EPÍSTOLAS PAULINAS
Introducción.
A. ¿Qué es una epístola?
Una epístola es una escritura dirigida o enviada a una persona o un grupo de personas que habitualmente toma la forma de carta. También se entiende también como epístola una composición poética en la que el autor se dirige a un receptor bien determinado, real o imaginario, que se considera ausente; la forma métrica habitual de este tipo de poemas es el terceto encadenado o el verso blanco.
Las cartas de los Enviados Cristianos en el Nuevo Testamento son a menudo denominadas epístolas.
Las cartas o epístolas suelen reunirse en colecciones llamadas epistolarios; estos pueden ser de distintos tipos, según agrupen las cartas por autores, corresponsales, temas o fechas; los epistolarios más completos deben recoger también las epístolas que escriben los corresponsales, personajes que son habitualmente excluidos a causa de no ser tan famosos como el autor a quien están consagradas estas colecciones, aunque también porque es muy difícil que se conserve este tipo de literatura efímera; también puede utilizarse la epístola como mecanismo narrativo que enfoca un determinado punto de vista y escribir novelas en forma de epístolas.
Según estudiosos del tema, podemos distinguir una estructura que se encuentra en varias epístolas en las cuales se incluyen las siguientes partes:
ü Introducción
ü Primera parte, de carácter teórico-doctrinal
ü Segunda parte, exhortación moral
ü Conclusión[1]
B. Introducción a las Epístolas Paulinas.
Las Epístolas son generalmente divididas en las Epístolas Paulinas y las Epístolas Generales, es decir, escritas por otros cristianos, pero no por Pablo.
Las Epístolas Paulinas son un conjunto de cartas escritas o atribuidas a Pablo, creadas en el primer siglo de existencia del cristianismo, cuyo fin era la exhortación de los creyentes cristianos de las Iglesias contemporáneas a él, pero con enseñanzas universales que influyen hasta el día de hoy. Conforman parte del cuerpo de Nuevo Testamento, por lo que son aceptadas e incluidas en la mayor parte de las versiones cristianas de la Biblia. Tenemos con nosotros 13 epístolas que escribió Pablo, aunque algunos tratan de incluir a Hebreos como una más, pero no hay razones concluyentes para aceptar esta postura; además, algunos creen que hay algunas epístolas perdidas, como la dirigida a los cristianos en Laodicea, pero tampoco tenemos pruebas concluyentes.
1. Las trece cartas.
Las epístolas de Pablo son las siguientes, de acuerdo al arreglo bíblico:
a. Romanos
b. Primera a los Corintios
c. Segunda a los Corintios
d. Gálatas
e. Efesios
f. Filipenses
g. Colosenses
h. Primera a los Tesalonicenses
i. Segunda a los Tesalonicenses
j. Primera a Timoteo
k. Segunda a Timoteo
l. Tito
m. Filemón
De estas, cuatro son personales: Filemón, Tito, Primera y Segunda a Timoteo; mientras que el resto son colectivas: Primera y Segunda a los Tesalonicenses, Gálatas, Primera y Segunda a los Corintios, Romanos, Filipenses, Colosenses y Efesios; esto es, no dirigidas a una persona en particular sino a la comunidad eclesiástica de manera colectiva[2].
Categoría Nombre Fecha Origen Teología
Gálatas 48 Antioquía 1 Tesalonicenses 50 Corinto Soteorología
General 2 Tesalonicenses 50 Macedonia y
1 Corintios 55 Éfeso Escatología
2 Corintios 55 Macedonia
Romanos 57 Corinto
Efesios 62 Roma
Prisión Colosenses 62 Roma Cristología
Filemón 62 Roma
Filipenses 63 Roma
1 Timoteo 63 Macedonia
Organizacional Tito 63 Corinto Eclesiología
2 Timoteo 67 Roma
2. Objetivo.
Pablo no actúa en ningún momento como jefe de la Iglesia, tratando de imponer su propia mentalidad, pero sí transmite a los cristianos del siglo I y a los de toda la historia de la cristiandad, las instrucciones de Dios, respondiendo a sus propias inquietudes sobre cómo comportarse en su vivir diario. Las epístolas están cargadas de ánimo, pero en algunos momentos vienen sazonadas con exhortaciones y en otras solamente son una muestra de agradecimiento; pero las hay también en un sentido pastoral para organizar la Iglesia que en el siglo I todavía carecía de una forma ordenada.
3. Autor.
Aunque hay quienes consideren que algunas de las cartas paulinas no son propias del Enviado, sino que sus seguidores utilizaron el nombre de este gran líder para imponer sus preceptos, la mayoría de los cristianos ortodoxos somos de un parecer que fue Saulo de Tarso quien se dio a la tarea de escribir estas.
