Capítulo 12.1-24
1. Herodes
y su persecución.
12.1-24 Es posible que el lector tienda a confundirse por tantos personajes que tienen el nombre Herodes en el Nuevo Testamento, para lo que aclaramos que en su testamento, que fue ratificado por Augusto César, Herodes el Grande dividió su reino entre sus varios hijos sobrevivientes, y de la forma más desagradable posible para los judíos. Herodes Arquelao, hijo de Maltace, una samaritana, recibió el título de etnarca y el gobierno de Judea, Samaria e Idumea, la mitad del reino de Herodes. Herodes Antipas, hermano de Arquelao, fue hecho tetrarca de Galilea y Perea, la región transjordánica. Herodes Felipe, hijo de Herodes y Cleopatra, una mujer de Jerusalén, fue tetrarca de Traconitis, Gaulonitis y Paneas, provincias en Siria, al sur de Damasco. Salomé, hermana de Herodes el Grande, heredó Jamnia, Asdod y Herodes Fasaelo, ciudades en la franja de Gaza.
Herodes Arquelao, el hijo mayor de Herodes y Maltace, gobernó a Judea con mano dura, al igual que su padre. El pueblo judío se rebeló en su contra y en la violencia murieron más de tres mil judíos. Hasta se logró una unión entre judíos y samaritanos en contra de Arquelao la cual envió una delegación a Roma para atestiguar en su contra. Esto tuvo éxito y en el año 6 d.C., Arquelao fue desterrado a Viena. El emperador decidió enviar gobernadores romanos, tales como Poncio Pilato, para administrar las provincias que habían estado bajo la autoridad de Arquelao.
Herodes Antipas, el hijo menor de Herodes y Maltace y tetrarca de Galilea y Perea, se destacó por su gran inmoralidad. Jesús le llamó una “zorra”[1]. Juan el Bautista perdió la vida por denunciar públicamente su relación extramatrimonial con su sobrina y cuñada Herodias, hija de su medio hermano Aristóbulo, el hijo de Mariamne muerto por Herodes el Grande,)y esposa de su medio hermano Felipe. Herodes Antipas fue quien hizo que Jesús fuese abofeteado y latigado antes de ser crucificado.
Cuando Calígula llegó al poder romano, Herodias y Herodes Antipas intentaron solicitar que les otorgara el título y reino de su padre, Herodes el Grande. Sin embargo, Calígula ya había considerado a Agripa, hijo de Mariamne, como el siguiente “rey de los Judíos”, y castigó a Herodes Antipas desterrándolo a Lyon, Gales, donde murió en gran agonía.
Herodes Felipe fue el único hijo de Herodes que la historia registra como un hombre decente, honrado y justo. A su muerte en el año 34 d.C., las autoridades romanas entregaron su territorio a Herodes Agripa I.
En el año 37 d.C., Herodes Agripa I, uno de los tres hijos sobrevivientes de Herodes el Grande y Mariamne, única esposa asmonea de Herodes, vivía en Roma donde Calígula, un buen amigo suyo, era el nuevo emperador. Uno de los primeros decretos de Calígula fue alzar a Agripa I del nivel de mero ciudadano a tetrarca entregándole los territorios dejados por su medio hermano Herodes Felipe. Ante la presunción de Antipas y su posterior destierro, Agripa se quedó también con sus territorios de Galilea y Perea. Después del asesinato de Calígula en el año 40 d.C., el nuevo emperador Claudio no tuvo inconveniente en restaurar también los territorios de Judea y Samaria al control de Herodes Agripa. De esta forma Herodes Agripa I logró su objetivo de volver a constituir el reino de su padre. Actuó con mucha más prudencia que su padre, logrando mantener buenas relaciones con la comunidad judía. Cuando la Iglesia cristiana empezó a crecer, Herodes Agripa I no vaciló en matar a Jacobo.
Cuando Herodes Agripa I murió, su hijo Agripa II tenía solo diecisiete años. La autoridad imperial romana prefirió colocar los territorios de Agripa I bajo el cuidado de un procurador mientras Agripa II terminaba su educación. Agripa II mostró un verdadero interés en los asuntos judíos cuando pidió tener en su poder las vestimentas del Sumo Sacerdotale. Donde sí mostró algo de la vileza de su linaje fue cuando tomó como esposa a su propia hermana, Berenice.
