Capítulo 4
1. 4.1-3 La fama de Jesús comenzó a extenderse rápidamente, pero Él prefiere retirarse debido a que no quería enfrentarse aún con los fariseos, quienes ya habían ido a buscar a Juan.
Hay una nota aclaratoria de parte del autor del Evangelio en cuanto a que Jesús no sumergía a nadie, esto probablemente se debe a que Jesús, conociendo la naturaleza humana, previó que si Él sumergía a alguien, más adelante esta persona podría recibir un tratamiento especial.
Jesús se encontraba en el sur del país y se dirige al norte, a Galilea.
La tierra de Judea es una designación griega y romana de la tierra de Judá. En realidad la palabra es un adjetivo, “judaico”, con geµ “tierra”, o joµra “país”, implícito. Después de la conquista romana en el 63 antes de Cristo, aparece tanto en un sentido más amplio, y se refiere a toda la Palestina, incluidas Galilea y Samaria, como en el sentido más restringido, que excluye estas dos regiones. El reino de Judea que le correspondió a Herodes, incluía toda la Palestina y algunos distritos al Este; elohísta del Jordán. La etnarquía de Arquelao comprendía Judea, en el sentido más restringido, y Samaria, y lo mismo vale para la provincia romana de Judea entre el 6 y el 41 después de Cristo. Después de la muerte de Herodes Agripa I, incluyó también la Galilea en la provincia romana de Judea en el 44 después de Cristo[1].
Galilea era la división del norte de Palestina en el lado oeste del río Jordán, y es un distrito variado y pintoresco. El nombre originalmente parece haberse referido al territorio de Neftalí. En el tiempo de Salomón el nombre incluía también el territorio de Aser, y aun parece haber incluido a Zabulón[2]. En ella hay montañas tales como Tabor, Gilboa y Carmelo, y llanos famosos tales como Genezaret y Esdraelón. Estaba dividida en alta y baja Galilea, y era bien regada por los muchos manantiales que brotaban entre los montes. En los tiempos primitivos era famosa por su tierra rica y fértil, y siempre ha sido famosa por el trigo y el aceite de oliva.
La población después del destierro era mixta: Elementos arameos, fenicios y griegos mezclados con los judíos. Hablaban de maneras diferentes que los de Judea, y por eso eran menospreciados por ellos. Eran agricultores, rudos y sin cultura, pero esperaban la venida del Mesías con gran expectación. Aquí creció nuestro Señor; en su ministerio recibió la más cordial bienvenida y su apelación encontró una respuesta superior. En este lugar gastó más de la mitad de su ministerio público.
Galilea tenía muchas ciudades y pueblos; la más importante era Cedes de Neftalí, una ciudad de refugio; Betsaida; Corazín; Capernaúm; Tiberias; Caná; Nazaret y Naín. Josefo calcula que la población de esta región era como de 3 000 000. Aun cuando probablemente este número sea demasiado grande, las multitudes que se congregaban alrededor de Jesús y lo seguían en Galilea son evidencia de la población densa. Durante los siglos inmediatos después de Cristo, la población judía aumentó y también su riqueza.
Alrededor de Galilea también se acumularon memorias heroicas. Ahí estaban los campos de batalla de Meguido, Gilboa y las aguas de Merom. Ahí estaba el hogar de Barac, Ibzán, Elón y Tola, cuatro de los jueces. De ahí salieron los profetas Jonás, Eliseo y posiblemente Oseas. Once de los apóstoles eran galileos[3].
2. 4.4 “Samaria” viene del griego “Samareia” y del arameo “Shãmerayin”. Fue la capital de las diez tribus durante la mayor parte de la historia del reino del norte; edificada por Omri sobre una colina que adquirió por dos talentos de plata de un hombre llamado Semer, que significa “montar guardia”. Omri llamó Shõm'rõn a la ciudad, derivando su nombre del de Semer[4]. Al suroeste de la ciudad se levantaba una torre de vigilancia. La capital, que coronaba una altura llamada en ocasiones monte de Samaria[5], dominaba un fértil valle[6]. Esta ciudad fuerte estaba tan bien situada que permaneció como capital del reino del norte hasta el cautiverio de las diez tribus. Allí residieron y fueron sepultados los sucesivos soberanos. Apenas estaba terminada de construir Samaria, se desató la guerra entre Ben-adad I rey de Siria y Omri. Ben-adad, a decir de su hijo, consiguió la victoria. Omri tuvo que abrir ciertas rutas de Samaria a los mercaderes sirios[7]. Bajo el reinado de Acab, hijo y sucesor de Omri, Ben-adad II se vio detenido por los muros de Samaria[8]. Al norte de la ciudad se hallaba un estanque artificial, tallado en la roca y cementado. Allí los siervos de Acab lavaron su ensangrentado carro, sobre el que el rey había expirado después de la batalla de Ramot de Galaad. Samaria fue asediada por los sirios una segunda vez, y librada milagrosamente[9]. Los ancianos de Samaria, temiendo incurrir en el desagrado de Jehú, dieron muerte, por orden suya, a setenta hijos de Acab[10].
Desde el mismo comienzo de su historia, Samaria fue una ciudad llena de idolatría. Acab abrió el camino a los cultos paganos al erigir un templo y un altar a Baal[11]. Cuatrocientos profetas de Astarté comían a la mesa de Jezabel[12], y es probable que el monolito sagrado, emblema de esta divinidad, subsistiera hasta el reinado de Jehú. Los falsos cultos, combatidos por Elías, comportaban embriaguez e inmoralidad. Eliseo vivía en Samaria, donde vivía asimismo el profeta Oseas. Fueron numerosos los hombres de Dios que predijeron el castigo del reino del norte y de su capital. La ciudad cayó bajo un juicio catastrófico. Los asirios, bajo el reinado de Salmansar V, asediaron la ciudad el año 724 a.C.; finalmente, el año 722, o a inicios del año 721, cayó en manos del rey de Asiria[13]. Sargón, sucesor de Salmansar V, accedió al trono en el año 721. Él se atribuye la toma de la ciudad. El conquistador deportó a los israelitas de Samaria, y puso en lugar de ellos a babilonios y otros extranjeros[14]. En el año 332 o 331 a.C., Alejandro Magno tomó la ciudad, los echó a Siquem, y puso en lugar de ellos a siro-macedonios. Hacia el año 108 a.C., Juan Hircano la asedió y la rodeó de un vallado de algo más de 14,5 Kilómetros. La ciudad resistió durante un año, pero finalmente se tuvo que rendir por hambre. El vencedor la arrasó, e intentó suprimir todo vestigio de sus fortificaciones. En la época de Alejandro Janneo, la ciudad volvió a ser habitada de nuevo. Pompeyo la incluyó en la provincia romana de Siria. Gabinio la volvió a fortificar. Herodes el Grande la reconstruyó, la fortificó y le dio el nombre de Sebasté, en honor del Emperador, protector de Herodes[15].
