe hacer un tiger”.
Un hábito muy sutil del sanguíneo es hacer referencia a personalidades, haciendo hincapié en su relación con la persona.
El sanguíneo es un desorden ambulante y siempre está en movimiento. Raras veces planifica antes y acepta las cosas a medida que se le presentan. Es feliz casi todo el tiempo, porque no gusta de los recuerdos, por lo que tampoco se beneficia de los errores pasados, y tampoco le gusta el futuro. Es el hombre del hoy. Donde quiera que viva o trabaje las cosas se encuentran en un desastroso estado de desorden. No consigue las herramientas, y las llaves constituyen su ruina ya que siempre se le pierden. Dado su ego, generalmente es exigente para vestirse, pero si sus amigos vieran la habitación donde se vistió pensarían que alguien ha sido víctima de una explosión.
A pesar de su personalidad extrovertida que lo hace ver como una persona segura de sí misma en realidad es una persona muy insegura. Generalmente el sanguíneo no teme el daño personal y a menudo se arriesga a realizar desmedidas hazañas de osadía y heroísmo. Sus temores giran en torno más bien del fracaso personal, el rechazo o la desaprobación de los demás.
El sanguíneo tiene la capacidad de convencer a los demás, con lo cual se hace la fama de ser el timador más grande del mundo, y no le resulta difícil convencerse de que todo lo que quiere hacer está perfectamente bien. Tiene la tendencia a torcer la verdad o a exagerar. Para el sanguíneo “el fin justifica los medios” y normalmente el fin es el de él. Es por ello que frecuentemente pisotea tranquilamente los derechos de los demás y pocas veces titubea ante la posibilidad de servirse de otros.
2) Colérico.
Es de un temperamento ardiente, ágil activo, práctico y de voluntad fuerte que se tiene por autosuficiente y muy independiente. Tiende a ser decidido y lleno de opciones, y le resulta fácil tomar decisiones por su cuenta, y por cuenta de otros también. Al igual que el sanguíneo, el colérico también es extrovertido, pero es mucho menos intenso.
Se encuentra a gusto con la actividad. Para él la vida es actividad. No necesita que el medio lo estimule; antes bien él estimula al medio que lo rodea con sus ideas, planes, metas y ambiciones inacabables. No se dedica a actividades que no tengan un propósito concreto porque tiene una mentalidad práctica y aguda, capaz de tomar decisiones o de planificar actividades útiles en forma instantánea y acertada. No vacila ante la presión de la opinión ajena, sino que adopta posiciones definidas frente a las cuestiones, y con frecuencia aparece organizando cruzadas contra alguna injusticia social o alguna situación subversiva.
A el colérico no le asustan las adversidades; más aún, éstas tienden a alentarlo. Su tenaz determinación generalmente le hace tener éxito donde otros fracasan porque él sigue empeñado en la tarea cuando otros se desalientan. El colérico es un líder nato, lo que los expertos en administración empresarial llaman un líder natural fuerte.
La naturaleza emocional del colérico es la parte menos desarrollada de su temperamento. No siente compasión por otros fácilmente, ni lo demuestra, ni lo expresa. Con frecuencia se siente incómodo frente a las lágrimas ajenas, o simplemente le disgustan, y en general es insensible a sus necesidades. Demuestra poco aprecio por la música y el arte. Preferentemente busca los valores utilitarios y productivos de la vida.
El colérico reconoce rápidamente las oportunidades y con igual rapidez descubre la mejor forma de sacarle provecho. Tiene una mente bien organizada, aunque suelen aburrirlo los detalles. Como no es muy dado al análisis, sino más bien a una estimación rápida, casi intuitiva, tiende a poner la mira en la meta que quiere alcanzar sin tener en cuenta las posibles trampas y escollos en el camino. Tiende a ser dominante y autoritario y usa a la gente sin vacilación para lograr sus fines. A menudo se le considera oportunista.
Toda profesión que requiera liderazgo, motivación y productividad es adecuada para el colérico, siempre que no le exija demasiada atención en cuestiones de detalles y planificación analítica. Generalmente le gustan las tareas de construcción porque es una actividad muy productiva y es frecuente que el colérico termine siendo capataz o supervisor.
El colérico sueña con construcciones y maquinarias abriendo caminos. La mayoría de los financistas son coléricos. Formulan sus ideas y tienen ese espíritu de aventura que los lleva a lanzarse en direcciones nuevas. No se limitan tampoco a sus propias ideas; a veces oyen hablar de alguna idea progresista y ellos la toman como bandera. Sin embargo, una vez que el colérico ha iniciado un nuevo negocio, no es difícil que se aburra muy pronto a pesar del éxito, por dos razones: cuando el negocio crece bajo su dinámica dirección necesariamente surgen muchas cuestiones de detalle. Pero como los coléricos son malos delegando responsabilidad terminan haciéndolo todo ellos mismos. Cuando descubre que está tan ocupado que le faltan manos para hacerlo todo, opta por buscar a alguien que le compre el negocio. Es pues común, que un colérico inicie entre cuatro y diez negocios en el curso de su vida.
El colérico no es un perfeccionista sino un productor. Prefiere hacer veinte cosas con un setenta u ochenta por ciento de perfección a hacer unas pocas con un cien por ciento. Se desenvuelve muy bien en el comercio, en la enseñanza de asignaturas prácticas, en la política, en funciones militares, en los deportes. Por otra parte, raramente encontraremos un cirujano, un dentista, un filósofo, un inventor, un matemático o un relojero colérico. Normalmente están optimista que rara vez fracasa, excepto en su propia casa.
Entre los defectos de el colérico se encuentra su hostilidad. Algunos aprenden a controlar su ira, pero una erupción de violencia es siempre una posibilidad en él. No le lleva mucho tiempo comprobar que los demás generalmente se asustan de sus estallidos de enojo y de que por lo tanto pueden valerse de su ira como un arma para conseguir lo que quieren y generalmente lo que quieren es salirse con la suya.
El enojo de los coléricos es enteramente diferente a la de los sanguíneos. La explosión del colérico no es tan fuerte como las del sanguíneo ya que es menos extrovertido, pero puede ser mucho más peligrosa. El colérico puede herir a los demás con toda intención y gozarse de haberlo hecho. La esposa del colérico generalmente le tiene miedo, y este tiende a aterrorizar a los hijos. El colérico da portazos, golpea la mesa con el puño, usa la bocina del automóvil sin pensar. Cualquier persona o cosa que se le cruce en su camino, que retarde su progreso, o que deje de funcionar en la medida de sus expectativas, no tardará en experimentar la erupción de su cólera. Y a diferencia del sanguíneo, al colérico no se le pasa el enojo fácilmente, sino que por el contrario puede arrastrarlo durante un tiempo increíblemente largo. Tal vez sea ésta la razón de que a los cuarenta años de edad ande con úlceras estomacales.
Además, nadie pronuncia con su boca comentarios más ácidos que el colérico sarcástico, el cual está preparado con un comentario cortante que es capaz de aniquilar a los que se sienten inseguros y demoler a los menos combativos. Raras veces titubea cuando quiere cantarle las cosas claras a alguien o hacerlo papilla. En consecuencia, va dejando un reguero de casos psíquicos y de personas heridas por donde pasa.
De todos los temperamentos el colérico es el que da menos evidencia de afecto y se neutraliza ante la idea de hacer alguna demostración pública de él; su rigidez emocional rara vez le permite derramar lágrimas.
El colérico es falto de amor y tiende a ser insensible a las necesidades de los demás y desconsiderado acerca de sus sentimientos.
La firmeza y la decisión natural del colérico es una característica temperamental que puede ayudarlo en el curso de su vida, pero también puede convertirlo en un hombre porfiado y terco. Como tiene un sentido intuitivo generalmente toma resoluciones rápidamente, sin consideración y análisis adecuados, y una vez que ha tomado una decisión es prácticamente imposible que cambie de parecer. El colérico se muestra neutral en muy pocas cosas y terco en todo.
