La
Familia: El Corazón de la Sociedad
A. ¿Qué es la Familia?
Hasta no hace mucho tiempo era sencillo dar una definición de “familia”, pero hoy no podemos hacerlo tan fácilmente puesto que cada tipo de familia requiere su propia definición. Esto es debido a que en Occidente hablamos de una “familia nuclear”; en África, de una “familia extendida”; últimamente se habla de “familias homosexuales” y “familias heterosexuales”; de un solo progenitor, etc.
Pero la Palabra de Dios ofrece una descripción que va más allá que la que da el Diccionario de la Lengua Española: “Personas emparentadas entre sí que viven juntas”[1]. El término usado en el Antiguo Testamento para “familia” es hjpcm (mishppakjá), que confunde la distinción entre familia y tribu, y entre familia y nación. De esta manera, la Biblia nunca deja de ampliar las fronteras de la familia.
La familia constituye un elemento fundamental de la persona como tal puesto que nos formamos en una identidad desde el seno de una familia, lo vivido en el seno de un ambiente familiar ejerce su influencia para la identidad personal de los componentes de esa familia.
1. Historia de la familia.
a. En el Antiguo Testamento.
El Antiguo Testamento nos relata en los primeros capítulos la institución de la familia por parte de Dios. En primer lugar, Él forma al hombre del polvo de la tierra[2], y aunque Dios hizo un ser perfecto, a este le hacía falta algo, por lo que el mismo Dios es quien dice: “Dijo Yavé Dios: "No es bueno que el hombre esté solo. Le daré, pues, un ser semejante a él para que lo ayude”[3]. Así que Dios tomó el costado de Adán y de ahí le formó a una compañera. Cuando el hombre ve a la mujer, no le queda más que exclamar: “… ¡Al fin! ¡Esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne! La llamaré “mujer”, porque fue sacada del hombre”[4].
Adán y Eva tuvieron hijos para que su familia se extendiera por toda la tierra, de acuerdo al mandato de Dios[5]. Abraham recibe hijos de parte de Dios para que por medio de sus descendientes se invierta el proceso de división de la humanidad que había iniciado en Babel: Israel debía convertirse en una familia que ocupara todo el planeta, aumentando en tamaño y atrayendo a los extranjeros a Dios. Para que la familia de Dios creciera, las familias debían multiplicarse por medio de la procreación y la inclusión de extranjeros en la nación[6], colaborando con la comunidad económica y políticamente. Creciendo por medio de las familias, Israel debía convertirse en una familia. Cada generación sentía su pertenencia a la familia de sus antepasados y a sus descendientes[7].
El conocimiento de Dios debía ser transmitido por medio de la familia celular, de modo que la familia global se convirtiese en una familia santa. Los padres debían hacer esto amando, enseñando y disciplinando a sus hijos[8]. Con esto se beneficiaría la nación[9]. Pero la decisión de pertenecer a la familia de Dios estaba de acuerdo a la decisión individual[10]. Los hijos debían honrar a sus padres, de modo que la nación se beneficiara[11].
Dado que las familias creaban gente santa, la gloria de Dios se reflejaría en la nación mediante relaciones de igualdad, solidaridad y libertad. El Antiguo Testamento muestra que la cultura de esos tiempos daba un respeto mayor hacia los ancianos, pero contiene principios que muestran también que las mujeres tenían una relación de igualdad dentro de la familia. A pesar de que por mucho tiempo se ha creído que la mujer es un ser inferior, el compañerismo de Adán y Eva enseña que tenían igualdad a la hora de tomar decisiones. Este ideal de igualdad se celebra en Cantar de los Cantares. Se cita sutilmente en Proverbios 2.17, donde el marido es llamado “compañero”, un término limitado a los amigos íntimos. Los hijos debían honrar a su padre y a su madre. Pero la autoridad paterna no era absoluta, ya que se esperaba que los hijos que se independizasen de sus padres, dándoles igualdad. Esta igualdad fortalecería la solidaridad dentro de la familia, formando “una sola carne”[12] en el matrimonio.
La responsabilidad familiar incluía respaldarse mutuamente en caso de peligro, así como proteger a los parientes que pasaban por un mal momento, salvaguardando la libertad económica de la familia[13]. Las familias debían liberar a sus miembros de la hambruna y de la esclavitud a personas ajenas al hogar[14]. Las familias debían actuar como columnas de la libertad, evitando la concentración del poder económico y político[15]. Dado que las familias eran la base de la sociedad israelita, donde su relación apuntaba a la igualdad, solidaridad y libertad, estas cualidades debían manifestarse en la nación como un todo. Todo esto obligaba a las familias a crear una familia global, santa y gloriosa. Pero el Antiguo Testamento no esconde la realidad de las cosas. La unión matrimonial con mujeres extranjeras incapacitó al pueblo de Israel para que evitara la influencia de los dioses ajenos[16]. Como resultado, tanto el reino del norte como el del sur sufrieron el exilio. Lejos de concentrar el mundo en una sola familia, el pueblo de Dios fue esparcido por el mundo. La cadena de fe entre las generaciones se rompía con frecuencia. El libro de Jueces registra el ciclo de arrepentimiento de una generación y la apostasía de la siguiente. Los líderes espirituales, como Elí, Samuel y David tuvieron hijos que se apartaron de Dios. Parece que los hijos de los contemporáneos de Samuel también se alejaron de Él, pidiendo luego una monarquía que, según se les advirtió, les llevaría a la opresión de sus familias[17]. Las familias abandonaron su defensa de la libertad. El fracaso de tantas familias israelitas, que no lograron hacer su papel en la creación de la familia de Dios es un gran incentivo para las familias modernas ya que Dios usó a Israel para crear una sociedad y un hogar dignos del Mesías. Dios aún ama y utiliza a las familias, a pesar de sus errores.
b. En el Nuevo Testamento.
La familia en la que creció Jesús era de las que se esperaba en el Antiguo Testamento. Recibió se sus padres la fe ortodoxa, tanto que las autoridades religiosas del Templo se sorprenden de sus conocimientos[18]. La educación que recibió de niño le capacitó para poder salvar a los pecadores.
Tanto el Padre Celestial, como el Hijo, experimentaron el rechazo que a menudo se produce en las familias humanas. Jesús se sintió abandonado por Su Padre, de quien dependía[19], y el Padre lo consideró un hijo rebelde ya que Él cargaba los pecados de la rebelión[20]. Ocurre mucho en la familia, en donde los padres se vuelven contra los hijos debido a su desobediencia, que es simbolizado de cierta manera en la crucifixión, aunque entre el Padre y el Hijo no había ningún fracaso, sino que estaban de acuerdo para poder brindar la salvación al hombre.
Pero, al compartir el dolor propio de las familias humanas, Dios y Jesús, salvan a Su familia del fracaso, adoptando a todo aquel que cree[21]. La Iglesia, de acuerdo al lenguaje usado en el Nuevo Testamento, es la familia de Dios. Es cierto que Jesús la anuncia como el Reino, pero instruye a sus discípulos para que se dirijan al Padre como al Padre, no como al Rey. Pablo usa constantemente el término “hermanos” para referirse a los miembros de la Iglesia, ya que el la considera una familia.
La familia de Dios tiene una naturaleza santa, garantizada por el Espíritu Santo, que escribe las Leyes en nuestro corazón[22]. De esta forma, el Espíritu transmite la fe del Padre a sus “hijos”. Esta relación Padre-hijos es primaria en la familia de Dios.
En la familia de Dios, el Padre y el Hijo no son exclusivamente masculinos en su carácter, ya que vemos que el Hijo es la “imagen” del Padre[23]. Dado que la imagen de Dios quedó igualmente reflejada en el hombre y la mujer, en Génesis 1.27, esto puede implicar que Jesús refleja en sí mismo tanto rasgos “masculinos” como “femeninos” y que, al hacerlo, refleja al Padre. Esto, a su vez, sugiere que Dios valora lo femenino tanto como lo masculino, lo cual conlleva que tanto hombres como mujeres disfruten del mismo valor en el cielo. La parábola de la viña indica que Dios no manifiesta favoritismo, lo cual es la base de la igualdad[24].
Cuando contemplamos la familia de Dios, encontraremos modelos que podemos poner en práctica en nuestra propia familia. La familia de Dios es una “familia extendida”, en la que todos podemos incluirnos. Este es el ideal reflejado por los primeros cristianos, que no hacían distinciones entre la familia hogareña y la “familia de Dios”. Ellos estaban juntos, alabando a Dios y compartiendo de sus posesiones. El Padre ejemplifica al padre ideal, que siente amor por su Hijo[25], le enseña[26] y le disciplina[27]. El Padre delega el Reino en el Hijo[28], como ejemplificando la independencia que deben dar los padres a los hijos. De la misma manera, el Hijo ofrece al Padre lo que ha hecho, tal y como los hijos deben ofrecer a los padres algo de lo que logren, cuando llegue la vejez de los progenitores. Esto también lo hayamos reflejado en la enseñanza paulina en Efesios 6.1-4.
También en la familia de Dios nos encontramos con un modelo de igualdad. Con la muerte de Jesús en la cruz, encontramos el modelo de los maridos, que deben poner a sus esposas en primer lugar, sacrificándose por ellas. Y las esposas deben hacer lo mismo por sus maridos. Entre ambos debe haber un sometimiento mutuo[29]. La Biblia nunca dice que las esposas deben someterse a sus maridos, pero si dice que debemos someternos unos a otros. El hecho que el marido es la cabeza de la familia no es sinónimo de que él es único que manda, sino que él debe ayudar a su esposa a crecer en Cristo[30]. Pablo usa la imagen del “cuerpo” para indicar la solidaridad que debe haber en la familia. La libertad que tenemos los cristianos es sinónimo de la libertad que deben tener los miembros de la familia. Si estos modelos son usados en la familia de Dios, la Iglesia, se verán reflejados en las familias que componen esta iglesia y les retarán a conseguir en el presente lo que Dios pretendió para el pasado.
2. Momentos más importantes de la familia
Toda familia tiene momentos de trascendencia, que aunque no vamos a detallar en este momento, si es importante que los mencionemos:
a. Noviazgo: Para la mayoría de las personas esto no es parte importante de la familia, sino que se limita a la pareja, pero como veremos en el apartado que dedicamos a esta etapa, es un momento que va afectar no solo a una familia, sino a dos.
b. Casamiento: Por lo general, implica el abandono del hogar en donde la persona se desenvolvió toda su vida y ahora hay una ruptura que en muchos casos no logra sanarse nunca, pero lo veremos más adelante.
c. Nacimiento de los hijos: Este momento cambiará la vida completa de la pareja ya que ahora son tres que comparten el mismo hogar y el miembro más reciente es el más exigente. Este tema será tratado luego.
d. Escolarización de los hijos: Aunque en las familias cristianas esta etapa comienza casi desde el nacimiento de los niños debido a que ellos comienzan su proceso socializador en la Iglesia, con las clases de Escuela Dominical, para la mayoría de las familias es un golpe que afectará toda su conducta.
e. Entrega a Cristo: Este proceso se da por lo general en las familias cristianas en algún momento de la etapa de escolarización y la entrada a la adolescencia. En él, los hijos comienzan a tomar las responsabilidades que les corresponden en la Iglesia.
f. Entrada en la adolescencia por parte de los hijos: Da inicio un periodo de rebeldía por parte de los hijos, que los padres, por lo general los no cristianos, no saben cómo digerir y orientar, lo que en muchos casos llevará a momentos de crisis.
g. Hechos traumáticos: Son actos en los que puede estar involucrada cualquier familia, y que van desde los accidentes, la separación y divorcio, muerte de alguno de los hijos o los abuelos, hasta drogadicción, alcoholismo, etc.
h. Nido vacío: Cuando los hijos abandonan el hogar, ya sea por matrimonio o porque se vana estudiar lejos.
i. Momento de la jubilación: Puede trasformarse en una crisis si la pareja no está preparada para el cambio.
j. Llegada de los nietos: De nuevo la familia se multiplica y creará cambios drásticos.
k. Muerte de alguno de los cónyuges: Se aproxima el fin de la familia celular. Un hecho natural, pero que la mayoría no desea aceptar.
3. Elementos de la familia, relaciones y problemas de la autoridad familiar.
Dentro de una familia podemos distinguir diferentes elementos que la componen y agruparlos dentro de las siguientes categorías:
a. Elementos personales:
Los elementos personales que constituyen la familia son los padres, los hijos, y otras personas que se adhieren a esta familia como pueden ser parientes o amigos.
b. Elementos materiales:
Tienen menor importancia que los personales y principalmente están constituidos por lo que denominamos casa u hogar.
c. Elementos de autoridad:
Diremos que debemos ejercer la autoridad con el fin de mantener la convivencia familias desarrollar la comunicación y fomentar la formación de la propia personalidad.
Luego, en cuanto a la familia podemos diferenciar las relaciones conyugales de las fraterno-filiales:
1) En cuanto a las conyugales puede ser que por el ejercicio de la autoridad se den situaciones de aceptación, rechazo e incluso tensión.
2) En cuanto a las relaciones fraterno-filiales podemos observar que la autoridad puede ser aceptada de manera racional o espontánea, o rechazada provocando evasivas e incluso agresividad llegando a aparecer una situación inestable en la familia.
