F. Comentario del libro.
Dios pudo haber eliminado a los cananeos por medio de catástrofes naturales, plagas, enfermedades u otros medios; en vez de ellos usó a los mismos israelitas como instrumento de su ira, para enseñarles una lección objetiva de lo que les acontece a quienes se degeneran. Sin embargo, los hijos de Israel no aprendieron bien la lección.
1. Después de Josué: Decadencia militar.
a. Israel consulta al Señor.
Antes de su muerte, Josué había hablado de los cananeos[1] que todavía vivían en la tierra que había sido asignada a las diferentes tribus, pero les aseguró a los israelitas que con la ayuda del Señor podrían desalojar a estos pueblos[2]. Consultando al Señor, el pueblo reconoció que él era su verdadero líder. Ellos probablemente hicieron su consulta a través de un sacerdote en Gilgal cerca de Jericó[3], ya que éste era el punto desde el cual se movilizaron[4]. Judá, elegida para ir primero en la profecía de Jueces 1.2, era la tribu más numerosa y poderosa y la tribu de la cual vendría Jesús el Mesías[5].
b. Los éxitos y fracasos de las tribus del sur.
Obsérvese cómo la mención de la alianza Judá-Simeón en Jueces 1.3 y 17, enmarca el relato de la campaña de Judá en Jueces 1.4–16. Sigue en Jueces 1.18–21 un apéndice que resume las conquistas de Judá. La alianza era natural, porque Simeón era una tribu más pequeña cuyo territorio quedaba dentro del de Judá[6].
El progreso de Judá se esboza primero subiendo desde el valle del Jordán hasta Jerusalén[7] vía Bezec[8], que no retuvieron, porque más adelante los jebuseos siguieron allí hasta que David los derrotó definitivamente y les quitó el dominio de la ciudad; y luego descendiendo a la llanura costera al sudoeste de Jerusalén vía Hebrón[9], Debir y Sefat-Horma[10], y tres de las ciudades filisteas, que no retuvieron. La mutilación de Adoni Bezec[11] fue justa retribución por su propio trato brutal hacia otros[12], ocupada nuevamente desde su devastación en Josué 10.36, 39. Jerusalén[13] es la ciudad pre-israelita en la frontera de los territorios de Judá y Benjamín[14]. Judá le asestó un golpe devastador pero sus habitantes, los jebuseos, retuvieron, o quizá más tarde reconquistaron, un espacio allí[15]. Hebrón o Quiriat-arba, era una fortificación de los de Anac, descendientes de Arba, quienes eran proverbiales por su estatura y proezas[16]. Otoniel, quien se distinguió en la batalla de Debir[17], reaparece en Jueces 3.9 como el primer juez, y su sagaz e ingeniosa esposa Acsa es la primera de un número de mujeres que aparecen en el libro. El fiel Caleb, anciano pero todavía vigoroso, fue un notable representante de los ancianos que sobrevivieron a Josué[18]. Jueces 1.16 registra el cumplimiento de una promesa hecha por Moisés a Hobab, el líder de los queneos, un clan madianita[19], en tanto que Jueces 1.17 muestra a Judá recompensando la ayuda de Simeón, participando en la exitosa campaña en contra de Sefat, una ciudad en el territorio de Simeón.
Hasta aquí todo va bien, pero el apéndice en Jueces 1.18–21 contiene las primeras indicaciones perturbadoras de que eso no era del todo cierto. Judá tuvo victorias iniciales contra las ciudades de Gaza, Ascalón y Ecrón[20], pero no pudo echar a los habitantes de esta área porque éstos tenían carros de hierro[21]. Esto indica probablemente que los filisteos, con su tecnología superior, habían llegado ya a esta área. Pero causa perplejidad el porqué los carros de hierro eran tan decisivos, en vista del hecho que Adonay estaba con Judá. Es igualmente un enigma el fracaso de los de Benjamín para echar a los jebuseos de Jerusalén[22]. Caleb capitalizó totalmente la victoria en Hebrón, pero los de Benjamín no hicieron lo mismo después de la victoria en Jerusalén[23]. La causa real de estos fracasos no se revela sino hasta Jueces 2.1–5.
c. Los éxitos y fracasos de las tribus del norte.
