9. Uzías.
El nombre de Uzías en Reyes es Azarías, que significa “Adonay ayuda”; el nombre aquí, “Adonay es fortaleza”, es muy adecuado para la versión de la historia del cronista porque aunque tiene mucho de ayuda, tiene más sobre la fortaleza.
Regente a los 16 años cuando se llevaron a su padre cautivo, corregente después de que volvió diez años más tarde, y finalmente rey único cuando Amasías fue muerto 15 años después de eso, entonces empezó los próximos 27 años de su largo reinado al capturar y reedificar Elat. Este evento, junto con la lepra de la que se enfermó hacia el fin de su vida, señales de aprobación y desaprobación de Dios respectivamente, es prácticamente todo lo que Reyes tiene para decir acerca de Uzías[1]. Esto indicaría que su reinado fue otro de esos de “buen comienzo pero mal fin” como los últimos dos, y otro eco del de Joás es la influencia de Zacarías en la primera parte buena. Sin embargo, Uzías fue un mejor rey que Joás o Amasías. La historia nos cuenta que él y su contemporáneo del norte Joroboam II dieron a ambos reinos una verdadera prosperidad y poderío gracias al declive y los acontecimientos de la superpotencia Asiria. Las Escrituras nos cuentan que la visión del Señor sentado en su trono otorgada a Isaías “en el año de la muerte del rey Uzías”[2] marcó el fin de su reinado de 52 años y el final de una era significativa.
a. Un buen comienzo.
La edificación de Elat fue una señal tanto de la bendición de Dios como de las cualidades de Uzías que trajeron esa bendición. Significaba que el territorio tanto como el comercio del reino ahora se extendían más lejos que nunca. Marcaba a Uzías como una persona de visión.
Crónicas describe la personalidad detrás de esos logros: La comparación con Amasías no es un comentario sarcástico acerca de Amasías sino que se enfoca en lo bueno que hizo; el “buscar” a Dios es la manera en que el cronista describe su devoción personal; y las instrucciones de Zacarías en el mismo versículo muestran que era suficientemente humilde como para aceptar buen consejo. El resultado es que el pueblo recibió muchas bendiciones por medio de este hombre con visión de futuro. Las bendiciones no son solo militares sino extensos intereses en la agricultura, la base, por supuesto, de la vida económica de la nación. Detrás de todo están las mismas tres palabras clave, afirmadas dos veces: Ayuda, fama, poderoso o lleno de fuerza.
b. Un mal fin.
El poderío de Uzías lo corrompió. Reyes nos cuenta de su lepra; Crónicas añade la razón por ella. El quemar incienso en el Templo era el privilegio de los sacerdotes[3]. Fue precisamente por no obedecer esta ley que el primer rey del reino del norte fue condenado[4]. Intentar ejecutar el rito fue algo malo, pero enojarse cuando lo reprimieron fue lo que causó su castigo.
Recibió lo que merecía casi inmediatamente. Pero hay características que separan a este ejemplo de los anteriores. Uzías no “abandonó” al Señor como tantos otros antes de él. El había ido al corazón de la religión de Israel, y fue por culpa de sus acciones allí y no en otras partes que se le consideró infiel. Sus acciones no se podían disculpar por razón de su juventud o falta de madurez; era un hombre de mucha experiencia. Es casi seguro que su aflicción no fue la lepra en el sentido moderno, sino un tipo de condición de la piel que privaba a alguien de la vida pública en Israel. Su castigo fue la expulsión del Templo, y del palacio y del servicio a su pueblo por el resto de su vida.
10. Jotam.
Jotam hizo conforme a todas las cosas que había hecho su padre Uzías, excepto por la falla resonante de Uzías al final; su reinado corre paralelo al de su padre en el sentido general de su vida y de su rectitud, en el poder que tuvo para edificar en las ciudades y en el campo, para ganar guerras y para recibir tributo. El cronista hace destacar estas señales de bendición y omite las observaciones negativas acerca de ataques a Israel, de modo que todo lo que dice acerca del reinado de Jotam es positivo, lo cual lo hace el primer rey en 170 años, desde Abías, del cual no se escribe nada malo. Después de los últimos tres reinados que comenzaron bien y terminaron mal, el de Jotam es el primero en una serie de tres que son de un solo color; el de él, siendo todo bueno, es completamente distinto al de su hijo el cual fue un desastre total.
Sin embargo, el pueblo ya proveía un contraste con el rey justo. Crónicas es mucho más que el cuento de monarcas cuyas carreras ilustran los principios sencillos que dicen que la obediencia recibe buena recompensa y la desobediencia se castiga. Ya en los reinados de Joram y Atalía, personas buenas no habían aprobado a los soberanos malos; ahora hay corrupción entre la gente a pesar de la rectitud del rey. Así que la nación recibe bendiciones por amor a Jotam y continúa pecando sin castigo hasta “…que aquél que por ahora lo detiene…sea quitado de en medio”[5], y la accesión de Acaz al trono revele la bancarrota tanto del trono como del pueblo. La suya es la generación que Moisés anticipaba que “…se las promete felices en su corazón diciendo: "Aunque me conduzca en la terquedad de mi corazón, todo me irá bien””[6], pero que luego encuentra que se ha equivocado gravemente.
11. Acaz.
El cronista vuelve a escribir el relato de 2 Reyes 16.1–20 y destaca el contraste entre padre e hijo. De Jotam, sin faltas, cambia repentinamente a Acaz del cual no se puede decir nada positivo; él es aun peor que los tres reyes del período de Atalía del siglo pasado. Este relato subraya su infidelidad y cuenta cómo el culto de Adonay había sido sustituido por el culto de dioses extranjeros. La infidelidad del pueblo ahora está al descubierto y el resultado es que se encuentran, en las palabras de la profecía de Moisés mencionadas ya, desarraigados y echados a “…otro país”[7]. Así que el reinado de Acaz recuerda la infidelidad del reino del norte cuando se separó y también anticipa las deportaciones que vendrán en unos 130 años.
Mientras tanto, en una de esas incursiones raras al norte de la frontera, el cronista muestra dos cosas importantes que están ocurriendo allí. Después de haber condenado la soberanía de la casa de David por tanto tiempo, los reyes de Israel finalmente han sido derrotados y deportados por los invasores asirios. El cronista ni menciona el evento sino que sencillamente describe al norte que ahora está sin reyes. La gente del norte, sin embargo, se distingue de sus reyes y todavía se considera “familia” y hasta se arrepiente del pecado cuando Dios les envía un profeta.
De modo que ahora el sur está en condiciones peores que las del norte en toda su historia mientras que el norte está dispuesto a ser restaurado tanto como lo estuvo el sur en su historia. Todo está listo para la venida de Ezequías, el nuevo Salomón, y para la restauración de “todo Israel”.
a. Cautiverio.
Ninguno de los reyes anteriores del sur fue tan malo como Acaz. Sin ningún otro preliminar que 2 Crónicas 28.1, los primeros cuatro versículos dan una lista de sus pecados en creciente orden de infidelidad. Ya que incluye las prácticas abominables por las que Adonay había echado a las naciones cananeas cuando Israel entró en Canaán por primera vez no es de extrañar que Judá empiece a sentir que se le está echando también.
Los ataques de Siria e Israel, no muy exitosos en 2 Reyes 16.5–9, fueron suficientemente eficaces para las observaciones que el cronista quería hacer. En primer lugar, el resultante cautiverio fue un adelanto del cautiverio más grande que va a venir. En segundo lugar, 2 Crónicas 28.5-6 parecen ser reflexiones deliberadas sobre las palabras de Abías en 2 Crónicas 13.11-12 y 15–17: Abandonar a Adonay, el Dios de sus antepasados, resulta en derrotas con gran matanza y en ser entregados en manos de los enemigos, tanto para Israel como para Judá.
b. Los vecinos.
Las circunstancias en Samaria son sorprendentes en varios aspectos. Primero, no solamente hay allí un profeta verdadero sino que también se le escucha. Luego, el revés de las palabras de Abías que prueban que Judá es tan culpable ahora como Israel lo era antes no quiere decir que Israel ahora sea inocente; por el contrario: Dios está enoja do con ambos reinos. Más adelante, cuando aparecen jefes en Samaria se supone que la dinastía de reyes del norte ha llegado a su fin; así que el camino está abierto para que la gente común del norte se reúna con sus hermanos del sur. 2 Crónicas 28.13 parecería lamentar esta posibilidad y también el hecho de que el norte se sintiera culpable. Finalmente, la buena acción en 2 Crónicas 28.15 que afecta a gente de Samaria y de Jericó anticipa la parábola de Jesús en Lucas 10.25–37. Ambos incidentes muestran cómo la gracia de Dios obra a veces asombrando y desconcertando a su pueblo.
c. Acaz pide ayuda a Asiria.
