15. 1.15-16 Juan
testificó sobre Jesús y de su eternidad, era antes que Juan, aunque humanamente
Juan había nacido unos seis meses antes que Jesús; de su Deidad[1],
de la que nos participa cuando estamos unidos a Él en comunión[2].
16. 1.17 La ley con sus tipos, sombras y figuras[3], era un ministerio de muerte[4], que por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad, el ministerio de justificación[5], vinieron por medio de Jesucristo. El Evangelio, “la gracia y la verdad” es superior a la Ley de Moisés, pero la Ley nunca compitió con el Evangelio. Más bien, Cristo y los apóstoles explican ampliamente el papel importante de Moisés y de la Ley de preparar al pueblo para la venida de Cristo[6].
Aunque “gracia” era una de las palabras favoritas de Pablo, Juan no vuelve a usarla, pero repetidas veces habla de “la verdad”. La verdad estaba manifestada en Cristo quien estaba “ηρης χαριτος και αληθειας”, “lleno de gracia y de verdad”[7].
17. 1.18 La traducción de LBLA tiene más apoyo de los manuscritos. El Textus Receptus dice: “El unigénito Hijo”, pero los más antiguos y mejores manuscritos griegos, el Alef, B, C, L, dicen μονογενης θεος monogenes theos, Dios Unigénito, que es indudablemente el verdadero texto.
Dios es conocido por sus maravillosas obras[8], pero Cristo le ha dado a conocer perfectamente[9].
18. 1.19 Juan habla de la multitud, los habitantes en total de Palestina, principalmente los galileos, y de los judíos, los de Judea y en particular de Jerusalén que se oponían a Jesús. La multitud, menospreciada por los judíos[10], escuchaba a Jesús y muchos creían en Él; aun querían obligarle a ser su rey[11], y cuando Jesús entró en la ciudad de Jerusalén “…εκραυγαζον ωσαννα ευλογημενος ο ερχομενος…βασιλευς του ισραηλ”, “…alzaron la voz: ¡Hosanna! ¡…rey de Israel!”[12]. Los judíos, los escribas y fariseos, los saduceos, los ancianos, los principales sacerdotes y los doctores o intérpretes de la ley, eran tenaces en su expectación de un Mesías nacional. Eran los instigadores y líderes de la oposición contra Jesús que resultó en su crucifixión.
Esto judíos querían saber más acerca de Juan. Tenían que investigar tales movimientos porque tenían que dar cuenta a los romanos de cualquier amenaza a la paz. Los romanos daban mucha libertad a las naciones sojuzgadas, pero insistían en que los gobernantes mantuvieran el buen orden. Muchísimas personas habían salido de Jerusalén y de toda Judea para escuchar a Juan y para ser bautizados por él. Entonces ¿quién sería este bautizador?
En una ocasión Jesús preguntó: “τινα λεγουσιν ανθρωποι ειναι τον υιον τουανθρωπου”, “¿Qué están diciendo los hombres sobre quién es el Hijo del Hombre?[13] El testimonio de la gente que vio y escuchó a Jesús era muy importante. He aquí el testimonio acerca de Jesús registrado por Juan en este libro:
a. Juan el evangelista: “Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y las escribió; y sabemos que su testimonio es verdadero”[14].
b. Juan el bautista: “Miren al Cordero de Dios”[15].
c. Andrés: “…hemos hallado al Mesías”[16].
d. Felipe: “…Hallamos de quien escribió Moisés en la Ley y los profetas…”[17].
e. Natanael: “Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”[18].
f. María, la madre de Jesús: “…lo que probablemente les diga, háganlo”[19]. ¿Creía ella que Jesús era simplemente un huésped más? No, sino que creía que Él podía hacer algo extraordinario. También hay que tomar en cuenta el silencio de María. Ella dio su testimonio no solamente en lo que decía, sino también en lo que no decía. ¿Qué madre fiel y amorosa no haría todo lo posible para salvar a su hijo? ¿Qué madre dejaría que su hijo muriera por causa de una mentira cuando ella sabía la verdad? Cuando “…le respondieron los judíos: Nosotros tenemos Ley, y según la Ley debe morir, porque a sí mismo se hizo Hijo de Dios”[20], ¿qué dijo María? Si Jesús no es el Hijo de Dios, María podía haber testificado que lo que los judíos decían no era cierto, que ella, su madre, sabía perfectamente quién era su padre y que no era Dios. Con ese testimonio habría salvado la vida de su hijo.
g. Nicodemo: “Maestro, sabemos que de Dios has venido como maestro, porque nadie es capaz de hacer las señales que haces, a no ser que Dios esté con él”[21]. No hay nada que indique que después de este incidente, Nicodemo cambiara de opinión, pues aludió que Jesús tenía derecho a defenderse[22], y ayudó a José de Arimatea en la sepultura del cuerpo de Jesús[23].
h. Los samaritanos.