Las tribus de Efraín y Manasés eran descendientes de dos hijos de José de los mismos nombres[24]. Eran las tribus israelitas del centro y norte de Palestina más numerosas y poderosas. Así que la casa de José aquí se refiere a estas dos tribus y las otras tribus del norte asociadas con ellas. Las dos veces que ocurre esta expresión[25] enmarcan Jueces 1.22–35 como un relato de las victorias y los fracasos de estas tribus del norte. Jueces 1.36 queda fuera de este marco como un apéndice. Esto significa que Jueces 1.22–36 tienen el mismo modelo general de Jueces 1.3–21. La casa de José “subió contra” en Jueces 1.22, como Judá en Jueces 1.4 y Adonay estuvo con ellos como había estado con Judá. Como Judá, la casa de José tuvo éxito al principio, pero seguido de una serie de fracasos mucho más extendidos y serios que en el sur. Las semillas de este fracaso pueden verse ya en Jueces 1.22–26. Betel[26], que se había rebelado, fue tomada solo mediante un convenio con un cananeo, quien más tarde reconstruyó la ciudad en un nuevo lugar[27], en tierras de los hititas[28].
En los siguientes versículos se traza una situación en deterioro, con los cananeos viviendo entre los israelitas[29], los israelitas viviendo entre los cananeos[30] y finalmente los amorreos confinando a los israelitas a las montañas[31]. El resultado final es una situación de mantenerse a distancia, con las tribus del norte suficientemente fuertes colectivamente para dominar, pero no para echar fuera a los cananeos que quedaban[32]. La nota final[33] confirma que lo que se logró fue división de la tierra entre los israelitas y no israelitas, más que una ocupación total. Nuevamente, las razones para este fracaso que solo se insinúan aquí, se dan explícitamente en Jueces 2.1–5.
d. Israel acusado de desobediencia.
Con la “ascensión” del ángel de Adonay[34] en Jueces 2.1, había llegado el tiempo de revisión y evaluación. Ahora, por fin, se revela la causa real del fracaso descrito en el capítulo anterior: infidelidad al Señor[35]. Si ellos hubieran sido fieles, el Señor les habría dado a los israelitas victoria completa. Así, lo que pudo haber sido una celebración de victoria se convirtió en llanto amargo.
2. Después de Josué: Decadencia espiritual.
a. El desliz hacia la apostasía.
El discurso del ángel del Señor en Jueces 2.1–5 introdujo el tema de la infidelidad de Israel. El autor ahora principia una segunda revisión del período siguiente a la muerte de Josué desde esta nueva perspectiva. Solamente se necesitó una generación para que la memoria de las grandes cosas que Dios había hecho por Israel bajo Josué se oscureciera y con ello, el conocimiento verdadero de Dios mismo.
b. Revisión del período de los Jueces.
Israel provoca al Señor adorando a otros dioses[36]. El Señor los castiga entregándolos a sus enemigos[37]. Cuando se encuentran en lamentables aprietos, el Señor levanta jueces que los salvan[38]. Cuando el juez fallece, el pueblo vuelve a sus antiguos caminos[39]. El Señor se enoja y a la vez se compadece. Los israelitas son tercamente rebeldes.
c. La respuesta última del Señor.
Con este pasaje llegamos al fin del período de los Jueces y se nos dice lo que el Señor hizo finalmente como un resultado de la apostasía persistente de Israel. Los cananeos, quienes fueron dejados originalmente al tiempo de la muerte de Josué para probar la fidelidad de Israel, finalmente quedaron en forma permanente como un castigo por su infidelidad[40]. Es decir, Israel falló en la prueba y el Señor cumplió la amenaza que había hecho en Boquim[41]. Los dos últimos versículos[42] resumen toda la introducción al libro: Israel vivió entre los cananeos y sirvió a sus dioses: “Los Israelitas hicieron lo malo ante los ojos del SEÑOR, y olvidaron al SEÑOR su Dios, y sirvieron a los Baales y a las imágenes de Asera”[43]. Los matrimonios con los cananeos, que aquí se mencionan por primera vez, fueron algo que había prohibido explícitamente el Señor[44].