Hay esperanza para el norte. Pero mientras tanto Judá, con Acaz, sigue hundiéndose más y más. Las acometidas filisteas recuerdan los días de Saúl como también la clase de situación de la cual sólo el verdadero rey de Dios puede rescatar a su pueblo. Pero el pueblo y el rey juntos se han rebelado, y ya que se niegan a pedir ayuda al único que se la puede prestar, no se deben sorprender cuando Asiria redujo a Acaz a estrechez en lugar de fortalecerlo. Finalmente, al pedir ayuda a dioses extranjeros y al despojar el Templo completamente todo lo que ha hecho es poner el reino del sur en la posición que estaba el del norte. Solo queda un rayo de esperanza: Que cuando muera, alguien tenga la sabiduría de negarle el sepulcro con los reyes de Israel.
12. Ezequías.
Las Escrituras cuentan la historia de Ezequías en dos formas muy distintas. Al reescribir el libro de Reyes, el cronista extiende los cuatro versículos de las reformas religiosas de Ezequías, y reduce el resto a una tercera parte. Esto no se debe solo a su gran interés en el Templo. En el capítulo 28 ha insinuado que la amenaza que Asiria representa sigue creciendo; los días de su debilidad, cuando el poderío de Uzías tuvo la oportunidad de crecer, ya se han terminado; ha estado ocupando las naciones más pequeñas del Cercano Oriente, incluso Israel, y los primeros tres capítulos del cronista sobre Ezequías se deben leer con vista al inminente peligro de invasión.
El reinado de Acaz puso a Judá al borde de la ruina y destruyó a Israel. El reinado de Ezequías es la oportunidad para que ambos reinos comiencen de nuevo, un poco parecido al final del reinado de Saúl. Mucho de lo que se cuenta aquí recordará esa época, frases como conforme a todas las cosas que había hecho su padre David, que no es solo una fórmula, y capítulos enteros muestran paralelos a la obra de Salomón en capítulos 7–9. Del punto de vista del cronista, Ezequías es el mejor rey descendiente de David que ha vivido desde la época de oro.
a. La reparación y limpieza del Templo.
De la misma manera que Jotam ha sido comparado con Uzías, y Uzías con Amasías, Ezequías se compara con David que murió hace 13 generaciones, y desde 2 Crónicas 29.3 en adelante su obra se asemeja a la de Salomón. Probablemente comenzó “el primer día del año” durante el primer año de su reinado, no inmediatamente después de su accesión al trono, con un discurso formal a los líderes religiosos, levitas debe incluir a los sacerdotes quienes, por supuesto, eran de la tribu de Leví, exigiéndoles que tengan éxito en reparar los estragos que Acaz había hecho en el Templo. Acaz había temido que vendrían muchos problemas y por eso fue en pos de dioses extranjeros, pero Ezequías no tiene dudas de que primeramente había infidelidad en Acaz y esa fue la causa de los problemas, que para ahora incluyen turbación, horror y escarnio, mencionados en Jeremías 29.18, tanto como la primera experiencia de exilio para ambos el norte y el sur. Ahora que hay personas responsables que ocupan el trono y el Templo, la ira de Dios será prevenida. Todo lo que ha profanado el Templo se lleva al valle al este de la ciudad para ser quemado. La obra ha tomado 16 días.
b. El restablecimiento del culto del Templo.
La ceremonia de reabrir el Templo comienza con holocaustos. El sacrificio por el pecado representa purificación por el pasado y el holocausto la consagración para el futuro. Puede ser que el sacrificio de 2 Crónicas 29.21 se iba a ofrecer por los pecados del trono, del Templo y de la nación, pero 2 Crónicas 29.24 parece indicar que Ezequías incluyó a las dos partes de la nación, tanto a Judá como a Israel. A continuación se describen las alabanzas de los que adoraban, aunque todo se hizo simultáneamente. Después de eso, toda la congregación trajo sus ofrendas. Igual que en ocasiones similares en las épocas de Moisés, David y Salomón uno no se sorprende de ver la misma clase de buena disposición, abundancia y gozo. Esta acción popular la puso en movimiento Ezequías; por su parte, él “predicaba” lo que los profetas habían dicho, lo cual era la misma palabra de Adonay; en todo caso, todo se derivaba de lo que Dios había realizado.
c. La invitación a la Pascua.
Después de la reapertura del Templo el primer festival acostumbrado que se celebró en el Templo fue la Pascua. Reyes no menciona esto, y algunos piensan que lo inventó el cronista para justificar las prácticas del Templo de sus propios días y para engrandecer la imagen de Ezequías. Pero no se ha podido probar ese punto y este capítulo es consecuente con el resto de esta historia de Reyes que lo muestra tratando de unir norte y sur alrededor del festival más apropiado para el nuevo comienzo del pueblo de Dios. La decisión de celebrarlo en el segundo mes no fue arbitraria, como la invención de Jeroboam de una religión alternativa para su reino del norte cuando se separó al principio[8]. Todos estaban de acuerdo con Ezequías que dado que no estaban listos en la fecha apropiada, lo mejor era usar la concesión que la ley permitía de celebrar la Pascua un mes más tarde[9]. Esto había sido diseñado para los que estaban ritualmente “impuros”; por ejemplo, por causa de contacto con los muertos, o porque estaban muy lejos de casa: Muy adecuado para un país que se había alejado de Dios y estaba contaminado por el choque mortal de religiones paganas.
La invitación, en términos muy parecidos al discurso del rey a los líderes religiosos, es para todo Israel, norte y sur, Israel y Judá. Un aspecto positivo del énfasis del cronista que uno recibe rápidamente lo que merece es que cada generación puede tener un nuevo comienzo. La reacción del norte es mixta, pero en todos los que se reúnen, como en 2 Crónicas 29.36, de nuevo es la gracia de Dios que los trae.
d. La celebración de la Pascua.
La fiesta de los panes sin levadura y la Pascua iban de la mano; el nombre de cualquiera de las fiestas se podía usar para las dos. Aunque no se sabe la razón por la cual los sacerdotes estaban avergonzados, lo importante es que se necesitaba liderazgo por parte del rey, y sirve para recordar que la monarquía y el sacerdocio se necesitan en la economía de Dios. Las irregularidades en la ceremonia de 2 Crónicas 30.15–20, que, a propósito, sería muy raro que el cronista las inventara, eran de esperarse en una situación tan original, o sea, con un Templo restaurado y una nación unida. Pero Ezequías las pasó por alto porque pudo ver su espíritu más allá de la letra de la ley, y rogó por su pueblo con las palabras de la gran oración de 2 Crónicas 7.14 que se recuerdan también en el clímax de 2 Crónicas 30.27. Los siete días adicionales de 2 Crónicas 30.23 recuerdan la ceremonia original y por primera vez desde la época de Salomón, hubo representantes de todo Israel.
e. Las ofrendas generosas.
Los dioses falsos que habían prometido prosperidad pero no pudieron otorgarla finalmente son repudiados. Es el regreso al Dios verdadero lo que hace posible la generosidad en este capítulo. Lo que Ezequías tiene en mente aquí es continuar la adoración de Dios que había comenzado tan prometedoramente. Como David y Salomón habían hecho antes, Ezequías constituye grupos de sacerdotes y levitas, y les provee lo que necesitan para sus tareas religiosas; y le exige al pueblo que les den sus estipendios. Igual que en ocasiones históricas previas, las ofrendas generosas vienen automáticamente, y no decaen al pasar el año. En el primer mes se abre de nuevo el Templo; en el segundo se celebra la Pascua; en el tercero comienza la cosecha de granos[10] hasta el final de la cosecha de uvas[11] en el séptimo mes. Ezequías bendice a Israel, como lo habían hecho sus grandes antepasados, por la generosidad que ellos también habían visto.
f. La fiel administración.
Una vez que se acepta el principio de “proveer para el ministerio”, Ezequías se dedica a los detalles prácticos del almacenamiento, distribución en las ciudades, y en áreas rurales. Esta obra administrativa, aunque parezca un poco secular, es tanto parte del servicio de la casa de Dios como cualquiera de las otras cosas que emprendió y se hace con cuidado y minuciosidad. Es bastante fácil que la burocracia se haga el enemigo de la vida espiritual, pero hay una gran diferencia entre las estructuras que impiden el trabajo y las que lo encaminan.
g. La invasión asiria.
Ezequías ha llegado al reino “para una ocasión como ésta”[12] en dos sentidos. Nacionalmente, es un tiempo providencial para la renovación tanto del norte como del sur. Internacionalmente, la máquina de guerra asiria está por tocar a la puerta y las campañas de 2 Reyes 18.17–19.36 que el cronista reduce a un solo ataque amenazan la destrucción política de Judá. Esta amenaza es el tema de este capítulo, y se ve a la luz de las reformas religiosas de los capítulos 29–31: donde Reyes da la fecha del año 14 de Ezequías[13], Crónicas dice que pasó después de estas cosas y de esta fidelidad.