Al pasar los años, los romanos progresivamente devolvieron los territorios de Agripa I al joven rey. En Hechos 25 y 26, el Apóstol Pablo lo llama “rey Agripa”. De todos los miembros de su infame familia, Agripa II fue quien más se acercó a conocer la verdad de Dios. A la luz de todo lo visto hasta aquí, podemos mejor apreciar la urgencia de Pablo cuando dijo a Agripa II: -“¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees”. El apóstol veía que por primera vez un miembro de esta familia tenía fe.
Ante la insurrección judía del año 69, Agripa II apeló con un discurso magistral en favor de la paz. Sin embargo, la resistencia se mantuvo, los romanos invadieron y saquearon la ciudad. Herodes Agripa II se retiró junto a su esposa/hermana a Roma donde murió a la edad de setenta años en el año 100 d.C. Lamentablemente no hay indicio en la historia que haya finalmente aceptado el mensaje del Enviado.
La última generación de esta familia fue producida por la otra hermana de Herodes Agripa II, Drusila, quien se casó con el gobernador romano Félix[2]. Ellos tuvieron un hijo, Agripa, quien murió con ella en la ciudad de Pompeya en la erupción del volcán Vesuvio en el año 79 d.C. Así llegó a su fin la dinastía herodiana[3].
Con esto en mente, sabemos que el Herodes que mató a Jacobo y arrestó a Pedro fue Herodes Agripa I. Podemos decir que esta es la primera persecusión real contra la Iglesia.
Aunque no tenemos un registro del trabajo de Jacobo, sin duda debió haber sido su esfuerzo evangelístico lo que hizo que le convirtiera en blanco de la ira de los perseguidores. Este asesinato provocó que los cómplices de Herodes, los líderes religiosos judíos, aprovaran el hecho, por lo que se sintió motivado a arrestar también a Pedro. De todas maneras, este ya era odiado por los judíos al haber entrado a la casa de un gentil. Todo esto ocurrió en los días en que se cumplían cerca de diez años de la muerte de Jesús, cerca de la Pascua.
Curiosamente Pedro es arrestado y tratado como un criminal sumamente peligroso. Se le encadena a dos soldados que tendrán su relevo en ocho horas, y fuera de la cárcel hay otros dos soldados por aquello que el prisonero pueda inmovilizar a los dos expertos soldados que tiene encadenados a él. ¡Dieciséis soldados expertos!
Las intenciones de Herodes eran de ejecutar a Pedro después de la Pascua. Pensaba que los judíos, como los romanos, se regcijarían de ver correr la sangre de alguno de aquellos odiados cristianos. Lo que no tenía en cuenta era que los amigos de este preso se encontraban orando. Él le puso custodiado con lo mejor que tenía, pero los cristianos estaban atacando con lo mejor que ellos poseían: La Oración.
He visto como cuando viene una crisis contra la Iglesia de hoy, lo primero que se piensa es: “Busquemos un abogado”, o algún profesional que se haga cargo. ¡Dios es el Profesional de los profesionales! Es necesario que la Iglesia lo comprenda así.
Algo que me causa risa es la actitud de Pedro. Los soldados estaban armados con lo mejor que tenían, debían mantenerse despiertos en turnos de ocho horas, preocupados que este prisionero no se les fuera a escapar como lo había hecho antes, ya que sabían que si esto ocurría, Herodes los iba a matar. Pero Pedro esta ¡durmiendo! ¿Cómo se siente usted cuando tiene un problema? ¿Puede dormir o necesita un calmante? ¿Sería usted capaz de dormir sabiendo que mañana le cortarán la cabeza?[4]
Y cuando Pedro se encontraba durmiendo, disfrutando de la comodidad de dormir custodiado, una luz llenó la prisión. Pedro estaba profundamente dormido, de tal manera que el mensajero de Dios tiene que moverlo fuertemente para que se despierte, y aun así, cuando lo hace, siente que está en un sueño. Las cadenas caen de sus manos. ¿Qué pasó con los guardias que estaban a los lados de Pedro? No lo sabemos. Quizá ellos quedaron inconscientes o tal vez estaban aterrorizados y no podían moverse. Lo cierto es que el mensajero le dice a Pedro que se calce y se vista. Pedro tenía que llevarse sus cosas porque él no estaba fugándose como un criminal, a él lo estaba liberando Dios mismo, por lo que podía salir con la frente en alto. Salen de la cárcel y tampoco sabemos lo que hicieron los otros dos soldados. Caminan por la prisión y llegan hasta la gran puerta de hierro. En esta ocasión Pedro no se iba a poner las puertas al hombro como hiciera Sansón, sino que estas se abrieron como lo hacen las puertas electrónicas de hoy, permitiéndole salir. Hace unos días escuché en un programa de televisión decir que las puertas electrónicas habían sido inventadas en el programa “Viaje a las Estrellas”[5], pero realmente fueron inventadas por Dios en esta ocasión.