4. La familia como institución educativa.
Es en el seno del hogar en donde el niño recibe las primeras informaciones, aprende actitudes y la manera en que va percibir la realidad. Como parte integrante de la sociedad, en donde hay ideas, creencias, valores, rituales, mitos y actitudes, la familia es el mejor punto de partida para el ser humano. Es por ello que el mismo Dios legisla en el Antiguo Testamento para que sea en el seno del hogar que el niño reciba las instrucciones básicas que le regirán toda su vida[31].
De la familia se espera que sea capaz de enseñar a sus hijos a:
a. Controlar sus impulsos para poder vivir en sociedad: El niño debe aprender a no tomar todo lo que se le antoja, a no ser agresivo con los compañeros, a compartir etc.
b. Desempeñar determinados roles sociales tanto ocupacionales como de género o roles en las instituciones como el matrimonio o la paternidad.
c. Adquirir un significado global de qué es lo que importa, qué es lo que se valora en su sociedad y cultura y para qué se tiene que vivir.
Para hacer realidad la correcta educación de los hijos, la familia debe contar con las siguientes condiciones:
a. Padres cristianos e involucrados en la vida de la Iglesia.
b. Los padres son responsables del cuidado de los hijos por derecho natural.
c. Los padres gozan de la ascendencia y autoridad que son precisas para educar.
d. Las relaciones padres-hijos están marcadas, en principio, por el amor y el respeto, requisitos esenciales de la relación educativa.
e. La vida familiar proporciona múltiples situaciones para hacer efectiva la educación, ya que se trata de una vida de comunicación permanente.
f. La acción combinada del padre y de la madre proporciona una educación integral de lo roles sexuales de la vida adulta.
A medida que se va formando la personalidad del niño, la familia ocasiona en él diversas posibilidades en cuanto a su autoestima, su auto-imagen, auto-afirmación y a su integración social. Esto se consigue mediante dos distintos estilos educativos, como son:
a. La sensibilidad de los padres hacia las necesidades del niño, la aceptación se su individualización y el afecto que le expresan.
b. Tipo de disciplinas y estrategias de control utilizadas por los padres.
Los estímulos familiares influyen durante más tiempo que cualquiera otro tipo de estímulos educativos en la formación del hombre. La familia es el elemento más importante en la formación de una persona. La importancia que tiene el amor familiar, y concretamente el de la madre, tiene en el desarrollo del niño.
B. El Noviazgo.
Las estadísticas actuales en Costa Rica, muestran que en el año 2010 hubo 24 000 matrimonios y 11 500 divorcios[32], es decir, ¡un 48 %! Las madres solteras y los hogares destrozados son cosa de casi todas las familias. ¿Por qué sucede esto? Una de las muchas razones consiste en que los jóvenes no están preparados para dar el paso a la vida matrimonial. No reciben orientación adecuada y mucho menos ejemplos de fidelidad. En este punto vamos a dedicarnos a estudiar lo que es el noviazgo, los requisitos que necesitan la mujer ideal, el hombre ideal y las normas que debe tener todo noviazgo sano.
Pero definamos lo que es el noviazgo, en primer lugar. En la Biblia solo hay tres pasajes que hablan de “novios”[33], y en todos se refiere más bien, no al tiempo del cortejo, sino más bien al momento en que la pareja llega a consumar el matrimonio. Tomemos en cuenta que en el Oriente, en los tiempos bíblicos, se acostumbraba a que los padres de los jóvenes arreglaran los matrimonios, por lo que no existía un tiempo de cortejo como lo conocemos en Occidente.
En nuestra sociedad, el noviazgo, hasta hace pocos años, consistía en un período de tiempo en que la pareja se conocían, pasaban tiempo juntos, hablaban, discutían temas de interés para ambos, paseaban, compartían tiempo con la familia de su enamorada (o). Todo esto era un preparativo para el siguiente paso: El matrimonio. Hoy se ha cambiado el rol y el término “novio (a)” ha llegado a ser la persona con la que se convive, habiendo cierto compromiso, pero no uno sólido ni legal. Hoy, los padres de los jóvenes puede que conozcan o no al novio (a) de su retoño. Esto, definitivamente es un acto pecaminoso, es fornicación y es condenado por el Señor[34].
Confiamos en el Señor que las personas que leen este tratado estén actuando conforme la Palabra, por lo que vamos a tomar la primer definición como la correcta, y si hay alguien que esté practicando la segunda forma, que se arrepienta y corrija su pecado.
1. La Mujer Ideal.
Los concursos de belleza, los anuncios de televisión promoviendo la imagen de mujeres delgadas y con apariencia de modelo, el cabello lacio, ojos grandes, dientes perfectos, uñas impecables, son los estereotipos con los que tienen que batallar las muchachas, que se deprimen por no poder alcanzar igualarse ni siquiera un poco con esas bellezas plásticas. Pero, ¿será eso lo que buscan los muchachos cuando piensan en casarse?
Bob Jones dijo: “La peor cosa que puede tener una mujer es la belleza”[35]. El problema no es que una mujer sea hermosa, el problema se da cuando la mujer confía tanto en su belleza que piensa que con ello podrá alcanzar todas sus metas y olvida alimentar su intelecto, la disciplina y el trabajo.
¿Qué lo que busca un hombre en una mujer?
Esta pregunta se les hizo a 4000 hombres escogidos al azar, para saber si las exigencias masculinas habían sufrido grandes cambios. Estos fueron los resultados:
a. Que no sea egoísta. Las mujeres que solo piensan en su persona, que creen que nacieron para que los hombres las complazcan hasta en los más mínimos caprichos, puede ser muy hermosa, pero será repulsiva a cualquier hombre sabio.
b. Sincera. La sociedad moderna nos dice que debemos aparentar. Hay que esconder todo aquello que a los ojos de los demás parezca feo. La ropa que usamos debe mostrar no tanto gusto, sino el que sea de alto precio. Estas cosas hacen que los hombres que quieren una buena esposa se alejen. Las mujeres que mienten con respecto a su edad y otras cositas que pueden parecer muy inocentes, mostrarán lo vanas que son.
c. Cariñosa y simpática. Todo hombre tiene un niño en su interior y esperan que su esposa lo cuide y brinde muestras de cariño. Que tengan la simpatía suficiente como para enfrentar los problemas con una sonrisa, la como la mujer de Proverbios 31. Las muchachas que sonríen, que expresan ideas positivas, que irradian alegría, son como miel a las abejas para los muchachos.
d. Inteligente. No estamos hablando de que tenga mucho estudio, ya que hay algunas profesionales que son muy buenas en lo suyo pero un fracaso en sus relaciones, sino en mujeres que sean capaces de comunicarse de manera clara, sin muchos rodeos. Que sea capaz de comprender la problemática masculina.
e. Atractiva. No se malentienda. Atractiva y bella pueden ser sinónimos, pero no siempre. La belleza verdadera es la interior, que produce que la mujer se cuide en tres sentidos:
1) Su arreglo personal. Su ropa está planchada, no descosida. Ella se mira en el espejo para notar las cosas que no están correctas en su vestir y las corrige. Siempre está peinada, sin necesidad de haber ido al salón de belleza.
2) Su aseo personal. Se baña a diario, huele bien. No usa el cabello desgreñado ni sus uñas están sucias.
3) Su apariencia personal. No permite engordarse en exceso. Sabe hacer ejercicio y comer con cuidado. Sabe que su cuerpo debe irradiar salud.
f. Independiente. Aunque a los hombres nos gustan las mujeres que dependen de nosotros, también nos gusta que la mujer pueda hacer ciertas cosas sin necesidad de que estemos con ellas. Debe haber un equilibrio.
g. Casera. Que guste de los trabajos en el hogar. Que sepa cocinar, sin necesidad que sea una cocinera experta. Que sepa hacer por lo menos las puntadas básicas y pegar un botón. Que le guste la casa ordenada y limpia. Que sepa administrar los alimentos de la alacena.
h. Espiritual. Este debe ser el primero de todos los requisitos, pero como los datos arriba mencionados fueron tomados de investigaciones hechas entre gente de todo tipo, no aparece. Los jóvenes cristianos anhelan una mujer que ame a Dios sobre todas las cosas y que no se deje guiar por las mentiras del mundo y de Satanás.
2. El Hombre Ideal.
Así como los hombres tenemos nuestra idea de una mujer perfecta, ellas también esperan un “príncipe azul” que llene sus requisitos. Aquí están algunos:
a. Un líder. No que sea el capitán del equipo, pero sí que sepa guiarla a ella y que pueda hacerle frente a los problemas sin derrumbarse. La Biblia es clara en cuanto a que el hombre debe ser la cabeza del hogar. Es quien debe tomar las riendas, dirigir las actividades y tomar las decisiones más importantes. Debe saber dirigir las discusiones para que estas no terminen en pleito, sino que se llegue a una solución.
b. Trabajador. Que gane su dinero con honradez y que quiera superarse en su trabajo. Que provea para que los suyos no pasen necesidades. Que recuerde la exhortación de Pablo: “El que no trabaja, que no coma”.
c. Cariñoso. Al igual que el hombre, la mujer anhela un hombre que sepa abrazarla y besarla sin necesidad de que tenga que terminar en relaciones íntimas. Que le diga piropos, a pesar de que tengan muchos años de casados.
d. Responsable. Que no tema decir: “Yo me equivoqué”. Que sepa sacar la cara por su familia. Que enfrente la vida sin retroceder.
e. Maduro. Que sea disciplinado en todo. Juicioso y prudente. Que no sea inestable. Que haga lo que predica.
f. Espiritual. Es importante que el hombre sea el guía espiritual de su familia. Que no se vayan su esposa y los niños al culto mientras él se queda en casa viendo el fútbol, sino que él sea el primero en levantarse el domingo para hacer los preparativos para ir a alabar al Señor.
g. Romántico. Aunque nuestra sociedad ha cambiado drásticamente, las mujeres aún suspiran por un hombre que sepa regalarles un flor porque sí, que les abra las puertas, que sepa llorar, que sueñe con ellas.
3. Normas en el Noviazgo.
A la hora de hablar de noviazgo, debemos hacer distinción. Hoy, muchos hablan de noviazgo a los 10, 12 ó 16 años, pero esto en realidad es un enamoramiento producto del despertar de la adolescencia y los cambios químicos que todo joven tiene, de tal manera que un muchachito que hoy está muy enamorado de una chica, dos días después habrá cambiado de opinión sobre ella y estará enamorado de la mejor amiga de la niña en cuestión. Eso es solo producto de las hormonas.
Hablamos de noviazgo cuando la pareja está haciendo planes serios. Cuando quiere formalizar la relación y está dispuesta a planificar un matrimonio. Aunque los padres deben ser muy cuidadosos con las relaciones citadas arriba, es en esta otra etapa en que los jóvenes deben saber cuidar ciertas normas que le ayudarán a decidir de manera correcta con quién compartirán el resto de su vida. Estos principios tienen base en la Biblia y por ello deben ser respetados.
a. La iniciativa debe ser de parte del joven.
Si bien es cierto que las normas en las sociedad moderna han cambiado y la mujer ahora es más agresiva, este tratado trata de la familia desde una perspectiva bíblica, por lo que al encontrar que la Biblia es enfática en que el hombre es la cabeza de la mujer, vemos que lo lógico es que sea el hombre quien tome la iniciativa a la hora de buscar una relación seria. Ya antes habíamos visto que a los hombres les asusta las mujeres agresivas. Además, algunos pueden entender que cuando una joven es la que toma la iniciativa en una relación, da muestras de ser una mujer fácil, cosa que a los hombres no les gusta como característica de la que va a ser su esposa, así que corre el riesgo de que la tomen simplemente como una aventura.
b. La joven debe ser sincera y cortés.
Cuando un muchacho muestra interés en una joven, esta no debe ser cruel, dándole esperanzas que ella sabe que no se alcanzarán o haciendo burla de las pretensiones del chico, si es que ella no tiene interés. Ella debe ser capaz de decirle “si” o “no”[36], con todo respeto.
c. Tanto las responsabilidades como los privilegios son limitados.
Muchas veces vemos parejas de novios que parecen más bien que son un matrimonio, por su manera de comportarse, tratándose con demasiada confianza. Aunque también hemos visto novios que más bien parece que fueran solo amigos. El noviazgo es una relación que está en medio de la amistad y el matrimonio. Es un tiempo de preparación en donde se está desarrollando una relación que afectará todo el futuro de ellos[37].
Algunas jovencitas han llegado a creer que su novio tiene la obligación de pagar todo lo que ella desea comprar. Él puede querer invitarla a ciertas cosas, cenar, comerse un helado, hacerle un regalo, etc., pero él no tiene ninguna obligación, sino que lo hace voluntariamente hasta que estén casados.
También deben saber cuáles son los límites de los privilegios. En el noviazgo no hay privilegios sexuales. Estos están limitados al matrimonio. Tampoco deben los novios pensar que las cosas materiales de su pareja son de su propiedad. Otra de las cosas que deben respetar los novios es el hogar de sus respectivos padres; hay responsabilidades que cumplir, no es correcto que el enamorado diga que no puede cumplir con su trabajo hogareño porque está de novio o que no va a colaborar más en la economía del hogar porque ahora tiene más gastos al estar preparándose para su matrimonio o bien, llega a horas tardías porque estaba en compañía de su enamorada (o).
d. Las amistades son modificadas.
