Capítulo 13
Pascua es un término derivado del hebreo “pesach”, de “pasar de” y
era la primera de las tres solemnidades anuales en las que todo varón israelita
no impedido se debía presentar en el Templo[1].
Fue instituida en Egipto con el fin de conmemorar el acontecimiento fundamental
de la liberación de los israelitas[2].
Con ella se celebraba solemnemente el hecho de que Dios, que había hecho morir
a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, había sin embargo pasado por
alto las moradas de los israelitas, marcadas con la sangre del cordero.
Debían comerla apresuradamente, con el bastón en la mano, y con la actitud de personas dispuestas a partir en la liberación prometida por Dios. La fiesta comenzaba el día catorce del mes de Abib o Nisán[3] al atardecer, esto es, al inicio del día quince, con la comida que seguía al sacrificio del cordero[4]. Se daba muerte a un cordero o a un cabrito entre las dos tardes, cerca del momento del ocaso[5], o entre las horas novena y undécima[6]. Asado entero, se comía con panes sin levadura y con hierbas amargas[7]. No podía ser hervido en agua. Su sangre derramada era tipo de la expiación; las hierbas amargas simbolizaban los sufrimientos de la esclavitud en Egipto, y el pan sin levadura representaba la pureza. Los israelitas que tomaban parte en este acto de redención constituían el pueblo santo, comunicando gozosamente en presencia del Dios invisible. La participación en la cena pascual era obligatoria solo para los varones, aunque las mujeres tenían derecho a participar, así como toda la casa. Si la familia era poco numerosa, podían juntarse vecinos con ellos para comer todo el cordero[8].
La pascua expone en tipo la ofrenda de Cristo como aquello en lo que se ha declarado la justicia de Dios con respecto al pecado. La sangre del cordero era un testimonio de muerte, esto es, de la eliminación a los ojos de Dios del hombre en su pecado contra Él. Esta eliminación tuvo lugar vicariamente en la persona del Justo, que se dio a Sí mismo como rescate por todos. Al comer el cordero asado al fuego[9], el pueblo se asociaba en aquello que había tenido lugar en tipo.
El Señor Jesús deseó vivamente comer la última pascua con sus discípulos, por cuanto todos formaban un singular círculo “familiar”. Esta Pascua estaba a punto de ser cumplida en Cristo mismo, que tomaba su lugar de separación de la tierra hasta el advenimiento del Reino de Dios[10].
Las autoridades judías señalan que la manera de comer la Pascua en la época del Señor era la siguiente:
1. Cuando todos estaban en su lugar, el presidente de la fiesta daba las gracias, y todos bebían entonces de la primera copa de vino mezclado con agua.
2. Todos se lavaban las manos.
3. Se preparaba la mesa con el cordero pascual, panes sin levadura, hierbas amargas, y un plato de salsa espesa, con la que se decía simbolizar el mortero con el que hacían los ladrillos en Egipto.
4. Todos mojaban una parte de las hierbas amargas en la salsa, y la comían.
5. Se sacaban los platos de la mesa, y los niños o prosélitos recibían instrucción acerca del significado de la fiesta.
6. Después se volvían a traer los platos, y el presidente decía: “Esta es la Pascua que comemos, porque el Señor pasó por alto las casas de nuestros padres en Egipto”. Sosteniendo en alto las hierbas amargas, decía a continuación: “Estas son las hierbas amargas que comemos en memoria de que los egipcios amargaron la vida de nuestros padres en Egipto”. Después se refería al pan sin levadura, y repetía los Salmos 113 y 114, finalizando con una oración. Todos bebían entonces la segunda copa de vino.
7. El presidente rompía uno de los panes sin levadura, y daba las gracias.
8. Todos participaban entonces del cordero pascual.
9. Para finalizar la cena, todos tomaban un trozo de pan con algo de hierbas amargas, y, habiéndolo mojado en la salsa, se lo comían.
10. Bebían entonces la tercera copa de vino, llamada “copa de bendición”.
11. El presidente pronunciaba entonces los Salmos 115, 116, 117 y 118, y con otra copa de vino finalizaba la fiesta.
Después de la destrucción del Templo de Jerusalén por las tropas de Tito, desapareció la posibilidad de inmolar el cordero en el Templo, por lo que el judaísmo celebra desde entonces la Pascua sin la víctima, sin su componente central, que era precisamente el tipo de Aquel a quien ellos rechazaron.
