Capítulos 8.1-11.1
2. Consejo
sobre la libertad espiritual (8.1-11.1)
a. Principios sobre la libertad y el creyente débil.
8.1-13 Los corintios habían consultado a Pablo sobre las comidas que eran presentadas delante de los ídolos, y por eso viene este giro en la epístola. El puerto de Corinto estaba siendo visitado constantemente por gente de todas las naciones, con diferentes religiones y muchos dioses, a quienes se les hacían sacrificios de alimentos que eran bendecidas por los sacerdotes paganos y luego las vendían en el mercado. Surge entonces el problema entre los cristianos de si debe o no comerse estos sacrificios ya que el grupo se divide en dos, por un lado estaban los que se negaban a comer ya que consideraban que esto tenía la bendición de los ídolos, y por lo tanto participar de ellos era como hacer culto al ídolo; por el otro lado estaban los que consideraban que si solo hay un Dios, todo lo que sea llamado dios no existe, por lo que no veían pecado en comer de esta carne, que por lo general era la mejor que se conseguía en el mercado.
Es probable y casi seguro que durante su estadía en Corinto, Pablo había tratado el asunto de los ídolos, y por eso les dice que ya todos tienen el conocimiento de las cosas sacrificadas a ellos. Ya todos habían estudiado el tema y es posible que se hubiesen convertido en expertos por la situación del puerto, pero Pablo debe ir más allá y eso era lo que quería que ellos tomaran en cuenta, porque parece que los que escriben se están limitando a exponer una parte del problema y no pueden ver lo que está ocurriendo en general.
Si bien es cierto que hay que estudiar, especialmente los temas bíblicos, hay que tener especial cuidado al tratar con algunos de ellos. Hay cosas que son básicas y radicales y no las vamos a cambiar. Por ejemplo, no podemos aceptar que se sumerja a los niños y pensar que ya son salvos con el fin de no herir a los débiles; así como no vamos a aceptar que en lugar de pan ácimo y jugo de uva se sirva quesadilla con jugo de mora durante la Cena del Señor; pero hay cosas que no son tan críticas, ¿debemos sumergir a una persona en una pileta o en un río, para que las aguas que corren se lleven los pecados? ¿es pecado que después del culto de adoración tengamos una clase?
Cuando no sabemos usar el conocimiento, podemos hacer que los demás pequen y ese pecado será inculpado a nosotros. Cuando alguien tiene más conocimiento de las cosas debe enseñar a los demás con humildad, para que estos aprendan, pero el problema es que la mayoría de los que poseen más conocimiento desean que los demás acepten sus actos sin haber explicado las cosas. La única manera en que el conocimiento es bueno es cuando está sazonado con amor.
En la vida he encontrado a personas que saben mucho, otros que dicen saber mucho, otros que saben que no saben y otros que ignoran que no saben. Los más peligrosos son los que dicen saber mucho y los que ignoran que no saben.
La persona que sabe mucho, por lo general, es humilde, porque lo que sabe le ha costado un esfuerzo de mucho tiempo y al estar ocupado aprendiendo se despojó de aquellas cosas que le iban a inflar. El que sabe que no sabe comprende que debe aprender, así que se mantiene humilde ante los que le pueden enseñar. El que dice que sabe mucho está muy ocupado tratando de aparentar por lo que necesita una cortina de orgullo que cubra su ignorancia; y los que ignoran que no saben no tienen humildad para aprender de los demás. Nótese que dije “generalmente”, porque siempre encontraremos excepciones.
En Corinto había personas que se presentaban como muy instruidas, pero no habían comprendido la Ley del Amor, por lo que su conocimiento era vano. Cuando sabemos algo, la primera reacción que debe impulsarnos es hacerlo de conocimiento general, para que nadie ignore, especialmente al hablar de asuntos espirituales. Por eso sabemos que religiones y grupos en donde se manejan “misterios” y “secretos” para una clase élite, no son de Dios.