Cuando habían salido, cruzan una calle y el mensajero le deja y es entonces cuando Pedro reacciona, ya está despierto, vuelto a la realidad, y ahí es cuando logra entender que fue salvado por el Señor. Toma la dirección a casa de Juan Marcos, en donde se reunían los cristianos.
En este tiempo, debido a la situación que vivía la Iglesia, ellos no podían comprar propiedades para poder reunirse, por lo que lo hacían en las casas, una de ellas era la de María, la madre de Marcos, quien se convertiría después en el Evangelista, y viendo que la primer descisión de Pedro es ir a la casa de esta mujer es posible que hubiese una fuerte amistad con ellos, lo que luego llevará a que Juan Marcos sea el escribano del Evangelio al que se le da su nombre y que fue recopilado de las narraciones de Pedro. Juan Marcos es sobrino de Bernabé.
La Iglesia estaba congregada en esta casa con una misión: Orar por Pedro[6]. Cuando Pedro llegó, llamó a la puerta y Rode, una de los sirvientes se acercó a la puerta para ver quién llamaba. Ella no podía abrir así sin más, ya que los cristianos estaban sufriendo persecusión, por lo que hubiese sido muy peligroso que fuesen soldados de Herodes que venían por más creyentes. Ella escucha la voz de Pedro y es tanta su emoción que no acata abrirle, sino que corre a donde están todos los demás reunidos y les cuenta de lo que está pasando, pero ellos, iguel que muchas veces nosotros, aunque probablemente habían estado pidiendo por la liberación de Pedro, no pueden aceptar que su oración ya hubiese sido contestada, y le llama loca a Rode.
Rode insistía en estar diciendo la verdad, y hay quienes le dicen que debe ser el espíritu de Pedro el que ella escuchó. Ellos todavía mantienen ciertas creencias extrañas que tendrían que superar. Mientras ellos siguen discutiendo con Rode, Pedro se mantiene golpeando la puerta y llamando hasta que al fin Rode decide abrirle la puerta y que le vean. ¡Qué cuadro me imagino! Rode, la sirviente, molesta con los que se están burlando de ella, quizá algunos hasta riendo, camina hacia la puerta decidida y la abre completamente para dejar ver al amado Pedro que está cansado de golpear y llamar y quizá hasta un poco molesto también. Todos se quedan callados viendo al Enviado y los más valientes se le acercan para tocarle y luego estalla el gozo al ver que es Pedro vivo. Es tanto el alboroto que Pedro debe hacerles señas con las manos para que se callen.
Pedro da instrucciones de que le cuenten a Jacobo, el hermano de Jesús, lo que había pasado. A pesar que antes Jacobo no había creído en su hermano, ahora se había convetido en una de las columnas, en uno de los líderes de la Iglesia en Jerusalén.
Y Pedro se fue a otro lugar. No sabemos a dónde, de seguro no fue a Roma porque el primer Enviado en llegar a esa ciudad fue Pablo y lo hizo en cadenas. Es poco probable que Pedro estuviese en Roma en algún momento.
¿Pero qué pasó en la cárcel? Al día siguiente, cuando amaneció, los soldados se llevaron la sorpresa que Pedro no estaba atado como lo habían dejado en la noche. El alboroto fue enorme. Todos se culpaban unos a otros. ¿Cómo se soltó de las cadenas? ¿Cuánto les pagó a los soldados que estaban encadenados a él? ¿Quién le abrió abrió la puerta de su prisión? ¿Cómo hizo para burlar a todos los guardias que estaban de turno? ¿Cómo abrió la puerta principal? De seguro, ya que Pedro no moriría ese día, algunos de ellos si lo harían.