Se encontró con gran resistencia. 2 Reyes 18.12 no indica que tenían miedo sino que intentaban ganar tiempo para las obras defensivas detalladas en 2 Crónicas 32.1–8. Para algunas personas de Jerusalén estas obras defensivas eran una alternativa para no confiar en Dios[14], pero para Ezequías eran la expresión de su confianza. El mensaje de Senaquerib demuestra cuán poco sabía de su enemigo porque lo que pensaba que era un insulto a Adonay en realidad era obediencia a él. Son los asirios los que en verdad insultan a Dios al animar al pueblo de Dios a creer que esta vez no actuará para honrar su nombre. Por eso la oración de 2 Crónicas 32.20, contestada por el ángel destructor que causó alguna catástrofe; tanto esto como el asesinato de Senaquerib se encuentran en la historia secular. Note cómo se despliega la recompensa tanto la buena como la mala y cómo se describe en el caso de cada uno de los reyes. La bendición de Ezequías, el término del sitio, fue la recompensa por las reformas comenzadas hacía 14 años; y el castigo de Senaquerib, su asesinato, ocurrió 20 años después de sus campañas contra Judá. Crónicas acorta toda la historia y la termina con las señales características del visto bueno de Dios: Reposo para Israel y fama para Ezequías.
h. El fin del reinado de Ezequías.
Puede ser que estos incidentes corran junto a los eventos que se acaban de describir en lugar de venir después de ellos: En aquellos días Ezequías cayó enfermo. Igual que en la última sección, esta imagen general del rey más importante desde Salomón nos debe advertir que no simplifiquemos demasiado la doctrina de recompensas y castigos. En ningún momento se nos contó que la enfermedad fue el resultado de algún pecado; por otro lado, sanó por medio de la oración, con una señal que mostró que venía pronto. El furor de Dios, tal vez en la forma de la invasión que se acaba de describir, vino como resultado del orgullo; la retirada del invasor vino como resultado de la humildad; aunque la segunda tendría más éxito luego. El esplendor de Ezequías fue como el de Salomón. Los recursos que tenía disponibles se simbolizan adecuadamente en el famoso túnel que llevaba a la ciudad una fuente de agua sin fin, las “aguas de Gihón”[15] que su padre Acaz había desechado porque no quiso confiar en Dios. Ezequías todavía era capaz de fallar la prueba, como en el caso de la embajada de Babilonia que vino aparentemente con un interés astronómico en su “señal”, probablemente también hablando de las posibilidades de una alianza política. Pero su epitafio final es el que le corresponde a un hombre sumamente importante y bueno.
13. Manasés.
En 2 Reyes 21.1–9 se muestra toda la debilidad de Manasés, y lo que Crónicas añade sirve solamente para subrayarla. Él y su padre forman un contraste enorme, como el que vimos inmediatamente antes con Jotam y Acaz: Primero bueno, luego malo, más tarde muy bueno y muy malo. Pero el cuadro que el cronista da es diferente. Al añadir la historia del arrepentimiento de Manasés altera ese modelo; en lugar de servir para mostrar cómo las consecuencias de una reinado malo duran por mucho tiempo, él muestra las consecuencias inmediatas de la primera parte del mal reinado; y en el curso de su vida ve el modelo de Acaz seguido por Ezequías, que refleja también el modelo de Saúl seguido por David en la época antigua y más tarde se verá en el exilio seguido por la restauración.
a. El pecado de Manasés.
Un reinado tan largo, aun más largo que el de Uzías, generalmente se consideraría la marca de la bendición de Dios. Parecería que lo largo del reinado estaría en desacuerdo con una historia de maldad tan constante como se ve en el relato de la historia de Manasés en Reyes. No es sorprendente que el cronista añada 2 Crónicas 33.11–20 al pasaje de Reyes 21.11–20. Pero antes describe al rey en forma peor que a su abuelo Acaz, mencionando brujería y ocultismo, y al Templo, anteriormente cerrado, ahora efectivamente profanado[16]. Sin duda este tipo de prácticas no se hacían solamente por pretexto, sino que se les consideraba un medio religioso para alcanzar un objetivo político, en este caso proteger la posición de Manasés. No aprendió de la historia que esa era la manera de perder la tierra y hasta actuó peor que los cananeos en su necedad autodestructiva.
b. El arrepentimiento de Manasés.
El pecado de Manasés fue tan grande, según Reyes, que a largo plazo hizo que la destrucción de Judá y Jerusalén fuese inevitable. El cronista, más interesado en las consecuencias inmediatas, llega al clímax cuando Manasés y el pueblo se niegan a escuchar la advertencia de Dios, y en seguida sigue eso con la humillación de 2 Crónicas 33.11. Obviamente esto anticipa el día en que Babilonia será la potencia imperial que llevará a muchos israelitas al exilio por muchos años. Se han sugerido varias ocasiones cuando Manasés, forzado por la mayoría de su reino a reconocer a Asiria como señor, pudo haberse portado mal y haber sido castigado.
Las reformas que acompañaron su arrepentimiento son señales típicas de bendición. Su oración se ha perdido; la Oración de Manasés de los libros apócrifos es una composición más nueva.
14. Amón.
El relato de su reino es el más corto en Crónicas y es poco más que un apéndice al anterior. Aquí Amón deshace lo bueno que Manasés hizo en sus últimos años; y la tarea de su hijo Josías será corregir todo lo malo del reinado de Amón. En Reyes, Amón sencillamente añade a los pecados de Manasés, y a Josías le toca rectificar el daño de ambos reinos. No se sabe nada más acerca de la conspiración de 2 Crónicas 33.24 y no hay nada seguro acerca del pueblo de la tierra en 2 Crónicas 33.25.
15. Josías.
Este relato de Josías, del mismo largo del de Reyes[17], tiene diferentes énfasis aun que los dos libros lo consideran un gran hombre. En Reyes todas sus reformas se relacionan con el descubrimiento del “libro de la Ley”; la famosa celebración de la Pascua se menciona brevemente, pero a él se le describe como el mejor de todos los reyes de Judá y el clímax de la historia del reino. Para el cronista el reinado de Ezequías es el más importante y desde ese tiempo Judá ha estado yendo cuesta abajo. Al mismo tiempo no le alcanzan las palabras para elogiar todas las obras piadosas de Josías y esas empiezan mucho antes del descubrimiento del libro en el Templo.
La fecha que se da en 2 Crónicas 34.1–8 ha causado que muchos se pregunten si Reyes y Crónicas están en desacuerdo acerca de cuándo comenzaron las reformas. Los comentaristas difieren sobre cuál libro se propone dar un orden cronológico y cuál uno esquemático. En todo caso, la situación en la historia es el declive en el poderío e influencia de Asiria lo cual le da a Josías más libertad de acción, alivia la presión de Judá, para bien o para mal; a Josías le faltará la solidaridad que hizo posible la unión de Israel bajo Ezequías, y hace que se vuelvan a alinear las potencias internacionales de modo que Egipto y Babilonia pronto serán las potencias a las cuales se tendrá muy en cuenta.
a. Josías el reformador.
El cronista ha rellenado 2 Reyes 22.1–7 de dos modos: Uno es el carácter piadoso de Josías antes de que comenzara la reparación del Templo y sus métodos exhaustivos una vez que comenzó. Ni al mismo Ezequías se le da mérito por esta piedad sin desvío. La frase siendo aún muchacho sin duda indica una búsqueda personal de Dios antes de cumplir los 20 años de edad. Sus primeras reformas fueron muy extensas; los señores asirios de Israel al norte estaban siendo atacados por otros frentes y no podían cuestionar el movimiento hacia el norte de la soberanía de Josías. De manera característica el cronista considera que los que hacían la obra y los músicos compartían igualmente del servicio de los levitas en la casa de Dios.
b. Se halla el libro.
El descubrimiento del libro de la Ley puede ser la recompensa por la devoción de Josías, pero si lo es, es bastante incómoda. No sabemos durante qué período de abandono se perdió el libro y ni siquiera se sabe qué clase de libro era exactamente, aunque la opinión de la mayoría es que era parte de Deuteronomio. Quizá también estaban incluidos más de la Toráh, los primeros cinco libros de la Biblia.
Otro rasgo del excelente carácter de Josías es que busca activamente una palabra de Adonay. La respuesta por parte de la profetisa Hulda es rara porque las maldiciones que el libro anuncia se refieren a pecados cometidos antes del tiempo de Josías y el castigo caerá después de su tiempo. Josías murió por heridas sufridas en la guerra, pero al menos no vivió para ver la caída de Jerusalén como sería la experiencia de la nación. El corazón del pueblo no era como el corazón de su rey. Todos los hombres de Judá, la frase utilizada frecuentemente en reinados anteriores para mostrar la disposición unida de la gente, ahora deben ser obligados a comprometerse al servicio de Dios.
c. La celebración de la Pascua.