No debe confundirse la relación del noviazgo con la de la amistad, por lo que aunque no es necesario terminar con los amigos porque se está en un noviazgo, si debe limitarse, especialmente con el sexo opuesto, con el fin de evitar malentendidos y ataques de celos. Es importante que el novio conozca a los amigos de la novia y que esta conozca a las amigas de su novio y que quizá puedan tener amistad entre ellos también.
e. Discutir los temas básicos.
La pareja cristiana debe llegar a acuerdos sobre tres temas importantísimos en el matrimonio: Dios, dinero e hijos.
1) Dios. Lo más recomendable es que la pareja tenga la misma fe religiosa. Parece mentira, pero el tema de la religión es uno de los que más causa problemas en los matrimonios. Ambos deben ponerse de acuerdo sobre de cuál Iglesia serán miembros y sobre las actividades en las que tomarán parte. No es recomendable que alguno de ellos se haga a la idea, si su pareja no es creyente, que con el tiempo lo convencerá, por lo general ocurre lo contrario.
2) El Dinero. La administración de los fondos del hogar debe ser tema de ambos antes de casarse. Es bueno que visiten los supermercados y hagan un presupuesto acerca de lo que van a necesitar, primero solos y luego cuando vengan los hijos. También deben tomar en cuenta el valor del alquiler de una casa, aunque si fuera posible, es mejor que piensen en lo que costará una y consigan un préstamo en un banco o entidad de vivienda para comprarla o construirla. Asimismo sobre el mobiliario. Lo ideal es que no tengan deudas, pero hay cosas, como la casa, que es muy difícil poder comprar al contado, pero no es recomendable que se endeuden por cosas que pueden adquirir con solo ahorrar unos cuantos meses.
3) Los Hijos. Planificar la familia es cosa seria. Deben tomar en cuenta el presupuesto con el que cuentan, los planes de adquirir casa o auto, los estudios, etc. También deben platicar acerca de la cantidad de niños que podrían hacer felices y si es más de uno, ¿cada cuánto? No deben de olvidar que la mujer necesita de tres a cinco años para recuperarse de un parto, así como el presupuesto familiar. Tienen que tomar en cuenta el método anticonceptivo que usarán y si cuando ya no desean tener más hijos, cuál de los dos se operará o si seguirán planificando con otros métodos.
Es increíble cuántos divorcios se evitarían si tan solo se pusiera cuidado a estas sencillas normas y al uso de mucha oración para que Dios guíe a los jóvenes a encontrar la persona idónea para pasar el resto de su vida.
No queremos que los jóvenes se hagan a la idea de que es mejor no casarse, ya que el matrimonio es un estado lleno de retos y obligaciones. Dios creó el matrimonio para que las personas llegáramos a sentirnos completas, cuando nuestro cónyuge es una ayuda idónea, tanto para el esposo como para la esposa. Es verdad que los periódicos sensacionalistas hablan mucho de los fracasos matrimoniales y los divorcios escandalosos, pero podemos estar seguros que son más los matrimonios que viven felices, pero a los que nadie saca en las revistas.
Tengan presente que cualquier empresa que valga la pena, debe estar llena de esfuerzo, de lágrimas y perseverancia, y no se realiza de un día para otro. Los matrimonios felices no nacen, se hacen.
C. El Matrimonio.
“Encontrar esposa es encontrar lo mejor: es recibir una muestra del favor de Dios”[38].
Es triste saber que muchos de los matrimonios que se realizan hoy son consecuencia de que la novia quedó embarazada o que los muchachos encuentran en él un camino para la independencia de sus padres, pero debemos ser conscientes de que Dios, en Su Palabra hace referencia al matrimonio y lo bendice. En los siguientes versículos encontraremos lo que nos dice la Biblia con respecto a esta institución:
“Dijo luego Adonai Dios: "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada." Y Adonai Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le diera. El hombre puso nombres a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos los animales del campo, mas para el hombre no encontró una ayuda adecuada. Entonces Adonai Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. De la costilla que Adonai Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces éste exclamó: "Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada." Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne”[39]. El matrimonio fue idea de Dios. Es Dios quien hace el matrimonio al bendecir a una pareja que decidió amarse y respetarse de por vida, no un documento firmado por un abogado, aunque es bueno estar en regla con las autoridades de la nación.
“Llamaron, pues, a Rebeca, y le dijeron: "¿Qué? ¿Te vas con este hombre?" "Me voy", contestó ella. Entonces despidieron a su hermana Rebeca con su nodriza, y al siervo de Abraham y a sus hombres. Y bendijeron a Rebeca, y le decían: "¡Oh hermana nuestra, que llegues a convertirte en millares de miríadas, y conquiste tu descendencia la puerta de sus enemigos!”[40]. La entrega total es esencial para un buen matrimonio. Cuando en un matrimonio no hay rompimiento umbilical con la casa de sus padres, hay problemas.
“Amada mía, me has robado el corazón; me lo has robado con una sola de tus miradas, con una sola de las perlas de tu collar. Amada mía, ¡tu amor es maravilloso! Es más dulce que el vino. ¡El olor de tu piel es mucho mejor que el de cualquier otra fragancia exquisita![41] El romance es importante. Si este se acaba, el matrimonio está en camino al barranco. Los cónyuges no deben dejar jamás de pensar románticamente acerca de su pareja.
"Ustedes dicen que este lugar está abandonado, sin habitantes ni ganados. Pero así dice Adonay: En todas las ciudades de Judá y en las calles desoladas de Jerusalén, ahora sin habitantes ni ganados, aún se oirán gritos de gozo y de alegría, canción del novio y de la novia, voz de los que traigan sacrificios de alabanza a la Casa de Adonay. Y dirán éstos: "Alaben a Adonay porque es bueno, porque es eterno su amor. Pues haré volver a los que fueron desterrados, y estarán como antes”[42]. El matrimonio ofrece momentos de gran gozo, especialmente cuando los cónyuges pueden glorificar el nombre del Señor juntos.
“Y todavía preguntáis por qué. Pues porque el Señor actúa como testigo entre ti y la esposa de tu juventud, a la que traicionaste aunque es tu compañera, la esposa de tu pacto. ¿Acaso no hizo el Señor un solo ser, que es cuerpo y espíritu? Y ¿por qué es uno solo? Porque busca descendencia dada por Dios. Así que cuidaos vosotros en vuestro propio espíritu, y no traicionéis a la esposa de vuestra juventud”[43]. Los cónyuges deben ser fieles, ya que es en el matrimonio donde Dios busca Su descendencia, tierra buena en donde pueda ser plantada la semilla de la Palabra de Dios.
“Pero ahora yo les digo que el hombre sólo puede divorciarse si su esposa tiene relaciones sexuales con otro hombre. Si se divorcia de su esposa por otra razón, la pone en peligro de cometer ese mismo pecado. Si esa mujer vuelve a casarse, tanto ella como su nuevo esposo serán culpables de adulterio”[44]. La infidelidad rompe el lazo de la confianza. La confianza es básica en todas las relaciones.
“Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”[45]. El matrimonio es permanente. No es algo descartable ni provisional.
“Por ejemplo: cuando una mujer se casa, queda sujeta por ley a su esposo durante todo el tiempo que él vive. Pero si el esposo muere, ella deja de estarle sujeta, tanto a él como a las leyes que rigen el vínculo conyugal, de modo que, si lo desea, puede casarse de nuevo. Este segundo matrimonio no sería legítimo en vida del esposo, pero lo es si él ha muerto, en cuyo caso nadie puede tachar de adúltera a la mujer”[46]. Lo ideal es que solo la muerte disuelva el matrimonio. El divorcio no es idea de Dios. Cuando dos jóvenes deciden casarse es necesario que hayan pensado bien lo que vana hacer.
“Sírvanse unos a otros por respeto a Cristo. Esposas, estén dispuestas a servir a su esposo así como sirven al Señor. El esposo es la cabeza de la esposa, así como Cristo es la cabeza de la iglesia. La iglesia es el cuerpo de Cristo y Cristo es el Salvador del cuerpo. Así como la iglesia obedece a Cristo, también la esposa debe obedecer en todo a su esposo. Esposos, amen a su esposa así como Cristo amó a la iglesia y entregó su vida por ella. Cristo murió para hacer que la iglesia fuera santa. La purificó con la enseñanza de las buenas noticias y con el agua para presentársela a sí mismo como una novia, llena de esplendor y belleza. Cristo murió para que la iglesia fuera pura, sin mancha, ni arruga, ni nada semejante. El esposo debe amar a su esposa así como ama a su propio cuerpo; el que ama a su esposa, se ama a sí mismo porque nadie odia a su propio cuerpo. Todo lo contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo cuida a la iglesia porque formamos parte de su cuerpo. Así dice la Escritura: "El hombre dejará a su papá y a su mamá para unirse a su esposa y los dos serán un solo cuerpo". Este es un misterio muy grande porque tiene que ver con Cristo y la iglesia. En todo caso, cada uno de ustedes ame a su mujer como a sí mismo, y la mujer respete a su marido”[47]. El matrimonio está basado en la práctica de los principios del amor, no en los sentimientos. Constituyéndose en un símbolo vivo de Cristo y la Iglesia.
“Respeten el matrimonio manteniendo pura su relación de pareja. Tengan muy en cuenta que Dios castigará duramente a los que cometen adulterio y a los que practiquen inmoralidades sexuales”[48]. El matrimonio es bueno y honroso, en donde debe respetarse toda la relación, teniendo en cuenta de que esta es santa y no debe contaminarse con nada.
Después de haber visto como el Señor está pendiente del matrimonio, podemos entonces introducirnos más en el estudio, en donde analizaremos las razones para el matrimonio, la base del matrimonio, las metas en el matrimonio, los papeles en el matrimonio y las necesidades en el matrimonio.
1. Razones para Casarse.
Antes de que alguien decida dar el sagrado paso del matrimonio debe estar seguro que lo está haciendo por las razones correctas y no por las equivocadas, ya que hay de las dos y es por ello que somos testigos de cuántos matrimonios han sido destruidos.
a. Razones Negativas.
1) Escaparse de los padres y/o de un hogar infeliz. El hecho de que en el hogar paternal no hay felicidad, ya sea por la rigidez de los progenitores o por lo problemas de ellos, lo único que traerá en el nuevo matrimonio es que se refleje la misma situación.
2) Imagen pobre de sí mismo (a). Hay personas que consideran que el adquirir algún tipo de responsabilidades les levantará el ánimo y tendrán una vida con significado, sin tomar en cuenta que las responsabilidades matrimoniales le agotarán hasta dejarle peor.
3) Ayudar al ser amado. No son pocos los enamorados (as) que se casan con la idea de ayudar a su amado (a) a salir de un vicio (alcoholismo, drogadicción, etc.) o de una crisis, pero más bien se ven involucrados en algo que será muy duro de sobrellevar. Hay quienes piensan que el amor es una medicina para curar estos tipos de mal.
4) Miedo a quedarse solterón (a). Hay personas que a pesar de no ser tan viejos deciden aventurarse a casarse con cualquiera, con tal de no quedarse sin casar, pero es mejor hacer caso al refrán de los abuelos: “Es mejor quedarse para vestir santos que estar desvistiendo diablos”.
5) Miedo a ser independiente. Así como algunos tienen pánico a depender de otra persona, los hay que sienten terror a no estar con nadie. Puede ser que no dependan económicamente de la otra persona, pero si lo hacen emocionalmente.
6) Sanarse de un romance roto (despecho). El haber sufrido un desengaño amoroso causa que algunos opten por un compromiso que en realidad no querían. Por lo general esto termina en dolor para todos los involucrados, porque incluso la primera persona que se amaba, al ver que aquel (lla) a quien había rechazado se casó, se siente herida. La que lo hizo, nunca se perdonará haber tomado la decisión que hizo y la persona inocente vivirá sintiendo que fue utilizada.
7) Miedo de herir a su novio (a) por no cumplir su sueño. Nos encontramos personas que son infelices porque se casaron con su enamorado (a) que vivía con el sueño de casarse, sin que fuera el sueño de ambos, pero por no herirle, deciden contraer nupcias, y esto le llevará a la infelicidad.
8) Porque han tenido relaciones sexuales. Esta es la más común de las causas de matrimonios, especialmente entre jóvenes y por lo general ella está embarazada. Parece ser que el matrimonio es la mejor forma de evitar la vergüenza ante la familia, amistades y vecinos, pero no se toma en cuenta que lo que lograrán es la infelicidad, porque llegará el momento en que todo se caerá.
b. Razones Positivas.
1) Amor. Esta tiene que ser la mayor de las razones. Un matrimonio donde no hay amor es como una sopa sin caldo, un mar sin arena, un ave sin alas. Pero no debemos caer en malentendidos. No estamos hablando de pasión, más adelante estaremos estudiando las Cinco formas de amar, no estamos hablando de amor de amigos, estamos hablando del amor que nos va a formar, el crisol que templa el acero.
Cuando se busca un socio para montar una industria, por modesta que sea, no nos basta nunca el que sea una persona simpática y atractiva. Por encima de esto se investigan sus antecedentes y sus condiciones morales, y se indaga su verdadera capacidad económica y social[49]. Pero en el matrimonio, en un pacto que debemos cumplir y que esperamos que nuestro cónyuge cumpla por el resto de lo que nos queda de vida, unos ojos bonitos o una barbilla simpática son cosa secundaria.
