Capítulo 6
Uno de los milagros clave es definitivamente el
de la multiplicación de los panes y los peces, que aparece registrado en los cuatro Evangelios.
Es de gran importancia porque es una alegoría del propio Pan de vida: Cristo
Jesús, que se multiplica en el corazón de los que en Él creen para llenar toda
la tierra.
1. 6.1-2 Una vez más, Juan hace un “punto y aparte” para dar por sentado que cambia el tema. Jesús se traslada al otro lado de donde estaba, según Mateo, Marcos y Lucas a Betsaida oriental. Ahí llegó mucha gente que iba tras Jesús porque estaban maravillados por las sanidades y milagros. Jesús tenía compasión de ellos, porque en realidad los líderes religiosos no los guiaban bien, sino que hacían lo que querían, ya que eran ciegos espirituales ellos mismos.
En el Antiguo Testamento se llama el mar de Cineret o mar de Cinerot, y en el Nuevo Testamento el mar de Galilea, mar de Tiberias o lago de Genezaret. Tiene forma de pera con una considerable protuberancia en el oeste, y es como de 21 kilómetros de largo de norte a sur y de 11 kilómetros de ancho. Hay una variación en profundidad de 40 a 48 metros siendo la parte más profunda donde corre el Jordán que entra a él en el norte y sale en el sur, supliendo la mayor parte del agua de este mar. El agua es clara y dulce, y usada por todos los habitantes para todos propósitos. Está a 209 metros bajo el nivel del mar, y abunda en muchas variedades de peces.
Al este y oeste las montañas suben a una altura de 609 metros y las colinas de Neftalí al norte parece que terminan en la cumbre nevada del monte Hermón. La tierra fértil junto con la temperatura, que es mucho más caliente que en las tierras altas, hacen que el tiempo de las cosechas alrededor del lago sean casi un mes más temprano que en las regiones un poco más lejanas. Hay por una breve temporada, en la primavera, tal hermosura de vegetación subtropical que parece un verdadero paraíso. Vista desde la montaña, el agua del lago se ve de un hermoso color azul y en la estación de la primavera abunda la vegetación en la playa, por lo cual el mar ha sido bien descrito como un zafiro en un engaste de esmeralda. El lago le da vida al paisaje como el ojo al rostro humano, por lo cual con frecuencia se le ha llamado “el ojo de Galilea”. Al descender del monte Tabor en un día de primavera, de repente aparece el mar rodeado de tierra adornada con su más hermosa vestidura; aun cuando le demos una sola mirada, nunca podremos olvidar la sensación de aquel momento[1].
2. 6.3-4 Jesús tenía la costumbre de subir a lo alto de los montes y desde ahí observaba lo que ocurría y podía dar las enseñanzas a sus discípulos. Eran muchos las personas que venían y Él se junta con sus discípulos.
La pascua de Éxodo 12 se refiere al acontecimiento histórico original de la liberación de Israel de la esclavitud egipcio y a la posterior conmemoración institucional periódica de dicho acontecimiento. Íntimamente ligados, aunque independientes, están la prohibición de la levadura, que simbolizaba el apresuramiento de esa inolvidable noche del éxodo, y la posterior dedicación de los primogénitos, con las ofrendas correspondientes, que conmemoraban a los primogénitos divinamente protegidos en las casas con la sangre rociada. Es muy posible que Moisés haya adoptado costumbres ceremoniales más antiguas, el pan sin levadura era un festival agrícola, la pascua una fiesta nómada y pastoril. Originariamente la Pascua puede haber tenido vínculos con la circuncisión, la demonolatría, el culto a la fertilidad, o la oblación por los primogénitos. Hasta el 70 después de Cristo, la Pascua se celebró en Jerusalén, en cualquier casa dentro de los límites de la ciudad, y en grupos pequeños; al cordero se lo mataba ritualmente en el recinto del Templo. Cuando tanto el Templo como la nación palestina fueron destruidos por la guerra, la Pascua inevitablemente se convirtió en ceremonia doméstica.
Los samaritanos siguen observando en forma meticulosa su antiguo rito pascual israelita anualmente en el monte Gerizim, en absoluta conformidad con el Pentateuco, celebrando la Pascua y la fiesta de los panes sin levadura en forma completamente separada. A diferencia de los judíos, siguen utilizando un cordero. Ahora se utilizan las laderas de Gerizim, ya que la cumbre ha sido profanada ritualmente por un cementerio musulmán. Apoyan sus pretensiones leyendo, como variante, “Gerizim” en lugar de “Ebal” en Deuteronomio 27.4 y también relacionando Deuteronomio 12.5, 14; 16.6 con Gerizim, y no con Sión. Durante un tiempo hubo un Templo samaritano rival en Gerizim, aunque se discuten las fechas precisas en que funcionó.