Íntimamente relacionada con la Pascua había la “Fiesta de los panes sin levadura”. La cena pascual era el aspecto característico de esta fiesta, que se prolongaba hasta el día veintiuno del mes[11]. El día en que los israelitas abandonaron Egipto, Moisés les reveló que la solemnidad de la Pascua duraría siete días[12]. Les había dado entonces las instrucciones necesarias solo para la primera noche[13], informándoles que sería un estatuto perpetuo[14]. La presencia de los peregrinos en el santuario central elegido por Adonay para la celebración de la fiesta era obligatoria solo durante el tiempo de la cena pascual; al día siguiente podían dirigirse a sus propias localidades[15]. El primer día de la fiesta se correspondía con el día quince del mes, que adquiría el carácter de sábado, lo mismo que el día séptimo de la Pascua: En estos días no se debía hacer ninguna obra servil, pues estaban marcados para convocación santa[16]. Al siguiente día de este sábado, el segundo día de la fiesta, el sacerdote mecía delante de Adonay una gavilla de cebada, primicia de la siega: este gesto consagraba el inicio de las cosechas[17]. Pero el día del mecimiento de la gavilla no era asimilado a sábado. El año agrícola tenía más relación con la fiesta de las semanas o de Pentecostés y con la de los Tabernáculos o cabañas que con la Pascua. Además de los sacrificios habituales en el Templo, se debían ofrecer en holocausto cotidiano, durante los siete días de solemnidades pascuales, dos becerros, un carnero, siete corderos de un año y, como sacrificio de expiación, un macho cabrío[18]. El pan a comer durante estos siete días tenía que estar exento de levadura. La noche de la primera Pascua no había levadura en la casa de los israelitas, que partieron precipitadamente, llevándose consigo masa sin levadura[19]. El pan ázimo, símbolo de pureza y verdad, recordaba esta huida precipitada de Egipto[20].
La Biblia menciona la celebración de la Pascua:
1. En el Sinaí[21] .
2. Durante la entrada en Canaán[22].
3. Bajo Ezequías[23].
4. Bajo Josías[24].
5. En la época de Esdras[25].
Es evidente que el término “Pascua” se aplicaba a la fiesta de los Panes sin levadura: “Sacrificarás en honor de Adonai tu Dios una víctima pascual de ganado mayor y menor, en el lugar elegido por Adonai tu Dios para morada de su nombre. No comerás con la víctima pan fermentado; durante siete días la comerás con ázimos - pan de aflicción - porque a toda prisa saliste del país de Egipto: para que te acuerdes todos los días de tu vida del día en que saliste del país de Egipto”[26]. Es evidente que el término “Pascua”, aplicado a las vacas, se refiere a la fiesta de los panes sin levadura; además, se afirma que “comerás con ella (refiriéndose evidentemente a “la Pascua”) siete días pan sin levadura”. Esto explica a la perfección la mención de Juan[27] de que los judíos rehusaron entrar en el pretorio “para no contaminarse, y así poder comer la Pascua”. Se ha pretendido en ciertos medios “críticos” que hay contradicción entre Juan y los Evangelios Sinópticos, por cuanto estos sitúan la última Cena en el día marcado por la Ley, en tanto que Juan indicaría que el Señor adelantó la celebración de la Pascua un día, muriendo el día en que se sacrificaba el cordero pascual. Pero esta idea es errónea, evidenciando ignorancia del hecho que en el judaísmo se conocía como Pascua todo el período de siete días, y de que por “comer la Pascua” se entendía en un sentido general participar de los sacrificios ofrecidos durante los siete días de la Pascua[28].
1. 13.1 Este versículo señala un cambio importante en el Evangelio de Juan. Comenzando en el capítulo 13, Juan cambia del ministerio público de Jesús a las palabras privadas finales para sus discípulos. En los capítulos 13 al 17 se registra lo que ocurrió en el aposento alto donde Jesús tuvo su última cena de Pascua con sus discípulos. Sabiendo que estaba a punto de partir, Él dijo las verdades más importantes para ellos y los principios espirituales de la vida cristiana.
Evidentemente, a pesar del pensamiento de algunos, esta es la misma cena pascual que es relatada en los Evangelios Sinópticos.
Jesús, con su Ominisapiencia, sabía que pronto vendría el fin de su ministerio terrenal y que estaba por volver al Padre. El había demostrado su amor por la humanidad, aunque los hombres le habían y le siguen demostrando que no están interesados en Jesús, sino que sus intereses se basan en su propia opinión.
2. 13.2 Cuando se reunieron para cenar, ya se estaba tramando la traición. Es necesario que aclaremos que no es que Satanás hizo que judas actuara manipulado como si fuera un títere. Ya habíamos visto que Judas era ladrón[29], es decir, sufría de debilidad ante el dinero, por lo que la idea de obtener una ganancia en una causa que probablemente ya creía perdida debido a que Jesús no había aprovechado las oportunidades para ser nombrado rey de los judíos.
No es cierto que Judas siempre estuviera pensando en el mal. Pedro aclaró en Hechos que Judas había caído, así que es necesario que antes de la caída estuviese actuando de manera correcta[30]. Judas había sido parte de los doce que fueron escogidos por Jesús, que en su Sabiduría Él sabía que le iba a traicionar.
3. 13.3-5 En algún momento durante la cena, Jesús se levantó de pronto y empezó a lavar los pies de sus discípulos. Un poco de información a cerca de esta costumbre Palestina del siglo I de lavar los pies, nos ayudará a entender el significado de esta acción.
El lavado de pies no era meramente una costumbre ceremonial. Era una práctica importante porque la gente caminaba con sandalias por calles llenas de polvo y de excrementos. Sus pies se ensuciaban y se volvían fétidos.
Sin mucha sorpresa, el lavarles los pies a otro era mirado como una de las labores más humillantes que alguien podía efectuar. Estaba reservado para los esclavos de la casa. Pero debido a que evidentemente no había esclavo en la casa durante esta cena secreta, ¿quién haría esta tarea?
