IV. El Sacerdocio.
La relación entre los sacerdotes, que son los descendientes de Aarón, y los levitas, los otros miembros de la tribu de Leví, es uno de los problemas espinosos de la religión antiguo testamentaria. Cualquier consideración sobre los levitas debe tener en cuenta las pruebas que aporta la Biblia, la reconstrucción que de ellas hace algunos estudiosos, y las numerosas formas en que los eruditos contemporáneos han reaccionado ante su perspectiva evolucionista.
A. Antecedentes bíblicos.
1. El Pentateuco.
Los levitas adquieren prominencia en el Pentateuco en conexión con Moisés y Aarón[1]. Después de que Aarón encaminara al pueblo hacia la apostasía con el becerro de oro[2], los hijos de Leví vengaron el honor del Señor castigando a muchos de los malvados. Esta demostración de fidelidad para con Dios puede explicar parcialmente las grandes responsabilidades asignadas a esta tribu en la legislación pentateuca.
El papel de los levitas como ministros del tabernáculo, que se detalla claramente en Números, se anticipa en Éxodo 38.21, donde colaboran en la construcción del Tabernáculo bajo la supervisión del hijo de Aarón, Itamar. En las leyes preparatorias de la marcha por el desierto, Leví fue separada de las tribus por Dios y puesta a cargo del desmantelamiento, transporte, y erección del tabernáculo[3]. Los hijos de Leví acampaban alrededor del Tabernáculo, y aparentemente servían como amortiguadores para proteger a las otras tribus de la ira de Dios, ira que las amenazaba si impensadamente entraban en contacto con la tienda sagrada o su mobiliario[4].
Los levitas tenían prohibido servir como sacerdotes, privilegio reservado, bajo pena de muerte, para los hijos de Aarón[5]; pero estaban dedicados a un ministerio auxiliar para los sacerdotes, especialmente con las tareas manuales de cuidar el Tabernáculo[6]. Además, realizaban un importante servicio para las otras tribus haciendo de sustitutos para el primogénito de cada familia, al que Dios tenía derecho en vista del hecho de que perdonó a los primogénitos de Israel durante la celebración de la pascua en Egipto[7]. Como representantes de los primogénitos de las tribus[8] los levitas formaban parte del “trascendente principio de la representación” por el que se dio vigencia al concepto de un pueblo totalmente dependiente de Dios y enteramente rendido a él.
Cada una de las familias de Leví tenía funciones específicas. Los hijos de Coat, que sumaban 2.750 entre la edad de 30 y 50 según Números 4.36, tenían a su cargo el traslado del moblaje una vez que había sido cuidadosamente cubierto por los sacerdotes, que eran los únicos que podían tocarlo[9]. Los coatitas eran supervisados por Eleazar, hijo de Aarón. Los hijos de Gersón[10] cuidaban las cubiertas, las cuerdas, y las cortinas bajo la supervisión de Itamar, hijo de Aarón[11]. Los hijos de Merari[12] tenían la tarea de transportar y levantar la estructura del Tabernáculo y su patio[13].
La función representativa de los levitas está simbolizada en los rituales de la purificación y la dedicación[14]. Por ejemplo, tanto el hecho de que los israelitas, probablemente a través de sus líderes tribales, les imponían las manos a los levitas[15], reconociéndolos como sustitutos[16], y el hecho de que los sacerdotes ofrecían a los levitas como ofrenda mecida, probablemente llevándolos hasta el altar y luego apartándolos, de parte del pueblo[17], sugieren que los levitas fueron dados por los israelitas a los hijos de Aarón para que los sustituyeran. Esto se explicita en 8.16, donde a los hijos de Leví se les llama “regalos”.
Comenzaban a cumplir su servicio a los 25 años de edad y continuaban hasta los 50, cuando ingresaban en una especie de semi retiro con obligaciones limitadas[18]. Puede haber habido un período de aprendizaje de cinco años, porque aparentemente la plena responsabilidad de transportar el tabernáculo y sus muebles caía sobre los hombros de los hombres de entre 30 y 50[19]. Cuando David estableció un lugar permanente para el arca, la edad fue reducida a los 20 años porque ya no hacían falta los levitas adultos como cargadores[20].
