LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS
Introducción.
Existen cuatro evangelios canónicos, reconocidos como oficiales por las diferentes confesiones cristianas. Son conocidos con el nombre de sus supuestos autores: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. La mayoría de los expertos considera que estos cuatro evangelios fueron escritos en la segunda mitad del siglo I d.C., aproximadamente entre el 35 a.C., el de Marcos y el 90 d.C., el de Juan, años después de la fecha probable de la muerte de Jesús de Nazaret, aunque otros expertos proponen fechas más tempranas.
La palabra “evangelio” es empleada por primera vez en la literatura cristiana por Pablo en la primera epístola a los corintios 15, escrita probablemente en el año 57: “Ahora, hermanos, quiero recordaros el evangelio que os prediqué, el mismo que recibisteis y en el cual os mantenéis firmes”[1].
Dicho evangelio consiste, según Pablo, en “que Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras; que fue sepultado y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los doce. Luego se apareció a más de 500 hermanos a la vez, la mayoría de los cuales viven aún, pero algunos ya duermen. Después se apareció a Jacobo, luego a todos los apóstoles. Y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí”[2].
Con el mismo sentido aparece la palabra en Mateo[3] y en Marcos[4]. Es posible que sea la traducción al griego de una expresión aramea empleada en su predicación por Jesús de Nazaret, pero no existen datos concluyentes que permitan afirmar nada al respecto. En total, la expresión “evangelio” es usada en 76 ocasiones en el Nuevo Testamento. Es significativo que sesenta de ellas tengan lugar en las cartas de Pablo, y que no exista ninguna mención del término en los evangelios de Lucas y de Juan.
Se ha especulado sobre si las comunidades cristianas helenísticas adoptaron el término “evangelio” del culto al emperador. Existe en Priene una inscripción, fechada en el año 9 a.C., en que aparece esta palabra con un sentido muy similar al que después le darán los cristianos. En cualquier caso, la palabra había sido frecuentemente utilizada en la literatura anterior en lengua griega, incluyendo la primera traducción de la Biblia a este idioma, conocida como Biblia de los Setenta.
Bien podríamos estudiar los Evangelios uno por uno, pero la verdad es que los tres primeros son tan similares que es necesario, junto con Agustín y otros muchos teólogos en el transcurso de la historia, que reconozcamos el término de Evangelios Sinópticos.
En las siguientes páginas no solamente haremos una revisión a la vida de Jesús, tal como los Evangelios Sinópticos nos la presentan, sino que estudiaremos toda la problemática de la similitud de ellos.
Si en los cursos anteriores nos ha entusiasmado la historia primeramente del origen de la humanidad y luego el desarrollo del Pueblo de Dios, hasta la introducción del Imperio Romano, habiendo pasado por la esclavitud en Egipto, la liberación, la peregrinación en el desierto, la conquista de Canaán, la monarquía, la división del reino, la caída de Israel y luego de Judá respectivamente, el exilio en Babilonia, la caída de este Imperio bajo Persia, el retorno a Palestina, la caída de Persia bajo Macedonia, la desintegración del Imperio y el yugo bajo los Egipto y luego bajo Siria, la guerra de la independencia, Judea independiente con sus luchas intestinas y la caída bajo Roma que gobernaba por medio de Herodes y sus descendientes; a partir de nuevo curso nos sentiremos aún más emocionados al estudiar la vida de Jesús, hasta donde nos lo permiten los Evangelios, y podremos ver cómo se sentaron las bases para el incio y el desarrollo de la Iglesia, que seguiremos estudiando en un nuevo curso más adelante.
Recordemos que:
ü Los evangelios contienen la fascinante historia del Dios hecho hombre.
ü No son biografías de Jesucristo, si bien contienen elementos biográficos.
ü Son libros escritos por cristianos que querían explicar su fe en Jesús a sus lectores[5].
ü Evangelio significa “buena nueva” o “buena noticia”. La salvación provista por Jesús.
ü Los autores eligieron ciertos hechos y enseñanzas y los acomodaron según su fin.
ü Este curso revisará ciertos aspectos de los evangelios. Excluye al de Juan.
ü Desde el cautiverio babilónico hasta la aparición de Juan el bautista, la religión hebrea fue evolucionando y llegó a ser lo que se llama judaísmo.
ü La religión hebrea tenía varias instituciones que tenían un papel formativo para sus seguidores.
ü Con la destrucción del Templo por los babilonios y la cesación de sacrificios y ceremonias, surgió la sinagoga que era un centro local de estudio y adoración.
ü Donde se formaba una comunidad judaica, se establecía una sinagoga que tenían gran importancia para conservar la fe de los judíos de la dispersión y quedó firmemente establecida como institución que permaneció aún después del restablecimiento judío en Palestina y de la reconstrucción del Templo, pero también servía como escuela local, centro comunal y sede del gobierno local.
ü Los ancianos eran tanto autoridades civiles como también guardianes de la moral pública.
ü El cautiverio babilónico fue duro para los judíos, pero el cumplimiento de las profecías les hizo levantarse con una fe más fuerte que nunca en la palabra escrita.
Dispongámonos ahora a seguir paso a paso las enseñanzas que nos traen los Evangelios sinópticos y procuremos crecer no solo en conocimiento, sino en espiritualidad.
[1] BAD.
[2] 1 Corintios 15.4-8. NBLH
[3] Mateo 4.23; 9.35.
[4] Marcos 1.15.
[5] Lucas 1.3-4; Juan 20.31.
