6. 13.22-26 Esta
es otra de las escenas estremecedoras a las que Juan nos traslada con gran elocuencia.
Al leer el Evangelio casi podemos sentir la tensión que se dio en esos momentos
en el aposento alto; podemos imaginarnos a los discípulos dispuestos a saltar
sobre los demás si tan solo supieran quién es el traidor. Los Evangélios
sinópticos nos dicen que ellos le preguntaban al Señor. “¿Soy yo?”, porque no
habían logrado notar nada extraño en ninguno de sus condiscípulos.
En casi todo el relato Juan no se identifica a sí mismo, aunque nombra a sus condiscípulos. Él era el discípulo amado, aunque Jesús amaba a todos, pero tomemos en cuenta que Juan era familiar de Jesús y aparentemente era el menor de los discípulos, por lo que Jesús le brindaba un trato especial.
Juan estaba recostado a Jesús ya que la mesa que usaban los judíos era similar a la de los árabes que no necesitan de mesa para servir los alimentos. En la actualidad, una estera extendida en el suelo les sirve de mesa. Esta es la primitiva mesa semítica de los tiempos del Antiguo Testamento, porque la palabra hebrea “Shool-khawn”, se traduce “mesa”, y como lo indica su raíz, una estera de piel o de cuero extendida sobre el suelo. Teniendo en vista esta clase de mesas podemos entender lo que el salmista decie de sus enemigos, “que su mesa sea de lazo delante de ellos”. Lo que quería decir David era: “que sus pies sean enlazados en ella”, pues está extendida en el suelo. Con una tal mesa en uso, se notaba la falta de sillas occidentales. Con referencia al uso de sillas en los tiempos bíblico se ha dicho: “En ocasiones se sientan o se agachan en derredor de una mesa baja, mientras que están en comida de ceremonia, se sientan en sillas o banquillos”…En ocasiones ordinarias la “silla” usada por la mayoría de los israelitas era el suelo sobre el cual se extendía una estera o alfombra…El profeta Amós fue el primer escritor sagrado que se refirió a la costumbre de tenderse “sobre sus lechos” al comer[1]. Para el tiempo de Cristo, ya la costumbre romana de recostarse sobre las butacas a la hora de la cena había sido aceptada en algunos círculos judíos. A la mesa romana y a los canapés combinados, se les llamó triclinicios. Había tres canapés que eran colocados a los lados de un cuadro; el cuarto lado quedaba abierto, para que la servidumbre pudiera entrar a atender a los comensales. La posición del huésped era reclinando la parte superior del que descansaba sobre el brazo izquierdo, con la cabeza levantada, y un almohadón en la espalda, y la parte inferior del huésped tendiendo hacia afuera. La cabeza del segundo huésped quedaba opuesta al pecho del primer huésped, de manera que si él deseaba hablarle en secreto, solo tenía que inclinarse sobre su pecho[2]. Está última era la posición de Juan, por lo que Pedro, más impulsivo e impaciente le hace señas para que pregunte sobre el traidor. Es muy probable que Pedro estuviese al otro lado de la mesa, directamente a la vista de Juan.
La respuesta de Jesús no es directa, sino que le dice que le dará un bocado al traidor. Aparentemente, por lo que veremos luego, los apóstoles no entendieron a lo que se refería. Pero también debemos tomar en cuenta que Judas era un maestro del fingimiento. Desde hacía tiempo su accionar no era el correcto, se había vuelto ladrón y a pesar de todo parecía que actuaba de manera semejante a los demás discípulos, incluso quiso que todos creyeran que se preocupaba por los pobres[3], aunque en realidad era un diablo[4].
Jesús da a Judas el pan mojado en la salsa de hierbas amargas[5], esperando que ellos comprendan que lo que pasaba ya estaba profetizado desde antes.