La responsabilidad levítica de representar al pueblo llevaba en sí ciertos privilegios. Si bien no tenían herencia en la tierra, ninguna porción de ella fue separada para su uso exclusivo[21]: los levitas eran sostenidos por los diezmos del pueblo, mientras que los sacerdotes recibían las partes de las ofrendas que no eran consumidas en los sacrificios, las primicias del ganado mayor y menor, y un diezmo de los diezmos levíticos[22]. Ocasionalmente tanto los sacerdotes como los levitas compartían el despojo de las batallas[23]. Además, los levitas tenían permiso para residir en 48 ciudades apartadas para su uso[24]. Alrededor de cada ciudad se delimitaba para ellos una zona de pastoreo. Seis de las ciudades, tres de cada lado del Jordán, servían como ciudades de refugio.
La transición de las marchas en el desierto a la vida asentada en Canaán, anticipada en Números 35 al establecer las ciudades levíticas, trajo consigo tanto un aumento de la preocupación por el bienestar de los levitas, como la expansión de sus obligaciones a fin de hacer frente a las necesidades de un modelo de vida descentralizado. En Deuteronomio se recalcan marcadamente las responsabilidades de los israelitas para con los hijos de Leví, quienes debían participar en el regocijo de las tribus[25], en sus diezmos y ciertas ofrendas[26], y en sus fiestas principales, especialmente la de las semanas y la de los tabernáculos[27]. Los levitas que se dispersaron por el territorio debían compartir por igual tanto el ministerio como las ofrendas con los que residían en el santuario central[28].
Mientras que Números llama a los sacerdotes hijos de Aarón, en forma característica[29], Deuteronomio frecuentemente emplea la expresión sacerdotes levitas[30]. Si bien algunos estudiosos han sostenido que no se hace ninguna distinción entre sacerdote y levita en Deuteronomio, el hecho de que se asignan diferentes porciones a los sacerdotes en 18.3 y a los levitas en 18.6, sugiere que se mantiene a distinción. La frase “sacerdotes levitas” parece significar “sacerdotes de la tribu de Leví”. A ellos el código deuteronómico asigna numerosas obligaciones además del cuidado del santuario: sirven como jueces en casos que envuelven decisiones difíciles[31], regulan el control de los leprosos[32], cuidan el libro de la ley[33], y ayudan a Moisés en la ceremonia de renovación del pacto[34].
Dentro de la familia de Coat el oficio de sumo sacerdote era ejercido por el representante de mayor edad de la familia de Eleazar, a menos que correspondiera aplicar las sanciones de Levítico 21.16–23. Era consagrado de la misma forma que los otros sacerdotes y compartía sus obligaciones rutinarias. Solo él llevaba las vestiduras especiales[35]; Pectoral del sumo sacerdote, Mitra, Vestido; e interpretaba los oráculos, Urim y Tumim. En el día de expiación representaba al pueblo elegido ante Adonay, rociando la sangre de la cabra del sacrificio sobre el propiciatorio.
2. Josué y Jueces.
Los sacerdotes representan un papel más prominente que los levitas en el libro de Josué, especialmente en el relato del cruce del Jordán y la conquista de Jericó. A veces se los llamaba “sacerdotes levitas” o “levitas sacerdotes”[36] y más frecuentemente “sacerdotes”[37], y tenían la función fundamental de portar el arca del Señor. El Tabernáculo, sin embargo, que era llevado por los levitas, no se menciona, con la posible excepción de Jueces 6.24, hasta que fue levantado en Silo[38] después de la conquista de Canaán. Aparentemente el transporte del arca le fue confiado a los sacerdotes más bien que a los coatitas[39] en razón de la suprema importancia de estos viajes: Dios, cuya presencia simbolizaba el arca, marchaba con ellos conquistando y con el objeto de conquistar. Los levitas entraron en primer plano sólo cuando llegó el momento de dividir la tierra[40]. La distinción entre sacerdotes y levitas se mantiene claramente: los levitas les recuerdan a Eleazar, el sacerdote, y a Josué, lo que mandó Moisés con respecto a las ciudades levíticas[41]; los coatitas se dividen en dos grupos: los que descendían de Aarón, los sacerdotes, y los demás[42].