Se cuenta de un hombre que llegó a Francia y buscó inmediatamente el museo de Louvre; entró en él y comenzó una búsqueda incansable corriendo de una sala a otra sin tomar en cuenta todas las grandes obras que habían en las diferentes paredes y en los salones, hasta que al fin llegó ante un pequeño cuadro pintado en una tabla de álamo de 77 x 53 centímetros y después de un rato de asombro dijo: “¿Y esta es la famosa Mona Lisa? Yo esperaba algo más impresionante”. Uno de los vigilantes que le escuchó, se le acercó y le respondió: “Caballero, lo importante no es lo que usted piense de la Mona Lisa, sino lo que ella piensa de usted”. Así también lo importante no es lo que nosotros pensamos, sino lo que Dios piensa de nosotros. Conocer a Dios implica amar a nuestro prójimo, pensar en él, escogerlo a él, quedarnos nosotros atrás para que él vaya delante.
Amar a Dios no es solo estar metido siempre en la capilla, sino vivir de acuerdo a sus mandatos. Ser conocido por Dios significa haber sido aprobado por Él, y esto se demuestra con hechos. Amar a Dios implica amar al prójimo. El problema es que en Corinto los hermanos que decían tener conocimiento no actuaban en base al amar al prójimo, sino que se movían de acuerdo a su propia satisfacción.
Regresa Pablo al tema. Toca el tema del conocimiento que habían adquirido por la revelación de Dios y por deducción lógica. Hay que tener demasiada fe para pensar que una imagen, un ídolo, es algo que tenga poder. Pablo no se está refiriendo a que no hay ídolos, todos sabemos que los hay y que son adorados como si ellos tuviesen poderes sobre humanos, pero a lo que se refiere es que en realidad un ídolo no es nada, ya sea una imagen de piedra o madera, no posee ningún poder por sí misma; veamos el ejemplo: El 30 de mayo del 2012 se condenó a 8 años de prisión a un “traficante de imágenes robadas” en Quetzaltenango, Guatemala; el 18 de mayo del 2012 robaron imágenes religiosas en Xochitlán de las Flores, en Tula de Allende en México; el 18 de junio del 2011 se habla en Izalco, El Salvador, de “tráfico de imágenes”, después del robo de siete imágenes religiosas; en mayo del 2011 en Chiapas, México, los católicos acusaron a los evangélicos del robo de sus imágenes religiosas; el 21 de abril del 2011 fueron robadas unas imágenes religiosas en Izalco, El Salvador; en enero del 2011 en Arequipa, Perú, capturaron a un sujeto que tenía en su poder una gran cantidad de imágenes religiosas que había robado; en abril del 2007 se presenta le Tesis para obtener el grado de licenciatura en Ciencias Criminalísticas en la Universidad Mariano Gálvez de Guatemala, con el tema “Medidas de Seguridad para Evitar el Robo de Imágenes Religiosas en las Iglesias Católicas”; etc. Esta es solo una pequeña muestra del robo de imágenes religiosas en diferentes países en los últimos años, a lo que debemos preguntar: ¿Si estas imágenes tienen tanto poder, cómo se las robaron? ¿Por qué los ladrones no cayeron arrepentidos antes de cometer el crimen? ¡Los ídolos son nada!
Así como los ídolos modernos son nada, los dioses de los paganos tampoco eran algo. Júpiter, Marte, Venus, Mercurio, Atenea, etc., eran solo el producto de la imaginación de los paganos. Más si hay un único Dios, Adonay[1].
Adorar ídolos es perder el tiempo, adorar al Señor es ocuparse en lo bueno. Los ídolos son el producto de la imaginación, nosotros somos el producto de la Palabra de Dios. Si los dioses paganos no existen, entonces lo que se sacrifique a ellos no tiene ningún efecto en quien lo coma.
En el momento en que vivía Pablo el César se declaraba ser un “dios”, al igual que hoy hay un grupo de gente que adoran al exjugador de fútbol Diego Maradona y tienen registrada la religión “maradoniana”. Y el mundo religioso está lleno de los ídolos a quienes cada día le presentan sus ofrendas y hacen fiesta, pero para los cristianos solo existe un Señor y Dios.
Pablo no está afirmando que los cristianos simplemente tenemos un modo diferente de pensar, sino que los cristianos sabemos y creemos que la realidad es que solo existe un Dios y Padre y que todo lo demás es mentira.