Herodes no iba a aceptar que se había producido un milagro. Hoy día hay quienes aseguran que los milagros son necesarios para que los incrédulos crean el Evangelio, pero la verdad es que cuando alguien no quiere creer aunque se le aparezca el mismo Señor se nagerán a aceptar la verdad porque su corazón se ha endurecido.
Después de esto, Herodes viajó de Judea a Cesarea pensando no en atrapara a Pedro, sino en hacer la guerra contra los de Tiro y los de Sidón, aunque Lucas no explica el por qué. Pero estos fueron más sabios y se pusieron de acuerdo con Blasto, el mayordomo de Herodes, para que intercediera por ellos, ya que recibían sus alimentos desde las tierras de Herodes.
Pero Herodes de nuevo mostró su falta de sabiduría cuando se presenta ante el pueblo vestido con sus ropas reales y pronunció un discurso, pero dejemos que sea Flavio Josefo, el historiador del siglo I quien lo cuente:
“Ahora, cuando Agripa reinó tres años sobre toda Judea, llegó a la ciudad de Cesarea… Allí se exhibían espectáculos en honor del emperador… En el segundo día del festival, Herodes se puso un vestido con ropaje de plata que resplandecía en los rayos del sol, y entró en el teatro temprano en la mañana. Brillaba luego en una manera sorprendente, y era tan resplandeciente como para difundir el horror frente a los que miraban fijamente en él. En ese momento, sus aduladores gritaron… que era un dios, y agregaron: ‘ten misericordia de nosotros, porque a pesar de que hasta ahora te hemos reverenciado sólo como un hombre, pero vamos a partir de ahora te consideraremos superior a la naturaleza mortal”. Ante esto, el rey no los reprendió, ni rechazó sus halagos impíos. Pero cuando levantó la vista, vio un búho posado en una cuerda por encima de él, y comprendió de inmediato que esta ave era un mensajero de malas noticias, ya que una vez había sido el mensajero de buenas nuevas para él, y cayó en la más profunda tristeza. Un dolor intenso apareció en su vientre, y comenzó de una manera muy violenta. Por lo tanto, miró a sus amigos, y dijo: “Yo, a quien ustedes llaman dios, se me ha ordenado en la actualidad partir de esta vida, mientras que la Providencia reprenda las palabras de mentira que acaban de decirme, y yo, que era por ustedes llamado inmortal, me dirijo de inmediato a toda prisa hacia la muerte. Pero estoy obligado a aceptar lo que asigne la Providencia, ya que agrada a Dios, porque de ninguna manera hemos vivido enfermos, sinoen una manera espléndida y feliz”. Dicho esto, el dolor se incrementó. Por consiguiente, él fue llevado al palacio, y el rumor se extendió al extranjero de que sin duda iba a morir en poco tiempo. Pero la multitud se pusieron en cilicio, con sus esposas e hijos, después de la ley de su país, pidieron a Dios por la recuperación del rey. Todos los lugares también se llenaron de luto y llanto. Ahora el rey descansaba en una cámara alta, y cuando él los vio tendidos y postrados en el suelo, no podía contenerse del llanto. Y después de haber estado muy agotado por el dolor del vientre durante cinco días, partió de esta vida, siendo el quincuagésimo cuarto año de su edad, y el sétimo año de su reinado”[7].
Es muy interesante que el relato de un historiador judío, anti-cristiano, sea tan similar al de Lucas. Pero nótese que cuando Lucas dice: “Instantáneamente él mensajero de Señor lo golpeó, hiriéndole”, y Josefo señala que “Un dolor intenso apareció en su vientre, y comenzó de una manera muy violenta”. Solo unos pocos días duró la divinidad a este mal rey, y murió, como dice Lucas, comido de gusanos.
Como contraste, después de relatar la muerte de Herodes, comenta Lucas que “la Palabra del Señor crecía y se multiplicaba”, es decir, muchos más se iban añadiendo a la Iglesia.
[1] Lucas 13.32.
[2] Hechos 24.24.
[3] www.contestandotupregunta.org/Herodes.html.
[4] Salmos 3.5; 4.8.
[5] Star Trek.
[6] Santiago 5.16.
[7] Flavio Josefo, Antigüedades de Los Judíos 19.343-350.