Los discípulos de Jesús no estaban dispuestos a hacerlo por dos razones: Primero, la ley rabínica sostenía que si bien los discípulos debían hacer muchos servicios por sus maestros, ellos podían poner el límite en no sacar las sandalias y lavar sus pies. Segundo, Lucas dice que ellos estaban en el medio de su discusión favorita: “Cuál de ellos era considerado superior”[31]. ¡Cualquiera que lavara los pies en esta oportunidad estaría admitiendo que era el último del grupo!
Curiosamente todos los verbos en este capítulo están en tiempo presente, lo que podría decirnos que es algo que quedó bien grabado en la memoria de Juan y que al escribirlo, él vuelve a vivirlo.
Jesús hace lo que los esclavos, se quita la ropa exterior, el manto y se amarra una toalla. ¡Qué sorpresa para los discípulos que discutían quién era el mayor! Estaban esperando la introducción de Reino de los Cielos, cosa, que según ellos, pondría fin al imperio Romano, y de pronto, el Rey se pone un paño y se postra tras cada uno de ellos para ¡lavar sus pies!
Había un mensaje directo al orgullo de los discípulos y este era que para poder ser útil en el Reino de los Cielos, es necesaria la humildad. ¡Lástima que aún ese mensaje no es comprendido! Hoy, los que se hacen llamar servidores de Dios han tomado más bien posturas de minigobernantes que manipulan a los miembros de las congregaciones y los explotan para sus propios intereses, en lugar de actuar como servidores.
4. 13.6-11 La cultura hebrea era muy enfática en muchos temas, uno de ellos era el respeto que tenían los discípulos a su maestro, por lo que lo que estaba haciendo Jesús era un choque a lo que ellos estaban acostumbrados y siempre habían visto, por lo que Simón Pedro se siente ofendido y presenta su resistencia.
Pedro no lograba entender lo que estaba haciendo Jesús y se sentía ofendido, aunque no le ofendiera la conversación que se mantenía entre ellos, y es probable que él mismo estuviera participando activamente en ella. También es probable que los otros discípulos se sintieran igual que Pedro, pero este era el único con suficiente arrojo como para expresarlo.
La respuesta de Jesús va unida a la promesa del Espíritu Santo, quien sería el encargado de hacer entender muchas cosas los discípulos después de la partida del Señor. Más adelante ellos comprenderían que su labor no era la de los políticos, sino que serían los voceros del Dios vivo, como lo podemos ver en el libro de los Hechos y en las epístolas.
Pedro fue enfático en su posición llena de orgullo, por lo que Jesús también tiene que ser fuerte en decirle que si no está dispuesto a humillarse, y en este caso, contrario a lo normal que era que el que lavaba era el humillado, los que recibían el servicio lo eran, no podía participar del Reino. Hace unos años, hablando con un hombre y explicándole el camino para la salvación, me decía: No puede ser que sea tan sencillo, es necesario que uno deba hacer algo muy difícil para poder recibir el perdón de Dios; a lo que le respondí: ¿Y quién dice que es fácil humillarse? Ninguna persona aceptará rendir su voluntad ante otro, ni siquiera ante Dios.
La respuesta de Jesús produjo en Pedro una reacción exagerada, por lo que el Señor debe aclararle algo a lo que ellos estaban acostumbrados, ya que al ir a una invitación a un acto social, los judíos se bañaban y como sus pies se ensuciaban en el camino, al llegar al lugar de la reunión, se les lavaba los pies, solamente.
En este caso había una excepción, uno de los presentes, como vimos en el versículo 2 Judas ya había recibido la tentación en su corazón. No estaba puro.
5. 13.12-21 Cada vez que hay elecciones políticas en nuestros países, somos testigos de estos candidatos que se presentan como los más destacados servidores del pueblo, aunque antes de su candidatura no saludan ni a su familia y después de ser electos se mueven con guardaespaldas y con carros blindados, porque lo que buscan es servirse del puesto de gobierno. En el Reino de los cielos, para ser alguien, hay que ser servidor. Haciendo los trabajos más humildes es que recibimos el reconocimiento del Rey.
Ahora bien, algunos dicen que debemos seguir con la práctica de lavar los pies de los demás miembros de la congregación, porque el pasaje dice: “también ustedes deben lavarse los pies unos a otros”. En este sentido debemos de anotar que la palabra que hemos traducido “ustedes” es la del griego “υμεις”, que se usa para referirse a las personas que están presentes en ese momento. Pensar que las palabras del Señor estaban dirigidas a nosotros, sería como pensar que el mandato de Jesús al ciego en Juan 9.7 de ir a lavarse, también está dirigido a nosotros. En este momento Jesús está solucionando un problema que hay en sus discípulos, quienes discuten por la supremacía, así que las palabras son dirigidas a ellos solamente.