Samaria estaba entre Judea y Galilea. Cuando un judío quería viajar de Galilea a Judea o viceversa, preferían, antes de cruzar por Samaria, dar un rodeo de unos 7 días, pasando por Perea al este del Jordán, mientras que si lo hacían a través de Samaria, solo duraban unos tres días.
Como Jesús no sufría de prejuicios, no tenía problema de pasar por Samaria.
3. 4.5-6 Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo de Jacob. Ya era mediodía. Él se quedó esperando porque en su omnisciencia sabía que iba a ocurrir algo importante.
4. 4.7-8 Jesús se quedó solo, esperando algo espiritual, mientras sus discípulos iban a buscar algo material. La mujer sale con el fuerte calor del mediodía. Lo hacía a esta hora por una razón que va a ser descubierta en los siguientes versículos.
5. 4.9 La mujer samaritana pregunta “¿Cómo?” Había varios “cómo” que se presentaban en esta escena:
a. ¿Cómo un judío se dirigía a una samaritana?
b. ¿Cómo un hombre le hablaba a una mujer desconocida estando solos?
c. ¿Cómo un judío pedía un favor a una samaritana?
Jesús tenía la apariencia de un judío y quizá esta mujer pensó que como todos los demás judíos que probablemente ella había conocido, le odiaba.
Los judíos y samaritanos no se tratan entre sí, porque los antepasados de los samaritanos eran las diez tribus que se rebelaron contra Roboam, hijo de Salomón, para formar el reino del norte llamado Israel con Samaria por capital, y porque cuando los judíos volvieron de la cautividad en Babilonia, rehusaron que los samaritanos colaboraran con ellos en la construcción del Templo.
6. 4.10 Jesús podía ver en lo profundo del corazón de esta mujer y sabía que si ella hubiese tenido conocimiento de la gracia de Dios, en lugar de estar buscando agua material, le hubiese pedido del agua viva.
7. 4.11-12 La mujer seguía pensando, al igual que pasó con Nicodemo antes, solo en las cosas materiales, sin poder ver la enseñanza del Maestro.
Llama curiosamente la atención el hecho de que los samaritanos, como vimos arriba, eran una mezcla de judíos con gentiles, por eso los judíos no podían aceptarlos, e incluso Jesús habla de ellos como extranjeros[16], pero esta mujer habla como si ella fuera judía.
8. 4.13-14 ¿Ha tenido verdadera sed? No ese simple deseo de tomar algo líquido para quitarse el calor, sino esa sed que hace que su garganta rasque, que no pueda producir saliva y que su piel se vea dura y seca. Cuando usted tiene ese tipo de sed, al encontrar agua fresca, podrá verla como una de las bendiciones más grandes.
Ahora pensemos que Jesús no se está refiriendo al agua material, sino al espiritual, la que nos refresca el espíritu.
El agua[17] es una sustancia cuya molécula está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno[18]. Es esencial para la supervivencia de todas las formas conocidas de vida. En su uso más común, con agua nos referimos a la sustancia en su estado líquido, pero la misma puede hallarse en su forma sólida llamada hielo, y en forma gaseosa que llamamos vapor. El agua cubre el 71% de la superficie de la corteza terrestre. En nuestro planeta, se localiza principalmente en los océanos donde se concentra el 96,5% del agua total, los glaciares y casquetes polares tiene el 1,74%, los depósitos subterráneos en acuíferos, los permafrost y los glaciares continentales suponen el 1,72% y el restante 0,04% se reparte en orden decreciente entre lagos, la humedad del suelo, atmósfera, embalses, ríos y seres vivos. Contrario a la creencia popular, el agua es un elemento bastante común en nuestro sistema solar y esto cada vez se confirma con nuevos descubrimientos. Podemos encontrar agua principalmente en forma de hielo; de hecho, es el material base de los cometas, y el vapor compone la cola de ellos.
Desde el punto de vista físico, el agua circula constantemente en un ciclo de evaporación o transpiración, precipitación, y desplazamiento hacia el mar. Los vientos transportan tanto vapor de agua como el que se vierte en los mares mediante su curso sobre la tierra, en una cantidad aproximada de 45.000 kilómetros³ al año. En tierra firme, la evaporación y transpiración contribuyen con 74.000 kilómetros³ anuales a causar precipitaciones de 119 000 kilómetros³ al año.
Se estima que aproximadamente el 70% del agua dulce se consume en la agricultura. El agua en la industria absorbe una media del 20% del consumo mundial, empleándose como medio en la refrigeración, el transporte y como disolvente de una gran variedad de sustancias químicas. El consumo doméstico absorbe del orden del 10% restante.
El agua potable es esencial para todas las formas de vida, incluida la humana. El acceso al agua potable se ha incrementado sustancialmente durante las últimas décadas en la práctica totalidad de la superficie terrestre. Sin embargo estudios de la FAO, estiman que uno de cada cinco países en vías de desarrollo tendrá problemas de escasez de agua antes del 2030; en esos países es urgente un menor gasto de agua en la agricultura modernizando los sistemas de riego[19].
9. 4.15 Aún no lograba entender esta mujer que Jesús no se refería al agua corriente, pero Jesús puede ver que en ella hay una gran necesidad y por ello sigue la conversación.
10. 4.16 El tomar del agua de vida eterna no es solamente hacer una simple profesión de fe, sino más bien debe haber una verdadera entrega y para que esta se produzca, es necesario que enfrentemos nuestros pecados. Eso es los que Jesús está haciendo con esta mujer, ella deseaba el agua de vida eterna, pero era necesario que comprendiera que algo no estaba bien. Esto es como con los Alcohólicos Anónimos, nadie puede ser miembro de ellos si primero no reconoce que es un alcohólico. Para ser parte del Reino de los Cielos es necesario reconocer que se es pecador.
11. 4.17-18 Podría haber sido que la mujer sintió atracción física hacia Jesús y por ello mintió o bien por el temor de ser una mujer en pecado, lo que le causaba tener que ir al pozo al mediodía. Obviamente los samaritanos tenían la misma actitud que los judíos acerca del matrimonio[20].