1) La mujer: “Señor, estoy entendiendo que eres profeta”[24]; “Vean acá a un hombre que me dijo todas las cosas que hice, ¿no será el Mesías?”[25].
2) Los samaritanos: “…ya no creemos por lo que dijiste, porque hemos oído y comprendido que verdaderamente este es el Libertador del mundo”[26].
i. Pedro: “Después de esto, muchos de los discípulos ya no quisieron ir más con Él. Por eso Jesús dijo a los doce: ¿También quieren irse ustedes? Respondió Simón Pedro: ¿A dónde iremos? Tú das declaraciones de vida eterna”[27]. Es cierto que en un momento de debilidad, él negó a Cristo, pero inmediatamente se arrepintió y dedicó su vida a la proclamación de estas “palabras de vida eterna”.
j. La multitud estaba dividida. Algunos eran influenciados por el prejuicio de los líderes de los judíos, pero otros podían dar un testimonio más objetivo.
1) Después del milagro de alimentar a los 5000, algunos decían: “… ¿No es este Jesús el hijo de José, a quien conocemos como su padre y a su madre? ¿Cómo está diciendo ahora que ha bajado del cielo?[28] Aceptaron su milagro pero no podían aceptar su deidad.
2) “Por lo tanto le estaban buscando los judíos en la fiesta diciendo: ¿Dónde está aquel? Y la muchedumbre murmuraba acerca de Él, ya que unos decían: Es bueno; otros decían: No, sino que extravía a las multitudes”[29].
3) “¡Miren! Con franqueza les está hablando y no le dicen nada. ¿No será que los gobernates verdaderamente le reconocieron como el Cristo?[30]
4) “De la muchedumbre, muchos creyeron en Él y decían: Cuando venga el Cristo, ¿hará más señales que las que este hizo?”[31]
5) Algunos decían: “Este verdaderamente es el profeta. Otros decían: Este es el Cristo. Pero otros decían: No, porque ¿de Galilea ha de venir el Cristo? ¿no está escrito que del linaje de David y de la aldea de belén de donde era David vendrá el Mesías?”[32] Estaban divididos, pero todos entendían que Jesús no era como los demás rabinos.
6) La entrada triunfal: “Al día siguiente, una gran multitud vino a la fiesta y oyeron que Jesús venía a Jerusalén, por lo que tomaron las ramas de las palmeras y fueron al encuentro de Él y clamaban. ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!”[33] Esto llegó a la cima de su popularidad.
k. Los judíos.
1) Ante Pilato: Los judíos “alzaron su voz: ¡Muera, muera en la cruz! Pilato les dijo: ¿A su Rey crucificaré? Respondieron los sacerdotes: ¡No tenemos más rey que César!”[34] Al decir judíos, Juan hablaba de los de Jerusalén, principalmente de los líderes hostiles.
2) Cuando lo oían “Los judíos estaban maravillados y decían: ¿Cómo conoce este las Escrituras sin haber estudiado?[35] Esto indica que ellos reconocían su conocimiento superior.
3) Enojados: “Otra vez hubo división entre los judíos por sus palabras. Estaban diciendo muchos: Tiene un demonio y está loco, ¿por qué le oyen? Otros decían: Estas declaraciones no son de un endemoniado, ¿es capaz un demonio de abrir los ojos a un ciego?[36] En esto se condenaban solos, porque reconocían que Jesús había hecho el milagro de abrir los ojos de los ciegos.
l. Los fariseos.
1) También estos estaban divididos cuando abrió los ojos del ciego. “Estaban diciendo algunos fariseos: Este hombre no es de Dios, porque no guarda el sábado. Otros decían: ¿Cómo un hombre pecador puede hacer estas señales? Y había división entre ellos”[37].
2) Después de la resurrección de Lázaro, “por lo tanto, se reunieron los jefes de los sacerdotes y los fariseos en un concilio y decían: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales”[38]. No hablaban de una sola señal sino de “muchas señales”.
