B. Acción de gracias (1.3-11).
1. Consuelo en todas las aflicciones de Pablo.
1.3-7 Los sufrimientos que había padecido Pablo en los últimos meses le habían llevado a un estado de sufrimiento terrible, pero en ese sufrimiento también pudo encontrar la paz de Dios, y por ello él explota en una alabanza de gloria para el Señor, quien le ha confortado en los momentos más difíciles, y al mismo tiempo seamos capaces de llevar consuelo a los que están en tribulaciones, brindándoles del mismo consuelo que hemos recibido nosotros de Dios.
Pablo había venido sufriendo a causa del Señor[1], siendo perseguido no solo por los judíos enemigos de Cristo, sino también por los falsos hermanos, pero aunque esas situaciones le hacían dolerse en el momento, también venía el consuelo de parte del Señor a causa del amor que había en su corazón y por la confianza en las promesas del Señor.
Es bien sabido que Pablo y los demás Enviados sufrieron mucho por causa del Evangelio, pero el consuelo del Señor venía sobre ellos, y así podían animar y exhortar a los demás a seguir adelante.
Si bien es cierto que había en Corinto algunos falsos cristianos y por eso Pablo había tenido que escribir estas dos epístolas, también lo es que la mayoría de los creyentes eran fieles, y es por eso que Pablo debe darles una palabra de aliento, a pesar que en esos momentos toda la Iglesia en esa ciudad estaba sufriendo grandemente.
[1] Hechos 9.15-16.
1. Consuelo en todas las aflicciones de Pablo.
1.3-7 Los sufrimientos que había padecido Pablo en los últimos meses le habían llevado a un estado de sufrimiento terrible, pero en ese sufrimiento también pudo encontrar la paz de Dios, y por ello él explota en una alabanza de gloria para el Señor, quien le ha confortado en los momentos más difíciles, y al mismo tiempo seamos capaces de llevar consuelo a los que están en tribulaciones, brindándoles del mismo consuelo que hemos recibido nosotros de Dios.
Pablo había venido sufriendo a causa del Señor[1], siendo perseguido no solo por los judíos enemigos de Cristo, sino también por los falsos hermanos, pero aunque esas situaciones le hacían dolerse en el momento, también venía el consuelo de parte del Señor a causa del amor que había en su corazón y por la confianza en las promesas del Señor.
Es bien sabido que Pablo y los demás Enviados sufrieron mucho por causa del Evangelio, pero el consuelo del Señor venía sobre ellos, y así podían animar y exhortar a los demás a seguir adelante.
Si bien es cierto que había en Corinto algunos falsos cristianos y por eso Pablo había tenido que escribir estas dos epístolas, también lo es que la mayoría de los creyentes eran fieles, y es por eso que Pablo debe darles una palabra de aliento, a pesar que en esos momentos toda la Iglesia en esa ciudad estaba sufriendo grandemente.
[1] Hechos 9.15-16.