El amor verdadero, que es el que esperamos en nuestro matrimonio, se manifiesta en primer lugar en cómo amamos a Dios. ¿Es la persona con la que queremos compartir nuestra vida un verdadero cristiano (a)? ¿Está involucrado (a) en las actividades de la Iglesia? ¿Ha dado un buen testimonio por un tiempo suficiente? ¿Gusta de orar? ¿Está puntual en los cultos? ¿Qué opinan los pastores acerca esa persona?
Si la persona con la que se desea pasar el resto de la vida ama tanto al Señor, entonces podrá amarnos a nosotros también, porque el suyo no será un amor idólatra, podrá amarnos a pesar de nuestros defectos, no nos amará con desesperación.
Entonces, cuando los cónyuges se aman con amor verdadero, con amor pleno, estarán completos porque ese amor es más fuerte que toda tentación. Es ahí donde comprendemos la gloria de un Dios de amor.
Pero no se crea que para llegar a ese amor es cosa nada más de besos y abrazos. ¡No! El amor conyugal hay que sembrarlo, abonarlo, salvaguardarlo, regarlo. La confianza y la fidelidad son importantísimas. El respeto, la cortesía, la reverencia, la dignidad, el cariño y la ternura, marcharán juntos en el camino de la plenitud conyugal[50].
Es verdad que cuando nos casamos ya no somos dos, sino uno solo, aunque podemos vivir de manera autónoma, pero hay momentos en que los dos cónyuges deben compartir: La oración, el trato diario, el gozo, hasta llegar al disfrute marital.
2) Compañerismo. “Entonces el Señor Dios dijo: “No le hace bien al hombre estar solo, haré a alguien que lo ayude y que sea como él”[51]. La idea de Dios no era que el hombre estuviera solo. De hecho, todos los seres humanos tenemos un instinto por mantenernos en grupo, ser gregarios. Dios trae a la mujer al hombre para que sea su compañera. La toma de un costado; la palabra hebrea usada es tselá que literalmente significa “un costado”, no solamente una costilla, para que sea su igual, su compañera. No la toma de la cabeza para que la mujer no señoree sobre el hombre, ni de los pies para que el hombre no la golpee, sino de su costado, la parte del cuerpo que cuando el hombre corre peligro, siempre busca protegerse.
Es lamentable ver como muchos esposos buscan amigos con los cuales compartir sus momentos de ocio, sus problemas y alegrías, dejando a su esposa en casa, relegada a un segundo plano, cuando es ella la llamada a ser la compañera ideal para el hombre. Nuestra esposa debe saber lo que nos gusta y disgusta, lo que nos alegra y entristece, nuestros problemas y logros, etc.
3) Seguridad y estabilidad. Son muchos los jóvenes que hoy día deciden no casarse porque a) no quieren adquirir responsabilidades, y b) concluyen que la única razón para casarse es tener relaciones sexuales, pero con la liberalidad que se vive hoy, pueden tener relaciones con su novia (o), entonces ¿para qué?
La verdad es que la seguridad y estabilidad que se encuentran solo en el seno del matrimonio no se hallan en ningún otro lugar. Hay una seguridad emocional al saber que tenemos al nuestro lado una persona que nos ama, que se preocupa por nosotros, que nos apoya y que al mismo tiempo necesita de nuestro amor y apoyo, que está confiada (o) en nosotros. También comienza la estabilidad financiera, ya que la responsabilidad que tenemos al estar casados nos conduce a pensar en obtener una casa propia, que por lo general no puede lograrse sin mantener un trabajo estable en donde podamos superarnos. Realmente la experiencia nos enseña que son pocos los solteros que logran obtener una estabilidad financiera, ya que la mayoría gastan el dinero de su salario en cosas poco trascendentales.
4) Trabajar juntos. Precisamente, para lograr una estabilidad emocional y material, debe haber un trabajo en conjunto. Es importante que la pareja se ponga de acuerdo en el noviazgo en asuntos tan radicales como estos. Deben decidir si van a pasar toda su vida matrimonial alquilando o piensan en tener su propia casa. Si deciden tenerla, ¿de qué tamaño la desean?, ¿en dónde quieren tenerla?, ¿cómo la van a comprar? Si van a adquirir una deuda hipotecaria, ¿cómo van a pagarla?, ¿necesitarán trabajar los dos para hacerlo? Si van a trabajar los dos, ¿dentro de cuánto van a tener a los hijos?, ¿cuántos hijos van a tener?, ¿cómo los cuidarán?, ¿van a seguir estudiando?, etc. En cuanto a su estabilidad espiritual y emocional deben preguntarse ¿en dónde nos congregaremos?, ¿en cuáles actividades de la Iglesia podemos involucrarnos?, ¿cuánto tiempo dedicaremos a las actividades de la Iglesia?, ¿cuánto tiempo dedicaremos a recreación y participación con nuestras familias?, etc.
5) Complemento. Cuando el Señor vio la soledad que tenía el hombre dijo: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”[52]. Nótese que al mismo Dios le pareció incorrecto que el hombre estuviera solo. Necesitaba alguien que le sirviera no solo como ayudante, como algunos han querido ver a la mujer, como en un estado inferior, sino como una compañera, una colega, alguien con quien compartir las cargas, con quien comunicarse, con quien emparejarse. La mujer debe ser para su marido el complemento, quien lo convierte en un ser completo, y lo mismo el marido para la mujer. ¡Qué los momentos más dichosos para ambos sea cuando estamos juntos, uno al lado del otro, compartiendo el gozo de vivir!
6) Compañerismo sexual. Aunque ahondaremos más en este asunto en el punto sobre las necesidades en el matrimonio, es necesario decir aquí que esta debe ser una de las razones por las cuales la pareja decide, junto con las citas anteriormente, casarse. “Una buena relación sexual es el cemento entre los ladrillos que forman el matrimonio”[53]. No es correcto que se casen solo porque el varón, o la mujer, desean tener relaciones sexuales. Esto es un privilegio y un goce que tiene la pareja en el matrimonio, en común acuerdo. Son muchas las parejas que terminan su relación porque él desea sexo pero ella no, o viceversa. No es el sexo la finalidad del matrimonio, sino la expresión más íntima del amor que nos tenemos uno al otro.
2. La Base del Matrimonio.
Al crear el mundo, Dios pone todas las cosas necesarias en el ambiente para que haya una vida placentera y fructífera. Todas las cosas fueron creadas con la idea de que el hombre pudiera tener comunión con su Creador. Él era la corona de la Creación y el matrimonio la primer institución, aun antes que la Iglesia, que Dios fundó. Es por ello que la familia es la base de la sociedad y esta depende de la expresión y la forma de composición de las familias.
Como la sociedad es el reflejo de lo que es la familia, es importante que esta refleje a su vez la idea que Dios tuvo en un principio.
La base bíblica del matrimonio la encontramos en Génesis 1.27-28: “Así que Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza, creó al varón y a la mujer. Y los bendijo diciendo: “Tengan muchos hijos para así poblar el mundo y ejercer control sobre él: dominando a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser vivo que existe en la tierra”[54]. Dios inicia el primer hogar en el mundo al crear a la primera pareja y ponga cuidado en la orden de Dios de “poblar el mundo” y “ejercer control sobre él”. Esto nos habla de que el matrimonio y el hogar en general, es una institución ordenada por Dios.
También debe entenderse que es una institución unida de forma natural. Dios da a ambos cónyuges ciertos impulsos o “instintos” naturales, siendo uno de los más fuertes el sexo, así que lo natural y lo sensato es que la pareja matrimonial tenga relaciones sexuales, tal y como lo dice en Génesis 2.24: “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos llegan a ser como una sola persona”[55]. La palabra usada en hebreo para carne es basar, que en este contexto los hebreos lo comprendían no solo una carne en lo físico, sino también en la personalidad.
Otro de los elementos básicos del matrimonio va de la mano con la anterior, y es la unión exclusiva. Al decir “una sola persona” se refiere a que nadie más puede integrar esta unión, dejando de lado la poligamia. Así que los que tratan de vivir en poligamia, lo que hacen es que se frustran porque no pueden llegar a culminar la idea de Dios de que el hombre y la mujer sean “una sola persona”, lo mismo ocurre con las uniones homosexuales. Es imposible que una persona pueda llegar a satisfacer a un solo cónyuge y que se pueda mantener la salud emocional. Pero algo que va unido a esta exclusividad es que los hijos deben apartarse de los padres[56].
Otra de las bases del matrimonio es que esta es una unión permanente. Es decir, mientras los dos cónyuges vivan, el matrimonio no debe disolverse, a pesar de que en el día de hoy la sociedad crea lo contrario y entonces se dan las uniones “por contrato” o de “prueba”. Además de esto hay una cantidad de personas que deciden unirse sin casarse, en concubinato, lo que permite que la pareja se separe en el momento en que comiencen las dificultades.
La quinta base del matrimonio, pero no menos importante, es la unión espiritual. Como ahora somos “uno”, no podemos limitarlo a la cuestión carnal. No es correcto pensar que podemos ser uno cuando tenemos relaciones sexuales o cuando decidimos en qué gastar el dinero, pero somos diferentes cuando alabamos a Dios.
La última base del matrimonio es la unión para cumplir los propósitos definidos, de los que hay tanto positivos como negativos, es decir creativos y preventivos[57]. El primer propósito creativo es el compañerismo, del que hablamos antes. El segundo propósito creativo es la procreación. Dios quiere que la humanidad se mantenga hasta el día en que Cristo vuelva, pero que la reproducción se de en el ambiente matrimonial. El tercer propósito creativo es la edificación mutua de la pareja, sus hijos, familiares y la sociedad en general. Cuando la mujer sabe obedecer la Palabra que dice en 1 Pedro 3.4: “Pensad que la belleza más sublime está en lo íntimo del corazón, y que a los ojos de Dios no hay adorno más preciado que un espíritu afable y un ánimo sereno e incorruptible”[58]. Y el hombre lo hace en lo que dice 1 Pedro 3.7: “De igual manera, vosotros esposos, sed comprensivos en vuestra vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos sois herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará vuestras oraciones”[59]. Es en este propósito edificante en donde los niños podrán recibir sus primeras normas morales y espirituales y convertirá al Señor en el centro del hogar. El cuarto propósito creativo consiste en que Dios quiere usar a la familia como parte importante en la propagación de la fe.
Por su parte, en los propósitos preventivos, el matrimonio es la contención natural a las pasiones. Los deseos sexuales no son algo pecaminoso. El pecado consiste en que no podamos contener esos deseos, al igual que cuando no podemos contener el deseo de comer. El matrimonio permite a ambos cónyuges gozar de la satisfacción sexual sin que exista pecado, siempre que este sea dirigido a manifestar el amor hacia la otra persona. El segundo propósito preventivo es que la sociedad desaparezca. Es bien sabido que una de las causas por las que el Imperio Romano llegó a su fin fue el que los matrimonios fueron considerados inútiles y la familia se convirtió en una curiosidad.
Pero ¿qué hace que dos personas puedan vivir 20, 30, 40, 50 ó 60 años juntos?, ¿no se aburren de estar siempre con la misma persona?, ¿no se agotan los temas de conversación?, ¿no se cansan de verse día tras día?, ¿cuál es el secreto de estos matrimonios?
a. La solución al misterio: El amor. Hablar de amor, en ciertos círculos, es menos comprendido que si llegamos hablando de ovnis. Algunos confunden amor con sexo. Otros consideran que el amor está sujeto a ciertos términos, por ello tantos matrimonios terminan en divorcio. Aun incluso hay algunos que consideran que el amor es un tiempo que ocurre en una pareja que no se ha casado, aunque puede ser que uno de los dos lo esté con otra (o), porque por mucho tiempo se ha considerado que el “amor adúltero” es más excitante que el lícito, entre los no creyentes. Pero el amor que Dios tenía en mente cuando hizo a la primer pareja tenía una idea muchísimo más sana y pura. Él deseaba que la pareja disfrutara de todos los placeres de forma natural, normal, saludable y satisfactoria, con todas las emociones y regocijo que conlleva el matrimonio.
“La voluntad de Dios en todo matrimonio es que la pareja se ame el uno al otro con una atracción espiritual, emocional y física profunda que continúa creciendo a través de una vida juntos”[60]. Esto nos va a llevar a concluir que toda pareja cristiana puede y debe enamorarse de manera sana, de acuerdo a la voluntad de Dios.
No es posible que una pareja cristiana pretenda sacar a Dios de su vida matrimonial. Él es el Creador de todo, incluso del matrimonio. Así que el verdadero amor debe estar asociado con Su Persona. ¡Dios quiere participar en nuestro matrimonio!
Es cierto que la sociedad evoluciona. Cambia la tecnología a pasos agigantados. Pero los principios bíblicos acerca del matrimonio son eternos. Dios ha instituido que:
1) El matrimonio debe estar constituido por un hombre y una mujer.
2) Estos deben amarse libremente, sin presiones.
3) El amor entre los cónyuges debe ir en crecimiento.
4) El amor por Dios debe sazonar el matrimonio.