Universalmente se aceptan como paulinas las epístolas a los Romanos, Filipenses, Filemón, Gálatas, 1 a los Tesalonicenses y las dos a los corintios. Pero de las otras, especialmente las llamadas “pastorales” son rechazadas por los críticos modernos, especialmente por la falta de pruebas del liderazgo femenino en la Iglesia, cosa que ellos proclaman.
Pablo fue conocido por mucho tiempo como Saulo de Tarso. Era de linaje judío de la ciudad de Tarso de Cilicia. No solo era judío, sino que por su propio testimonio, era fariseo hijo de fariseo[3], era un hebreo de hebreos, de la tribu de Benjamín[4], y había sido enseñado, evidentemente en su juventud, en el negocio de la fabricación de tiendas[5]. También siendo joven fue a Jerusalén, y según su testimonio, estudió con el reconocido Gamaliel I, maestro renombrado en la Escuela de Hillel[6]. Había adelantado, en sus estudios de la religión de los judíos, más allá que muchos de sus compañeros por ser sumamente celoso debido a sus tradiciones ancestrales[7].
Su celo como judío religioso lo condujo por el camino, que él celosamente aceptó, de perseguir a la Iglesia. Cuando joven, estaba presente cuando Esteban fue apedreado y asesinado[8]. En su campaña contra cristianos, viajó con cartas de arresto del Sumo Sacerdote y fue a otras ciudades para asolar la Iglesia[9]. Fue en una de estas misiones que Saulo fue convertido cuando iba por el camino a Damasco.
Pablo también era griego por cultura, ya que había recibido una educación griega[10]. Muestra conocimiento de la cultura y pensamiento griegos. Tal estudiante estaba familiarizado con muchos de los refranes de escritores clásicos y contemporáneos. Además, Pablo era un ciudadano romano y era nacido romano[11]. Debido a esto, pudo apelar a Cesar como ciudadano de Roma cuando fue encarcelado[12].
Por lo tanto, Pablo estaba calificado para ser el escogido de llevar el mensaje del evangelio a los gentiles. Pablo pudo fácilmente decir: “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos”[13].
4. Énfasis de las Epístolas de Pablo.
Antes de entrar en el estudio de cada una de las epístolas de Pablo, es bueno resumir el énfasis distintivo y las contribuciones de cada una de las epístolas de Pablo.
a. Énfasis en el Señor Jesús:
Romanos: Cristo el poder de Dios para nosotros.
1 Corintios: Cristo la sabiduría de Dios para nosotros.
2 Corintios: Cristo el consuelo de Dios para nosotros.
Gálatas: Cristo la justicia de Dios para nosotros.
Efesios: Cristo las riquezas de Dios para nosotros.
Filipenses: Cristo la suficiencia de Dios para nosotros.
Colosenses: Cristo la llenura de Dios para nosotros.
1 Tesalonicenses: Cristo la promesa de Dios para nosotros
2 Tesalonicenses: Cristo el premio de Dios para nosotros
b. El Énfasis en el Mensaje del Evangelio:
Romanos: El Evangelio y su mensaje
1 Corintios: El Evangelio y su ministerio.
2 Corintios: El Evangelio y sus ministros.
Gálatas: El Evangelio y sus mutiladores.
Efesios: El Evangelio y su divinidad.
Filipenses: El Evangelio y su marco terreno.
Colosenses: El Evangelio y sus filosofías.
1 Tesalonicenses: El Evangelio y el futuro de la Iglesia.
2 Tesalonicenses: El Evangelio y el Anticristo.
c. El Énfasis del Evangelio en la Unión de los Creyentes:
Romanos: En Cristo: Justificación.
1 Corintios: En Cristo: Santificación.
2 Corintios: En Cristo: Consolación.
Gálatas: En Cristo: Liberación.
Efesios: En Cristo: Exaltación.
Filipenses: En Cristo: Triunfo.
Colosenses: En Cristo: Cumplimiento.
1 Tesalonicenses: En Cristo: Traslación.
2 Tesalonicenses: En Cristo: Compensación.
[1] Wikipedia. Epístola.
[2] Ibid. Epístolas Paulinas.
[3] Hechos 23.6.
[4] Filipenses 3.4-5.
[5] Hechos 18.3.
[6] Hechos 22.3.
[7] Gálatas 1.14.
[8] Hechos 7.58-83.
[9] Hechos 26.10-11; Gálatas 1.13.
[10] Hechos 17.28; Tito 1.12.
[11] Hechos 22.28.
[12] Hechos 16.37-39.
