D. Primeros años del reinado de David.
1. David e Isboset.
La muerte de Saúl abrió el camino para que David cumpliera su destino de ser rey de Israel. Sin enigmas, el escritor bíblico en 1 Samuel fue señalando hacia adelante hasta llegar a esta conclusión. No obstante, había todavía dos obstáculos grandes en el camino de David: Desde una perspectiva humana, es cierto que no había ninguna certidumbre de que David llegaría a ser rey de todo Israel. El primer obstáculo era que Isboset, uno de los hijos de Saúl, no había muerto en la batalla de Gilboa, y que pronto fue reconocido como rey por la mayoría de las tribus[1]. David llegó a ser rey de Judá, con el resultado de que se desató una guerra civil. El otro obstáculo era que los filisteos estaban decididos a mantener débil a Israel y en sujeción a ellos. Pero los filisteos cometieron un error táctico: No hicieron nada para prevenir que David llegara a ser rey en Judá, supuestamente porque querían alentar la guerra civil entre los israelitas pensando que dividiría y debilitaría a Israel; ni tampoco atacaron a Isboset por la misma razón. Por esto, David no tuvo dos enemigos simultáneamente, y pudo vencer ambos obstáculos, uno después de otro. El escritor no tiene ninguna duda de que Dios intervino en las decisiones filisteas, como en todos los demás eventos que llevaron a David al trono de todo Israel.
a. El mensajero amalequita.
Al principio de este relato David sigue en Siclag[2], esperando noticias de la invasión filistea al norte de Israel. Resulta irónico que el mensajero que trajo la noticia de Gilboa fuera un amalequita, de la nación que había sido una enemiga persistente de Israel. Tanto Saúl como David habían luchado contra ellos. Pero este amalequita era un inmigrante a Israel, un residente extranjero.
No es ninguna sorpresa para el lector el hecho de que se le diga de la muerte de Saúl y Jonatán, pero lo que sí sorprende es la descripción dada por el amalequita respecto a cómo murió Saúl. Es posible que Saúl no muriera inmediatamente después de caer sobre su propia espada[3], sino hasta que llegó el amalequita, quien ahora dijo a David: lo maté a pedido de él. Pero es posible que el amalequita, en parte, estuviera mintiendo. En general, parece más probable que haya estado saqueando los cadáveres en el campo de batalla a que haya estado allí por casualidad en medio de un recio combate.
No se nos dice si David le creyó del todo o no, pero al no contar con otros testigos, aceptó la evidencia de las palabras del hombre y de la diadema y el brazalete que había traído de Gilboa. En base a esa evidencia David ejecutó al mensajero. La acción de David al hacerlo es totalmente consecuente con su actitud hacia la persona de Saúl expresada en 1 Samuel 24.6 y 26.9. El rey era el ungido de Adonay, y el amalequita, como residente de Israel, estaba bajo la obligación de obedecer la ley de Israel; no obstante, había dado muerte al rey de Israel. Al ejecutarlo como homicida, David ya estaba actuando como rey y juez.
Hay otro aspecto político en el episodio. Al actuar como lo hizo David demostraba una vez más que no era enemigo de Saúl: Defendió hasta lo último los derechos del rey muerto.
b. Lamento de David.
El poema en 2 Samuel 1.19–27 no es un lamento privado para expresar los sentimientos de David, sino un poema nacional describiendo en lenguaje memorable la profundidad de la pérdida de Israel. El lamento fue publicado, puesto por escrito y distribuido por toda la nación[4].
Dios había rechazado a Saúl, como 1 Samuel lo muestra repetidamente, pero este poema considera a Saúl desde una perspectiva humana y nos recuerda su importancia para Israel a lo largo de muchos años: Aportando liderazgo, creando la unidad nacional, haciendo retroceder a los filisteos y trayendo prosperidad a Israel. Jonatán es incluido con Saúl, tanto por su profunda amistad con David como por sus triunfos militares.
Los símbolos poéticos a lo largo del lamento son dignos de notar aunque se entienden sin dificultad. En 2 Samuel 1.20 David expresa su esperanza de que la noticia de la muerte de Saúl no llegara al enemigo: Gat y Ascalón eran dos ciudades filisteas importantes. En 2 Samuel 1.21 maldice los cerros de Gilboa donde cayeron muertos Saúl y Jonatán. En la última estrofa de su lamento David llama a Saúl y Jonatán valientes y armas de guerra, recordando a los lectores el hecho de que sus muertes sucedieron en el contexto de una desastrosa derrota para Israel. El poema no expresa ninguna esperanza para el futuro, pero David mismo estaba destinado a dar esperanza y victoria a la nación derrotada.
c. David proclamado rey de Judá.