La depravación general en el culto durante los días entre la conquista de Canaán y el establecimiento de la monarquía se ilustra en los dos relatos levíticos de Jueces. Del levita de Micaía[43] se dice que era oriundo de Belén y miembro de la familia de Judá[44]. ¿Cómo podía ser al mismo tiempo levita y judío? La respuesta depende de si al levita se lo puede identificar con Jonatán, hijo de Gersón[45]. Si se trata de la misma persona, la relación del levita con Judá sería de carácter geográfico, no genealógico, a pesar de la frase “de los clanes de Judá”[46]. Si no se trata de la misma persona, entonces el levita puede ser ejemplo de la posibilidad de que hombres de otras tribus pudiesen, en esa época, unirse a la tribu sacerdotal. Este puede haber sido el caso de Jonatán, que era efraimita[47]. Existen ciertos indicios de que el término levita haya sido un título funcional con el significado de “persona juramentada con voto”, a la vez que designación tribal sostiene que los levitas constituían originalmente una tribu secular que adoptó funciones sacerdotales no solo en Israel sino quizá también en Arabia. La macabra historia del levita y su concubina[48] constituye testimonio adicional de la vida ambulante de los levitas, y del relajamiento general de la época. La falta de una autoridad central limitaba el control que el santuario central en Silo debía haber ejercido[49] y permitió que surgieran numerosos santuarios que prestaban muy poca atención a lo instituido por Moisés.
Los levitas aparecen solo ocasionalmente en el resto de los libros históricos, generalmente en relación con su misión de transportar el arca[50]. Cuando Jeroboam I erigió santuarios rivales en Dan y Bet-el puso sacerdotes no levíticos, probablemente con el fin de interrumpir las relaciones con el templo de Jerusalén en la forma más completa posible[51]. Rasgo importante de la monarquía lo constituyó el control real del centro cúltico en ambos reinos.
3. Las Crónicas.
La perspectiva sacerdotal del escritor de los libros de Crónicas tiende a acentuar el papel de los levitas y ofrece numerosos detalles de su ministerio que los autores de Reyes han omitido. En las genealogías de 1 Crónicas 6, que también describen el papel de los hijos de Aarón[52] y la distribución de las ciudades levíticas[53], la atención se centra especialmente en los cantores levíticos, Hemán, Asaf, Etán, y sus hijos, a quienes David encargó la música del templo[54]. La lista de levitas en 1 Crónicas 9 está erizada de problemas. Las semejanzas entre ella y Nehemías 11 han llevado a algunos a considerar que se trata de la nómina de los levitas que regresaron a Jerusalén después del cautiverio[55]. Otros la consideran como una lista de primitivos habitantes de Jerusalén. Tanto la asignación de obligaciones cuidadosamente organizadas como la cantidad de levitas comprendidos, los 212 guardas de las puertas en 1 Crónicas 9.22 con los 93 de 1 Crónicas 26.8–11, sugieren un período posterior al de David. La íntima cooperación entre los levitas y los hijos de los sacerdotes[56], y el hecho de que los levitas cuidaban algunos de los vasos sagrados y ayudaban a preparar el pan de la proposición, puede ser indicativo de que la rígida división de deberes sugerida en Números 4 y 18 se desarmó durante la monarquía, quizá porque los hijos de Aarón no eran ya suficientes, la cifra 1.760 en 1 Crónicas 9.13 probablemente se refiera al número de integrantes, no al número de jefes de familias, para cumplir las obligaciones de su oficio. Por lo tanto, además de sus funciones normales como cantores y músicos, porteros, cargadores, etc., los levitas tenían que ayudar con la preparación de los sacrificios, como también colaborar en el cuidado de los patios y cámaras, la limpieza de las cosas santas y la preparación del pan de la proposición, la ofrenda de cereales, el pan sin levadura, la ofrenda quemada, etc.[57].
El sumo sacerdocio permaneció en la familia de Eleazar hasta la época de Elí, descendiente de Itamar. La conspiración de Abiatar llevó a Salomón a deponerlo[58]. De este modo el cargo volvió a la casa de Eleazar con Sadoc y permaneció en dicha familia hasta que las intrigas políticas dieron por resultado la deposición de Onías III por el rey seléucida Antíoco Epífanes cerca del 174 a.C. De allí en adelante paso a ser apadrinado por el gobernante que estuviera en el poder.
