Capítulos 7.1-16.5
E. En
respuesta a la Carta de preguntas (7.1-16.5).
1. Consejo sobre el matrimonio (7.1-40)
a. Principios para la vida matrimonial.
7.1-9 “Acerca de lo que me escribieron”, ¿quiénes? Los corintios, ellos habían mandado a preguntar ciertas cosas a Pablo y querían tener en claro estos asuntos. Lo que había tratado en los seis capítulos anteriores concernían al informe que habían dado los de la casa de Cloé, y ahora se dispone a tratar las cuestiones que a ellos les inquietaban.
Para los corintios, que habían redactado la carta para Pablo, era muy fácil comprender las respuestas que este les dirige, pero para nosotros, que no poseemos una copia de ella, debemos tratar de comprender cómo fueron formuladas las preguntas.
Es innegable que los corintios reconocían la autoridad de Pablo, de otra manera no le hubiesen consultado a él. También es probable que en esa carta no solo viniesen preguntas, sino argumentos de cómo estaban haciendo las cosas.
El primer punto que inquieta a los corintios es la situación matrimonial. Después de haber aclarado antes que el hecho de tener relaciones sexuales nos convierte en pareja delante de Dios, Pablo se avoca a decir de una vez que es mejor no tener relaciones, no estar casado. Quedarse soltero no es algo malo, aunque tampoco es requisito para predicar el Evangelio. No es mejor, ni es peor, sino que depende del punto de vista del practicante. En mi caso personal, prefiero estar casado, para otros es posible que sea mejor estar solteros. De ninguna manera es pecado la decisión de cada cual. Pablo mismo era un hombre célibe, él había tomado la decisión de mantenerse soltero para poder movilizarse con más facilidad. En los siglos siguientes a la vida de Pablo, algunos torcieron esta decisión para enseñar que era mejor quedarse sin casar y apartarse de la sociedad para estar dedicados a la contemplación, pero nunca quiso Pablo enseñar cosa tal.
Bien puede ser que los corintios estuvieran preguntando a Pablo si era bueno casarse, o si era mejor mantenerse solo. La respuesta de Pablo debe ser analizada dependiendo del contexto de ese tiempo; para él, no era bueno casarse debido a las persecuciones que sufrirían los cristianos. Es posible que si hubiese vivido en nuestros días tan llenos de libertinaje el consejo paulino hubiese sido que era mejor que se casaran. De hecho, Pablo se desvía a esa corriente por motivo de las impurezas sexuales. Había que evitar a toda costa que el deseo carnal corrompiera a los miembros de la Iglesia, y uno de los mecanismos más saludables es que el creyente esté casado, aunque eso no quiere decir que es 100 % efectivo.
Tomemos en cuenta que para los corintios la inmundicia sexual era algo de todos los días, ya que se le asociaba con la religión, ¡y cómo eran religiosos! El matrimonio podía convertirse en una vía de escape para aquellos que, a diferencia de Pablo, no tenían el don de continencia. Pero como dijimos antes, es efectivo si las personas involucradas en el matrimonio se comprometen con Dios y con su cónyuge a mantenerse puros el uno para el otro.
Pablo usa el verbo sjéo, que es usado en ciertos tiempos solamente; es un verbo primario que se traduce como tener, sostener y es usado en muchas aplicaciones variadas, literalmente o figurativamente directo o remoto; tal como posesión; capacidad, contigüidad, relación, o condición: Estimar, conservar, guardar, necesidad, necesitar, pasar, pertenecer, poder, reinar, reprender, retener, temblor, temor, tener, enfermo, estar enfermo, incircunciso, incurrir, llegar, llevar, mantener, haber concebido, agonizar, contener, tener en cuenta, dar gracias; por lo que nos habla de seguir teniendo, un acto continuo[1].
Lo siguiente que toca Pablo es un tema que en los últimos años ha sacado “roncha” en los diferentes medios: El Espíritu Santo enseña por medio de Pablo que el matrimonio es entre una mujer y un hombre, una mujer con su esposo; no entre dos hombres, dos mujeres, un hombre con dos mujeres o una mujer con dos hombres, ¡Solo dos personas: Un hombre y una mujer! Algo diferente a esto es pecado, no un nuevo “estilo de vida”, ni el “tercer sexo”, de lo que se habla hoy. ¡No es homofobia, es la enseñanza bíblica! ¿Podemos decir que un asesino tiene un “estilo de vida” diferente y que por eso debe ser respetado? ¿Alguien estaría de acuerdo en decir que un violador de niños debe ser aceptado en la sociedad porque es su “forma de ver la vida”? Creo que hasta los homosexuales dirán un rotundo no. Así entonces, ¿por qué se pretende cambiar el carácter de un pecado como la sodomía para beneficiar a los perversos que la practican? El pecado debe llamarse pecado.
Pablo sigue disertando sobre las bondades y los problemas del matrimonio. Los dos cónyuges están obligados a complacer a su contraparte. Lógicamente aquí está hablando de las relaciones sexuales. He conocido casos en donde alguno de los dos cónyuges tomó la decisión de no volver a tener relaciones con su pareja, para “dedicarse en exclusiva a Dios”. ¿Realmente existe eso? Pienso que es ridículo. A Dios no le interesa que pongamos a nuestro cónyuge en peligro de caer en tentación de inmundicia sexual por habernos “separado para Él”. Hay muchos cónyuges que piensan que su pareja debe aceptar todas las decisiones que haga aunque no haya tomado el parecer del otro. En cuanto al tema del sexo, las decisiones deben ser tomadas en conjunto, nunca uno solo puede decidir. ¿Somos felices cuando tenemos hambre y nos comemos un buen platillo, el que más nos gusta? De la misma manera, cuando los dos miembros del matrimonio nos satisfacemos sexualmente lo hacemos no pensando en que somos seres individuales, sino en que somos una sola persona con necesidades, igual que el hambre. ¿Podemos pasar un día o varios días sin comer? ¡Sí! ¿Podemos vivir sin comer? ¡No! Y aunque la necesidad de alimentarnos en prioritaria, mientras que la necesidad sexual no lo es, ambas son necesidades que el ser humano debe cubrir.
“La esposa no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el esposo; igualmente el esposo no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la esposa”. Al ser una única persona en el matrimonio, nuestras decisiones conyugales pasaron a ser prioridad de nuestro cónyuge. ¿Quién manda en casa? Ninguno de los dos. ¿Quién manda en casa? Los dos; porque ya no somos dos, sino uno solo. El matrimonio no contempla la mezquindad, no podemos ser egoístas.
Pablo, inspirado por el Señor, enseña que la pareja no debe negarse el uno al otro, y usa el verbo aposteréo que significa privar, despojar, negar, privar, engaño, cometer agravio, defraudar[2]. Es decir, cuando alguno de los cónyuges se niega a cumplir con su pareja, se está convirtiendo en un criminal porque está privando, despojando, engañando, cometiendo agravio, defraudando; sin contar que está exponiendo a su pareja a caer en la tentación y en pecado.
Cuando uno de los dos cónyuges utiliza el sexo para lograr sus propósitos materiales con su pareja, aunque estén casados, está pecando, porque el sexo lo hizo Dios para disfrute de ambos, no solo para reproducción, como enseñan algunos perversos, por lo que si uno de los dos lo usa para manipular al otro, están desvirtuando el propósito de este.
