Capítulo 23
1. Pablo
alentado por una visión.
23.11 Es posible que si a cualquiera de nosotros nos hubiera acontecido algo semejante a lo que le había pasado a Pablo en las últimas horas, y lo hubiésemos manejado de la misma manera, no podríamos dormir debido a la emoción y al producto de la adrenalina. Pero Pablo no. Él estaba angustiado, sufriendo, por lo que necesitaba palabras de aliento. La verdad es que las palabras de aliento de parte del Señor solo se dan cuando realmente se necesitan.
2. La conspiración para matar a Pablo.
23.12-22 Este pasaje es algo que deja un mal sabor de boca con respecto a los judíos, quienes, a pesar de que hasta el día de hoy se consideran ser el pueblo de Dios, así como lo considera el mundo pentecostal, sus actitudes dejan ver más bien cuán corruptos eran.
Los judíos no temían hacer un voto, un juramento, que presentaban delante de Dios, para asesinar a alguien, incluso si era un inocente, incluyendo en el asunto incluso a los principales líderes religiosos, que aún estaban llenos de odio por el incidente anterior. El plan estaba muy bien tramado, y de seguro el quilarca hubiese aceptado llevar a Pablo ante ellos por los estrechs callejones donde habría sido fácil para cuarenta asesinos haberse lanzado contra los confiados soldados y haber dado muerte a Pablo sin que sus custodios pudiesen siquiera darse cuenta de lo que había pasado.
No sabemos cómo el sobrino pequeño de Pablo se dio cuenta de lo que iba a suceder, pero este joven, suponemos que de unos diez o doce años porque el quiliarca le toma de la mano mostrando que no podía ser mayor, acude a Pablo a contarle su descubrimiento y de esta manera el quiliarca conoce el plan, lo que va a dar un giro en la historia.
3. Pablo cambiado a Cesárea.
23.23-30 El quiliarca tiene que tomar una decisión con la información recibida. Podía dar gusto a los judíos sin que se supiera que en realidad había sido una ejecución; también podía haber optado por enviar una escolta tan grande que hubiese aplastado fácilmente a los judíos, mostrando de esta manera quién era el que mandaba acabando con los conspiradores; o, lo que decidió de manera sabia, sacar a Pablo de la zona de peligro, sin causar algún tipo de ofensa para los judíos, de tal manera que estos no podrían molestarse.
Es en este pasaje que sabemos el nombre del quiliarca: Claudio Lisias; quien mostró ser un hombre justo, aunque en la carta que envía a Félix aprovecha el asunto para agrandar su propia participación, mintiendo el motivo por el cual intervino, ya que dice que detuvo a los judíos de matar a un ciudadano romano, cosa que no supo sino hasta que más bien era él quien iba a cometer una falta al azotar a un ciudadano romano.
Tampoco es cierto que cuando escribe esta carta ya había dado instrucción a los acusadores para que fueran ante Félix. Si es correcto decir que ya había entendido que la acusación contra Pablo no era causa de muerte. Si no se hubiese presentado el complot, es probable que Claudio Lisias hubiese dejado libre a Pablo.
4. Cesarea.
a. Pablo llega ante Félix.
23.31-35. Los soldados, acostumbrados a cumplir órdenes sin preguntar, hicieron lo que se les había mandado y regresaron. Antípatris, es uno de los dos lugares conocidos como Tel Afek, y era una ciudad construida por Herodes el Grande, que la nombró así en honor de su padre, Antípatro II de Judea. Se encontraba entre Cesarea Marítima y Lydda, dos kilómetros tierra adentro, en el camino romano de Cesarea a Jerusalén.
Tel Afek sirvió como punto estratégico de las principales fortalezas y en las batallas entre los egipcios, israelitas y filisteos en la Edad del Bronce, hasta que cayó en la ruina antes de la reconstrucción de Herodes. La ciudad fue destruida en el año 363 d.C., por un terremoto[1].
Para llegar a Antipatris desde Jerusalén, se bajaba por las sierras de Efraín hasta el valle de Sarón. La comitiva viajó rápidamente en la noche y regresaron después de estar seguros que los setenta jinetes eran suficientes para cumplir la misión.
Félix recibe a Pablo sin muestras de algún interés, y al parecer pregunta su origen solo como una mera formalidad, como queriendo saber en dónde debía ventilarse el caso.