Otra vez Jesús demostró que era omnisciente. Él sabía la condición de esta mujer, pero era necesario que ella misma se diera cuenta de ello.
12. 4.19-20 La conclusión a la que llegó la mujer, después de escuchar a Jesús, es que era un profeta. Pero luego entra en un terreno difícil: La Teología. Ella comenta de la creencia de los samaritanos de que se debía adorar en el monte Gerizim. Aquí destaca el hecho de que los antepasados de los samaritanos habían adorado en ese monte, y esta situación es la misma de muchas personas hoy, piensan que deben seguir la religión de sus padres, aunque estén conscientes de que hay errores graves en ella. Lo mismo ocurre en muchas congregaciones que hacen cosas únicamente porque siempre lo han hecho y se niegan a cambiarlo porque siempre se ha hecho de esa manera, a pesar que vaya contra la Palabra de Dios.
El monte Gerizim está a 868 metros sobre el nivel del mar. Entre él y el monte Ebal hay un paso angosto hacia Siquem y la ladera de Gerizim está entre ellos. Este paso es un camino del mar hacia el Jordán. Gerizim está al sur, y ahora se llama Jebelet-tur o Tor. La cima es una gran altiplanicie. Aquí se encuentran algunas ruinas, la más importante es el castillo que Justiniano edificó en el año 583 d.C., con muros de 1.5 a 3 metros de espesor, que forma un cuadro grande rodeado de torres. En el muro occidental hay doce piedras, y según se dice, son aquellas que Israel sacó del cauce del Jordán (Josué 4.20). También quedan numerosas cisternas y terraplenes. En el centro de la altiplanicie está una roca sobresaliente que los samaritanos señalan como el altar de su templo antiguo. Dicen que fue sobre esta altiplanicie donde Abraham iba a sacrificar a Isaac[21]. Cada año, sobre esta montaña, observan la Pascua de acuerdo con las instrucciones del Pentateuco.
Los montes Gerizim y Ebal se hicieron famosos por ser escogidos como el escenario donde Israel renovaría en Canaán su pacto con Dios. Moisés había mencionado este lugar, y declaró que Gerizim sería el monte de bendición y Ebal el monte de maldición[22]. En armonía con estas instrucciones Josué situó la mitad de las tribus sobre Ebal, y la otra mitad sobre Gerizim y el arca con los sacerdotes y levitas en el centro. De Gerizim proclamaron la bendición de Dios, y de Ebal las maldiciones que les sobrevendrían si desobedecían a Dios. También desde este monte pronunció su parábola a los varones de Siquem[23].
13. 4.21-24 Para Jesús la pregunta de la mujer merecía una aclaración. Aún estaba en operación el Templo de Jerusalén donde adoraban los judíos y los samaritanos lo hacían en el monte Gerizim, pero pronto se daría un cambio muy importante, ya que el lugar de adoración se iba a encontrar en el corazón del creyente. Iba a ser algo interno, no externo.
A Jesús no le interesaba entrar en una polémica por nacionalidades, sino que estaba interesado en el alma de esta mujer pecadora. Es cierto que ellos hacían una adoración, tal como muchos hoy lo hacen, pero no sabían lo que estaban haciendo. Pero aunque los judíos estaban en lo correcto en algo, no lo estaban en todo. Los samaritanos habían recortado la revelación de Dios, mientras los judíos le habían añadido.
Aquí tenemos que tomar en cuenta ese “pero”, ya que esto indica que va a haber un cambio. Era un cambio en la Ley, un cambio en la adoarción, un cambio en la religión. Hay quienes se niegan al cambio. “Eso se queda”, “Siempre lo hemos hecho así”, “De esta forma nos enseñaron los misioneros”, son las frases favoritas, sin tomar en cuenta la revelación de la Palabra de Dios.
Ya el lugar físico tendría que dejar su importancia, aunque no quiere decir esto que debemos reunirnos en un chiquero, aunque si no hay algo mejor lo haremos. Lo importante ahora sería la adoración que sale de lo profundo del corazón. El Templo ya no es un edificio, es la Iglesia.
Durante la Era Levítica Dios demandaba a su pueblo que sacrificara en Jerusalén, pero en la Era Cristiana Dios demanda la adoración en el corazón. Tristemente vemos que muchos que se afanan porque se debe asistir a la capilla todos los domingos, con sus hechos demuestran que aunque ellos están ahí, su corazón se encuentra muy lejos. No olvido cuando un domingo un grupo de varones iba de vez en cuando, de forma anormal, al baño, durante el servicio de adoración, para darnos cuenta al final de este que habían instalado una pequeña radio para escuchar el resultado de la final de fútbol. Mi pregunta: ¿Para qué fueron ese domingo? ¿No era mejor que se quedaran en su casa viendo y oyendo el partido y que dejaran adorar en paz a los que queríamos hacerlo? Ellos fueron al servicio porque el predicador que teníamos en ese tiempo insistía en que no había razón justificada para no asistir a la reunión, no por convicción propia. No digo que debemos dejar de asistir a las reuniones por cualquier causa, sino que debemos estar tan entregados al Señor que las cosas triviales de la vida, como un partido o una fiesta, no deben afectar nuestra disposición a la adoración.
Al ser Dios Espíritu, no podemos limitarlo a un edificio, sino que Él llena todo el Universo, por lo que es nuestra adoración llega hasta su trono ya sea que la hagamos en una capilla hermosa o en lo alto de un monte, siempre y cuando esta surja de lo más profundo del corazón. Pero no es solo necesario que la adoración salga del corazón, sino que esté de acuerdo con la Palabra de Dios, es decir, en la adoración debemos:
a. Enseñar la Palabra de Dios[24].
b. Cantar himnos, no cumbias, merengues o regeeton[25].
c. Orar al Padre en el nombre de Jesús[26].
d. Participar de la Cena del Señor[27].
e. Ofrendar[28].
Cualquier otra cosa que se quiera añadir a esto no es bíblica y no es correcto.
14. 4.25 La mujer tenía cierto conocimiento, pero no el correcto. Los samaritanos creían que el Mesías era el Profeta, pero no más. Para ellos sería un Maestro, probablemente similar a Confusio, pero no el Salvador. Puede parecernos un concepto muy errado, pero recoirdemos que los judíos estaban esperando un rey terrenal que conquistaría el mundo con fuerzas militares.
15. 4.26 No deja de admirarme la actitud de Jesús. Él se negó a decir abirtamente a los sacerdotes, a los rabinos, a los fariseos e incluso a Pilato, que era el Mesías; pero a esta mujer samaritana a quienes sus propios compatriotas desestimaban por su pecado, le dice directamente quién es.