3) Testificaban de la influencia de Jesús sobre el pueblo, y del temor que sentía en cuanto al resultado de sus obras. “Si a él le dejamos completamente, todos confiarán en Él y vendrán los romanos y se alzarán contra nosotros, y este lugar y la nación”[39].
4) Reconocían que no podían hacer frente a la situación causada por la influencia de Jesús. “Por lo tanto los fariseos dijeron: Observben que no recibimos ningún beneficio. Vean, todo el mundo va tras Él”[40]. Estaban muy frustrados.
En resumen, los fariseos testificaron que Jesús había hecho muchas señales, que su influencia crecía, y que ellos no habían podido hacer nada para evitarlo. Estaban persuadidos que su último recurso era matarle. Por eso, desde entonces comenzaron a llevar a cabo su plan diabólico.
m. Los alguaciles: “Por lo tanto vinieron los ayudantes a los jefes de los sacerdotes y a los fariseos y les dijeron ellos: ¿Por qué no le trajeron? Respondieron los ayudantes: Nunca un hombre habló así”[41]. Estas palabras provocaron una reacción fuerte de parte de los fariseos. “Por lo tanto respondieron los fariseos: ¿Ustedes también se han dejado extraviar? Ninguno de los gobernantes o de los fariseos confió en Él…Escudriña y mira que de Galilea no se ha levantado vocero” [42].
n. El hombre que nació ciego: “Le preguntaron al que era ciego: ¿Qué dices del que te abrió los ojos? Él dijo: Es profeta”[43]. Los padres confirmaron que su hijo había nacido ciego. Entonces los fariseos dijeron: “Da gloria a Dios, nosotros hemos sabido que este hombre es pecador. Por lo tanto respondió: Si es pecador, no lo he sabido, pero si he sabido que yo era ciego y ahora veo”[44].
o. Marta.
1) “Y ahora sé, que lo que supliques a Dios, Dios te lo dará”[45].
2) “Jesús le dijo a ella: Yo soy la resurrección y la vida, el que profundamente confíe en mí, aunque muriere, vivirá. Y todo el que vive y profundamente confíe en mí, no morirápor siempre. ¿Estás confiando en esto? Ella le dice: Sí Señor, yo he creído que tú eres el Ungido, el Hijo de Dios, que ha venido al mundo”[46].
p. Los discípulos.
Después del discurso final de los capítulos 14-16, 16.30: “Ahora comprendemos que sabes todo y no hay necesidad que alguien te pregunte; por esto estamos confiando que saliste de Dios”.
q. Pilato: “Yo ninguna causa encuentro en él”[47]; “Vean, lo traigo afuera a ustedes, para que conozcan que ninguna causa hallo en él”[48]; “porque yo no hallo en él causa”[49].
r. Tomás: “Si no puedo ver en sus manos la marca de los clavos, y no meta mi mano dentro de su costado, no confiaré”[50]; “¡Señor mío y Dios mío!”
19. 1.20 Si Juan hubiese dicho que era el Profeta o el Mesías, muchos lo habrían aceptado. El que los oficiales enviaran a investigar, testifica de su popularidad. Recordemos que años después, aun en Éfeso, Juan tenía discípulos[51].
20. 1.21 Le hacen esta pregunta basándose en Malaquías 4.5, ya que los judíos tenían la seguridad de que Elías regresaría en persona. Más adelante, Jesús testificó que Juan era este Elías ta esperado[52]. No era Elías en persona, sino que tenía el espíritu y el poder de Elías. Podemos decir que Elías vino en persona cuando se reunió con Jesús y Moisés en el monte de la “transfiguración”[53], pero no era ese el cumplimiento de la profecía de Malaquías.
La pregunta sobre el “vocero” o “profeta”, se refiere a Deuteronomio 18.15, 18: “Un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará el SEÑOR tu Dios; a él oirán…Un profeta como tú levantaré de entre sus hermanos, y pondré Mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que Yo le mande”; pero no se refería a Juan, sino más bien a Jesús mismo.
21. 1.22-25 Los fariseos van a consultar a Juan y curiosamente le solicitan el testimonio sobre sí mismo: “¿Qué dices de ti mismo?”, pero poco tiempo después, desean anular el testimonio de Jesús, porque según ellos, él testificaba de sí mismo y eso no tenía validez[54].
La respuesta de Juan es sencilla y bíblica, una cita de Isaías 40.3.