2. 13.27-30 Aunque Judas venía pecando desde antes, es en este momento en que la Palabra dice que entro Satanás en él, es decir, él se arrojó directamente al servicio de Satanás, pues no iba a dar marcha atrás en lo que se había propuesto. Hay quienes dicen que hicieron algo malo porque Satanás lo obligó, pero eso es una vil mentira, ¡Satanás no tiene poder para obligar a nadie a hacer algo en contra de su voluntad! Lo malo que hacemos es porque deseamos hacerlo. Judas no estaba siendo manipulado por Satanás como se ve en las películas de terror, él hizo el pecado de manera voluntaria, por eso es que Jesús da sus palabras de condenación contra él[6].
¿Estamos diciendo que Satanás no tiene poder para poseer a una persona y obligarla a pecar? ¡Sí! El poder de Satanás se limita a tentar, y decir que él tiene el poder para manipular a una persona en contra de su voluntad es una herejía que dice que Satanás tiene más poder que Dios, ya que Él no obliga a nadie a hacer el bien. Los frutos del Espíritu Santo solo se manifiestan cuando la persona se somete al Señor y da campo al Espíritu Santo para que more en él y obre en él. La única manera de saber si una persona es guiada por el Espíritu Santo o por Satanás es de acuerdo a las obras que produce, es decir, si produce los frutos del Espíritu o los de la carne.
Al decir que el Adversario entró en él, Juan se refiere a que la decisión de Judas estaba firme, iba a cometer su traición. Aún en este momento podía haberse devuelto, pero amó más las tinieblas que la luz, no quiso resistir a Satanás[7]. A partir de este momento, la muerte de Jesús, así como la del mismo Judas, estaba sellada.
A pesar que Judas pensaba que él tenía el control, la verdad es que estaba siguiendo el plan de Dios, es por ello que el mismo Jesús lo apura a que haga lo que va a hacer. Pero Jesús debía actuar rápidamente, ya que se dio cuenta que Jesús sabía de su traición. Quizá él pensó que Jesús iba a tramar alguna forma de escaparse de esta situación, como lo había hecho en otras oportunidades en que los judíos quisieron matarle. Además, corría el riesgo que los otros discípulos quisieran evitar su plan e incluso que pudieran matarle a él. Pero la verdad es que ninguno de los otros apóstoles deconfiaban de Judas. ¡Él era un gran actor! Ellos pensaron que Judas iba a cumplir simplemente con un encargo normal de Jesús, como era el comprar lo necesario para la fiesta o dar limosna a algún necesitado.
Judas salió inmediatamente de la presencia del Señor a la oscuridad de la noche. Él, como muchos otros que deciden apartarse de la presencia de Dios, solo son recibidos por una terrible oscuridad, y no podemos decir solamente de los que se apartan de la Iglesia y corren a pecar, sino de aquellos que incluso están al frente de una congregación y se hacen pasar por muy piadosos, pero la verdad es que su vida privada es una completa negación de la sangre de Cristo.
3. 13.31-35 Después de la salida del traidor, Jesús puede hablar de cómo será glorificado por el Padre. Satanás estaba pensando que lograría un triunfo sobre Dios al matar a Jesús, pero no comprende que más bien lo que se estaba cociendo ahí era su propia derrota.
Las palabras de Jesús es estos últimos versículos del Evangelio de Juan son preparativos para que los apóstoles puedan recibir lo que vendrá de una manera más fácil. Ellos estaban esperando aún que Jesús se levantara, especialmente cuando estaba la fiesta de la Pascua a las puertas, como Rey de Israel.
Los judíos no querían que la muerte de Jesús se diera durante la fiesta[8]. Había mucha gente en Jerusalén y esta crucifixión podría causar un gran alboroto, especialmente después de las demostraciones de júbilo que se habían dado el primer día de la semana pasado.
La gloria de Jesús es la misma que la del Padre. El morir en un madero era una vergüenza[9], era una maldición, pero lo que parece ser una maldición, Dios lo puede transformar en bendición, y así fue en este caso. La muerte de Jesús era para bendición de todos y debía ser de una manera terrible para que pudiera dar el resultado requerido: Toda su sangre debía ser derramada, como la del cordero pascual.