Dios el Padre es la fuente de todo, el Creador de todo, y no existe nada como que la tierra surgiera de la relación incestuosa de alguna deidad o que algo de lo que vemos saliera de la cabeza de otra cuando se la cortaron. ¡Todo lo que hay proviene de Dios! Eso nos incluye a nosotros, de quien somos y a quien servimos.
Ahora bien, aunque solo hay un Dios, este se compone de tres personas[2]: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, de quienes proceden todas las cosas, incluyéndonos. Como solo hay un Dios, lo que se ofrece a los dioses, no tiene ningún efecto en nadie.
Todos los cristianos en Corinto sabían estas cosas, pero había algunos que aún estaban débiles en su mente y corazón y tenían temor de comer algo sacrificado a los ídolos. Me encontré en Honduras, El Salvador y Guatemala con cristianos que saben que Dios tiene todo bajo control, pero les ponen a sus bebés una prenda roja para que no les echen “mal de ojo”.
Algunos en Corinto, quizá porque la carne sacrificada a los ídolos era de mejor calidad, seguían consumiéndola, y otros veían esto con malos ojos porque la asociaban con la adoración pagana; de la misma manera que pasaba con los judíos convertidos, quienes se encontraban con ciertas dificultades al tratar de aceptar cosas que estaban prohibidas en el judaísmo. Eso mismo ocurre con muchos creyentes de hoy, quienes siguen asociando ciertas prácticas sociales con el catolicismo, y entonces llegan hasta el punto de caer en la hipocresía, porque delante de la Iglesia desaprueban esas prácticas, como por ejemplo la celebración de la Navidad, pero siempre comparten al intercambiar regalos.
¿Dónde está el problema? No en los que consideran que un ídolo no es nada, sino en la conciencia de los que son débiles, quienes condenan todas las prácticas sociales, los que se escandalizan porque asistimos a una boda de algún pariente o amigo que se casa en una secta, o porque asistimos a un desayuno con amigos de un grupo sectario, o porque trabajamos con ellos, o bien, porque recibimos ayuda de ellos, como fue mi experiencia en donde los que me ofrecieron alimentos en un momento difícil fueron unos amigos de la secta bautista y los miembros de la Iglesia me condenaron, aunque ellos no fueron para extenderme la mano.
La conciencia es una palabra que proviene del latín conscientia, y significa “conocimiento compartido”, y se define en general como el conocimiento que un ser tiene de sí mismo y de su entorno, se refiere a la moral o bien a la recepción normal de los estímulos del interior y el exterior.
Conciencia se refiere al saber de sí mismo, al conocimiento que el espíritu humano tiene de su propia existencia, estados o actos. Conciencia se aplica a lo ético, a los juicios sobre el bien y el mal de nuestras acciones. Una persona cloroformizada recobra la conciencia al cesar los efectos del anestésico. Una persona “de conciencia recta” no comete actos socialmente reprobables[3].
Si la conciencia está bien fundamentada en la verdad, es fuerte; si la verdad no ha hecho todavía efecto profundo, tiene una conciencia débil, y este tipo de conciencia es la que se pasa la vida revisando todo lo que hacen los demás para condenarlos.
Ahora bien, ¿será correcto decirle a una persona de conciencia débil que se olvide de lo que le dicte ella y haga lo contrario? ¡No! Cuando violamos nuestra conciencia pecamos contra nosotros mismos y eso nos puede condenar.
Comer bocadillos que repartieron en un rezo no nos va a afectar nuestro espíritu, pero si nuestra conciencia nos dicta que es incorrecto, nos vemos afectados en el espíritu. Pero tengamos cuidado, no es verdad que lo que dicta la conciencia siempre es lo correcto. La conciencia de un recién convertido no debe ser igual a la de un cristiano de hace veinte años. La conciencia hay que educarla. Cuando crecemos en conocimiento, nuestra conciencia irá siendo más tolerante en las cosas no tan importantes.
Si como ajo eso no me va a condenar, así como tampoco va a salvar a quien no lo coma. Lo que comamos es una actividad amoral. Recordemos que “el Reino de Dios no es comida ni bebida”[4], esas son cosas no importantes para Dios.