Pero la curiosidad de los fariseos no acaba ahí, ellos desean saber más acerca del sumergir en agua de Juan. Ellos eran expertos en los lavamientos externos como se ve en Mateo 15.2; 23.25. Consideraban que Juan, al no ser el Cristo, ni Elías, ni el profeta, no tenía autoridad para sumergir en agua. Ellos hubieran tenido plena autoridad para bautizar, pero ¿con qué autoridad lo hacía Juan y cuál sería la naturaleza de este lavamiento? Por lo visto, para ellos esto era un nuevo rito, desconocido por ellos.
22. 1.26 La pregunta era: “¿Por qué bautizas?” Juan les respondió de manera literal: “Yo sumerjo en agua, en medio de ustedes está a quien ustedes no han conocido”. ¿Quién era este desconocido para los fariseos que le daba autoridad a Juan a sumergir en agua? El Mesías o el Ungido.
23. 1.27 Juan muestra un conocimiento teológico sorprendente para una persona que no convivía con la sociedad de su tiempo. Es lógico suponer que este conocimiento fue adquirido por las enseñanzas de su padre, quien era sacerdote. Él aclara que aunque quien espera viene después de él, es anterior a él. Los judíos no entendieron esto y le reclaman a Jesús que él era muy joven como para poder decir que había visto a Abraham[55].
Si bien es cierto que Juan era aceptado por el pueblo de manera gustosa como un profeta[56], Jesús es superior al bautizador.
24. 1.28 Estas cosas sucedieron en Betábara. Bethabará, significa “casa del paso” y según el Diccionario Bíblico Gratis[57] era el “lugar en el río Jordán donde Juan bautizaba”[58]. Sin embargo, la evidencia textual favorece la lectura Bethanía, “Betania”[59]. Como Orígenes no pudo encontrar ninguna Betania cerca del Jordán, prefirió Betábara por razones geográficas (lugar aceptado por muchos siglos pero todavía sin identificar). Algunos sugieren el vado del Jordán llamado Ab~rah, a unos 19 km al sur del Mar de Galilea, pero parece demasiado al norte. Otra conjetura es que Betábara sea Bet-barah, cerca de la confluencia del Jaboc con el Jordán. La ubicación del lugar se debe considerar todavía incierta”.
[1] Efesios 1.23; Colosenses 1.19; 2.9.
[2] Gálatas 3.26-27; 1 Corintios 1.9.
[3] Colosenses 2.16-17; Hebreos 8.4-5; 10.1.
[4] 2 Corintios 3.7.
[5] 2 Corintios 3.9.
[6] Juan 5.46.
[7] Juan 1.14; 8.45; 16.7; 14.6; 18.37; 8.32; 3.21; 14.17; 15.26; 16.13.
[8] Romanos 1.20; Salmos 19.
[9] Juan 8.19; 12.45; 14.9.
[10] Juan 7.49.
[11] Juan 6.15.
[12] Juan 12.13.
[13] Mateo 16.13.
[14] Juan 21.24.
[15] Juan 1.29.
[16] Juan 1.41.
[17] Juan 1.45.
[18] Juan 1.49.
[19] Juan 2.5.
[20] Juan 19.7.
[21] Juan 3.2.
[22] Juan 7.50-51.
[23] Juan 19.39.
[24] Juan 4.19.
[25] Juan 4.29.
[26] Juan 4.42.
[27] Juan 6.66-68.
[28] Juan 6.42.
[29] Juan 7.11-12.
[30] Juan 7.26.
[31] Juan 7.31.
[32] Juan 7.40-42.
[33] Juan 12.12-13.
[34] Juan 19.15.
[35] Juan 7.15.
[36] Juan 10.19-21.
[37] Juan 9.16.
[38] Juan 11.47.
[39] Juan 11.48.
[40] Juan 12.19.
[41] Juan 7.45-46.
[42] Juan 7.47-48, 52.
[43] Juan 9.17.
[44] Juan 9.24-25.
[45] Juan 11.22.
[46] Juan 11.25-27
[47] Juan 18.38.
[48] Juan 19.4.
[49] Juan 19.6.
[50] Juan 20.25.
[51] Hechos 18.25; 19.3.
[52] Mateo 11.14; 17.12-13.
[53] Mateo 17.10.
[54] Juan 8.13.
[55] Juan 8.58.
[56] Mateo 21.26.