Una de las características de el colérico es su inclinación a proceder con astucia a fin de lograr lo que quiere. Raras veces acepta un no como respuesta y con frecuencia recurre a cualquier medio necesario para alcanzar su meta. Si tiene que adulterar las cifras y torcer la verdad, raras veces vacila, porque para él el fin justifica los medios. Cuando necesita un favor, puede transformarse casi en un sanguíneo en su capacidad persuasiva, pero en el momento que se le da lo que busca, se olvida de que te conoció.
3) Melancólico.
Tiene el temperamento más rico de todos. Es una persona analítica, talentosa, perfeccionista, abnegada, con una naturaleza emocional muy sensible. Nadie disfruta más del arte que el melancólico. Por naturaleza tiende a ser introvertido, pero como predominan sus sentimientos, lo caracterizan una serie de disposiciones de ánimo. A veces lo elevan a las alturas del éxtasis que lo llevan a obrar en forma más extrovertida. Sin embargo, en otros momentos está triste y deprimido, y en esos momentos se vuelve escurridizo y puede incluso, volverse problemático.
El melancólico es un amigo muy fiel, pero a diferencia del sanguíneo no hace amistad con facilidad. Pocas veces se esfuerza por conocer a la gente; más bien se limita a esperar que acudan a él. Quizás sea el de temperamento más confiable, por cuanto sus tendencias perfeccionistas no le permiten hacerse a un lado o abandonar a otros cuando cuentan con él. Su negativa natural a tomarla delantera no es indicación de que no le guste la gente. Como a todos, no solo le gusta la gente sino que tiene un gran deseo de ser aceptado por ellos. Las experiencias desalentadoras lo llevan a rehusar a la gente por lo que parecen; por ello tiende a sospechar cuando lo buscan o le hacen atenciones.
Su mente analítica lo lleva a diagnosticar acertadamente los obstáculos y los peligros de cualquier proyecto en el que participa. Esto contrasta marcadamente con el colérico, que pocas veces ve los problemas o dificultades, pero que confía en que va a poder resolver cualquier crisis que se le presente. Estas características a menudo hacen que el melancólico no quiera iniciar algún nuevo proyecto o que se vea en conflicto con los que quieran iniciarlo. Cuando una persona ve los obstáculos en lugar de los recursos o metas, es fácil que se descorazone antes de empezar. Dicho de otra manera el melancólico es un pesimista nato.
El melancólico suele descubrir su mayor sentido de la vida entregándose al sacrificio personal. Con frecuencia elige una vocación difícil, que requiera mucho sacrificio personal. Pero una vez que ha elegido, tiende a ser sumamente metódico y persistente en el cumplimiento de la misma, y es más que probable que realice grandes cosas si su tendencia natural a quejarse del sacrificio que significa no lo deprime hasta el punto de hacerlo abandonar totalmente.
Toda vocación que requiera perfección, abnegación y creatividad es adecuada para el melancólico. La mayoría de los grandes compositores, artistas, músicos, inventores, filósofos, teóricos, teólogos, científicos y dedicados educadores del mundo han sido predominantemente melancólicos. La capacidad analítica necesaria para proyectar edificios, concebir proyectos requiere el temperamento de un melancólico. Pero también pueden ser artesanos de primera: Carpinteros, albañiles, plomeros, horticultores, científicos, abogados, escritores, mecánicos, ingenieros. Pueden ser miembros de toda profesión que proporciona un servicio con sentido humanitario.
Las admirables cualidades del perfeccionismo y la escrupulosidad conllevan con frecuencia la seria desventaja del negativismo, el pesimismo y de un espíritu de crítica. Normalmente, la primera reacción de un melancólico ante cualquier cosa va a ser negativa o pesimista. Este solo rasgo limita la actuación vocacional del melancólico más que ningún otro. Apenas se le presenta una nueva idea o un proyecto nuevo su habilidad analítica se enciende y comienza a imaginar toda clase de problemas y dificultades que en su opinión podrían surgir al poner el proyecto en práctica. Para la industria esto es una ventaja, porque mediante este rasgo el melancólico puede anticipar los problemas y prepararse para ellos. Pero para él mismo es una desventaja porque le impide largarse por su cuenta y sacar ventaja de su creatividad. Es raro que una persona predominantemente melancólica inicie un nuevo negocio o proyecto por su cuenta; en cambio es fácil que sea utilizado por personas menos dotadas pero de temperamento más emprendedor. El melancólico es capaz de experimentar el “arrepentimiento del comprador” antes de comprar la mercancía, y no como los otros que la experimentan tiempo después.
El melancólico debe luchar constantemente contra su espíritu de crítica que proyectan hacia los que lo rodean como hacia sí mismo, razón por la cual suele sentirse sumamente disconforme consigo mismo.
El melancólico es más egocéntrico que cualquier otro temperamento, pues todo lo interpreta en relación consigo mismo. Si, por ejemplo, se anuncia en su trabajo alguna nueva disposición, inmediatamente reacciona alarmado pensando que es a él al que quieren agarrar. Tiende además a compararse con los otros en apariencia exterior, en talento, en intelecto, sintiéndose invariablemente deficiente porque jamás se le ocurre que se compara con los mejores rasgos del otro y hace a un lado sus puntos débiles. Este rasgo de egocentrismo, juntamente con su carácter sensible, hace que el melancólico sea muy susceptible y quisquilloso por momentos. Se puede ofender aun melancólico con solo mirarlo.
El talentoso cerebro del melancólico puede ser terreno fértil para conceptos creativos y positivos, ola fuente de pensamientos perjudiciales. Aun cuando no es tan expresivo como el sanguíneo o el colérico en su enojo, es perfectamente capaz de alentar un rencor de ebullición lenta y de larga duración que se manifiesta en pensamientos vengativos y en meditaciones de auto persecución. Si se alienta esto por un tiempo suficiente el resultado puede ser el que se transforme en un maniático depresivo o por lo menos que explote de ira, de un modo que resulta enteramente distinto de su naturaleza normalmente suave.
Las líneas negativas de pensamiento hacen que el melancólico tome decisiones poco realistas. El noventa y cinco por ciento de las veces su línea de pensamiento vengativa y opresiva saca el problema fuera de toda perspectiva.
Una de las características más prominentes del melancólico se refiere a los vaivenes de ánimo. En algunas ocasiones se siente transportado a tales alturas que obra como si fuese un sanguíneo y en otras, se siente tan deprimido que quisiera deslizarse por debajo de las puertas. A medida que aumenta en años aumentan los momentos de insatisfacción, amargura y depresión, a menos que halla a prendido a autocontrolarse.
Ningún temperamento es tan susceptible a ser rígido, implacable e intransigente, hasta el punto de ser totalmente irrazonable, como el melancólico. Es el mártir natural de su causa. Es incapaz de falsear la información en los formularios de impuestos o cualquier otro. Es intolerante e impaciente con los que no ven las cosas como las ve él; en consecuencia le resulta difícil formar parte de un equipo y con frecuencia se desenvuelve sólo en el mundo comercial.
El melancólico es un idealista por lo que a veces tiende a ser impráctico y muy teórico por lo que le convendría someter siempre sus proyectos a la prueba de la viabilidad y le conviene asociarse con personas de otro temperamento que se complementen.
4. Flemático.
Es una persona tranquila, serena, que nunca se alarma y casi nunca se enoja. Sin duda alguna es la persona con la cual es más fácil llevarse y es, por naturaleza, el más simpático de los temperamentos. Para él la vida es una alegre y agradable experiencia, sin emoción, en la que evita comprometerse todo lo posible. Es tan tranquilo y sereno que parece no agitarse nunca, cualesquiera que sean las circunstancias que lo rodean. Es el único tipo temperamental que es invariablemente consecuente. Bajo su personalidad tranquila el flemático experimenta más emociones de las que aparecen en la superficie, y tiene capacidad para apreciar las bellas artes y las cosas buenas de la vida.