Ahora bien, no es que Pablo le dice a los corintios que comían de todo que ellos estaban en lo correcto, aunque como ellos sabía que el ídolo no es nada, pero tampoco estaba de acuerdo con los que se oponían a comer sacrificado a los ídolos. Pero si se siente muy incómodo con los que se extra limitaban por causa del conocimiento adquirido y con la conciencia de los que se oponían, porque se estaban comportando soberbiamente.
¿Cómo se debe actuar en un caso semejante? Los que son fuertes de conciencia deben usar su madurez y complacer al débil, aunque debe enseñarle para que él pueda superar su deficiencia. Eso se llama amor.
Es obligatorio para los que tienen más conocimiento respetar el poco conocimiento de los débiles. Recordemos que nuestros derechos acaban cuando lesionamos el de los demás. Por ejemplo, algunos creyentes en Estados Unidos no ven mal tomar cerveza, pero muchos de ellos vienen a Latinoamérica, en donde en casi toda casa ha habido algún problema con el alcoholismo, y toman cerveza delante de los creyentes latinos, que consideramos que tomar cerveza es pecado. Eso no es amor.
En países como México el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal, aceptado por la sociedad, pero esto no quiere decir que es lo correcto ni es aceptado por Dios. No podemos pensar que todo lo que deseamos o que creemos bueno es aceptable delante de Dios.
Hay que tomar en cuenta que no estamos encerrados en una burbuja separados de los demás, sino que vivimos cada día relacionándonos con otra gente, por lo tanto debemos aprender a respetar las limitaciones de los demás.
Pablo pone un ejemplo hipotético de un cristiano maduro sentado en un templo pagano participando de una actividad en ese lugar. Quizá este sea un cuadro normal en Corinto. Luego viene un creyente débil y ve al cristiano maduro en ese lugar, así que el creyente débil se puede ver impulsado a ir contra su conciencia y va estar pecando porque aunque la comida no puede afectarnos en lo espiritual, para el débil esto es malo y él va a estar haciendo algo incorrecto que le va a causar un sentimiento de culpa que hasta le puede apartar de los caminos del Señor.
Es importante que pensemos en la edificación de los demás antes de actuar de acuerdo a nuestra libertad. Si no actuamos de esta manera, pondremos en peligro la salvación de los demás, aquellos que fueron comprados con la sangre de Cristo. Debemos recordar cada día que en Cristo nuestra meta debe ser amar al prójimo, no destruirlo. Hacer algo semejante es pecado y no solamente a quien hicimos tropezar se condenará, sino que nosotros mismos, aunque seamos fuertes en conocimiento, estamos expuestos a la perdición.
Por lo cual, concluye Pablo, si las cosas comestibles, especialmente la carne que era la que se sacrificaba a los ídolos, si esto ofende a mi hermano débil de conciencia, no voy a comer carne. ¿Está diciendo Pablo que los cristianos debemos ser vegetarianos? No, está hablando de una situación específica. Hace unos días me decía una señora que ella no veía de buena manera que una pareja, aunque sean matrimonio, se besen. ¿Quiere decir que debo dejar de besar a mi esposa? De ninguna manera. ¡Me fascina besarla a pesar de nuestros 35 años de casados! Simplemente no lo haré delante de esa señora para no hacerla sentir mal. Aunque debe tomarse en cuenta que no debemos dejar de hacer las cosas buenas pero que ofenden a otros, simplemente porque les ofenden. Por ejemplo, hay personas que se ofenden porque usted ora cuando va a tomar sus alimentos en un lugar público, ¿debo dejar de agradecer a Dios para no ofender a esa persona? ¡De ninguna manera! Las ideas de los demás tampoco deben quitarme la paz. ¿Le afecta a alguna persona que vea televisión? Lo lamento, yo sé controlarme y solo veo programas con contenido sano. ¿Le ofende a alguna persona que mi esposa use pantalones? Lo siento, ella solo usa pantalones decentes que se le vean bien. ¿Le molesta a alguien que tome una taza de café por la tarde? ¡Qué pena! Hay cristianos que consideran que para que la adoración sea más atractiva podría incluirse el acompañamiento de una guitarra, pero lo sentimos, el culto no se puede basar en consideraciones particulares sino que en la Palabra de Dios.
[1] Deuteronomio 6.4.
[2] 2 Tesalonicenses 3.14.
[3] Wikipedia. Conciencia.
