Capítulo 20
1. 20.1-10 El día después
del sábado, lógicamente es el domingo. No podemos pensar, como hacen los
adventistas del sétimo día, que Jesús resucitó el sábado, ya que aunque lo
hubiese hecho después de las 6 p.m. del sábado, estarían en domingo ya que los
judíos contaban el día desde la puesta de sol hasta la puesta de sol.
Mateo lo deja en claro cuando dice: “Amaneciendo, después del sábado…”[1]. Por su parte, Lucas dice: “El primer día después del sábado, muy de mañana…”[2], y más tarde dice también: “Y el mismo día dos de ellos estaban yendo en camino a la aldea de nombre Emaús, a unos sesenta estadios desde Jerusalén”[3]. Emaús se encontraba a setenta estadios desde Jerusalén, y un estadio es igual a 180 metros, por lo que 70 x 180 = 12 600 metros, pero los judíos no podían caminar más de 900 metros; esta distancia se había fijado en base a que cuando los israelitas estaban marchando en el desierto habían recibido la orden de mantener esta distancia del Arca, llegándose a la conclusión de que cuando estaban acampados había la misma distancia entre el Tabernáculo y las tiendas, y que este espacio era constantemente cruzado para la adoración. Cuando estaban ya en la tierra prometida, la distancia se contaba desde la puerta de la ciudad desde la que salía el viajero[4]. Es posible que el Señor se refiera a esta costumbre cuando instruyó a Sus discípulos a orar para que, en el juicio sobre Jerusalén, su huida no fuera en sábado[5]. Por esta razón no es posible que fuese el día sábado, sino el día siguiente, es decir, el domingo[6].
Si Jesús falleció el miércoles, jueves o viernes, no es importante, pero si lo es que Él murió y resucitó el tercer día. Los cristianos nos reunimos el domingo no porque la iglesia católica romana hubiese ordenado que las reuniones fuesen en domingo, ni porque Constantino lo decretase. Desde los primeros años del cristianismo, los creyentes acostumbraban a reunirse el primer día de la semana en recuerdo de la Resurrección de Jesús. Solo a finales del siglo I, hallamos ya la expresión Kyriaki himera, Día del Señor, referida al domingo. Sin embargo, los grupos Nazarenos oríginales, del siglo I, de fuertes raíces judías, siguieron observando las fiestas del calendario judío, entre ellas el reposo sabático semanal, conforme a la Torah.
El domingo fue proclamado día de reposo por varias razones, entre las que podemos citar las que indica Justino Mártir:
a. Se adora en domingo porque es el día en que Jesús, según la Biblia, resucitó.
b. El domingo, primer día de la semana en el cómputo judío, es aquel en el cual Dios, según la Biblia, creó la luz[7], anticipando la Resurrección de Cristo, nueva creación y llegada definitiva de la Luz divina al mundo.
c. El Espíritu Santo fue derramado en la Fiesta de Pentecostés, la cual siempre se celebraba el día domingo[8].
El 7 de Marzo del 321, Constantino I el Grande decretó que el domingo sería observado como el día de “reposo civil obligatorio”:
“En el venerable día del Sol, que los magistrados y las gentes residentes en las ciudades descansen, y que todos los talleres estén cerrados. En el campo sin embargo, que las personas ocupadas en la agricultura puedan libremente y legalmente continuar sus quehaceres porque suele acontecer que otro día no sea apto para la plantación o de viñas o de semillas; no sea que por descuidar el momento propicio para tales operaciones la liberalidad del cielo se pierda[9].
Tómese en cuenta que el edicto de Constantino no se menciona para nada la adoración cristiana, aunque bien puede ser que se diera con la finalidad de permitir a los cristianos reunirse libremente en el día que tenían acostumbrado desde el comienzo de la Iglesia, pero su fin era un reposo para toda la población, sin importar sus creencias religiosas.
Cuando María Magdalena llegó con las otras mujeres, se encontraron que la piedra, que era una piedra enorme que necesitaba de varios hombres para que fuese rodada, ya había sido retirada. Mateo lo descifra de la siguiente manera: “Y hubo un gran movimiento telúrico; porque un mensajero del Señor, descendió del cielo y habiendo venido, rodó la piedra y se sentó sobre ella”[10].