La muerte de Saúl significó que David ahora tenía libertad para irse del territorio filisteo y volver a Judá, su tierra natal. Dos cosas hubieran podido obstruir este cambio. Si Saúl hubiera dejado un sucesor fuerte, igual de hostil hacia David, no habría sido posible. Si los filisteos hubieran objetado el traslado, habría resultado muy difícil moverse. Así que no sorprende el que David consultara al Señor sobre el asunto; o sea que le pidió a Abiatar que consultara el efod sagrado.
Ni el escritor bíblico ni el lector se sorprenden ante el hecho de que David fuera proclamado rey, aunque de una sola tribu, la de Judá. La voluntad de Dios se había revelado con claridad desde mucho antes, como en 1 Samuel 16. No obstante, desde una perspectiva puramente política, la decisión de los hombres de Judá resulta inesperada. La muerte de Saúl y la victoria aplastante de los filisteos en Gilboa ha de haber creado un caos político en todo Israel, y los ancianos de las tribus al principio han de haber vacilado mucho sobre el mejor curso de acción. David tenía por lo menos tres cosas para ofrecerles: Buena fama como soldado, antecedentes de acciones provechosas para Judá y algún tipo de alianza o acuerdo con los filisteos. Él también era, por supuesto, oriundo de Judá.
El mensaje de David a la ciudad de Jabes, en Galaad, es de interés especial. Esta ciudad tenía fuertes lazos con Saúl[5] y estaba situada en la Transjordania, en la misma área donde Isboset, el rey rival de David, estableciera su ciudad capital, Mahanaim[6]. Hubiéramos esperado, entonces, que Isboset y no David, fuera el que enviara a Jabes, en Galaad, un mensaje de gratitud y aliento como éste. El hecho es que David ya estaba indicando a los israelitas fuera de Judá que creía que era el auténtico sucesor de Saúl, y que tenía autoridad sobre todo Israel. Su mensaje ni tuvo en cuenta la existencia de Isboset.
La ciudad capital de David era Hebrón, hacia el sur de Judá. Más adelante, Jerusalén sería su capital, pero en ese tiempo Jerusalén no estaba en manos israelitas. De hecho, Jerusalén puede haber sido en cierta forma una barrera, separando a Judá de las tribus israelitas que quedaban más al norte. De ser así, esto ayudaría a explicar por qué Judá tomó su propia iniciativa de escoger su propio rey.
d. Guerra civil.
Abner[7], evidentemente había escapado del campo de batalla donde muriera Saúl, haciéndose cargo de los intereses israelitas en la parte norte del país. Aunque él mismo era un pariente cercano de Saúl, no se proclamó rey sino que trató de conseguir el apoyo de los israelitas para Isboset, el hijo sobreviviente de Saúl. Así que Isboset fue proclamado rey, en teoría, sobre todo Israel, pero en realidad sobre un área limitada. Los filisteos eran ahora indiscutiblemente los verdaderos dueños de las áreas centrales de Israel, especialmente de las regiones tribales de Efraín y Benjamín. El área principal bajo el control de Isboset estaba al este del río Jordán, y allí tenía su capital, Mahanaim[8]. Sin embargo, Efraín y Benjamín y algunos otros grupos lo reconocían como rey, pese a las realidades de la situación.
No hay ninguna razón para que David atacara a Isboset, así que parece probable que Isboset decidió atacar a David a fin de conquistar a Judá. Las tropas de Isboset fueron enviadas a Gabaón, cerca de la frontera norte de Judá, y David mandó a sus propias tropas para impedir su avance. Al igual que 1 Samuel 17, ambas partes trataron de evitar una matanza innecesaria escogiendo paladines para resolver la cuestión. Quizá ambas partes creían que Adonay les mostraría su voluntad dando una victoria rotunda a un grupo de doce hombres sobre el otro. No obstante, después se libró una batalla campal y murieron 360 hombres de los que seguían a Abner.
El propósito principal de todos los detalles consignados en esta narración es presentar al lector a Joab[9]. Joab sería el comandante en jefe de David todo el tiempo de su largo reinado, y es evidente por 2 Samuel 2.28–30 que ya estaba al mando. El relato explica cómo sucedió que Abner, el comandante israelita, dio muerte a uno de los hermanos de Joab. Se nota que Abner no quería matar a Asael, sobre todo porque quería evitar una enemistad con la familia de éste. Después de la muerte de Asael, Joab se mostró dispuesto a actuar sensatamente y hacer una tregua, pero sus sentimientos personales no se dan a conocer en este capítulo. Serán revelados en 2 Samuel 3.27.
e. La familia de David.