16. 4.27 Como dijimos antes, no era permitido a los judíos de ese tiempo hablar con mujeres en lugares públicos, de hecho, los rabinos decían: “Que nadie hable con mujer en la calle, ni siquiera con su esposa”. Pero los discípulos tenían un gran respeto por Jesús, por lo que no iban a decir nada.
17. 4.28-29 Es muy interesante la reacción de esta mujer. Ella fue al pozo a una hora inusual. Normalmente las mujeres iban al pozo en las primeras horas del día, para evitar el calor. Ella lo hacía al mediodía para no tener que enfrentar las burlas de sus vecinas que le censuraban su modo de vida. El cántaro era un artículo indispensable en su vida, era el medio de transportar el preciosos líquido a su casa, pero cuando ella escuchó a Jesús no tuvo reparo en dejarlo olvidado, probablemente pensando en que ya iba a regresar. A pesar de tener temor de sus vecinos, la mujer corrió a ellos a contarles lo que le había acontecido, contrastando con la actitud de Nicodemo. Ella había encontrado lo que estaba buscando en lo profundo de su corazón y ahora necesitaba, era parte de su nuevo ser, comunicar la buena nueva a todos los demás, incluso a los que le escarnecían.
Algo curioso es el desarrollo del concepto que tenía esta mujer de Jesús; primero era solamente un “judío”, luego fue “Señor”, después fue “un profeta”, pero al final es “el Ungido”.
18. 4.30-32 Los discípulos habían regresado con algo para comer, pero se sorprenden porque Jesús les dice que tiene una comida diferente y mejor. Ellos no entendían porque solo pensaban en lo material, al igual que la mujer al principio. Jesús hablaba de la fe, tanto de ella como la de los que se acercaban.
19. 4.33 Ellos seguían pensando literalmente y por ello no comprendían las palabras de Jesús.
20. 4.34-38 Hoy son muchos los que basan su obra en cosas materiales y por eso se esfuerzan en querer demostrar que son enviados de Dios con “milagros”. Jesús, por su parte, hace una obra espiritual.
Utiliza otra figura comparativa para ver si pueden captar la idea. En lugar de seguir usando el alimento como ejemplo, usa la siembra y la cosecha. Ya podía verse llegar a los samaritanos y probablemente Jesús los señala mientras le dice a sus discípulos: ¡Miren! ¡Les digo que alcen los ojos y vean los campos que ya están blancos para la siega! Aunque los judíos pensaban que faltaban cuatro meses para poder recoger la cosecha, la siega espiritual estaba lista.
Todo trabajador hace una obra con el fin de recibir su salario, nadie trabaja de gratis. El trabajo espiritual tiene frutos espirituales. Por eso, Dios escogió la fiesta de Pentecostés, la fiesta de la cosecha, para iniciar la cosecha de almas.
Aquí hayamos también algo que va en contra del pensamiento de muchos que se han hecho amos y señores de congregaciones, pensando que son dueños de ella. El trabajo en la obra de Dios es en equipo, no por competencia. En el Día del Juicio no habrá discusión acerca de quién sembró o de quién cosechó para efectuar la conversión de almas. No puedo olvidar que durante mi tiempo como estudiante, se nos envió a hacer una campaña evangelística en San Salvador, El Salvador, y los pastores de la congregación nos tenían preparada la semana para que descansaramos y nada más predicáramos en la noche, por lo que hablé con uno de ellos, ya que pensábamos que debíamos salir a evangelizar e invitar a las personas a la actividad de la noche, pero no lo permitieron. La primera noche de campaña, el edificio estaba a reventar y comencé a predicar. Iba a la mitad del sermón cuando una mujer se acercó a la tarima, así que me incliné y le pregunté qué deseaba. Ella me dijo: Necesito el bautismo para ser salva. Estaba confundido porque no había terminado mi discurso, pero le hice saber a la congregación lo que ocurría, cuando de pronto se levantaron otras personas y todas fueron sumergidas en agua. Después del servicio le pregunté a uno de los pastores sobre lo ocurrido y él, sonriendo, me dijo: No se preocupe, nosotros sabíamos que ustedes venían y comenzamos a evangelizar desde hace un mes y usted está recogiendo lo sembrado.
21. 4.39-42 Resulta curioso saber que los judíos rechazaron el testimonio de Juan, los milagros de Jesús así como sus enseñanzas e incluso las Escrituras, para no creer en Jesús, mientras que en el caso de los samaritanos fue totalmente diferente, ya que ellos creyeron en el testimonio de una mujer que ellos consideraban pecadora, y luego escucharon las palabras de los labios de Jesús, sin ser necesario ningún milagro, la Biblia no nos dice que Jesús hiciera algún milagro cuando estaba con los samaritanos.
Los judíos se consideraban el pueblo elegido de Dios, pero fueron los samaritanos los que le rogaron a Jesús que se quedara con ellos. He visto como algunos que se dicen ser la verdadera Iglesia y fuera de sus edificios tiene un rótulo que dice que son la “Iglesia de Cristo”, rechazan la Palabra, mientras que los que son condenados por ellos por tener un nombre diferente, reciben gozosos la sana doctrina.
Por causa del odio de los judíos, Jesús decidió irse a Galilea y eso lo llevó a los samaritanos, lo que ocasionó que estos fueran los primeros, hablando de un grupo grande, que reconocieron que Jesús es el Libertador, el Salvador del mundo.
[1] Diccionario Certeza. Judea.
[2] Isaías 9.1
[3] Diccionario de Geografía Bíblica. Galilea.
[4] 1 Reyes 16.24.
[5] Amós 4.1; 6.1.
[6] Isaías 28.1.
[7] 1 Reyes 20.34.
[8] 1 Reyes 20.1-21.
[9] 2 Reyes 6.8-7.20.
[10] 2 Reyes 10.1-10.
[11] 1 Reyes 16.32.
[12] 1 Reyes 18.19.
[13] 2 Reyes 17.3-6.
[14] 2 Reyes 17.24.
[15] Diccionario Bíblico. Samaria.
[16] Mateo 10.5.
[17] Del latín aqua.
[18] H2O
[19] Wikipedia. Agua.
[20] Mateo 19.3.
[21] Génesis 22.
[22] Deuteronomio 11.29-30; 27.11-26
[23] Jueces 9.7-21. Diccionario de Geografía Bíblica. Monte Gerizim.
[24] Hechos 5.42.
[25] Efesios 5.19.