Hay solo tres versículos en la historia más antigua acerca de este evento excepcional. Para Josías debe haber sido lo más natural después del pacto que habían renovado entre Israel y Adonay. Estaba ansioso de que se observaran las fechas y tareas apropiadas. La nota curiosa acerca de poner el arca en el Templo puede haber sido una representación de nuevo de la inauguración original del Tabernáculo o del Templo. En la opinión del cronista Ezequías fue el mejor rey, pero la contribución de animales para el sacrificio hecha por Josías fue más exorbitante que la de Ezequías, y las ceremonias se referían directamente a Moisés no solo a David; fue una ocasión única en toda la historia de la monarquía.
d. La muerte de Josías.
En otro agregado al relato de Reyes la muerte de Josías, 13 años más tarde, se conecta aquí con su desobediencia, aunque en circunstancias medio raras. Carquemis iba a ser el lugar donde se reunirían los asirios a sus aliados egipcios, tratando de resistir el poderío de Babilonia que seguía creciendo. Si Josías tuvo razón al ponerse al lado de alguno, no se sabe, pero las palabras del rey egipcio vienen como mensaje de Dios. De alguna manera este mensaje le fue confirmado como uno que debía escuchar. Su muerte fue lamentada profundamente.
16. Los últimos reyes.
Crónicas termina mencionando los detalles más importantes del relato de los últimos cuatro reinados de la monarquía de Rey. En Judá, a Josías lo sucedieron tres hijos y un nieto. A todos se les da los nombres alternativos “del trono”. Nada más se sabe acerca del hijo mayor, Johanán. Parece que el cuarto, Salum, subió al trono primero con el nombre de Joacaz; tres meses más tarde lo sustituyó el segundo, Joacim a quien lo sucedió su hijo Joaquín, después de siete años; finalmente le tocó el turno al hijo que le quedaba a Josías, Sedequías. Estos cambios se debían a los eventos a nivel internacional. Asiria estaba en un declive incurable; Babilonia estaba ansioso de apurarlo; Egipto lo quería hacer demorar. En el transcurso de seis meses en 609 a.C., Josías fue muerto, Joacaz depuesto, Joacim instalado, todo por parte de los egipcios. Pero en la batalla de Carquemis cuatro años más tarde Egipto fue derrotado por los babilonios y ellos fueron los que depusieron a Joaquín el hijo de Joacim, tres meses después de la muerte de Joacim en 597 a.C., y pusieron a Sedequías en el trono para los últimos pocos años que le quedaban a la monarquía, hasta que éste también se rebeló y fue quitado.
Aunque el cronista excluye tanto, vale la pena notar lo que incluye. No menciona la muerte de ningún rey pero sí nota que cada uno en su turno desaparece de la escena, causando la ruina de la monarquía de David. También menciona el saqueo y destrucción final del Templo de Salomón. Y deja bien claro que sea lo que fuere el castigo a largo plazo que todo esto representa, también es el pago inmediato por los pecados de la última generación. Y sin embargo, Israel sobrevive, tanto la nación como la tierra, como lo hacen obvio los últimos versículos del libro aunque terminan en 2 Crónicas 36.21 sin añadir el anuncio de la restauración de Ciro.
a. Joacaz.
Ya en el tiempo de Josías hacía más de un siglo que el Imperio Asirio dominaba el Cercano Oriente. Pero en los últimos años lo apuntalaba Necao, rey de Egipto, quien también fue responsable por la muerte de Josías. Por alguna razón se saltaron a los tres hijos mayores de Josías, quizá Johanán ya había muerto, e hicieron rey al cuarto con el nombre de Joacaz. La multa que se demandaba en 2 Crónicas 36.3 seguramente hizo mermar el tesoro del Templo y después de tres meses Necao quitó a Joacaz del trono y lo sustituyó con su hermano Joacim. El sacerdocio y la monarquía estaban acercándose peligrosamente al fin. El exilio de Joacaz en Egipto fue un adelanto del cautiverio más grave que se venía.
b. Joacim.
Fue durante el reinado de Joacim que Babilonia se apoderó de la región al tomarla de manos de Egipto. Puede ser que el sometimiento de Joacim al poderío babilonio no ocurrió cerca del fin de su reinado, como uno pensaría al leer 2 Crónicas 36.6, y es posible que no haya ido a Babilonia y mucho menos que haya muerto allí. Pero el cronista usa dos veces las palabras fatalistas a Babilonia, en 2 Crónicas 36.6 refiriéndose al rey y en 2 Crónicas 36.7 a los tesoros del Templo. El exilio y el fin del Templo y el trono son más y más inminentes.
c. Joaquín.
El reinado de Joaquín aparece más abreviado que los dos anteriores. Parece que hubo una rebelión en contra de Babilonia que fue la causa por la cual Nabucodonosor vino en persona y mandó llevarle. Lo único que le importa al cronista es que nuevamente tesoros del Templo y del palacio del que ocupa el trono fueron llevados a Babilonia.
d. Sedequías.
El relato del reinado de Sedequías se une con la historia de la ruina final del reino. Su pecado se menciona pero representa el pecado de la nación; las reformas de Josías, tal como se había insinuado entonces, no tuvieron un efecto duradero y el colmo llegó cuando el pueblo se negó a escuchar y a confiar en los mensajes de Dios. En los términos que se han usado tanto desde 2 Crónicas 7.14, no hubo humildad, no se volvieron a Dios y, como consecuencia, no hubo remedio. Se destaca el hecho de que todo lo ha realizado Dios, y lo que está haciendo es llevarse a Babilonia todo lo que queda del Templo de Salomón y toda la población del reino de David. Solo “…la gente más pobre del país”[18] se quedó, pero el cuadro del cronista es que la tierra quedó prácticamente despoblada.
Sin embargo, 2 Crónicas 36.20-21 muestran que Dios tenía la intención de conservar un remanente de su pueblo en Babilonia, que esta tierra también sobreviviría, su devastación era efectivamente el sábado largamente esperado, y que su palabra[19] no estaba contradicha sino confirmada por estos eventos[20].
e. Aclaración.
Estos son los primeros versículos de Esdras, añadidos aquí, no se sabe por quién, para unir las dos historias. Verdaderamente Crónicas no los necesita para completar su mensaje dado que la promesa de restauración ya está incluida en los dos versículos anteriores.
Paralelo histórico de Samuel, Reyes y Crónicas
FECHA SAMUEL Y REYES CRÓNICAS
1107 – 1011 1 Samuel 31 1 Crónicas 10
1011 – 971 2 Samuel 1–4 2 Samuel 5–10 1 Crónicas 11-19
2 Samuel 11–20 2 Samuel 21–24 1 Crónicas 20–29
971 – 931 1 Reyes 1–11 2 Crónicas 1–9
931 – 853 1 Reyes 12–22 2 Crónicas 10–20
853 – 722 2 Reyes 1–17 2 Crónicas 21–36
722 – 586 2 Reyes 18–25 2 Crónicas 21–36
Diferencias entre los libros de Crónicas y de los Reyes
En 1 y 2 Crónicas vemos repetida gran parte de la información
que se encuentra en los libros 1 y 2 Reyes.
El siguiente diagrama indica las diferencias entre los libros.
1 y 2 Reyes 1 y 2 Crónicas
Estilo Realismo Idealismo
Punto de vista Civil y político Espiritual y moral.
Propósito Enjuiciamiento; para documentar Incitación; para instar a
las fallas del pueblo de Dios. los judíos que retornaban
del cautiverio.
Enfoque Reino del norte y del sur; todos Reino del sur de Judá;
los reyes, fuesen buenos o malos. Rey David, Rey Salomón
y los reyes piadosos de Judá.
Discusión sobre Cinco capítulos (1 Reyes 5-8; Veinte capítulos (1 Crónicas
el Templo y la 2 Reyes 12) 13; 15-16; 22-26; 28;
adoración 2 Crónicas 2-7; 24; 29; 30; 34)
[1] 2 Reyes 14.21-22; 15.1-7.
[2] Isaías 6.1. NBLH
[3] Éxodo 30.1-10.
[4] 1 Reyes 12.28-13.5.
[5] 2 Tesalonicenses 2.7. NBLH
[6] Deuteronomio 29.18. La Toráh
[7] Deuteronomio 29.27. Ibid
[8] 1 Reyes 12.32-33.
[9] Números 9.9-11.
[10] Fiesta de las Semanas.
[11] Fiesta de los Tabernáculos.
[12] Ester 4.14.
[13] 2 Reyes 18.13.
[14] Isaías 22.8-11.
[15] 2 Crónicas 32.30. NBLH
[16] Deuteronomio 18.9-13.
[17] 2 Reyes 22.1-23.30.
[18] 2 Reyes 24.14. NBLH
[19] Jeremías 25.11.
[20] Tomemos en cuenta que la historia de Daniel podría ser insertada aquí.