También es un error pensar que Jesús estaba instituyendo el lavamiento de pies, ya que este incidente se da en el mismo acto en donde se instituye la Cena del Señor. La Cena del Señor es parte primordial de la adoración, hay pasajes en el Nuevo Testamento que así lo comprueban[32]; pero no los hay acerca del lavamiento de pies, sino que esto se hizo costumbre después del siglo IV, cuando las prácticas de la Iglesia comienzan a corromperse. Al practicarlo en nuestros días, lo que estamos haciendo es desvirtuando la enseñanza de Jesús. Lo que Jesús hizo fue algo que producía repulsión, especialmente cuando se estaba a punto de tomar los alimentos. Hoy, cuando casi todos los miembros de la Iglesia usan calzado y se bañan regularmente y se ponen desodorante y talcos, además de trasladarse en vehículos o caminar sobre aceras asfaltadas, no tiene ningún sentido el lavamiento de los pies. En algunos casos quizá podríamos practicar el lustrar los zapatos de algunos hermanos, pero solo como parte de un servicio, no como parte de la adoración. Y de esto es precisamente de lo que está hablando Pablo al escribir 1 Timoteo 5.10, aunque los que utilizan este pasaje para apoyar la práctica del lavamiento de pies, olvidan el contexto, ya que este pasaje habla de que las viudas deben “…ser conocidas por sus buenas acciones, por haber criado bien a sus hijos, por haber recibido bien a los que llegan a su casa, por haber lavado los pies a los del pueblo santo y haber ayudado a los que sufren. En fin, por haberse dedicado a hacer toda clase de obras buenas”[33]. ¡Está hablando de servicio, no de adoración! O, ¿acaso es parte de la adoración el haber criado hijos, ser buen anfitrión o haber ayudado a los que sufren? ¿Quiere decir que un soltero sin hijos y que vive en casa de sus padres, quienes son inconversos y no le permiten visita de los demás miembros de la Iglesia, está faltando en la adoración? ¿Por qué no se insiste en la práctica del ósculo o beso entre los cristianos? En Costa Rica tenemos la costumbre de besarnos al saludar, y hace unos años un hermano mexicano se sintió ofendido al visitarnos, ya que los hermanos fueron a saludar a su esposa con un beso, mientras que a él nadie lo besaba, y cuando reclamó, otro le dijo: Hermano, usted debe acercarse a las hermanas y besarlas respetuosamente, como lo hicimos con su esposa. Él se molestó porque en México no se tiene tal costumbre, ¿será que los hermanos mexicanos fallan en la adoración? ¡No! Simplemente es que en Costa Rica es una costumbre cultural, sea entre cristianos o no cristianos.
Jesús instituyó la Cena como algo que debía de ser imitado por todos los cristianos, no así con el lavamiento de pies; prueba de ello es que hay varios pasajes que así lo demuestran[34], mientras que solo uno sobre el lavamiento[35].
Produce mucho dolor cuando recibimos un golpe traicionero, pero lo peor es cuando alguien muy cercano a nosotros es quien nos da ese golpe. Así pasó con Jesús, uno de sus íntimos fue el que le traicionó. Era alguien tan cercano que mojaba el pan en la salsa al lado de su Maestro.
Aunque debemos aclarar que no fue Judas quien mató a Jesús, ni los judíos ni los romanos, sino que Él mismo se entregó. Todo estaba bajo control, y era bajo el control de Dios. El problema de Judas consiste en que él se permitió el lujo de dejarse llevar por sus pasiones.
Jesús estaba anunciado desde el principio del pecado. Él era a quien se estaba esperando desde que el Señor lo prometió en el hurto del Edén[36], ha sido la única persona que ha tenido todo destinado para que ocurriera como estaba escrito. Pero en este punto también se demuestra la onmisciencia de Jesús.
Era necesario que los apóstoles estuvieran seguros de que lo que ellos hicieran, estaba con la bendición, no solo la de Jesús, sino la de Dios el Padre, porque no iban en su nombre, sino respaldados por el Padre.
Una vez más, Jesús declara que será traicionado por uno de ellos.
[1] Éxodo 12.43; Deuteronomio 16.1.
[2] Éxodo 12.1, 14, 42; 23.15; Deuteronomio 16.1-2.
[3] En el calendario gregoriano corresponde a los meses de Marzo-Abril, es decir, comienza el 16 de Marzo y termina el 15 de Abril.
[4] Levítico 23.5.
[5] Éxodo 12.6; Deuteronomio 16.6.
[6] Josefo, Guerras 6.9, 3.
[7] Éxodo 12.8.
[8] Éxodo 12.4.
[9] Emblema de juicio.
[10] Lucas 22.15-18.
[11] Éxodo 12.18; Levítico 23.5-6; Deuteronomio 16.6-7.
[12] Éxodo 12.14-20; 13.3-10.
[13] Éxodo 12.21-23.
[14] Éxodo 12.24-25.
[15] Deuteronomio 16.7.
[16] Éxodo 12.16, 13.6; Levítico 23.7; Números 28.18, 25; Deuteronomio 16.8.
[17] Levítico 23.7, 10-14; Josué 5.10-12; Josefo, Antigüedades 3.10, 15.
[18] Levítico 23.8; Números 28.19-23.
[19] Éxodo 12.8, 34, 39.
[20] Deuteronomio 16.3; 1 Corintios 5.8.
[21] Números 19.1-14.
[22] Josué 5.11.
[23] 2 Crónicas 30.4-27.
[24] 2 Reyes 23.21-23; 2 Crónicas 35.1-19.
[25] Esdras 6.19-22.
[26] Deuteronomio 16.2-3. La Toráh.
[27] Juan 18.28.
[28] Diccionario Fredy. Pascua.
[29] Juan 12.6.
[30] Hechos 1.25.
[31] Lucas 22.24.