A el flemático no le faltan amigos porque le gustan las personas y tiene un sentido del humor natural y satírico. Es del tipo de persona que puede hacer que los demás se destornille de la risa mientras él permanece imperturbable. Posee una capacidad especial para descubrir el lado humorístico de los demás, y de las cosas que hacen los demás, y tiene una actitud siempre positiva hacia la vida. Tiene buena retentiva y puede ser un buen imitador. Una de sus grandes fuentes de diversión consiste en provocar a los demás o en burlarse de los otros tipos temperamentales.
El flemático tiende a ser más bien espectador, y procura no comprometerse mucho con las actividades de los demás. Más aún, cuesta mucho lograr que tome parte en alguna actividad que no sea su rutina diaria. En general el flemático es de buen corazón y compasivo, pero raras veces deja traslucir sus verdaderos sentimientos. Sin embargo, toda vez que su interés ha sido despertado, y resuelve poner manos a la obra, sus capacidades de cualidad y eficiencia se ponen de manifiesto. No se ofrece voluntariamente para ocupar la posición de líder, pero, cuando se ve obligado a ocuparla, da muestras de ser un líder sumamente capaz. Ejerce una influencia conciliadora sobre otros y es un planificador nato.
El flemático es un maestro en todo aquello que requiera de una paciencia meticulosa y la presencia de la rutina diaria. La mayoría de los maestros de la escuela primaria son flemáticos. Esto se aplica también al nivel secundario y superior, donde tienen preferencia por las matemáticas, la física, la gramática, la literatura, etc. Otro campo que gusta al flemático es la ingeniería. Le atraen los planos y los cálculos, es bueno como ingeniero civil tanto en estructuras como en sanitaria, ingeniero químico, ingeniero mecánico, dibujante, estadística, etc. Tienen además excelentes aptitudes artesanales, por lo que suelen ser buenos mecánicos, torneros, carpinteros, electricistas, relojeros, especialistas en cámaras fotográficas y otros instrumentos de precisión. Suelen también ser excelentes capataces, supervisores o dirigentes de personal pues son diplomáticos y no provocan roces.
El flemático es organizado, jamás llega a una reunión desprevenido o tarde, no tiene problemas con trabajar bajo presión y es extremadamente confiable. Es frecuente que el flemático conserve el mismo trabajo toda la vida.
Como tiende a luchar con el problema de la inseguridad personal, el flemático puede preferir ocupaciones con beneficios de jubilación u otras seguridades. Por ello lo atraen los cargos en la administración pública, en las fuerzas armadas, en funciones de gobierno y otras semejantes. Es raro que el flemático inicie alguna actividad comercial por su cuenta, aún cuando está capacitado para ello.
La debilidad más evidente de el flemático es su aparente falta de empuje o de ambición. Si bien pareciera que siempre hace lo que se espera de él, raras veces hace más de lo necesario. Hace pensaren que tiene un metabolismo bajo, o lento, y con frecuencia se queda dormido en el momento que se sienta. Raramente propicia alguna actividad, y en cambio busca excusas para evitar tener que comprometerse en las actividades de los demás. Incluso su ritmo tiende a disminuir con el paso de los años. El flemático generalmente se levanta temprano, se va a su trabajo o actividad diaria de buen humor, y habiendo cumplido un horario corrido, regresa “completamente agotado”. Con frecuencia duerme una larga siesta, tras lo cual se sienta frente al televisor, que maneja a control remoto, y en el curso de la tarde se duerme y se despierta según los programas. Por último, después de las noticias de la noche, su mujer lo despierta y lo ayuda a meterse en la cama, donde se duerme profundamente hasta la mañana siguiente. Y esto todos los días invariablemente.
El flemático no es tan sensible como el melancólico, pero tiene piel bastante delgada y, por lo tanto, aprende a protegerse a una edad muy temprana. Es bastante frecuente que aprenda a vivir como una tortuga, erigiendo un duro caparazón protector que lo escude de todo dolor o afrenta externos están las heridas, y esto resulta particularmente cierto en el caso del flemático.
El flemático es una persona mezquina y avara, como lo pueden asegurar los que viven con él. Cuida cada centavo y actúa como un avaro, excepto cuando se trata de comprar algo para sí mismo. Normalmente es el que da las propinas más pequeñas.
Nadie es más terco que el flemático; pero es tan diplomático, hasta en eso, que a la gente le puede pasar desapercibido. Casi nunca se enfrenta con otra persona, ni se niega a hacer algo, pero de algún modo se las arregla para eludir la responsabilidad. Ante una situación familiar el flemático jamás grita o discute. Se limita a arrastrar los pies o se planta y se niega a moverse.
Debajo de la amable superficie del flemático diplomático late un corazón sumamente temeroso. Esta tendencia a temer le impide, con frecuencia, aventurarse por su cuenta para sacar el mayor provecho de sus potencialidades.
Habiendo hecho un recorrido por las características de cada uno de los temperamentos, se pasará en el siguiente capítulo a comentar, tomando algunos casos, cómo influyen ellos en la conducta cotidiana de las personas[50].
La teoría de los temperamentos no resultar satisfactoria para todos al hablar del comportamiento humano, pero se he erguido como una de las mejores, si bien es cierto que el que las combinaciones llegan a contribuir en que se complique un poco la cosa y no podamos enmarcar a las personas en uno solo de los diferentes tipos de temperamento, lo que hubiese sido muy fácil para aplicar la disciplina de acuerdo a las características propias de ese tipo de este.
5. ¿Puede fallar la disciplina?
Sí. La disciplina puede fallar cuando sea mal aplicada o bien cuando el muchacho es demasiado terco como para poder aprender. Por ello es que la Ley tenía un artículo que decía: “Si un hombre tiene un hijo rebelde y desvergonzado, que no atiende lo que mandan su padre o su madre, ni los escucha cuando lo corrigen, sus padres lo agarrarán y llevarán ante los jefes de la ciudad, a la puerta donde se juzga, y les dirán: "Este hijo nuestro es rebelde y desvergonzado, no nos hace caso, es un vicioso y un borracho. Entonces todo el pueblo le tirará piedras hasta que muera. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti, y todo Israel, al saberlo, temerá”[51].
Pero existen tres secretos con los cuales podemos tener seguridad de que la disciplina haga efecto:
a. La Biblia.
Cuando creemos no solamente en que la Biblia contiene historias verdaderas, sino que estamos seguros de que ella es la Palabra Bendita de Dios, podemos aferrarnos a Sus promesas, de las que le damos una muestra:
Dale buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonará.[52]
El Señor mismo instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar[53].
No trabajarán en vano, ni tendrán hijos para la desgracia; tanto ellos como su descendencia serán simiente bendecida del Señor[54].
b. La Vida Devocional.
Algunas personas han llegado a creer que la disciplina es solo poner límites o impartir castigos. Eso no es cierto. La disciplina sin ejemplos positivos no sirve de nada. Un padre que le dice a sus hijos que no fumen, pero él carga su paquete de cigarrillos en el bolsillo de su camisa, pierde el tiempo. Lo mismo ocurre con el que manda a sus hijos a la Escuela Dominical mientras él se queda viendo el partido de fútbol.
¿Queremos hijos dispuestos a vivir de acuerdo a la Voluntad del Señor? Entonces, nosotros debemos comenzando a dar el ejemplo. Los padres debemos iniciar utilizando tiempo para un devocional. ¿Cómo lo hacemos? “¡Nunca he recibido estudios teológicos!”, me decía alguien. No es necesario haber ido al Instituto Bíblico para ello. Lo que necesitamos es sencillamente utilizar nuestra espiritualidad e imaginación.