Juan no relata lo que vio María, sino que dice que ella salió corriendo en busca de los discípulos. Ella no estaba esperando la resurrección, de hecho, ella se encontró con la piedra removida y vió al mensajero del Señor que les dijo que había resucitado[11], aun así, ella no creyó, ya que les dice a Pedro y a Juan que se habían llevado el cuerpo de Jesús y no sabía donde le habían puesto.
Entre las grandes religiones se encuentran la budista, el confusionismo e islamismo, que tuvieron como líderes a Buda, Confucio y Mahoma; hoy el cuerpo de Buda yace en una tumba en Kusinara, al pie del Himalaya; el cementerio de Confucio está situado al norte de la ciudad de Qufu; las tumbas más antiguas de este camposanto datan del periodo de la dinastía Zhou; la tumba original erigida en memoria de Confucio, a orillas del río Sishui en Qufu; la de Mahoma se encuentra en Medina, Arabia Saudita; en ellas se encuentran aún los restos de de estos tres carismáticos líderes, mientras que la de Jesús está vacía.
Es muy curioso que los Enviados no aceptaran inmediatamente el hecho de la resurrección de Jesús. Ellos habían estado presentes solo poco tiempo atrás durante la resurrección de Lázaro, pero ahora no podían aceptar que su Señor había resucitado también. Ellos necesitaron que todos sus sentidos se convencieran de esta realidad, y solo después de tener “pruebas convincentes”[12] fue que comenzaron a anunciar esta gran noticia en el mismo lugar en que sucedió. ¡Qué contraste con aquellos que andan predicando de cosas que según ellos ocurrieron en otros países, pero que no hay pruebas!, y miles, incluidos sacerdotes[13], aceptaron el Evangelio, por cuanto había muchos testigos, que aún vivían cuando Pablo escribe a los corintios[14], por lo que cualquiera podía investigar si esto era mentira.
Aún hoy, después de más de veinte siglos, hay quienes dicen que el cuerpo de Jesús fue robado por sus discípulos, pero esto no es nuevo, ya que fueron los mismos judíos quienes sobornaron a los soldados para que mintieran diciendo que los discípulos habían robado el cuerpo mientras ellos dormían, pero ahí surgen interrogantes: ¿Cómo es posible que soldados profesionales durmieran durante su servicio? Si estaban dormidos, como dijeron, ¿cómo se dieron cuenta que fueron los discípulos? Si no fueron los discípulos los que se encargaron del entierro, ¿cómo iban a saber dónde estaba? ¿Cómo es posible que estos hombres que se encuentran escondidos por temor de defender a su Rey, sean capaces de ir a rescatar un cuerpo sin vida con el único fin de mantener una mentira? ¿Por qué nunca se presentó una acusación contra los discípulos de haber robado el cuerpo mientras predicaron la resurrección?
Tampoco tiene lógica pensar que los judíos o los mismos romanos retiron el cuerpo de Jesús de la tumba, por lo que no queda más que aceptar el hecho de la resurrección de Jesús, que tiene cuatro puntos de importancia:
a. Era el tema principal de la predicación cristiana[15].
b. La resurrección es una prueba de la deidad de Cristo[16].
c. Sin la resurrección, no podemos ser justificados[17].
d. Si Jesús no resucitó:
1) Nuestra predicación es vana.
2) Nuestra fe es vana.
3) Los Enviados eran unos mentirosos.
4) Nadie es salvo.
5) Los que murieron ya están condenados.
6) Somos los más dignos de lástima[18].
Cuando llegaron Pedro y Juan al sepulcro, encontraron los lienzos y el sudario, pero si el cuerpo hubiese sido robado, se hubieran llevado estos.
Pedro bajó primero y luego Juan, quien quedó en ese momento totalmente convenciado de la resurrección de Jesús. María no creyó inmediatamente, sino hasta que vió a Jesús, lo mismo pasó con Tomás y con Pedro, pero Juan creyó inmediatamente, después de haber visto los lienzos.
2. 20.11-18 María también volvió a la tumba con Pedro y Juan, pero cuando ellos se retiraron, ella se quedó. Como dijimos antes, María no creía tampoco que Jesús iba a resucitar, aunque estaba sufriendo mucho porque no sabía el paradero del cuerpo del Señor, a pesar de la evidencia que hizo que Juan creyera.