[26] Colosenses 3.17.
[27] Hechos 20.7.
[28] 1 Corintios 16.1-2.
Hay una nota aclaratoria de parte del autor del Evangelio en cuanto a que Jesús no sumergía a nadie, esto probablemente se debe a que Jesús, conociendo la naturaleza humana, previó que si Él sumergía a alguien, más adelante esta persona podría recibir un tratamiento especial.
Jesús se encontraba en el sur del país y se dirige al norte, a Galilea.
La tierra de Judea es una designación griega y romana de la tierra de Judá. En realidad la palabra es un adjetivo, “judaico”, con geµ “tierra”, o joµra “país”, implícito. Después de la conquista romana en el 63 antes de Cristo, aparece tanto en un sentido más amplio, y se refiere a toda la Palestina, incluidas Galilea y Samaria, como en el sentido más restringido, que excluye estas dos regiones. El reino de Judea que le correspondió a Herodes, incluía toda la Palestina y algunos distritos al Este; elohísta del Jordán. La etnarquía de Arquelao comprendía Judea, en el sentido más restringido, y Samaria, y lo mismo vale para la provincia romana de Judea entre el 6 y el 41 después de Cristo. Después de la muerte de Herodes Agripa I, incluyó también la Galilea en la provincia romana de Judea en el 44 después de Cristo[1].
Galilea era la división del norte de Palestina en el lado oeste del río Jordán, y es un distrito variado y pintoresco. El nombre originalmente parece haberse referido al territorio de Neftalí. En el tiempo de Salomón el nombre incluía también el territorio de Aser, y aun parece haber incluido a Zabulón[2]. En ella hay montañas tales como Tabor, Gilboa y Carmelo, y llanos famosos tales como Genezaret y Esdraelón. Estaba dividida en alta y baja Galilea, y era bien regada por los muchos manantiales que brotaban entre los montes. En los tiempos primitivos era famosa por su tierra rica y fértil, y siempre ha sido famosa por el trigo y el aceite de oliva.
La población después del destierro era mixta: Elementos arameos, fenicios y griegos mezclados con los judíos. Hablaban de maneras diferentes que los de Judea, y por eso eran menospreciados por ellos. Eran agricultores, rudos y sin cultura, pero esperaban la venida del Mesías con gran expectación. Aquí creció nuestro Señor; en su ministerio recibió la más cordial bienvenida y su apelación encontró una respuesta superior. En este lugar gastó más de la mitad de su ministerio público.
Galilea tenía muchas ciudades y pueblos; la más importante era Cedes de Neftalí, una ciudad de refugio; Betsaida; Corazín; Capernaúm; Tiberias; Caná; Nazaret y Naín. Josefo calcula que la población de esta región era como de 3 000 000. Aun cuando probablemente este número sea demasiado grande, las multitudes que se congregaban alrededor de Jesús y lo seguían en Galilea son evidencia de la población densa. Durante los siglos inmediatos después de Cristo, la población judía aumentó y también su riqueza.
Alrededor de Galilea también se acumularon memorias heroicas. Ahí estaban los campos de batalla de Meguido, Gilboa y las aguas de Merom. Ahí estaba el hogar de Barac, Ibzán, Elón y Tola, cuatro de los jueces. De ahí salieron los profetas Jonás, Eliseo y posiblemente Oseas. Once de los apóstoles eran galileos[3].
2. 4.4 “Samaria” viene del griego “Samareia” y del arameo “Shãmerayin”. Fue la capital de las diez tribus durante la mayor parte de la historia del reino del norte; edificada por Omri sobre una colina que adquirió por dos talentos de plata de un hombre llamado Semer, que significa “montar guardia”. Omri llamó Shõm'rõn a la ciudad, derivando su nombre del de Semer[4]. Al suroeste de la ciudad se levantaba una torre de vigilancia. La capital, que coronaba una altura llamada en ocasiones monte de Samaria[5], dominaba un fértil valle[6]. Esta ciudad fuerte estaba tan bien situada que permaneció como capital del reino del norte hasta el cautiverio de las diez tribus. Allí residieron y fueron sepultados los sucesivos soberanos. Apenas estaba terminada de construir Samaria, se desató la guerra entre Ben-adad I rey de Siria y Omri. Ben-adad, a decir de su hijo, consiguió la victoria. Omri tuvo que abrir ciertas rutas de Samaria a los mercaderes sirios[7]. Bajo el reinado de Acab, hijo y sucesor de Omri, Ben-adad II se vio detenido por los muros de Samaria[8]. Al norte de la ciudad se hallaba un estanque artificial, tallado en la roca y cementado. Allí los siervos de Acab lavaron su ensangrentado carro, sobre el que el rey había expirado después de la batalla de Ramot de Galaad. Samaria fue asediada por los sirios una segunda vez, y librada milagrosamente[9]. Los ancianos de Samaria, temiendo incurrir en el desagrado de Jehú, dieron muerte, por orden suya, a setenta hijos de Acab[10].
Desde el mismo comienzo de su historia, Samaria fue una ciudad llena de idolatría. Acab abrió el camino a los cultos paganos al erigir un templo y un altar a Baal[11]. Cuatrocientos profetas de Astarté comían a la mesa de Jezabel[12], y es probable que el monolito sagrado, emblema de esta divinidad, subsistiera hasta el reinado de Jehú. Los falsos cultos, combatidos por Elías, comportaban embriaguez e inmoralidad. Eliseo vivía en Samaria, donde vivía asimismo el profeta Oseas. Fueron numerosos los hombres de Dios que predijeron el castigo del reino del norte y de su capital. La ciudad cayó bajo un juicio catastrófico. Los asirios, bajo el reinado de Salmansar V, asediaron la ciudad el año 724 a.C.; finalmente, el año 722, o a inicios del año 721, cayó en manos del rey de Asiria[13]. Sargón, sucesor de Salmansar V, accedió al trono en el año 721. Él se atribuye la toma de la ciudad. El conquistador deportó a los israelitas de Samaria, y puso en lugar de ellos a babilonios y otros extranjeros[14]. En el año 332 o 331 a.C., Alejandro Magno tomó la ciudad, los echó a Siquem, y puso en lugar de ellos a siro-macedonios. Hacia el año 108 a.C., Juan Hircano la asedió y la rodeó de un vallado de algo más de 14,5 Kilómetros. La ciudad resistió durante un año, pero finalmente se tuvo que rendir por hambre. El vencedor la arrasó, e intentó suprimir todo vestigio de sus fortificaciones. En la época de Alejandro Janneo, la ciudad volvió a ser habitada de nuevo. Pompeyo la incluyó en la provincia romana de Siria. Gabinio la volvió a fortificar. Herodes el Grande la reconstruyó, la fortificó y le dio el nombre de Sebasté, en honor del Emperador, protector de Herodes[15].