El tiempo devocional debe ser animado, atractivo para los hijos. Todos deben participar. No lo haga un tiempo en donde se lee todo un capítulo de la Biblia, a no ser que quieran leer una historia completa como cuando David mata a Goliat, y luego el padre hace un sermón de media hora. Tampoco lo utilice para señalar los errores de sus hijos.
Un ejemplo de tiempo devocional puede ser así:
-Oración.
-Cantos.
-Lectura bíblica o un pasaje de algún libro edificante.
-Comentario sobre lo que entendimos de esa lectura.
-Oración por peticiones.
-Cantos.
-Oración final.
Es bueno que se establezca un horario fijo para el tiempo devocional y que todos los miembros de la familia se encuentren todavía despiertos y dispuestos. Si tiene hijos pequeños o hijos grandes que trabajen hasta tarde, no es conveniente despertarlos a las cinco de la mañana. Tampoco debe decirle a su hijo que se está preparando para algún examen que deje sus libros para el devocional, es mejor esperar hasta que él tenga un momento de descanso. ¡No haga un culto invitando a los vecinos y amigos! Este es un momento familiar.
c. Mantener nuestra relación con la Iglesia.
Es cierto que las bases cívicas, morales, éticas y religiosas se plantan en el hogar, pero también es cierto que la Iglesia debe ser parte de la vida familiar. Es en la Iglesia donde nos reunimos con nuestros hermanos de la fe a recibir el alimento espiritual, el consejo sabio de la Palabra de Dios, en donde nuestros hijos tendrán sus amigos y quizá en donde encontrarán a su cónyuge. La Iglesia debe ser, por tanto, un sitio al que toda la familia debe amar.
Nuestros hijos deben ver que amamos la congregación de la que somos miembros, orando por el pastor y por cada uno de sus miembros; interesándonos en ellos cuando pasan alegrías y tristezas. También ellos deben ver que cada vez que hay reunión en la Iglesia asistimos con alegría y disposición, ¡Nunca diga: Qué pereza, hay que ir a la Iglesia! Al contrario, que los hijos vean en nosotros la disponibilidad a acudir a las actividades y que vean que somos parte de ellas, no solo espectadores.
d. Consejos prácticos acerca de la disciplina.
No piense que en su hogar nunca tendrá que aplicar la disciplina. Todos los padres tenemos que hacerlo siempre, ya que si no hay disciplina nuestros hijos crecerán sin reglas ni límites, pero tengamos en mente:
1) Deje bien claro ante el niño que cuando lo disciplina lo hace porque lo ama.
La mayoría de las veces, cuando disciplinamos, lo hacemos con gesto de enfado, pero este debe ser un momento, aunque por dentro estemos ardiendo del enojo, en donde el padre debe ser más cariñoso. Debemos hacer ver al niño que nuestra paciencia llegó al límite y como no queremos que él se pierda, lo vamos a disciplinar con amor. Es necesario que recordemos lo que enseña Proverbios 13.24: “No corregir al hijo es no quererlo; amarlo es disciplinarlo”[55].
Recuerde, es mentira que la disciplina hace que los hijos vivan resentidos con sus padres. Por el contrario, conozco a un hombre que odia a sus padres porque nunca lo disciplinaron cuando era niño, y ahora que es viejo se ha visto convertido en un inútil.
2) El hijo debe saber que cuando se le disciplina se debe a que él falló en la obediencia.
Es necesario conversar con los niños y hacerles ver que mientras ellos obedezcan a las directrices que les dan sus padres, no será necesario que se les discipline, que esto es solo para las personas tercas, tal como dice Proverbios 10.13b: “...en la espalda del falto de juicio, solo (hay) garrotazos”[56].
3) Nunca debe castigarse con ira.
El aplicar la disciplina tiene su momento. Es mejor dejar pasar un momento antes de aplicar la disciplina. Es mejor, porque el niño comprenderá que no se le está castigando por rencor o venganza, sino para que él aprenda, y así a usted como padre y ser humano, se le habrá pasado el coraje. Pero no lo deje pasar por muchas horas. Hay madres que no aplican la disciplina cuando ocurrió la falta, sino que dicen al niño: “Espérate que venga tu padre que te va a castigar”, con lo que provocan que los hijos sientan que su padre es un ogro que solo viene a casa a aplicar disciplina y pueden llegar a odiarlo.
4) No castigue a su hijo en público.
Hacer pasar al niño una vergüenza produce un daño casi irreparable. Es mejor llevarlo a su dormitorio y aplicar la disciplina estando en privado.
5) Después de la disciplina, ocupe tiempo con su hijo a la oración y a la reconciliación.
Cuando el niño comprende el error cometido y su padre o madre le dedican tiempo a la reconciliación y a pedir la dirección de Dios para él, sentirá que su deseo no es hacerle un mal, sino todo lo contrario.
B. La Infidelidad.
Cuando mencionamos la infidelidad, la mayoría de las veces pensamos en adulterio, pero si nos fijamos más de cerca, podemos darnos cuenta de que hay varios tipos de infidelidad en el matrimonio. La palabra infidelidad viene del griego ápistos, que significa “indigno de confianza”. Una persona infiel es, por lo tanto, alguien en quien no se puede confiar, en quien no hay seguridad. Es por esto que podemos decir que cuando un cónyuge no da muestras de ser una persona confiable en todo, es infiel.
¿Qué podemos catalogar como infidelidad? Además del adulterio, podemos hablar de que una esposa es infiel si no administra bien el hogar, si hace desperdicios, si no se cuida en lo personal, si no se ocupa del cuidado de su esposo e hijos; también podemos decir que un hombre es infiel cuando no usa de su tiempo para el cuidado de su esposa, que en lugar de llevar el alimento a su hogar gasta el salario en licor o en juegos, etc.
La manera de ser fieles es cuando protegemos a nuestro matrimonio de cualquier cosa externa que pueda interferir en él. Dios le dijo a Israel: “Yo te haré mi esposa para siempre, y te daré como dote el derecho y la justicia, el amor y la compasión. Te daré como dote mi fidelidad, y entonces conocerás al Señor”[57]. Dios hizo un compromiso con el pueblo de Israel de serle fiel, era un compromiso para el bienestar del pueblo. Así que ser fiel significa más que no tener aventuras amorosas, sino que es un compromiso para desarrollar el matrimonio de manera positiva.
Pensé por un momento no tocar este tópico y dedicar esta sección solo a la infidelidad sexual, pero es necesario, que a pesar de que aun las legislaciones de familia no contemplen esta problemática, en este curso la tratemos, ya que son muchas las familias que se desintegran no solo por adulterio, sino por agresión física, abandono emocional, etc.
Podemos hablar en el seno familiar de infidelidad espiritual, infidelidad material, infidelidad intelectual, infidelidad emocional e infidelidad sexual.
1. Infidelidad espiritual.
Este tipo de infidelidad ocurre cuando uno de los cónyuges se niega a ocupar su lugar en el ámbito espiritual, ya sea, cuando el esposo se niega a tomar la guía del hogar para proveer el alimento espiritual, dejando de funcionar como el cabeza de casa, no asistiendo a la Iglesia, dejando de lado los devocionales en el hogar, olvidando la oración y la lectura de la Palabra. De esta manera desestiman la enseñanza de 1 Corintios 11.13: “Ahora bien, quiero que entendáis que Cristo es cabeza de todo hombre, mientras que el hombre es cabeza de la mujer y Dios es cabeza de Cristo”[58].
¿En qué afecta esto? En mucho. Cuando el hombre descuida su lugar como cabeza del hogar en la parte espiritual está poniendo a su esposa e hijos al peligro de que alguien los engañe. Es él el que debe representar a Cristo ante su hogar, tal y como los patriarcas lo hicieron antes de la Ley y los sacerdotes durante esta.