El nombre de Uzías en Reyes es Azarías, que significa “Adonay ayuda”; el nombre aquí, “Adonay es fortaleza”, es muy adecuado para la versión de la historia del cronista porque aunque tiene mucho de ayuda, tiene más sobre la fortaleza.
Regente a los 16 años cuando se llevaron a su padre cautivo, corregente después de que volvió diez años más tarde, y finalmente rey único cuando Amasías fue muerto 15 años después de eso, entonces empezó los próximos 27 años de su largo reinado al capturar y reedificar Elat. Este evento, junto con la lepra de la que se enfermó hacia el fin de su vida, señales de aprobación y desaprobación de Dios respectivamente, es prácticamente todo lo que Reyes tiene para decir acerca de Uzías[1]. Esto indicaría que su reinado fue otro de esos de “buen comienzo pero mal fin” como los últimos dos, y otro eco del de Joás es la influencia de Zacarías en la primera parte buena. Sin embargo, Uzías fue un mejor rey que Joás o Amasías. La historia nos cuenta que él y su contemporáneo del norte Joroboam II dieron a ambos reinos una verdadera prosperidad y poderío gracias al declive y los acontecimientos de la superpotencia Asiria. Las Escrituras nos cuentan que la visión del Señor sentado en su trono otorgada a Isaías “en el año de la muerte del rey Uzías”[2] marcó el fin de su reinado de 52 años y el final de una era significativa.
a. Un buen comienzo.
La edificación de Elat fue una señal tanto de la bendición de Dios como de las cualidades de Uzías que trajeron esa bendición. Significaba que el territorio tanto como el comercio del reino ahora se extendían más lejos que nunca. Marcaba a Uzías como una persona de visión.
Crónicas describe la personalidad detrás de esos logros: La comparación con Amasías no es un comentario sarcástico acerca de Amasías sino que se enfoca en lo bueno que hizo; el “buscar” a Dios es la manera en que el cronista describe su devoción personal; y las instrucciones de Zacarías en el mismo versículo muestran que era suficientemente humilde como para aceptar buen consejo. El resultado es que el pueblo recibió muchas bendiciones por medio de este hombre con visión de futuro. Las bendiciones no son solo militares sino extensos intereses en la agricultura, la base, por supuesto, de la vida económica de la nación. Detrás de todo están las mismas tres palabras clave, afirmadas dos veces: Ayuda, fama, poderoso o lleno de fuerza.
b. Un mal fin.
El poderío de Uzías lo corrompió. Reyes nos cuenta de su lepra; Crónicas añade la razón por ella. El quemar incienso en el Templo era el privilegio de los sacerdotes[3]. Fue precisamente por no obedecer esta ley que el primer rey del reino del norte fue condenado[4]. Intentar ejecutar el rito fue algo malo, pero enojarse cuando lo reprimieron fue lo que causó su castigo.
Recibió lo que merecía casi inmediatamente. Pero hay características que separan a este ejemplo de los anteriores. Uzías no “abandonó” al Señor como tantos otros antes de él. El había ido al corazón de la religión de Israel, y fue por culpa de sus acciones allí y no en otras partes que se le consideró infiel. Sus acciones no se podían disculpar por razón de su juventud o falta de madurez; era un hombre de mucha experiencia. Es casi seguro que su aflicción no fue la lepra en el sentido moderno, sino un tipo de condición de la piel que privaba a alguien de la vida pública en Israel. Su castigo fue la expulsión del Templo, y del palacio y del servicio a su pueblo por el resto de su vida.
10. Jotam.
Jotam hizo conforme a todas las cosas que había hecho su padre Uzías, excepto por la falla resonante de Uzías al final; su reinado corre paralelo al de su padre en el sentido general de su vida y de su rectitud, en el poder que tuvo para edificar en las ciudades y en el campo, para ganar guerras y para recibir tributo. El cronista hace destacar estas señales de bendición y omite las observaciones negativas acerca de ataques a Israel, de modo que todo lo que dice acerca del reinado de Jotam es positivo, lo cual lo hace el primer rey en 170 años, desde Abías, del cual no se escribe nada malo. Después de los últimos tres reinados que comenzaron bien y terminaron mal, el de Jotam es el primero en una serie de tres que son de un solo color; el de él, siendo todo bueno, es completamente distinto al de su hijo el cual fue un desastre total.
Sin embargo, el pueblo ya proveía un contraste con el rey justo. Crónicas es mucho más que el cuento de monarcas cuyas carreras ilustran los principios sencillos que dicen que la obediencia recibe buena recompensa y la desobediencia se castiga. Ya en los reinados de Joram y Atalía, personas buenas no habían aprobado a los soberanos malos; ahora hay corrupción entre la gente a pesar de la rectitud del rey. Así que la nación recibe bendiciones por amor a Jotam y continúa pecando sin castigo hasta “…que aquél que por ahora lo detiene…sea quitado de en medio”[5], y la accesión de Acaz al trono revele la bancarrota tanto del trono como del pueblo. La suya es la generación que Moisés anticipaba que “…se las promete felices en su corazón diciendo: "Aunque me conduzca en la terquedad de mi corazón, todo me irá bien””[6], pero que luego encuentra que se ha equivocado gravemente.
11. Acaz.
El cronista vuelve a escribir el relato de 2 Reyes 16.1–20 y destaca el contraste entre padre e hijo. De Jotam, sin faltas, cambia repentinamente a Acaz del cual no se puede decir nada positivo; él es aun peor que los tres reyes del período de Atalía del siglo pasado. Este relato subraya su infidelidad y cuenta cómo el culto de Adonay había sido sustituido por el culto de dioses extranjeros. La infidelidad del pueblo ahora está al descubierto y el resultado es que se encuentran, en las palabras de la profecía de Moisés mencionadas ya, desarraigados y echados a “…otro país”[7]. Así que el reinado de Acaz recuerda la infidelidad del reino del norte cuando se separó y también anticipa las deportaciones que vendrán en unos 130 años.
Mientras tanto, en una de esas incursiones raras al norte de la frontera, el cronista muestra dos cosas importantes que están ocurriendo allí. Después de haber condenado la soberanía de la casa de David por tanto tiempo, los reyes de Israel finalmente han sido derrotados y deportados por los invasores asirios. El cronista ni menciona el evento sino que sencillamente describe al norte que ahora está sin reyes. La gente del norte, sin embargo, se distingue de sus reyes y todavía se considera “familia” y hasta se arrepiente del pecado cuando Dios les envía un profeta.
De modo que ahora el sur está en condiciones peores que las del norte en toda su historia mientras que el norte está dispuesto a ser restaurado tanto como lo estuvo el sur en su historia. Todo está listo para la venida de Ezequías, el nuevo Salomón, y para la restauración de “todo Israel”.
a. Cautiverio.
Ninguno de los reyes anteriores del sur fue tan malo como Acaz. Sin ningún otro preliminar que 2 Crónicas 28.1, los primeros cuatro versículos dan una lista de sus pecados en creciente orden de infidelidad. Ya que incluye las prácticas abominables por las que Adonay había echado a las naciones cananeas cuando Israel entró en Canaán por primera vez no es de extrañar que Judá empiece a sentir que se le está echando también.
Los ataques de Siria e Israel, no muy exitosos en 2 Reyes 16.5–9, fueron suficientemente eficaces para las observaciones que el cronista quería hacer. En primer lugar, el resultante cautiverio fue un adelanto del cautiverio más grande que va a venir. En segundo lugar, 2 Crónicas 28.5-6 parecen ser reflexiones deliberadas sobre las palabras de Abías en 2 Crónicas 13.11-12 y 15–17: Abandonar a Adonay, el Dios de sus antepasados, resulta en derrotas con gran matanza y en ser entregados en manos de los enemigos, tanto para Israel como para Judá.
b. Los vecinos.
Las circunstancias en Samaria son sorprendentes en varios aspectos. Primero, no solamente hay allí un profeta verdadero sino que también se le escucha. Luego, el revés de las palabras de Abías que prueban que Judá es tan culpable ahora como Israel lo era antes no quiere decir que Israel ahora sea inocente; por el contrario: Dios está enoja do con ambos reinos. Más adelante, cuando aparecen jefes en Samaria se supone que la dinastía de reyes del norte ha llegado a su fin; así que el camino está abierto para que la gente común del norte se reúna con sus hermanos del sur. 2 Crónicas 28.13 parecería lamentar esta posibilidad y también el hecho de que el norte se sintiera culpable. Finalmente, la buena acción en 2 Crónicas 28.15 que afecta a gente de Samaria y de Jericó anticipa la parábola de Jesús en Lucas 10.25–37. Ambos incidentes muestran cómo la gracia de Dios obra a veces asombrando y desconcertando a su pueblo.
c. Acaz pide ayuda a Asiria.