[1] Los cananeos eran todos los habitantes de Canaán antes de la Conquista. A veces se hace diferencia entre cananeos, habitantes de los valles y las planicies costeras, y los amorreos, habitantes de las montañas. Se menciona también a los heteos, descendientes dispersos del disuelto imperio hitita, a los ferezeos, los heveos y los jebuseos.
[2] Josué 23.1–5.
[3] Jueces 20.18, 27-28.
[4] Jueces 1.16; 2.1; Josué 5.10.
[5] Génesis 49.10.
[6] Josué 19.1.
[7] Jerusalén, que se haría famosa más adelante al tomarla David y convertirla en la capital de su reino, existía ya posiblemente desde unos 3000 a.C. En tiempos de Abraham, 2000 a.C., era gobernada por Melquisedec, rey y sacerdote del Dios Altísimo, a quien el patriarca Génesis 14.18, 20 le dio “los diezmos de todo”.
[8] Jueces 1.4-8.
[9] La tribu de Judá tomó la ciudad de Hebrón donde estaban, y están hasta hoy, la tumba de los patriarcas de Israel y sus esposas: Abraham y Sara, Isaac y Rebeca, Jacob y Lea, (Génesis 49.31-33; 50.13-14).
[10] Jueces 1.9-16.
[11] Significa “Señor de Bezec”.
[12] Jueces 1.5-7.
[13] Jueces 1.7-8.
[14] Josué 15:8; 18:28
[15] Jueces 1.21.
[16] Números 13:32, 33
[17] Jueces 1.11-15.
[18] Jueces 2.7; Números 13:30
[19] Números 10:29–32
[20] Jueces 1.18.
[21] Jueces1.19.
[22] Jueces 1.21.
[23] Jueces1.8.
[24] Génesis 41.51.
[25] Jueces 1.22, 35.
[26] Betel, la “casa de Dios”, fue llamada así por Jacob según Génesis 28.17–19.
[27] Jueces 1.23-26.
[28] El Imperio Heteo incluía la actual Turquía y Palestina del norte, tan lejos al sur como el río Orontes. Había también algunos heteos en las cercanías de Hebrón (Génesis 23.1–16), pero el contexto aquí sugiere un lugar mucho más remoto.
[29] Jueces 1.27-30. Bet-sean, Taanac y Meguido eran una línea de fortificaciones cananeas que se extendían hacia el occidente desde el monte Carmelo en Palestina del norte sobre el fértil valle de Jezreel. Gezer era una ciudad estratégica sobre el camino de la llanura costera a Jerusalén. Aco, Sidón, Ahlab, Aczib, Helba, Afec, Rehob eran ciudades sobre la costa norte desde el monte Carmelo en lo que es hoy Líbano.
[30] Jueces 1.31-33. Bet-semes, la “casa del sol” y Bet-anat, la “casa de Anat”, una diosa de fertilidad, eran ciudades cerca del Jordán, al sur del mar de Galilea.
[31] Jueces 1.34. Los amorreos u “occidentales” eran un pueblo semítico del desierto de Arabia que se habían establecido en Canaán antes que los israelitas.
[32] Jueces 1.28, 30, 33, 35. El monte Heres, Ajalón y Saalbim eran ciudades en las montañas al occidente de Jerusalén.
[33] Jueces 1.36. Acrabim, el “Paso del Escorpión” y Sela, la “Roca”, estaban cerca del extremo sur del mar Muerto.
[34] El ángel de Adonay es el Señor mismo en la forma de un ángel.
[35] Éxodo 34.12–16.
[36] Jueces 2.11-13.
[37] Jueces 2.14-15.
[38] Jueces 2.16-18.
[39] Jueces 2.19.
[40] Jueces 2:20–3:4
[41] Jueces 2.3.
[42] Jueces 3.4-5.
[43] Jueces 3.7. Había varias versiones de Baal: en fenicia era Melkart; en Siria era Hadad. Diversas localidades tienen el nombre: Baal-berith (Jueces 9.4); Baal-peor (Números 25.3); Baal-gad (Josué 11.17); Baal-zebub (2 Reyes 1.2). A todos en conjunto se le les llama con el plural “baalim”. Las imágenes de Asera o Astarté (en plural Astarot), eran pilares de madera, que substituían formalmente al árbol sagrado representando el elemento femenino en la depravada religión de Canaán.
[44] Deuteronomio 7.3.