Jesús busca tranquilizar de antemano a sus más cercanos, quienes también tendrán la misión de anunciar el Evangelio al mundo. Era algo que iba a hacer solo, ninguno de ellos podía morir en su compañía, por ello es que a pesar de un conato de resistencia por parte de los apóstoles, el arresto se hizo fácilmente. Ellos irían después.
A pesar que la Ley hablaba una y otra vez de la revancha y de la ley del talión, Jesús hace un cambio radical cuando les dice: “…se amen unos a otros según como los amé a ustedes…”. Los reyes que conocían eran malvados, llenos de sentimientos de odio y guerra; pero el Rey de los reyes viene ahora a decirle “ámense”. Era un tipo de amor nuevo, no el amor filial[10], ni el fraternal[11], ni el erótico[12], sino un amor que va más allá de la carne o el afecto. Estaba hablando de un amor capaz de sacrificarse por el bienestar de los demás. Un amor que pone al semejante en primer lugar y no que fuera inclinado por la propia felicidad ni la reciprococidad. Está hablando de un amor a pesar de.
Pero no debe confundirse este amor a querer hacer todo lo que nos venga en gana sin recibir limitaciones. Este amor debe estar sazonado con reprensión, enseñanza y exhortación. Y es que algunos desean hacer lo que se les viene a la cabeza y que los demás lo acepten todo sin antes haber medido que lo que hacen está de acuerdo con las Escrituras. Es por ello que hoy día hay tantísimas denominaciones y sectas, porque cada cual desea seguir su propio camino y cuando se le llama la atención con las Escrituras, decide apartase, incluso usando pasajes como el de la separación de Pablo y Bernabé[13] como excusa de seguir practicando lo malo.
Pero el amor no es algo que nada más se dice. En los últimos tiempos he escuchado a muchos decir: ¡Ya cambié! ¡Ahora soy otro! ¡Ya no soy el que conocían antes! Todo eso estaría muy bien si tan solo se vieran los frutos. ¡Nadie puede decir que ha cambiado si no busca restablecer lo que había roto! No puede un padre decirle a su hijo que debe olvidarse de sus errores pasados si antes no le da tiempo en cantidad y en calidad, así como no puede una esposa decirle a su esposo que ya es una buena cocinera si aún quema los alimentos. ¡Debe haber demostraciones de amor! Esto es tan importante que Jesús dice: “En esto conocerán todos que son mis discípulos, si pueden tener amor unos a otros”. Se dice que una vez tristemente Gandhi dijo: “Sería cristiano a no ser por una cosa: Los cristianos”. Esto a pesar que otra ocasión dijo: “Considero a Jesús de Nazaret uno de los mayores maestros que han existido. [...] Diré a los hindúes que la vida no está completa a menos que se estudien con reverencia las enseñanzas de Jesús”. ¿Por qué un hombre dedicado a la contemplación tenía estos pensamientos tan altos acerca de Jesús pero tan bajo acerca de los seguidores de Jesús? Simplemenmte porque él no veía que los cristianos acturan del modo que dice las Escrituras que debemos hacerlo. Nuestra vida debe ser tal que haga que los demás nos pregunten por qué somos diferentes y que quieran imitarnos. Nuestra vida debe ser tal que podamos decir abiertamente como lo decía Pablo: “Sean imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo”[14].
4. 13.36-39 Simón Pedro es uno de los personajes más interesantes de los Evangelios, lo vemos como un hombre dispuesto a obedecer cuando se le dice que camine sobre el agua, pero al mismo tiempo temeroso; capaz de cortar la oreja de un hombre, aunque tan tierno como para ofrecerse a acompañar al Señor; sumiso a las órdenes del Señor, pero tan impulsivo como para regañarlo pensando que lo podrá hacer entrar en razón. Pedro se resistía a la idea que el Señor los dejara, por lo que incluso se atreve a decir que él estaría dispuesto a morir en defensa de su Maestro, pero eso sí, se llevaría a algunos consigo, un pensamiento muy diferente al de Jesús.