Éxodo 12, punto natural para comenzar el estudio, sugiere las siguientes consideraciones principales.
a. Pascua, palabra hebrea “pesah”, proviene de un verbo que significa “pasar por alto”, en el sentido de “perdonar, excusar”[2]. Este significado proporciona un sentido excelente; no es necesario desestimar el punto de vista tradicional y antiguo de que Dios literalmente pasó por alto o por encima de las casas de los israelitas que estaban marcadas con la sangre rociada, mientras que hirió a los primogénitos en las casas de los egipcios. El término se usa tanto para la ordenanza como para la víctima del sacrificio.
b. Abib, luego llamado Nisán, el mes en que maduran las espigas y el de la primera Pascua, se estableció, en consecuencia, como el primer mes del año judío[3].
c. ¿Fue habitualmente un cordero la víctima pascual, como se cree popularmente? En Deuteronomio 16.2 la elección del tipo de animal es incuestionablemente más amplia; en Éxodo 12 depende de la exégesis. Algunos restringen la palabra hebrea a las categorías de la oveja y la cabra, sin tener en cuenta la edad; otros al cordero o al cabrito. No hay acuerdo total en cuanto al significado de la frase “hijo de un año”. Para algunos esto significa primal, de 12 a 24 meses de edad, es decir un animal plenamente desarrollado. Pero la exégesis tradicional, que toma los 12 meses como el límite superior, no el inferior, no ha sido enteramente refutada. Las indicaciones talmúdicas parecieran limitar la legitimidad de la víctima para la Pascua a las familias de la oveja y la cabra, apoyándose en Éxodo más que en Deuteronomio. La elección entre cordero o cabrito, cordero o cabra, recibe corroboración várias veces, pero no cabe duda de que tomando las referencias en conjunto se establece una cierta preferencia por el cordero. Una disposición excluye al animal hembra, o al macho que ha sobrepasado los dos años, lo cual aportaría apoyo tácito a la interpretación del primal. Mas un pasaje contradictorio declara categóricamente que el sacrificio de la Pascua es válido a partir del octavo día de vida. Si el uso universal del cordero no puede demostrarse con seguridad sobre la base de la Escritura o el Talmud, por lo menos está claro que dicha práctica fue fuertemente sancionada por el uso tradicional. Resulta interesante y significativo que los samaritanos, siguiendo antiguos precedentes, continúen sacrificando un cordero en las laderas del monte Gerizim hasta el día de hoy.
d. En la noche de la pascua en Egipto, los dinteles y los parantes de todas las puertas israelitas fueron rociadas con la sangre de la víctima. La sangre se llevaba en un tazón y se aplicaba con un hisopo, o sea el follaje de la mejorana, emblema común de pureza.
e. La frase “entre las dos tardes” en Éxodo 12.6 ha recibido dos interpretaciones diferentes, según prácticas comunitarias diversas: ya sea entre las 3 de la tarde y la puesta del sol, como sostenían y practicaban los fariseos o como sostenían los samaritanos y otros, entre la puesta del sol y la hora en que oscurece. La primera interpretación, como lo señala Edersheim, proporciona más tiempo para la matanza de los innumerables corderos, y probablemente sea la más acertada.
f. Éxodo 12.43–49 excluye a los gentiles de la participación en la Pascua, pero no a los prosélitos, naturalmente, de los que se esperaba que cumpliesen plenamente; incluso se las obligaba a hacerlo.
Todo el dramatismo y el sentido interior de Éxodo 12 está contenido en diecisiete palabras griego cargadas de significación en Hebreos 11.28.
La Pascua de Deuteronomio 16 difiere en importantes sentidos menores de la de Éxodo 12. Ha desaparecido el hincapié que se ponía en la sangre; una ceremonia esencialmente doméstica se ha convertido en un sacrificio más formal, que se cumple en un santuario central, con una elección más amplia de victimas; el versículo 7 estipula que se deberá cocer el animal, no asarlo; la Pascua y el pan sin levadura, denominado aquí pan de aflicción, están más integralmente vinculados que en Éxodo. Se trata de evolución, el acontecimiento se transforma en institución, no en contradicción; más todavía, se acerca más a lo que registra el Nuevo Testamento en relación con la Pascua. No es necesario suponer un gran lapso entre los pasajes; el cambio de las circunstancias puede haber sido anticipado proféticamente en el período del desierto. Se registra incluso que se instituyó una segunda Pascua, que se celebraba un mes más tarde, para beneficio de los que estaban levíticamente impuros en el momento de la celebración de la primera[4].
La Pascua se celebraba en los llanos de Jericó durante la conquista[5]. En las celebraciones de Ezequías[6] y Josías[7], se considera que el lugar apropiado es el Templo de Jerusalén. La ceremonia de Ezequías aprovecha la segunda Pascua legítima mencionada antes, porque la gente no está congregada en Jerusalén, y los sacerdotes no se encuentran en estado de pureza levítica, en la fecha más temprana. La breve referencia de Ezequiel[8] trata de la pascua en el Templo ideal concebido por él. Los tres puntos de interés son la participación más plena del líder secular, el hecho de un sacrificio por el pecado, y la total transformación de la celebración familiar en ceremonia pública. Las víctimas que se especifican incluyen novillos, carneros, y cabritos. Las prescripciones de Deuteronomio están considerablemente ampliadas, aunque no se trata de un esquema nuevo.