Dios pudo haber eliminado a los cananeos por medio de catástrofes naturales, plagas, enfermedades u otros medios; en vez de ellos usó a los mismos israelitas como instrumento de su ira, para enseñarles una lección objetiva de lo que les acontece a quienes se degeneran. Sin embargo, los hijos de Israel no aprendieron bien la lección.
1. Después de Josué: Decadencia militar.
a. Israel consulta al Señor.
Antes de su muerte, Josué había hablado de los cananeos[1] que todavía vivían en la tierra que había sido asignada a las diferentes tribus, pero les aseguró a los israelitas que con la ayuda del Señor podrían desalojar a estos pueblos[2]. Consultando al Señor, el pueblo reconoció que él era su verdadero líder. Ellos probablemente hicieron su consulta a través de un sacerdote en Gilgal cerca de Jericó[3], ya que éste era el punto desde el cual se movilizaron[4]. Judá, elegida para ir primero en la profecía de Jueces 1.2, era la tribu más numerosa y poderosa y la tribu de la cual vendría Jesús el Mesías[5].
b. Los éxitos y fracasos de las tribus del sur.
Obsérvese cómo la mención de la alianza Judá-Simeón en Jueces 1.3 y 17, enmarca el relato de la campaña de Judá en Jueces 1.4–16. Sigue en Jueces 1.18–21 un apéndice que resume las conquistas de Judá. La alianza era natural, porque Simeón era una tribu más pequeña cuyo territorio quedaba dentro del de Judá[6].
El progreso de Judá se esboza primero subiendo desde el valle del Jordán hasta Jerusalén[7] vía Bezec[8], que no retuvieron, porque más adelante los jebuseos siguieron allí hasta que David los derrotó definitivamente y les quitó el dominio de la ciudad; y luego descendiendo a la llanura costera al sudoeste de Jerusalén vía Hebrón[9], Debir y Sefat-Horma[10], y tres de las ciudades filisteas, que no retuvieron. La mutilación de Adoni Bezec[11] fue justa retribución por su propio trato brutal hacia otros[12], ocupada nuevamente desde su devastación en Josué 10.36, 39. Jerusalén[13] es la ciudad pre-israelita en la frontera de los territorios de Judá y Benjamín[14]. Judá le asestó un golpe devastador pero sus habitantes, los jebuseos, retuvieron, o quizá más tarde reconquistaron, un espacio allí[15]. Hebrón o Quiriat-arba, era una fortificación de los de Anac, descendientes de Arba, quienes eran proverbiales por su estatura y proezas[16]. Otoniel, quien se distinguió en la batalla de Debir[17], reaparece en Jueces 3.9 como el primer juez, y su sagaz e ingeniosa esposa Acsa es la primera de un número de mujeres que aparecen en el libro. El fiel Caleb, anciano pero todavía vigoroso, fue un notable representante de los ancianos que sobrevivieron a Josué[18]. Jueces 1.16 registra el cumplimiento de una promesa hecha por Moisés a Hobab, el líder de los queneos, un clan madianita[19], en tanto que Jueces 1.17 muestra a Judá recompensando la ayuda de Simeón, participando en la exitosa campaña en contra de Sefat, una ciudad en el territorio de Simeón.
Hasta aquí todo va bien, pero el apéndice en Jueces 1.18–21 contiene las primeras indicaciones perturbadoras de que eso no era del todo cierto. Judá tuvo victorias iniciales contra las ciudades de Gaza, Ascalón y Ecrón[20], pero no pudo echar a los habitantes de esta área porque éstos tenían carros de hierro[21]. Esto indica probablemente que los filisteos, con su tecnología superior, habían llegado ya a esta área. Pero causa perplejidad el porqué los carros de hierro eran tan decisivos, en vista del hecho que Adonay estaba con Judá. Es igualmente un enigma el fracaso de los de Benjamín para echar a los jebuseos de Jerusalén[22]. Caleb capitalizó totalmente la victoria en Hebrón, pero los de Benjamín no hicieron lo mismo después de la victoria en Jerusalén[23]. La causa real de estos fracasos no se revela sino hasta Jueces 2.1–5.
c. Los éxitos y fracasos de las tribus del norte.