El dolor que sufría María no le permitía analizar lo que estaba ocurriendo de manera coherente. Pedro y Juan ya se habían marchado y ella se asoma a la tumba y ve a dos personajes y no se siente intrigada, no puede comprender que son dos ángeles. Conversa con ellos interrogándoles sobre el cuerpo de Jesús, no le importa cómo entraron ni el momento en que entraron.
Pero cuando ella se vuelve, hay otro personaje a quien ella interroga con la misma pregunta. Ella no sabe que está delante de Jesús. Al parecer, de acuerdo a diferentes versículos, la apariencia de Jesús cambió después de su resurrección; aquí María Magadalena no le reconoce como tampoco lo reconocieron los discípulos que iban camino de Emaús[19], ni tampoco lo pudieron hacer los discípulos en la playa[20], porque sus ojos estaban incapacitados para reconocerle[21].
Después de haberle preguntado, Jesús se manifiesta por primera vez llamando a María por su nombre; es curioso que ella no hubiera reconocido su voz cuando le habló antes, pero en el momento en que Él dice su nombre algo se dispara dentro de ella reconociéndole inmediatamente.
Jesús no le permite a María que lo toque, aunque si le permite a sus discípulos hacerlo[22], no por el hecho de ser mujer, sino porque ella no lograba entender el por qué de la resurrección de Jesús, ni lo que significaba andar por fe. También era necesario que Jesús ascendiera al Padre y les diera al Espíritu Santo.
María regresa a los discípulos con la comisión dada por Cristo, pero como ellos no estaban esperando la resurrección, “pareció a vista de de ellos que ella hablaba sin sentido y no confiaban en sus declaraciones”[23]. Esto refuerza el hecho de la resurrección de Jesús, ya que contrario al pensamiento de los no creyentes, los discípulos demuestran que no estaban esperando la resurrección del Señor.
3. 20.19-23 Todavía era el mismo día domingo y los discípulos estaban encerrados, escondidos de los judíos. En el momento en que no esperaban, apareció Jesús en medio de ellos. ¿Cómo entró? Simplemente había resucitado y se manifestaban en Él otros poderes, entre ellos el poder atravesar la materia. ¿Por qué fue necesario que la piedra fuera quitada si Jesús podía atravesar las paredes? Porque era necesario que los discípulos vieran que Él había resucitado.
Pero los discípulos no se llenaron de gozo al ver a Jesús, sino que estaban atemorizados pensando que estaban ante un fantasma[24], porque, repetimos, no creían en la resurrección.
Para convencerlos, Jesús les enseña la señal de los clavos en sus manos y la de la lanza en su costado, lo que prueba que Jesús tenía un cuerpo humano material, no que era un fantasma.
Jesús sopló sobre ellos para repetir la promesa del Espíritu Santo, no que les estuviera dando este en ese momento, ya que como sabemos, no fue sino hasta el día de Pentecostés que esto ocurrió[25]. El que Jesús soplara sobre ellos no es otra cosa más que un símbolo.
¿Qué significa el perdonar o retener pecados? Según los católicos es un derecho de los sacerdotes absolver los pecados de quienes se los confiesen, ya que ellos creen ser los sucesores de los apóstoles, pero con ello olvidan lo que dice Marcos: “… ¿quién es capaz de perdonar pecados si no solo Dios?”[26] Más bien, esto se refiere a que al enseñar el Evangelio, mostrarían el camino para recibir el perdón de los pecados.
4. 20.24-29 No sabemos la razón por la que Tomás no estaba presente en la primer reunión, lo cierto es que él no pudo ver a Jesús, y eso lo marcó, a pesar que ninguno de los otros discípulos creía tampoco, en el sinónimo de la incredulidad. Él no pudo creer el testimonio de los otros discípulos, sino que manifestó que solo viendo podría aceptar la resurrección. Hoy hay muchos como Tomás, que se niegan a aceptar lo que la Palabra de Dios dice y ponen ellos sus propios requisitos para creer, sin tomar en cuenta que eso solo les lleva a la perdición.
El siguiente domingo se reunieron de nuevo los discípulos y esta vez si estaba Tomás, y Jesús de nuevo se presentó, pero esta vez con la misión de hacer comprender a Tomás algo mejor. Jesús no había estado presente cuando Tomás había declarado su incredulidad, pero ahora viene y se dirige a él directamente, porque era necesario que todos los Enviados no tuvieran ninguna duda de la resurrección ya que ellos se convertirían en los testigos para convencer a quienes llegarían a conformar la Iglesia.