La práctica judaica en los últimos días del Templo herodiano se refleja en el tratado denominado Pesah de la Misná. El pueblo se reunía en grupos en el patio exterior del Templo para matar las víctimas pascuales. Los sacerdotes se ubicaban en dos filas; en una fila cada uno de los sacerdotes tenía un tazón de oro, y en la otra un tazón de plata. El tazón que recibía la sangre del animal que moría se pasaba de mano en mano en un intercambio continuo hasta el otro extremo de la fila, donde el último sacerdote echaba la sangre en forma ritual sobre el altar. Todo esto se hacía al tiempo que se cantaba el Hallel[9]. Los grupos celebrantes generalmente constituían unidades familiares, pero también existían otros vínculos, tales como el que ligaba a nuestro Señor a sus discípulos.
En la época neotestamentaria, todos los israelitas varones debían concurrir a Jerusalén tres veces por año, para la fiesta de la Pascua, la de las semanas o Pentecostés, y la de los Tabernáculos. Incluso los judíos de la dispersión a veces cumplían; la población temporaria de la ciudad santa podía llegar hasta casi los tres millones según Josefo[10], cifra limitada en forma más realista a 180.000 por J. Jeremias[11]. Después de buscar a la luz de las velas rastros de la levadura prohibida, además de otros preparativos minuciosos, la cena pascual misma se comía en posición reclinada. Incluía los elementos simbólicos siguientes: Cordero asado, pan sin levadura, hierbas amargas, algunos condimentos menores, y cuatro copas de vino en momentos determinados. El lavado ritual de las manos se observaba cuidadosamente. La mesa, más probablemente el piso, se limpiaba antes de la segunda copa de vino, se relataba la historia de la Pascua egipcia y el éxodo en un diálogo entre padre e hijo. Luego se volvían a traer los platos de comida, se cantaba parte del Hallel, seguido esto por la segunda copa de vino. Luego se procedía a partir el pan. En la última Cena probablemente fue a esta altura que Judas recibió el pan mojado, y salió a la oscuridad de la noche con el propósito de traicionar a su Maestro[12]. En esa noche fatídica, puede suponerse que la institución de la Cena del Señor o eucaristía estuvo asociada con la tercera copa de vino. El canto del Hallel se completaba con la cuarta copa, seguramente el himno de Mateo 26.30. Se supone aquí que la última Cena coincidió con la Pascua reglamentaria, a pesar de las negativas de ciertos opositores.
El simbolismo, “Cristo nuestra pascua”, “Cordero de Dios”, resulta familiar por su uso en el Nuevo Testamento. Hemos visto que el cordero tradicional, si no puede demostrarse en todos los casos, tiene precedentes amplios. Se afirma en Éxodo 12.46 y Números 9.12 que ningun hueso de la víctima pascual ha de ser quebrado. Este pequeño detalle se cumple tipológicamente cuando se aplica reverentemente al Crucificado[13].
Después de la destrucción del Templo de Jerusalén en el 70 después de Cristo cesó toda posibilidad de matar las víctimas en forma ritual, y la Pascua judía se transformó nuevamente en la fiesta familiar que fuera en los primeros tiempos: la rueda había completado el círculo. Mientras que la Iglesia y la sinagoga habrían de seguir caminos separados finalmente, el hábito de celebrar la Pascua habría de continuar entre ciertos cristianos por un tiempo, particularmente entre los de origen judío o los prosélitos. Pero la Cena del Señor vino a remplazar al mandato judío, así como el bautismo remplazó a la circuncisión[14].
3. 6.5-6 Parece que cuando Jesús estaba con sus discípulos, probablemente conversaba con ellos o les enseñaba algo, pero luego levantó su vista y pudo contemplar a toda la gente que venía tras Él. Los otros evangelistas nos narran el comentario hecho por los discípulos, que le aconsejaron que los despidiera ya que estaban preocupados por el alimento para tanta gente. Pero Jesús piensa de manera diferente. Eso es lo que habían hecho los religiosos judíos: Cuando el pueblo tenía una necesidad, les habían dejado solos, que cada cual resolviera sus problemas. Pero Él tiene corazón de Pastor y no va a dejar al pueblo sufriendo.
4. 6.7 Felipe piensa como hombre limitado y por ello sus cálculos, aunque pueden ser correctos, no son acertados para Jesús.
El denario fue una antigua moneda romana de plata acuñada aproximadamente entre el 268 a. C. y el 360. Su valor inicial equivalía a 10 ases, de ahí su nombre y su símbolo: “X”.
En 212 a.C., el denario pasó a convertirse en la base del nuevo sistema monetario sustituyendo al as como moneda de referencia al pasar del patrón cobre al patrón plata. Este nuevo sistema monetario estaba formado, además de por el denario, por el quinario, por el sestercio y por el as.