[32] Lucas 22.29-30; Hechos 2.42; 20.7; 1 Corintios 10.16; 11.23-27.
[33] Dios Habla Hoy.
[34] Hechos 2.42; 20.7; 1 Corintios 11.23-27.
[35] 1 Timoteo 5.10.
[36] Génesis 3.15.
Debían comerla apresuradamente, con el bastón en la mano, y con la actitud de personas dispuestas a partir en la liberación prometida por Dios. La fiesta comenzaba el día catorce del mes de Abib o Nisán[3] al atardecer, esto es, al inicio del día quince, con la comida que seguía al sacrificio del cordero[4]. Se daba muerte a un cordero o a un cabrito entre las dos tardes, cerca del momento del ocaso[5], o entre las horas novena y undécima[6]. Asado entero, se comía con panes sin levadura y con hierbas amargas[7]. No podía ser hervido en agua. Su sangre derramada era tipo de la expiación; las hierbas amargas simbolizaban los sufrimientos de la esclavitud en Egipto, y el pan sin levadura representaba la pureza. Los israelitas que tomaban parte en este acto de redención constituían el pueblo santo, comunicando gozosamente en presencia del Dios invisible. La participación en la cena pascual era obligatoria solo para los varones, aunque las mujeres tenían derecho a participar, así como toda la casa. Si la familia era poco numerosa, podían juntarse vecinos con ellos para comer todo el cordero[8].
La pascua expone en tipo la ofrenda de Cristo como aquello en lo que se ha declarado la justicia de Dios con respecto al pecado. La sangre del cordero era un testimonio de muerte, esto es, de la eliminación a los ojos de Dios del hombre en su pecado contra Él. Esta eliminación tuvo lugar vicariamente en la persona del Justo, que se dio a Sí mismo como rescate por todos. Al comer el cordero asado al fuego[9], el pueblo se asociaba en aquello que había tenido lugar en tipo.
El Señor Jesús deseó vivamente comer la última pascua con sus discípulos, por cuanto todos formaban un singular círculo “familiar”. Esta Pascua estaba a punto de ser cumplida en Cristo mismo, que tomaba su lugar de separación de la tierra hasta el advenimiento del Reino de Dios[10].
Las autoridades judías señalan que la manera de comer la Pascua en la época del Señor era la siguiente:
1. Cuando todos estaban en su lugar, el presidente de la fiesta daba las gracias, y todos bebían entonces de la primera copa de vino mezclado con agua.
2. Todos se lavaban las manos.
3. Se preparaba la mesa con el cordero pascual, panes sin levadura, hierbas amargas, y un plato de salsa espesa, con la que se decía simbolizar el mortero con el que hacían los ladrillos en Egipto.
4. Todos mojaban una parte de las hierbas amargas en la salsa, y la comían.
5. Se sacaban los platos de la mesa, y los niños o prosélitos recibían instrucción acerca del significado de la fiesta.
6. Después se volvían a traer los platos, y el presidente decía: “Esta es la Pascua que comemos, porque el Señor pasó por alto las casas de nuestros padres en Egipto”. Sosteniendo en alto las hierbas amargas, decía a continuación: “Estas son las hierbas amargas que comemos en memoria de que los egipcios amargaron la vida de nuestros padres en Egipto”. Después se refería al pan sin levadura, y repetía los Salmos 113 y 114, finalizando con una oración. Todos bebían entonces la segunda copa de vino.
7. El presidente rompía uno de los panes sin levadura, y daba las gracias.
8. Todos participaban entonces del cordero pascual.
9. Para finalizar la cena, todos tomaban un trozo de pan con algo de hierbas amargas, y, habiéndolo mojado en la salsa, se lo comían.
10. Bebían entonces la tercera copa de vino, llamada “copa de bendición”.
11. El presidente pronunciaba entonces los Salmos 115, 116, 117 y 118, y con otra copa de vino finalizaba la fiesta.
Después de la destrucción del Templo de Jerusalén por las tropas de Tito, desapareció la posibilidad de inmolar el cordero en el Templo, por lo que el judaísmo celebra desde entonces la Pascua sin la víctima, sin su componente central, que era precisamente el tipo de Aquel a quien ellos rechazaron.
Íntimamente relacionada con la Pascua había la “Fiesta de los panes sin levadura”. La cena pascual era el aspecto característico de esta fiesta, que se prolongaba hasta el día veintiuno del mes[11]. El día en que los israelitas abandonaron Egipto, Moisés les reveló que la solemnidad de la Pascua duraría siete días[12]. Les había dado entonces las instrucciones necesarias solo para la primera noche[13], informándoles que sería un estatuto perpetuo[14]. La presencia de los peregrinos en el santuario central elegido por Adonay para la celebración de la fiesta era obligatoria solo durante el tiempo de la cena pascual; al día siguiente podían dirigirse a sus propias localidades[15]. El primer día de la fiesta se correspondía con el día quince del mes, que adquiría el carácter de sábado, lo mismo que el día séptimo de la Pascua: En estos días no se debía hacer ninguna obra servil, pues estaban marcados para convocación santa[16]. Al siguiente día de este sábado, el segundo día de la fiesta, el sacerdote mecía delante de Adonay una gavilla de cebada, primicia de la siega: este gesto consagraba el inicio de las cosechas[17]. Pero el día del mecimiento de la gavilla no era asimilado a sábado. El año agrícola tenía más relación con la fiesta de las semanas o de Pentecostés y con la de los Tabernáculos o cabañas que con la Pascua. Además de los sacrificios habituales en el Templo, se debían ofrecer en holocausto cotidiano, durante los siete días de solemnidades pascuales, dos becerros, un carnero, siete corderos de un año y, como sacrificio de expiación, un macho cabrío[18]. El pan a comer durante estos siete días tenía que estar exento de levadura. La noche de la primera Pascua no había levadura en la casa de los israelitas, que partieron precipitadamente, llevándose consigo masa sin levadura[19]. El pan ázimo, símbolo de pureza y verdad, recordaba esta huida precipitada de Egipto[20].