¡Qué barbaridad con Pedro! Eso es lo que pensamos todos acerca del apóstol. ¿Cómo puede ser que alguien que estuvo con Jesús, que se codeó con el Maestro, que compartieron tanto, sea capaz de negarle? ¿Habríamos actuado diferente? ¡Claro, en este tiempo en que la mayoría de personas se dicen ser cristianos en el Occidente, cualquiera dirá que es cristiano! Pero la verdad, ¿somos capaces de aceptar ser seguidores sinceros de Jesús? He notado que algunas personas se incomodan cuando a la hora de tomar los alimentos en un sitio público los cristianos oramos; y también he notado que algunos de los que se dicen ser cristianos simplemente inclinan su cabeza pero les da pena orar en voz alta. He visto como algunos que se dicen ser cristianos participan de actividades que no son apropiadas para un seguidor de Jesús para que no lo clasifiquen como fanático. ¿No es eso negar a Jesús?
A pesar de que Pedro negó al Señor en el patio, sabemos que antes estuvo dispuesto a pelear por Él. No salió huyendo cuando vinieron los soldados. Pero Pedro no actuaba de acuerdo a la Voluntad de Dios, y es por eso que debe ser censurado por Jesús.
[1] Amós 6.4.
[2] Wight Fred H. Usos Y Costumbres De Las Tierras Biblicas. Capítulos 5 y 6.
[3] Juan 12.4-5.
[4] Juan 6.70.
[5] Éxodo 12.8.
[6] Mateo 26.24.
[7] Santiago 4.7.
[8] Mateo 26.1-5.
[9] Deuteronomio 21.23.
[10] Entre hijos y padres. Wikipedia. Amor.
[11] En su sentido estricto, es el afecto entre hermanos, aunque puede extenderse a otros parientes exceptuados los padres y los descendientes. Wikipedia. Amor.
[12] Incluye el amor romántico y el amor confluente. Wikipedia. Amor.
[13] Hechos 15.39.
[14] 1 Corintios 11.1. NBLH.
En casi todo el relato Juan no se identifica a sí mismo, aunque nombra a sus condiscípulos. Él era el discípulo amado, aunque Jesús amaba a todos, pero tomemos en cuenta que Juan era familiar de Jesús y aparentemente era el menor de los discípulos, por lo que Jesús le brindaba un trato especial.
Juan estaba recostado a Jesús ya que la mesa que usaban los judíos era similar a la de los árabes que no necesitan de mesa para servir los alimentos. En la actualidad, una estera extendida en el suelo les sirve de mesa. Esta es la primitiva mesa semítica de los tiempos del Antiguo Testamento, porque la palabra hebrea “Shool-khawn”, se traduce “mesa”, y como lo indica su raíz, una estera de piel o de cuero extendida sobre el suelo. Teniendo en vista esta clase de mesas podemos entender lo que el salmista decie de sus enemigos, “que su mesa sea de lazo delante de ellos”. Lo que quería decir David era: “que sus pies sean enlazados en ella”, pues está extendida en el suelo. Con una tal mesa en uso, se notaba la falta de sillas occidentales. Con referencia al uso de sillas en los tiempos bíblico se ha dicho: “En ocasiones se sientan o se agachan en derredor de una mesa baja, mientras que están en comida de ceremonia, se sientan en sillas o banquillos”…En ocasiones ordinarias la “silla” usada por la mayoría de los israelitas era el suelo sobre el cual se extendía una estera o alfombra…El profeta Amós fue el primer escritor sagrado que se refirió a la costumbre de tenderse “sobre sus lechos” al comer[1]. Para el tiempo de Cristo, ya la costumbre romana de recostarse sobre las butacas a la hora de la cena había sido aceptada en algunos círculos judíos. A la mesa romana y a los canapés combinados, se les llamó triclinicios. Había tres canapés que eran colocados a los lados de un cuadro; el cuarto lado quedaba abierto, para que la servidumbre pudiera entrar a atender a los comensales. La posición del huésped era reclinando la parte superior del que descansaba sobre el brazo izquierdo, con la cabeza levantada, y un almohadón en la espalda, y la parte inferior del huésped tendiendo hacia afuera. La cabeza del segundo huésped quedaba opuesta al pecho del primer huésped, de manera que si él deseaba hablarle en secreto, solo tenía que inclinarse sobre su pecho[2]. Está última era la posición de Juan, por lo que Pedro, más impulsivo e impaciente le hace señas para que pregunte sobre el traidor. Es muy probable que Pedro estuviese al otro lado de la mesa, directamente a la vista de Juan.