[57] www.wikicristiano.org/diccionario-biblico/1135/bet%E1bara/
[58] Juan 1.28.
[59] BJ, DHH, NBE, LPD.
16. 1.17 La ley con sus tipos, sombras y figuras[3], era un ministerio de muerte[4], que por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad, el ministerio de justificación[5], vinieron por medio de Jesucristo. El Evangelio, “la gracia y la verdad” es superior a la Ley de Moisés, pero la Ley nunca compitió con el Evangelio. Más bien, Cristo y los apóstoles explican ampliamente el papel importante de Moisés y de la Ley de preparar al pueblo para la venida de Cristo[6].
Aunque “gracia” era una de las palabras favoritas de Pablo, Juan no vuelve a usarla, pero repetidas veces habla de “la verdad”. La verdad estaba manifestada en Cristo quien estaba “ηρης χαριτος και αληθειας”, “lleno de gracia y de verdad”[7].
17. 1.18 La traducción de LBLA tiene más apoyo de los manuscritos. El Textus Receptus dice: “El unigénito Hijo”, pero los más antiguos y mejores manuscritos griegos, el Alef, B, C, L, dicen μονογενης θεος monogenes theos, Dios Unigénito, que es indudablemente el verdadero texto.
Dios es conocido por sus maravillosas obras[8], pero Cristo le ha dado a conocer perfectamente[9].
18. 1.19 Juan habla de la multitud, los habitantes en total de Palestina, principalmente los galileos, y de los judíos, los de Judea y en particular de Jerusalén que se oponían a Jesús. La multitud, menospreciada por los judíos[10], escuchaba a Jesús y muchos creían en Él; aun querían obligarle a ser su rey[11], y cuando Jesús entró en la ciudad de Jerusalén “…εκραυγαζον ωσαννα ευλογημενος ο ερχομενος…βασιλευς του ισραηλ”, “…alzaron la voz: ¡Hosanna! ¡…rey de Israel!”[12]. Los judíos, los escribas y fariseos, los saduceos, los ancianos, los principales sacerdotes y los doctores o intérpretes de la ley, eran tenaces en su expectación de un Mesías nacional. Eran los instigadores y líderes de la oposición contra Jesús que resultó en su crucifixión.
Esto judíos querían saber más acerca de Juan. Tenían que investigar tales movimientos porque tenían que dar cuenta a los romanos de cualquier amenaza a la paz. Los romanos daban mucha libertad a las naciones sojuzgadas, pero insistían en que los gobernantes mantuvieran el buen orden. Muchísimas personas habían salido de Jerusalén y de toda Judea para escuchar a Juan y para ser bautizados por él. Entonces ¿quién sería este bautizador?
En una ocasión Jesús preguntó: “τινα λεγουσιν ανθρωποι ειναι τον υιον τουανθρωπου”, “¿Qué están diciendo los hombres sobre quién es el Hijo del Hombre?[13] El testimonio de la gente que vio y escuchó a Jesús era muy importante. He aquí el testimonio acerca de Jesús registrado por Juan en este libro:
a. Juan el evangelista: “Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y las escribió; y sabemos que su testimonio es verdadero”[14].
b. Juan el bautista: “Miren al Cordero de Dios”[15].
c. Andrés: “…hemos hallado al Mesías”[16].
d. Felipe: “…Hallamos de quien escribió Moisés en la Ley y los profetas…”[17].
e. Natanael: “Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel”[18].
f. María, la madre de Jesús: “…lo que probablemente les diga, háganlo”[19]. ¿Creía ella que Jesús era simplemente un huésped más? No, sino que creía que Él podía hacer algo extraordinario. También hay que tomar en cuenta el silencio de María. Ella dio su testimonio no solamente en lo que decía, sino también en lo que no decía. ¿Qué madre fiel y amorosa no haría todo lo posible para salvar a su hijo? ¿Qué madre dejaría que su hijo muriera por causa de una mentira cuando ella sabía la verdad? Cuando “…le respondieron los judíos: Nosotros tenemos Ley, y según la Ley debe morir, porque a sí mismo se hizo Hijo de Dios”[20], ¿qué dijo María? Si Jesús no es el Hijo de Dios, María podía haber testificado que lo que los judíos decían no era cierto, que ella, su madre, sabía perfectamente quién era su padre y que no era Dios. Con ese testimonio habría salvado la vida de su hijo.
g. Nicodemo: “Maestro, sabemos que de Dios has venido como maestro, porque nadie es capaz de hacer las señales que haces, a no ser que Dios esté con él”[21]. No hay nada que indique que después de este incidente, Nicodemo cambiara de opinión, pues aludió que Jesús tenía derecho a defenderse[22], y ayudó a José de Arimatea en la sepultura del cuerpo de Jesús[23].
h. Los samaritanos.
