El Evangelio de Juan
Introducción.
Cuando nos preguntamos acerca de los Evangelios, lo primero que nos viene a la mente es la vida de Jesús. Si le preguntamos a las personas para ellos que son los Evangelios, no importa la religión que tenga, siempre nos contestara que los escritos hablan del nacimiento, vida, ministerio, muerte y resurrección de Jesús. Pero ¿qué son los Evangelios? Si lo queremos decir de manera resumida los evangelios son “La Vida de Jesús”. El comienzo de los Evangelios escritos, coincide con la terminación de la primera generación cristiana. Cuando “los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra”[1] murieron, era natural que se hiciese sentir más marcadamente la necesidad de un registro permanente de su testimonio. Los cuatro evangelios canónicos encierran importantísima información acerca de la vida y ministerio de Jesús, y pueden distinguirse en los cuatro evangelios.
En este sentido, como en algunos otros, Juan ocupa un lugar aparte de los tres restantes Evangelios, y es mejor considerarlo independientemente de lo que hicimos en “Estudiando los Evangelios Sinópticos”. Ya que los otros tres, están interrelacionados, hasta el punto de que se prestan muy adecuadamente para el estudio “sinóptico”, por ejemplo como cuando su texto se dispone en tres columnas paralelas, de modo que puedan examinarse convenientemente sus coincidencias y divergencias.
El Evangelio según Juan es el cuarto libro del Nuevo Testamento que contiene más que una biografía de Jesucristo, sino una selección de sus señales, obras y enseñanza, junto con el testimonio de muchas personas, que confirman que Él es el Hijo de Dios, por lo que ha sido llamado sencillamente “el más influyente de los libros del Nuevo Testamento”. Los cuatro Evangelios registran el ministerio de Jesucristo, y concluyen con la narración detallada de su muerte, sepultura y resurrección. Fueron escritos para producir la fe salvadora en Cristo, y el de Juan difiere considerablemente de los tres anteriores, tanto por su forma literaria cuanto por su contenido, al enfocarse más en temas espirituales que en eventos históricos. Es el libro en que todos alimentan sus mentes y sus corazones, y donde ellos descansan sus almas. Este Evangelio tiene la mayor parte de la “mirada penetrante” de todos los escritores de Nuevo Testamento. El apóstol Juan es considerado su autor, aunque algunos piensan que la fecha de redacción no es la correcta y que lo más probable es que fuera la comunidad fundada por dicho discípulo, seguramente la de Éfeso, la que escribió el libro.
Después de la introducción[2], la narración del libro empieza en el versículo 6, y consta de dos partes. La primera parte[3] contiene la historia del ministerio público de Jesús desde su introducción por Juan el Bautista hasta su fin. La segunda parte[4] presenta a Jesús con sus enseñanzas y ministerio a sus discípulos, y da cuenta de sus sufrimientos en la Pasión y la aparición a sus discípulos después de su resurrección[5].
Los puntos notables de este evangelio son:
A. La relación entre el Hijo y el Padre,
B. Entre el redentor y los creyentes,
C. El anuncio del Espíritu Santo como Consolador, y
D. El énfasis sobre el amor como un elemento de carácter cristiano.
Se trata, probablemente, del evangelio más filosófico de todos los llamados canónicos.
Este libro está escrito primariamente a los cristianos. Se supone que fue escrito en Éfeso, que después de la destrucción de Jerusalén[6], vino a ser el lugar principal de vida cristiana.
El Evangelio fue escrito para personas conocedoras de la cultura judía y al mismo tiempo en contacto con el pensamiento griego; además se les pone en guardia frente al gnosticismo.
I. Datación.
Los estudiosos han considerado durante mucho tiempo que el Evangelio de Juan es uno de los últimos textos escritos en el Nuevo Testamento. Las razones para la conclusión de que el Evangelio de Juan fue escrito después de las cartas de Pablo, los Evangelios sinópticos, y muchas de las cartas posteriores. Obviamente Juan combate la herejía del gnosticismo primitivo. Se supone, pues, que este libro fue escrito a fines del siglo I. La datación mayoritaria sitúa a este Evangelio hacia el año 100, entre el 80 y el 110. Las dataciones más tardías están limitadas por el Papiro P52, hacia 125-150, y por las menciones al Evangelio de Juan que hacen Ireneo de Lyon y el Fragmento muratoriano hacia el año 180, así como Clemente Alejandrino y Tertuliano hacia el 200.