[1] Wikipedia. Antipatris.
23.11 Es posible que si a cualquiera de nosotros nos hubiera acontecido algo semejante a lo que le había pasado a Pablo en las últimas horas, y lo hubiésemos manejado de la misma manera, no podríamos dormir debido a la emoción y al producto de la adrenalina. Pero Pablo no. Él estaba angustiado, sufriendo, por lo que necesitaba palabras de aliento. La verdad es que las palabras de aliento de parte del Señor solo se dan cuando realmente se necesitan.
2. La conspiración para matar a Pablo.
23.12-22 Este pasaje es algo que deja un mal sabor de boca con respecto a los judíos, quienes, a pesar de que hasta el día de hoy se consideran ser el pueblo de Dios, así como lo considera el mundo pentecostal, sus actitudes dejan ver más bien cuán corruptos eran.
Los judíos no temían hacer un voto, un juramento, que presentaban delante de Dios, para asesinar a alguien, incluso si era un inocente, incluyendo en el asunto incluso a los principales líderes religiosos, que aún estaban llenos de odio por el incidente anterior. El plan estaba muy bien tramado, y de seguro el quilarca hubiese aceptado llevar a Pablo ante ellos por los estrechs callejones donde habría sido fácil para cuarenta asesinos haberse lanzado contra los confiados soldados y haber dado muerte a Pablo sin que sus custodios pudiesen siquiera darse cuenta de lo que había pasado.
No sabemos cómo el sobrino pequeño de Pablo se dio cuenta de lo que iba a suceder, pero este joven, suponemos que de unos diez o doce años porque el quiliarca le toma de la mano mostrando que no podía ser mayor, acude a Pablo a contarle su descubrimiento y de esta manera el quiliarca conoce el plan, lo que va a dar un giro en la historia.
3. Pablo cambiado a Cesárea.
23.23-30 El quiliarca tiene que tomar una decisión con la información recibida. Podía dar gusto a los judíos sin que se supiera que en realidad había sido una ejecución; también podía haber optado por enviar una escolta tan grande que hubiese aplastado fácilmente a los judíos, mostrando de esta manera quién era el que mandaba acabando con los conspiradores; o, lo que decidió de manera sabia, sacar a Pablo de la zona de peligro, sin causar algún tipo de ofensa para los judíos, de tal manera que estos no podrían molestarse.
Es en este pasaje que sabemos el nombre del quiliarca: Claudio Lisias; quien mostró ser un hombre justo, aunque en la carta que envía a Félix aprovecha el asunto para agrandar su propia participación, mintiendo el motivo por el cual intervino, ya que dice que detuvo a los judíos de matar a un ciudadano romano, cosa que no supo sino hasta que más bien era él quien iba a cometer una falta al azotar a un ciudadano romano.
Tampoco es cierto que cuando escribe esta carta ya había dado instrucción a los acusadores para que fueran ante Félix. Si es correcto decir que ya había entendido que la acusación contra Pablo no era causa de muerte. Si no se hubiese presentado el complot, es probable que Claudio Lisias hubiese dejado libre a Pablo.
4. Cesarea.
a. Pablo llega ante Félix.
23.31-35. Los soldados, acostumbrados a cumplir órdenes sin preguntar, hicieron lo que se les había mandado y regresaron. Antípatris, es uno de los dos lugares conocidos como Tel Afek, y era una ciudad construida por Herodes el Grande, que la nombró así en honor de su padre, Antípatro II de Judea. Se encontraba entre Cesarea Marítima y Lydda, dos kilómetros tierra adentro, en el camino romano de Cesarea a Jerusalén.
Tel Afek sirvió como punto estratégico de las principales fortalezas y en las batallas entre los egipcios, israelitas y filisteos en la Edad del Bronce, hasta que cayó en la ruina antes de la reconstrucción de Herodes. La ciudad fue destruida en el año 363 d.C., por un terremoto[1].
Para llegar a Antipatris desde Jerusalén, se bajaba por las sierras de Efraín hasta el valle de Sarón. La comitiva viajó rápidamente en la noche y regresaron después de estar seguros que los setenta jinetes eran suficientes para cumplir la misión.
Félix recibe a Pablo sin muestras de algún interés, y al parecer pregunta su origen solo como una mera formalidad, como queriendo saber en dónde debía ventilarse el caso.
[1] Wikipedia. Antipatris.