Según Tito Livio, la primera acuñación del denario se remonta al año 268 a.C. Su peso inicial fue de 4,54 gramos, la sexta parte de una onza, aunque en el año 217 a.C., a raíz de la Lex Flaminia, su peso fue fijado en 3,90 gramos pasando a equivaler 16 ases. Con este valor se mantendrá hasta el año 64 en el que Nerón reducirá su peso hasta los 3,4 gramos. Las reducciones en el peso del denario continuarán, fijándose en 2,36 gramos bajo el mandato de Marco Aurelio y en los 1,70 gramos durante el gobierno de Septimio Severo. La progresiva devaluación del denario continuó hasta que bajo el reinado de Caracalla se introdujo el Antoniniano, moneda que acabaría por sustituir completamente al denario bajo el gobierno de Gordiano III.
Los tipos del anverso en los denarios y sus divisores fueron al principio figuras de divinidades romanas, a semejanza de los ases, llevando, al igual que los quinarios, la cabeza de Roma personificada, cubierta con gálea o casco, que muchos confunden con Minerva. En el reverso, llevan la figura de Dioscuros, Cástor y Pólux, tirando del carro de la Victoria o una cuadriga arrastrando el carro de Júpiter o de Marte, de donde vienen los nombres de bigados y cuadrigados que se suelen dar a dichas piezas. Mucho más tarde, en sucesivas emisiones, irán desapareciendo las referidas divinidades para dar lugar a figuras muy variadas, según el capricho del magistrado que dirigía la acuñación y que consistían en representaciones de antiguos personajes, recuerdos de familia, emblemas o símbolos de la misma, y después, hazañas o empresas del respectivo magistrado. Llegado el final de la República o época del Triunvirato de Julio César, empezó a figurar en una cara de las monedas el retrato del personaje que las autorizaba[15].
Un denario representa el salario que se paga a un obrero por un día de trabajo, así que 200 denarios está hablando de más de siete meses de trabajo.
5. 6.8-9 Andrés comienza su diálogo con un toque diferente al de Felipe, él era un hombre muy positivo. Pero de pronto, probablemente al ver la cara de sus condiscípulos, hace una pregunta llena de aflicción: ¿qué es esto para tantos?
6. 6.10 Ahora Jesús entra en acción, y cuando Dios actúa, no hay problema grande. Les manda recostar porque esa era la postura normal para comer. Quizá los discípulos se miraban uno al otro sin poder entender lo que su Maestro estaba haciendo. No era lógico, si no había comida, no tenía sentido recostarse. También la gente debió haberse sentido extraña, se les pedía que actuaran como si pudieran ver la comida, pero ellos venían a ver un milagro y por eso deciden obedecer.
Cuando llegué a la Iglesia, saliendo de un grupo en donde me habían sumergido, se me dijo que debía ser sumergido, algo que he visto a muchos que se niegan hacer porque consideran que no es necesario, pero pensé: Si cuando me sumergieron estaba bien, ahora solo voy a salir mojado; pero si estaba mal, ahora lo voy a hacer bien.
Aunque nuestra fe no es necesaria para que Dios haga milagros, la obediencia a la Palabra de Dios no puede ser negada si queremos obtener sus bendiciones.
7. 6.11 ¡Qué ejemplo nos da el mismo Jesús! Cada vez que en mi familia tomamos los alimentos, agradecemos a Dios por ellos, y hemos notado, cuando comemos en un restaurante que al elevar nuestra oración de gracias, algunos de los comensales que están ahí, se extrañan, pero otros se unen en nuestra plegaria.
8. 6.12-13 La enseñanza de este pasaje es decir no al desperdicio. Las cosas que tenemos no son nuestras, sino que han sido puestas a nuestro cuidado, por lo tanto, no debemos desperdiciar nada.
Hay teólogos materialistas que se niegan ver en esto un milagro y tratan de minimizar el asunto al punto de hacer creer que en realidad lo que pasó fue que por el ejemplo del muchacho, los que traían alimentos lo compartieron, pero la Biblia habla precisamente de los panes de cebada y los pececillos. Decir más, es pecado.
9. 6.14 Ahora es que recuerdan estos hombres el pasaje de Deuteronomio 18.15, pero no tenían el pensamiento espiritual de rendirse a los pies del Salvador, sino que su pensamiento iba en dirección carnal.
10. 6.15 Los judíos estaban sometidos a los romanos y buscaban cualquier oportunidad para tratar de liberarse de este yugo, por lo que vieron en Jesús a quien podría comenzar una revolución utilizando el poder que Él había demostrado poseer.
Ellos pensaban en términos terrenales y no comprendían que si bien Jesús quería ser “Rey”, lo era de sus vidas, no de una nación. De esta manera piensan los premilenialistas, que aseguran que Jesús vendrá a instaurar un reinado de mil años en la tierra. ¡Jesús reina hoy sobre quien le ha entregado su vida!
[1] Diccionario de Geografía Bíblica. El Mar de Galilea.
[2] Éxodo 12.13, 27.
[3] Éxodo 12.2; Deuteronomio 16.1.
[4] Números 9.1–14.
[5] Josué 5.10.
[6] 2 Crónicas 30.1–27.
[7] 2 Crónicas 35.1–19.
[8] Ezequiel 45.21–24.
[9] Salmos 113–118.
[10] Josefo, Guerras de los judíos 6. 425.
[11] Jerusalén en tiempos de Jesús, 1977.