La sociedad moderna ha dejado de lado este papel y es por eso que hoy vemos que en las iglesias las mujeres superan tres a uno a los varones, lo que ha llevado incluso a que la mujer tenga que ocupar puestos que históricamente le habían pertenecido a los varones. También esto ha llevado a afectar a toda la sociedad, ya que los niños, al ver que su padre no es parte activa en la Iglesia, siguen el ejemplo y se alejan de Dios, cayendo en las garras del pecado.
Padre de familia: ¿Quiere tener un matrimonio camino al fracaso? ¿Quiere hijos desobedientes? ¿Anhela hijos drogadictos o borrachos? Si dice sí, deje de lado el papel que le corresponde delante de Dios como cabeza espiritual de su hogar, olvídese de la Iglesia y viva a sus anchas. Si su respuesta es no, tome el lugar que le corresponde delante de Dios, participe en las actividades de la Iglesia y viva en el temor del Señor.
2. Infidelidad material.
Este tipo de infidelidad se encuentra cuando el encargado de proveer para la familia se olvida de esa responsabilidad. Son muchas las mujeres que tienen que recurrir a los tribunales de familia para exigirles a sus maridos a que cumplan con el deber de suplir para las necesidades. Gracias a Dios en Costa Rica tenemos leyes muy estrictas en este sentido, pero hay naciones en donde es común ver el abandono material y en donde las mujeres, por un pedazo de pan llegan a prostituirse. La Biblia es clara cuando dice: “Pues quien no cuida de sus parientes, y especialmente de su familia, no se porta como un cristiano; es más, tal persona es peor que quien nunca ha creído en Dios”[59].
3. Infidelidad intelectual.
Parece mentira, pero en muchos hogares hay maridos que prohíben a su esposa e hijos a que se desarrollen intelectualmente. Les niegan la oportunidad de estudiar o los obligan a estudiar lo que ellos dicen. Así encontramos hijos que son profesionales en una carrera que odian, simplemente porque su padre así lo decidió. Cada persona es un individuo y como tal tiene derecho a desarrollar sus capacidades de acuerdo a su propio deseo. ¿Por qué un hijo debe ser abogado cuando él lo que quiere es ser músico? ¿Por qué a una esposa se le quita la oportunidad de estudiar mientras su esposo tiene varias maestrías? Esto se debe, simplemente, a falta de seguridad de parte del marido.
4. Infidelidad emocional.
La infidelidad emocional se da cuando el cónyuge, en lugar de motivar a su pareja a que se supere, más bien trata de apagarle el ánimo, o le ignoran. Cuando nos casamos hacemos un juramento ante nuestro cónyuge, las autoridades y sobre todo ante Dios, en donde decimos que amaremos, protegeremos y cuidaremos a aquella persona a la que amamos hasta que la muerte nos separe. Cuando afectamos a esa persona, causándole algún tipo de daño, estamos siendo infieles. Tratar a nuestro cónyuge con palabras despectivas, es infidelidad emocional.
Lewis Smedes dice: “Un hombre o una mujer pueden estar sencillamente demasiado ocupados, demasiado cansados, ser demasiado moderados, o hallarse demasiado restringidos por el temor de verse tentados a tener una relación adúltera. Pero la misma persona quizá sea un indiferente en la casa, insensible a las necesidades de su cónyuge. También puede tratarse de alguien demasiado puritano para que actúe como un amante audaz, pero igualmente demasiado cobarde para tener una comunicación sincera y demasiado ocupado para molestarse por nada que no sea un ritual rutinario de obligación personal. Quizá él o ella puedan afirmar que nunca han engañado a su cónyuge; pero tal vez tampoco hayan intentado jamás crecer junto con aquel para llegar a una relación profunda de respeto y consideración dentro del matrimonio”[60].
5. Infidelidad sexual.
Como dijimos arriba, no solo existe la infidelidad sexual, sino las otras cinco tipos que ya vimos, pero la sexual es quizá la que más resalta y por la que más parejas se divorcian, por lo que daremos un poco más de atención, sin dejar de lado las anteriores.
Casi nadie comienza su matrimonio pensando en tener una aventura amorosa. La mayoría de las personas censuran las aventuras amorosas, pero las encuestas confirman que más de la mitad de las personas casadas han tenido algún tipo de aventura amorosa y en esto se incluye a muchos “cristianos”.
¿Qué es el adulterio? En todas las culturas, adulterio es que una persona casada tenga relaciones sexuales con alguien que no es su cónyuge. Es una palabra que no nos atrae, que señala a alguien a quien no se le puede tener confianza. Entre muchas mujeres, un hombre adúltero es uno que es capaz incluso de llegar a violarlas, por lo que hay que evitar su compañía. Y en cierta forma tienen razón, porque la misma Biblia nos cuenta de que David, con tal de proteger su adulterio fue capaz de mandar a matar a Urías, cuando él cometió pecado con la esposa de aquel[61].
Cuando Dios dice en Éxodo 20.14: “No cometerás adulterio”, lo que busca es que un compromiso hecho por dos seres humanos sea cumplido. Se da como un mandamiento porque el adulterio destruye la confianza y la libertad mutua, haciendo a las personas desgraciadas.
Este mandamiento es más parecido a aquel que encontramos en algunas carreteras, en donde dice: “Curvas Peligrosas”. Es una señal de prevención en donde se ve la preocupación de que alguien pierda su vida. Así es el adulterio. Muchos no quieren romper su matrimonio, pero si coquetean con alguien que no es su cónyuge, exponiéndose al peligro de caer.
No queremos que se piense que el adulterio es solo cosa de tener relaciones con otra persona que no es nuestro cónyuge. La tentación a caer está a la vuelta de la esquina. Se podría decir que todas las personas casadas somos culpables de una u otra manera de adulterio mental, porque las aventuras amorosas comienzan en nuestra mente.
En Génesis 6.5 leemos: “El Señor vio que era demasiada la maldad del hombre en la tierra y que este siempre estaba pensando en hacer lo malo”[62]. La manera en que actuamos refleja lo que hemos estado pensando.
Hay quienes creen que las fantasías sexuales son sanas para el matrimonio, pero no toman en cuenta de que esto sea el dínamo que lleve al cónyuge a convertirlas en realidad.
¿Por qué se dan los amoríos extramatrimoniales? Según las investigaciones realizadas por diversas fuentes, los amoríos son más frecuentes en personas que superan los 40 años, debido a que sienten que sus fuerzas se están acabando y quieren hacerse creer ellos mismos que todavía tienen el vigor y la atracción suficiente como para realizar una conquista. A esto se suma, en muchos casos, la rutina en que ha caído su matrimonio, que para este tiempo debe rondar en los 20 o más años. Se trata entonces de un escape a la realidad, tal y como hace el alcohólico que pretende que sus problemas desaparecen cuando se emborracha. Esta es una actividad que le traerá recuerdos de una pasión que quizá hace tiempo no disfrutaba. Puede mostrar sus dotes para atraer a otra persona y eso le da una sensación de vida. Piensa que no hay nada que perder. Lógicamente está equivocado.
También es posible que el adulterio se de en casa, cuando la esposa cansada de tanto trajín diario, cuando ve que todas sus fuerzas se van en cuidar una familia en donde debe lavar ropa, limpiar la casa, preparar alimentos, correr con los niños y preocuparse por las necesidades de su esposo, muchas veces sin recibir nada a cambio. Esto puede abrir la puerta para que ella encuentre una aventura con alguno de los hombres con los que tiene que relacionarse durante el día. O si trabaja también fuera del hogar, con sus compañeros o clientes. También este trajín de la esposa puede hacer que a ella no le de tiempo suficiente para arreglarse para que su marido la vea hermosa y él, en contacto todo el día con compañeras bien mudadas y peinadas, frescas y hermosas. ¡Todo esto es caldo de cultivo para un adulterio!