B. Ordenación de los Sacerdotes.
1. La investidura de los sacerdotes.
a. Moisés lavó con agua a Aarón y sus hijos, colocó sobre los hombros la túnica.
b. Lo ciñó con una faja.
c. Lo vistió con el manto y puso encima el Efod.
d. Luego le puso el pectoral en el que colocó el Urim y el Tumín.
e. Puso sobre la cabeza la Tiara; en la parte delantera, la lámina de oro, la diadema santa.
f. Derramó sobre su cabeza Óleo y sobre el altar y los utensilios para consagrarlo.
g. Luego les puso la Túnica, los ciñó con la faja y les colocó la mitra a los hijos de Aarón.
h. El sacrificio de la víctima por los pecados de los ordenados.
i. Se ofrece: Un novillo por los pecados, un carnero para el holocausto y un segundo como sacrificio por las vestiduras.
j. Los sacerdotes imponen las manos sobre la víctima, luego se inmola, se rocía toda la sangre por el altar; se quema el sebo de las entrañas, la piel y la carne y los excrementos fuera del campamento son quemados.
k. Luego se ofrece del canastillo y los panes ácimos, se ponen sobre la grasa y la pierna derecha de la víctima.
l. Luego con el óleo y la sangre de la víctima se derrama sobre los consagrados y las vestiduras de los mismos, luego manda cocer la carne a máquina al igual que los panes ácimos que han sobrado. Así consagró Moisés a Aarón y a sus Hijos.
m. En el capítulo 9 los sacerdotes inauguran su ministerio ofreciendo las víctimas por el pecado del pueblo y por ellos.
2. Normas para los sacerdotes.
a. La norma del sueldo de los sacerdotes: El sacerdote debe servir al Templo y separado de la vida profana. La parte de los sacerdotes en las ofrendas: Los sacerdotes deben comer la oblación ofrecida a Adonay, comerlo sin levadura y en un lugar sagrado de lo que sobra de la víctima, comer la pierna, el pecho y la grasa reservada.
b. Prohibición de las bebidas alcohólicas: Para ofrecer el sacrificio debe estar libre de borracheras, para distinguir lo puro de lo impuro “no sea que muráis”.
[1] Éxodo 2.1–10; 4.14; 6.16–27
[2] Éxodo 32.25
[3] Números 1.47–54
[4] Números 1.51, 53; 2.17
[5] Números 3.10
[6] Números 3.5
[7] Éxodo 13.2, 13
[8] Números 3.40
[9] Números 3.29–32; 4.1.
[10] 2.630; Números 4.40.
[11] Números 3.21–26; 4.21.
[12] 3.200; Números 4.44.
[13] Números 3.35–37; 4.29.
[14] Números 8.5.
[15] Números 8.10.
[16] Levítico 4.24.
[17] Números 8.11.
[18] Números 8.24–26.
[19] Números 4.3.
[20] 1 Crónicas 23.24.
[21] Números 18.23–24; Deuteronomio 12.12.
[22] Números 18.8, 21; Deuteronomio 18.1–4.
[23] Números 31.25.
[24] Números 35.1; Josué 21.1.
[25] Deuteronomio 12.12.
[26] Deuteronomio 12.18–19; 14.28–29.
[27] Deuteronomio 16.11–14.
[28] Deuteronomio 18.6–8.
[29] Números 10.8.
[30] Deuteronomio 18.1.
[31] Deuteronomio 17.8-9.
[32] Deuteronomio 24.8.
[33] Deuteronomio 17.18.
[34] Deuteronomio 27.9.
[35] Éxodo 28.
[36] Josué 3.3; 8.33.
[37] Josué 3.6; 4.9.
[38] Josué 18.1; 19.51.
[39] Números 4.15.
[40] Josué 14.3.
[41] Josué 21.1–3.
[42] Josué 21.4–5.
[43] Jueces 17–18.
[44] Jueces 17.7.
[45] Jueces 18.30.
[46] Jueces 17.7. CAB
[47] 1 Samuel 1.1; 1 Crónicas 6.28.
[48] Jueces 19.
[49] Jueces 18.31.
[50] 1 Samuel 6.15; 2 Samuel 15.24; 1 Reyes 8.4.
[51] 1 Reyes 12.31; 2 Crónicas 11.13–14; 13.9–10.
[52] 6.49–53.
[53] 6.54–81.
[54] 1 Crónicas 6.31; 15.16.
[55] 1 Crónicas 9.1.
[56] 1 Crónicas 9.28.
[57] Números 23.14.
[58] 1 Reyes 2.26.