Las dataciones más tempranas hechas por P. Gardner-Smith; A. T. Olmstead; E. R. Goodenough; H. E. Edwards; B. P. W. Starther Hunt; K. A. Eckhardt; R. M. Grant; G. A. Turner; J. Mantey; W. Gericke; E. K. Lee; L. Morris; S. Temple; J. A. T. Robinson, se basan en los siguientes argumentos:
A. Se describe la ciudad de Jerusalén que existía antes de ser completamente arrasada en el año 70 d.C., con detalles que han sido corroborados por estudios arqueológicos hechos por W. F. Albright; R. D. Potter y Joachim Jeremias. Las descripciones de Jerusalén siempre se hacen en tiempo presente, nunca en pasado.
B. El ambiente descrito en el Evangelio, dice Charles Harold Dodd, corresponde al que había antes de la rebelión del 66 d.C.
C. No presenta ninguna profecía acerca de la destrucción de Jerusalén. En Juan 2.19 hay un comentario de Jesús cargado de simbología con respecto a la destrucción del Templo y a su resurrección al tercer día.
D. Aunque algunos autores afirman que la cristología de este Evangelio estaba más elaborada y avanzada que la de los sinópticos, otros sostienen que presenta una cristología primitiva. La mayor dificultad de esta teoría es la afirmación de la preexistencia del Verbo en Juan 1.1. Sin embargo, la idea de la preexistencia de la palabra creadora de Dios ya estaba presente en la literatura sapiencial judía[7] y en el Tárgum. Por otro lado, la identificación de Jesús con la Sabiduría de Dios está presente también en los sinópticos.
E. No presenta referencias a los gentiles, al contrario de lo que ocurre en los sinópticos.
F. Juan 21 parece presuponer que Pedro había muerto. Un gran número de autores consideran que este capítulo final es un añadido. El capítulo parece salir al paso de especulaciones acerca de si, tras la muerte de los principales representantes del cristianismo, Santiago “el hermano del Señor”, en el año 62 y Simón Pedro hacia el 64, Juan sobreviviría hasta la segunda venida del Cristo. Se sitúa así, este capítulo, del año 65 en adelante, sin poder definir más la fecha.
La tradición dice que Juan vivió hasta la vejez y de haber muerto una muerte natural en Éfeso cerca del año 100. Él era el último sobreviviente del grupo apostólico. Tres ubicaciones posibles se sugieren Antioquia, Éfeso y Alejandría.
[1] Lucas 1.2.
[2] Juan 1.1-5.
[3] Juan 1.6-12.50.
[4] Juan 13-21.
[5] Juan 18-21.
[6] 70 d.C.
[7] Proverbios 8.22-31;
Cuando nos preguntamos acerca de los Evangelios, lo primero que nos viene a la mente es la vida de Jesús. Si le preguntamos a las personas para ellos que son los Evangelios, no importa la religión que tenga, siempre nos contestara que los escritos hablan del nacimiento, vida, ministerio, muerte y resurrección de Jesús. Pero ¿qué son los Evangelios? Si lo queremos decir de manera resumida los evangelios son “La Vida de Jesús”. El comienzo de los Evangelios escritos, coincide con la terminación de la primera generación cristiana. Cuando “los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra”[1] murieron, era natural que se hiciese sentir más marcadamente la necesidad de un registro permanente de su testimonio. Los cuatro evangelios canónicos encierran importantísima información acerca de la vida y ministerio de Jesús, y pueden distinguirse en los cuatro evangelios.
En este sentido, como en algunos otros, Juan ocupa un lugar aparte de los tres restantes Evangelios, y es mejor considerarlo independientemente de lo que hicimos en “Estudiando los Evangelios Sinópticos”. Ya que los otros tres, están interrelacionados, hasta el punto de que se prestan muy adecuadamente para el estudio “sinóptico”, por ejemplo como cuando su texto se dispone en tres columnas paralelas, de modo que puedan examinarse convenientemente sus coincidencias y divergencias.
El Evangelio según Juan es el cuarto libro del Nuevo Testamento que contiene más que una biografía de Jesucristo, sino una selección de sus señales, obras y enseñanza, junto con el testimonio de muchas personas, que confirman que Él es el Hijo de Dios, por lo que ha sido llamado sencillamente “el más influyente de los libros del Nuevo Testamento”. Los cuatro Evangelios registran el ministerio de Jesucristo, y concluyen con la narración detallada de su muerte, sepultura y resurrección. Fueron escritos para producir la fe salvadora en Cristo, y el de Juan difiere considerablemente de los tres anteriores, tanto por su forma literaria cuanto por su contenido, al enfocarse más en temas espirituales que en eventos históricos. Es el libro en que todos alimentan sus mentes y sus corazones, y donde ellos descansan sus almas. Este Evangelio tiene la mayor parte de la “mirada penetrante” de todos los escritores de Nuevo Testamento. El apóstol Juan es considerado su autor, aunque algunos piensan que la fecha de redacción no es la correcta y que lo más probable es que fuera la comunidad fundada por dicho discípulo, seguramente la de Éfeso, la que escribió el libro.