Existen cuatro evangelios canónicos, reconocidos como oficiales por las diferentes confesiones cristianas. Son conocidos con el nombre de sus supuestos autores: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. La mayoría de los expertos considera que estos cuatro evangelios fueron escritos en la segunda mitad del siglo I d.C., aproximadamente entre el 35 a.C., el de Marcos y el 90 d.C., el de Juan, años después de la fecha probable de la muerte de Jesús de Nazaret, aunque otros expertos proponen fechas más tempranas.
La palabra “evangelio” es empleada por primera vez en la literatura cristiana por Pablo en la primera epístola a los corintios 15, escrita probablemente en el año 57: “Ahora, hermanos, quiero recordaros el evangelio que os prediqué, el mismo que recibisteis y en el cual os mantenéis firmes”[1].
Dicho evangelio consiste, según Pablo, en “que Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras; que fue sepultado y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los doce. Luego se apareció a más de 500 hermanos a la vez, la mayoría de los cuales viven aún, pero algunos ya duermen. Después se apareció a Jacobo, luego a todos los apóstoles. Y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí”[2].
Con el mismo sentido aparece la palabra en Mateo[3] y en Marcos[4]. Es posible que sea la traducción al griego de una expresión aramea empleada en su predicación por Jesús de Nazaret, pero no existen datos concluyentes que permitan afirmar nada al respecto. En total, la expresión “evangelio” es usada en 76 ocasiones en el Nuevo Testamento. Es significativo que sesenta de ellas tengan lugar en las cartas de Pablo, y que no exista ninguna mención del término en los evangelios de Lucas y de Juan.
Se ha especulado sobre si las comunidades cristianas helenísticas adoptaron el término “evangelio” del culto al emperador. Existe en Priene una inscripción, fechada en el año 9 a.C., en que aparece esta palabra con un sentido muy similar al que después le darán los cristianos. En cualquier caso, la palabra había sido frecuentemente utilizada en la literatura anterior en lengua griega, incluyendo la primera traducción de la Biblia a este idioma, conocida como Biblia de los Setenta.
Bien podríamos estudiar los Evangelios uno por uno, pero la verdad es que los tres primeros son tan similares que es necesario, junto con Agustín y otros muchos teólogos en el transcurso de la historia, que reconozcamos el término de Evangelios Sinópticos.
En las siguientes páginas no solamente haremos una revisión a la vida de Jesús, tal como los Evangelios Sinópticos nos la presentan, sino que estudiaremos toda la problemática de la similitud de ellos.
Si en los cursos anteriores nos ha entusiasmado la historia primeramente del origen de la humanidad y luego el desarrollo del Pueblo de Dios, hasta la introducción del Imperio Romano, habiendo pasado por la esclavitud en Egipto, la liberación, la peregrinación en el desierto, la conquista de Canaán, la monarquía, la división del reino, la caída de Israel y luego de Judá respectivamente, el exilio en Babilonia, la caída de este Imperio bajo Persia, el retorno a Palestina, la caída de Persia bajo Macedonia, la desintegración del Imperio y el yugo bajo los Egipto y luego bajo Siria, la guerra de la independencia, Judea independiente con sus luchas intestinas y la caída bajo Roma que gobernaba por medio de Herodes y sus descendientes; a partir de nuevo curso nos sentiremos aún más emocionados al estudiar la vida de Jesús, hasta donde nos lo permiten los Evangelios, y podremos ver cómo se sentaron las bases para el incio y el desarrollo de la Iglesia, que seguiremos estudiando en un nuevo curso más adelante.
Recordemos que:
ü Los evangelios contienen la fascinante historia del Dios hecho hombre.
ü No son biografías de Jesucristo, si bien contienen elementos biográficos.
ü Son libros escritos por cristianos que querían explicar su fe en Jesús a sus lectores[5].
ü Evangelio significa “buena nueva” o “buena noticia”. La salvación provista por Jesús.
ü Los autores eligieron ciertos hechos y enseñanzas y los acomodaron según su fin.
ü Este curso revisará ciertos aspectos de los evangelios. Excluye al de Juan.
ü Desde el cautiverio babilónico hasta la aparición de Juan el bautista, la religión hebrea fue evolucionando y llegó a ser lo que se llama judaísmo.
ü La religión hebrea tenía varias instituciones que tenían un papel formativo para sus seguidores.
ü Con la destrucción del Templo por los babilonios y la cesación de sacrificios y ceremonias, surgió la sinagoga que era un centro local de estudio y adoración.
ü Donde se formaba una comunidad judaica, se establecía una sinagoga que tenían gran importancia para conservar la fe de los judíos de la dispersión y quedó firmemente establecida como institución que permaneció aún después del restablecimiento judío en Palestina y de la reconstrucción del Templo, pero también servía como escuela local, centro comunal y sede del gobierno local.
ü Los ancianos eran tanto autoridades civiles como también guardianes de la moral pública.
ü El cautiverio babilónico fue duro para los judíos, pero el cumplimiento de las profecías les hizo levantarse con una fe más fuerte que nunca en la palabra escrita.
Dispongámonos ahora a seguir paso a paso las enseñanzas que nos traen los Evangelios sinópticos y procuremos crecer no solo en conocimiento, sino en espiritualidad.
[1] BAD.
[2] 1 Corintios 15.4-8. NBLH
[3] Mateo 4.23; 9.35.
[4] Marcos 1.15.
[5] Lucas 1.3-4; Juan 20.31.