[12] Juan 13.30.
[13] Juan 19.36.
[14] Diccionario Certeza. Pascua.
[15] Wikipedia. Denario.
1. 6.1-2 Una vez más, Juan hace un “punto y aparte” para dar por sentado que cambia el tema. Jesús se traslada al otro lado de donde estaba, según Mateo, Marcos y Lucas a Betsaida oriental. Ahí llegó mucha gente que iba tras Jesús porque estaban maravillados por las sanidades y milagros. Jesús tenía compasión de ellos, porque en realidad los líderes religiosos no los guiaban bien, sino que hacían lo que querían, ya que eran ciegos espirituales ellos mismos.
En el Antiguo Testamento se llama el mar de Cineret o mar de Cinerot, y en el Nuevo Testamento el mar de Galilea, mar de Tiberias o lago de Genezaret. Tiene forma de pera con una considerable protuberancia en el oeste, y es como de 21 kilómetros de largo de norte a sur y de 11 kilómetros de ancho. Hay una variación en profundidad de 40 a 48 metros siendo la parte más profunda donde corre el Jordán que entra a él en el norte y sale en el sur, supliendo la mayor parte del agua de este mar. El agua es clara y dulce, y usada por todos los habitantes para todos propósitos. Está a 209 metros bajo el nivel del mar, y abunda en muchas variedades de peces.
Al este y oeste las montañas suben a una altura de 609 metros y las colinas de Neftalí al norte parece que terminan en la cumbre nevada del monte Hermón. La tierra fértil junto con la temperatura, que es mucho más caliente que en las tierras altas, hacen que el tiempo de las cosechas alrededor del lago sean casi un mes más temprano que en las regiones un poco más lejanas. Hay por una breve temporada, en la primavera, tal hermosura de vegetación subtropical que parece un verdadero paraíso. Vista desde la montaña, el agua del lago se ve de un hermoso color azul y en la estación de la primavera abunda la vegetación en la playa, por lo cual el mar ha sido bien descrito como un zafiro en un engaste de esmeralda. El lago le da vida al paisaje como el ojo al rostro humano, por lo cual con frecuencia se le ha llamado “el ojo de Galilea”. Al descender del monte Tabor en un día de primavera, de repente aparece el mar rodeado de tierra adornada con su más hermosa vestidura; aun cuando le demos una sola mirada, nunca podremos olvidar la sensación de aquel momento[1].
2. 6.3-4 Jesús tenía la costumbre de subir a lo alto de los montes y desde ahí observaba lo que ocurría y podía dar las enseñanzas a sus discípulos. Eran muchos las personas que venían y Él se junta con sus discípulos.
La pascua de Éxodo 12 se refiere al acontecimiento histórico original de la liberación de Israel de la esclavitud egipcio y a la posterior conmemoración institucional periódica de dicho acontecimiento. Íntimamente ligados, aunque independientes, están la prohibición de la levadura, que simbolizaba el apresuramiento de esa inolvidable noche del éxodo, y la posterior dedicación de los primogénitos, con las ofrendas correspondientes, que conmemoraban a los primogénitos divinamente protegidos en las casas con la sangre rociada. Es muy posible que Moisés haya adoptado costumbres ceremoniales más antiguas, el pan sin levadura era un festival agrícola, la pascua una fiesta nómada y pastoril. Originariamente la Pascua puede haber tenido vínculos con la circuncisión, la demonolatría, el culto a la fertilidad, o la oblación por los primogénitos. Hasta el 70 después de Cristo, la Pascua se celebró en Jerusalén, en cualquier casa dentro de los límites de la ciudad, y en grupos pequeños; al cordero se lo mataba ritualmente en el recinto del Templo. Cuando tanto el Templo como la nación palestina fueron destruidos por la guerra, la Pascua inevitablemente se convirtió en ceremonia doméstica.
Los samaritanos siguen observando en forma meticulosa su antiguo rito pascual israelita anualmente en el monte Gerizim, en absoluta conformidad con el Pentateuco, celebrando la Pascua y la fiesta de los panes sin levadura en forma completamente separada. A diferencia de los judíos, siguen utilizando un cordero. Ahora se utilizan las laderas de Gerizim, ya que la cumbre ha sido profanada ritualmente por un cementerio musulmán. Apoyan sus pretensiones leyendo, como variante, “Gerizim” en lugar de “Ebal” en Deuteronomio 27.4 y también relacionando Deuteronomio 12.5, 14; 16.6 con Gerizim, y no con Sión. Durante un tiempo hubo un Templo samaritano rival en Gerizim, aunque se discuten las fechas precisas en que funcionó.