Hay esperanza para el norte. Pero mientras tanto Judá, con Acaz, sigue hundiéndose más y más. Las acometidas filisteas recuerdan los días de Saúl como también la clase de situación de la cual sólo el verdadero rey de Dios puede rescatar a su pueblo. Pero el pueblo y el rey juntos se han rebelado, y ya que se niegan a pedir ayuda al único que se la puede prestar, no se deben sorprender cuando Asiria redujo a Acaz a estrechez en lugar de fortalecerlo. Finalmente, al pedir ayuda a dioses extranjeros y al despojar el Templo completamente todo lo que ha hecho es poner el reino del sur en la posición que estaba el del norte. Solo queda un rayo de esperanza: Que cuando muera, alguien tenga la sabiduría de negarle el sepulcro con los reyes de Israel.
12. Ezequías.
Las Escrituras cuentan la historia de Ezequías en dos formas muy distintas. Al reescribir el libro de Reyes, el cronista extiende los cuatro versículos de las reformas religiosas de Ezequías, y reduce el resto a una tercera parte. Esto no se debe solo a su gran interés en el Templo. En el capítulo 28 ha insinuado que la amenaza que Asiria representa sigue creciendo; los días de su debilidad, cuando el poderío de Uzías tuvo la oportunidad de crecer, ya se han terminado; ha estado ocupando las naciones más pequeñas del Cercano Oriente, incluso Israel, y los primeros tres capítulos del cronista sobre Ezequías se deben leer con vista al inminente peligro de invasión.
El reinado de Acaz puso a Judá al borde de la ruina y destruyó a Israel. El reinado de Ezequías es la oportunidad para que ambos reinos comiencen de nuevo, un poco parecido al final del reinado de Saúl. Mucho de lo que se cuenta aquí recordará esa época, frases como conforme a todas las cosas que había hecho su padre David, que no es solo una fórmula, y capítulos enteros muestran paralelos a la obra de Salomón en capítulos 7–9. Del punto de vista del cronista, Ezequías es el mejor rey descendiente de David que ha vivido desde la época de oro.
a. La reparación y limpieza del Templo.
De la misma manera que Jotam ha sido comparado con Uzías, y Uzías con Amasías, Ezequías se compara con David que murió hace 13 generaciones, y desde 2 Crónicas 29.3 en adelante su obra se asemeja a la de Salomón. Probablemente comenzó “el primer día del año” durante el primer año de su reinado, no inmediatamente después de su accesión al trono, con un discurso formal a los líderes religiosos, levitas debe incluir a los sacerdotes quienes, por supuesto, eran de la tribu de Leví, exigiéndoles que tengan éxito en reparar los estragos que Acaz había hecho en el Templo. Acaz había temido que vendrían muchos problemas y por eso fue en pos de dioses extranjeros, pero Ezequías no tiene dudas de que primeramente había infidelidad en Acaz y esa fue la causa de los problemas, que para ahora incluyen turbación, horror y escarnio, mencionados en Jeremías 29.18, tanto como la primera experiencia de exilio para ambos el norte y el sur. Ahora que hay personas responsables que ocupan el trono y el Templo, la ira de Dios será prevenida. Todo lo que ha profanado el Templo se lleva al valle al este de la ciudad para ser quemado. La obra ha tomado 16 días.
b. El restablecimiento del culto del Templo.
La ceremonia de reabrir el Templo comienza con holocaustos. El sacrificio por el pecado representa purificación por el pasado y el holocausto la consagración para el futuro. Puede ser que el sacrificio de 2 Crónicas 29.21 se iba a ofrecer por los pecados del trono, del Templo y de la nación, pero 2 Crónicas 29.24 parece indicar que Ezequías incluyó a las dos partes de la nación, tanto a Judá como a Israel. A continuación se describen las alabanzas de los que adoraban, aunque todo se hizo simultáneamente. Después de eso, toda la congregación trajo sus ofrendas. Igual que en ocasiones similares en las épocas de Moisés, David y Salomón uno no se sorprende de ver la misma clase de buena disposición, abundancia y gozo. Esta acción popular la puso en movimiento Ezequías; por su parte, él “predicaba” lo que los profetas habían dicho, lo cual era la misma palabra de Adonay; en todo caso, todo se derivaba de lo que Dios había realizado.
c. La invitación a la Pascua.
Después de la reapertura del Templo el primer festival acostumbrado que se celebró en el Templo fue la Pascua. Reyes no menciona esto, y algunos piensan que lo inventó el cronista para justificar las prácticas del Templo de sus propios días y para engrandecer la imagen de Ezequías. Pero no se ha podido probar ese punto y este capítulo es consecuente con el resto de esta historia de Reyes que lo muestra tratando de unir norte y sur alrededor del festival más apropiado para el nuevo comienzo del pueblo de Dios. La decisión de celebrarlo en el segundo mes no fue arbitraria, como la invención de Jeroboam de una religión alternativa para su reino del norte cuando se separó al principio[8]. Todos estaban de acuerdo con Ezequías que dado que no estaban listos en la fecha apropiada, lo mejor era usar la concesión que la ley permitía de celebrar la Pascua un mes más tarde[9]. Esto había sido diseñado para los que estaban ritualmente “impuros”; por ejemplo, por causa de contacto con los muertos, o porque estaban muy lejos de casa: Muy adecuado para un país que se había alejado de Dios y estaba contaminado por el choque mortal de religiones paganas.
La invitación, en términos muy parecidos al discurso del rey a los líderes religiosos, es para todo Israel, norte y sur, Israel y Judá. Un aspecto positivo del énfasis del cronista que uno recibe rápidamente lo que merece es que cada generación puede tener un nuevo comienzo. La reacción del norte es mixta, pero en todos los que se reúnen, como en 2 Crónicas 29.36, de nuevo es la gracia de Dios que los trae.
d. La celebración de la Pascua.
La fiesta de los panes sin levadura y la Pascua iban de la mano; el nombre de cualquiera de las fiestas se podía usar para las dos. Aunque no se sabe la razón por la cual los sacerdotes estaban avergonzados, lo importante es que se necesitaba liderazgo por parte del rey, y sirve para recordar que la monarquía y el sacerdocio se necesitan en la economía de Dios. Las irregularidades en la ceremonia de 2 Crónicas 30.15–20, que, a propósito, sería muy raro que el cronista las inventara, eran de esperarse en una situación tan original, o sea, con un Templo restaurado y una nación unida. Pero Ezequías las pasó por alto porque pudo ver su espíritu más allá de la letra de la ley, y rogó por su pueblo con las palabras de la gran oración de 2 Crónicas 7.14 que se recuerdan también en el clímax de 2 Crónicas 30.27. Los siete días adicionales de 2 Crónicas 30.23 recuerdan la ceremonia original y por primera vez desde la época de Salomón, hubo representantes de todo Israel.
e. Las ofrendas generosas.
Los dioses falsos que habían prometido prosperidad pero no pudieron otorgarla finalmente son repudiados. Es el regreso al Dios verdadero lo que hace posible la generosidad en este capítulo. Lo que Ezequías tiene en mente aquí es continuar la adoración de Dios que había comenzado tan prometedoramente. Como David y Salomón habían hecho antes, Ezequías constituye grupos de sacerdotes y levitas, y les provee lo que necesitan para sus tareas religiosas; y le exige al pueblo que les den sus estipendios. Igual que en ocasiones históricas previas, las ofrendas generosas vienen automáticamente, y no decaen al pasar el año. En el primer mes se abre de nuevo el Templo; en el segundo se celebra la Pascua; en el tercero comienza la cosecha de granos[10] hasta el final de la cosecha de uvas[11] en el séptimo mes. Ezequías bendice a Israel, como lo habían hecho sus grandes antepasados, por la generosidad que ellos también habían visto.
f. La fiel administración.
Una vez que se acepta el principio de “proveer para el ministerio”, Ezequías se dedica a los detalles prácticos del almacenamiento, distribución en las ciudades, y en áreas rurales. Esta obra administrativa, aunque parezca un poco secular, es tanto parte del servicio de la casa de Dios como cualquiera de las otras cosas que emprendió y se hace con cuidado y minuciosidad. Es bastante fácil que la burocracia se haga el enemigo de la vida espiritual, pero hay una gran diferencia entre las estructuras que impiden el trabajo y las que lo encaminan.
g. La invasión asiria.
Ezequías ha llegado al reino “para una ocasión como ésta”[12] en dos sentidos. Nacionalmente, es un tiempo providencial para la renovación tanto del norte como del sur. Internacionalmente, la máquina de guerra asiria está por tocar a la puerta y las campañas de 2 Reyes 18.17–19.36 que el cronista reduce a un solo ataque amenazan la destrucción política de Judá. Esta amenaza es el tema de este capítulo, y se ve a la luz de las reformas religiosas de los capítulos 29–31: donde Reyes da la fecha del año 14 de Ezequías[13], Crónicas dice que pasó después de estas cosas y de esta fidelidad.