La Biblia menciona la celebración de la Pascua:
1. En el Sinaí[21] .
2. Durante la entrada en Canaán[22].
3. Bajo Ezequías[23].
4. Bajo Josías[24].
5. En la época de Esdras[25].
Es evidente que el término “Pascua” se aplicaba a la fiesta de los Panes sin levadura: “Sacrificarás en honor de Adonai tu Dios una víctima pascual de ganado mayor y menor, en el lugar elegido por Adonai tu Dios para morada de su nombre. No comerás con la víctima pan fermentado; durante siete días la comerás con ázimos - pan de aflicción - porque a toda prisa saliste del país de Egipto: para que te acuerdes todos los días de tu vida del día en que saliste del país de Egipto”[26]. Es evidente que el término “Pascua”, aplicado a las vacas, se refiere a la fiesta de los panes sin levadura; además, se afirma que “comerás con ella (refiriéndose evidentemente a “la Pascua”) siete días pan sin levadura”. Esto explica a la perfección la mención de Juan[27] de que los judíos rehusaron entrar en el pretorio “para no contaminarse, y así poder comer la Pascua”. Se ha pretendido en ciertos medios “críticos” que hay contradicción entre Juan y los Evangelios Sinópticos, por cuanto estos sitúan la última Cena en el día marcado por la Ley, en tanto que Juan indicaría que el Señor adelantó la celebración de la Pascua un día, muriendo el día en que se sacrificaba el cordero pascual. Pero esta idea es errónea, evidenciando ignorancia del hecho que en el judaísmo se conocía como Pascua todo el período de siete días, y de que por “comer la Pascua” se entendía en un sentido general participar de los sacrificios ofrecidos durante los siete días de la Pascua[28].
1. 13.1 Este versículo señala un cambio importante en el Evangelio de Juan. Comenzando en el capítulo 13, Juan cambia del ministerio público de Jesús a las palabras privadas finales para sus discípulos. En los capítulos 13 al 17 se registra lo que ocurrió en el aposento alto donde Jesús tuvo su última cena de Pascua con sus discípulos. Sabiendo que estaba a punto de partir, Él dijo las verdades más importantes para ellos y los principios espirituales de la vida cristiana.
Evidentemente, a pesar del pensamiento de algunos, esta es la misma cena pascual que es relatada en los Evangelios Sinópticos.
Jesús, con su Ominisapiencia, sabía que pronto vendría el fin de su ministerio terrenal y que estaba por volver al Padre. El había demostrado su amor por la humanidad, aunque los hombres le habían y le siguen demostrando que no están interesados en Jesús, sino que sus intereses se basan en su propia opinión.
2. 13.2 Cuando se reunieron para cenar, ya se estaba tramando la traición. Es necesario que aclaremos que no es que Satanás hizo que judas actuara manipulado como si fuera un títere. Ya habíamos visto que Judas era ladrón[29], es decir, sufría de debilidad ante el dinero, por lo que la idea de obtener una ganancia en una causa que probablemente ya creía perdida debido a que Jesús no había aprovechado las oportunidades para ser nombrado rey de los judíos.
No es cierto que Judas siempre estuviera pensando en el mal. Pedro aclaró en Hechos que Judas había caído, así que es necesario que antes de la caída estuviese actuando de manera correcta[30]. Judas había sido parte de los doce que fueron escogidos por Jesús, que en su Sabiduría Él sabía que le iba a traicionar.
3. 13.3-5 En algún momento durante la cena, Jesús se levantó de pronto y empezó a lavar los pies de sus discípulos. Un poco de información a cerca de esta costumbre Palestina del siglo I de lavar los pies, nos ayudará a entender el significado de esta acción.
El lavado de pies no era meramente una costumbre ceremonial. Era una práctica importante porque la gente caminaba con sandalias por calles llenas de polvo y de excrementos. Sus pies se ensuciaban y se volvían fétidos.
Sin mucha sorpresa, el lavarles los pies a otro era mirado como una de las labores más humillantes que alguien podía efectuar. Estaba reservado para los esclavos de la casa. Pero debido a que evidentemente no había esclavo en la casa durante esta cena secreta, ¿quién haría esta tarea?
Los discípulos de Jesús no estaban dispuestos a hacerlo por dos razones: Primero, la ley rabínica sostenía que si bien los discípulos debían hacer muchos servicios por sus maestros, ellos podían poner el límite en no sacar las sandalias y lavar sus pies. Segundo, Lucas dice que ellos estaban en el medio de su discusión favorita: “Cuál de ellos era considerado superior”[31]. ¡Cualquiera que lavara los pies en esta oportunidad estaría admitiendo que era el último del grupo!