Éxodo 12, punto natural para comenzar el estudio, sugiere las siguientes consideraciones principales.
a. Pascua, palabra hebrea “pesah”, proviene de un verbo que significa “pasar por alto”, en el sentido de “perdonar, excusar”[2]. Este significado proporciona un sentido excelente; no es necesario desestimar el punto de vista tradicional y antiguo de que Dios literalmente pasó por alto o por encima de las casas de los israelitas que estaban marcadas con la sangre rociada, mientras que hirió a los primogénitos en las casas de los egipcios. El término se usa tanto para la ordenanza como para la víctima del sacrificio.
b. Abib, luego llamado Nisán, el mes en que maduran las espigas y el de la primera Pascua, se estableció, en consecuencia, como el primer mes del año judío[3].
c. ¿Fue habitualmente un cordero la víctima pascual, como se cree popularmente? En Deuteronomio 16.2 la elección del tipo de animal es incuestionablemente más amplia; en Éxodo 12 depende de la exégesis. Algunos restringen la palabra hebrea a las categorías de la oveja y la cabra, sin tener en cuenta la edad; otros al cordero o al cabrito. No hay acuerdo total en cuanto al significado de la frase “hijo de un año”. Para algunos esto significa primal, de 12 a 24 meses de edad, es decir un animal plenamente desarrollado. Pero la exégesis tradicional, que toma los 12 meses como el límite superior, no el inferior, no ha sido enteramente refutada. Las indicaciones talmúdicas parecieran limitar la legitimidad de la víctima para la Pascua a las familias de la oveja y la cabra, apoyándose en Éxodo más que en Deuteronomio. La elección entre cordero o cabrito, cordero o cabra, recibe corroboración várias veces, pero no cabe duda de que tomando las referencias en conjunto se establece una cierta preferencia por el cordero. Una disposición excluye al animal hembra, o al macho que ha sobrepasado los dos años, lo cual aportaría apoyo tácito a la interpretación del primal. Mas un pasaje contradictorio declara categóricamente que el sacrificio de la Pascua es válido a partir del octavo día de vida. Si el uso universal del cordero no puede demostrarse con seguridad sobre la base de la Escritura o el Talmud, por lo menos está claro que dicha práctica fue fuertemente sancionada por el uso tradicional. Resulta interesante y significativo que los samaritanos, siguiendo antiguos precedentes, continúen sacrificando un cordero en las laderas del monte Gerizim hasta el día de hoy.
d. En la noche de la pascua en Egipto, los dinteles y los parantes de todas las puertas israelitas fueron rociadas con la sangre de la víctima. La sangre se llevaba en un tazón y se aplicaba con un hisopo, o sea el follaje de la mejorana, emblema común de pureza.
e. La frase “entre las dos tardes” en Éxodo 12.6 ha recibido dos interpretaciones diferentes, según prácticas comunitarias diversas: ya sea entre las 3 de la tarde y la puesta del sol, como sostenían y practicaban los fariseos o como sostenían los samaritanos y otros, entre la puesta del sol y la hora en que oscurece. La primera interpretación, como lo señala Edersheim, proporciona más tiempo para la matanza de los innumerables corderos, y probablemente sea la más acertada.
f. Éxodo 12.43–49 excluye a los gentiles de la participación en la Pascua, pero no a los prosélitos, naturalmente, de los que se esperaba que cumpliesen plenamente; incluso se las obligaba a hacerlo.
Todo el dramatismo y el sentido interior de Éxodo 12 está contenido en diecisiete palabras griego cargadas de significación en Hebreos 11.28.
La Pascua de Deuteronomio 16 difiere en importantes sentidos menores de la de Éxodo 12. Ha desaparecido el hincapié que se ponía en la sangre; una ceremonia esencialmente doméstica se ha convertido en un sacrificio más formal, que se cumple en un santuario central, con una elección más amplia de victimas; el versículo 7 estipula que se deberá cocer el animal, no asarlo; la Pascua y el pan sin levadura, denominado aquí pan de aflicción, están más integralmente vinculados que en Éxodo. Se trata de evolución, el acontecimiento se transforma en institución, no en contradicción; más todavía, se acerca más a lo que registra el Nuevo Testamento en relación con la Pascua. No es necesario suponer un gran lapso entre los pasajes; el cambio de las circunstancias puede haber sido anticipado proféticamente en el período del desierto. Se registra incluso que se instituyó una segunda Pascua, que se celebraba un mes más tarde, para beneficio de los que estaban levíticamente impuros en el momento de la celebración de la primera[4].
La Pascua se celebraba en los llanos de Jericó durante la conquista[5]. En las celebraciones de Ezequías[6] y Josías[7], se considera que el lugar apropiado es el Templo de Jerusalén. La ceremonia de Ezequías aprovecha la segunda Pascua legítima mencionada antes, porque la gente no está congregada en Jerusalén, y los sacerdotes no se encuentran en estado de pureza levítica, en la fecha más temprana. La breve referencia de Ezequiel[8] trata de la pascua en el Templo ideal concebido por él. Los tres puntos de interés son la participación más plena del líder secular, el hecho de un sacrificio por el pecado, y la total transformación de la celebración familiar en ceremonia pública. Las víctimas que se especifican incluyen novillos, carneros, y cabritos. Las prescripciones de Deuteronomio están considerablemente ampliadas, aunque no se trata de un esquema nuevo.