Samaria estaba entre Judea y Galilea. Cuando un judío quería viajar de Galilea a Judea o viceversa, preferían, antes de cruzar por Samaria, dar un rodeo de unos 7 días, pasando por Perea al este del Jordán, mientras que si lo hacían a través de Samaria, solo duraban unos tres días.
Como Jesús no sufría de prejuicios, no tenía problema de pasar por Samaria.
3. 4.5-6 Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo de Jacob. Ya era mediodía. Él se quedó esperando porque en su omnisciencia sabía que iba a ocurrir algo importante.
4. 4.7-8 Jesús se quedó solo, esperando algo espiritual, mientras sus discípulos iban a buscar algo material. La mujer sale con el fuerte calor del mediodía. Lo hacía a esta hora por una razón que va a ser descubierta en los siguientes versículos.
5. 4.9 La mujer samaritana pregunta “¿Cómo?” Había varios “cómo” que se presentaban en esta escena:
a. ¿Cómo un judío se dirigía a una samaritana?
b. ¿Cómo un hombre le hablaba a una mujer desconocida estando solos?
c. ¿Cómo un judío pedía un favor a una samaritana?
Jesús tenía la apariencia de un judío y quizá esta mujer pensó que como todos los demás judíos que probablemente ella había conocido, le odiaba.
Los judíos y samaritanos no se tratan entre sí, porque los antepasados de los samaritanos eran las diez tribus que se rebelaron contra Roboam, hijo de Salomón, para formar el reino del norte llamado Israel con Samaria por capital, y porque cuando los judíos volvieron de la cautividad en Babilonia, rehusaron que los samaritanos colaboraran con ellos en la construcción del Templo.
6. 4.10 Jesús podía ver en lo profundo del corazón de esta mujer y sabía que si ella hubiese tenido conocimiento de la gracia de Dios, en lugar de estar buscando agua material, le hubiese pedido del agua viva.
7. 4.11-12 La mujer seguía pensando, al igual que pasó con Nicodemo antes, solo en las cosas materiales, sin poder ver la enseñanza del Maestro.
Llama curiosamente la atención el hecho de que los samaritanos, como vimos arriba, eran una mezcla de judíos con gentiles, por eso los judíos no podían aceptarlos, e incluso Jesús habla de ellos como extranjeros[16], pero esta mujer habla como si ella fuera judía.
8. 4.13-14 ¿Ha tenido verdadera sed? No ese simple deseo de tomar algo líquido para quitarse el calor, sino esa sed que hace que su garganta rasque, que no pueda producir saliva y que su piel se vea dura y seca. Cuando usted tiene ese tipo de sed, al encontrar agua fresca, podrá verla como una de las bendiciones más grandes.
Ahora pensemos que Jesús no se está refiriendo al agua material, sino al espiritual, la que nos refresca el espíritu.
El agua[17] es una sustancia cuya molécula está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno[18]. Es esencial para la supervivencia de todas las formas conocidas de vida. En su uso más común, con agua nos referimos a la sustancia en su estado líquido, pero la misma puede hallarse en su forma sólida llamada hielo, y en forma gaseosa que llamamos vapor. El agua cubre el 71% de la superficie de la corteza terrestre. En nuestro planeta, se localiza principalmente en los océanos donde se concentra el 96,5% del agua total, los glaciares y casquetes polares tiene el 1,74%, los depósitos subterráneos en acuíferos, los permafrost y los glaciares continentales suponen el 1,72% y el restante 0,04% se reparte en orden decreciente entre lagos, la humedad del suelo, atmósfera, embalses, ríos y seres vivos. Contrario a la creencia popular, el agua es un elemento bastante común en nuestro sistema solar y esto cada vez se confirma con nuevos descubrimientos. Podemos encontrar agua principalmente en forma de hielo; de hecho, es el material base de los cometas, y el vapor compone la cola de ellos.
Desde el punto de vista físico, el agua circula constantemente en un ciclo de evaporación o transpiración, precipitación, y desplazamiento hacia el mar. Los vientos transportan tanto vapor de agua como el que se vierte en los mares mediante su curso sobre la tierra, en una cantidad aproximada de 45.000 kilómetros³ al año. En tierra firme, la evaporación y transpiración contribuyen con 74.000 kilómetros³ anuales a causar precipitaciones de 119 000 kilómetros³ al año.
Se estima que aproximadamente el 70% del agua dulce se consume en la agricultura. El agua en la industria absorbe una media del 20% del consumo mundial, empleándose como medio en la refrigeración, el transporte y como disolvente de una gran variedad de sustancias químicas. El consumo doméstico absorbe del orden del 10% restante.
El agua potable es esencial para todas las formas de vida, incluida la humana. El acceso al agua potable se ha incrementado sustancialmente durante las últimas décadas en la práctica totalidad de la superficie terrestre. Sin embargo estudios de la FAO, estiman que uno de cada cinco países en vías de desarrollo tendrá problemas de escasez de agua antes del 2030; en esos países es urgente un menor gasto de agua en la agricultura modernizando los sistemas de riego[19].
9. 4.15 Aún no lograba entender esta mujer que Jesús no se refería al agua corriente, pero Jesús puede ver que en ella hay una gran necesidad y por ello sigue la conversación.
10. 4.16 El tomar del agua de vida eterna no es solamente hacer una simple profesión de fe, sino más bien debe haber una verdadera entrega y para que esta se produzca, es necesario que enfrentemos nuestros pecados. Eso es los que Jesús está haciendo con esta mujer, ella deseaba el agua de vida eterna, pero era necesario que comprendiera que algo no estaba bien. Esto es como con los Alcohólicos Anónimos, nadie puede ser miembro de ellos si primero no reconoce que es un alcohólico. Para ser parte del Reino de los Cielos es necesario reconocer que se es pecador.
11. 4.17-18 Podría haber sido que la mujer sintió atracción física hacia Jesús y por ello mintió o bien por el temor de ser una mujer en pecado, lo que le causaba tener que ir al pozo al mediodía. Obviamente los samaritanos tenían la misma actitud que los judíos acerca del matrimonio[20].
Otra vez Jesús demostró que era omnisciente. Él sabía la condición de esta mujer, pero era necesario que ella misma se diera cuenta de ello.