¿Quiere decir que siempre la pareja debe estar ocupada en el sexo? ¡No! Dijo Salomón que había tiempo para todo. Pero debe ser una decisión de ambos cuando pueden mantenerse apartados para ocuparse, principalmente en la oración. Aunque además de esta, hay otras causas que nos deben llevar a ponernos de acuerdo, como puede ser una enfermedad, tiempo de estudios, un trabajo especial, maternidad, etc. Pero la mayor circunstancia que nos debe llevar a esto es la oración. Tómese en cuenta que está hablando de un tiempo exclusivo para orar. ¡Qué importancia tenía para Pablo la oración y debe tenerlo para nosotros hoy día! La oración no es una actividad específica de personas que están completamente dedicadas al ministerio, sino que es parte del cristiano.
¿Qué debe hacer la pareja cuando este tiempo de común acuerdo acaba? ¡Volver a juntarse! Esa es la posición normal de los casados, estar juntos. Cuando estoy libre de mi trabajo paso todo el tiempo con mi esposa: Salimos a comer juntos, al cine, a hacer algún trámite, al banco, al salón de belleza, a hacer visitas. ¡No podrá usted verme solo cuando estoy libre! ¿Por qué? Porque mi esposa es mi complemento, ella debe estar siempre a mi lado a donde quiera que vaya. Ayer tuve que ser pasado de emergencia al hospital, y mi esposa siempre estuvo a mi lado, a pesar de que salimos del nosocomio en la madrugada, ella siempre se mantuvo conmigo. Si ella no está no puedo dormir, y lo mismo le pasa a ella si yo no estoy. Fuimos hechos el uno para el otro y lo disfrutamos. ¿Qué ganamos con eso? Evitamos la tentación. Cuando Eva fue tentada, ¿dónde estaba Adán? ¿Por qué ella no estaba junto a su marido?
El siguiente pasaje puede tomarse de dos formas: O está refiriéndose a lo que acaba de decir en cuanto a el tiempo de oración, o más bien está hablando de lo que viene a continuación, que es lo que yo creo.
“Pero esto lo digo por concesión, no por mandato”. En los escritos de Pablo encontramos mandatos de parte de Dios y pensamientos directamente de Pablo. Siempre que es el pensamiento de Pablo lo que encontramos, él lo aclara. Lo que dice no es en manera alguna un mandamiento de parte de Dios, sino su consejo como hombre experimentado y como siervo de Dios.
La situación que se vivía en esos tiempos no era para nada sencilla; había persecución de parte de los judíos, y pronto se desencadenaría la persecución por parte de las autoridades romanas, por lo que la facilidad de huir era una especie de seguro para poder escapar de la cárcel o de la misma muerte, así que mientras más ligero pudiera movilizarse uno, mejor, y en el caso de los casados la situación era más difícil ya que tenían que pensar en su cónyuge que podía estar encinta, lo que le podría causar inconvenientes más graves, o tener niños pequeños.
Pero esto era un asunto personal, y Pablo lo entiende y lo enseña así. Cada cual tiene la obligación de medirse personalmente para ver si puede o no soportar estar soltero o si debe casarse, ninguno de los dos está pecando, pero para el soltero es más sencillo dedicarse a Dios estando solo, por las razones que ya apuntamos arriba.
Pablo aconseja a los no casados, a los solteros, divorciados, viudos, que se queden solos, si pueden abstenerse del sexo, pero si no pueden contenerse, lo mejor es que se casen y así podrán evitar la tentación de la inmoralidad sexual. Aclaramos que en el caso de los divorciados nos referimos al cónyuge inocente, es decir, al que no rompió sus votos en el matrimonio anterior a ese divorcio; ellos sí tienen derecho a volver a casarse.
Pablo usa la palabra griega puroo, para describir “expuesto al fuego”, porque se refiere a esa emoción en donde la persona siente que se acalora, como si estuviese ardiendo.
b. Principios para el creyente casado.
7.10-16 Ahora bien, lo siguiente sí son mandatos del Señor, no hay alternativa y por eso Pablo lo deja bien claro. Para Dios no es bueno que la pareja se separe; la idea de Él era que cuando una pareja decidían vivir en matrimonio lo hicieran hasta que uno de los dos falleciera, pero la maldad hizo que este pensamiento se trastocara y el ser humano decidió caer en pecado separándose, cayendo en adulterio y divorcio. Para Dios un matrimonio entre cristianos, entre inconversos o entre un cristiano y un inconverso, tienen la misma validez, no es cierto que un matrimonio valga más que otro, y Dios tampoco está de acuerdo que en ningún caso se divorcie la pareja. Tampoco es correcto pensar que el matrimonio es un sacramento establecido por la Iglesia, de hecho, no fue sino hasta la Edad Media que las parejas comenzaron a ir delante de un sacerdote para que les bendijera en su vida matrimonial. Pero si la situación se vuelve tan difícil, es mejor que se separen, pero deben quedarse sin casar o reconciliarse.
De nuevo viene el consejo de Pablo: Si una persona cristiana está casada con una incrédula, y no tienen problemas por esto, no deben separarse a causa del creyente, porque esto da la oportunidad para que el incrédulo pueda llegar al conocimiento de la Palabra, e incluso, hasta los hijos pueden llegar a convertirse en cristianos, pero si se separan la situación va a ser más tirante y es más probable que esos hijos nunca lleguen a obedecer al Señor. Para Dios no es correcto, es decir, es pecado, que una pareja se separe; lo ideal es que estén juntos hasta la muerte de uno de los dos. Pero si el incrédulo toma la decisión de apartarse, el creyente no debe perder su tiempo en este matrimonio porque los creyentes no debemos estar esclavizados a nadie más que a nuestro Señor, pero no debe ser el cristiano el que inicie el proceso de divorcio.
Tampoco se está aquí dejando la base para la falsa enseñanza de “bajo la promesa”, que enseñan los evangélicos. Si una persona desea la salvación debe someterse al Señor, nadie será salvo porque su cónyuge lo es, la salvación es un asunto personal.
Fuimos llamados a vivir en paz, esto lo enseñó Cristo constantemente. Si dos personas consienten en vivir juntas en una unión legal y de acuerdo a la Voluntad de Dios, no hay quien tenga derecho a evitarlo. Si un cristiano al ser demandado por divorcio actúa de manera pendenciara, buscando salir con una ventaja o tratando de evitar que se haga la voluntad de su cónyuge inconverso, lo que está demostrando es que no posee la paz de Dios en su vida. Pero debe también tomarse en cuenta que aunque sea el inconverso el que solicitó el divorcio, el cristiano no tiene derecho de casarse nuevamente, porque la causa no fue el adulterio por parte del no creyente.
Es importante que entendamos que todos somos diferentes, y hay quienes no tienen problemas en vivir solos, mientras otros necesitamos la compañía de una pareja sentimental y que si estuviésemos solos, sufriríamos mucho la soledad.
Pablo menciona la simulación del prepucio porque en ese tiempo las competencias atléticas, como las olimpiadas, las hacían con los atletas completamente desnudos, y los judíos, se sentían incómodos por el hecho de haber sido circuncidados, así que simulaban un prepucio con piel de algún animal.
También estaban los judaizantes que iban tras los cristianos gentiles, buscando que ellos cumplieran con el rito de la circuncisión. Para ser cristiano no es necesario cumplir con ritos religiosos. Hay quienes han llegado al punto de creer que un cristiano deja de serlo porque no puede participar de la Cena del Señor todos los domingos por motivos de trabajo y hasta le aconsejan a quienes deben trabajar el domingo que renuncien a su empleo con tal de que asistan al culto. ¿No están de esta manera convirtiendo un acto de amor en un rito? ¿Soy cristiano solo cuando estoy en el edificio de la Iglesia o lo soy en cualquier lugar en que me encuentre? La Ley fue clavada en la cruz de Cristo, entonces, ¿por qué hay quienes buscan atar a los creyentes de hoy a ritos? No se tome a mal, no estoy diciendo que no es necesario que se participe de la Cena del Señor o que no hay que congregarse, sino que me refiero más bien a los que han convertido el culto de adoración, la ofrenda, los cantos y la Cena del Señor en un rito religioso, que ha dejado de tener el significado correcto y se contentan con participar, aunque su vida sea un ejemplo de la hipocresía.