El escritor no da más detalles de la guerra civil, en la que David sin pausa fue ganando terreno. En cambio, da detalles de las esposas e hijos de David. La implicación bien puede ser que David estaba seguro y establecido en Judá, a diferencia de Isboset cuya causa estaba perdida. Hasta donde sabemos Isboset no tenía familia. Pero la importancia principal de los detalles es establecer un fundamento para los eventos posteriores. Varios de los hijos de David jugaron un papel importante. Amnón y Absalón son los personajes principales en los capítulos 13–18, y Adonías trató de apoderarse del trono cuando David ya era anciano[10]. No se menciona todavía a Salomón: Nacería más adelante, en Jerusalén.
Ya se han mencionado los casamientos de David con Ahinoam y Abigail[11]. Su enlace más reciente con Maaca cimentaría una alianza con Talmai, rey de Gesur[12], pequeño estado en el norte de la Transjordania.
f. Abner cambia de bando.
Es evidente por 2 Samuel 3.6 que Abner era un hombre ambicioso. Era poderoso en el reino de Isboset, pero a estas alturas, como Abner lo señalara, el verdadero poder en Israel estaba en las manos de David. Podríamos sospechar que planeó deliberadamente el altercado con Isboset, a fin de tener una buena excusa para abandonarlo. En realidad no se registra que tuviera relaciones sexuales con la ex concubina de Saúl, pero no negó la acusación. Tal cosa representaría una pretensión al trono de Saúl, y no es sorprendente que Isboset protestara y en consecuencia hubiera un altercado.
Abner ahora se sentía en libertad de enviar mensajeros a David, ofreciendo ayudarle a convertirse en rey de todo Israel. La pregunta: “¿De quién es la tierra?”[13] tenía la intención de informar a David que él, Abner, no Isboset, era el hombre de mayor influencia sobre las tribus del norte. Esto indudablemente era cierto, pero si tanto Abner como Isboset hubieran sobrevivido algunos años más, es muy posible que Abner se hubiera visto obligado a luchar contra Isboset. La alianza que Abner propuso a David probablemente incluía una alta posición militar para Abner en el ejército de David.
La insistencia de David en el sentido de que Mical, su primera esposa, le fuera devuelta se debía a varias razones. Saúl se la había quitado en un acto cruel e injusto[14], y David estaba decidido a rectificar la injusticia. La pérdida de Mical también había sido una humillación pública para David, y eso también tenía que ser rectificado. Existía probablemente también un motivo político: Su matrimonio con la hija de Saúl le daba prestigio en Israel, y legitimidad para suceder a Saúl como rey. Por último, el casamiento de David con Mical había sido al principio un enlace por amor[15] y su afecto por ella puede haber sido una razón más para reclamarla ahora. David llevaba la razón, pero aun así nos compadecemos de Paltiel.
Abner cumplió con su parte del acuerdo. Cuando volvió a presentarse ante David, ya podía prometerle la aceptación inmediata de David como rey por parte de todo Israel. Esto era, por supuesto, ventajoso para David y podemos estar seguros de que le demostró a Abner su satisfacción. A su vez, Abner ha de haberse sentido satisfecho de cómo se iban desarrollando las cosas, y no tenía ninguna razón para sentir temor. Así que se fue en paz, y con un “salvoconducto”.
g. Homicidio de Abner.
Quizá Joab creía que Abner era un espía y que no se podía confiar en él, como se lo dijera a David. Pero lo más probable es que eso fue meramente una excusa: 2 Samuel 3.30 da la verdadera razón por la cual asesinó a Abner tan alevosamente.
El asesinato de Abner fue motivo de mucha vergüenza para David. El asesino era uno de sus más altos capitanes, y la sospecha se hubiera generalizado que David había dado órdenes de matar a Abner. En el reino de Isboset, habrá parecido que David intentaba matar a todos los parientes de Saúl a fin de consolidar su propia posición. La única defensa que le quedaba a David era mostrar públicamente, en toda forma posible, que era inocente de ese homicidio. De modo que honró a Abner e hizo duelo público por él. 2 Samuel 3.37 indica que pudo convencer al pueblo, tanto en Judá con en el norte de Israel, de que era inocente.
El que el escritor dé un informe completo de la muerte de Abner muestra que posteriormente los enemigos de David todavía lo acusaban de una hostilidad sin tregua hacia Saúl y su familia. Es verdad que David nada hizo para castigar al asesino; 2 Samuel 3.39 da la razón para ello. David no quiso significar que tenía un carácter débil, sino que Joab y su hermano Abisai, los hijos de Sarvia, eran demasiado influyentes en el reino como para hacerles un juicio. El resentimiento de David por la acción de Joab duró muchos años[16].
h. Homicidio de Isboset.