[13] 1 Corintios 9.22.
A. ¿Qué es una epístola?
Una epístola es una escritura dirigida o enviada a una persona o un grupo de personas que habitualmente toma la forma de carta. También se entiende también como epístola una composición poética en la que el autor se dirige a un receptor bien determinado, real o imaginario, que se considera ausente; la forma métrica habitual de este tipo de poemas es el terceto encadenado o el verso blanco.
Las cartas de los Enviados Cristianos en el Nuevo Testamento son a menudo denominadas epístolas.
Las cartas o epístolas suelen reunirse en colecciones llamadas epistolarios; estos pueden ser de distintos tipos, según agrupen las cartas por autores, corresponsales, temas o fechas; los epistolarios más completos deben recoger también las epístolas que escriben los corresponsales, personajes que son habitualmente excluidos a causa de no ser tan famosos como el autor a quien están consagradas estas colecciones, aunque también porque es muy difícil que se conserve este tipo de literatura efímera; también puede utilizarse la epístola como mecanismo narrativo que enfoca un determinado punto de vista y escribir novelas en forma de epístolas.
Según estudiosos del tema, podemos distinguir una estructura que se encuentra en varias epístolas en las cuales se incluyen las siguientes partes:
ü Introducción
ü Primera parte, de carácter teórico-doctrinal
ü Segunda parte, exhortación moral
ü Conclusión[1]
B. Introducción a las Epístolas Paulinas.
Las Epístolas son generalmente divididas en las Epístolas Paulinas y las Epístolas Generales, es decir, escritas por otros cristianos, pero no por Pablo.
Las Epístolas Paulinas son un conjunto de cartas escritas o atribuidas a Pablo, creadas en el primer siglo de existencia del cristianismo, cuyo fin era la exhortación de los creyentes cristianos de las Iglesias contemporáneas a él, pero con enseñanzas universales que influyen hasta el día de hoy. Conforman parte del cuerpo de Nuevo Testamento, por lo que son aceptadas e incluidas en la mayor parte de las versiones cristianas de la Biblia. Tenemos con nosotros 13 epístolas que escribió Pablo, aunque algunos tratan de incluir a Hebreos como una más, pero no hay razones concluyentes para aceptar esta postura; además, algunos creen que hay algunas epístolas perdidas, como la dirigida a los cristianos en Laodicea, pero tampoco tenemos pruebas concluyentes.
1. Las trece cartas.
Las epístolas de Pablo son las siguientes, de acuerdo al arreglo bíblico:
a. Romanos
b. Primera a los Corintios
c. Segunda a los Corintios
d. Gálatas
e. Efesios
f. Filipenses
g. Colosenses
h. Primera a los Tesalonicenses
i. Segunda a los Tesalonicenses
j. Primera a Timoteo
k. Segunda a Timoteo
l. Tito
m. Filemón
De estas, cuatro son personales: Filemón, Tito, Primera y Segunda a Timoteo; mientras que el resto son colectivas: Primera y Segunda a los Tesalonicenses, Gálatas, Primera y Segunda a los Corintios, Romanos, Filipenses, Colosenses y Efesios; esto es, no dirigidas a una persona en particular sino a la comunidad eclesiástica de manera colectiva[2].
Categoría Nombre Fecha Origen Teología
Gálatas 48 Antioquía 1 Tesalonicenses 50 Corinto Soteorología
General 2 Tesalonicenses 50 Macedonia y
1 Corintios 55 Éfeso Escatología
2 Corintios 55 Macedonia
Romanos 57 Corinto
Efesios 62 Roma
Prisión Colosenses 62 Roma Cristología
Filemón 62 Roma
Filipenses 63 Roma
1 Timoteo 63 Macedonia
Organizacional Tito 63 Corinto Eclesiología
2 Timoteo 67 Roma
2. Objetivo.
Pablo no actúa en ningún momento como jefe de la Iglesia, tratando de imponer su propia mentalidad, pero sí transmite a los cristianos del siglo I y a los de toda la historia de la cristiandad, las instrucciones de Dios, respondiendo a sus propias inquietudes sobre cómo comportarse en su vivir diario. Las epístolas están cargadas de ánimo, pero en algunos momentos vienen sazonadas con exhortaciones y en otras solamente son una muestra de agradecimiento; pero las hay también en un sentido pastoral para organizar la Iglesia que en el siglo I todavía carecía de una forma ordenada.
3. Autor.
Aunque hay quienes consideren que algunas de las cartas paulinas no son propias del Enviado, sino que sus seguidores utilizaron el nombre de este gran líder para imponer sus preceptos, la mayoría de los cristianos ortodoxos somos de un parecer que fue Saulo de Tarso quien se dio a la tarea de escribir estas.