[4] Romanos 14.17.
a. Principios sobre la libertad y el creyente débil.
8.1-13 Los corintios habían consultado a Pablo sobre las comidas que eran presentadas delante de los ídolos, y por eso viene este giro en la epístola. El puerto de Corinto estaba siendo visitado constantemente por gente de todas las naciones, con diferentes religiones y muchos dioses, a quienes se les hacían sacrificios de alimentos que eran bendecidas por los sacerdotes paganos y luego las vendían en el mercado. Surge entonces el problema entre los cristianos de si debe o no comerse estos sacrificios ya que el grupo se divide en dos, por un lado estaban los que se negaban a comer ya que consideraban que esto tenía la bendición de los ídolos, y por lo tanto participar de ellos era como hacer culto al ídolo; por el otro lado estaban los que consideraban que si solo hay un Dios, todo lo que sea llamado dios no existe, por lo que no veían pecado en comer de esta carne, que por lo general era la mejor que se conseguía en el mercado.
Es probable y casi seguro que durante su estadía en Corinto, Pablo había tratado el asunto de los ídolos, y por eso les dice que ya todos tienen el conocimiento de las cosas sacrificadas a ellos. Ya todos habían estudiado el tema y es posible que se hubiesen convertido en expertos por la situación del puerto, pero Pablo debe ir más allá y eso era lo que quería que ellos tomaran en cuenta, porque parece que los que escriben se están limitando a exponer una parte del problema y no pueden ver lo que está ocurriendo en general.
Si bien es cierto que hay que estudiar, especialmente los temas bíblicos, hay que tener especial cuidado al tratar con algunos de ellos. Hay cosas que son básicas y radicales y no las vamos a cambiar. Por ejemplo, no podemos aceptar que se sumerja a los niños y pensar que ya son salvos con el fin de no herir a los débiles; así como no vamos a aceptar que en lugar de pan ácimo y jugo de uva se sirva quesadilla con jugo de mora durante la Cena del Señor; pero hay cosas que no son tan críticas, ¿debemos sumergir a una persona en una pileta o en un río, para que las aguas que corren se lleven los pecados? ¿es pecado que después del culto de adoración tengamos una clase?
Cuando no sabemos usar el conocimiento, podemos hacer que los demás pequen y ese pecado será inculpado a nosotros. Cuando alguien tiene más conocimiento de las cosas debe enseñar a los demás con humildad, para que estos aprendan, pero el problema es que la mayoría de los que poseen más conocimiento desean que los demás acepten sus actos sin haber explicado las cosas. La única manera en que el conocimiento es bueno es cuando está sazonado con amor.
En la vida he encontrado a personas que saben mucho, otros que dicen saber mucho, otros que saben que no saben y otros que ignoran que no saben. Los más peligrosos son los que dicen saber mucho y los que ignoran que no saben.
La persona que sabe mucho, por lo general, es humilde, porque lo que sabe le ha costado un esfuerzo de mucho tiempo y al estar ocupado aprendiendo se despojó de aquellas cosas que le iban a inflar. El que sabe que no sabe comprende que debe aprender, así que se mantiene humilde ante los que le pueden enseñar. El que dice que sabe mucho está muy ocupado tratando de aparentar por lo que necesita una cortina de orgullo que cubra su ignorancia; y los que ignoran que no saben no tienen humildad para aprender de los demás. Nótese que dije “generalmente”, porque siempre encontraremos excepciones.
En Corinto había personas que se presentaban como muy instruidas, pero no habían comprendido la Ley del Amor, por lo que su conocimiento era vano. Cuando sabemos algo, la primera reacción que debe impulsarnos es hacerlo de conocimiento general, para que nadie ignore, especialmente al hablar de asuntos espirituales. Por eso sabemos que religiones y grupos en donde se manejan “misterios” y “secretos” para una clase élite, no son de Dios.