El asesinato de Abner podía haber causado una brecha permanente entre el reino del norte y Judá, impidiendo que David fuera rey de todo Israel, pero sucedió lo contrario: La muerte de Abner debilitó aun más a un rey débil y a un reino débil. El rey débil fue asesinado y el reino quedó aniquilado.
No se dan explicaciones de por qué Recab y Baana asesinaron a Isboset. Saúl cierta vez había atacado a Gabaón, y quizá Beerot[17], donde vivían Recab y Baaná, había sufrido por ello. Sea o no que los asesinos tuvieran un resentimiento anterior contra Saúl y su familia, lo cierto es que creían que David los recompensaría por haber matado a su rey rival. Por lo tanto, una vez más David tuvo que protegerse de los rumores de que él había dado la orden de hacerlo. Lo hizo ejecutando a los homicidas y hablando bien de Isboset.
Así terminó el reinado de Isboset. Aparentemente no dejó hijos, y su único pariente cercano era su sobrino cojo, Mefiboset. Es evidente que nadie creía que Mefiboset tenía la capacidad para ser rey. De hecho, los asesinatos habían abierto el camino para que David fuera rey de todo Israel; el escritor bíblico sabía que la mano del Señor había estado aun en las perversas acciones humanas, pero es fácil comprender por qué algunos israelitas creían que la mano de David mismo había interferido y que había pagado a los homicidas para que asesinaran a sus rivales.
[1] 2 Samuel 2.9.
[2] 1 Samuel 30.26.
[3] 1 Samuel 31.4.
[4] El libro de Jaser era un documento antiguo usado por algunos escritores del Antiguo Testamento. No sabemos por qué el poema se tituló el Canto del Arco.
[5] 1 Samuel 11; 31.11–13.
[6] 2 Samuel 2.8-9.
[7] 1 Samuel 14.50.
[8] Palabra hebrea que significa “dos campamentos”. Lugar en Galaad donde Jacob vio a los ángeles de Dios antes de llegar a Penuel y encontrarse con Esaú (Génesis 32.2). Estaba destinada a ser ciudad levítica del territorio de Gad (Josué 21.38; 1 Crónicas 6.80), y se encontraba en la frontera entre Gad y Manasés galaadita (Josué 13.26, 30). Durante poco tiempo fue la capital de Isboset, hijo de Saúl (2 Samuel 2.8, 12, 29), y posteriormente refugio de David cuando huía de Absalón (2 Samuel 17.24, 27; 19.32; 1 Reyes 2.8), y luego se convirtió en capital de un oficial de distrito de Salomón (1 Reyes 4.14). Todavía es incierta la ubicación de Mahanaim. Generalmente se supone que estaba en el medio de Galaad del norte, en Jirbet Mahneh, 20 kilómetros al norte del río Jaboc, pero como el límite de Gad está relacionado con el curso de este río, probablemente sea mejor ubicar a Mahanaim sobre la ribera norte del Jaboc. Mahanaim se encontraba a cierta distancia del Jordán, según lo que indica 2 Samuel 2.29, cualquiera sea la forma en que interpretemos “Bitrón”. Si Bitrón significa “hondonada, hendidura”, Abner subió del Jordán por el valle del Jaboc hacia el este a través de su parte más angosta, para llegar a Mahanaim. Si se acepta la lectura de la Biblia de Jerusalén, entonces Abner necesitó “toda la mañana”, en cualquier caso, para su fuga hacia el Este. Por ello quizás Mahanaim se encontraba en la zona de Jerás, o unos 10–15 kilómetros al sudoeste de dicha localidad, dominando la ribera septentrional del río Jaboc.
[9] Significa “Dios es su Padre”.
[10] 1 Reyes 1.
[11] 1 Samuel 25.42-43.
[12] Ciudad en Siria (2 Samuel 15.8; 1 Crónicas 3.2), al noreste de Basán (Josué 12.5; 13.11, 13).
[13] 2 Samuel 3.12.
[14] 1 Samuel 25.44.
[15] 1 Samuel 18.20.
[16] 1 Reyes 2.5-6.
[17] Una de cuatro ciudades que hicieron la paz con Josué mediante una estratagema engañosa (Josué 9.3-17). Más tarde, los habitantes de Beerot emigraron a Gitaim por motivos desconocidos (2 Samuel 4.3), después de lo cual, según parece, la habitaron los benjamitas. Era el pueblo de Recab (2 Samuel 4.1-12) y de Naharai, escudero de Joab (2 Samuel 23.37; 1 Crónicas 11.39; Esdras 2.25; Nehemías 7.29). Beerot se hallaba casi a 6 kilómetros al sudoeste de Betel.