Se encontró con gran resistencia. 2 Reyes 18.12 no indica que tenían miedo sino que intentaban ganar tiempo para las obras defensivas detalladas en 2 Crónicas 32.1–8. Para algunas personas de Jerusalén estas obras defensivas eran una alternativa para no confiar en Dios[14], pero para Ezequías eran la expresión de su confianza. El mensaje de Senaquerib demuestra cuán poco sabía de su enemigo porque lo que pensaba que era un insulto a Adonay en realidad era obediencia a él. Son los asirios los que en verdad insultan a Dios al animar al pueblo de Dios a creer que esta vez no actuará para honrar su nombre. Por eso la oración de 2 Crónicas 32.20, contestada por el ángel destructor que causó alguna catástrofe; tanto esto como el asesinato de Senaquerib se encuentran en la historia secular. Note cómo se despliega la recompensa tanto la buena como la mala y cómo se describe en el caso de cada uno de los reyes. La bendición de Ezequías, el término del sitio, fue la recompensa por las reformas comenzadas hacía 14 años; y el castigo de Senaquerib, su asesinato, ocurrió 20 años después de sus campañas contra Judá. Crónicas acorta toda la historia y la termina con las señales características del visto bueno de Dios: Reposo para Israel y fama para Ezequías.
h. El fin del reinado de Ezequías.
Puede ser que estos incidentes corran junto a los eventos que se acaban de describir en lugar de venir después de ellos: En aquellos días Ezequías cayó enfermo. Igual que en la última sección, esta imagen general del rey más importante desde Salomón nos debe advertir que no simplifiquemos demasiado la doctrina de recompensas y castigos. En ningún momento se nos contó que la enfermedad fue el resultado de algún pecado; por otro lado, sanó por medio de la oración, con una señal que mostró que venía pronto. El furor de Dios, tal vez en la forma de la invasión que se acaba de describir, vino como resultado del orgullo; la retirada del invasor vino como resultado de la humildad; aunque la segunda tendría más éxito luego. El esplendor de Ezequías fue como el de Salomón. Los recursos que tenía disponibles se simbolizan adecuadamente en el famoso túnel que llevaba a la ciudad una fuente de agua sin fin, las “aguas de Gihón”[15] que su padre Acaz había desechado porque no quiso confiar en Dios. Ezequías todavía era capaz de fallar la prueba, como en el caso de la embajada de Babilonia que vino aparentemente con un interés astronómico en su “señal”, probablemente también hablando de las posibilidades de una alianza política. Pero su epitafio final es el que le corresponde a un hombre sumamente importante y bueno.
13. Manasés.
En 2 Reyes 21.1–9 se muestra toda la debilidad de Manasés, y lo que Crónicas añade sirve solamente para subrayarla. Él y su padre forman un contraste enorme, como el que vimos inmediatamente antes con Jotam y Acaz: Primero bueno, luego malo, más tarde muy bueno y muy malo. Pero el cuadro que el cronista da es diferente. Al añadir la historia del arrepentimiento de Manasés altera ese modelo; en lugar de servir para mostrar cómo las consecuencias de una reinado malo duran por mucho tiempo, él muestra las consecuencias inmediatas de la primera parte del mal reinado; y en el curso de su vida ve el modelo de Acaz seguido por Ezequías, que refleja también el modelo de Saúl seguido por David en la época antigua y más tarde se verá en el exilio seguido por la restauración.
a. El pecado de Manasés.
Un reinado tan largo, aun más largo que el de Uzías, generalmente se consideraría la marca de la bendición de Dios. Parecería que lo largo del reinado estaría en desacuerdo con una historia de maldad tan constante como se ve en el relato de la historia de Manasés en Reyes. No es sorprendente que el cronista añada 2 Crónicas 33.11–20 al pasaje de Reyes 21.11–20. Pero antes describe al rey en forma peor que a su abuelo Acaz, mencionando brujería y ocultismo, y al Templo, anteriormente cerrado, ahora efectivamente profanado[16]. Sin duda este tipo de prácticas no se hacían solamente por pretexto, sino que se les consideraba un medio religioso para alcanzar un objetivo político, en este caso proteger la posición de Manasés. No aprendió de la historia que esa era la manera de perder la tierra y hasta actuó peor que los cananeos en su necedad autodestructiva.
b. El arrepentimiento de Manasés.
El pecado de Manasés fue tan grande, según Reyes, que a largo plazo hizo que la destrucción de Judá y Jerusalén fuese inevitable. El cronista, más interesado en las consecuencias inmediatas, llega al clímax cuando Manasés y el pueblo se niegan a escuchar la advertencia de Dios, y en seguida sigue eso con la humillación de 2 Crónicas 33.11. Obviamente esto anticipa el día en que Babilonia será la potencia imperial que llevará a muchos israelitas al exilio por muchos años. Se han sugerido varias ocasiones cuando Manasés, forzado por la mayoría de su reino a reconocer a Asiria como señor, pudo haberse portado mal y haber sido castigado.
Las reformas que acompañaron su arrepentimiento son señales típicas de bendición. Su oración se ha perdido; la Oración de Manasés de los libros apócrifos es una composición más nueva.
14. Amón.
El relato de su reino es el más corto en Crónicas y es poco más que un apéndice al anterior. Aquí Amón deshace lo bueno que Manasés hizo en sus últimos años; y la tarea de su hijo Josías será corregir todo lo malo del reinado de Amón. En Reyes, Amón sencillamente añade a los pecados de Manasés, y a Josías le toca rectificar el daño de ambos reinos. No se sabe nada más acerca de la conspiración de 2 Crónicas 33.24 y no hay nada seguro acerca del pueblo de la tierra en 2 Crónicas 33.25.
15. Josías.
Este relato de Josías, del mismo largo del de Reyes[17], tiene diferentes énfasis aun que los dos libros lo consideran un gran hombre. En Reyes todas sus reformas se relacionan con el descubrimiento del “libro de la Ley”; la famosa celebración de la Pascua se menciona brevemente, pero a él se le describe como el mejor de todos los reyes de Judá y el clímax de la historia del reino. Para el cronista el reinado de Ezequías es el más importante y desde ese tiempo Judá ha estado yendo cuesta abajo. Al mismo tiempo no le alcanzan las palabras para elogiar todas las obras piadosas de Josías y esas empiezan mucho antes del descubrimiento del libro en el Templo.
La fecha que se da en 2 Crónicas 34.1–8 ha causado que muchos se pregunten si Reyes y Crónicas están en desacuerdo acerca de cuándo comenzaron las reformas. Los comentaristas difieren sobre cuál libro se propone dar un orden cronológico y cuál uno esquemático. En todo caso, la situación en la historia es el declive en el poderío e influencia de Asiria lo cual le da a Josías más libertad de acción, alivia la presión de Judá, para bien o para mal; a Josías le faltará la solidaridad que hizo posible la unión de Israel bajo Ezequías, y hace que se vuelvan a alinear las potencias internacionales de modo que Egipto y Babilonia pronto serán las potencias a las cuales se tendrá muy en cuenta.
a. Josías el reformador.
El cronista ha rellenado 2 Reyes 22.1–7 de dos modos: Uno es el carácter piadoso de Josías antes de que comenzara la reparación del Templo y sus métodos exhaustivos una vez que comenzó. Ni al mismo Ezequías se le da mérito por esta piedad sin desvío. La frase siendo aún muchacho sin duda indica una búsqueda personal de Dios antes de cumplir los 20 años de edad. Sus primeras reformas fueron muy extensas; los señores asirios de Israel al norte estaban siendo atacados por otros frentes y no podían cuestionar el movimiento hacia el norte de la soberanía de Josías. De manera característica el cronista considera que los que hacían la obra y los músicos compartían igualmente del servicio de los levitas en la casa de Dios.
b. Se halla el libro.
El descubrimiento del libro de la Ley puede ser la recompensa por la devoción de Josías, pero si lo es, es bastante incómoda. No sabemos durante qué período de abandono se perdió el libro y ni siquiera se sabe qué clase de libro era exactamente, aunque la opinión de la mayoría es que era parte de Deuteronomio. Quizá también estaban incluidos más de la Toráh, los primeros cinco libros de la Biblia.
Otro rasgo del excelente carácter de Josías es que busca activamente una palabra de Adonay. La respuesta por parte de la profetisa Hulda es rara porque las maldiciones que el libro anuncia se refieren a pecados cometidos antes del tiempo de Josías y el castigo caerá después de su tiempo. Josías murió por heridas sufridas en la guerra, pero al menos no vivió para ver la caída de Jerusalén como sería la experiencia de la nación. El corazón del pueblo no era como el corazón de su rey. Todos los hombres de Judá, la frase utilizada frecuentemente en reinados anteriores para mostrar la disposición unida de la gente, ahora deben ser obligados a comprometerse al servicio de Dios.
c. La celebración de la Pascua.