Curiosamente todos los verbos en este capítulo están en tiempo presente, lo que podría decirnos que es algo que quedó bien grabado en la memoria de Juan y que al escribirlo, él vuelve a vivirlo.
Jesús hace lo que los esclavos, se quita la ropa exterior, el manto y se amarra una toalla. ¡Qué sorpresa para los discípulos que discutían quién era el mayor! Estaban esperando la introducción de Reino de los Cielos, cosa, que según ellos, pondría fin al imperio Romano, y de pronto, el Rey se pone un paño y se postra tras cada uno de ellos para ¡lavar sus pies!
Había un mensaje directo al orgullo de los discípulos y este era que para poder ser útil en el Reino de los Cielos, es necesaria la humildad. ¡Lástima que aún ese mensaje no es comprendido! Hoy, los que se hacen llamar servidores de Dios han tomado más bien posturas de minigobernantes que manipulan a los miembros de las congregaciones y los explotan para sus propios intereses, en lugar de actuar como servidores.
4. 13.6-11 La cultura hebrea era muy enfática en muchos temas, uno de ellos era el respeto que tenían los discípulos a su maestro, por lo que lo que estaba haciendo Jesús era un choque a lo que ellos estaban acostumbrados y siempre habían visto, por lo que Simón Pedro se siente ofendido y presenta su resistencia.
Pedro no lograba entender lo que estaba haciendo Jesús y se sentía ofendido, aunque no le ofendiera la conversación que se mantenía entre ellos, y es probable que él mismo estuviera participando activamente en ella. También es probable que los otros discípulos se sintieran igual que Pedro, pero este era el único con suficiente arrojo como para expresarlo.
La respuesta de Jesús va unida a la promesa del Espíritu Santo, quien sería el encargado de hacer entender muchas cosas los discípulos después de la partida del Señor. Más adelante ellos comprenderían que su labor no era la de los políticos, sino que serían los voceros del Dios vivo, como lo podemos ver en el libro de los Hechos y en las epístolas.
Pedro fue enfático en su posición llena de orgullo, por lo que Jesús también tiene que ser fuerte en decirle que si no está dispuesto a humillarse, y en este caso, contrario a lo normal que era que el que lavaba era el humillado, los que recibían el servicio lo eran, no podía participar del Reino. Hace unos años, hablando con un hombre y explicándole el camino para la salvación, me decía: No puede ser que sea tan sencillo, es necesario que uno deba hacer algo muy difícil para poder recibir el perdón de Dios; a lo que le respondí: ¿Y quién dice que es fácil humillarse? Ninguna persona aceptará rendir su voluntad ante otro, ni siquiera ante Dios.
La respuesta de Jesús produjo en Pedro una reacción exagerada, por lo que el Señor debe aclararle algo a lo que ellos estaban acostumbrados, ya que al ir a una invitación a un acto social, los judíos se bañaban y como sus pies se ensuciaban en el camino, al llegar al lugar de la reunión, se les lavaba los pies, solamente.
En este caso había una excepción, uno de los presentes, como vimos en el versículo 2 Judas ya había recibido la tentación en su corazón. No estaba puro.
5. 13.12-21 Cada vez que hay elecciones políticas en nuestros países, somos testigos de estos candidatos que se presentan como los más destacados servidores del pueblo, aunque antes de su candidatura no saludan ni a su familia y después de ser electos se mueven con guardaespaldas y con carros blindados, porque lo que buscan es servirse del puesto de gobierno. En el Reino de los cielos, para ser alguien, hay que ser servidor. Haciendo los trabajos más humildes es que recibimos el reconocimiento del Rey.
Ahora bien, algunos dicen que debemos seguir con la práctica de lavar los pies de los demás miembros de la congregación, porque el pasaje dice: “también ustedes deben lavarse los pies unos a otros”. En este sentido debemos de anotar que la palabra que hemos traducido “ustedes” es la del griego “υμεις”, que se usa para referirse a las personas que están presentes en ese momento. Pensar que las palabras del Señor estaban dirigidas a nosotros, sería como pensar que el mandato de Jesús al ciego en Juan 9.7 de ir a lavarse, también está dirigido a nosotros. En este momento Jesús está solucionando un problema que hay en sus discípulos, quienes discuten por la supremacía, así que las palabras son dirigidas a ellos solamente.