El llamado de Dios es el Evangelio, no el ministerio, como algunos han querido interpretar. Todos somos llamados a obedecer el Evangelio, pero no todos lo hacen. ¿Me pide Dios que si antes de llegar al Evangelio me había casado y divorciado y vuelto a casar, vuelva a mi primera esposa abandonando la familia actual? De ninguna manera. Antes de obedecer el Evangelio no conocía la Voluntad de Dios porque estaba viviendo en desobediencia. Los miembros de la Iglesia de Cristo en Forrest Park enseñan algo así y están muy equivocados, porque promueven algo que ya Dios había dicho que aborrecía[3]. Son muchos los que enseñan que ser cristiano implica hacer cambios muy drásticos en la vida, pero faltan a la verdad. Debemos vivir santamente, apartados para Dios, y nuestros familiares y amigos deben comprender que ahora nuestro principal interés es hacer la justicia de Dios, sin que esto implique romper relaciones sanas. Recién me dijo mi hijo menor que su novia, que ha estado asistiendo a un grupo religioso, le dijeron que si ella quería ser miembro de ese grupo debía terminar su relación con mi hijo porque él no quiere unirse a ellos. ¿En que se basan? De cierto no en la Biblia.
c. Principio de morar en el llamado de Dios.
7.17-24 Podemos notar de cierta manera esta situación en el pasaje que viene a continuación. Si uno fue llamado siendo esclavo, no debe buscar liberarse solo por el hecho de que ahora soy cristiano, pero si es posible hacerlo, es bueno. ¿Hay problema en seguir siendo esclavo? ¡No! Porque la libertad o la esclavitud son cosas mentales, no materiales; pueden esclavizar mi cuerpo, pero mi mente es libre en Cristo. Pero también, al convertirnos en cristianos ya no somos más nuestros, somos de Cristo, entonces somos esclavos de Él. ¡Nuestra vida ahora le pertenece al Señor!
Lamentablemente he encontrado tanta gente que dice que es libre pero viven esclavizados a los pensamientos de los demás. Hay quienes no tienen voluntad propia porque cualquier cosa deben “consultarla” primero con otro más. Una vez expuse el Evangelio a una joven y después de ver que todo lo que yo le decía tenía apoyo bíblico me dijo: “Yo sé que usted tiene razón, pero antes de decidirme a hacer algo, debo consultar primero con mi pastor". ¿Ella era libre? ¡No! Estaba esclavizada a un hombre que incluso debía decirle si era cierto lo que ella misma había comprobado que era verdad.
Ser esclavo es un asunto de decisión, las personas se hacen esclavas de los vicios, de las costumbres y de los pensamientos de otros de manera voluntaria. ¡No existe tal cosa como “le lavaron el cerebro”! Las personas se entregan a los pensamientos de los demás por ignorancia, porque los consideran correctos o porque en el fondo, ellos también piensan así; por muchos años consideré que las enseñanzas pentecostales eran correctas simplemente porque no había estudiado cuidadosamente la Biblia, pero luego de hacerlo mi pensamiento cambió.
Entre los promotores de la falsa doctrina de la prosperidad se habla de que los cristianos debemos ser millonarios, que debemos ser los que manejen el mundo, que debemos siempre estar en primer lugar, pero Pablo enseña que para Dios lo importante no es nuestra condición social, sino el corazón y su comunión con Él.
d. Principios para los solteros.
7.25-38 “Acerca de las vírgenes”, es evidente que los corintios estaban preocupados de la situación de la mujeres jóvenes de su comunidad. Jesús nunca se refirió a ellas, Pablo tampoco tenía algún mandato explícito ni implícito de parte de Dios para ellas.
Pablo da su consejo, no un mandato de parte de Dios, este, aunque no es inspirado por el Espíritu Santo, no debe pasarse como incorrecto o como inválido, ya que quien lo da es precisamente un hombre lleno de Dios y de Su Espíritu. Lo que dice es para ser aplicado en ese momento, no es un mandato para la toda la Iglesia de todo lugar ni de todo el tiempo; lo hace debido a la necesidad reinante del momento. Él, como Enviado, había sufrido persecución, y sabía que los demás también pasarían por algo similar, por lo que su consejo se basa en esta situación.
La necesidad que había le hacía inclinarse por la castidad y la soltería, pero los que ya tenían un compromiso no debían dejarlo livianamente. Pablo les dice: “¿Estás atado a esposa? No busques desatarte. ¿Has sido desatado de tu esposa? No busques esposa”. Los lazos del matrimonio son para siempre, mientras los dos estén vivos están atados y no deben buscar separarse, si lo hiciera, estaría contra la Voluntad de Dios, es decir, pecaría. Tómese en cuenta que Pablo se refiere a matrimonios que están constituidos de acuerdo al plan de Dios. Si una persona está en un matrimonio adúltero, debe solucionar esta situación. ¿Qué es un matrimonio adúltero? Es cualquier matrimonio en donde una de las partes está en pecado. Por ejemplo: Un hombre cae en adulterio, por lo que su esposa le divorcia; ella tiene todo el derecho de volver a casarse, pero él no, por haber sido en quien incurrió en el motivo de separación.
El consejo de Pablo para los solteros es que no se casen, no es un mandato, es un consejo, y no es pecado, pero es una situación que le da más libertad. Por ejemplo: Tengo tres hijos, dos de ellos solteros y uno casado; si uno de los solteros se queda sin trabajo, no tiene tanto de qué preocuparse ya que sabe que no tiene que pagar renta, ni está tan obligado a hacer gastos importantes, pero el que está casado debe velar por su esposa, comprar alimentos, pagar las obligaciones del hogar, etc. ¿Para quién es más difícil la vida?
Estar casado no es pecado. Mi esposa y yo llevamos treinta y cinco años casados y somos felices, y sabemos que no estamos pecando; pero hay ciertas cosas que yo no puedo hacer libremente como lo haría si estuviese soltero. Antes de pensar en mí, debo pensar en el bienestar de mi esposa e hijos. Estas son las cosas que Pablo quería evitarle a los solteros de su tiempo.
La palabra que es traducida “tiempo” en el versículo 29 es “kairos”, que según Storng es de afinidad incierta como “ocasión”, o bien, un tiempo fijo o apropiado, como “oportunidad, sazón, tiempo”, es decir, habla de la calidad de tiempo; iba a venir tiempo de aflicción y era necesario que los corintios le pusieran más cuidado a lo que venía que a las otras cosas cotidianas. ¿Qué hace usted si el Instituto Meteorológico informa que en pocas horas un huracán golpeará fuertemente el país? Si está pensando en casarse en ese momento, ¿no suspendería la boda? ¿No dejaría de lado sus negocios para resguardarse junto a los suyos? Los creyentes somos personas diferentes a las que viven en el mundo, nuestra prioridad no está en las cosas materiales, sino en las espirituales, sabemos que en este mundo solo estamos de paso[4], y que vivimos con la mirada puesta en el cielo, no en la tierra[5].
Este periodo de tiempo al que se refiere Pablo no tiene nada que ver con el fin del mundo, como han querido pensar algunos, sino más bien a los periodos de prueba y duros que estaban por pasar los cristianos del siglo I. Es por ello que era mejor que los casados se consideraran como que no tenían esposa en cuanto a la persecución, ya que vendría momentos en que serían amenazados con hacer sufrir a su cónyuge a no ser que negaran la fe, y la lealtad al Señor tiene prioridad.