1) La mujer: “Señor, estoy entendiendo que eres profeta”[24]; “Vean acá a un hombre que me dijo todas las cosas que hice, ¿no será el Mesías?”[25].
2) Los samaritanos: “…ya no creemos por lo que dijiste, porque hemos oído y comprendido que verdaderamente este es el Libertador del mundo”[26].
i. Pedro: “Después de esto, muchos de los discípulos ya no quisieron ir más con Él. Por eso Jesús dijo a los doce: ¿También quieren irse ustedes? Respondió Simón Pedro: ¿A dónde iremos? Tú das declaraciones de vida eterna”[27]. Es cierto que en un momento de debilidad, él negó a Cristo, pero inmediatamente se arrepintió y dedicó su vida a la proclamación de estas “palabras de vida eterna”.
j. La multitud estaba dividida. Algunos eran influenciados por el prejuicio de los líderes de los judíos, pero otros podían dar un testimonio más objetivo.
1) Después del milagro de alimentar a los 5000, algunos decían: “… ¿No es este Jesús el hijo de José, a quien conocemos como su padre y a su madre? ¿Cómo está diciendo ahora que ha bajado del cielo?[28] Aceptaron su milagro pero no podían aceptar su deidad.
2) “Por lo tanto le estaban buscando los judíos en la fiesta diciendo: ¿Dónde está aquel? Y la muchedumbre murmuraba acerca de Él, ya que unos decían: Es bueno; otros decían: No, sino que extravía a las multitudes”[29].
3) “¡Miren! Con franqueza les está hablando y no le dicen nada. ¿No será que los gobernates verdaderamente le reconocieron como el Cristo?[30]
4) “De la muchedumbre, muchos creyeron en Él y decían: Cuando venga el Cristo, ¿hará más señales que las que este hizo?”[31]
5) Algunos decían: “Este verdaderamente es el profeta. Otros decían: Este es el Cristo. Pero otros decían: No, porque ¿de Galilea ha de venir el Cristo? ¿no está escrito que del linaje de David y de la aldea de belén de donde era David vendrá el Mesías?”[32] Estaban divididos, pero todos entendían que Jesús no era como los demás rabinos.
6) La entrada triunfal: “Al día siguiente, una gran multitud vino a la fiesta y oyeron que Jesús venía a Jerusalén, por lo que tomaron las ramas de las palmeras y fueron al encuentro de Él y clamaban. ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!”[33] Esto llegó a la cima de su popularidad.
k. Los judíos.
1) Ante Pilato: Los judíos “alzaron su voz: ¡Muera, muera en la cruz! Pilato les dijo: ¿A su Rey crucificaré? Respondieron los sacerdotes: ¡No tenemos más rey que César!”[34] Al decir judíos, Juan hablaba de los de Jerusalén, principalmente de los líderes hostiles.
2) Cuando lo oían “Los judíos estaban maravillados y decían: ¿Cómo conoce este las Escrituras sin haber estudiado?[35] Esto indica que ellos reconocían su conocimiento superior.
3) Enojados: “Otra vez hubo división entre los judíos por sus palabras. Estaban diciendo muchos: Tiene un demonio y está loco, ¿por qué le oyen? Otros decían: Estas declaraciones no son de un endemoniado, ¿es capaz un demonio de abrir los ojos a un ciego?[36] En esto se condenaban solos, porque reconocían que Jesús había hecho el milagro de abrir los ojos de los ciegos.
l. Los fariseos.
1) También estos estaban divididos cuando abrió los ojos del ciego. “Estaban diciendo algunos fariseos: Este hombre no es de Dios, porque no guarda el sábado. Otros decían: ¿Cómo un hombre pecador puede hacer estas señales? Y había división entre ellos”[37].
2) Después de la resurrección de Lázaro, “por lo tanto, se reunieron los jefes de los sacerdotes y los fariseos en un concilio y decían: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas señales”[38]. No hablaban de una sola señal sino de “muchas señales”.