Se cuenta de un hombre que llegó a Francia y buscó inmediatamente el museo de Louvre; entró en él y comenzó una búsqueda incansable corriendo de una sala a otra sin tomar en cuenta todas las grandes obras que habían en las diferentes paredes y en los salones, hasta que al fin llegó ante un pequeño cuadro pintado en una tabla de álamo de 77 x 53 centímetros y después de un rato de asombro dijo: “¿Y esta es la famosa Mona Lisa? Yo esperaba algo más impresionante”. Uno de los vigilantes que le escuchó, se le acercó y le respondió: “Caballero, lo importante no es lo que usted piense de la Mona Lisa, sino lo que ella piensa de usted”. Así también lo importante no es lo que nosotros pensamos, sino lo que Dios piensa de nosotros. Conocer a Dios implica amar a nuestro prójimo, pensar en él, escogerlo a él, quedarnos nosotros atrás para que él vaya delante.
Amar a Dios no es solo estar metido siempre en la capilla, sino vivir de acuerdo a sus mandatos. Ser conocido por Dios significa haber sido aprobado por Él, y esto se demuestra con hechos. Amar a Dios implica amar al prójimo. El problema es que en Corinto los hermanos que decían tener conocimiento no actuaban en base al amar al prójimo, sino que se movían de acuerdo a su propia satisfacción.
Regresa Pablo al tema. Toca el tema del conocimiento que habían adquirido por la revelación de Dios y por deducción lógica. Hay que tener demasiada fe para pensar que una imagen, un ídolo, es algo que tenga poder. Pablo no se está refiriendo a que no hay ídolos, todos sabemos que los hay y que son adorados como si ellos tuviesen poderes sobre humanos, pero a lo que se refiere es que en realidad un ídolo no es nada, ya sea una imagen de piedra o madera, no posee ningún poder por sí misma; veamos el ejemplo: El 30 de mayo del 2012 se condenó a 8 años de prisión a un “traficante de imágenes robadas” en Quetzaltenango, Guatemala; el 18 de mayo del 2012 robaron imágenes religiosas en Xochitlán de las Flores, en Tula de Allende en México; el 18 de junio del 2011 se habla en Izalco, El Salvador, de “tráfico de imágenes”, después del robo de siete imágenes religiosas; en mayo del 2011 en Chiapas, México, los católicos acusaron a los evangélicos del robo de sus imágenes religiosas; el 21 de abril del 2011 fueron robadas unas imágenes religiosas en Izalco, El Salvador; en enero del 2011 en Arequipa, Perú, capturaron a un sujeto que tenía en su poder una gran cantidad de imágenes religiosas que había robado; en abril del 2007 se presenta le Tesis para obtener el grado de licenciatura en Ciencias Criminalísticas en la Universidad Mariano Gálvez de Guatemala, con el tema “Medidas de Seguridad para Evitar el Robo de Imágenes Religiosas en las Iglesias Católicas”; etc. Esta es solo una pequeña muestra del robo de imágenes religiosas en diferentes países en los últimos años, a lo que debemos preguntar: ¿Si estas imágenes tienen tanto poder, cómo se las robaron? ¿Por qué los ladrones no cayeron arrepentidos antes de cometer el crimen? ¡Los ídolos son nada!
Así como los ídolos modernos son nada, los dioses de los paganos tampoco eran algo. Júpiter, Marte, Venus, Mercurio, Atenea, etc., eran solo el producto de la imaginación de los paganos. Más si hay un único Dios, Adonay[1].
Adorar ídolos es perder el tiempo, adorar al Señor es ocuparse en lo bueno. Los ídolos son el producto de la imaginación, nosotros somos el producto de la Palabra de Dios. Si los dioses paganos no existen, entonces lo que se sacrifique a ellos no tiene ningún efecto en quien lo coma.
En el momento en que vivía Pablo el César se declaraba ser un “dios”, al igual que hoy hay un grupo de gente que adoran al exjugador de fútbol Diego Maradona y tienen registrada la religión “maradoniana”. Y el mundo religioso está lleno de los ídolos a quienes cada día le presentan sus ofrendas y hacen fiesta, pero para los cristianos solo existe un Señor y Dios.
Pablo no está afirmando que los cristianos simplemente tenemos un modo diferente de pensar, sino que los cristianos sabemos y creemos que la realidad es que solo existe un Dios y Padre y que todo lo demás es mentira.
Dios el Padre es la fuente de todo, el Creador de todo, y no existe nada como que la tierra surgiera de la relación incestuosa de alguna deidad o que algo de lo que vemos saliera de la cabeza de otra cuando se la cortaron. ¡Todo lo que hay proviene de Dios! Eso nos incluye a nosotros, de quien somos y a quien servimos.