“Y los que lloran, como si no lloraran”. Todo lo que amamos en esta vida no tiene significado delante del Señor, porque todo esto es temporal, por lo que no vale la pena llorar. ¿Por qué debe llorar el cristiano? Por las almas que cada día se pierden porque no han aceptado a Jesús como su Salvador, por los que dañan la Iglesia mintiendo y haciéndose pasar por cristianos, por la ignorancia del mundo, por los niños maltratados. Estas son cosas por las que debemos llorar y clamar ante Dios cada día para que Él actúe en ellas. Aparte de eso, no debemos llorar por la pérdida de cosas materiales, ni por la partida de hermanos fieles, etc.
Pero tampoco es importante el regocijo. En un momento reímos, pero luego lloramos, ¡todo es pasajero! Las cosas pasajeras no deben ser nuestra base para el gozo.
Es cierto que tengo mis posesiones materiales, no voy a mentir, me gustan las cosas buenas y de calidad, pero estas cosas no pueden ser lo más importante para mí, hoy las tengo, puede ser que mañana no. En el tiempo en que Pablo escribe la situación era crítica, peligrosa, las personas podían quedarse sin nada de un momento a otro, incluso ir a parar a la cárcel o la muerte violenta. Es por eso que las cosas materiales no tenían que ser base para la felicidad y el gozo del creyente.
Yo gozo del mundo, pero tómese que en el buen sentido de la palabra, me gusta ver un amanecer, escuchar las aves trinar, ver el rocío en las hojas, ver los insectos, las flores cuando se abren, etc., pero tengo presente que todo esto es pasajero, no debo esclavizarme a nada de lo que veo, huelo u oigo. Todas las cosas son para usarlas, pero no para esclavizarnos, debemos pensar que son solo herramientas para hacer nuestra labor.
¿Ha viajado usted como turista o por negocios? Si lo ha hecho estoy seguro que ha visto cosas muy hermosas en donde se alojó o a donde fue; al terminar su visita usted se regresa a su hogar sin estar sufriendo por lo que vio y tuvo que dejar. Lo mismo debe ocurrirnos a los cristianos, aquí solo estamos de visita, las cosas las tenemos solo para uso temporal porque pronto regresaremos al hogar en donde todo es nuestro.
Como padre de tres hijos y una nuera, quisiera que ellos no estuviesen sufriendo ninguna pena ni preocupación; así pensaba Pablo también sobre los creyentes de su tiempo, y estoy casi seguro que de este. Es un pensamiento paternal. Por eso es que uno da consejos a sus hijos. Hay muchas cosas buenas en la vida, pero nuestra fidelidad no puede ser trastocada de Cristo a ellas.
¿Cuál es el problema del casado? A diferencia del soltero que puede dedicarse a agradar al Señor, que tiene tiempo para ir a evangelizar, para involucrarse en las diferentes actividades de la Iglesia, el casado no puede hacer esto. Cuando estaba soltero podía ir a hacer vigilias, pasando toda la noche en adoración, pero después que me casé ya no podía hacerlo ya que mi esposa quedó embarazada y era necesario que la cuidara. ¿Estaba pecando? De ninguna manera, pero no podía dedicarme más a fondo en la adoración.
Esto no quiere decir que una pareja cristiana no puede dedicarse completamente a la adoración, tenemos el ejemplo de Priscila y Aquila en el Nuevo Testamento, pero si es más difícil por las obligaciones que se incurre en el matrimonio.
Pablo quería hacerles ver que había ventaja para los solteros, no que estuviese tratando de engañarlos como hacen ciertos religiosos modernos. Para Pablo el bienestar de los creyentes era importante. No tenía en mente hacer que los cristianos no se casaran. Pablo comprendía que ciertas personas necesitamos estar casados, mientras que otros no tienen problema en estar solteros.
De ninguna manera podemos pensar que Pablo está haciendo algún tipo de propaganda a favor del celibato. Esta es una falsa enseñanza de los romanistas y es algo que viene directamente del infierno.
Pablo más bien está promoviendo que los creyentes seamos decorosos y decentes, así que es mejor estar casado antes de vivir en pecado sexual.
Si alguien considera que no está bien estar sin casarse, pues que se case y no por eso peca. Pero también, si alguien considera que es mejor quedarse sin casar, que lo haga, no peca en eso tampoco.
Esa necesidad de la que habla Pablo se refiere al deseo o incontinencia, que en sí no es pecado, siempre y cuando se llene de la manera correcta, es decir, en el matrimonio. No hay pecado en casarse, así como no lo hay en no casarse. Pero cada cual debe decidir por sí mismo porque solo uno se conoce.
Concluye Pablo: El que se casa, está haciendo lo correcto, pero el que decide no casarse para dedicarse a Dios, hace mejor, por las razones que habíamos explicado antes. Y no es que el estar célibe es ser más santo que quien está casado, sino, que como hemos dicho antes, tiene más tiempo para dedicarle a Dios.
e. Principios relacionados con segundas nupcias.
7.39-40 Tómese en cuenta que el matrimonio no puede disolverse, es para toda la vida, y el divorcio no estaba en el plan de Dios. Pero, ¿qué pasa si uno de los cónyuges muere? El otro es libre para rehacer su vida y volver a casarse, si es su deseo. Hasta el día de hoy hay quienes consideran que si una persona enviuda debe quedarse sola, sin volver a casarse. El Señor no apoya esa idea; Él prefiere que la persona sobreviviente se vuelva a casar antes de que caiga en pecado. Pero es importante que quien se casa lo haga en el Señor. ¿Quiere decir esto que debe casarse solo con un cristiano? ¡No! Sino que debe hacerlo en el orden del Señor, es decir, no se va a casar con una persona divorciada por causa que no fue adulterio de su cónyuge, ni va a renunciar a la fe con tal de casarse. Lo mejor sería que se casara con una persona cristiana, pero en cosas del corazón no se puede legislar, así que si se enamora de alguien que no es cristiano, que se case con esa persona, mientras siga viviendo fiel al Señor.
Ahora bien, Pablo expone su manera de pensar en el asunto, y según él, lo mejor sería que se quedara sola. Y Pablo deja en claro que no es un pensamiento carnal, sino que él también tiene el Espíritu Santo.
Pablo estaba dando instrucciones sencillas:
ü El soltero: No debe buscar casarse, aunque si lo hace no peca.
ü El casado: No debe buscar separarse, pero si su cónyuge inconverso desea hacerlo, es asunto suyo, aunque el cristiano no puede casarse porque no fue por causa de adulterio.
ü El divorciado: No debe casarse, a no ser que su divorcio se debiera por causa de inmoralidad sexual.
ü El circuncidado: No debe aparentar ser incircunciso.
ü El incircunciso: No debe circuncidarse.
Vemos que en todas las situaciones que presentó Pablo no había problema de pecado. El que vive en inmoralidad sexual, el homosexual, el ladrón, el asesino, etc., deben arrepentirse de sus pecados y dejarlos para vivir santamente. Pero eso no quiere decir que si trabajo en un restaurante en donde hay que abrir los domingos porque es el mejor día, por el hecho de que ahora soy cristiano debo renunciar a mi trabajo y exponerme a estar sin un empleo y sin posibilidad de responder a mis obligaciones. Si es posible cambiar de trabajo, no hay problema, pero si no lo es, tampoco.
[1] Strong. G2192.
[2] Strong G650.
[3] Deuteronomio 24.1-4.
[4] 1 Pedro 2.11.