3) Testificaban de la influencia de Jesús sobre el pueblo, y del temor que sentía en cuanto al resultado de sus obras. “Si a él le dejamos completamente, todos confiarán en Él y vendrán los romanos y se alzarán contra nosotros, y este lugar y la nación”[39].
4) Reconocían que no podían hacer frente a la situación causada por la influencia de Jesús. “Por lo tanto los fariseos dijeron: Observben que no recibimos ningún beneficio. Vean, todo el mundo va tras Él”[40]. Estaban muy frustrados.
En resumen, los fariseos testificaron que Jesús había hecho muchas señales, que su influencia crecía, y que ellos no habían podido hacer nada para evitarlo. Estaban persuadidos que su último recurso era matarle. Por eso, desde entonces comenzaron a llevar a cabo su plan diabólico.
m. Los alguaciles: “Por lo tanto vinieron los ayudantes a los jefes de los sacerdotes y a los fariseos y les dijeron ellos: ¿Por qué no le trajeron? Respondieron los ayudantes: Nunca un hombre habló así”[41]. Estas palabras provocaron una reacción fuerte de parte de los fariseos. “Por lo tanto respondieron los fariseos: ¿Ustedes también se han dejado extraviar? Ninguno de los gobernantes o de los fariseos confió en Él…Escudriña y mira que de Galilea no se ha levantado vocero” [42].
n. El hombre que nació ciego: “Le preguntaron al que era ciego: ¿Qué dices del que te abrió los ojos? Él dijo: Es profeta”[43]. Los padres confirmaron que su hijo había nacido ciego. Entonces los fariseos dijeron: “Da gloria a Dios, nosotros hemos sabido que este hombre es pecador. Por lo tanto respondió: Si es pecador, no lo he sabido, pero si he sabido que yo era ciego y ahora veo”[44].
o. Marta.
1) “Y ahora sé, que lo que supliques a Dios, Dios te lo dará”[45].
2) “Jesús le dijo a ella: Yo soy la resurrección y la vida, el que profundamente confíe en mí, aunque muriere, vivirá. Y todo el que vive y profundamente confíe en mí, no morirápor siempre. ¿Estás confiando en esto? Ella le dice: Sí Señor, yo he creído que tú eres el Ungido, el Hijo de Dios, que ha venido al mundo”[46].
p. Los discípulos.
Después del discurso final de los capítulos 14-16, 16.30: “Ahora comprendemos que sabes todo y no hay necesidad que alguien te pregunte; por esto estamos confiando que saliste de Dios”.
q. Pilato: “Yo ninguna causa encuentro en él”[47]; “Vean, lo traigo afuera a ustedes, para que conozcan que ninguna causa hallo en él”[48]; “porque yo no hallo en él causa”[49].
r. Tomás: “Si no puedo ver en sus manos la marca de los clavos, y no meta mi mano dentro de su costado, no confiaré”[50]; “¡Señor mío y Dios mío!”
19. 1.20 Si Juan hubiese dicho que era el Profeta o el Mesías, muchos lo habrían aceptado. El que los oficiales enviaran a investigar, testifica de su popularidad. Recordemos que años después, aun en Éfeso, Juan tenía discípulos[51].
20. 1.21 Le hacen esta pregunta basándose en Malaquías 4.5, ya que los judíos tenían la seguridad de que Elías regresaría en persona. Más adelante, Jesús testificó que Juan era este Elías ta esperado[52]. No era Elías en persona, sino que tenía el espíritu y el poder de Elías. Podemos decir que Elías vino en persona cuando se reunió con Jesús y Moisés en el monte de la “transfiguración”[53], pero no era ese el cumplimiento de la profecía de Malaquías.
La pregunta sobre el “vocero” o “profeta”, se refiere a Deuteronomio 18.15, 18: “Un profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará el SEÑOR tu Dios; a él oirán…Un profeta como tú levantaré de entre sus hermanos, y pondré Mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que Yo le mande”; pero no se refería a Juan, sino más bien a Jesús mismo.
21. 1.22-25 Los fariseos van a consultar a Juan y curiosamente le solicitan el testimonio sobre sí mismo: “¿Qué dices de ti mismo?”, pero poco tiempo después, desean anular el testimonio de Jesús, porque según ellos, él testificaba de sí mismo y eso no tenía validez[54].
La respuesta de Juan es sencilla y bíblica, una cita de Isaías 40.3.