También es un error pensar que Jesús estaba instituyendo el lavamiento de pies, ya que este incidente se da en el mismo acto en donde se instituye la Cena del Señor. La Cena del Señor es parte primordial de la adoración, hay pasajes en el Nuevo Testamento que así lo comprueban[32]; pero no los hay acerca del lavamiento de pies, sino que esto se hizo costumbre después del siglo IV, cuando las prácticas de la Iglesia comienzan a corromperse. Al practicarlo en nuestros días, lo que estamos haciendo es desvirtuando la enseñanza de Jesús. Lo que Jesús hizo fue algo que producía repulsión, especialmente cuando se estaba a punto de tomar los alimentos. Hoy, cuando casi todos los miembros de la Iglesia usan calzado y se bañan regularmente y se ponen desodorante y talcos, además de trasladarse en vehículos o caminar sobre aceras asfaltadas, no tiene ningún sentido el lavamiento de los pies. En algunos casos quizá podríamos practicar el lustrar los zapatos de algunos hermanos, pero solo como parte de un servicio, no como parte de la adoración. Y de esto es precisamente de lo que está hablando Pablo al escribir 1 Timoteo 5.10, aunque los que utilizan este pasaje para apoyar la práctica del lavamiento de pies, olvidan el contexto, ya que este pasaje habla de que las viudas deben “…ser conocidas por sus buenas acciones, por haber criado bien a sus hijos, por haber recibido bien a los que llegan a su casa, por haber lavado los pies a los del pueblo santo y haber ayudado a los que sufren. En fin, por haberse dedicado a hacer toda clase de obras buenas”[33]. ¡Está hablando de servicio, no de adoración! O, ¿acaso es parte de la adoración el haber criado hijos, ser buen anfitrión o haber ayudado a los que sufren? ¿Quiere decir que un soltero sin hijos y que vive en casa de sus padres, quienes son inconversos y no le permiten visita de los demás miembros de la Iglesia, está faltando en la adoración? ¿Por qué no se insiste en la práctica del ósculo o beso entre los cristianos? En Costa Rica tenemos la costumbre de besarnos al saludar, y hace unos años un hermano mexicano se sintió ofendido al visitarnos, ya que los hermanos fueron a saludar a su esposa con un beso, mientras que a él nadie lo besaba, y cuando reclamó, otro le dijo: Hermano, usted debe acercarse a las hermanas y besarlas respetuosamente, como lo hicimos con su esposa. Él se molestó porque en México no se tiene tal costumbre, ¿será que los hermanos mexicanos fallan en la adoración? ¡No! Simplemente es que en Costa Rica es una costumbre cultural, sea entre cristianos o no cristianos.
Jesús instituyó la Cena como algo que debía de ser imitado por todos los cristianos, no así con el lavamiento de pies; prueba de ello es que hay varios pasajes que así lo demuestran[34], mientras que solo uno sobre el lavamiento[35].
Produce mucho dolor cuando recibimos un golpe traicionero, pero lo peor es cuando alguien muy cercano a nosotros es quien nos da ese golpe. Así pasó con Jesús, uno de sus íntimos fue el que le traicionó. Era alguien tan cercano que mojaba el pan en la salsa al lado de su Maestro.
Aunque debemos aclarar que no fue Judas quien mató a Jesús, ni los judíos ni los romanos, sino que Él mismo se entregó. Todo estaba bajo control, y era bajo el control de Dios. El problema de Judas consiste en que él se permitió el lujo de dejarse llevar por sus pasiones.
Jesús estaba anunciado desde el principio del pecado. Él era a quien se estaba esperando desde que el Señor lo prometió en el hurto del Edén[36], ha sido la única persona que ha tenido todo destinado para que ocurriera como estaba escrito. Pero en este punto también se demuestra la onmisciencia de Jesús.
Era necesario que los apóstoles estuvieran seguros de que lo que ellos hicieran, estaba con la bendición, no solo la de Jesús, sino la de Dios el Padre, porque no iban en su nombre, sino respaldados por el Padre.
Una vez más, Jesús declara que será traicionado por uno de ellos.
[1] Éxodo 12.43; Deuteronomio 16.1.
[2] Éxodo 12.1, 14, 42; 23.15; Deuteronomio 16.1-2.
[3] En el calendario gregoriano corresponde a los meses de Marzo-Abril, es decir, comienza el 16 de Marzo y termina el 15 de Abril.
[4] Levítico 23.5.
[5] Éxodo 12.6; Deuteronomio 16.6.
[6] Josefo, Guerras 6.9, 3.
[7] Éxodo 12.8.
[8] Éxodo 12.4.
[9] Emblema de juicio.
[10] Lucas 22.15-18.
[11] Éxodo 12.18; Levítico 23.5-6; Deuteronomio 16.6-7.
[12] Éxodo 12.14-20; 13.3-10.
[13] Éxodo 12.21-23.
[14] Éxodo 12.24-25.
[15] Deuteronomio 16.7.
[16] Éxodo 12.16, 13.6; Levítico 23.7; Números 28.18, 25; Deuteronomio 16.8.
[17] Levítico 23.7, 10-14; Josué 5.10-12; Josefo, Antigüedades 3.10, 15.
[18] Levítico 23.8; Números 28.19-23.
[19] Éxodo 12.8, 34, 39.
[20] Deuteronomio 16.3; 1 Corintios 5.8.
[21] Números 19.1-14.
[22] Josué 5.11.
[23] 2 Crónicas 30.4-27.
[24] 2 Reyes 23.21-23; 2 Crónicas 35.1-19.
[25] Esdras 6.19-22.
[26] Deuteronomio 16.2-3. La Toráh.
[27] Juan 18.28.
[28] Diccionario Fredy. Pascua.
[29] Juan 12.6.
[30] Hechos 1.25.
[31] Lucas 22.24.
[32] Lucas 22.29-30; Hechos 2.42; 20.7; 1 Corintios 10.16; 11.23-27.
[33] Dios Habla Hoy.
[34] Hechos 2.42; 20.7; 1 Corintios 11.23-27.
[35] 1 Timoteo 5.10.
[36] Génesis 3.15.