[5] Colosenses 3.2.
1. Consejo sobre el matrimonio (7.1-40)
a. Principios para la vida matrimonial.
7.1-9 “Acerca de lo que me escribieron”, ¿quiénes? Los corintios, ellos habían mandado a preguntar ciertas cosas a Pablo y querían tener en claro estos asuntos. Lo que había tratado en los seis capítulos anteriores concernían al informe que habían dado los de la casa de Cloé, y ahora se dispone a tratar las cuestiones que a ellos les inquietaban.
Para los corintios, que habían redactado la carta para Pablo, era muy fácil comprender las respuestas que este les dirige, pero para nosotros, que no poseemos una copia de ella, debemos tratar de comprender cómo fueron formuladas las preguntas.
Es innegable que los corintios reconocían la autoridad de Pablo, de otra manera no le hubiesen consultado a él. También es probable que en esa carta no solo viniesen preguntas, sino argumentos de cómo estaban haciendo las cosas.
El primer punto que inquieta a los corintios es la situación matrimonial. Después de haber aclarado antes que el hecho de tener relaciones sexuales nos convierte en pareja delante de Dios, Pablo se avoca a decir de una vez que es mejor no tener relaciones, no estar casado. Quedarse soltero no es algo malo, aunque tampoco es requisito para predicar el Evangelio. No es mejor, ni es peor, sino que depende del punto de vista del practicante. En mi caso personal, prefiero estar casado, para otros es posible que sea mejor estar solteros. De ninguna manera es pecado la decisión de cada cual. Pablo mismo era un hombre célibe, él había tomado la decisión de mantenerse soltero para poder movilizarse con más facilidad. En los siglos siguientes a la vida de Pablo, algunos torcieron esta decisión para enseñar que era mejor quedarse sin casar y apartarse de la sociedad para estar dedicados a la contemplación, pero nunca quiso Pablo enseñar cosa tal.
Bien puede ser que los corintios estuvieran preguntando a Pablo si era bueno casarse, o si era mejor mantenerse solo. La respuesta de Pablo debe ser analizada dependiendo del contexto de ese tiempo; para él, no era bueno casarse debido a las persecuciones que sufrirían los cristianos. Es posible que si hubiese vivido en nuestros días tan llenos de libertinaje el consejo paulino hubiese sido que era mejor que se casaran. De hecho, Pablo se desvía a esa corriente por motivo de las impurezas sexuales. Había que evitar a toda costa que el deseo carnal corrompiera a los miembros de la Iglesia, y uno de los mecanismos más saludables es que el creyente esté casado, aunque eso no quiere decir que es 100 % efectivo.
Tomemos en cuenta que para los corintios la inmundicia sexual era algo de todos los días, ya que se le asociaba con la religión, ¡y cómo eran religiosos! El matrimonio podía convertirse en una vía de escape para aquellos que, a diferencia de Pablo, no tenían el don de continencia. Pero como dijimos antes, es efectivo si las personas involucradas en el matrimonio se comprometen con Dios y con su cónyuge a mantenerse puros el uno para el otro.
Pablo usa el verbo sjéo, que es usado en ciertos tiempos solamente; es un verbo primario que se traduce como tener, sostener y es usado en muchas aplicaciones variadas, literalmente o figurativamente directo o remoto; tal como posesión; capacidad, contigüidad, relación, o condición: Estimar, conservar, guardar, necesidad, necesitar, pasar, pertenecer, poder, reinar, reprender, retener, temblor, temor, tener, enfermo, estar enfermo, incircunciso, incurrir, llegar, llevar, mantener, haber concebido, agonizar, contener, tener en cuenta, dar gracias; por lo que nos habla de seguir teniendo, un acto continuo[1].
Lo siguiente que toca Pablo es un tema que en los últimos años ha sacado “roncha” en los diferentes medios: El Espíritu Santo enseña por medio de Pablo que el matrimonio es entre una mujer y un hombre, una mujer con su esposo; no entre dos hombres, dos mujeres, un hombre con dos mujeres o una mujer con dos hombres, ¡Solo dos personas: Un hombre y una mujer! Algo diferente a esto es pecado, no un nuevo “estilo de vida”, ni el “tercer sexo”, de lo que se habla hoy. ¡No es homofobia, es la enseñanza bíblica! ¿Podemos decir que un asesino tiene un “estilo de vida” diferente y que por eso debe ser respetado? ¿Alguien estaría de acuerdo en decir que un violador de niños debe ser aceptado en la sociedad porque es su “forma de ver la vida”? Creo que hasta los homosexuales dirán un rotundo no. Así entonces, ¿por qué se pretende cambiar el carácter de un pecado como la sodomía para beneficiar a los perversos que la practican? El pecado debe llamarse pecado.
Pablo sigue disertando sobre las bondades y los problemas del matrimonio. Los dos cónyuges están obligados a complacer a su contraparte. Lógicamente aquí está hablando de las relaciones sexuales. He conocido casos en donde alguno de los dos cónyuges tomó la decisión de no volver a tener relaciones con su pareja, para “dedicarse en exclusiva a Dios”. ¿Realmente existe eso? Pienso que es ridículo. A Dios no le interesa que pongamos a nuestro cónyuge en peligro de caer en tentación de inmundicia sexual por habernos “separado para Él”. Hay muchos cónyuges que piensan que su pareja debe aceptar todas las decisiones que haga aunque no haya tomado el parecer del otro. En cuanto al tema del sexo, las decisiones deben ser tomadas en conjunto, nunca uno solo puede decidir. ¿Somos felices cuando tenemos hambre y nos comemos un buen platillo, el que más nos gusta? De la misma manera, cuando los dos miembros del matrimonio nos satisfacemos sexualmente lo hacemos no pensando en que somos seres individuales, sino en que somos una sola persona con necesidades, igual que el hambre. ¿Podemos pasar un día o varios días sin comer? ¡Sí! ¿Podemos vivir sin comer? ¡No! Y aunque la necesidad de alimentarnos en prioritaria, mientras que la necesidad sexual no lo es, ambas son necesidades que el ser humano debe cubrir.
“La esposa no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el esposo; igualmente el esposo no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la esposa”. Al ser una única persona en el matrimonio, nuestras decisiones conyugales pasaron a ser prioridad de nuestro cónyuge. ¿Quién manda en casa? Ninguno de los dos. ¿Quién manda en casa? Los dos; porque ya no somos dos, sino uno solo. El matrimonio no contempla la mezquindad, no podemos ser egoístas.
Pablo, inspirado por el Señor, enseña que la pareja no debe negarse el uno al otro, y usa el verbo aposteréo que significa privar, despojar, negar, privar, engaño, cometer agravio, defraudar[2]. Es decir, cuando alguno de los cónyuges se niega a cumplir con su pareja, se está convirtiendo en un criminal porque está privando, despojando, engañando, cometiendo agravio, defraudando; sin contar que está exponiendo a su pareja a caer en la tentación y en pecado.
Cuando uno de los dos cónyuges utiliza el sexo para lograr sus propósitos materiales con su pareja, aunque estén casados, está pecando, porque el sexo lo hizo Dios para disfrute de ambos, no solo para reproducción, como enseñan algunos perversos, por lo que si uno de los dos lo usa para manipular al otro, están desvirtuando el propósito de este.