El Dr. Wheat, en su libro “El amor que no se apaga” publica el siguiente cuestionario que debe ser completado por aquellos que desean que su relación sea placentera, colocando una X en la casilla que describa su matrimonio:
( ) Actualmente tenemos una buena relación matrimonial, pero queremos seguir creciendo en amor el uno para con el otro.
( ) Nunca nos hemos enamorado, ni siquiera cuando nos casamos.
( ) Francamente, ya no estoy enamorado (a) de mi cónyuge.
( ) Mi cónyuge es indiferente, o parece que ama a otra persona.
( ) Sentimos interés el uno por el otro, pero nuestra vida matrimonial es aburrida.
( ) Me gustaría saber qué puedo hacer para mejorar nuestra relación.
( ) Quiero restaurar nuestro amor y salvar nuestro matrimonio, pero mi cónyuge no coopera.
( ) Mi cónyuge quiere divorciarse de mí.
( ) Tenemos serios problemas, pero estamos de acuerdo en cuanto a tratar de salvar nuestro matrimonio.
( ) Los dos queremos enamorarnos el uno del otro.
( ) Somos recién casados y queremos que nuestro amor dure y disfrutarlo cada día más[61].
Usted debe decidir dónde se encuentra y hacia dónde quiere ir. Cuando usted haga esto, comenzará su cambio constructivo.
Permítanos decirle que no es que porque usted colocó una X sobre alguna de las casillas que por eso ya su matrimonio cambiará. No, es a partir de esa declaración que usted y su cónyuge deben comenzar a realizar el trabajo más difícil que han tenido en la vida: Encender las brazas del amor.
Recuerde, el amor llega a cualquier edad. Hay algunos que quieren prohibir a sus hijos de 18 ó 20 años que se enamoren. Cierto es que no están todavía listos para el matrimonio, pero si lo están para enamorarse. También hay algunos que no quieren que sus padres, por ser ancianos, demuestren su amor; o bien, si uno de los padres ha quedado viudo (a), que se vuelva a enamorar. También hay quien piensa que no puede volver a enamorarse de su propio cónyuge porque ya están pasados de moda, pero podemos asegurarle que eso no es cierto. ¡Cualquier edad es buena para volver a enamorarse de su cónyuge!
El amor dentro del matrimonio contiene una enorme gama de emociones que van desde los estremecimientos hasta la dulce tranquilidad[62]. Esto es lo que le da el sabor al matrimonio, lo que da la emoción a reencontrarnos en la tarde después del trabajo. ¡No logro entender como hay personas que van a ver un partido de fútbol buscando emociones mientras que en su matrimonio todo es rutina!
¿Por qué tantas personas tienen una idea equivocada de lo que es el amor y en qué tiempo puede despertarse este? Son varias las razones, desde una mala educación familiar hasta una decepción amorosa, pero realmente la raíz es más profunda. Estos conceptos equivocados vienen desde el mismo corazón de Satanás, que así como es anti-Cristo, también es anti-amor. Él se encarga de infundir ideas despreciativas, deformadas y corruptas acerca el amor.
Existen tres tipos de ideas erradas con respecto al amor:
1) Malas impresiones. Son las impresiones deformadas que se reciben desde la más tierna infancia, cuando muchas madres ven con horror que su hijito de tres o cuatro años tome de la mano a su amiguita, pasando por las ideas erradas que nos venden nuestros compañeros de escuela y colegio y luego por la misma sociedad que no tiene reparos en hacer ver al amor como algo sucio, incluso se usa el término “hacer el amor” para referirse a tener relaciones sexuales, por lo que no es extraño escuchar a un hombre decir: “Estuve haciendo el amor con una prostituta”.
2) Conclusiones erradas por la experiencia. Cada vez, los niños son más precoces y entre las gentes sin Cristo lo normal es que los padres impulsen a los hijos a buscar aventuras amorosas desde edades muy tiernas, especialmente si estos son varones. Los psicólogos están advirtiendo que el tener relaciones sexuales antes del matrimonio, especialmente cuando las personas están en la edad de la adolescencia, produce traumas tremendos y una culpa estremecedora. ¡No somos iguales a la mayoría de los animales! Muchos son los animales que tienen una vida promiscua, pero los seres humanos no estamos hechos de esta manera, ya que nos ligamos sentimentalmente de manera fácil, así que no es raro que la persona que tiene conceptos equivocados acerca del amor lo haga en base a experiencias que no estaban basadas en el verdadero amor, sino en la pasión.
3) Influencia cultural equivocada. Hoy, más que nunca, somos bombardeados por muchos medios de comunicación, y debido a que la moral y el pudor están en vías de extinción, las ideas equivocadas acerca el amor son parte de la temática que se trata en películas, revistas e incluso en los noticieros. Hollywood nos ha vendido la idea de que el divorcio es un acto natural y que nadie sufre en la pareja que decide destruir su matrimonio. De hecho, en las películas, por lo general, la pareja que se divorcia continúa siendo amiga y sus encuentros se convierten en momentos graciosos.
Dice el Dr. Wheat, que: “Mientras el pueblo absorbe estas creencias erróneas acerca del amor, la comunidad científica e intelectual, en su mayor parte, permanece fuera del campo…la mayoría de los libros sicoanalíticos, siquiátricas y sicológicos, incluso los libros de texto de esas materias, no tienen en sus índices la palabra amor” [63]. Pero no se crea que no hay alguna fuente que nos de lo que es la verdadera definición del amor. La Biblia, la Palabra de Dios, se ocupa en mostrarnos cuál es la definición de Dios acerca del amor.
Tenga presente que lo que usted cree del amor, sea correcto o incorrecto, hace tres cosas en su vida: 1) Afecta su matrimonio. 2) Hace que su cónyuge responda, y 3) Afectará en la felicidad y bienestar emocional o el fracaso de nuestras relaciones[64]. Por eso debemos analizar cuatro principios bíblicos que nos van a ayudar a mantener y enriquecer o restaurar las relaciones en nuestro matrimonio:
1) La Biblia es la fuente correcta por la cual puedo comprender lo que es el verdadero amor. Para algunos la Biblia es un libro de historia, o filosofía, o conducta. Pero la Biblia en realidad es la historia de amor más grande que se ha escrito en el mundo. Es Dios manifestando Su amor a una raza aborrecible, que lo único que merece es el castigo eterno. Dios vuelca todo Su amor, todo su cuidado y protección a los que una vez le dimos la espalda y fuimos cual mujer adúltera buscando placeres en los brazos ilegítimos. Nos ama a tal punto que expresa: “Yo me aparecí a él de lejos. Yo te he amado con amor eterno; por eso te sigo tratando con bondad”[65].
Toda la Biblia es un canto de ese amor, que se revela en el Antiguo Testamento, pero que se materializa en el Nuevo Testamento, cuando Dios hace el sacrificio supremo que Él podía para salvar a Su pueblo, tal como lo manifiesta el mismo Jesús cuando le dice a Nicodemo: “Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna”[66].
Para definir la palabra “amor”, lo único que debemos hacer es decir: “Cristo Jesús”. Él es la manifestación del amor de Dios. Y si Dios estuvo dispuesto a dar lo más preciosos que poseía, a Su Hijo, por amor a nosotros, entonces, si amamos a nuestro cónyuge, estaremos dispuestos a hacer lo que sea en su bien. Ese es todo el misterio: El amor.
2) El amor debe ser cultivado. Especialmente los adolescentes, aunque no solo ellos, han llegado a pensar que el amor es una emoción que ocurre en un abrir y cerrar de ojos y que cuando uno se ha enamorado todo se vuelve color de rosa y ahora solo hay que dejarlo que lleve su curso “natural”.
La realidad es que el amor es de lo más difícil y por lo que hay que pagar un duro precio. Es verdad que cuando amamos a alguien somos los seres más gozosos sobre el planeta, pero el amor exige mucho. No es solo decir palabras dulces o brindar caricias. El amor exige que nos neguemos a nosotros mismos, que renunciemos a cosas que siempre nos parecieron muy preciadas. Nadie aprende a hacer esculturas de la noche a la mañana. Así es el amor. Es un arte que no se aprende de la noche a la mañana. Hay que poner atención a cada lección, practicar, hacer las tareas, investigar y sobre todo, poner en práctica cada día.
Si usted desea aprender el arte de amar, debe estudiar con mucho cuidado el Cantar de los Cantares, en su Biblia. Ahí usted hallará la dirección divina para que se convierta en un(a) amante perfecto(a).
3)El amor es poderoso, pero se puede sujetar. Muchas personas han llegado donde su cónyuge tratando de explicar su actitud adúltera diciendo: “Es que el amor me impulsó a hacerlo”. El cuento de un pequeño angelito armado con flechas que dispara a quien a él se le antoja y que sus víctimas no pueden evitar, es solo un CUENTO.
Es cierto que el amor es un poder, pero este es controlado por nuestra voluntad. Uno decide a quien amar y a quien no, en especial cuando nos referimos a la persona con la que pasaremos toda nuestra vida. Si el amor se apaga, es culpa nuestra. Si arde cada vez más, es decisión nuestra.
4) El amor produce frutos cuando yo lo doy. Hay un anuncio publicitario en donde sale Ben Afflec contando a las mujeres que se enamoran de él, y cuando llega al ascensor de su edificio enseña su contador al ascensorista, que a su vez le muestra el suyo. Afflec se admira al ver que de él solo 130 se han enamorado, mientras que del ascensorista van 2130; luego sale el ascensorista bañándose en cierto desodorante. ¡Eso es ficción! No hay ningún desodorante, colonia o perfume que tenga la propiedad de hacer que alguien se enamore de nosotros. La única manera en que alguien se enamorará de usted ocurrirá cuando usted decida comenzar a amar. Cuando decida darse a su ser amado. Cuando decida renunciar a sus necesidades, sus gustos, sus deleites, para ocuparse de las necesidades, los gustos y deleites de su ser amado.
b. Las Cinco Formas de Amar.
Como ya dijimos, la mayoría de las personas no saben lo que significa la palabra “amor”, especialmente porque muchos la confunden como un sinónimo de sexo o con un ideal inalcanzable y abstracto, o bien, se confunde con el romanticismo o la amistad.
Pero Dios quiso utilizar el idioma griego para entregarnos el Nuevo Testamento, en donde encontramos la forma correcta de utilizar las diferentes palabras que son traducidas como amor, y encontramos que los griegos utilizaban cinco términos, refiriéndose a las diferentes formas de amar: Epidsumeo, eros, storge, phileo y ágape.
Cada una de estas palabras que se refieren al amor, es aplicable a nuestra vida matrimonial, aunque algunas son aplicables también al amor que sentimos por nuestros familiares, amigos e incluso cosas. Pero tenga en cuenta que usted no puede escoger la palabra que quiera y olvidarse de las demás, ya que cada una de ellas se sostiene por la otra. Es decir, en nuestro matrimonio comenzamos con el amor “epidsumeo” y concluimos con el amor “ágape”, si las cosas marchan como debieran.
1) Amor Epidsumeo. Aunque en la Biblia no se utiliza esta palabra en el sentido de amor, podemos notar que realmente es parte de él. La palabra tiene dos tipos de significado, por un lado un significado negativo, como en Mateo 5.28: “Pero ahora yo les aseguro que si un hombre mira a otra mujer y desea tener relaciones sexuales con ella, ya fue infiel en su corazón”[67], en donde ese “deseo” es negativo, maligno. Pero también existe el epidsumeo positivo, que es el que se produce cuando los cónyuges sienten deseo el uno por el otro.
No queremos decir que el aspecto sexual es lo más importante en el matrimonio, pero cuando las cosas fallan en este aspecto matrimonial, el resto de los asuntos, fallarán. Los matrimonios más felices, siempre son ricos en el placer sexual.
2) Amor Eros. Esta palabra no se encuentra en el Nuevo Testamento, pero si es una palabra griega para indicar el tipo de amor romántico, al que algunos han malentendido porque se ha hablado de que el amor erótico, es únicamente dirigido a la carne. La verdad es que al amor erótico no es sinónimo de sensual, sino que más bien se refiere al deseo de unirse y poseer al ser amado. Está cargado de romanticismo, de pasión y sentimentalismo. Los primeros meses o años del matrimonio, en muchas ocasiones, este es el tipo de amor que gobierna, y como es tan volátil, son muchas las parejas que terminan pronto su relación, al no saber pasar a las otras etapas de amor.
No estamos diciendo que solo el amor eros es romántico, sino que es este el que está manejado por las emociones, a tal punto que cualquier problema, por pequeño que sea, puede destruirlo. Pero todos los otros tipos de amor tienen su romanticismo. También debe tomarse en cuenta, que cuando un matrimonio se basa en la Palabra de Dios y en Su Voluntad, el amor erótico será disfrutado más plenamente, y pueden pasar los años y la pareja podrá seguir disfrutando de toda su emoción como cuando los dos eran unos jovencitos.
3) Amor Storge. Hablar de este tipo de amor es hablar de pertenencia, saber que somos parte de un círculo en donde hay reglas, obligaciones y derechos, sin que estén escritos, y que aunque en algunas ocasiones no seamos fieles a ellos, siempre se nos perdonará y seguiremos siendo parte de ese círculo. Es el amor familiar, en donde todos se cuidan. Es diferente al amor fileo, que trataremos a continuación, pero es el amor que hace que un hermano que no se lleva bien con otro, al ver que este es agredido por otras personas, esté dispuesto a defenderlo. Es el amor que ofrece refugio emocional[68].