12. 4.19-20 La conclusión a la que llegó la mujer, después de escuchar a Jesús, es que era un profeta. Pero luego entra en un terreno difícil: La Teología. Ella comenta de la creencia de los samaritanos de que se debía adorar en el monte Gerizim. Aquí destaca el hecho de que los antepasados de los samaritanos habían adorado en ese monte, y esta situación es la misma de muchas personas hoy, piensan que deben seguir la religión de sus padres, aunque estén conscientes de que hay errores graves en ella. Lo mismo ocurre en muchas congregaciones que hacen cosas únicamente porque siempre lo han hecho y se niegan a cambiarlo porque siempre se ha hecho de esa manera, a pesar que vaya contra la Palabra de Dios.
El monte Gerizim está a 868 metros sobre el nivel del mar. Entre él y el monte Ebal hay un paso angosto hacia Siquem y la ladera de Gerizim está entre ellos. Este paso es un camino del mar hacia el Jordán. Gerizim está al sur, y ahora se llama Jebelet-tur o Tor. La cima es una gran altiplanicie. Aquí se encuentran algunas ruinas, la más importante es el castillo que Justiniano edificó en el año 583 d.C., con muros de 1.5 a 3 metros de espesor, que forma un cuadro grande rodeado de torres. En el muro occidental hay doce piedras, y según se dice, son aquellas que Israel sacó del cauce del Jordán (Josué 4.20). También quedan numerosas cisternas y terraplenes. En el centro de la altiplanicie está una roca sobresaliente que los samaritanos señalan como el altar de su templo antiguo. Dicen que fue sobre esta altiplanicie donde Abraham iba a sacrificar a Isaac[21]. Cada año, sobre esta montaña, observan la Pascua de acuerdo con las instrucciones del Pentateuco.
Los montes Gerizim y Ebal se hicieron famosos por ser escogidos como el escenario donde Israel renovaría en Canaán su pacto con Dios. Moisés había mencionado este lugar, y declaró que Gerizim sería el monte de bendición y Ebal el monte de maldición[22]. En armonía con estas instrucciones Josué situó la mitad de las tribus sobre Ebal, y la otra mitad sobre Gerizim y el arca con los sacerdotes y levitas en el centro. De Gerizim proclamaron la bendición de Dios, y de Ebal las maldiciones que les sobrevendrían si desobedecían a Dios. También desde este monte pronunció su parábola a los varones de Siquem[23].
13. 4.21-24 Para Jesús la pregunta de la mujer merecía una aclaración. Aún estaba en operación el Templo de Jerusalén donde adoraban los judíos y los samaritanos lo hacían en el monte Gerizim, pero pronto se daría un cambio muy importante, ya que el lugar de adoración se iba a encontrar en el corazón del creyente. Iba a ser algo interno, no externo.
A Jesús no le interesaba entrar en una polémica por nacionalidades, sino que estaba interesado en el alma de esta mujer pecadora. Es cierto que ellos hacían una adoración, tal como muchos hoy lo hacen, pero no sabían lo que estaban haciendo. Pero aunque los judíos estaban en lo correcto en algo, no lo estaban en todo. Los samaritanos habían recortado la revelación de Dios, mientras los judíos le habían añadido.
Aquí tenemos que tomar en cuenta ese “pero”, ya que esto indica que va a haber un cambio. Era un cambio en la Ley, un cambio en la adoarción, un cambio en la religión. Hay quienes se niegan al cambio. “Eso se queda”, “Siempre lo hemos hecho así”, “De esta forma nos enseñaron los misioneros”, son las frases favoritas, sin tomar en cuenta la revelación de la Palabra de Dios.
Ya el lugar físico tendría que dejar su importancia, aunque no quiere decir esto que debemos reunirnos en un chiquero, aunque si no hay algo mejor lo haremos. Lo importante ahora sería la adoración que sale de lo profundo del corazón. El Templo ya no es un edificio, es la Iglesia.
Durante la Era Levítica Dios demandaba a su pueblo que sacrificara en Jerusalén, pero en la Era Cristiana Dios demanda la adoración en el corazón. Tristemente vemos que muchos que se afanan porque se debe asistir a la capilla todos los domingos, con sus hechos demuestran que aunque ellos están ahí, su corazón se encuentra muy lejos. No olvido cuando un domingo un grupo de varones iba de vez en cuando, de forma anormal, al baño, durante el servicio de adoración, para darnos cuenta al final de este que habían instalado una pequeña radio para escuchar el resultado de la final de fútbol. Mi pregunta: ¿Para qué fueron ese domingo? ¿No era mejor que se quedaran en su casa viendo y oyendo el partido y que dejaran adorar en paz a los que queríamos hacerlo? Ellos fueron al servicio porque el predicador que teníamos en ese tiempo insistía en que no había razón justificada para no asistir a la reunión, no por convicción propia. No digo que debemos dejar de asistir a las reuniones por cualquier causa, sino que debemos estar tan entregados al Señor que las cosas triviales de la vida, como un partido o una fiesta, no deben afectar nuestra disposición a la adoración.
Al ser Dios Espíritu, no podemos limitarlo a un edificio, sino que Él llena todo el Universo, por lo que es nuestra adoración llega hasta su trono ya sea que la hagamos en una capilla hermosa o en lo alto de un monte, siempre y cuando esta surja de lo más profundo del corazón. Pero no es solo necesario que la adoración salga del corazón, sino que esté de acuerdo con la Palabra de Dios, es decir, en la adoración debemos:
a. Enseñar la Palabra de Dios[24].
b. Cantar himnos, no cumbias, merengues o regeeton[25].
c. Orar al Padre en el nombre de Jesús[26].
d. Participar de la Cena del Señor[27].
e. Ofrendar[28].
Cualquier otra cosa que se quiera añadir a esto no es bíblica y no es correcto.
14. 4.25 La mujer tenía cierto conocimiento, pero no el correcto. Los samaritanos creían que el Mesías era el Profeta, pero no más. Para ellos sería un Maestro, probablemente similar a Confusio, pero no el Salvador. Puede parecernos un concepto muy errado, pero recoirdemos que los judíos estaban esperando un rey terrenal que conquistaría el mundo con fuerzas militares.
15. 4.26 No deja de admirarme la actitud de Jesús. Él se negó a decir abirtamente a los sacerdotes, a los rabinos, a los fariseos e incluso a Pilato, que era el Mesías; pero a esta mujer samaritana a quienes sus propios compatriotas desestimaban por su pecado, le dice directamente quién es.