12.1-24 Es posible que el lector tienda a confundirse por tantos personajes que tienen el nombre Herodes en el Nuevo Testamento, para lo que aclaramos que en su testamento, que fue ratificado por Augusto César, Herodes el Grande dividió su reino entre sus varios hijos sobrevivientes, y de la forma más desagradable posible para los judíos. Herodes Arquelao, hijo de Maltace, una samaritana, recibió el título de etnarca y el gobierno de Judea, Samaria e Idumea, la mitad del reino de Herodes. Herodes Antipas, hermano de Arquelao, fue hecho tetrarca de Galilea y Perea, la región transjordánica. Herodes Felipe, hijo de Herodes y Cleopatra, una mujer de Jerusalén, fue tetrarca de Traconitis, Gaulonitis y Paneas, provincias en Siria, al sur de Damasco. Salomé, hermana de Herodes el Grande, heredó Jamnia, Asdod y Herodes Fasaelo, ciudades en la franja de Gaza.
Herodes Arquelao, el hijo mayor de Herodes y Maltace, gobernó a Judea con mano dura, al igual que su padre. El pueblo judío se rebeló en su contra y en la violencia murieron más de tres mil judíos. Hasta se logró una unión entre judíos y samaritanos en contra de Arquelao la cual envió una delegación a Roma para atestiguar en su contra. Esto tuvo éxito y en el año 6 d.C., Arquelao fue desterrado a Viena. El emperador decidió enviar gobernadores romanos, tales como Poncio Pilato, para administrar las provincias que habían estado bajo la autoridad de Arquelao.
Herodes Antipas, el hijo menor de Herodes y Maltace y tetrarca de Galilea y Perea, se destacó por su gran inmoralidad. Jesús le llamó una “zorra”[1]. Juan el Bautista perdió la vida por denunciar públicamente su relación extramatrimonial con su sobrina y cuñada Herodias, hija de su medio hermano Aristóbulo, el hijo de Mariamne muerto por Herodes el Grande,)y esposa de su medio hermano Felipe. Herodes Antipas fue quien hizo que Jesús fuese abofeteado y latigado antes de ser crucificado.
Cuando Calígula llegó al poder romano, Herodias y Herodes Antipas intentaron solicitar que les otorgara el título y reino de su padre, Herodes el Grande. Sin embargo, Calígula ya había considerado a Agripa, hijo de Mariamne, como el siguiente “rey de los Judíos”, y castigó a Herodes Antipas desterrándolo a Lyon, Gales, donde murió en gran agonía.
Herodes Felipe fue el único hijo de Herodes que la historia registra como un hombre decente, honrado y justo. A su muerte en el año 34 d.C., las autoridades romanas entregaron su territorio a Herodes Agripa I.
En el año 37 d.C., Herodes Agripa I, uno de los tres hijos sobrevivientes de Herodes el Grande y Mariamne, única esposa asmonea de Herodes, vivía en Roma donde Calígula, un buen amigo suyo, era el nuevo emperador. Uno de los primeros decretos de Calígula fue alzar a Agripa I del nivel de mero ciudadano a tetrarca entregándole los territorios dejados por su medio hermano Herodes Felipe. Ante la presunción de Antipas y su posterior destierro, Agripa se quedó también con sus territorios de Galilea y Perea. Después del asesinato de Calígula en el año 40 d.C., el nuevo emperador Claudio no tuvo inconveniente en restaurar también los territorios de Judea y Samaria al control de Herodes Agripa. De esta forma Herodes Agripa I logró su objetivo de volver a constituir el reino de su padre. Actuó con mucha más prudencia que su padre, logrando mantener buenas relaciones con la comunidad judía. Cuando la Iglesia cristiana empezó a crecer, Herodes Agripa I no vaciló en matar a Jacobo.
Cuando Herodes Agripa I murió, su hijo Agripa II tenía solo diecisiete años. La autoridad imperial romana prefirió colocar los territorios de Agripa I bajo el cuidado de un procurador mientras Agripa II terminaba su educación. Agripa II mostró un verdadero interés en los asuntos judíos cuando pidió tener en su poder las vestimentas del Sumo Sacerdotale. Donde sí mostró algo de la vileza de su linaje fue cuando tomó como esposa a su propia hermana, Berenice.