Pero lo positivo en este momento, es la confesión que hace Tomás sobre la Deidad de Jesús. No es una simple exclamación de sorpresa, es ¡una confesión de la Deidad de Jesús! Pero también era necesario que Tomás y los demás comprendieran que los cristianos vivimos por fe, no por vista[27]dió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! -- Aquí tenemos otra confesión de la Deidad de Cristo. Se puede decir que él representa a muchas personas que dudan, y puesto que él se convenció, los otros que dudan deben estar convencidos por el testimonio de él.
5. 20.30-31 No es posible creer que todas las cosas que hizo Jesús hubiesen sido escritas en los cuatro evangelios, porque el propósito de estos no era hacer una biografía del Señor, sino más bien, la importancia de estos relatos está en mover a la fe de quienes lo lean para que les produzca la fe que les llevará a ser salvos.
[1] Mateo 28.1.
[2] Lucas 24.1.
[3] Lucas 24.13.
[4] Hechos 1.12.
[5] Mateo 24.20.
[6] www.fraganciadecristo.com/diccionario/palabra-871-Camino De Un Dia De Reposo.
[7] Génesis 1.3.
[8] Hechos 2.
[9] Codex Justinianus, lib. 3, tit. 12, 3; Philip Schaff, History of the Christian Church, Vol. 3 (1902), p. 380, note. (en inglés).
[10] Mateo 28.2.
[11] Mateo 28.5-6.
[12] Hechos 1.3.
[13] Hechos 6.7.
[14] 1 Corintios 15.6.
[15] Hechos 2.24, 31-32; 3.15, 26; 4.2, 10; 5.30; 10.40; 13.30; 17.3, 31-32; 23.6; 24.15, 21; 26.8, 23.
[16] Romanos 1.4.
[17] Romanos 4.25.
[18] 1 Corintios 15.12-19.
[19] Marcos 16.12.
[20] Juan 21.4.
[21] Lucas 24.16.
[22] Lucas 24.39.
[23] Lucas 24.11.
[24] Lucas 24.37.
[25] Lucas 24.49; Hechos 2.
[26] Marcos 2.7.
[27] Mateo 13.16-17; Romanos 10.17; 1 Pedro 1.8.
Mateo lo deja en claro cuando dice: “Amaneciendo, después del sábado…”[1]. Por su parte, Lucas dice: “El primer día después del sábado, muy de mañana…”[2], y más tarde dice también: “Y el mismo día dos de ellos estaban yendo en camino a la aldea de nombre Emaús, a unos sesenta estadios desde Jerusalén”[3]. Emaús se encontraba a setenta estadios desde Jerusalén, y un estadio es igual a 180 metros, por lo que 70 x 180 = 12 600 metros, pero los judíos no podían caminar más de 900 metros; esta distancia se había fijado en base a que cuando los israelitas estaban marchando en el desierto habían recibido la orden de mantener esta distancia del Arca, llegándose a la conclusión de que cuando estaban acampados había la misma distancia entre el Tabernáculo y las tiendas, y que este espacio era constantemente cruzado para la adoración. Cuando estaban ya en la tierra prometida, la distancia se contaba desde la puerta de la ciudad desde la que salía el viajero[4]. Es posible que el Señor se refiera a esta costumbre cuando instruyó a Sus discípulos a orar para que, en el juicio sobre Jerusalén, su huida no fuera en sábado[5]. Por esta razón no es posible que fuese el día sábado, sino el día siguiente, es decir, el domingo[6].
Si Jesús falleció el miércoles, jueves o viernes, no es importante, pero si lo es que Él murió y resucitó el tercer día. Los cristianos nos reunimos el domingo no porque la iglesia católica romana hubiese ordenado que las reuniones fuesen en domingo, ni porque Constantino lo decretase. Desde los primeros años del cristianismo, los creyentes acostumbraban a reunirse el primer día de la semana en recuerdo de la Resurrección de Jesús. Solo a finales del siglo I, hallamos ya la expresión Kyriaki himera, Día del Señor, referida al domingo. Sin embargo, los grupos Nazarenos oríginales, del siglo I, de fuertes raíces judías, siguieron observando las fiestas del calendario judío, entre ellas el reposo sabático semanal, conforme a la Torah.