La relación entre los sacerdotes, que son los descendientes de Aarón, y los levitas, los otros miembros de la tribu de Leví, es uno de los problemas espinosos de la religión antiguo testamentaria. Cualquier consideración sobre los levitas debe tener en cuenta las pruebas que aporta la Biblia, la reconstrucción que de ellas hace algunos estudiosos, y las numerosas formas en que los eruditos contemporáneos han reaccionado ante su perspectiva evolucionista.
A. Antecedentes bíblicos.
1. El Pentateuco.
Los levitas adquieren prominencia en el Pentateuco en conexión con Moisés y Aarón[1]. Después de que Aarón encaminara al pueblo hacia la apostasía con el becerro de oro[2], los hijos de Leví vengaron el honor del Señor castigando a muchos de los malvados. Esta demostración de fidelidad para con Dios puede explicar parcialmente las grandes responsabilidades asignadas a esta tribu en la legislación pentateuca.
El papel de los levitas como ministros del tabernáculo, que se detalla claramente en Números, se anticipa en Éxodo 38.21, donde colaboran en la construcción del Tabernáculo bajo la supervisión del hijo de Aarón, Itamar. En las leyes preparatorias de la marcha por el desierto, Leví fue separada de las tribus por Dios y puesta a cargo del desmantelamiento, transporte, y erección del tabernáculo[3]. Los hijos de Leví acampaban alrededor del Tabernáculo, y aparentemente servían como amortiguadores para proteger a las otras tribus de la ira de Dios, ira que las amenazaba si impensadamente entraban en contacto con la tienda sagrada o su mobiliario[4].
Los levitas tenían prohibido servir como sacerdotes, privilegio reservado, bajo pena de muerte, para los hijos de Aarón[5]; pero estaban dedicados a un ministerio auxiliar para los sacerdotes, especialmente con las tareas manuales de cuidar el Tabernáculo[6]. Además, realizaban un importante servicio para las otras tribus haciendo de sustitutos para el primogénito de cada familia, al que Dios tenía derecho en vista del hecho de que perdonó a los primogénitos de Israel durante la celebración de la pascua en Egipto[7]. Como representantes de los primogénitos de las tribus[8] los levitas formaban parte del “trascendente principio de la representación” por el que se dio vigencia al concepto de un pueblo totalmente dependiente de Dios y enteramente rendido a él.
Cada una de las familias de Leví tenía funciones específicas. Los hijos de Coat, que sumaban 2.750 entre la edad de 30 y 50 según Números 4.36, tenían a su cargo el traslado del moblaje una vez que había sido cuidadosamente cubierto por los sacerdotes, que eran los únicos que podían tocarlo[9]. Los coatitas eran supervisados por Eleazar, hijo de Aarón. Los hijos de Gersón[10] cuidaban las cubiertas, las cuerdas, y las cortinas bajo la supervisión de Itamar, hijo de Aarón[11]. Los hijos de Merari[12] tenían la tarea de transportar y levantar la estructura del Tabernáculo y su patio[13].
La función representativa de los levitas está simbolizada en los rituales de la purificación y la dedicación[14]. Por ejemplo, tanto el hecho de que los israelitas, probablemente a través de sus líderes tribales, les imponían las manos a los levitas[15], reconociéndolos como sustitutos[16], y el hecho de que los sacerdotes ofrecían a los levitas como ofrenda mecida, probablemente llevándolos hasta el altar y luego apartándolos, de parte del pueblo[17], sugieren que los levitas fueron dados por los israelitas a los hijos de Aarón para que los sustituyeran. Esto se explicita en 8.16, donde a los hijos de Leví se les llama “regalos”.
Comenzaban a cumplir su servicio a los 25 años de edad y continuaban hasta los 50, cuando ingresaban en una especie de semi retiro con obligaciones limitadas[18]. Puede haber habido un período de aprendizaje de cinco años, porque aparentemente la plena responsabilidad de transportar el tabernáculo y sus muebles caía sobre los hombros de los hombres de entre 30 y 50[19]. Cuando David estableció un lugar permanente para el arca, la edad fue reducida a los 20 años porque ya no hacían falta los levitas adultos como cargadores[20].