Al pasar los años, los romanos progresivamente devolvieron los territorios de Agripa I al joven rey. En Hechos 25 y 26, el Apóstol Pablo lo llama “rey Agripa”. De todos los miembros de su infame familia, Agripa II fue quien más se acercó a conocer la verdad de Dios. A la luz de todo lo visto hasta aquí, podemos mejor apreciar la urgencia de Pablo cuando dijo a Agripa II: -“¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees”. El apóstol veía que por primera vez un miembro de esta familia tenía fe.
Ante la insurrección judía del año 69, Agripa II apeló con un discurso magistral en favor de la paz. Sin embargo, la resistencia se mantuvo, los romanos invadieron y saquearon la ciudad. Herodes Agripa II se retiró junto a su esposa/hermana a Roma donde murió a la edad de setenta años en el año 100 d.C. Lamentablemente no hay indicio en la historia que haya finalmente aceptado el mensaje del Enviado.
La última generación de esta familia fue producida por la otra hermana de Herodes Agripa II, Drusila, quien se casó con el gobernador romano Félix[2]. Ellos tuvieron un hijo, Agripa, quien murió con ella en la ciudad de Pompeya en la erupción del volcán Vesuvio en el año 79 d.C. Así llegó a su fin la dinastía herodiana[3].
Con esto en mente, sabemos que el Herodes que mató a Jacobo y arrestó a Pedro fue Herodes Agripa I. Podemos decir que esta es la primera persecusión real contra la Iglesia.
Aunque no tenemos un registro del trabajo de Jacobo, sin duda debió haber sido su esfuerzo evangelístico lo que hizo que le convirtiera en blanco de la ira de los perseguidores. Este asesinato provocó que los cómplices de Herodes, los líderes religiosos judíos, aprovaran el hecho, por lo que se sintió motivado a arrestar también a Pedro. De todas maneras, este ya era odiado por los judíos al haber entrado a la casa de un gentil. Todo esto ocurrió en los días en que se cumplían cerca de diez años de la muerte de Jesús, cerca de la Pascua.
Curiosamente Pedro es arrestado y tratado como un criminal sumamente peligroso. Se le encadena a dos soldados que tendrán su relevo en ocho horas, y fuera de la cárcel hay otros dos soldados por aquello que el prisonero pueda inmovilizar a los dos expertos soldados que tiene encadenados a él. ¡Dieciséis soldados expertos!
Las intenciones de Herodes eran de ejecutar a Pedro después de la Pascua. Pensaba que los judíos, como los romanos, se regcijarían de ver correr la sangre de alguno de aquellos odiados cristianos. Lo que no tenía en cuenta era que los amigos de este preso se encontraban orando. Él le puso custodiado con lo mejor que tenía, pero los cristianos estaban atacando con lo mejor que ellos poseían: La Oración.
He visto como cuando viene una crisis contra la Iglesia de hoy, lo primero que se piensa es: “Busquemos un abogado”, o algún profesional que se haga cargo. ¡Dios es el Profesional de los profesionales! Es necesario que la Iglesia lo comprenda así.
Algo que me causa risa es la actitud de Pedro. Los soldados estaban armados con lo mejor que tenían, debían mantenerse despiertos en turnos de ocho horas, preocupados que este prisionero no se les fuera a escapar como lo había hecho antes, ya que sabían que si esto ocurría, Herodes los iba a matar. Pero Pedro esta ¡durmiendo! ¿Cómo se siente usted cuando tiene un problema? ¿Puede dormir o necesita un calmante? ¿Sería usted capaz de dormir sabiendo que mañana le cortarán la cabeza?[4]
Y cuando Pedro se encontraba durmiendo, disfrutando de la comodidad de dormir custodiado, una luz llenó la prisión. Pedro estaba profundamente dormido, de tal manera que el mensajero de Dios tiene que moverlo fuertemente para que se despierte, y aun así, cuando lo hace, siente que está en un sueño. Las cadenas caen de sus manos. ¿Qué pasó con los guardias que estaban a los lados de Pedro? No lo sabemos. Quizá ellos quedaron inconscientes o tal vez estaban aterrorizados y no podían moverse. Lo cierto es que el mensajero le dice a Pedro que se calce y se vista. Pedro tenía que llevarse sus cosas porque él no estaba fugándose como un criminal, a él lo estaba liberando Dios mismo, por lo que podía salir con la frente en alto. Salen de la cárcel y tampoco sabemos lo que hicieron los otros dos soldados. Caminan por la prisión y llegan hasta la gran puerta de hierro. En esta ocasión Pedro no se iba a poner las puertas al hombro como hiciera Sansón, sino que estas se abrieron como lo hacen las puertas electrónicas de hoy, permitiéndole salir. Hace unos días escuché en un programa de televisión decir que las puertas electrónicas habían sido inventadas en el programa “Viaje a las Estrellas”[5], pero realmente fueron inventadas por Dios en esta ocasión.