Las tribus de Efraín y Manasés eran descendientes de dos hijos de José de los mismos nombres[24]. Eran las tribus israelitas del centro y norte de Palestina más numerosas y poderosas. Así que la casa de José aquí se refiere a estas dos tribus y las otras tribus del norte asociadas con ellas. Las dos veces que ocurre esta expresión[25] enmarcan Jueces 1.22–35 como un relato de las victorias y los fracasos de estas tribus del norte. Jueces 1.36 queda fuera de este marco como un apéndice. Esto significa que Jueces 1.22–36 tienen el mismo modelo general de Jueces 1.3–21. La casa de José “subió contra” en Jueces 1.22, como Judá en Jueces 1.4 y Adonay estuvo con ellos como había estado con Judá. Como Judá, la casa de José tuvo éxito al principio, pero seguido de una serie de fracasos mucho más extendidos y serios que en el sur. Las semillas de este fracaso pueden verse ya en Jueces 1.22–26. Betel[26], que se había rebelado, fue tomada solo mediante un convenio con un cananeo, quien más tarde reconstruyó la ciudad en un nuevo lugar[27], en tierras de los hititas[28].
En los siguientes versículos se traza una situación en deterioro, con los cananeos viviendo entre los israelitas[29], los israelitas viviendo entre los cananeos[30] y finalmente los amorreos confinando a los israelitas a las montañas[31]. El resultado final es una situación de mantenerse a distancia, con las tribus del norte suficientemente fuertes colectivamente para dominar, pero no para echar fuera a los cananeos que quedaban[32]. La nota final[33] confirma que lo que se logró fue división de la tierra entre los israelitas y no israelitas, más que una ocupación total. Nuevamente, las razones para este fracaso que solo se insinúan aquí, se dan explícitamente en Jueces 2.1–5.
d. Israel acusado de desobediencia.
Con la “ascensión” del ángel de Adonay[34] en Jueces 2.1, había llegado el tiempo de revisión y evaluación. Ahora, por fin, se revela la causa real del fracaso descrito en el capítulo anterior: infidelidad al Señor[35]. Si ellos hubieran sido fieles, el Señor les habría dado a los israelitas victoria completa. Así, lo que pudo haber sido una celebración de victoria se convirtió en llanto amargo.
2. Después de Josué: Decadencia espiritual.
a. El desliz hacia la apostasía.
El discurso del ángel del Señor en Jueces 2.1–5 introdujo el tema de la infidelidad de Israel. El autor ahora principia una segunda revisión del período siguiente a la muerte de Josué desde esta nueva perspectiva. Solamente se necesitó una generación para que la memoria de las grandes cosas que Dios había hecho por Israel bajo Josué se oscureciera y con ello, el conocimiento verdadero de Dios mismo.
b. Revisión del período de los Jueces.
Israel provoca al Señor adorando a otros dioses[36]. El Señor los castiga entregándolos a sus enemigos[37]. Cuando se encuentran en lamentables aprietos, el Señor levanta jueces que los salvan[38]. Cuando el juez fallece, el pueblo vuelve a sus antiguos caminos[39]. El Señor se enoja y a la vez se compadece. Los israelitas son tercamente rebeldes.
c. La respuesta última del Señor.
Con este pasaje llegamos al fin del período de los Jueces y se nos dice lo que el Señor hizo finalmente como un resultado de la apostasía persistente de Israel. Los cananeos, quienes fueron dejados originalmente al tiempo de la muerte de Josué para probar la fidelidad de Israel, finalmente quedaron en forma permanente como un castigo por su infidelidad[40]. Es decir, Israel falló en la prueba y el Señor cumplió la amenaza que había hecho en Boquim[41]. Los dos últimos versículos[42] resumen toda la introducción al libro: Israel vivió entre los cananeos y sirvió a sus dioses: “Los Israelitas hicieron lo malo ante los ojos del SEÑOR, y olvidaron al SEÑOR su Dios, y sirvieron a los Baales y a las imágenes de Asera”[43]. Los matrimonios con los cananeos, que aquí se mencionan por primera vez, fueron algo que había prohibido explícitamente el Señor[44].