Universalmente se aceptan como paulinas las epístolas a los Romanos, Filipenses, Filemón, Gálatas, 1 a los Tesalonicenses y las dos a los corintios. Pero de las otras, especialmente las llamadas “pastorales” son rechazadas por los críticos modernos, especialmente por la falta de pruebas del liderazgo femenino en la Iglesia, cosa que ellos proclaman.
Pablo fue conocido por mucho tiempo como Saulo de Tarso. Era de linaje judío de la ciudad de Tarso de Cilicia. No solo era judío, sino que por su propio testimonio, era fariseo hijo de fariseo[3], era un hebreo de hebreos, de la tribu de Benjamín[4], y había sido enseñado, evidentemente en su juventud, en el negocio de la fabricación de tiendas[5]. También siendo joven fue a Jerusalén, y según su testimonio, estudió con el reconocido Gamaliel I, maestro renombrado en la Escuela de Hillel[6]. Había adelantado, en sus estudios de la religión de los judíos, más allá que muchos de sus compañeros por ser sumamente celoso debido a sus tradiciones ancestrales[7].
Su celo como judío religioso lo condujo por el camino, que él celosamente aceptó, de perseguir a la Iglesia. Cuando joven, estaba presente cuando Esteban fue apedreado y asesinado[8]. En su campaña contra cristianos, viajó con cartas de arresto del Sumo Sacerdote y fue a otras ciudades para asolar la Iglesia[9]. Fue en una de estas misiones que Saulo fue convertido cuando iba por el camino a Damasco.
Pablo también era griego por cultura, ya que había recibido una educación griega[10]. Muestra conocimiento de la cultura y pensamiento griegos. Tal estudiante estaba familiarizado con muchos de los refranes de escritores clásicos y contemporáneos. Además, Pablo era un ciudadano romano y era nacido romano[11]. Debido a esto, pudo apelar a Cesar como ciudadano de Roma cuando fue encarcelado[12].
Por lo tanto, Pablo estaba calificado para ser el escogido de llevar el mensaje del evangelio a los gentiles. Pablo pudo fácilmente decir: “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos”[13].
4. Énfasis de las Epístolas de Pablo.
Antes de entrar en el estudio de cada una de las epístolas de Pablo, es bueno resumir el énfasis distintivo y las contribuciones de cada una de las epístolas de Pablo.
a. Énfasis en el Señor Jesús:
Romanos: Cristo el poder de Dios para nosotros.
1 Corintios: Cristo la sabiduría de Dios para nosotros.
2 Corintios: Cristo el consuelo de Dios para nosotros.
Gálatas: Cristo la justicia de Dios para nosotros.
Efesios: Cristo las riquezas de Dios para nosotros.
Filipenses: Cristo la suficiencia de Dios para nosotros.
Colosenses: Cristo la llenura de Dios para nosotros.
1 Tesalonicenses: Cristo la promesa de Dios para nosotros
2 Tesalonicenses: Cristo el premio de Dios para nosotros
b. El Énfasis en el Mensaje del Evangelio:
Romanos: El Evangelio y su mensaje
1 Corintios: El Evangelio y su ministerio.
2 Corintios: El Evangelio y sus ministros.
Gálatas: El Evangelio y sus mutiladores.
Efesios: El Evangelio y su divinidad.
Filipenses: El Evangelio y su marco terreno.
Colosenses: El Evangelio y sus filosofías.
1 Tesalonicenses: El Evangelio y el futuro de la Iglesia.
2 Tesalonicenses: El Evangelio y el Anticristo.
c. El Énfasis del Evangelio en la Unión de los Creyentes:
Romanos: En Cristo: Justificación.
1 Corintios: En Cristo: Santificación.
2 Corintios: En Cristo: Consolación.
Gálatas: En Cristo: Liberación.
Efesios: En Cristo: Exaltación.
Filipenses: En Cristo: Triunfo.
Colosenses: En Cristo: Cumplimiento.
1 Tesalonicenses: En Cristo: Traslación.
2 Tesalonicenses: En Cristo: Compensación.
[1] Wikipedia. Epístola.
[2] Ibid. Epístolas Paulinas.
[3] Hechos 23.6.
[4] Filipenses 3.4-5.
[5] Hechos 18.3.
[6] Hechos 22.3.
[7] Gálatas 1.14.
[8] Hechos 7.58-83.
[9] Hechos 26.10-11; Gálatas 1.13.
[10] Hechos 17.28; Tito 1.12.
[11] Hechos 22.28.
[12] Hechos 16.37-39.
[13] 1 Corintios 9.22.