La responsabilidad levítica de representar al pueblo llevaba en sí ciertos privilegios. Si bien no tenían herencia en la tierra, ninguna porción de ella fue separada para su uso exclusivo[21]: los levitas eran sostenidos por los diezmos del pueblo, mientras que los sacerdotes recibían las partes de las ofrendas que no eran consumidas en los sacrificios, las primicias del ganado mayor y menor, y un diezmo de los diezmos levíticos[22]. Ocasionalmente tanto los sacerdotes como los levitas compartían el despojo de las batallas[23]. Además, los levitas tenían permiso para residir en 48 ciudades apartadas para su uso[24]. Alrededor de cada ciudad se delimitaba para ellos una zona de pastoreo. Seis de las ciudades, tres de cada lado del Jordán, servían como ciudades de refugio.
La transición de las marchas en el desierto a la vida asentada en Canaán, anticipada en Números 35 al establecer las ciudades levíticas, trajo consigo tanto un aumento de la preocupación por el bienestar de los levitas, como la expansión de sus obligaciones a fin de hacer frente a las necesidades de un modelo de vida descentralizado. En Deuteronomio se recalcan marcadamente las responsabilidades de los israelitas para con los hijos de Leví, quienes debían participar en el regocijo de las tribus[25], en sus diezmos y ciertas ofrendas[26], y en sus fiestas principales, especialmente la de las semanas y la de los tabernáculos[27]. Los levitas que se dispersaron por el territorio debían compartir por igual tanto el ministerio como las ofrendas con los que residían en el santuario central[28].
Mientras que Números llama a los sacerdotes hijos de Aarón, en forma característica[29], Deuteronomio frecuentemente emplea la expresión sacerdotes levitas[30]. Si bien algunos estudiosos han sostenido que no se hace ninguna distinción entre sacerdote y levita en Deuteronomio, el hecho de que se asignan diferentes porciones a los sacerdotes en 18.3 y a los levitas en 18.6, sugiere que se mantiene a distinción. La frase “sacerdotes levitas” parece significar “sacerdotes de la tribu de Leví”. A ellos el código deuteronómico asigna numerosas obligaciones además del cuidado del santuario: sirven como jueces en casos que envuelven decisiones difíciles[31], regulan el control de los leprosos[32], cuidan el libro de la ley[33], y ayudan a Moisés en la ceremonia de renovación del pacto[34].
Dentro de la familia de Coat el oficio de sumo sacerdote era ejercido por el representante de mayor edad de la familia de Eleazar, a menos que correspondiera aplicar las sanciones de Levítico 21.16–23. Era consagrado de la misma forma que los otros sacerdotes y compartía sus obligaciones rutinarias. Solo él llevaba las vestiduras especiales[35]; Pectoral del sumo sacerdote, Mitra, Vestido; e interpretaba los oráculos, Urim y Tumim. En el día de expiación representaba al pueblo elegido ante Adonay, rociando la sangre de la cabra del sacrificio sobre el propiciatorio.
2. Josué y Jueces.
Los sacerdotes representan un papel más prominente que los levitas en el libro de Josué, especialmente en el relato del cruce del Jordán y la conquista de Jericó. A veces se los llamaba “sacerdotes levitas” o “levitas sacerdotes”[36] y más frecuentemente “sacerdotes”[37], y tenían la función fundamental de portar el arca del Señor. El Tabernáculo, sin embargo, que era llevado por los levitas, no se menciona, con la posible excepción de Jueces 6.24, hasta que fue levantado en Silo[38] después de la conquista de Canaán. Aparentemente el transporte del arca le fue confiado a los sacerdotes más bien que a los coatitas[39] en razón de la suprema importancia de estos viajes: Dios, cuya presencia simbolizaba el arca, marchaba con ellos conquistando y con el objeto de conquistar. Los levitas entraron en primer plano sólo cuando llegó el momento de dividir la tierra[40]. La distinción entre sacerdotes y levitas se mantiene claramente: los levitas les recuerdan a Eleazar, el sacerdote, y a Josué, lo que mandó Moisés con respecto a las ciudades levíticas[41]; los coatitas se dividen en dos grupos: los que descendían de Aarón, los sacerdotes, y los demás[42].