1. David e Isboset.
La muerte de Saúl abrió el camino para que David cumpliera su destino de ser rey de Israel. Sin enigmas, el escritor bíblico en 1 Samuel fue señalando hacia adelante hasta llegar a esta conclusión. No obstante, había todavía dos obstáculos grandes en el camino de David: Desde una perspectiva humana, es cierto que no había ninguna certidumbre de que David llegaría a ser rey de todo Israel. El primer obstáculo era que Isboset, uno de los hijos de Saúl, no había muerto en la batalla de Gilboa, y que pronto fue reconocido como rey por la mayoría de las tribus[1]. David llegó a ser rey de Judá, con el resultado de que se desató una guerra civil. El otro obstáculo era que los filisteos estaban decididos a mantener débil a Israel y en sujeción a ellos. Pero los filisteos cometieron un error táctico: No hicieron nada para prevenir que David llegara a ser rey en Judá, supuestamente porque querían alentar la guerra civil entre los israelitas pensando que dividiría y debilitaría a Israel; ni tampoco atacaron a Isboset por la misma razón. Por esto, David no tuvo dos enemigos simultáneamente, y pudo vencer ambos obstáculos, uno después de otro. El escritor no tiene ninguna duda de que Dios intervino en las decisiones filisteas, como en todos los demás eventos que llevaron a David al trono de todo Israel.
a. El mensajero amalequita.
Al principio de este relato David sigue en Siclag[2], esperando noticias de la invasión filistea al norte de Israel. Resulta irónico que el mensajero que trajo la noticia de Gilboa fuera un amalequita, de la nación que había sido una enemiga persistente de Israel. Tanto Saúl como David habían luchado contra ellos. Pero este amalequita era un inmigrante a Israel, un residente extranjero.
No es ninguna sorpresa para el lector el hecho de que se le diga de la muerte de Saúl y Jonatán, pero lo que sí sorprende es la descripción dada por el amalequita respecto a cómo murió Saúl. Es posible que Saúl no muriera inmediatamente después de caer sobre su propia espada[3], sino hasta que llegó el amalequita, quien ahora dijo a David: lo maté a pedido de él. Pero es posible que el amalequita, en parte, estuviera mintiendo. En general, parece más probable que haya estado saqueando los cadáveres en el campo de batalla a que haya estado allí por casualidad en medio de un recio combate.
No se nos dice si David le creyó del todo o no, pero al no contar con otros testigos, aceptó la evidencia de las palabras del hombre y de la diadema y el brazalete que había traído de Gilboa. En base a esa evidencia David ejecutó al mensajero. La acción de David al hacerlo es totalmente consecuente con su actitud hacia la persona de Saúl expresada en 1 Samuel 24.6 y 26.9. El rey era el ungido de Adonay, y el amalequita, como residente de Israel, estaba bajo la obligación de obedecer la ley de Israel; no obstante, había dado muerte al rey de Israel. Al ejecutarlo como homicida, David ya estaba actuando como rey y juez.
Hay otro aspecto político en el episodio. Al actuar como lo hizo David demostraba una vez más que no era enemigo de Saúl: Defendió hasta lo último los derechos del rey muerto.
b. Lamento de David.
El poema en 2 Samuel 1.19–27 no es un lamento privado para expresar los sentimientos de David, sino un poema nacional describiendo en lenguaje memorable la profundidad de la pérdida de Israel. El lamento fue publicado, puesto por escrito y distribuido por toda la nación[4].
Dios había rechazado a Saúl, como 1 Samuel lo muestra repetidamente, pero este poema considera a Saúl desde una perspectiva humana y nos recuerda su importancia para Israel a lo largo de muchos años: Aportando liderazgo, creando la unidad nacional, haciendo retroceder a los filisteos y trayendo prosperidad a Israel. Jonatán es incluido con Saúl, tanto por su profunda amistad con David como por sus triunfos militares.
Los símbolos poéticos a lo largo del lamento son dignos de notar aunque se entienden sin dificultad. En 2 Samuel 1.20 David expresa su esperanza de que la noticia de la muerte de Saúl no llegara al enemigo: Gat y Ascalón eran dos ciudades filisteas importantes. En 2 Samuel 1.21 maldice los cerros de Gilboa donde cayeron muertos Saúl y Jonatán. En la última estrofa de su lamento David llama a Saúl y Jonatán valientes y armas de guerra, recordando a los lectores el hecho de que sus muertes sucedieron en el contexto de una desastrosa derrota para Israel. El poema no expresa ninguna esperanza para el futuro, pero David mismo estaba destinado a dar esperanza y victoria a la nación derrotada.
c. David proclamado rey de Judá.