16. 4.27 Como dijimos antes, no era permitido a los judíos de ese tiempo hablar con mujeres en lugares públicos, de hecho, los rabinos decían: “Que nadie hable con mujer en la calle, ni siquiera con su esposa”. Pero los discípulos tenían un gran respeto por Jesús, por lo que no iban a decir nada.
17. 4.28-29 Es muy interesante la reacción de esta mujer. Ella fue al pozo a una hora inusual. Normalmente las mujeres iban al pozo en las primeras horas del día, para evitar el calor. Ella lo hacía al mediodía para no tener que enfrentar las burlas de sus vecinas que le censuraban su modo de vida. El cántaro era un artículo indispensable en su vida, era el medio de transportar el preciosos líquido a su casa, pero cuando ella escuchó a Jesús no tuvo reparo en dejarlo olvidado, probablemente pensando en que ya iba a regresar. A pesar de tener temor de sus vecinos, la mujer corrió a ellos a contarles lo que le había acontecido, contrastando con la actitud de Nicodemo. Ella había encontrado lo que estaba buscando en lo profundo de su corazón y ahora necesitaba, era parte de su nuevo ser, comunicar la buena nueva a todos los demás, incluso a los que le escarnecían.
Algo curioso es el desarrollo del concepto que tenía esta mujer de Jesús; primero era solamente un “judío”, luego fue “Señor”, después fue “un profeta”, pero al final es “el Ungido”.
18. 4.30-32 Los discípulos habían regresado con algo para comer, pero se sorprenden porque Jesús les dice que tiene una comida diferente y mejor. Ellos no entendían porque solo pensaban en lo material, al igual que la mujer al principio. Jesús hablaba de la fe, tanto de ella como la de los que se acercaban.
19. 4.33 Ellos seguían pensando literalmente y por ello no comprendían las palabras de Jesús.
20. 4.34-38 Hoy son muchos los que basan su obra en cosas materiales y por eso se esfuerzan en querer demostrar que son enviados de Dios con “milagros”. Jesús, por su parte, hace una obra espiritual.
Utiliza otra figura comparativa para ver si pueden captar la idea. En lugar de seguir usando el alimento como ejemplo, usa la siembra y la cosecha. Ya podía verse llegar a los samaritanos y probablemente Jesús los señala mientras le dice a sus discípulos: ¡Miren! ¡Les digo que alcen los ojos y vean los campos que ya están blancos para la siega! Aunque los judíos pensaban que faltaban cuatro meses para poder recoger la cosecha, la siega espiritual estaba lista.
Todo trabajador hace una obra con el fin de recibir su salario, nadie trabaja de gratis. El trabajo espiritual tiene frutos espirituales. Por eso, Dios escogió la fiesta de Pentecostés, la fiesta de la cosecha, para iniciar la cosecha de almas.
Aquí hayamos también algo que va en contra del pensamiento de muchos que se han hecho amos y señores de congregaciones, pensando que son dueños de ella. El trabajo en la obra de Dios es en equipo, no por competencia. En el Día del Juicio no habrá discusión acerca de quién sembró o de quién cosechó para efectuar la conversión de almas. No puedo olvidar que durante mi tiempo como estudiante, se nos envió a hacer una campaña evangelística en San Salvador, El Salvador, y los pastores de la congregación nos tenían preparada la semana para que descansaramos y nada más predicáramos en la noche, por lo que hablé con uno de ellos, ya que pensábamos que debíamos salir a evangelizar e invitar a las personas a la actividad de la noche, pero no lo permitieron. La primera noche de campaña, el edificio estaba a reventar y comencé a predicar. Iba a la mitad del sermón cuando una mujer se acercó a la tarima, así que me incliné y le pregunté qué deseaba. Ella me dijo: Necesito el bautismo para ser salva. Estaba confundido porque no había terminado mi discurso, pero le hice saber a la congregación lo que ocurría, cuando de pronto se levantaron otras personas y todas fueron sumergidas en agua. Después del servicio le pregunté a uno de los pastores sobre lo ocurrido y él, sonriendo, me dijo: No se preocupe, nosotros sabíamos que ustedes venían y comenzamos a evangelizar desde hace un mes y usted está recogiendo lo sembrado.
21. 4.39-42 Resulta curioso saber que los judíos rechazaron el testimonio de Juan, los milagros de Jesús así como sus enseñanzas e incluso las Escrituras, para no creer en Jesús, mientras que en el caso de los samaritanos fue totalmente diferente, ya que ellos creyeron en el testimonio de una mujer que ellos consideraban pecadora, y luego escucharon las palabras de los labios de Jesús, sin ser necesario ningún milagro, la Biblia no nos dice que Jesús hiciera algún milagro cuando estaba con los samaritanos.
Los judíos se consideraban el pueblo elegido de Dios, pero fueron los samaritanos los que le rogaron a Jesús que se quedara con ellos. He visto como algunos que se dicen ser la verdadera Iglesia y fuera de sus edificios tiene un rótulo que dice que son la “Iglesia de Cristo”, rechazan la Palabra, mientras que los que son condenados por ellos por tener un nombre diferente, reciben gozosos la sana doctrina.
Por causa del odio de los judíos, Jesús decidió irse a Galilea y eso lo llevó a los samaritanos, lo que ocasionó que estos fueran los primeros, hablando de un grupo grande, que reconocieron que Jesús es el Libertador, el Salvador del mundo.
[1] Diccionario Certeza. Judea.
[2] Isaías 9.1
[3] Diccionario de Geografía Bíblica. Galilea.
[4] 1 Reyes 16.24.
[5] Amós 4.1; 6.1.
[6] Isaías 28.1.
[7] 1 Reyes 20.34.
[8] 1 Reyes 20.1-21.
[9] 2 Reyes 6.8-7.20.
[10] 2 Reyes 10.1-10.
[11] 1 Reyes 16.32.
[12] 1 Reyes 18.19.
[13] 2 Reyes 17.3-6.
[14] 2 Reyes 17.24.
[15] Diccionario Bíblico. Samaria.
[16] Mateo 10.5.
[17] Del latín aqua.
[18] H2O
[19] Wikipedia. Agua.
[20] Mateo 19.3.
[21] Génesis 22.
[22] Deuteronomio 11.29-30; 27.11-26
[23] Jueces 9.7-21. Diccionario de Geografía Bíblica. Monte Gerizim.
[24] Hechos 5.42.
[25] Efesios 5.19.
[26] Colosenses 3.17.
[27] Hechos 20.7.
[28] 1 Corintios 16.1-2.