¿Quiere decir que siempre la pareja debe estar ocupada en el sexo? ¡No! Dijo Salomón que había tiempo para todo. Pero debe ser una decisión de ambos cuando pueden mantenerse apartados para ocuparse, principalmente en la oración. Aunque además de esta, hay otras causas que nos deben llevar a ponernos de acuerdo, como puede ser una enfermedad, tiempo de estudios, un trabajo especial, maternidad, etc. Pero la mayor circunstancia que nos debe llevar a esto es la oración. Tómese en cuenta que está hablando de un tiempo exclusivo para orar. ¡Qué importancia tenía para Pablo la oración y debe tenerlo para nosotros hoy día! La oración no es una actividad específica de personas que están completamente dedicadas al ministerio, sino que es parte del cristiano.
¿Qué debe hacer la pareja cuando este tiempo de común acuerdo acaba? ¡Volver a juntarse! Esa es la posición normal de los casados, estar juntos. Cuando estoy libre de mi trabajo paso todo el tiempo con mi esposa: Salimos a comer juntos, al cine, a hacer algún trámite, al banco, al salón de belleza, a hacer visitas. ¡No podrá usted verme solo cuando estoy libre! ¿Por qué? Porque mi esposa es mi complemento, ella debe estar siempre a mi lado a donde quiera que vaya. Ayer tuve que ser pasado de emergencia al hospital, y mi esposa siempre estuvo a mi lado, a pesar de que salimos del nosocomio en la madrugada, ella siempre se mantuvo conmigo. Si ella no está no puedo dormir, y lo mismo le pasa a ella si yo no estoy. Fuimos hechos el uno para el otro y lo disfrutamos. ¿Qué ganamos con eso? Evitamos la tentación. Cuando Eva fue tentada, ¿dónde estaba Adán? ¿Por qué ella no estaba junto a su marido?
El siguiente pasaje puede tomarse de dos formas: O está refiriéndose a lo que acaba de decir en cuanto a el tiempo de oración, o más bien está hablando de lo que viene a continuación, que es lo que yo creo.
“Pero esto lo digo por concesión, no por mandato”. En los escritos de Pablo encontramos mandatos de parte de Dios y pensamientos directamente de Pablo. Siempre que es el pensamiento de Pablo lo que encontramos, él lo aclara. Lo que dice no es en manera alguna un mandamiento de parte de Dios, sino su consejo como hombre experimentado y como siervo de Dios.
La situación que se vivía en esos tiempos no era para nada sencilla; había persecución de parte de los judíos, y pronto se desencadenaría la persecución por parte de las autoridades romanas, por lo que la facilidad de huir era una especie de seguro para poder escapar de la cárcel o de la misma muerte, así que mientras más ligero pudiera movilizarse uno, mejor, y en el caso de los casados la situación era más difícil ya que tenían que pensar en su cónyuge que podía estar encinta, lo que le podría causar inconvenientes más graves, o tener niños pequeños.
Pero esto era un asunto personal, y Pablo lo entiende y lo enseña así. Cada cual tiene la obligación de medirse personalmente para ver si puede o no soportar estar soltero o si debe casarse, ninguno de los dos está pecando, pero para el soltero es más sencillo dedicarse a Dios estando solo, por las razones que ya apuntamos arriba.
Pablo aconseja a los no casados, a los solteros, divorciados, viudos, que se queden solos, si pueden abstenerse del sexo, pero si no pueden contenerse, lo mejor es que se casen y así podrán evitar la tentación de la inmoralidad sexual. Aclaramos que en el caso de los divorciados nos referimos al cónyuge inocente, es decir, al que no rompió sus votos en el matrimonio anterior a ese divorcio; ellos sí tienen derecho a volver a casarse.
Pablo usa la palabra griega puroo, para describir “expuesto al fuego”, porque se refiere a esa emoción en donde la persona siente que se acalora, como si estuviese ardiendo.
b. Principios para el creyente casado.
7.10-16 Ahora bien, lo siguiente sí son mandatos del Señor, no hay alternativa y por eso Pablo lo deja bien claro. Para Dios no es bueno que la pareja se separe; la idea de Él era que cuando una pareja decidían vivir en matrimonio lo hicieran hasta que uno de los dos falleciera, pero la maldad hizo que este pensamiento se trastocara y el ser humano decidió caer en pecado separándose, cayendo en adulterio y divorcio. Para Dios un matrimonio entre cristianos, entre inconversos o entre un cristiano y un inconverso, tienen la misma validez, no es cierto que un matrimonio valga más que otro, y Dios tampoco está de acuerdo que en ningún caso se divorcie la pareja. Tampoco es correcto pensar que el matrimonio es un sacramento establecido por la Iglesia, de hecho, no fue sino hasta la Edad Media que las parejas comenzaron a ir delante de un sacerdote para que les bendijera en su vida matrimonial. Pero si la situación se vuelve tan difícil, es mejor que se separen, pero deben quedarse sin casar o reconciliarse.
De nuevo viene el consejo de Pablo: Si una persona cristiana está casada con una incrédula, y no tienen problemas por esto, no deben separarse a causa del creyente, porque esto da la oportunidad para que el incrédulo pueda llegar al conocimiento de la Palabra, e incluso, hasta los hijos pueden llegar a convertirse en cristianos, pero si se separan la situación va a ser más tirante y es más probable que esos hijos nunca lleguen a obedecer al Señor. Para Dios no es correcto, es decir, es pecado, que una pareja se separe; lo ideal es que estén juntos hasta la muerte de uno de los dos. Pero si el incrédulo toma la decisión de apartarse, el creyente no debe perder su tiempo en este matrimonio porque los creyentes no debemos estar esclavizados a nadie más que a nuestro Señor, pero no debe ser el cristiano el que inicie el proceso de divorcio.
Tampoco se está aquí dejando la base para la falsa enseñanza de “bajo la promesa”, que enseñan los evangélicos. Si una persona desea la salvación debe someterse al Señor, nadie será salvo porque su cónyuge lo es, la salvación es un asunto personal.
Fuimos llamados a vivir en paz, esto lo enseñó Cristo constantemente. Si dos personas consienten en vivir juntas en una unión legal y de acuerdo a la Voluntad de Dios, no hay quien tenga derecho a evitarlo. Si un cristiano al ser demandado por divorcio actúa de manera pendenciara, buscando salir con una ventaja o tratando de evitar que se haga la voluntad de su cónyuge inconverso, lo que está demostrando es que no posee la paz de Dios en su vida. Pero debe también tomarse en cuenta que aunque sea el inconverso el que solicitó el divorcio, el cristiano no tiene derecho de casarse nuevamente, porque la causa no fue el adulterio por parte del no creyente.
Es importante que entendamos que todos somos diferentes, y hay quienes no tienen problemas en vivir solos, mientras otros necesitamos la compañía de una pareja sentimental y que si estuviésemos solos, sufriríamos mucho la soledad.
Pablo menciona la simulación del prepucio porque en ese tiempo las competencias atléticas, como las olimpiadas, las hacían con los atletas completamente desnudos, y los judíos, se sentían incómodos por el hecho de haber sido circuncidados, así que simulaban un prepucio con piel de algún animal.
También estaban los judaizantes que iban tras los cristianos gentiles, buscando que ellos cumplieran con el rito de la circuncisión. Para ser cristiano no es necesario cumplir con ritos religiosos. Hay quienes han llegado al punto de creer que un cristiano deja de serlo porque no puede participar de la Cena del Señor todos los domingos por motivos de trabajo y hasta le aconsejan a quienes deben trabajar el domingo que renuncien a su empleo con tal de que asistan al culto. ¿No están de esta manera convirtiendo un acto de amor en un rito? ¿Soy cristiano solo cuando estoy en el edificio de la Iglesia o lo soy en cualquier lugar en que me encuentre? La Ley fue clavada en la cruz de Cristo, entonces, ¿por qué hay quienes buscan atar a los creyentes de hoy a ritos? No se tome a mal, no estoy diciendo que no es necesario que se participe de la Cena del Señor o que no hay que congregarse, sino que me refiero más bien a los que han convertido el culto de adoración, la ofrenda, los cantos y la Cena del Señor en un rito religioso, que ha dejado de tener el significado correcto y se contentan con participar, aunque su vida sea un ejemplo de la hipocresía.