La muerte de Saúl significó que David ahora tenía libertad para irse del territorio filisteo y volver a Judá, su tierra natal. Dos cosas hubieran podido obstruir este cambio. Si Saúl hubiera dejado un sucesor fuerte, igual de hostil hacia David, no habría sido posible. Si los filisteos hubieran objetado el traslado, habría resultado muy difícil moverse. Así que no sorprende el que David consultara al Señor sobre el asunto; o sea que le pidió a Abiatar que consultara el efod sagrado.
Ni el escritor bíblico ni el lector se sorprenden ante el hecho de que David fuera proclamado rey, aunque de una sola tribu, la de Judá. La voluntad de Dios se había revelado con claridad desde mucho antes, como en 1 Samuel 16. No obstante, desde una perspectiva puramente política, la decisión de los hombres de Judá resulta inesperada. La muerte de Saúl y la victoria aplastante de los filisteos en Gilboa ha de haber creado un caos político en todo Israel, y los ancianos de las tribus al principio han de haber vacilado mucho sobre el mejor curso de acción. David tenía por lo menos tres cosas para ofrecerles: Buena fama como soldado, antecedentes de acciones provechosas para Judá y algún tipo de alianza o acuerdo con los filisteos. Él también era, por supuesto, oriundo de Judá.
El mensaje de David a la ciudad de Jabes, en Galaad, es de interés especial. Esta ciudad tenía fuertes lazos con Saúl[5] y estaba situada en la Transjordania, en la misma área donde Isboset, el rey rival de David, estableciera su ciudad capital, Mahanaim[6]. Hubiéramos esperado, entonces, que Isboset y no David, fuera el que enviara a Jabes, en Galaad, un mensaje de gratitud y aliento como éste. El hecho es que David ya estaba indicando a los israelitas fuera de Judá que creía que era el auténtico sucesor de Saúl, y que tenía autoridad sobre todo Israel. Su mensaje ni tuvo en cuenta la existencia de Isboset.
La ciudad capital de David era Hebrón, hacia el sur de Judá. Más adelante, Jerusalén sería su capital, pero en ese tiempo Jerusalén no estaba en manos israelitas. De hecho, Jerusalén puede haber sido en cierta forma una barrera, separando a Judá de las tribus israelitas que quedaban más al norte. De ser así, esto ayudaría a explicar por qué Judá tomó su propia iniciativa de escoger su propio rey.
d. Guerra civil.
Abner[7], evidentemente había escapado del campo de batalla donde muriera Saúl, haciéndose cargo de los intereses israelitas en la parte norte del país. Aunque él mismo era un pariente cercano de Saúl, no se proclamó rey sino que trató de conseguir el apoyo de los israelitas para Isboset, el hijo sobreviviente de Saúl. Así que Isboset fue proclamado rey, en teoría, sobre todo Israel, pero en realidad sobre un área limitada. Los filisteos eran ahora indiscutiblemente los verdaderos dueños de las áreas centrales de Israel, especialmente de las regiones tribales de Efraín y Benjamín. El área principal bajo el control de Isboset estaba al este del río Jordán, y allí tenía su capital, Mahanaim[8]. Sin embargo, Efraín y Benjamín y algunos otros grupos lo reconocían como rey, pese a las realidades de la situación.
No hay ninguna razón para que David atacara a Isboset, así que parece probable que Isboset decidió atacar a David a fin de conquistar a Judá. Las tropas de Isboset fueron enviadas a Gabaón, cerca de la frontera norte de Judá, y David mandó a sus propias tropas para impedir su avance. Al igual que 1 Samuel 17, ambas partes trataron de evitar una matanza innecesaria escogiendo paladines para resolver la cuestión. Quizá ambas partes creían que Adonay les mostraría su voluntad dando una victoria rotunda a un grupo de doce hombres sobre el otro. No obstante, después se libró una batalla campal y murieron 360 hombres de los que seguían a Abner.
El propósito principal de todos los detalles consignados en esta narración es presentar al lector a Joab[9]. Joab sería el comandante en jefe de David todo el tiempo de su largo reinado, y es evidente por 2 Samuel 2.28–30 que ya estaba al mando. El relato explica cómo sucedió que Abner, el comandante israelita, dio muerte a uno de los hermanos de Joab. Se nota que Abner no quería matar a Asael, sobre todo porque quería evitar una enemistad con la familia de éste. Después de la muerte de Asael, Joab se mostró dispuesto a actuar sensatamente y hacer una tregua, pero sus sentimientos personales no se dan a conocer en este capítulo. Serán revelados en 2 Samuel 3.27.
e. La familia de David.