Cuando habían salido, cruzan una calle y el mensajero le deja y es entonces cuando Pedro reacciona, ya está despierto, vuelto a la realidad, y ahí es cuando logra entender que fue salvado por el Señor. Toma la dirección a casa de Juan Marcos, en donde se reunían los cristianos.
En este tiempo, debido a la situación que vivía la Iglesia, ellos no podían comprar propiedades para poder reunirse, por lo que lo hacían en las casas, una de ellas era la de María, la madre de Marcos, quien se convertiría después en el Evangelista, y viendo que la primer descisión de Pedro es ir a la casa de esta mujer es posible que hubiese una fuerte amistad con ellos, lo que luego llevará a que Juan Marcos sea el escribano del Evangelio al que se le da su nombre y que fue recopilado de las narraciones de Pedro. Juan Marcos es sobrino de Bernabé.
La Iglesia estaba congregada en esta casa con una misión: Orar por Pedro[6]. Cuando Pedro llegó, llamó a la puerta y Rode, una de los sirvientes se acercó a la puerta para ver quién llamaba. Ella no podía abrir así sin más, ya que los cristianos estaban sufriendo persecusión, por lo que hubiese sido muy peligroso que fuesen soldados de Herodes que venían por más creyentes. Ella escucha la voz de Pedro y es tanta su emoción que no acata abrirle, sino que corre a donde están todos los demás reunidos y les cuenta de lo que está pasando, pero ellos, iguel que muchas veces nosotros, aunque probablemente habían estado pidiendo por la liberación de Pedro, no pueden aceptar que su oración ya hubiese sido contestada, y le llama loca a Rode.
Rode insistía en estar diciendo la verdad, y hay quienes le dicen que debe ser el espíritu de Pedro el que ella escuchó. Ellos todavía mantienen ciertas creencias extrañas que tendrían que superar. Mientras ellos siguen discutiendo con Rode, Pedro se mantiene golpeando la puerta y llamando hasta que al fin Rode decide abrirle la puerta y que le vean. ¡Qué cuadro me imagino! Rode, la sirviente, molesta con los que se están burlando de ella, quizá algunos hasta riendo, camina hacia la puerta decidida y la abre completamente para dejar ver al amado Pedro que está cansado de golpear y llamar y quizá hasta un poco molesto también. Todos se quedan callados viendo al Enviado y los más valientes se le acercan para tocarle y luego estalla el gozo al ver que es Pedro vivo. Es tanto el alboroto que Pedro debe hacerles señas con las manos para que se callen.
Pedro da instrucciones de que le cuenten a Jacobo, el hermano de Jesús, lo que había pasado. A pesar que antes Jacobo no había creído en su hermano, ahora se había convetido en una de las columnas, en uno de los líderes de la Iglesia en Jerusalén.
Y Pedro se fue a otro lugar. No sabemos a dónde, de seguro no fue a Roma porque el primer Enviado en llegar a esa ciudad fue Pablo y lo hizo en cadenas. Es poco probable que Pedro estuviese en Roma en algún momento.
¿Pero qué pasó en la cárcel? Al día siguiente, cuando amaneció, los soldados se llevaron la sorpresa que Pedro no estaba atado como lo habían dejado en la noche. El alboroto fue enorme. Todos se culpaban unos a otros. ¿Cómo se soltó de las cadenas? ¿Cuánto les pagó a los soldados que estaban encadenados a él? ¿Quién le abrió abrió la puerta de su prisión? ¿Cómo hizo para burlar a todos los guardias que estaban de turno? ¿Cómo abrió la puerta principal? De seguro, ya que Pedro no moriría ese día, algunos de ellos si lo harían.