Hay solo tres versículos en la historia más antigua acerca de este evento excepcional. Para Josías debe haber sido lo más natural después del pacto que habían renovado entre Israel y Adonay. Estaba ansioso de que se observaran las fechas y tareas apropiadas. La nota curiosa acerca de poner el arca en el Templo puede haber sido una representación de nuevo de la inauguración original del Tabernáculo o del Templo. En la opinión del cronista Ezequías fue el mejor rey, pero la contribución de animales para el sacrificio hecha por Josías fue más exorbitante que la de Ezequías, y las ceremonias se referían directamente a Moisés no solo a David; fue una ocasión única en toda la historia de la monarquía.
d. La muerte de Josías.
En otro agregado al relato de Reyes la muerte de Josías, 13 años más tarde, se conecta aquí con su desobediencia, aunque en circunstancias medio raras. Carquemis iba a ser el lugar donde se reunirían los asirios a sus aliados egipcios, tratando de resistir el poderío de Babilonia que seguía creciendo. Si Josías tuvo razón al ponerse al lado de alguno, no se sabe, pero las palabras del rey egipcio vienen como mensaje de Dios. De alguna manera este mensaje le fue confirmado como uno que debía escuchar. Su muerte fue lamentada profundamente.
16. Los últimos reyes.
Crónicas termina mencionando los detalles más importantes del relato de los últimos cuatro reinados de la monarquía de Rey. En Judá, a Josías lo sucedieron tres hijos y un nieto. A todos se les da los nombres alternativos “del trono”. Nada más se sabe acerca del hijo mayor, Johanán. Parece que el cuarto, Salum, subió al trono primero con el nombre de Joacaz; tres meses más tarde lo sustituyó el segundo, Joacim a quien lo sucedió su hijo Joaquín, después de siete años; finalmente le tocó el turno al hijo que le quedaba a Josías, Sedequías. Estos cambios se debían a los eventos a nivel internacional. Asiria estaba en un declive incurable; Babilonia estaba ansioso de apurarlo; Egipto lo quería hacer demorar. En el transcurso de seis meses en 609 a.C., Josías fue muerto, Joacaz depuesto, Joacim instalado, todo por parte de los egipcios. Pero en la batalla de Carquemis cuatro años más tarde Egipto fue derrotado por los babilonios y ellos fueron los que depusieron a Joaquín el hijo de Joacim, tres meses después de la muerte de Joacim en 597 a.C., y pusieron a Sedequías en el trono para los últimos pocos años que le quedaban a la monarquía, hasta que éste también se rebeló y fue quitado.
Aunque el cronista excluye tanto, vale la pena notar lo que incluye. No menciona la muerte de ningún rey pero sí nota que cada uno en su turno desaparece de la escena, causando la ruina de la monarquía de David. También menciona el saqueo y destrucción final del Templo de Salomón. Y deja bien claro que sea lo que fuere el castigo a largo plazo que todo esto representa, también es el pago inmediato por los pecados de la última generación. Y sin embargo, Israel sobrevive, tanto la nación como la tierra, como lo hacen obvio los últimos versículos del libro aunque terminan en 2 Crónicas 36.21 sin añadir el anuncio de la restauración de Ciro.
a. Joacaz.
Ya en el tiempo de Josías hacía más de un siglo que el Imperio Asirio dominaba el Cercano Oriente. Pero en los últimos años lo apuntalaba Necao, rey de Egipto, quien también fue responsable por la muerte de Josías. Por alguna razón se saltaron a los tres hijos mayores de Josías, quizá Johanán ya había muerto, e hicieron rey al cuarto con el nombre de Joacaz. La multa que se demandaba en 2 Crónicas 36.3 seguramente hizo mermar el tesoro del Templo y después de tres meses Necao quitó a Joacaz del trono y lo sustituyó con su hermano Joacim. El sacerdocio y la monarquía estaban acercándose peligrosamente al fin. El exilio de Joacaz en Egipto fue un adelanto del cautiverio más grave que se venía.
b. Joacim.
Fue durante el reinado de Joacim que Babilonia se apoderó de la región al tomarla de manos de Egipto. Puede ser que el sometimiento de Joacim al poderío babilonio no ocurrió cerca del fin de su reinado, como uno pensaría al leer 2 Crónicas 36.6, y es posible que no haya ido a Babilonia y mucho menos que haya muerto allí. Pero el cronista usa dos veces las palabras fatalistas a Babilonia, en 2 Crónicas 36.6 refiriéndose al rey y en 2 Crónicas 36.7 a los tesoros del Templo. El exilio y el fin del Templo y el trono son más y más inminentes.
c. Joaquín.
El reinado de Joaquín aparece más abreviado que los dos anteriores. Parece que hubo una rebelión en contra de Babilonia que fue la causa por la cual Nabucodonosor vino en persona y mandó llevarle. Lo único que le importa al cronista es que nuevamente tesoros del Templo y del palacio del que ocupa el trono fueron llevados a Babilonia.
d. Sedequías.
El relato del reinado de Sedequías se une con la historia de la ruina final del reino. Su pecado se menciona pero representa el pecado de la nación; las reformas de Josías, tal como se había insinuado entonces, no tuvieron un efecto duradero y el colmo llegó cuando el pueblo se negó a escuchar y a confiar en los mensajes de Dios. En los términos que se han usado tanto desde 2 Crónicas 7.14, no hubo humildad, no se volvieron a Dios y, como consecuencia, no hubo remedio. Se destaca el hecho de que todo lo ha realizado Dios, y lo que está haciendo es llevarse a Babilonia todo lo que queda del Templo de Salomón y toda la población del reino de David. Solo “…la gente más pobre del país”[18] se quedó, pero el cuadro del cronista es que la tierra quedó prácticamente despoblada.
Sin embargo, 2 Crónicas 36.20-21 muestran que Dios tenía la intención de conservar un remanente de su pueblo en Babilonia, que esta tierra también sobreviviría, su devastación era efectivamente el sábado largamente esperado, y que su palabra[19] no estaba contradicha sino confirmada por estos eventos[20].
e. Aclaración.
Estos son los primeros versículos de Esdras, añadidos aquí, no se sabe por quién, para unir las dos historias. Verdaderamente Crónicas no los necesita para completar su mensaje dado que la promesa de restauración ya está incluida en los dos versículos anteriores.
Paralelo histórico de Samuel, Reyes y Crónicas
FECHA SAMUEL Y REYES CRÓNICAS
1107 – 1011 1 Samuel 31 1 Crónicas 10
1011 – 971 2 Samuel 1–4 2 Samuel 5–10 1 Crónicas 11-19
2 Samuel 11–20 2 Samuel 21–24 1 Crónicas 20–29
971 – 931 1 Reyes 1–11 2 Crónicas 1–9
931 – 853 1 Reyes 12–22 2 Crónicas 10–20
853 – 722 2 Reyes 1–17 2 Crónicas 21–36
722 – 586 2 Reyes 18–25 2 Crónicas 21–36
Diferencias entre los libros de Crónicas y de los Reyes
En 1 y 2 Crónicas vemos repetida gran parte de la información
que se encuentra en los libros 1 y 2 Reyes.
El siguiente diagrama indica las diferencias entre los libros.
1 y 2 Reyes 1 y 2 Crónicas
Estilo Realismo Idealismo
Punto de vista Civil y político Espiritual y moral.
Propósito Enjuiciamiento; para documentar Incitación; para instar a
las fallas del pueblo de Dios. los judíos que retornaban
del cautiverio.
Enfoque Reino del norte y del sur; todos Reino del sur de Judá;
los reyes, fuesen buenos o malos. Rey David, Rey Salomón
y los reyes piadosos de Judá.
Discusión sobre Cinco capítulos (1 Reyes 5-8; Veinte capítulos (1 Crónicas
el Templo y la 2 Reyes 12) 13; 15-16; 22-26; 28;
adoración 2 Crónicas 2-7; 24; 29; 30; 34)
[1] 2 Reyes 14.21-22; 15.1-7.
[2] Isaías 6.1. NBLH
[3] Éxodo 30.1-10.
[4] 1 Reyes 12.28-13.5.
[5] 2 Tesalonicenses 2.7. NBLH
[6] Deuteronomio 29.18. La Toráh
[7] Deuteronomio 29.27. Ibid
[8] 1 Reyes 12.32-33.
[9] Números 9.9-11.
[10] Fiesta de las Semanas.
[11] Fiesta de los Tabernáculos.
[12] Ester 4.14.
[13] 2 Reyes 18.13.
[14] Isaías 22.8-11.
[15] 2 Crónicas 32.30. NBLH
[16] Deuteronomio 18.9-13.
[17] 2 Reyes 22.1-23.30.
[18] 2 Reyes 24.14. NBLH
[19] Jeremías 25.11.
[20] Tomemos en cuenta que la historia de Daniel podría ser insertada aquí.