El llamado de Dios es el Evangelio, no el ministerio, como algunos han querido interpretar. Todos somos llamados a obedecer el Evangelio, pero no todos lo hacen. ¿Me pide Dios que si antes de llegar al Evangelio me había casado y divorciado y vuelto a casar, vuelva a mi primera esposa abandonando la familia actual? De ninguna manera. Antes de obedecer el Evangelio no conocía la Voluntad de Dios porque estaba viviendo en desobediencia. Los miembros de la Iglesia de Cristo en Forrest Park enseñan algo así y están muy equivocados, porque promueven algo que ya Dios había dicho que aborrecía[3]. Son muchos los que enseñan que ser cristiano implica hacer cambios muy drásticos en la vida, pero faltan a la verdad. Debemos vivir santamente, apartados para Dios, y nuestros familiares y amigos deben comprender que ahora nuestro principal interés es hacer la justicia de Dios, sin que esto implique romper relaciones sanas. Recién me dijo mi hijo menor que su novia, que ha estado asistiendo a un grupo religioso, le dijeron que si ella quería ser miembro de ese grupo debía terminar su relación con mi hijo porque él no quiere unirse a ellos. ¿En que se basan? De cierto no en la Biblia.
c. Principio de morar en el llamado de Dios.
7.17-24 Podemos notar de cierta manera esta situación en el pasaje que viene a continuación. Si uno fue llamado siendo esclavo, no debe buscar liberarse solo por el hecho de que ahora soy cristiano, pero si es posible hacerlo, es bueno. ¿Hay problema en seguir siendo esclavo? ¡No! Porque la libertad o la esclavitud son cosas mentales, no materiales; pueden esclavizar mi cuerpo, pero mi mente es libre en Cristo. Pero también, al convertirnos en cristianos ya no somos más nuestros, somos de Cristo, entonces somos esclavos de Él. ¡Nuestra vida ahora le pertenece al Señor!
Lamentablemente he encontrado tanta gente que dice que es libre pero viven esclavizados a los pensamientos de los demás. Hay quienes no tienen voluntad propia porque cualquier cosa deben “consultarla” primero con otro más. Una vez expuse el Evangelio a una joven y después de ver que todo lo que yo le decía tenía apoyo bíblico me dijo: “Yo sé que usted tiene razón, pero antes de decidirme a hacer algo, debo consultar primero con mi pastor". ¿Ella era libre? ¡No! Estaba esclavizada a un hombre que incluso debía decirle si era cierto lo que ella misma había comprobado que era verdad.
Ser esclavo es un asunto de decisión, las personas se hacen esclavas de los vicios, de las costumbres y de los pensamientos de otros de manera voluntaria. ¡No existe tal cosa como “le lavaron el cerebro”! Las personas se entregan a los pensamientos de los demás por ignorancia, porque los consideran correctos o porque en el fondo, ellos también piensan así; por muchos años consideré que las enseñanzas pentecostales eran correctas simplemente porque no había estudiado cuidadosamente la Biblia, pero luego de hacerlo mi pensamiento cambió.
Entre los promotores de la falsa doctrina de la prosperidad se habla de que los cristianos debemos ser millonarios, que debemos ser los que manejen el mundo, que debemos siempre estar en primer lugar, pero Pablo enseña que para Dios lo importante no es nuestra condición social, sino el corazón y su comunión con Él.
d. Principios para los solteros.
7.25-38 “Acerca de las vírgenes”, es evidente que los corintios estaban preocupados de la situación de la mujeres jóvenes de su comunidad. Jesús nunca se refirió a ellas, Pablo tampoco tenía algún mandato explícito ni implícito de parte de Dios para ellas.
Pablo da su consejo, no un mandato de parte de Dios, este, aunque no es inspirado por el Espíritu Santo, no debe pasarse como incorrecto o como inválido, ya que quien lo da es precisamente un hombre lleno de Dios y de Su Espíritu. Lo que dice es para ser aplicado en ese momento, no es un mandato para la toda la Iglesia de todo lugar ni de todo el tiempo; lo hace debido a la necesidad reinante del momento. Él, como Enviado, había sufrido persecución, y sabía que los demás también pasarían por algo similar, por lo que su consejo se basa en esta situación.
La necesidad que había le hacía inclinarse por la castidad y la soltería, pero los que ya tenían un compromiso no debían dejarlo livianamente. Pablo les dice: “¿Estás atado a esposa? No busques desatarte. ¿Has sido desatado de tu esposa? No busques esposa”. Los lazos del matrimonio son para siempre, mientras los dos estén vivos están atados y no deben buscar separarse, si lo hiciera, estaría contra la Voluntad de Dios, es decir, pecaría. Tómese en cuenta que Pablo se refiere a matrimonios que están constituidos de acuerdo al plan de Dios. Si una persona está en un matrimonio adúltero, debe solucionar esta situación. ¿Qué es un matrimonio adúltero? Es cualquier matrimonio en donde una de las partes está en pecado. Por ejemplo: Un hombre cae en adulterio, por lo que su esposa le divorcia; ella tiene todo el derecho de volver a casarse, pero él no, por haber sido en quien incurrió en el motivo de separación.
El consejo de Pablo para los solteros es que no se casen, no es un mandato, es un consejo, y no es pecado, pero es una situación que le da más libertad. Por ejemplo: Tengo tres hijos, dos de ellos solteros y uno casado; si uno de los solteros se queda sin trabajo, no tiene tanto de qué preocuparse ya que sabe que no tiene que pagar renta, ni está tan obligado a hacer gastos importantes, pero el que está casado debe velar por su esposa, comprar alimentos, pagar las obligaciones del hogar, etc. ¿Para quién es más difícil la vida?
Estar casado no es pecado. Mi esposa y yo llevamos treinta y cinco años casados y somos felices, y sabemos que no estamos pecando; pero hay ciertas cosas que yo no puedo hacer libremente como lo haría si estuviese soltero. Antes de pensar en mí, debo pensar en el bienestar de mi esposa e hijos. Estas son las cosas que Pablo quería evitarle a los solteros de su tiempo.
La palabra que es traducida “tiempo” en el versículo 29 es “kairos”, que según Storng es de afinidad incierta como “ocasión”, o bien, un tiempo fijo o apropiado, como “oportunidad, sazón, tiempo”, es decir, habla de la calidad de tiempo; iba a venir tiempo de aflicción y era necesario que los corintios le pusieran más cuidado a lo que venía que a las otras cosas cotidianas. ¿Qué hace usted si el Instituto Meteorológico informa que en pocas horas un huracán golpeará fuertemente el país? Si está pensando en casarse en ese momento, ¿no suspendería la boda? ¿No dejaría de lado sus negocios para resguardarse junto a los suyos? Los creyentes somos personas diferentes a las que viven en el mundo, nuestra prioridad no está en las cosas materiales, sino en las espirituales, sabemos que en este mundo solo estamos de paso[4], y que vivimos con la mirada puesta en el cielo, no en la tierra[5].
Este periodo de tiempo al que se refiere Pablo no tiene nada que ver con el fin del mundo, como han querido pensar algunos, sino más bien a los periodos de prueba y duros que estaban por pasar los cristianos del siglo I. Es por ello que era mejor que los casados se consideraran como que no tenían esposa en cuanto a la persecución, ya que vendría momentos en que serían amenazados con hacer sufrir a su cónyuge a no ser que negaran la fe, y la lealtad al Señor tiene prioridad.