El domingo fue proclamado día de reposo por varias razones, entre las que podemos citar las que indica Justino Mártir:
a. Se adora en domingo porque es el día en que Jesús, según la Biblia, resucitó.
b. El domingo, primer día de la semana en el cómputo judío, es aquel en el cual Dios, según la Biblia, creó la luz[7], anticipando la Resurrección de Cristo, nueva creación y llegada definitiva de la Luz divina al mundo.
c. El Espíritu Santo fue derramado en la Fiesta de Pentecostés, la cual siempre se celebraba el día domingo[8].
El 7 de Marzo del 321, Constantino I el Grande decretó que el domingo sería observado como el día de “reposo civil obligatorio”:
“En el venerable día del Sol, que los magistrados y las gentes residentes en las ciudades descansen, y que todos los talleres estén cerrados. En el campo sin embargo, que las personas ocupadas en la agricultura puedan libremente y legalmente continuar sus quehaceres porque suele acontecer que otro día no sea apto para la plantación o de viñas o de semillas; no sea que por descuidar el momento propicio para tales operaciones la liberalidad del cielo se pierda[9].
Tómese en cuenta que el edicto de Constantino no se menciona para nada la adoración cristiana, aunque bien puede ser que se diera con la finalidad de permitir a los cristianos reunirse libremente en el día que tenían acostumbrado desde el comienzo de la Iglesia, pero su fin era un reposo para toda la población, sin importar sus creencias religiosas.
Cuando María Magdalena llegó con las otras mujeres, se encontraron que la piedra, que era una piedra enorme que necesitaba de varios hombres para que fuese rodada, ya había sido retirada. Mateo lo descifra de la siguiente manera: “Y hubo un gran movimiento telúrico; porque un mensajero del Señor, descendió del cielo y habiendo venido, rodó la piedra y se sentó sobre ella”[10].
Juan no relata lo que vio María, sino que dice que ella salió corriendo en busca de los discípulos. Ella no estaba esperando la resurrección, de hecho, ella se encontró con la piedra removida y vió al mensajero del Señor que les dijo que había resucitado[11], aun así, ella no creyó, ya que les dice a Pedro y a Juan que se habían llevado el cuerpo de Jesús y no sabía donde le habían puesto.
Entre las grandes religiones se encuentran la budista, el confusionismo e islamismo, que tuvieron como líderes a Buda, Confucio y Mahoma; hoy el cuerpo de Buda yace en una tumba en Kusinara, al pie del Himalaya; el cementerio de Confucio está situado al norte de la ciudad de Qufu; las tumbas más antiguas de este camposanto datan del periodo de la dinastía Zhou; la tumba original erigida en memoria de Confucio, a orillas del río Sishui en Qufu; la de Mahoma se encuentra en Medina, Arabia Saudita; en ellas se encuentran aún los restos de de estos tres carismáticos líderes, mientras que la de Jesús está vacía.
Es muy curioso que los Enviados no aceptaran inmediatamente el hecho de la resurrección de Jesús. Ellos habían estado presentes solo poco tiempo atrás durante la resurrección de Lázaro, pero ahora no podían aceptar que su Señor había resucitado también. Ellos necesitaron que todos sus sentidos se convencieran de esta realidad, y solo después de tener “pruebas convincentes”[12] fue que comenzaron a anunciar esta gran noticia en el mismo lugar en que sucedió. ¡Qué contraste con aquellos que andan predicando de cosas que según ellos ocurrieron en otros países, pero que no hay pruebas!, y miles, incluidos sacerdotes[13], aceptaron el Evangelio, por cuanto había muchos testigos, que aún vivían cuando Pablo escribe a los corintios[14], por lo que cualquiera podía investigar si esto era mentira.
Aún hoy, después de más de veinte siglos, hay quienes dicen que el cuerpo de Jesús fue robado por sus discípulos, pero esto no es nuevo, ya que fueron los mismos judíos quienes sobornaron a los soldados para que mintieran diciendo que los discípulos habían robado el cuerpo mientras ellos dormían, pero ahí surgen interrogantes: ¿Cómo es posible que soldados profesionales durmieran durante su servicio? Si estaban dormidos, como dijeron, ¿cómo se dieron cuenta que fueron los discípulos? Si no fueron los discípulos los que se encargaron del entierro, ¿cómo iban a saber dónde estaba? ¿Cómo es posible que estos hombres que se encuentran escondidos por temor de defender a su Rey, sean capaces de ir a rescatar un cuerpo sin vida con el único fin de mantener una mentira? ¿Por qué nunca se presentó una acusación contra los discípulos de haber robado el cuerpo mientras predicaron la resurrección?