4) Amor Phileo. De esta palabra se deriva el adjetivo “filial”, que es el amor de hermanos, aunque no necesariamente las personas que se aman de esta manera deben serlo en el sentido estricto de la palabra. Dos amigos se pueden amar con amor filial, e incluso la Palabra de Dios afirma: “Hay amigos que uno tiene para su propio mal, pero hay un amigo que es más fiel que un hermano”[69].
En la relación matrimonial, el amor fileo es necesario. La pareja necesita compartir, reírse juntos, conversar íntimamente, llorar juntos, disfrutar la compañía uno del otro. Si bien es cierto que el amor eros es necesario en la pareja para que se conviertan en buenos amantes, el amor fileo es indispensable para que sean buenos amigos, para que sean camaradas y cómplices.
5) Amor Ágape. El mundo no comprende este tipo de amor. Es el que lo único que le interesa es el bienestar de su ser amado. La palabra griega “ágape”, tiene dos raíces, ag que significa “yo” y pao que significa “clavar un puñal”, por lo que ágape significa “morir por el otro”, y es la utilizada por el Juan para definir a Dios en 1 Juan 4.8, así que podemos decir que este es un amor divino y es por él que Dios puede dar a Su Hijo por nosotros[70].
Una relación matrimonial sin amor ágape no podrá solventar las pruebas. El amor ágape es más que el amor phileo, que puede apagarse cuando uno de los dos se enemista; más que el amor storge ya que ese tiende a irse apagando conforme adquirimos nuevas responsabilidades o cuando fallecen nuestros padres; más que el amor eros porque este puede cambiar de dirección o puede apagarse por cambios físicos en la persona amada o en nosotros mismos; y más que el amor epidsumeo porque al igual que el amor eros, puede haber cambios en nuestro deseo.
El amor ágape no está sujeto a actitudes o respuestas de nuestro cónyuge, es un amor que se da por el simple hecho de existir y es abnegado, a pesar de.
Pero este amor no logra conseguirse si antes nosotros mismos no estamos conectados a la fuente de ese amor: ¡Jesucristo mismo! Él desea hacerle partícipe de Su amor y si aun no lo ha hecho este es el momento de que entregue su vida al Señor, para que también su matrimonio se vea sustentado con el amor ágape.
3. Las Metas en el Matrimonio.
La principal meta de todo matrimonio es que la familia que forman sea una saludable. Por eso es que se gastan millones de dólares al año en diferentes fuentes de ayuda como son los sicólogos, trabajadores sociales, médicos y se debe incluir la Iglesia, de la denominación que sea. La iglesia busca hacer ver a la gente que Dios nos hizo con capacidad de amar y de establecer relaciones profundas y duraderas que inician con la pareja y continúan con los hijos, nietos, etc.
Si bien es cierto que es alarmante el número de familias desintegradas que hay hoy, también podemos ver positivamente que también hay muchas otras familias que se rigen por valores morales, éticos y espirituales y que logran sobrevivir en esta sociedad convulsa. Por eso es más importante que tratemos de apreciar el por qué de las familias que logran perseverar, antes de ver a las familias que se desintegran, aunque no dejen de preocuparnos.
Pero debemos hacer aclaraciones antes de entrar en el tema de las otras metas que deseamos para nuestra familia.
a. Aclaraciones.
¿Qué es una familia saludable? En los años cincuenta, la televisión se llenó de programas en donde se presentaban familias sanas, con pequeños problemas que daban vida al programa. Esos eran los años felices en que la familia estadounidense se veía como una limpia de dificultades y dispuesta a superarse en todos los campos; eran familias que asistían a la Iglesia, que los hijos estudiaban y hacían deporte, que las madres cocinaban ricos pasteles y mantenían la casa en orden e incluso las mascotas eran educadas.
Hoy, el panorama ha cambiado drásticamente, en donde las familias “normales” estadounidenses presentan matrimonios divorciados o en crisis, hijos envueltos en drogas u homosexualismo, agresión, mentiras, etc. Los Simpson, Padre de Familia, y otras series televisivas nos dan a entender que hay una crisis familiar muy grande en los Estados Unidos y en Latinoamérica también, ya que nuestra sociedad imita todo lo que pasa en el norte. Entonces, ¿qué es una familia saludable?
Los psicólogos ofrecen una respuesta negativa ante esta interrogante: “La que no es disfuncional”[71].
Aclaremos: Salud, según la OMS, en sus Estatutos de 1948 es: “Un estado de completo bienestar físico, mental y social”[72]. Pero la salud en realidad no es la ausencia completa de enfermedad, ya que una persona puede padecer de gastritis y estar sana debido a que toma sus tratamientos y se desenvuelve sin muchas complicaciones, a pesar de que padece una enfermedad. Nadie puede decir que está completamente sano. De la misma manera, las familias, para estar sanas, no deben necesariamente estar libres de problemas, siempre y cuando estos sean controlables.
Entonces, podemos decir que una familia saludable es aquella que:
1) Tiene y comparte valores espirituales. Desde hace unos pocos años la ciencia ha aceptado la importancia de los valores espirituales. Ya no es raro que un psicólogo diga a su paciente que debe dedicar tiempo para orar.
Una familia sana considera que la espiritualidad es necesaria. Está compuesta de personas que asisten regularmente a la iglesia y mantienen valores espirituales, éticos y morales que les ayudarán a resolver la problemática actual.
En la familia sana, los principios que marca Pablo en 1 Corintios 13.13 son esenciales: “Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: La fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor”[73]. Sabiendo que la fe es el fruto que produce en nosotros una confianza completa en nuestro Creador, Sustentador y Redentor, con lo que a pesar de los problemas podemos sentirnos confiados y listos para mantener el control debido a que Él es quien nos sostiene a nosotros. La fe nos llevará a la esperanza, que nos da la seguridad de que todas las cosas que nos pasan son para guiarnos a un bien[74] y el amor sazonará todas las experiencias por la que pasemos.
2) Tiene una estructura fuerte pero flexible. Quizá el árbol que nos da la mejor lección es la palmera. Las palmeras son firmes, pero a su vez son capaces de doblarse hasta casi tocar el suelo cuando una tempestad azota la costa.
En una familia debe existir firmeza en su estructura. Es necesario que haya alguien a cargo, que se tracen límites, que se provea, que se eduque y se discipline. Una familia que no tenga estos parámetros, está muerta. Por el contrario, una familia en donde estos puntos están bien definidos, está viva.
Una familia sin estabilidad se desintegra. Cada miembro de la familia debe tener claro cuál es su rol dentro de ella. Los padres no pueden renunciar a su autoridad y los hijos no deben tratar de burlarla.
Pero también es necesaria la flexibilidad para que los cambios que van ocurriendo en los integrantes de la familia no vayan a provocar un caos. Es normal que cuando los niños son menores los padres los acuesten a dormir entre las siete y las ocho de la noche, pero no está bien que cuando los hijos ya tienen 15 ó 20 años la regla continúe estricta. Los padres deben saber en qué momento cambiar las reglas y cuándo hay que negociar con los hijos.
3) Tienen buena comunicación. Cualquier entidad que desee sobrevivir necesita de buena comunicación. Pero la buena comunicación no consiste en solo un mero intercambio de información, sino que debe de ir acompañada de sentimientos y opiniones, así como de valoraciones y validaciones. Hay que saber cómo hablar, pero también cómo escuchar.
En la familia sana, la comunicación es directa y clara. Se dice lo que debe decirse y punto. No debe haber contradicciones a la hora de hablar. La vaguedad en nuestras palabras mina las relaciones. Pero todo esto está siempre cubierto por el amor y el respeto.
En la comunicación de la familia sana, las emociones pueden estar presentes sin que haya reprensión y los problemas se resuelven en conjunto, por lo que es necesario que exista tolerancia.
Uno de los ingredientes que dan sabor a la comunicación de la familia es el buen humor. El humor blanco, donde la risa es espontánea y amena, hace que toda tensión desaparezca.
b. Las Necesidades Básicas.
Todos los seres humanos tenemos necesidades básicas y estas serán reflejadas en las metas matrimoniales. Hay una serie de necesidades que podríamos mencionar de la siguiente forma:
1) Necesidades físicas. Hay necesidades elementales que todos los seres humanos buscamos satisfacer, como son: Alimento, abrigo, descanso. En la mayoría de los matrimonios estas necesidades tienen su respuesta y ambos están prestos a ayudarse para cumplirlas. Pero para esto hay que cumplir una primera meta: Una fuente de ingresos, que bien puede ser un empleo o una empresa propia. Ningún matrimonio en donde no exista la forma de suplir la necesidad económica podrá sobrevivir. No estamos hablando de cuan grande debe ser la entrada económica, pero esta debe poder suplir las tres necesidades físicas básicas. El amor no llena el estómago, así como tampoco calienta o protege contra las inclemencias del tiempo y mucho menos produce descanso físico. Es por eso que necesitamos, antes de contraer la responsabilidad del matrimonio, planificar de qué, cómo y dónde viviremos.
2) Seguridad. Nadie puede vivir sintiéndose inseguro. Nuestras emociones y sentimientos se trastornan si no hay seguridad. Una persona sin seguridad emocional será un acomplejado, mientras que sin seguridad económica vivirá tenso. En el matrimonio debe existir la seguridad en estos dos aspectos. Tanto en el aspecto económico como en el psicológico, la pareja debe respaldarse mutuamente. El esposo debe estar dispuesto no solo a proveer para el hogar lo necesario, sino que debe saber elogiar a su esposa por el trabajo, la apariencia y los logros que alcanza. Asimismo, la esposa debe saber levantar el ánimo a su esposo, elogiándolo y mostrándole admiración por su labor como cónyuge y padre, cuando vengan los niños.
3) Pertenencia. El sentido de pertenecer a un núcleo es una de las grandes necesidades y que últimamente se ha estado descuidando, especialmente por el desarrollo de la tecnología que nos aleja de nuestros congéneres. Desde que somos niños sentimos la necesidad de ser parte de una familia, y cuando formamos la nuestra debemos inculcar en cada uno de los miembros, comenzando por nuestro cónyuge, esa sensación de pertenencia, de amor incondicional, de necesidad de su presencia, de contacto físico y verbal, caricias y palabras dulces y de elogio. El marido debe dar a entender, y así debe ser, a su esposa la dependencia de ella y lo mismo debe hacer ella para con él. No es correcto que el marido busque soluciones a sus problemas o depósito de la confianza íntima a otra persona que no sea su esposa, así como no debe ella hacerlo con otro que no sea su esposo. Ambos cónyuges deben convertirse no solo en esposos, sino en amigos íntimos, en amantes y cómplices.
4) Valorización. Con el sentido de pertenencia viene la valorización. Somos reconocidos como seres importantes e imprescindibles. Nadie puede ocupar nuestro lugar. Una persona puede morir y su cónyuge puede volver a casarse, pero el lugar del primero nunca podrá ser ocupado por otro. Somos únicos y en ese sentido somos perfectos, por lo tanto somos irremplazables. En el matrimonio los cónyuges deben valorar a su pareja como persona y como su complemento. Desdichadamente son muchas las mujeres, especialmente, que se sienten desvalorizadas por sus maridos; se consideran inferiores, inútiles, feas. Pero lo correcto es que cada persona se sienta importante, válida y amada.
5) Autorrealización. No es raro encontrar matrimonios en donde el marido ha logrado cumplir sus ambiciones más altas, ha estudiado, tiene un buen trabajo, se viste impecablemente, se le nota el triunfo en el rostro. Por el contrario, su esposa no ha logrado estudiar, se ha dedicado completamente al cuidado de la casa y los niños, se nota cansada y eso la hace descuidar su figura y presentación. Aunque en nuestros pueblos latinoamericanos esto sea algo cotidiano, no es normal. Toda persona tiene derecho de tener sueños y buscar como cumplirlos y si es nuestro cónyuge, debemos buscar que los alcance, aunque tengamos que hacer algunos sacrificios.
c. Las Metas.
Aunque hay metas materiales que la mayoría de matrimonios desean alcanzar como lo es la adquisición de una casa o automóvil, existen tres metas a que deben aspirar todos los cónyuges:
1) Que el matrimonio no termine en divorcio. A la hora de hacer los votos matrimoniales se le pregunta a los contrayentes: “¿Promete amar, respetar, cuidar y proteger a esta persona hasta que la muerte los separe?” Nunca se les pregunta acerca del divorcio porque en el momento de una boda nadie en su sano juicio está esperando que esta pareja termine mal. Pero este pensamiento no puede descansar en solo un sueño. Los dos cónyuges deben ser conscientes de que en este tiempo cualquier pareja corre el peligro de terminar en divorcio, por lo cual ellos deben esforzarse para que no vayan a correr tal suerte.
Mónica, la madre del famoso Agustín de Hipona decía a quienes preguntaban qué hacía ella para que su marido, Patricio, famoso por su mal carácter, no le pegara en un mundo en que eso era normal. A lo que ella respondía: “Cuando él se enoja, yo me muestro contenta; si él habla, yo me callo. Donde uno no quiere, dos no pelean”. El ejemplo de esta mujer es digno de elogio. Cuando la pareja desea mantenerse junta, por más vientos de problemas que soplen, nada podrá separarlos.