“Y los que lloran, como si no lloraran”. Todo lo que amamos en esta vida no tiene significado delante del Señor, porque todo esto es temporal, por lo que no vale la pena llorar. ¿Por qué debe llorar el cristiano? Por las almas que cada día se pierden porque no han aceptado a Jesús como su Salvador, por los que dañan la Iglesia mintiendo y haciéndose pasar por cristianos, por la ignorancia del mundo, por los niños maltratados. Estas son cosas por las que debemos llorar y clamar ante Dios cada día para que Él actúe en ellas. Aparte de eso, no debemos llorar por la pérdida de cosas materiales, ni por la partida de hermanos fieles, etc.
Pero tampoco es importante el regocijo. En un momento reímos, pero luego lloramos, ¡todo es pasajero! Las cosas pasajeras no deben ser nuestra base para el gozo.
Es cierto que tengo mis posesiones materiales, no voy a mentir, me gustan las cosas buenas y de calidad, pero estas cosas no pueden ser lo más importante para mí, hoy las tengo, puede ser que mañana no. En el tiempo en que Pablo escribe la situación era crítica, peligrosa, las personas podían quedarse sin nada de un momento a otro, incluso ir a parar a la cárcel o la muerte violenta. Es por eso que las cosas materiales no tenían que ser base para la felicidad y el gozo del creyente.
Yo gozo del mundo, pero tómese que en el buen sentido de la palabra, me gusta ver un amanecer, escuchar las aves trinar, ver el rocío en las hojas, ver los insectos, las flores cuando se abren, etc., pero tengo presente que todo esto es pasajero, no debo esclavizarme a nada de lo que veo, huelo u oigo. Todas las cosas son para usarlas, pero no para esclavizarnos, debemos pensar que son solo herramientas para hacer nuestra labor.
¿Ha viajado usted como turista o por negocios? Si lo ha hecho estoy seguro que ha visto cosas muy hermosas en donde se alojó o a donde fue; al terminar su visita usted se regresa a su hogar sin estar sufriendo por lo que vio y tuvo que dejar. Lo mismo debe ocurrirnos a los cristianos, aquí solo estamos de visita, las cosas las tenemos solo para uso temporal porque pronto regresaremos al hogar en donde todo es nuestro.
Como padre de tres hijos y una nuera, quisiera que ellos no estuviesen sufriendo ninguna pena ni preocupación; así pensaba Pablo también sobre los creyentes de su tiempo, y estoy casi seguro que de este. Es un pensamiento paternal. Por eso es que uno da consejos a sus hijos. Hay muchas cosas buenas en la vida, pero nuestra fidelidad no puede ser trastocada de Cristo a ellas.
¿Cuál es el problema del casado? A diferencia del soltero que puede dedicarse a agradar al Señor, que tiene tiempo para ir a evangelizar, para involucrarse en las diferentes actividades de la Iglesia, el casado no puede hacer esto. Cuando estaba soltero podía ir a hacer vigilias, pasando toda la noche en adoración, pero después que me casé ya no podía hacerlo ya que mi esposa quedó embarazada y era necesario que la cuidara. ¿Estaba pecando? De ninguna manera, pero no podía dedicarme más a fondo en la adoración.
Esto no quiere decir que una pareja cristiana no puede dedicarse completamente a la adoración, tenemos el ejemplo de Priscila y Aquila en el Nuevo Testamento, pero si es más difícil por las obligaciones que se incurre en el matrimonio.
Pablo quería hacerles ver que había ventaja para los solteros, no que estuviese tratando de engañarlos como hacen ciertos religiosos modernos. Para Pablo el bienestar de los creyentes era importante. No tenía en mente hacer que los cristianos no se casaran. Pablo comprendía que ciertas personas necesitamos estar casados, mientras que otros no tienen problema en estar solteros.
De ninguna manera podemos pensar que Pablo está haciendo algún tipo de propaganda a favor del celibato. Esta es una falsa enseñanza de los romanistas y es algo que viene directamente del infierno.
Pablo más bien está promoviendo que los creyentes seamos decorosos y decentes, así que es mejor estar casado antes de vivir en pecado sexual.
Si alguien considera que no está bien estar sin casarse, pues que se case y no por eso peca. Pero también, si alguien considera que es mejor quedarse sin casar, que lo haga, no peca en eso tampoco.
Esa necesidad de la que habla Pablo se refiere al deseo o incontinencia, que en sí no es pecado, siempre y cuando se llene de la manera correcta, es decir, en el matrimonio. No hay pecado en casarse, así como no lo hay en no casarse. Pero cada cual debe decidir por sí mismo porque solo uno se conoce.
Concluye Pablo: El que se casa, está haciendo lo correcto, pero el que decide no casarse para dedicarse a Dios, hace mejor, por las razones que habíamos explicado antes. Y no es que el estar célibe es ser más santo que quien está casado, sino, que como hemos dicho antes, tiene más tiempo para dedicarle a Dios.
e. Principios relacionados con segundas nupcias.
7.39-40 Tómese en cuenta que el matrimonio no puede disolverse, es para toda la vida, y el divorcio no estaba en el plan de Dios. Pero, ¿qué pasa si uno de los cónyuges muere? El otro es libre para rehacer su vida y volver a casarse, si es su deseo. Hasta el día de hoy hay quienes consideran que si una persona enviuda debe quedarse sola, sin volver a casarse. El Señor no apoya esa idea; Él prefiere que la persona sobreviviente se vuelva a casar antes de que caiga en pecado. Pero es importante que quien se casa lo haga en el Señor. ¿Quiere decir esto que debe casarse solo con un cristiano? ¡No! Sino que debe hacerlo en el orden del Señor, es decir, no se va a casar con una persona divorciada por causa que no fue adulterio de su cónyuge, ni va a renunciar a la fe con tal de casarse. Lo mejor sería que se casara con una persona cristiana, pero en cosas del corazón no se puede legislar, así que si se enamora de alguien que no es cristiano, que se case con esa persona, mientras siga viviendo fiel al Señor.
Ahora bien, Pablo expone su manera de pensar en el asunto, y según él, lo mejor sería que se quedara sola. Y Pablo deja en claro que no es un pensamiento carnal, sino que él también tiene el Espíritu Santo.
Pablo estaba dando instrucciones sencillas:
ü El soltero: No debe buscar casarse, aunque si lo hace no peca.
ü El casado: No debe buscar separarse, pero si su cónyuge inconverso desea hacerlo, es asunto suyo, aunque el cristiano no puede casarse porque no fue por causa de adulterio.
ü El divorciado: No debe casarse, a no ser que su divorcio se debiera por causa de inmoralidad sexual.
ü El circuncidado: No debe aparentar ser incircunciso.
ü El incircunciso: No debe circuncidarse.
Vemos que en todas las situaciones que presentó Pablo no había problema de pecado. El que vive en inmoralidad sexual, el homosexual, el ladrón, el asesino, etc., deben arrepentirse de sus pecados y dejarlos para vivir santamente. Pero eso no quiere decir que si trabajo en un restaurante en donde hay que abrir los domingos porque es el mejor día, por el hecho de que ahora soy cristiano debo renunciar a mi trabajo y exponerme a estar sin un empleo y sin posibilidad de responder a mis obligaciones. Si es posible cambiar de trabajo, no hay problema, pero si no lo es, tampoco.
[1] Strong. G2192.
[2] Strong G650.
[3] Deuteronomio 24.1-4.
[4] 1 Pedro 2.11.
[5] Colosenses 3.2.