La respuesta de Jesús no es directa, sino que le dice que le dará un bocado al traidor. Aparentemente, por lo que veremos luego, los apóstoles no entendieron a lo que se refería. Pero también debemos tomar en cuenta que Judas era un maestro del fingimiento. Desde hacía tiempo su accionar no era el correcto, se había vuelto ladrón y a pesar de todo parecía que actuaba de manera semejante a los demás discípulos, incluso quiso que todos creyeran que se preocupaba por los pobres[3], aunque en realidad era un diablo[4].
Jesús da a Judas el pan mojado en la salsa de hierbas amargas[5], esperando que ellos comprendan que lo que pasaba ya estaba profetizado desde antes.
2. 13.27-30 Aunque Judas venía pecando desde antes, es en este momento en que la Palabra dice que entro Satanás en él, es decir, él se arrojó directamente al servicio de Satanás, pues no iba a dar marcha atrás en lo que se había propuesto. Hay quienes dicen que hicieron algo malo porque Satanás lo obligó, pero eso es una vil mentira, ¡Satanás no tiene poder para obligar a nadie a hacer algo en contra de su voluntad! Lo malo que hacemos es porque deseamos hacerlo. Judas no estaba siendo manipulado por Satanás como se ve en las películas de terror, él hizo el pecado de manera voluntaria, por eso es que Jesús da sus palabras de condenación contra él[6].
¿Estamos diciendo que Satanás no tiene poder para poseer a una persona y obligarla a pecar? ¡Sí! El poder de Satanás se limita a tentar, y decir que él tiene el poder para manipular a una persona en contra de su voluntad es una herejía que dice que Satanás tiene más poder que Dios, ya que Él no obliga a nadie a hacer el bien. Los frutos del Espíritu Santo solo se manifiestan cuando la persona se somete al Señor y da campo al Espíritu Santo para que more en él y obre en él. La única manera de saber si una persona es guiada por el Espíritu Santo o por Satanás es de acuerdo a las obras que produce, es decir, si produce los frutos del Espíritu o los de la carne.
Al decir que el Adversario entró en él, Juan se refiere a que la decisión de Judas estaba firme, iba a cometer su traición. Aún en este momento podía haberse devuelto, pero amó más las tinieblas que la luz, no quiso resistir a Satanás[7]. A partir de este momento, la muerte de Jesús, así como la del mismo Judas, estaba sellada.
A pesar que Judas pensaba que él tenía el control, la verdad es que estaba siguiendo el plan de Dios, es por ello que el mismo Jesús lo apura a que haga lo que va a hacer. Pero Jesús debía actuar rápidamente, ya que se dio cuenta que Jesús sabía de su traición. Quizá él pensó que Jesús iba a tramar alguna forma de escaparse de esta situación, como lo había hecho en otras oportunidades en que los judíos quisieron matarle. Además, corría el riesgo que los otros discípulos quisieran evitar su plan e incluso que pudieran matarle a él. Pero la verdad es que ninguno de los otros apóstoles deconfiaban de Judas. ¡Él era un gran actor! Ellos pensaron que Judas iba a cumplir simplemente con un encargo normal de Jesús, como era el comprar lo necesario para la fiesta o dar limosna a algún necesitado.