La práctica judaica en los últimos días del Templo herodiano se refleja en el tratado denominado Pesah de la Misná. El pueblo se reunía en grupos en el patio exterior del Templo para matar las víctimas pascuales. Los sacerdotes se ubicaban en dos filas; en una fila cada uno de los sacerdotes tenía un tazón de oro, y en la otra un tazón de plata. El tazón que recibía la sangre del animal que moría se pasaba de mano en mano en un intercambio continuo hasta el otro extremo de la fila, donde el último sacerdote echaba la sangre en forma ritual sobre el altar. Todo esto se hacía al tiempo que se cantaba el Hallel[9]. Los grupos celebrantes generalmente constituían unidades familiares, pero también existían otros vínculos, tales como el que ligaba a nuestro Señor a sus discípulos.
En la época neotestamentaria, todos los israelitas varones debían concurrir a Jerusalén tres veces por año, para la fiesta de la Pascua, la de las semanas o Pentecostés, y la de los Tabernáculos. Incluso los judíos de la dispersión a veces cumplían; la población temporaria de la ciudad santa podía llegar hasta casi los tres millones según Josefo[10], cifra limitada en forma más realista a 180.000 por J. Jeremias[11]. Después de buscar a la luz de las velas rastros de la levadura prohibida, además de otros preparativos minuciosos, la cena pascual misma se comía en posición reclinada. Incluía los elementos simbólicos siguientes: Cordero asado, pan sin levadura, hierbas amargas, algunos condimentos menores, y cuatro copas de vino en momentos determinados. El lavado ritual de las manos se observaba cuidadosamente. La mesa, más probablemente el piso, se limpiaba antes de la segunda copa de vino, se relataba la historia de la Pascua egipcia y el éxodo en un diálogo entre padre e hijo. Luego se volvían a traer los platos de comida, se cantaba parte del Hallel, seguido esto por la segunda copa de vino. Luego se procedía a partir el pan. En la última Cena probablemente fue a esta altura que Judas recibió el pan mojado, y salió a la oscuridad de la noche con el propósito de traicionar a su Maestro[12]. En esa noche fatídica, puede suponerse que la institución de la Cena del Señor o eucaristía estuvo asociada con la tercera copa de vino. El canto del Hallel se completaba con la cuarta copa, seguramente el himno de Mateo 26.30. Se supone aquí que la última Cena coincidió con la Pascua reglamentaria, a pesar de las negativas de ciertos opositores.
El simbolismo, “Cristo nuestra pascua”, “Cordero de Dios”, resulta familiar por su uso en el Nuevo Testamento. Hemos visto que el cordero tradicional, si no puede demostrarse en todos los casos, tiene precedentes amplios. Se afirma en Éxodo 12.46 y Números 9.12 que ningun hueso de la víctima pascual ha de ser quebrado. Este pequeño detalle se cumple tipológicamente cuando se aplica reverentemente al Crucificado[13].
Después de la destrucción del Templo de Jerusalén en el 70 después de Cristo cesó toda posibilidad de matar las víctimas en forma ritual, y la Pascua judía se transformó nuevamente en la fiesta familiar que fuera en los primeros tiempos: la rueda había completado el círculo. Mientras que la Iglesia y la sinagoga habrían de seguir caminos separados finalmente, el hábito de celebrar la Pascua habría de continuar entre ciertos cristianos por un tiempo, particularmente entre los de origen judío o los prosélitos. Pero la Cena del Señor vino a remplazar al mandato judío, así como el bautismo remplazó a la circuncisión[14].
3. 6.5-6 Parece que cuando Jesús estaba con sus discípulos, probablemente conversaba con ellos o les enseñaba algo, pero luego levantó su vista y pudo contemplar a toda la gente que venía tras Él. Los otros evangelistas nos narran el comentario hecho por los discípulos, que le aconsejaron que los despidiera ya que estaban preocupados por el alimento para tanta gente. Pero Jesús piensa de manera diferente. Eso es lo que habían hecho los religiosos judíos: Cuando el pueblo tenía una necesidad, les habían dejado solos, que cada cual resolviera sus problemas. Pero Él tiene corazón de Pastor y no va a dejar al pueblo sufriendo.
4. 6.7 Felipe piensa como hombre limitado y por ello sus cálculos, aunque pueden ser correctos, no son acertados para Jesús.
El denario fue una antigua moneda romana de plata acuñada aproximadamente entre el 268 a. C. y el 360. Su valor inicial equivalía a 10 ases, de ahí su nombre y su símbolo: “X”.
En 212 a.C., el denario pasó a convertirse en la base del nuevo sistema monetario sustituyendo al as como moneda de referencia al pasar del patrón cobre al patrón plata. Este nuevo sistema monetario estaba formado, además de por el denario, por el quinario, por el sestercio y por el as.
Según Tito Livio, la primera acuñación del denario se remonta al año 268 a.C. Su peso inicial fue de 4,54 gramos, la sexta parte de una onza, aunque en el año 217 a.C., a raíz de la Lex Flaminia, su peso fue fijado en 3,90 gramos pasando a equivaler 16 ases. Con este valor se mantendrá hasta el año 64 en el que Nerón reducirá su peso hasta los 3,4 gramos. Las reducciones en el peso del denario continuarán, fijándose en 2,36 gramos bajo el mandato de Marco Aurelio y en los 1,70 gramos durante el gobierno de Septimio Severo. La progresiva devaluación del denario continuó hasta que bajo el reinado de Caracalla se introdujo el Antoniniano, moneda que acabaría por sustituir completamente al denario bajo el gobierno de Gordiano III.