Tampoco tiene lógica pensar que los judíos o los mismos romanos retiron el cuerpo de Jesús de la tumba, por lo que no queda más que aceptar el hecho de la resurrección de Jesús, que tiene cuatro puntos de importancia:
a. Era el tema principal de la predicación cristiana[15].
b. La resurrección es una prueba de la deidad de Cristo[16].
c. Sin la resurrección, no podemos ser justificados[17].
d. Si Jesús no resucitó:
1) Nuestra predicación es vana.
2) Nuestra fe es vana.
3) Los Enviados eran unos mentirosos.
4) Nadie es salvo.
5) Los que murieron ya están condenados.
6) Somos los más dignos de lástima[18].
Cuando llegaron Pedro y Juan al sepulcro, encontraron los lienzos y el sudario, pero si el cuerpo hubiese sido robado, se hubieran llevado estos.
Pedro bajó primero y luego Juan, quien quedó en ese momento totalmente convenciado de la resurrección de Jesús. María no creyó inmediatamente, sino hasta que vió a Jesús, lo mismo pasó con Tomás y con Pedro, pero Juan creyó inmediatamente, después de haber visto los lienzos.
2. 20.11-18 María también volvió a la tumba con Pedro y Juan, pero cuando ellos se retiraron, ella se quedó. Como dijimos antes, María no creía tampoco que Jesús iba a resucitar, aunque estaba sufriendo mucho porque no sabía el paradero del cuerpo del Señor, a pesar de la evidencia que hizo que Juan creyera.
El dolor que sufría María no le permitía analizar lo que estaba ocurriendo de manera coherente. Pedro y Juan ya se habían marchado y ella se asoma a la tumba y ve a dos personajes y no se siente intrigada, no puede comprender que son dos ángeles. Conversa con ellos interrogándoles sobre el cuerpo de Jesús, no le importa cómo entraron ni el momento en que entraron.
Pero cuando ella se vuelve, hay otro personaje a quien ella interroga con la misma pregunta. Ella no sabe que está delante de Jesús. Al parecer, de acuerdo a diferentes versículos, la apariencia de Jesús cambió después de su resurrección; aquí María Magadalena no le reconoce como tampoco lo reconocieron los discípulos que iban camino de Emaús[19], ni tampoco lo pudieron hacer los discípulos en la playa[20], porque sus ojos estaban incapacitados para reconocerle[21].
Después de haberle preguntado, Jesús se manifiesta por primera vez llamando a María por su nombre; es curioso que ella no hubiera reconocido su voz cuando le habló antes, pero en el momento en que Él dice su nombre algo se dispara dentro de ella reconociéndole inmediatamente.
Jesús no le permite a María que lo toque, aunque si le permite a sus discípulos hacerlo[22], no por el hecho de ser mujer, sino porque ella no lograba entender el por qué de la resurrección de Jesús, ni lo que significaba andar por fe. También era necesario que Jesús ascendiera al Padre y les diera al Espíritu Santo.
María regresa a los discípulos con la comisión dada por Cristo, pero como ellos no estaban esperando la resurrección, “pareció a vista de de ellos que ella hablaba sin sentido y no confiaban en sus declaraciones”[23]. Esto refuerza el hecho de la resurrección de Jesús, ya que contrario al pensamiento de los no creyentes, los discípulos demuestran que no estaban esperando la resurrección del Señor.
3. 20.19-23 Todavía era el mismo día domingo y los discípulos estaban encerrados, escondidos de los judíos. En el momento en que no esperaban, apareció Jesús en medio de ellos. ¿Cómo entró? Simplemente había resucitado y se manifestaban en Él otros poderes, entre ellos el poder atravesar la materia. ¿Por qué fue necesario que la piedra fuera quitada si Jesús podía atravesar las paredes? Porque era necesario que los discípulos vieran que Él había resucitado.