Puede ser que una aventura amorosa se de con el fin de acabar con el matrimonio. Uno de los cónyuges se siente cansado del otro y piensa que si le es infiel provocará que se le pida el divorcio, haciendo que pueda salir con una conciencia “tranquila”.
Pero un elemento que promueve la infidelidad es nuestra propia sociedad. La sexualidad es estimulada por todos los medios posibles. Hay en Costa Rica un programa que se pasa a horas tempranas de la noche en donde se presenta “el cuerpazo de la semana”, un especial para que las mujeres vean a un hombre en poca ropa o que se está desnudando poco a poco, transmitiendo cada día solo unos minutos de este “strip” masculino, en donde salen hombres jóvenes que dejan en ridículo a aquellos hombres mayores de cuarenta que trabajan todo el día en una oficina, frente a una computadora y que lucen varios kilos de grasa abdominal que no les permite verse sus propios zapatos. También los periódicos venden más si ponen en una de sus páginas a alguna jovencita curvilínea con escasa ropa.
El aburrimiento en el matrimonio es una de las causas por las que uno o los dos cónyuges se ven impulsados a una aventura. Es muy posible que uno de los dos haya logrado crecer intelectualmente que el otro y las conversaciones entre ambos sean disímiles, produciendo un rompimiento que les llevará a buscar compañía en otro lugar. Así como cuando se acaban las ideas para disfrutar del sexo, empuja a uno de los cónyuges a buscar alguien que le satisfaga. Pero escuché a una mujer aconsejar en una ocasión: “Si no quieres que tu marido vaya a cenar al restaurante, en casa hay que cocinar sabroso”.
Pero tomemos en cuenta que muchas aventuras amorosas no tienen nada que ver con el sexo, al principio. No es raro que la “otra” sea menos agraciada que la esposa, o que el “otro” sea un hombre de menor posición social que el marido. ¿Por qué entonces los cónyuges traicionan a su pareja? Porque esta otra persona está ahí cuando se le necesita; sabe escuchar; no regaña; no arruga la frente cuando le contamos nuestro pensamiento; son sensibles, amables, corteses, cariñosos, etc.
Hay tres “r” que invitan a un amorío extramatrimonial: “Resentimiento”, “racionalización” y “reuniones”.
Cuando en el matrimonio no existe el momento del perdón, del abrazo tierno y las disculpas sinceras y francas, se da paso al resentimiento. Este es como un árbol que produce raíces, unas más profundas que otras, que van tomando la energía del matrimonio hasta que lo llegan a secar.
La racionalización se da cuando comenzamos a pensar: “Es cierto que mis compañeros cayeron en adulterio por estar saliendo a almorzar siempre solos con la misma compañera, pero yo soy inmune a esta tentación”. ¿Se ha preguntado usted por qué los consultorios de los sicólogos están siempre llenos? Hay una cantidad innumerable de gente que desea encontrar un hombro donde llorar, eso nos lleva a abrazar, lo cual nos conduce a consolar y a besar, para luego intimar y al final adulterar.
Las reuniones continuas hacen que lleguemos a familiarizar con estas personas. No necesariamente tienen que ser reuniones de trabajo, puede incluso que sean de actividades de la Iglesia. Pueden ser reuniones simplemente para pasar el rato, para relajarnos de la rutina, que luego nos llevarán a compartir problemas familiares, sentimientos y preocupaciones, para terminar en la cama juntos.
¿Cómo puedo darme cuenta de que me encamino a una relación extramatrimonial? Hay señales que nos advierten del peligro y que podemos enumerar:
a. Cuando el matrimonio ha dejado de tener un rumbo definido. Los cónyuges dejan de tener momentos para el gozo juntos, ya no hay ningún esfuerzo por mantenerse unidos.
b. Cuando inventamos excusas para estar con alguien que no es nuestro cónyuge. Le llamamos o buscamos verle sin motivo especial.
c. Cuando reaccionamos de forma muy positiva al encontrarnos con esa persona que no es nuestro cónyuge, más que con los demás.
d. Cuando nuestros pensamientos se desvían una y otra vez por esa persona. Cuando fantaseamos con esa persona, hay muestras de peligro.
e. Cuando intercambiamos regalos con esa otra persona y estos comienzan a ser especiales.
f. Cuando pasamos mucho tiempo hablando por teléfono con esa persona y comienza a usarse un tono de intimidad.
g. Cuando mi matrimonio no anda bien y busco lugares en donde pueda comenzar una amistad que llene las expectativas que no encuentro con mi cónyuge.
h. Cuando nuestras expresiones corporales indican algo más al estar con esa persona[63].
C. El Divorcio.
¿Por qué tratar el tema del divorcio en un curso de la familia desde la perspectiva cristiana? Porque no podemos tapar el sol con un dedo. La realidad del divorcio golpea las congregaciones cristianas hoy más que nunca. Muchas son las familias que llegan a la Iglesia ya desintegradas, pero también se ha dado en los últimos años un fenómeno dentro del mismo seno de la Iglesia en donde muchas familias de creyentes han quedado golpeadas por ese flagelo.
Para los que legislan en los diferentes países, decir divorcio es simplemente decir que dos personas que habían hecho un pacto, lo han roto. Pero para los involucrados en el divorcio hay un sinnúmero de detalles que afectarán toda su vida.
El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua simplemente define divorcio con: “Disolución de un matrimonio”. Para poder hacernos una idea mejor de lo que es el divorcio y qué afecta, debemos recurrir a la historia sagrada.
1. Historia del Divorcio.
No tenemos una fecha ni una civilización que podamos decir certeramente que ahí fue en donde se dio inicio a práctica del divorcio. En la historia bíblica lo vemos aparecer por primera vez en Deuteronomio 24, en donde no hay necesidad de hacer ningún tipo de aclaración, lo que nos hace suponer que para ese entonces el pueblo de Israel conocía la práctica, ya sea porque ellos la usaban o bien porque en Egipto la habían presenciado.
En algunas culturas antiguas no se permitía por cuestiones religiosas, sociales o económicas.
La mayoría de las civilizaciones que regulaban la institución del matrimonio no la consideraron indisoluble, y el divorcio generalmente era solicitado por los hombres. Aunque en algunas de ellas, el nacimiento de un hijo le otorgaba al vínculo el carácter de indisoluble.
Por lo general, el motivo más común de divorcio era el adulterio, aunque en muchas sociedades antiguas también era motivo de muerte, como en la antigua Babilonia, donde el divorcio podía ser pedido por cualquiera de los cónyuges, pero el adulterio de las mujeres era penado con la muerte.
Por su parte, los celtas practicaban la endogamia, o sea, el matrimonio de personas de ascendencia común o naturales de una pequeña localidad o comarca, excepto los nobles que solían tener más de una esposa. Era habitual la práctica de contraer matrimonio por un período establecido de tiempo, tras el cual los contrayentes eran libres, pero también era habitual el divorcio.
En América, los aztecas solo podían tener una esposa y se la denominaba Cihuatlantli, y solo podía tener un número determinado de concubinas, solo la cantidad que pudiera mantener. En este contexto, no desconocían el divorcio, pero debía lograrse por sentencia judicial, que les permitía contraer nuevamente matrimonio.
También en la antigua Grecia existía el divorcio por mutuo acuerdo y la repudiación, pero el hombre debía devolver la dote a la familia de la mujer en caso de separación.
En Roma no se practicó el divorcio sino hasta el siglo II a.C., y tuvo similares características que en Grecia, aunque las mujeres, que eran ricas por herencia de su padre y descontentas con sus esposos, solían abandonarlos y divorciarse de ellos sin mayores inconvenientes.