Pero la curiosidad de los fariseos no acaba ahí, ellos desean saber más acerca del sumergir en agua de Juan. Ellos eran expertos en los lavamientos externos como se ve en Mateo 15.2; 23.25. Consideraban que Juan, al no ser el Cristo, ni Elías, ni el profeta, no tenía autoridad para sumergir en agua. Ellos hubieran tenido plena autoridad para bautizar, pero ¿con qué autoridad lo hacía Juan y cuál sería la naturaleza de este lavamiento? Por lo visto, para ellos esto era un nuevo rito, desconocido por ellos.
22. 1.26 La pregunta era: “¿Por qué bautizas?” Juan les respondió de manera literal: “Yo sumerjo en agua, en medio de ustedes está a quien ustedes no han conocido”. ¿Quién era este desconocido para los fariseos que le daba autoridad a Juan a sumergir en agua? El Mesías o el Ungido.
23. 1.27 Juan muestra un conocimiento teológico sorprendente para una persona que no convivía con la sociedad de su tiempo. Es lógico suponer que este conocimiento fue adquirido por las enseñanzas de su padre, quien era sacerdote. Él aclara que aunque quien espera viene después de él, es anterior a él. Los judíos no entendieron esto y le reclaman a Jesús que él era muy joven como para poder decir que había visto a Abraham[55].
Si bien es cierto que Juan era aceptado por el pueblo de manera gustosa como un profeta[56], Jesús es superior al bautizador.
24. 1.28 Estas cosas sucedieron en Betábara. Bethabará, significa “casa del paso” y según el Diccionario Bíblico Gratis[57] era el “lugar en el río Jordán donde Juan bautizaba”[58]. Sin embargo, la evidencia textual favorece la lectura Bethanía, “Betania”[59]. Como Orígenes no pudo encontrar ninguna Betania cerca del Jordán, prefirió Betábara por razones geográficas (lugar aceptado por muchos siglos pero todavía sin identificar). Algunos sugieren el vado del Jordán llamado Ab~rah, a unos 19 km al sur del Mar de Galilea, pero parece demasiado al norte. Otra conjetura es que Betábara sea Bet-barah, cerca de la confluencia del Jaboc con el Jordán. La ubicación del lugar se debe considerar todavía incierta”.
[1] Efesios 1.23; Colosenses 1.19; 2.9.
[2] Gálatas 3.26-27; 1 Corintios 1.9.
[3] Colosenses 2.16-17; Hebreos 8.4-5; 10.1.
[4] 2 Corintios 3.7.
[5] 2 Corintios 3.9.
[6] Juan 5.46.
[7] Juan 1.14; 8.45; 16.7; 14.6; 18.37; 8.32; 3.21; 14.17; 15.26; 16.13.
[8] Romanos 1.20; Salmos 19.
[9] Juan 8.19; 12.45; 14.9.
[10] Juan 7.49.
[11] Juan 6.15.
[12] Juan 12.13.
[13] Mateo 16.13.
[14] Juan 21.24.
[15] Juan 1.29.
[16] Juan 1.41.
[17] Juan 1.45.
[18] Juan 1.49.
[19] Juan 2.5.
[20] Juan 19.7.
[21] Juan 3.2.
[22] Juan 7.50-51.
[23] Juan 19.39.
[24] Juan 4.19.
[25] Juan 4.29.
[26] Juan 4.42.
[27] Juan 6.66-68.
[28] Juan 6.42.
[29] Juan 7.11-12.
[30] Juan 7.26.
[31] Juan 7.31.
[32] Juan 7.40-42.
[33] Juan 12.12-13.
[34] Juan 19.15.
[35] Juan 7.15.
[36] Juan 10.19-21.
[37] Juan 9.16.
[38] Juan 11.47.
[39] Juan 11.48.
[40] Juan 12.19.
[41] Juan 7.45-46.
[42] Juan 7.47-48, 52.
[43] Juan 9.17.
[44] Juan 9.24-25.
[45] Juan 11.22.
[46] Juan 11.25-27
[47] Juan 18.38.
[48] Juan 19.4.
[49] Juan 19.6.
[50] Juan 20.25.
[51] Hechos 18.25; 19.3.
[52] Mateo 11.14; 17.12-13.
[53] Mateo 17.10.
[54] Juan 8.13.
[55] Juan 8.58.
[56] Mateo 21.26.
[57] www.wikicristiano.org/diccionario-biblico/1135/bet%E1bara/
[58] Juan 1.28.
[59] BJ, DHH, NBE, LPD.