Ahora bien, aunque solo hay un Dios, este se compone de tres personas[2]: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, de quienes proceden todas las cosas, incluyéndonos. Como solo hay un Dios, lo que se ofrece a los dioses, no tiene ningún efecto en nadie.
Todos los cristianos en Corinto sabían estas cosas, pero había algunos que aún estaban débiles en su mente y corazón y tenían temor de comer algo sacrificado a los ídolos. Me encontré en Honduras, El Salvador y Guatemala con cristianos que saben que Dios tiene todo bajo control, pero les ponen a sus bebés una prenda roja para que no les echen “mal de ojo”.
Algunos en Corinto, quizá porque la carne sacrificada a los ídolos era de mejor calidad, seguían consumiéndola, y otros veían esto con malos ojos porque la asociaban con la adoración pagana; de la misma manera que pasaba con los judíos convertidos, quienes se encontraban con ciertas dificultades al tratar de aceptar cosas que estaban prohibidas en el judaísmo. Eso mismo ocurre con muchos creyentes de hoy, quienes siguen asociando ciertas prácticas sociales con el catolicismo, y entonces llegan hasta el punto de caer en la hipocresía, porque delante de la Iglesia desaprueban esas prácticas, como por ejemplo la celebración de la Navidad, pero siempre comparten al intercambiar regalos.
¿Dónde está el problema? No en los que consideran que un ídolo no es nada, sino en la conciencia de los que son débiles, quienes condenan todas las prácticas sociales, los que se escandalizan porque asistimos a una boda de algún pariente o amigo que se casa en una secta, o porque asistimos a un desayuno con amigos de un grupo sectario, o porque trabajamos con ellos, o bien, porque recibimos ayuda de ellos, como fue mi experiencia en donde los que me ofrecieron alimentos en un momento difícil fueron unos amigos de la secta bautista y los miembros de la Iglesia me condenaron, aunque ellos no fueron para extenderme la mano.
La conciencia es una palabra que proviene del latín conscientia, y significa “conocimiento compartido”, y se define en general como el conocimiento que un ser tiene de sí mismo y de su entorno, se refiere a la moral o bien a la recepción normal de los estímulos del interior y el exterior.
Conciencia se refiere al saber de sí mismo, al conocimiento que el espíritu humano tiene de su propia existencia, estados o actos. Conciencia se aplica a lo ético, a los juicios sobre el bien y el mal de nuestras acciones. Una persona cloroformizada recobra la conciencia al cesar los efectos del anestésico. Una persona “de conciencia recta” no comete actos socialmente reprobables[3].
Si la conciencia está bien fundamentada en la verdad, es fuerte; si la verdad no ha hecho todavía efecto profundo, tiene una conciencia débil, y este tipo de conciencia es la que se pasa la vida revisando todo lo que hacen los demás para condenarlos.
Ahora bien, ¿será correcto decirle a una persona de conciencia débil que se olvide de lo que le dicte ella y haga lo contrario? ¡No! Cuando violamos nuestra conciencia pecamos contra nosotros mismos y eso nos puede condenar.
Comer bocadillos que repartieron en un rezo no nos va a afectar nuestro espíritu, pero si nuestra conciencia nos dicta que es incorrecto, nos vemos afectados en el espíritu. Pero tengamos cuidado, no es verdad que lo que dicta la conciencia siempre es lo correcto. La conciencia de un recién convertido no debe ser igual a la de un cristiano de hace veinte años. La conciencia hay que educarla. Cuando crecemos en conocimiento, nuestra conciencia irá siendo más tolerante en las cosas no tan importantes.
Si como ajo eso no me va a condenar, así como tampoco va a salvar a quien no lo coma. Lo que comamos es una actividad amoral. Recordemos que “el Reino de Dios no es comida ni bebida”[4], esas son cosas no importantes para Dios.
Ahora bien, no es que Pablo le dice a los corintios que comían de todo que ellos estaban en lo correcto, aunque como ellos sabía que el ídolo no es nada, pero tampoco estaba de acuerdo con los que se oponían a comer sacrificado a los ídolos. Pero si se siente muy incómodo con los que se extra limitaban por causa del conocimiento adquirido y con la conciencia de los que se oponían, porque se estaban comportando soberbiamente.