En el cristianismo, la mayoría de los cristianos se oponían al divorcio y a las segundas nupcias, al punto que Tertuliano llegó incluso a prohibir que una persona viuda se volviera a casar. En el siglo VI, la Iglesia oriental permitía el divorcio pero con un buen número de razones, mientras que la Iglesia occidental se aferraba al punto de vista de Agustín que decía que el matrimonio era indisoluble. En la Iglesia Católica Romana se mantiene esa idea, aunque si se habla de “nulidad”, la que con ellos, puede comprarse con cierta cantidad de dinero. Esta nulidad está sujeta a que se encuentre alguno de los siguientes puntos:
a. Que el varón no tuviese 16 años mínimo y la mujer 14 a la hora de casarse.
b. Que no se de la condición para la esencia del matrimonio.
c. Que uno de los contrayentes no tuviese la libertad de consentir a la hora de efectuarse el matrimonio.
d. Que el matrimonio se hubiese efectuado por miedo grave.
e. Que la mujer hubiese sido raptada sin su consentimiento.
f. La impotencia perpetua de uno de los cónyuges y que fuera anterior al matrimonio.
g. Que haya una relación de consanguinidad hasta el tercer grado.
h. Que uno de los cónyuges tenga relación con los parientes del otro hasta el cuarto grado.
i. Que los cónyuges tengan afinidad de padrino y bautizado.
j. Que los cónyuges tengan afinidad civil siendo uno de ellos adoptado por el otro.
k. El matrimonio anterior de uno de los cónyuges que no hubiese sido disuelto.
l. Que uno de los cónyuges sea sacerdote ordenado.
m. Que uno de los cónyuges no sea bautizado.
n. Cuando uno de los cónyuges atente contra la vida del otro.
o. Que el matrimonio se celebrara sin la presencia de un párroco y testigos.
p. La demencia de uno de los cónyuges[64].
A partir del siglo X, eran los tribunales eclesiásticos quienes tramitaban los divorcios, no sin grandes disputas de distintos sectores de la iglesia cristiana. A partir del Concilio de Trento, en 1563, se impuso la teoría del carácter indisoluble del vínculo, aunque se admitió la separación de cuerpos.
Sin embargo, la Reforma de Lutero, admitió el divorcio, aunque únicamente en casos muy graves. Esta reforma, incluso provocó que Inglaterra abrazara la misma debido a que su rey, Enrique VIII deseaba divorciarse de su esposa, Catalina, y la Iglesia de Roma no se lo permitía.
En España se aceptaba en casos de sodomía del marido, inducción a la prostitución de la mujer y adulterio de esta. Posteriormente fue prohibido, para luego, en 1980, volverlo a aceptar.
b. El Divorcio en el Antiguo Testamento.
Como vimos en el punto anterior, el divorcio en las diferentes culturas estaba permitido, pero no era fomentado. En Génesis 2.24 se da una sombra de lo que podría llamarse la primera ceremonia matrimonial: “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser”[65]. Estos “votos” dan a entender que esta unión debe durar “hasta que la muerte los separe”, ya que habla de una fundición de dos seres en uno. Pero el hombre, al ser un ser caído, no logra mantener ni siquiera sus votos ante otra persona y es por eso que Dios permite, nótese que entra en la Voluntad “permisiva” de Dios y no como un mandato, el divorcio, como leemos en Deuteronomio 24.1: “Cuando un hombre se casa y encuentra algo avergonzante en su mujer, debe escribirle una carta de divorcio y entregársela en su mano para despedirla de su casa”[66]. Pero esto no podía hacerse por cualquier causa, sino que debía haber algo “avergonzante”.
Proverbios 30.23 nos enseña que la mujer divorciada había perdido su posición en la sociedad hebrea y nadie que se considerara sabio pensaría en casarse con tal. De hecho, a los sacerdotes se les prohibía terminantemente casarse con una mujer divorciada[67]. También el mismo Señor muestra lo que Él piensa acerca del divorcio en Malaquías 2.16:”Yo aborrezco el divorcio, dice el Señor, Dios de Israel,...”[68].
La práctica del divorcio en el Antiguo Testamento no era común ya que salía muy caro. Al casarse, el padre de la novia debía darle al esposo la dote, es decir, una cantidad de dinero que equivalía al salario de un jornalero por varios años, incluso el faraón entregó a Salomón una ciudad cuando este se caso con su hija[69]. El problema se daba cuando había un divorcio sin una causa bien justificada, ya que la esposa se llevaba su dote, lo que hacía que muchos hombres pensaran dos veces el divorciar a sus mujeres.
El pasaje de Deuteronomio 24.1-4, aunque habla del divorcio, se refiere más que nada a las segunda nupcias y se reglamentan estas:
“Si un hombre se casa con una mujer, pero luego deja de quererla por haber encontrado en ella algo indecoroso, sólo podrá despedirla si le entrega un certificado de divorcio. Una vez que ella salga de la casa, podrá casarse con otro hombre. Si ocurre que el segundo esposo le toma aversión, y también le extiende un certificado de divorcio y la despide de su casa, o si el segundo esposo muere, el primer esposo no podrá casarse con ella de nuevo, pues habrá quedado impura. Eso sería abominable a los ojos del Señor. No perviertas la tierra que el Señor tu Dios te da como herencia” [70].
Notemos varias cosas:
1) El primer hombre se divorcia porque encontró en ella algo indecoroso. Esto puede significar dos cosas: La encontró en adulterio, con lo que podía llevarle un proceso para que le mataran[71], pero no siempre se llegaba a este punto; o bien que había encontrado en ella fornicación, es decir, alguna cosa indecente.
2) El segundo hombre la divorcia porque le toma aversión, le da asco.
3) Al ser divorciada por segunda vez ella puede volver a casarse, pero nunca con su primer marido, incluso si el segundo murió. Por eso, los que enseñan que las personas casadas en segundas nupcias deben divorciarse y volver a su primer cónyuge erran y empujan a estas personas a ser aborrecibles ante Dios y pervierten la tierra.
Más tarde, los profetas compararon el adulterio con la idolatría y el divorcio con el exilio a los que los sometió el Señor, que deseaba que ellos se arrepintieran y volvieran a Él, como lo ilustró con el profeta Oseas.
c. El Divorcio en el Nuevo Testamento.
En los tiempos del Nuevo Testamento, la escuela del rabino Hillel consideraba que cualquier causa, como no limpiar la casa, etc., era un motivo suficiente y justificado para que un hombre pudiera divorciar a su esposa, mientras que la escuela del rabino Shammay consideraba que la única razón para divorciar a la mujer era encontrar en ella algo indecente.
Jesús por su parte, consideraba que el divorcio no era parte del plan de Dios, tal como lo vemos en Mateo 19.5-6: “Por eso Dios dijo: "El hombre tiene que dejar a su padre y a su madre para casarse y vivir con su esposa. Los dos vivirán como si fueran una sola persona". De esta manera, los que se casan ya no viven como dos personas separadas, sino como si fueran una sola. Por tanto, si Dios ha unido a un hombre y a una mujer, nadie debe separarlos”[72]. Consideraba que la única razón por la que el divorcio se había permitido en el Antiguo Testamento era el pecado que anidaba en el corazón del hombre[73].
La enseñanza de Jesús se diferencia de la del Antiguo Testamento y de la rama shammayita en que él imposibilita al cónyuge que causó el daño en el matrimonio a volver a casarse[74].
Jesús permitió el divorcio si había porneía, es decir, fornicación, que a pesar de la mala interpretación que se le ha dado en la actualidad, pensando que esta es una relación que solo puede darse en personas solteras, la verdad es que la palabra encierra cualquier inmundicia sexual, ya sea adulterio, sodomía, ver pornografía en todas sus presentaciones, incesto, etc. Y debemos aclarar que en Mateo solo habla de que el hombre divorcie debido a que este evangelio iba dirigido a los judíos, pero Marcos 10 también incluye a la mujer con derecho a divorciar porque este otro evangelio se dirige a los gentiles.