Pero los discípulos no se llenaron de gozo al ver a Jesús, sino que estaban atemorizados pensando que estaban ante un fantasma[24], porque, repetimos, no creían en la resurrección.
Para convencerlos, Jesús les enseña la señal de los clavos en sus manos y la de la lanza en su costado, lo que prueba que Jesús tenía un cuerpo humano material, no que era un fantasma.
Jesús sopló sobre ellos para repetir la promesa del Espíritu Santo, no que les estuviera dando este en ese momento, ya que como sabemos, no fue sino hasta el día de Pentecostés que esto ocurrió[25]. El que Jesús soplara sobre ellos no es otra cosa más que un símbolo.
¿Qué significa el perdonar o retener pecados? Según los católicos es un derecho de los sacerdotes absolver los pecados de quienes se los confiesen, ya que ellos creen ser los sucesores de los apóstoles, pero con ello olvidan lo que dice Marcos: “… ¿quién es capaz de perdonar pecados si no solo Dios?”[26] Más bien, esto se refiere a que al enseñar el Evangelio, mostrarían el camino para recibir el perdón de los pecados.
4. 20.24-29 No sabemos la razón por la que Tomás no estaba presente en la primer reunión, lo cierto es que él no pudo ver a Jesús, y eso lo marcó, a pesar que ninguno de los otros discípulos creía tampoco, en el sinónimo de la incredulidad. Él no pudo creer el testimonio de los otros discípulos, sino que manifestó que solo viendo podría aceptar la resurrección. Hoy hay muchos como Tomás, que se niegan a aceptar lo que la Palabra de Dios dice y ponen ellos sus propios requisitos para creer, sin tomar en cuenta que eso solo les lleva a la perdición.
El siguiente domingo se reunieron de nuevo los discípulos y esta vez si estaba Tomás, y Jesús de nuevo se presentó, pero esta vez con la misión de hacer comprender a Tomás algo mejor. Jesús no había estado presente cuando Tomás había declarado su incredulidad, pero ahora viene y se dirige a él directamente, porque era necesario que todos los Enviados no tuvieran ninguna duda de la resurrección ya que ellos se convertirían en los testigos para convencer a quienes llegarían a conformar la Iglesia.
Pero lo positivo en este momento, es la confesión que hace Tomás sobre la Deidad de Jesús. No es una simple exclamación de sorpresa, es ¡una confesión de la Deidad de Jesús! Pero también era necesario que Tomás y los demás comprendieran que los cristianos vivimos por fe, no por vista[27]dió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! -- Aquí tenemos otra confesión de la Deidad de Cristo. Se puede decir que él representa a muchas personas que dudan, y puesto que él se convenció, los otros que dudan deben estar convencidos por el testimonio de él.
5. 20.30-31 No es posible creer que todas las cosas que hizo Jesús hubiesen sido escritas en los cuatro evangelios, porque el propósito de estos no era hacer una biografía del Señor, sino más bien, la importancia de estos relatos está en mover a la fe de quienes lo lean para que les produzca la fe que les llevará a ser salvos.
[1] Mateo 28.1.
[2] Lucas 24.1.
[3] Lucas 24.13.
[4] Hechos 1.12.
[5] Mateo 24.20.
[6] www.fraganciadecristo.com/diccionario/palabra-871-Camino De Un Dia De Reposo.
[7] Génesis 1.3.
[8] Hechos 2.
[9] Codex Justinianus, lib. 3, tit. 12, 3; Philip Schaff, History of the Christian Church, Vol. 3 (1902), p. 380, note. (en inglés).
[10] Mateo 28.2.
[11] Mateo 28.5-6.
[12] Hechos 1.3.
[13] Hechos 6.7.
[14] 1 Corintios 15.6.
[15] Hechos 2.24, 31-32; 3.15, 26; 4.2, 10; 5.30; 10.40; 13.30; 17.3, 31-32; 23.6; 24.15, 21; 26.8, 23.
[16] Romanos 1.4.
[17] Romanos 4.25.
[18] 1 Corintios 15.12-19.
[19] Marcos 16.12.
[20] Juan 21.4.
[21] Lucas 24.16.
[22] Lucas 24.39.
[23] Lucas 24.11.
[24] Lucas 24.37.
[25] Lucas 24.49; Hechos 2.
[26] Marcos 2.7.
[27] Mateo 13.16-17; Romanos 10.17; 1 Pedro 1.8.