¿Cómo se debe actuar en un caso semejante? Los que son fuertes de conciencia deben usar su madurez y complacer al débil, aunque debe enseñarle para que él pueda superar su deficiencia. Eso se llama amor.
Es obligatorio para los que tienen más conocimiento respetar el poco conocimiento de los débiles. Recordemos que nuestros derechos acaban cuando lesionamos el de los demás. Por ejemplo, algunos creyentes en Estados Unidos no ven mal tomar cerveza, pero muchos de ellos vienen a Latinoamérica, en donde en casi toda casa ha habido algún problema con el alcoholismo, y toman cerveza delante de los creyentes latinos, que consideramos que tomar cerveza es pecado. Eso no es amor.
En países como México el matrimonio entre personas del mismo sexo es legal, aceptado por la sociedad, pero esto no quiere decir que es lo correcto ni es aceptado por Dios. No podemos pensar que todo lo que deseamos o que creemos bueno es aceptable delante de Dios.
Hay que tomar en cuenta que no estamos encerrados en una burbuja separados de los demás, sino que vivimos cada día relacionándonos con otra gente, por lo tanto debemos aprender a respetar las limitaciones de los demás.
Pablo pone un ejemplo hipotético de un cristiano maduro sentado en un templo pagano participando de una actividad en ese lugar. Quizá este sea un cuadro normal en Corinto. Luego viene un creyente débil y ve al cristiano maduro en ese lugar, así que el creyente débil se puede ver impulsado a ir contra su conciencia y va estar pecando porque aunque la comida no puede afectarnos en lo espiritual, para el débil esto es malo y él va a estar haciendo algo incorrecto que le va a causar un sentimiento de culpa que hasta le puede apartar de los caminos del Señor.
Es importante que pensemos en la edificación de los demás antes de actuar de acuerdo a nuestra libertad. Si no actuamos de esta manera, pondremos en peligro la salvación de los demás, aquellos que fueron comprados con la sangre de Cristo. Debemos recordar cada día que en Cristo nuestra meta debe ser amar al prójimo, no destruirlo. Hacer algo semejante es pecado y no solamente a quien hicimos tropezar se condenará, sino que nosotros mismos, aunque seamos fuertes en conocimiento, estamos expuestos a la perdición.
Por lo cual, concluye Pablo, si las cosas comestibles, especialmente la carne que era la que se sacrificaba a los ídolos, si esto ofende a mi hermano débil de conciencia, no voy a comer carne. ¿Está diciendo Pablo que los cristianos debemos ser vegetarianos? No, está hablando de una situación específica. Hace unos días me decía una señora que ella no veía de buena manera que una pareja, aunque sean matrimonio, se besen. ¿Quiere decir que debo dejar de besar a mi esposa? De ninguna manera. ¡Me fascina besarla a pesar de nuestros 35 años de casados! Simplemente no lo haré delante de esa señora para no hacerla sentir mal. Aunque debe tomarse en cuenta que no debemos dejar de hacer las cosas buenas pero que ofenden a otros, simplemente porque les ofenden. Por ejemplo, hay personas que se ofenden porque usted ora cuando va a tomar sus alimentos en un lugar público, ¿debo dejar de agradecer a Dios para no ofender a esa persona? ¡De ninguna manera! Las ideas de los demás tampoco deben quitarme la paz. ¿Le afecta a alguna persona que vea televisión? Lo lamento, yo sé controlarme y solo veo programas con contenido sano. ¿Le ofende a alguna persona que mi esposa use pantalones? Lo siento, ella solo usa pantalones decentes que se le vean bien. ¿Le molesta a alguien que tome una taza de café por la tarde? ¡Qué pena! Hay cristianos que consideran que para que la adoración sea más atractiva podría incluirse el acompañamiento de una guitarra, pero lo sentimos, el culto no se puede basar en consideraciones particulares sino que en la Palabra de Dios.
[1] Deuteronomio 6.4.
[2] 2 Tesalonicenses 3.14.
[3] Wikipedia. Conciencia.
[4] Romanos 14.17.