La depravación general en el culto durante los días entre la conquista de Canaán y el establecimiento de la monarquía se ilustra en los dos relatos levíticos de Jueces. Del levita de Micaía[43] se dice que era oriundo de Belén y miembro de la familia de Judá[44]. ¿Cómo podía ser al mismo tiempo levita y judío? La respuesta depende de si al levita se lo puede identificar con Jonatán, hijo de Gersón[45]. Si se trata de la misma persona, la relación del levita con Judá sería de carácter geográfico, no genealógico, a pesar de la frase “de los clanes de Judá”[46]. Si no se trata de la misma persona, entonces el levita puede ser ejemplo de la posibilidad de que hombres de otras tribus pudiesen, en esa época, unirse a la tribu sacerdotal. Este puede haber sido el caso de Jonatán, que era efraimita[47]. Existen ciertos indicios de que el término levita haya sido un título funcional con el significado de “persona juramentada con voto”, a la vez que designación tribal sostiene que los levitas constituían originalmente una tribu secular que adoptó funciones sacerdotales no solo en Israel sino quizá también en Arabia. La macabra historia del levita y su concubina[48] constituye testimonio adicional de la vida ambulante de los levitas, y del relajamiento general de la época. La falta de una autoridad central limitaba el control que el santuario central en Silo debía haber ejercido[49] y permitió que surgieran numerosos santuarios que prestaban muy poca atención a lo instituido por Moisés.
Los levitas aparecen solo ocasionalmente en el resto de los libros históricos, generalmente en relación con su misión de transportar el arca[50]. Cuando Jeroboam I erigió santuarios rivales en Dan y Bet-el puso sacerdotes no levíticos, probablemente con el fin de interrumpir las relaciones con el templo de Jerusalén en la forma más completa posible[51]. Rasgo importante de la monarquía lo constituyó el control real del centro cúltico en ambos reinos.
3. Las Crónicas.
La perspectiva sacerdotal del escritor de los libros de Crónicas tiende a acentuar el papel de los levitas y ofrece numerosos detalles de su ministerio que los autores de Reyes han omitido. En las genealogías de 1 Crónicas 6, que también describen el papel de los hijos de Aarón[52] y la distribución de las ciudades levíticas[53], la atención se centra especialmente en los cantores levíticos, Hemán, Asaf, Etán, y sus hijos, a quienes David encargó la música del templo[54]. La lista de levitas en 1 Crónicas 9 está erizada de problemas. Las semejanzas entre ella y Nehemías 11 han llevado a algunos a considerar que se trata de la nómina de los levitas que regresaron a Jerusalén después del cautiverio[55]. Otros la consideran como una lista de primitivos habitantes de Jerusalén. Tanto la asignación de obligaciones cuidadosamente organizadas como la cantidad de levitas comprendidos, los 212 guardas de las puertas en 1 Crónicas 9.22 con los 93 de 1 Crónicas 26.8–11, sugieren un período posterior al de David. La íntima cooperación entre los levitas y los hijos de los sacerdotes[56], y el hecho de que los levitas cuidaban algunos de los vasos sagrados y ayudaban a preparar el pan de la proposición, puede ser indicativo de que la rígida división de deberes sugerida en Números 4 y 18 se desarmó durante la monarquía, quizá porque los hijos de Aarón no eran ya suficientes, la cifra 1.760 en 1 Crónicas 9.13 probablemente se refiera al número de integrantes, no al número de jefes de familias, para cumplir las obligaciones de su oficio. Por lo tanto, además de sus funciones normales como cantores y músicos, porteros, cargadores, etc., los levitas tenían que ayudar con la preparación de los sacrificios, como también colaborar en el cuidado de los patios y cámaras, la limpieza de las cosas santas y la preparación del pan de la proposición, la ofrenda de cereales, el pan sin levadura, la ofrenda quemada, etc.[57].
El sumo sacerdocio permaneció en la familia de Eleazar hasta la época de Elí, descendiente de Itamar. La conspiración de Abiatar llevó a Salomón a deponerlo[58]. De este modo el cargo volvió a la casa de Eleazar con Sadoc y permaneció en dicha familia hasta que las intrigas políticas dieron por resultado la deposición de Onías III por el rey seléucida Antíoco Epífanes cerca del 174 a.C. De allí en adelante paso a ser apadrinado por el gobernante que estuviera en el poder.