Después de la introducción[2], la narración del libro empieza en el versículo 6, y consta de dos partes. La primera parte[3] contiene la historia del ministerio público de Jesús desde su introducción por Juan el Bautista hasta su fin. La segunda parte[4] presenta a Jesús con sus enseñanzas y ministerio a sus discípulos, y da cuenta de sus sufrimientos en la Pasión y la aparición a sus discípulos después de su resurrección[5].
Los puntos notables de este evangelio son:
A. La relación entre el Hijo y el Padre,
B. Entre el redentor y los creyentes,
C. El anuncio del Espíritu Santo como Consolador, y
D. El énfasis sobre el amor como un elemento de carácter cristiano.
Se trata, probablemente, del evangelio más filosófico de todos los llamados canónicos.
Este libro está escrito primariamente a los cristianos. Se supone que fue escrito en Éfeso, que después de la destrucción de Jerusalén[6], vino a ser el lugar principal de vida cristiana.
El Evangelio fue escrito para personas conocedoras de la cultura judía y al mismo tiempo en contacto con el pensamiento griego; además se les pone en guardia frente al gnosticismo.
I. Datación.
Los estudiosos han considerado durante mucho tiempo que el Evangelio de Juan es uno de los últimos textos escritos en el Nuevo Testamento. Las razones para la conclusión de que el Evangelio de Juan fue escrito después de las cartas de Pablo, los Evangelios sinópticos, y muchas de las cartas posteriores. Obviamente Juan combate la herejía del gnosticismo primitivo. Se supone, pues, que este libro fue escrito a fines del siglo I. La datación mayoritaria sitúa a este Evangelio hacia el año 100, entre el 80 y el 110. Las dataciones más tardías están limitadas por el Papiro P52, hacia 125-150, y por las menciones al Evangelio de Juan que hacen Ireneo de Lyon y el Fragmento muratoriano hacia el año 180, así como Clemente Alejandrino y Tertuliano hacia el 200.
Las dataciones más tempranas hechas por P. Gardner-Smith; A. T. Olmstead; E. R. Goodenough; H. E. Edwards; B. P. W. Starther Hunt; K. A. Eckhardt; R. M. Grant; G. A. Turner; J. Mantey; W. Gericke; E. K. Lee; L. Morris; S. Temple; J. A. T. Robinson, se basan en los siguientes argumentos:
A. Se describe la ciudad de Jerusalén que existía antes de ser completamente arrasada en el año 70 d.C., con detalles que han sido corroborados por estudios arqueológicos hechos por W. F. Albright; R. D. Potter y Joachim Jeremias. Las descripciones de Jerusalén siempre se hacen en tiempo presente, nunca en pasado.
B. El ambiente descrito en el Evangelio, dice Charles Harold Dodd, corresponde al que había antes de la rebelión del 66 d.C.
C. No presenta ninguna profecía acerca de la destrucción de Jerusalén. En Juan 2.19 hay un comentario de Jesús cargado de simbología con respecto a la destrucción del Templo y a su resurrección al tercer día.
D. Aunque algunos autores afirman que la cristología de este Evangelio estaba más elaborada y avanzada que la de los sinópticos, otros sostienen que presenta una cristología primitiva. La mayor dificultad de esta teoría es la afirmación de la preexistencia del Verbo en Juan 1.1. Sin embargo, la idea de la preexistencia de la palabra creadora de Dios ya estaba presente en la literatura sapiencial judía[7] y en el Tárgum. Por otro lado, la identificación de Jesús con la Sabiduría de Dios está presente también en los sinópticos.
E. No presenta referencias a los gentiles, al contrario de lo que ocurre en los sinópticos.
F. Juan 21 parece presuponer que Pedro había muerto. Un gran número de autores consideran que este capítulo final es un añadido. El capítulo parece salir al paso de especulaciones acerca de si, tras la muerte de los principales representantes del cristianismo, Santiago “el hermano del Señor”, en el año 62 y Simón Pedro hacia el 64, Juan sobreviviría hasta la segunda venida del Cristo. Se sitúa así, este capítulo, del año 65 en adelante, sin poder definir más la fecha.
La tradición dice que Juan vivió hasta la vejez y de haber muerto una muerte natural en Éfeso cerca del año 100. Él era el último sobreviviente del grupo apostólico. Tres ubicaciones posibles se sugieren Antioquia, Éfeso y Alejandría.
[1] Lucas 1.2.
[2] Juan 1.1-5.
[3] Juan 1.6-12.50.
[4] Juan 13-21.
[5] Juan 18-21.
[6] 70 d.C.
[7] Proverbios 8.22-31;