[1] Los cananeos eran todos los habitantes de Canaán antes de la Conquista. A veces se hace diferencia entre cananeos, habitantes de los valles y las planicies costeras, y los amorreos, habitantes de las montañas. Se menciona también a los heteos, descendientes dispersos del disuelto imperio hitita, a los ferezeos, los heveos y los jebuseos.
[2] Josué 23.1–5.
[3] Jueces 20.18, 27-28.
[4] Jueces 1.16; 2.1; Josué 5.10.
[5] Génesis 49.10.
[6] Josué 19.1.
[7] Jerusalén, que se haría famosa más adelante al tomarla David y convertirla en la capital de su reino, existía ya posiblemente desde unos 3000 a.C. En tiempos de Abraham, 2000 a.C., era gobernada por Melquisedec, rey y sacerdote del Dios Altísimo, a quien el patriarca Génesis 14.18, 20 le dio “los diezmos de todo”.
[8] Jueces 1.4-8.
[9] La tribu de Judá tomó la ciudad de Hebrón donde estaban, y están hasta hoy, la tumba de los patriarcas de Israel y sus esposas: Abraham y Sara, Isaac y Rebeca, Jacob y Lea, (Génesis 49.31-33; 50.13-14).
[10] Jueces 1.9-16.
[11] Significa “Señor de Bezec”.
[12] Jueces 1.5-7.
[13] Jueces 1.7-8.
[14] Josué 15:8; 18:28
[15] Jueces 1.21.
[16] Números 13:32, 33
[17] Jueces 1.11-15.
[18] Jueces 2.7; Números 13:30
[19] Números 10:29–32
[20] Jueces 1.18.
[21] Jueces1.19.
[22] Jueces 1.21.
[23] Jueces1.8.
[24] Génesis 41.51.
[25] Jueces 1.22, 35.
[26] Betel, la “casa de Dios”, fue llamada así por Jacob según Génesis 28.17–19.
[27] Jueces 1.23-26.
[28] El Imperio Heteo incluía la actual Turquía y Palestina del norte, tan lejos al sur como el río Orontes. Había también algunos heteos en las cercanías de Hebrón (Génesis 23.1–16), pero el contexto aquí sugiere un lugar mucho más remoto.
[29] Jueces 1.27-30. Bet-sean, Taanac y Meguido eran una línea de fortificaciones cananeas que se extendían hacia el occidente desde el monte Carmelo en Palestina del norte sobre el fértil valle de Jezreel. Gezer era una ciudad estratégica sobre el camino de la llanura costera a Jerusalén. Aco, Sidón, Ahlab, Aczib, Helba, Afec, Rehob eran ciudades sobre la costa norte desde el monte Carmelo en lo que es hoy Líbano.
[30] Jueces 1.31-33. Bet-semes, la “casa del sol” y Bet-anat, la “casa de Anat”, una diosa de fertilidad, eran ciudades cerca del Jordán, al sur del mar de Galilea.
[31] Jueces 1.34. Los amorreos u “occidentales” eran un pueblo semítico del desierto de Arabia que se habían establecido en Canaán antes que los israelitas.
[32] Jueces 1.28, 30, 33, 35. El monte Heres, Ajalón y Saalbim eran ciudades en las montañas al occidente de Jerusalén.
[33] Jueces 1.36. Acrabim, el “Paso del Escorpión” y Sela, la “Roca”, estaban cerca del extremo sur del mar Muerto.
[34] El ángel de Adonay es el Señor mismo en la forma de un ángel.
[35] Éxodo 34.12–16.
[36] Jueces 2.11-13.
[37] Jueces 2.14-15.
[38] Jueces 2.16-18.
[39] Jueces 2.19.
[40] Jueces 2:20–3:4
[41] Jueces 2.3.
[42] Jueces 3.4-5.
[43] Jueces 3.7. Había varias versiones de Baal: en fenicia era Melkart; en Siria era Hadad. Diversas localidades tienen el nombre: Baal-berith (Jueces 9.4); Baal-peor (Números 25.3); Baal-gad (Josué 11.17); Baal-zebub (2 Reyes 1.2). A todos en conjunto se le les llama con el plural “baalim”. Las imágenes de Asera o Astarté (en plural Astarot), eran pilares de madera, que substituían formalmente al árbol sagrado representando el elemento femenino en la depravada religión de Canaán.
[44] Deuteronomio 7.3.