B. Ordenación de los Sacerdotes.
1. La investidura de los sacerdotes.
a. Moisés lavó con agua a Aarón y sus hijos, colocó sobre los hombros la túnica.
b. Lo ciñó con una faja.
c. Lo vistió con el manto y puso encima el Efod.
d. Luego le puso el pectoral en el que colocó el Urim y el Tumín.
e. Puso sobre la cabeza la Tiara; en la parte delantera, la lámina de oro, la diadema santa.
f. Derramó sobre su cabeza Óleo y sobre el altar y los utensilios para consagrarlo.
g. Luego les puso la Túnica, los ciñó con la faja y les colocó la mitra a los hijos de Aarón.
h. El sacrificio de la víctima por los pecados de los ordenados.
i. Se ofrece: Un novillo por los pecados, un carnero para el holocausto y un segundo como sacrificio por las vestiduras.
j. Los sacerdotes imponen las manos sobre la víctima, luego se inmola, se rocía toda la sangre por el altar; se quema el sebo de las entrañas, la piel y la carne y los excrementos fuera del campamento son quemados.
k. Luego se ofrece del canastillo y los panes ácimos, se ponen sobre la grasa y la pierna derecha de la víctima.
l. Luego con el óleo y la sangre de la víctima se derrama sobre los consagrados y las vestiduras de los mismos, luego manda cocer la carne a máquina al igual que los panes ácimos que han sobrado. Así consagró Moisés a Aarón y a sus Hijos.
m. En el capítulo 9 los sacerdotes inauguran su ministerio ofreciendo las víctimas por el pecado del pueblo y por ellos.
2. Normas para los sacerdotes.
a. La norma del sueldo de los sacerdotes: El sacerdote debe servir al Templo y separado de la vida profana. La parte de los sacerdotes en las ofrendas: Los sacerdotes deben comer la oblación ofrecida a Adonay, comerlo sin levadura y en un lugar sagrado de lo que sobra de la víctima, comer la pierna, el pecho y la grasa reservada.
b. Prohibición de las bebidas alcohólicas: Para ofrecer el sacrificio debe estar libre de borracheras, para distinguir lo puro de lo impuro “no sea que muráis”.
[1] Éxodo 2.1–10; 4.14; 6.16–27
[2] Éxodo 32.25
[3] Números 1.47–54
[4] Números 1.51, 53; 2.17
[5] Números 3.10
[6] Números 3.5
[7] Éxodo 13.2, 13
[8] Números 3.40
[9] Números 3.29–32; 4.1.
[10] 2.630; Números 4.40.
[11] Números 3.21–26; 4.21.
[12] 3.200; Números 4.44.
[13] Números 3.35–37; 4.29.
[14] Números 8.5.
[15] Números 8.10.
[16] Levítico 4.24.
[17] Números 8.11.
[18] Números 8.24–26.
[19] Números 4.3.
[20] 1 Crónicas 23.24.
[21] Números 18.23–24; Deuteronomio 12.12.
[22] Números 18.8, 21; Deuteronomio 18.1–4.
[23] Números 31.25.
[24] Números 35.1; Josué 21.1.
[25] Deuteronomio 12.12.
[26] Deuteronomio 12.18–19; 14.28–29.
[27] Deuteronomio 16.11–14.
[28] Deuteronomio 18.6–8.
[29] Números 10.8.
[30] Deuteronomio 18.1.
[31] Deuteronomio 17.8-9.
[32] Deuteronomio 24.8.
[33] Deuteronomio 17.18.
[34] Deuteronomio 27.9.
[35] Éxodo 28.
[36] Josué 3.3; 8.33.
[37] Josué 3.6; 4.9.
[38] Josué 18.1; 19.51.
[39] Números 4.15.
[40] Josué 14.3.
[41] Josué 21.1–3.
[42] Josué 21.4–5.
[43] Jueces 17–18.
[44] Jueces 17.7.
[45] Jueces 18.30.
[46] Jueces 17.7. CAB
[47] 1 Samuel 1.1; 1 Crónicas 6.28.
[48] Jueces 19.
[49] Jueces 18.31.
[50] 1 Samuel 6.15; 2 Samuel 15.24; 1 Reyes 8.4.
[51] 1 Reyes 12.31; 2 Crónicas 11.13–14; 13.9–10.
[52] 6.49–53.
[53] 6.54–81.
[54] 1 Crónicas 6.31; 15.16.
[55] 1 Crónicas 9.1.
[56] 1 Crónicas 9.28.
[57] Números 23.14.
[58] 1 Reyes 2.26.