Pablo, por su parte, da respuesta a una pregunta hecha por algunos miembros de la iglesia en Corinto en el capítulo 7 de su primera carta. Él trata toda la problemática del matrimonio debido a que la pregunta era si convenía o no el casarse.
La respuesta es directa: “¡Claro que sí!”[75]. Pero sigue a la respuesta una serie de anotaciones que es importante tener en claro:
1) La Monogamia y las Relaciones Sexuales en el Matrimonio.
Pablo hace una aclaración necesaria entre muchos gentiles, ya que el pueblo judío había dejado la práctica poligámica después del exilio babilónico. Por cada esposo debe haber una esposa y por cada esposa debe haber un esposo. Esto es suficiente para evitar las relaciones sexuales prohibidas. El tener relaciones sexuales en el matrimonio evita la tentación de tenerlas fuera de él, y aunque es bueno para ambos tener relaciones sexuales con cierta regularidad, también pueden ponerse de acuerdo de abstenerse para ocuparse en la oración, pero después de ese tiempo, deben volver a intimar. Pero como dice Pablo, esto es solo un consejo, ya que la pareja es la que debe decidir en común acuerdo cada cuanto intimarán[76].
2) Los Solteros y la Abstinencia.
El apóstol muestra su preferencia en cuanto al estado civil, debido a que como él mismo experimentó, un soltero tiene más disponibilidad para servir al Señor, pero también muestra su comprensión en cuanto a que no todos las personas somos iguales, así que si alguien necesita mantenerse casado, ya sea un soltero o un viudo, es mejor que se case[77].
3) La Separación.
Ahora Pablo se dirige a los casados y les transmite la orden de Dios: “No deben separarse”[78]. También es importante que aclaremos que aquí Pablo no está hablando de divorcio, apostalión, sino de separación, jorizo, sin divorcio, por lo que no puede volver a casarse, sino debe volver con su marido, por orden de Dios[79].
4) De los Matrimonios Mixtos.
Pablo comprende que lo mejor es que los creyentes se casen entre ellos, pero se van a dar casos en que una persona llega a ser cristiano estando casado, por lo que él aconseja que esta persona no debe despedir al inconverso si este cónyuge desea seguir con él. De hecho, este matrimonio puede resultar en que el cónyuge inconverso se entregue al Señor. Pero si el cónyuge inconverso desea separarse, el cristiano no está obligado a vivir con él[80].
Hay quienes han pensado que negar el derecho al divorcio estimula a la santidad de la familia, pero lo que han conseguido es más bien tener hogares frustrados. También hay personas que consideran que un matrimonio es un gasto muy alto, por lo que prefieren vivir en unión libre, mientras que otros que se han casado se encuentran en un túnel sin fin y para otros el matrimonio es simplemente un contrato legal que es fácil de romper.
La triste realidad, es que el divorcio es un fracaso y todo fracaso trae frustración, dolor y complejos. El fraude está en nuestra mente, hay ansiedad y remordimiento. Es parecido a la experiencia que se siente con la muerte de un ser querido y hasta se pas una etapa de duelo que puede incluso a llegar a afectar la salud mental.
Cuando los cónyuges comienzan a pensar en el divorcio, sería bueno que pensaran en encontrar una solución diferente y que pudiera salvar su matrimonio. Deben tomar en cuenta que cuando esto ocurre es porque el matrimonio está enfermo y puede ser sanado. Nadie, al estar enfermo, piensa que la mejor solución es el suicidio, sino que buscamos la ayuda médica. De la misma manera, al enfrentar enfermedades matrimoniales, podemos buscar sanarlo, pero ambos cónyuges deben tomar en cuenta que solo ellos, con su corazón y voluntad rendida al Señor, pueden salvar su matrimonio y no caer en la trampa satánica llamada divorcio, recordando que generalmente, cuando una pareja se divorcia, los más afectados siempre serán los hijos y la misma sociedad.
[1] Diccionario Real Academia Española de la Lengua
[2] Ibid
[3] Diccionario de Ética Cristiana y Teología Pastoral. P. 475.
[4] Nueva Concordancia Strong. P. 68
[5] Ibid. P. 53.
[6] Ibid. P. 65
[7] Proverbios 19.18
[8] Nueva Concordancia Strong. P. 62.
[9] Ibid.
[10] Op. cit. Diccionario de Ética... P. 475.
[11] Job 13.15.
[12] 2 Timoteo 3.16. EUNSA.
[13] Efesios 2.3. CTS-IBS.
[14] Proverbios 22.15. Antiguo Testamento Hebreo.
[15] Proverbios 29.15. Ibid.
[16] Proverbios 7.7. BAD.
[17] Proverbios 7.22. PDT.
[18] Proverbios 14.15.
[19] BL95.
[20] RV1602.
[21] Proverbios 13.20. VM.
[22] Proverbios 14.8. Kadosh.
[23] Proverbios 15.20.
[24] Proverbios 17.25.
[25] Proverbios 22.15.
[26] Proverbios 3.34. Oso.
[27] Proverbios 9.7.
[28] Proverbios 9.12.
[29] Proverbios 13.1.
[30] Proverbios 14.6.
[31] Proverbios 21.24.
[32] Proverbios 22.10.
[33] Proverbios 6.9-10.
[34] Proverbios 10.26.
[35] Proverbios 12.27.
[36] Proverbios 15.19.
[37] Proverbios 20.4.
[38] Proverbios 24.30-31.
[39] Proverbios 10.6.
[40] Proverbios 21.4.
[41] Proverbios 21.10.
[42] Proverbios 29.7.
[43] Proverbios 28.4.
[44] Proverbios 10.3.
[45] Proverbios 11.8.
[46] Proverbios 15.6.
[47] Proverbios 28.1.
[48] Diccionario Real Academia Española de la Lengua
[49] Op. cit. Diccionario de Ética... P. 1105.
[50] Temperamentos. Antonio Sánchez Martínez. www.ilustrados.com/publicaciones
[51] Deuteronomio 21.18-21. Biblia Latinoamericana 1995.
[52] Proverbios 22.6. Dios Habla Hoy.
[53] Isaías 54.3. Biblia al Día.
[54] Isaías 65.23. Ibid.
[55] Nueva Versión Internacional.
[56] Biblia en Lenguaje Sencillo.
[57] Oseas 2.19-20. Nueva Versión Internacional.
[58] Biblia al Día.
[59] 1 Timoteo 5.8. Biblia en Lenguaje Sencillo.
[60] Lewis Smedes, Sex for Christians (Sexo para cristianos). Grand Rapids: Wiliam B. Eerdmans Publishing Company, 1976. Citado por H. Norman Writh, Al Pasar el Tiempo, p. 110
[61] 2 Samuel 12.
[62] Dios Habla Hoy.
[63] Kreiter, Affair Prevention (Prevención de Amoríos). Citado por H. Norman Writh, Al Pasar el Tiempo, pp. 122-123.
[64] Goff, Guillermo. El Matrimonio y la Familia en la Vida Cristiana. Pp. 102-103.
[65] Nueva Versión Internacional.
[66] Antiguo Testamento en Hebreo.
[67] Levítico 21.7.
[68] Biblia al Día.
[69] 1 Reyes 9.16.
[70] Ibid.
[71] Levítico 20.10.
[72] Biblia en Lenguaje Sencillo.
[73] Mateo 19.8.
[74] Marcos 10.11-12.
[75] 1 Corintios 7.2.
[76] 1 Corintios 7.2-6.
[77] 1 Corintios 7.7-9.
[78] 1 Corintios 7.10. Biblia en Lenguaje Sencillo.
[79] 1 Corintios 7.10-11.
[80] 1 Corintios 7.12-16.