El escritor no da más detalles de la guerra civil, en la que David sin pausa fue ganando terreno. En cambio, da detalles de las esposas e hijos de David. La implicación bien puede ser que David estaba seguro y establecido en Judá, a diferencia de Isboset cuya causa estaba perdida. Hasta donde sabemos Isboset no tenía familia. Pero la importancia principal de los detalles es establecer un fundamento para los eventos posteriores. Varios de los hijos de David jugaron un papel importante. Amnón y Absalón son los personajes principales en los capítulos 13–18, y Adonías trató de apoderarse del trono cuando David ya era anciano[10]. No se menciona todavía a Salomón: Nacería más adelante, en Jerusalén.
Ya se han mencionado los casamientos de David con Ahinoam y Abigail[11]. Su enlace más reciente con Maaca cimentaría una alianza con Talmai, rey de Gesur[12], pequeño estado en el norte de la Transjordania.
f. Abner cambia de bando.
Es evidente por 2 Samuel 3.6 que Abner era un hombre ambicioso. Era poderoso en el reino de Isboset, pero a estas alturas, como Abner lo señalara, el verdadero poder en Israel estaba en las manos de David. Podríamos sospechar que planeó deliberadamente el altercado con Isboset, a fin de tener una buena excusa para abandonarlo. En realidad no se registra que tuviera relaciones sexuales con la ex concubina de Saúl, pero no negó la acusación. Tal cosa representaría una pretensión al trono de Saúl, y no es sorprendente que Isboset protestara y en consecuencia hubiera un altercado.
Abner ahora se sentía en libertad de enviar mensajeros a David, ofreciendo ayudarle a convertirse en rey de todo Israel. La pregunta: “¿De quién es la tierra?”[13] tenía la intención de informar a David que él, Abner, no Isboset, era el hombre de mayor influencia sobre las tribus del norte. Esto indudablemente era cierto, pero si tanto Abner como Isboset hubieran sobrevivido algunos años más, es muy posible que Abner se hubiera visto obligado a luchar contra Isboset. La alianza que Abner propuso a David probablemente incluía una alta posición militar para Abner en el ejército de David.
La insistencia de David en el sentido de que Mical, su primera esposa, le fuera devuelta se debía a varias razones. Saúl se la había quitado en un acto cruel e injusto[14], y David estaba decidido a rectificar la injusticia. La pérdida de Mical también había sido una humillación pública para David, y eso también tenía que ser rectificado. Existía probablemente también un motivo político: Su matrimonio con la hija de Saúl le daba prestigio en Israel, y legitimidad para suceder a Saúl como rey. Por último, el casamiento de David con Mical había sido al principio un enlace por amor[15] y su afecto por ella puede haber sido una razón más para reclamarla ahora. David llevaba la razón, pero aun así nos compadecemos de Paltiel.
Abner cumplió con su parte del acuerdo. Cuando volvió a presentarse ante David, ya podía prometerle la aceptación inmediata de David como rey por parte de todo Israel. Esto era, por supuesto, ventajoso para David y podemos estar seguros de que le demostró a Abner su satisfacción. A su vez, Abner ha de haberse sentido satisfecho de cómo se iban desarrollando las cosas, y no tenía ninguna razón para sentir temor. Así que se fue en paz, y con un “salvoconducto”.
g. Homicidio de Abner.
Quizá Joab creía que Abner era un espía y que no se podía confiar en él, como se lo dijera a David. Pero lo más probable es que eso fue meramente una excusa: 2 Samuel 3.30 da la verdadera razón por la cual asesinó a Abner tan alevosamente.
El asesinato de Abner fue motivo de mucha vergüenza para David. El asesino era uno de sus más altos capitanes, y la sospecha se hubiera generalizado que David había dado órdenes de matar a Abner. En el reino de Isboset, habrá parecido que David intentaba matar a todos los parientes de Saúl a fin de consolidar su propia posición. La única defensa que le quedaba a David era mostrar públicamente, en toda forma posible, que era inocente de ese homicidio. De modo que honró a Abner e hizo duelo público por él. 2 Samuel 3.37 indica que pudo convencer al pueblo, tanto en Judá con en el norte de Israel, de que era inocente.
El que el escritor dé un informe completo de la muerte de Abner muestra que posteriormente los enemigos de David todavía lo acusaban de una hostilidad sin tregua hacia Saúl y su familia. Es verdad que David nada hizo para castigar al asesino; 2 Samuel 3.39 da la razón para ello. David no quiso significar que tenía un carácter débil, sino que Joab y su hermano Abisai, los hijos de Sarvia, eran demasiado influyentes en el reino como para hacerles un juicio. El resentimiento de David por la acción de Joab duró muchos años[16].
h. Homicidio de Isboset.