El divorcio, y todo problema relacionado en el matrimonio, tiene su origen en la falta de comunicación. Los divorcios comienzan cuando uno, o los dos cónyuges, comienzan a percibir de una manera equivocada al otro. La valorización que se le tiene a su cónyuge baja y llega al punto de desaparecer, por lo que no importa si esta persona se va de la casa o se muere, así que para no estar “sufriendo” muchos optan por terminar la relación.
En todo tipo de relación, llámese laboral, estudiantil o matrimonial, la valorización de las demás personas es el punto de apoyo en donde descansa el éxito o el fracaso de esta. Si un empleado no respeta a su jefe los problemas saltarán rápidamente, lo mismo si un estudiante considera que su profesor es inepto o si un marido considera que su esposa es poca cosa.
Hace unos años en México se filmó una película llamada “Qué gozada de divorcio” y Francisco Serrano Castro escribió un libro llamado “Divorcio sin traumas”. Permítame decirle que los dos títulos son inexactos. ¡Ningún divorcio es causa de risa, y todo divorcio conlleva una cantidad de traumas no solo en las personas que rompen su vínculo matrimonial, sino en todo el núcleo familiar! Es cierto que en muchos países ahora ya no hay que presentar pruebas para divorciarse, sino que con solo uno de los cónyuges que se presente al juzgado civil y diga que ya no desea seguir la relación, se aprueba el divorcio, pero aunque la ley del hombre esté de acuerdo en esto, así como lo está en las bodas entre homosexuales, la Ley de Dios se opone y condena.
2) Que haya fidelidad. Pero no solo el que no se termine en divorcio debe ser la meta de los matrimonios, ya que hay parejas que vivirán juntos toda su vida, pero es un matrimonio fracasado debido a que uno o ambos cónyuges no supieron guardar la fidelidad.
“Se puede considerar que la fidelidad es una virtud porque, además de los beneficios derivados hacia el objeto de la lealtad, y del vínculo social que esto crea, la confiabilidad basada en el afecto es una expresión de la integridad personal”[75]. La persona que es fiel, no solo lo es por el respeto que tenga hacia el objeto de su amor, sino porque desde su hogar le inculcaron la fidelidad. Aquí hay una enseñanza que todos los adultos debemos razonar cuidadosamente: Si somos infieles a nuestro cónyuge, trabajo, amigos, etc., lo mismo harán nuestros hijos, que no solo serán infieles a todas estas personas y cosas, sino que lo serán a sus propios padres.
La fidelidad se basa en la confianza mutua. Un marido celoso promueve que su esposa le sea infiel debido a sus muestras de desconfianza. Las personas somos dadas a hacer, en muchas ocasiones, las cosas malas porque los demás esperan que así actuemos. Pero cuando se nos da confianza, por lo general, tenemos una respuesta positiva para actuar de manera correcta.
3) Que la relación crezca. Durante el noviazgo se colocan las bases de lo que será la relación que durará el resto de nuestra vida: Amor, confianza, comunicación, etc., pero la relación matrimonial no puede quedarse limitada a lo que ocurrió en esos meses o algunos años de noviazgo, sino que cada día esta debe crecer de forma natural, tal y como lo hace un niño, al que no acostamos en la noche midiendo ochenta centímetros y en la mañana lo levantamos midiendo dos metros. Los niños pueden alcanzar estaturas altas, pero lo hacen normalmente, despacio, pero avanzando. De la misma manera, la relación matrimonial debe ir creciendo cada día unos cuantos centímetros, superando las trabas que tuvimos antes. Pero así como el niño debe ser alimentado para que alcance su talla de adulto, el matrimonio debe ser alimentado con amor todos los días, hasta alcanzar su plenitud.
4. Los Papeles en el Matrimonio.
La influencia del hogar paterno es algo innegable, por lo que estamos de acuerdo con el Dr. Hugh Missildine cuando dice que en cada matrimonio hay seis personas y cuatro en cada cama[76]. Pero ¡no tenga malos pensamientos! A lo que se refiere es que cada uno de nosotros refleja en el propio matrimonio lo que fue el de nuestros padres. Yo actúo de la manera en que actuaba mi padre con mi madre. Mi esposa lo hace de la manera en que su madre lo hacía con su cónyuge.
Entonces, cada persona tiene una filosofía matrimonial que está de acuerdo a lo que vio en su hogar paterno. Pero mis hijos no solo tendrán la influencia que ejercieron mis padres en mí, sino que tendrán la influencia que ejercieron mis suegros en la vida de mi esposa, formándose un efecto de pirámide. Estas influencias serán el gatillo que dispare los primeros problemas en un hogar recién formado, porque en la mente del marido estará latente la manera en que su madre hacía las cosas, mientras que en la mente de la esposa estará presente la forma en que su padre resolvía los asuntos. Además, cada uno tendrá la convicción de que las cosas están bien hechas de la manera que acostumbran porque así lo aprendieron.
Teniendo esto en cuenta, podemos ver cuáles son las responsabilidades, los papeles que cada uno de los cónyuges debe representar en su matrimonio. Algunos han fallado pensando que el deber del esposo es únicamente suplir, mientras que el de la esposa es preparar. La Biblia nos enseña que hay algo más que eso.
a. El Papel del Esposo.
1) Amar a su esposa: “Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio El mismo por ella”[77]. Nótese que el apóstol no está dando una sugerencia. ¡Da un mandato! No dice que es algo opcional. Las esposas están esperando ser amadas y fueron hechas para eso, ¿o no sacó Dios a Eva de uno de los costados de Adán, cerca de su corazón?
Recordemos que la fábula de que el amor nace cuando viene un angelito disparado flechas de amor es una mentira. Es cierto que el amor es un fruto del Espíritu, pero también es un acto de voluntad. El amor crece debido al proceso que le damos alimentándolo. Ese amor tiene que ser más que darle un beso o decirle una palabra dulce. El amor debe reflejarse en todo lo que hagamos para beneficio de toda la familia y especialmente para nuestra esposa.
2) Proveer: “El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo”[78]. Aunque la sociedad moderna acostumbra a que ambos cónyuges, por lo general, salgan a trabajar, la obligación principal es la del marido. Cuando por razones de salud o por el cuido de los hijos, la mujer puede dejar de trabajar fuera del hogar y es natural, pero no lo es cuando es el marido el que decide no trabajar más fuera de casa. Pero no malinterpretemos. El que esta sea una responsabilidad del marido no quiere decir que él debe comprar todo lo que a su esposa se le antoja. Ambos deben saber presupuestar, calcular, planificar para que en el futuro todas las cosas se manejen de la manera correcta.
3) Fidelidad: “¿Por qué enredarte, hijo mío, con la mujer ajena? ¿Por qué arrojarte en brazos de una extraña?”[79]. Aunque este papel debe ser cumplido por los dos, ha sido tradicional que los hombres caigamos más fácilmente en el pecado del adulterio que las mujeres. La fidelidad no solo consiste en no tener sexo con otra mujer, sino que tampoco ninguna mujer debe ocupar y disfrutar privilegios que corresponden exclusivamente a mi esposa, incluyendo su lugar en el automóvil a mi lado cuando yo voy manejando.
4) Confiar: “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama”[80]. Aunque ya tocamos este tema, no podemos dejar de insistir en que la confianza en ambas direcciones debe ser parte del vivir cotidiano. Hay esposos que controlan cada movimiento de su esposa, aunque ellas no saben siquiera cuantas horas trabaja él.
5) Proveer espiritualmente: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos. Y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas”[81]. Mi papel como esposo es guiar no solo a mi esposa, sino a mi familia en el campo espiritual. Desdichadamente son muchos los hombres que han dejado de lado este papel dado por Dios y permiten que sean las esposas las que tengan que tomar el control, lo que ha llevado a mucha depravación, no porque las mujeres no hayan hecho las cosas bien, sino porque los papeles se han trastornado, causando que muchos hijos consideren que los asuntos de religión son cosas de mujeres.
b. El Papel de la Esposa.
1) Mantener respeto hacia su esposo: “Sin embargo, también, que cada uno de ustedes individualmente ame a su esposa tal como se ama a sí mismo; por otra parte, la esposa debe tenerle profundo respeto a su esposo”[82]. No es lo mismo amar al marido que respetarlo. Nunca deben salir palabras de desprecio o burla de los labios de una mujer hacia su cónyuge. La mujer que se precie buscará ser semejante a la mujer de Proverbios 31.
2) Guardarle obediencia: “Ustedes, las esposas, deben obedecer a sus esposos en todo. De esa manera, si ellos no creen en el mensaje de la buena noticia, el comportamiento de ustedes podrá convencerlos”[83]. En esto también debemos aclarar que no es lo mismo obedecer que hacer caso. En ocasiones hacemos caso a alguien o algo, pero no estamos contentos por hacerlo. Cuando la esposa obedece a su marido le reconoce como cabeza del hogar y esto no significa que ella es inferior, sino que sabe cual es su lugar y el de su marido. Conoce la Voluntad de Dios y por ello obedece.
3) Es fiel: “Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal adquiridas”[84]. Como dijimos anteriormente acerca de la fidelidad, el corazón fiel se mantiene apartado para aquella persona a la que ama. Una esposa fiel solo tiene pensamientos hacia su marido y a él es a quien busca agradar, olvidándose de todos los demás hombres.
4) Es hacendosa: “Se levanta de madrugada, da de comer a su familia y asigna tareas a sus criadas. Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un viñedo. Decidida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo. Se complace en la prosperidad de sus negocios, y no se apaga su lámpara en la noche. Con una mano sostiene el huso y con la otra tuerce el hilo. Tiende la mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado. Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia, pues todos están bien abrigados. Las colchas las cose ella misma, y se viste de púrpura y lino fino. Su esposo es respetado en la comunidad; ocupa un puesto entre las autoridades del lugar”[85]. Muchos creen que el hogar es la casa donde habitan, pero puede ser que estén equivocados. Un hogar es el sitio en donde hay un calor especial que nos hace sentirnos reconfortados. Una esposa sabia podrá establecer el hogar incluso en un sencillo rancho de paja. La mujer hacendosa no puede dar espacio al ocio, cuando sabe que hay que hacer muchas cosas en el hogar para que su familia esté cómoda. Es lamentable como muchos hombres prefieren salir de su trabajo e irse a un bar porque no desean llegar a su casa porque no hay en ella una mujer que sepa fabricar un hogar.
5) Es una mujer con testimonio cristiano: “Ustedes, las esposas, deben obedecer a sus esposos en todo. De esa manera, si ellos no creen en el mensaje de la buena noticia, el comportamiento de ustedes podrá convencerlos. No tendrán que decirles nada, porque ellos verán que ustedes son honestas y que honran a Dios. No piensen ustedes que los peinados exagerados, las joyas de oro y los vestidos lujosos las hacen más bellas. Su belleza no depende de las apariencias, sino de lo que hay en su corazón. Así que sean ustedes personas tranquilas y amables. Esta belleza nunca desaparece, y es muy valiosa delante de Dios”[86]. La belleza en el corazón es lo que busca Dios de todos, tanto de mujeres como de hombres. El cristiano no se identifica porque porta una Biblia ni porque asiste a los cultos en la Iglesia, sino por la manera en que vive.
En su libro “El amor que nos sostiene”, David Augsburger, divide los matrimonios en cuatro tipos: complementarios, simétricos, paralelos e interrelacionados, es decir:
1) Matrimonio complementario. Es el tipo de matrimonio en donde uno de los dos cónyuges comienza a negarse a sí mismo para vivir los sueños del otro. Aunque se dice que en el matrimonio dos se vuelven uno, en este tipo lo que ocurre es que uno de los cónyuges se confunde o se difunde en el otro, olvidándose de sí.
2) Matrimonio simétrico. Este otro tipo se resiste a convertirse en un solo ser. Cada cual busca llenar únicamente sus propios intereses y se produce un tira y encoge en donde los dos conviven pero reclamando sus propios derechos. En realidad se mantienen solteros mentalmente.
3) Matrimonio paralelo. Este tipo es parecido al simétrico, pero va más allá. En aquel había una negociación mutua para que las cosas salieran bien, pero en este viajan en el camino del matrimonio sin necesidad de contactarse. No hay una lucha por el poder. Si puedes acompañarme bien, si no puedes, no me importa.
4) Matrimonio interrelacionado. Aquí los cónyuges aprendieron que el matrimonio es un negocio en sociedad, en donde los dos deben poner de su parte sin destruir la identidad de su compañero (a). Hay madurez y cercanía. Los dos van por el mismo rumbo buscando los mismos intereses.
5. Las Necesidades en el Matrimonio.
Anteriormente enumeramos algunas de las necesidades de todo matrimonio, como las necesidades básicas como son el descanso, el abrigo y el alimento, la seguridad, la valorización y la autorrealización, pero en un matrimonio que desea cubrir completamente todas las compuertas por donde pueda introducirse algo que quiera destruirlo, es importante suplir otras cuatro necesidades básicas:
a. Espiritualidad.