Herodes no iba a aceptar que se había producido un milagro. Hoy día hay quienes aseguran que los milagros son necesarios para que los incrédulos crean el Evangelio, pero la verdad es que cuando alguien no quiere creer aunque se le aparezca el mismo Señor se nagerán a aceptar la verdad porque su corazón se ha endurecido.
Después de esto, Herodes viajó de Judea a Cesarea pensando no en atrapara a Pedro, sino en hacer la guerra contra los de Tiro y los de Sidón, aunque Lucas no explica el por qué. Pero estos fueron más sabios y se pusieron de acuerdo con Blasto, el mayordomo de Herodes, para que intercediera por ellos, ya que recibían sus alimentos desde las tierras de Herodes.
Pero Herodes de nuevo mostró su falta de sabiduría cuando se presenta ante el pueblo vestido con sus ropas reales y pronunció un discurso, pero dejemos que sea Flavio Josefo, el historiador del siglo I quien lo cuente:
“Ahora, cuando Agripa reinó tres años sobre toda Judea, llegó a la ciudad de Cesarea… Allí se exhibían espectáculos en honor del emperador… En el segundo día del festival, Herodes se puso un vestido con ropaje de plata que resplandecía en los rayos del sol, y entró en el teatro temprano en la mañana. Brillaba luego en una manera sorprendente, y era tan resplandeciente como para difundir el horror frente a los que miraban fijamente en él. En ese momento, sus aduladores gritaron… que era un dios, y agregaron: ‘ten misericordia de nosotros, porque a pesar de que hasta ahora te hemos reverenciado sólo como un hombre, pero vamos a partir de ahora te consideraremos superior a la naturaleza mortal”. Ante esto, el rey no los reprendió, ni rechazó sus halagos impíos. Pero cuando levantó la vista, vio un búho posado en una cuerda por encima de él, y comprendió de inmediato que esta ave era un mensajero de malas noticias, ya que una vez había sido el mensajero de buenas nuevas para él, y cayó en la más profunda tristeza. Un dolor intenso apareció en su vientre, y comenzó de una manera muy violenta. Por lo tanto, miró a sus amigos, y dijo: “Yo, a quien ustedes llaman dios, se me ha ordenado en la actualidad partir de esta vida, mientras que la Providencia reprenda las palabras de mentira que acaban de decirme, y yo, que era por ustedes llamado inmortal, me dirijo de inmediato a toda prisa hacia la muerte. Pero estoy obligado a aceptar lo que asigne la Providencia, ya que agrada a Dios, porque de ninguna manera hemos vivido enfermos, sinoen una manera espléndida y feliz”. Dicho esto, el dolor se incrementó. Por consiguiente, él fue llevado al palacio, y el rumor se extendió al extranjero de que sin duda iba a morir en poco tiempo. Pero la multitud se pusieron en cilicio, con sus esposas e hijos, después de la ley de su país, pidieron a Dios por la recuperación del rey. Todos los lugares también se llenaron de luto y llanto. Ahora el rey descansaba en una cámara alta, y cuando él los vio tendidos y postrados en el suelo, no podía contenerse del llanto. Y después de haber estado muy agotado por el dolor del vientre durante cinco días, partió de esta vida, siendo el quincuagésimo cuarto año de su edad, y el sétimo año de su reinado”[7].
Es muy interesante que el relato de un historiador judío, anti-cristiano, sea tan similar al de Lucas. Pero nótese que cuando Lucas dice: “Instantáneamente él mensajero de Señor lo golpeó, hiriéndole”, y Josefo señala que “Un dolor intenso apareció en su vientre, y comenzó de una manera muy violenta”. Solo unos pocos días duró la divinidad a este mal rey, y murió, como dice Lucas, comido de gusanos.
Como contraste, después de relatar la muerte de Herodes, comenta Lucas que “la Palabra del Señor crecía y se multiplicaba”, es decir, muchos más se iban añadiendo a la Iglesia.
[1] Lucas 13.32.
[2] Hechos 24.24.
[3] www.contestandotupregunta.org/Herodes.html.
[4] Salmos 3.5; 4.8.
[5] Star Trek.
[6] Santiago 5.16.
[7] Flavio Josefo, Antigüedades de Los Judíos 19.343-350.