El asesinato de Abner podía haber causado una brecha permanente entre el reino del norte y Judá, impidiendo que David fuera rey de todo Israel, pero sucedió lo contrario: La muerte de Abner debilitó aun más a un rey débil y a un reino débil. El rey débil fue asesinado y el reino quedó aniquilado.
No se dan explicaciones de por qué Recab y Baana asesinaron a Isboset. Saúl cierta vez había atacado a Gabaón, y quizá Beerot[17], donde vivían Recab y Baaná, había sufrido por ello. Sea o no que los asesinos tuvieran un resentimiento anterior contra Saúl y su familia, lo cierto es que creían que David los recompensaría por haber matado a su rey rival. Por lo tanto, una vez más David tuvo que protegerse de los rumores de que él había dado la orden de hacerlo. Lo hizo ejecutando a los homicidas y hablando bien de Isboset.
Así terminó el reinado de Isboset. Aparentemente no dejó hijos, y su único pariente cercano era su sobrino cojo, Mefiboset. Es evidente que nadie creía que Mefiboset tenía la capacidad para ser rey. De hecho, los asesinatos habían abierto el camino para que David fuera rey de todo Israel; el escritor bíblico sabía que la mano del Señor había estado aun en las perversas acciones humanas, pero es fácil comprender por qué algunos israelitas creían que la mano de David mismo había interferido y que había pagado a los homicidas para que asesinaran a sus rivales.
[1] 2 Samuel 2.9.
[2] 1 Samuel 30.26.
[3] 1 Samuel 31.4.
[4] El libro de Jaser era un documento antiguo usado por algunos escritores del Antiguo Testamento. No sabemos por qué el poema se tituló el Canto del Arco.
[5] 1 Samuel 11; 31.11–13.
[6] 2 Samuel 2.8-9.
[7] 1 Samuel 14.50.
[8] Palabra hebrea que significa “dos campamentos”. Lugar en Galaad donde Jacob vio a los ángeles de Dios antes de llegar a Penuel y encontrarse con Esaú (Génesis 32.2). Estaba destinada a ser ciudad levítica del territorio de Gad (Josué 21.38; 1 Crónicas 6.80), y se encontraba en la frontera entre Gad y Manasés galaadita (Josué 13.26, 30). Durante poco tiempo fue la capital de Isboset, hijo de Saúl (2 Samuel 2.8, 12, 29), y posteriormente refugio de David cuando huía de Absalón (2 Samuel 17.24, 27; 19.32; 1 Reyes 2.8), y luego se convirtió en capital de un oficial de distrito de Salomón (1 Reyes 4.14). Todavía es incierta la ubicación de Mahanaim. Generalmente se supone que estaba en el medio de Galaad del norte, en Jirbet Mahneh, 20 kilómetros al norte del río Jaboc, pero como el límite de Gad está relacionado con el curso de este río, probablemente sea mejor ubicar a Mahanaim sobre la ribera norte del Jaboc. Mahanaim se encontraba a cierta distancia del Jordán, según lo que indica 2 Samuel 2.29, cualquiera sea la forma en que interpretemos “Bitrón”. Si Bitrón significa “hondonada, hendidura”, Abner subió del Jordán por el valle del Jaboc hacia el este a través de su parte más angosta, para llegar a Mahanaim. Si se acepta la lectura de la Biblia de Jerusalén, entonces Abner necesitó “toda la mañana”, en cualquier caso, para su fuga hacia el Este. Por ello quizás Mahanaim se encontraba en la zona de Jerás, o unos 10–15 kilómetros al sudoeste de dicha localidad, dominando la ribera septentrional del río Jaboc.
[9] Significa “Dios es su Padre”.
[10] 1 Reyes 1.
[11] 1 Samuel 25.42-43.
[12] Ciudad en Siria (2 Samuel 15.8; 1 Crónicas 3.2), al noreste de Basán (Josué 12.5; 13.11, 13).
[13] 2 Samuel 3.12.
[14] 1 Samuel 25.44.
[15] 1 Samuel 18.20.
[16] 1 Reyes 2.5-6.
[17] Una de cuatro ciudades que hicieron la paz con Josué mediante una estratagema engañosa (Josué 9.3-17). Más tarde, los habitantes de Beerot emigraron a Gitaim por motivos desconocidos (2 Samuel 4.3), después de lo cual, según parece, la habitaron los benjamitas. Era el pueblo de Recab (2 Samuel 4.1-12) y de Naharai, escudero de Joab (2 Samuel 23.37; 1 Crónicas 11.39; Esdras 2.25; Nehemías 7.29). Beerot se hallaba casi a 6 kilómetros al sudoeste de Betel.