Judas salió inmediatamente de la presencia del Señor a la oscuridad de la noche. Él, como muchos otros que deciden apartarse de la presencia de Dios, solo son recibidos por una terrible oscuridad, y no podemos decir solamente de los que se apartan de la Iglesia y corren a pecar, sino de aquellos que incluso están al frente de una congregación y se hacen pasar por muy piadosos, pero la verdad es que su vida privada es una completa negación de la sangre de Cristo.
3. 13.31-35 Después de la salida del traidor, Jesús puede hablar de cómo será glorificado por el Padre. Satanás estaba pensando que lograría un triunfo sobre Dios al matar a Jesús, pero no comprende que más bien lo que se estaba cociendo ahí era su propia derrota.
Las palabras de Jesús es estos últimos versículos del Evangelio de Juan son preparativos para que los apóstoles puedan recibir lo que vendrá de una manera más fácil. Ellos estaban esperando aún que Jesús se levantara, especialmente cuando estaba la fiesta de la Pascua a las puertas, como Rey de Israel.
Los judíos no querían que la muerte de Jesús se diera durante la fiesta[8]. Había mucha gente en Jerusalén y esta crucifixión podría causar un gran alboroto, especialmente después de las demostraciones de júbilo que se habían dado el primer día de la semana pasado.
La gloria de Jesús es la misma que la del Padre. El morir en un madero era una vergüenza[9], era una maldición, pero lo que parece ser una maldición, Dios lo puede transformar en bendición, y así fue en este caso. La muerte de Jesús era para bendición de todos y debía ser de una manera terrible para que pudiera dar el resultado requerido: Toda su sangre debía ser derramada, como la del cordero pascual.
Jesús busca tranquilizar de antemano a sus más cercanos, quienes también tendrán la misión de anunciar el Evangelio al mundo. Era algo que iba a hacer solo, ninguno de ellos podía morir en su compañía, por ello es que a pesar de un conato de resistencia por parte de los apóstoles, el arresto se hizo fácilmente. Ellos irían después.
A pesar que la Ley hablaba una y otra vez de la revancha y de la ley del talión, Jesús hace un cambio radical cuando les dice: “…se amen unos a otros según como los amé a ustedes…”. Los reyes que conocían eran malvados, llenos de sentimientos de odio y guerra; pero el Rey de los reyes viene ahora a decirle “ámense”. Era un tipo de amor nuevo, no el amor filial[10], ni el fraternal[11], ni el erótico[12], sino un amor que va más allá de la carne o el afecto. Estaba hablando de un amor capaz de sacrificarse por el bienestar de los demás. Un amor que pone al semejante en primer lugar y no que fuera inclinado por la propia felicidad ni la reciprococidad. Está hablando de un amor a pesar de.
Pero no debe confundirse este amor a querer hacer todo lo que nos venga en gana sin recibir limitaciones. Este amor debe estar sazonado con reprensión, enseñanza y exhortación. Y es que algunos desean hacer lo que se les viene a la cabeza y que los demás lo acepten todo sin antes haber medido que lo que hacen está de acuerdo con las Escrituras. Es por ello que hoy día hay tantísimas denominaciones y sectas, porque cada cual desea seguir su propio camino y cuando se le llama la atención con las Escrituras, decide apartase, incluso usando pasajes como el de la separación de Pablo y Bernabé[13] como excusa de seguir practicando lo malo.