Los tipos del anverso en los denarios y sus divisores fueron al principio figuras de divinidades romanas, a semejanza de los ases, llevando, al igual que los quinarios, la cabeza de Roma personificada, cubierta con gálea o casco, que muchos confunden con Minerva. En el reverso, llevan la figura de Dioscuros, Cástor y Pólux, tirando del carro de la Victoria o una cuadriga arrastrando el carro de Júpiter o de Marte, de donde vienen los nombres de bigados y cuadrigados que se suelen dar a dichas piezas. Mucho más tarde, en sucesivas emisiones, irán desapareciendo las referidas divinidades para dar lugar a figuras muy variadas, según el capricho del magistrado que dirigía la acuñación y que consistían en representaciones de antiguos personajes, recuerdos de familia, emblemas o símbolos de la misma, y después, hazañas o empresas del respectivo magistrado. Llegado el final de la República o época del Triunvirato de Julio César, empezó a figurar en una cara de las monedas el retrato del personaje que las autorizaba[15].
Un denario representa el salario que se paga a un obrero por un día de trabajo, así que 200 denarios está hablando de más de siete meses de trabajo.
5. 6.8-9 Andrés comienza su diálogo con un toque diferente al de Felipe, él era un hombre muy positivo. Pero de pronto, probablemente al ver la cara de sus condiscípulos, hace una pregunta llena de aflicción: ¿qué es esto para tantos?
6. 6.10 Ahora Jesús entra en acción, y cuando Dios actúa, no hay problema grande. Les manda recostar porque esa era la postura normal para comer. Quizá los discípulos se miraban uno al otro sin poder entender lo que su Maestro estaba haciendo. No era lógico, si no había comida, no tenía sentido recostarse. También la gente debió haberse sentido extraña, se les pedía que actuaran como si pudieran ver la comida, pero ellos venían a ver un milagro y por eso deciden obedecer.
Cuando llegué a la Iglesia, saliendo de un grupo en donde me habían sumergido, se me dijo que debía ser sumergido, algo que he visto a muchos que se niegan hacer porque consideran que no es necesario, pero pensé: Si cuando me sumergieron estaba bien, ahora solo voy a salir mojado; pero si estaba mal, ahora lo voy a hacer bien.
Aunque nuestra fe no es necesaria para que Dios haga milagros, la obediencia a la Palabra de Dios no puede ser negada si queremos obtener sus bendiciones.
7. 6.11 ¡Qué ejemplo nos da el mismo Jesús! Cada vez que en mi familia tomamos los alimentos, agradecemos a Dios por ellos, y hemos notado, cuando comemos en un restaurante que al elevar nuestra oración de gracias, algunos de los comensales que están ahí, se extrañan, pero otros se unen en nuestra plegaria.
8. 6.12-13 La enseñanza de este pasaje es decir no al desperdicio. Las cosas que tenemos no son nuestras, sino que han sido puestas a nuestro cuidado, por lo tanto, no debemos desperdiciar nada.
Hay teólogos materialistas que se niegan ver en esto un milagro y tratan de minimizar el asunto al punto de hacer creer que en realidad lo que pasó fue que por el ejemplo del muchacho, los que traían alimentos lo compartieron, pero la Biblia habla precisamente de los panes de cebada y los pececillos. Decir más, es pecado.
9. 6.14 Ahora es que recuerdan estos hombres el pasaje de Deuteronomio 18.15, pero no tenían el pensamiento espiritual de rendirse a los pies del Salvador, sino que su pensamiento iba en dirección carnal.
10. 6.15 Los judíos estaban sometidos a los romanos y buscaban cualquier oportunidad para tratar de liberarse de este yugo, por lo que vieron en Jesús a quien podría comenzar una revolución utilizando el poder que Él había demostrado poseer.
Ellos pensaban en términos terrenales y no comprendían que si bien Jesús quería ser “Rey”, lo era de sus vidas, no de una nación. De esta manera piensan los premilenialistas, que aseguran que Jesús vendrá a instaurar un reinado de mil años en la tierra. ¡Jesús reina hoy sobre quien le ha entregado su vida!
[1] Diccionario de Geografía Bíblica. El Mar de Galilea.
[2] Éxodo 12.13, 27.
[3] Éxodo 12.2; Deuteronomio 16.1.
[4] Números 9.1–14.
[5] Josué 5.10.
[6] 2 Crónicas 30.1–27.
[7] 2 Crónicas 35.1–19.
[8] Ezequiel 45.21–24.
[9] Salmos 113–118.
[10] Josefo, Guerras de los judíos 6. 425.
[11] Jerusalén en tiempos de Jesús, 1977.
[12] Juan 13.30.
[13] Juan 19.36.
[14] Diccionario Certeza. Pascua.
[15] Wikipedia. Denario.