Pero el amor no es algo que nada más se dice. En los últimos tiempos he escuchado a muchos decir: ¡Ya cambié! ¡Ahora soy otro! ¡Ya no soy el que conocían antes! Todo eso estaría muy bien si tan solo se vieran los frutos. ¡Nadie puede decir que ha cambiado si no busca restablecer lo que había roto! No puede un padre decirle a su hijo que debe olvidarse de sus errores pasados si antes no le da tiempo en cantidad y en calidad, así como no puede una esposa decirle a su esposo que ya es una buena cocinera si aún quema los alimentos. ¡Debe haber demostraciones de amor! Esto es tan importante que Jesús dice: “En esto conocerán todos que son mis discípulos, si pueden tener amor unos a otros”. Se dice que una vez tristemente Gandhi dijo: “Sería cristiano a no ser por una cosa: Los cristianos”. Esto a pesar que otra ocasión dijo: “Considero a Jesús de Nazaret uno de los mayores maestros que han existido. [...] Diré a los hindúes que la vida no está completa a menos que se estudien con reverencia las enseñanzas de Jesús”. ¿Por qué un hombre dedicado a la contemplación tenía estos pensamientos tan altos acerca de Jesús pero tan bajo acerca de los seguidores de Jesús? Simplemenmte porque él no veía que los cristianos acturan del modo que dice las Escrituras que debemos hacerlo. Nuestra vida debe ser tal que haga que los demás nos pregunten por qué somos diferentes y que quieran imitarnos. Nuestra vida debe ser tal que podamos decir abiertamente como lo decía Pablo: “Sean imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo”[14].
4. 13.36-39 Simón Pedro es uno de los personajes más interesantes de los Evangelios, lo vemos como un hombre dispuesto a obedecer cuando se le dice que camine sobre el agua, pero al mismo tiempo temeroso; capaz de cortar la oreja de un hombre, aunque tan tierno como para ofrecerse a acompañar al Señor; sumiso a las órdenes del Señor, pero tan impulsivo como para regañarlo pensando que lo podrá hacer entrar en razón. Pedro se resistía a la idea que el Señor los dejara, por lo que incluso se atreve a decir que él estaría dispuesto a morir en defensa de su Maestro, pero eso sí, se llevaría a algunos consigo, un pensamiento muy diferente al de Jesús.
¡Qué barbaridad con Pedro! Eso es lo que pensamos todos acerca del apóstol. ¿Cómo puede ser que alguien que estuvo con Jesús, que se codeó con el Maestro, que compartieron tanto, sea capaz de negarle? ¿Habríamos actuado diferente? ¡Claro, en este tiempo en que la mayoría de personas se dicen ser cristianos en el Occidente, cualquiera dirá que es cristiano! Pero la verdad, ¿somos capaces de aceptar ser seguidores sinceros de Jesús? He notado que algunas personas se incomodan cuando a la hora de tomar los alimentos en un sitio público los cristianos oramos; y también he notado que algunos de los que se dicen ser cristianos simplemente inclinan su cabeza pero les da pena orar en voz alta. He visto como algunos que se dicen ser cristianos participan de actividades que no son apropiadas para un seguidor de Jesús para que no lo clasifiquen como fanático. ¿No es eso negar a Jesús?
A pesar de que Pedro negó al Señor en el patio, sabemos que antes estuvo dispuesto a pelear por Él. No salió huyendo cuando vinieron los soldados. Pero Pedro no actuaba de acuerdo a la Voluntad de Dios, y es por eso que debe ser censurado por Jesús.
[1] Amós 6.4.
[2] Wight Fred H. Usos Y Costumbres De Las Tierras Biblicas. Capítulos 5 y 6.
[3] Juan 12.4-5.
[4] Juan 6.70.
[5] Éxodo 12.8.
[6] Mateo 26.24.
[7] Santiago 4.7.
[8] Mateo 26.1-5.
[9] Deuteronomio 21.23.
[10] Entre hijos y padres. Wikipedia. Amor.
[11] En su sentido estricto, es el afecto entre hermanos, aunque puede extenderse a otros parientes exceptuados los padres y los descendientes. Wikipedia. Amor.
[12] Incluye el amor romántico y el amor confluente. Wikipedia. Amor.
[13] Hechos 15.39.
[14] 1 Corintios 11.1. NBLH.