Ningún matrimonio que se mantenga alejado de Dios podrá obtener el éxito. Quizá puedan durar muchos años juntos y mantenerse fieles uno al otro, pero siempre existirá en ellos un vacío que nada podrá llenarlo. La vida espiritual tiene que ocupar un lugar especial en todos los seres humanos y cuando el matrimonio inicia, los dos cónyuges deben convivir no solo carnalmente, sino espiritualmente. Hay cuatro elementos básicos en la relación con Dios:
1) La Salvación: “Ustedes estaban muertos a causa de sus faltas y sus pecados”[87]. La realidad que todo ser humanos tiene que enfrentar es que está muerto a causa de sus pecados y que solo a través de Cristo es que uno puede alcanzar la salvación[88]. Esta salvación es personal, por lo que aunque mi cónyuge sea muy amada, si ella no hace la decisión de aceptar a Jesucristo, no podrá gozarse con Dios, aunque yo sea un predicador del Evangelio.
2) El ser sumergido: “El que crea y sea sumergido en agua será salvo, pero el que no crea será condenado”[89]. El sumergir en agua encierra un simbolismo que no puede obviarse. En él, uno muere en Cristo al mundo y sus deseos. También es algo personal que debe haber realizado cada cónyuge.
3) El estudio: “Examinad las Escrituras, ya que vosotros pensáis tener en ellas la vida eterna: ellas son las que dan testimonio de mí”[90]. La única manera de poder entender la Palabra de Dios es estudiándola, y con ello es la única forma en que podemos crecer espiritualmente. El cristiano puede orar mucho, ofrendar abundantemente, ayunar, etc., pero si no estudia la Biblia, su crecimiento será nulo. Aunque hay que anotar también que el solo leerla no nos hará crecer, sino el ponerla en práctica.
4) La Santidad: “Evitad toda rencilla, y procurad llevar una vida limpia y santa, porque sin santidad nadie verá al Señor”[91]. Muchos hablan de experiencias espirituales, espasmos, corrientes eléctricas, etc., con lo que se supone prueban que están bien con Dios, pero la Palabra del Señor nos enseña que la única forma en que podemos estar seguros de ver la presencia de Dios es viviendo en santidad, es decir, obedecer la Voluntad de Dios y fructificar[92].
Después de haber entendido estos principios básicos, debemos planificar la vida espiritual familiar. Hay cosas como el escuchar y ver programas que alimenten nuestra vida espiritual en la radio o la TV., que nos hacen bien, pero el hogar necesita que el culto familiar, devocional o altar familiar, sea una experiencia normal.
Ya desde el Antiguo Testamento encontramos que Dios invita a los creyentes a hacer culto familiar[93]. No porque Dios estuviera pensando en que el hogar podría suplantar la Iglesia, sino que viene a ser un complemento de la enseñanza en ella. Para realizar el culto familiar entonces debemos tomar en cuenta:
1) Método práctico. Cada familia es diferente, por lo que cada culto familiar puede ser diferente. No hay un modelo especial. No es lo mismo hacer un devocional cuando los niños están pequeños que como cuando están grandes o bien si no hay niños aun. Tómese en cuenta el horario apropiado. Si hay niños pequeños no debe hacerlo muy tarde en la noche ni muy temprano en la mañana. Tampoco es bueno hacerlo minutos antes de que todos tengan que salir al trabajo o a clases cuando los hijos están grandes.
2) Naturalidad. No debemos tratar de impresionar a nuestra familia a la hora de hacer el devocional. Ellos nos conocen mejor que nadie, saben cuándo, cómo y por qué no enojamos. Conocen nuestras fortalezas y debilidades. Por estas razones es que el culto familiar debe ser dirigido de forma natural, sin adornos, aunque si con reverencia.
3) Enseñanza para todos. El devocional familiar es un momento para que todos aprendamos, no para que papá se ponga a jugar de pastor y predique exhortando a toda la familia. El contar y permitir a los miembros hablar de las experiencias que están disfrutando con Dios o las pruebas que están sufriendo hará que el culto familiar sea un lugar de gozo y confianza.
Así como hay un momento y lugar especial para que la familia alabe a Dios junta, lo hay para que lo haga con otras familias: La Iglesia local. Los propósitos por los que la familia debe pertenecer a la Iglesia son:
1) Hermandad. Los cristianos hemos sido llamados a estar fuera del mundo, es decir, a no vivir de acuerdo a las corrientes del mundo[94]. Pero necesitamos del compañerismo de nuestros congéneres, es decir nuestros hermanos en la fe con el fin de que aprendamos y nos ayudemos unos a otros.
2) Unidad: “Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían”[95]. Quizá esto sea lo más difícil de cumplir para los cristianos. La unidad es algo que no quiere calzar en nuestro ser, especialmente para los occidentales, que somos tan independientes y materialistas. La Biblia nos enseña que debemos estar unidos, pensando como uno solo y compartiendo de las bendiciones de Dios, pero la sociedad nos dice que debemos luchar unos contra otros por ser el mejor. La Iglesia es un taller para aprender esa unidad.
3) Servir a Dios. Aunque la Iglesia fue creada por Dios con el fin de que los cristianos pudiéramos compartir con otros, también es el lugar donde aprendemos a servir a Dios y la familia debe estar dispuesta a hacerlo, bendiciendo a los demás con ello.
4) Un sano lugar de amigos. Todos necesitamos la amistad de otros, pero con un mundo tan corrupto, es muy peligroso tender la mano a cualquiera, es por eso que en la Iglesia podemos encontrar amigos sinceros e incluso ahí pueden estar los cónyuges de nuestros hijos e hijas.
b. Comunicación.
Esta palabra tan común en nuestros días es una de las más extrañas también. Parece raro, pero las familias están viviendo desunidas y sin poder dialogar porque están muy ocupados “comunicándose” por celulares, internet, radio, televisión, etc.
La comunicación en el matrimonio y en la familia es necesaria, sin que esto quiera decir que siempre se debe estar sentados en mesa redonda conversando. La comunicación en el matrimonio se da tanto a nivel verbal como físico. Un gesto, una sonrisa, una mirada, dicen mucho.
Para poder lograr la comunicación es necesario tanto el que envía el mensaje como el que lo recibe. La comunicación puede tener consecuencias positivas, destructivas, constructivas e incluso puede ser malinterpretada. En la Biblia encontramos guías de cómo debe ser nuestra comunicación:
ü Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina[96].
ü El que demora en enojarse da muestra de inteligencia, el que no se domina manifiesta su locura[97].
ü Las palabras que apaciguan son un árbol de vida; la lengua perversa rompe las energías[98].
ü Es muy grato dar la respuesta adecuada, y más grato aún cuando es oportuna[99].
ü Como naranjas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo[100].
ü El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre[101].
ü Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón[102].
ü Al contrario, el amor debe hacernos decir siempre la verdad, para que en todo lo que hagamos nos parezcamos cada vez más a Cristo, quien gobierna sobre la Iglesia[103].
ü Todos ofendemos con la palabra muchas veces; y si alguien no ofende con su palabra, es una persona perfecta, capaz de dominar todo su cuerpo[104].
ü Porque: “Quien quiera amar la vida y pasar días felices, cuide su lengua de hablar mal y sus labios de decir mentiras”[105].
Lo normal es que las comunicaciones cotidianas, incluso en el matrimonio, sean un intercambio de información de lo ocurrido durante el día, pero si lo que deseamos es tener un acercamiento con la persona con la que nos comunicamos, estaremos dispuestos a compartir nuestros sentimientos más íntimos, ya sean estos de alegría, enojo, temor, etc.
En la comunicación matrimonial, especialmente cuando el matrimonio está iniciando, es importante que los mensajes sean claros, debido a que aunque hablemos el mismo idioma, las cosas no siempre significan lo mismo. Para algunas personas la frase “más tarde” puede significar unas horas después, mientras que para otro puede significar la siguiente semana. Algunos dicen que van “para arriba” en una calle, cuando se refieren es que van hacia el norte o el oeste. Incluso cosas tan interesantes como el hecho de que los hombres solo conocemos dieciséis colores, mientras que las mujeres tienen una gama infinita de colores, por lo que cuando a un hombre su esposa le dice que le compre una tela de color “atardecer”, este se romperá el cerebro tratando de definir ese color, ¿es un atardecer soleado o nublado, está lloviendo o hay niebla?
También el volumen de la voz es importante. Hay personas muy sensibles y alguien que habla fuerte le causa miedo porque piensa que está enojada, mientras que para otros el escuchar a una persona que habla muy suave le da la impresión de que esa persona es tímida.
La no comunicación, es decir, el silencio, produce muchos daños en los matrimonios. Cuando uno de los cónyuges se niega a hablarle al otro, causa un efecto de rencor, porque nadie quiere sentirse ignorado, a pesar de que en algunos momentos el silencio puede significar que la persona está embelesada.
Pero para la comunicación sea efectiva en el matrimonio, tanto los esposos como las esposas debemos aprender a respetar el sexo opuesto y comprender que:
El varón es: La mujer es:
a. Pensador lógico. a. Pensadora emocional.
b. El que habla lo que piensa. b. La que habla lo que siente.
c. Quien recibe información. c. Quien recibe sentimientos.
d. Impersonal. d. Personal.
e. El filósofo. e. La detallista.
f. El que ve el camino. f. La que ve la meta.
g. El que resuelve problemas. g. La que medita en el problema.
h. El nómada. h. La sedentaria.
i. El rencoroso. i. La acusadora.
j. El estático. j. La cambiante.
k. El que esquiva. k. La que se involucra.
l. El cerebro de teflón. l. La cerebro de elefante.
c. Sexualidad.
Es curioso que aunque los seres humanos somos por naturaleza sexuales, y que los cristianos aceptamos que Dios es quien nos hizo, da tanta pena hablar sobre sexualidad, incluso hay quienes jamás desean que se toque este tema desde un púlpito ya que “es un lugar muy sagrado para hablar de algo tan sucio”.
Pero la Biblia comienza hablando de sexualidad desde el momento en Dios crea al hombre: “Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó”[106]. Dios no hizo a un ser hermafrodita, sino que creó a un hombre y una mujer, dos personas, pero un solo ser: La humanidad.
Estas dos criaturas hechas del polvo de la tierra están destinadas a convivir juntas. El hombre no es nada sin la mujer ni esta es nada sin el hombre. Un hombre no tiene la dicha de concebir un hijo dentro de su ser, pero una mujer no tiene la dicha de procrear. Son un complemento el uno del otro.
Aunque si bien es cierto que para Dios somos iguales en la parte espiritual, en la parte biológica somos muy diferentes, por lo cual es imposible la igualdad real de los sexos. La diferencia biológica es causada gracias a las configuraciones de cromosomas, sean estos XX o XY y de ahí a otras distinciones hormonales como lo son el que la mujer va a tener ovarios mientras el hombre testículos. Hay también otras características que identifican a los hombres de las mujeres como lo es el instinto maternal de las mujeres y el de protección del hombre; la moralidad femenina acerca del cuidado a los demás mientras que el hombre se inclina más bien a la justicia, etc.
Como podemos ver, hablar de sexualidad no es exclusivamente hablar de sexo, sino que el sexo es parte de la sexualidad. Somos seres sexuales y actuamos de forma diferente de acuerdo con el sexo con el que tratamos. Un varón sano, actuará con otros varones de manera diferente a como actúa hacia las mujeres. Lo mismo ocurre con la mujer. Pero todas las relaciones que tenemos durante el día están marcadas con la sexualidad y de esto hemos venido hablando todo el curso, por lo que ahora debemos de tomar el tema del sexo.
Debemos definir que el sexo es un privilegio que debe ser exclusivo para ser practicado dentro del matrimonio. No es algo sucio ni insano. Cuando Dios crea al hombre y a la mujer les ordena, no sugiere: “Tengan muchos, muchos hijos; llenen el mundo y gobiérnenlo; dominen a los peces y a las aves, y a todos los animales que se arrastran”[107]. ¿Cómo iban a tener muchos hijos si no era por medio del sexo? ¿Acaso iban a encargarlos por internet?
La historia ha demostrado que la vieja práctica de querer tapar el sol con un dedo es inconveniente, especialmente tratándose con respecto al sexo. Hace unos cincuenta años lo normal era que una mujer estuviera encinta cada año, si no es que cada nueve meses, a pesar de las grandes cargas sicológicas que imponía la religión en la mente de los creyentes, por lo que no es raro encontrar familias de esa época que tuvieran 25 miembros. Después de los años 1960´s, con la apertura mental hacia la educación sexual y la libertad de hablar sobre métodos de planificación, las familias comenzaron a disminuir en cantidad de miembros y al día de hoy lo normal es que se tenga uno o dos hijos cuando mucho.
Los controles acerca del sexo no son algo que puedan imponerse, sino que va de acuerdo a los valores inculcados tanto en la familia como en la iglesia. Por ejemplo, como decíamos antes, hace cincuenta años se consideraba el sexo como algo sucio, pero a pesar de eso las familias eran numerosas; hoy, se acepta que el sexo es algo natural, pero la sociedad ha permitido libertades que pasan los límites por lo cual el sexo entre solteros y personas del mismo sexo comienza a verse como algo normal.
Solo cuando una persona está bien ubicada espiritual, ética y moralmente, podrá esperar encontrar en el sexo una satisfacción que debe ser compartida con su cónyuge, involucrando todos los demás privilegios y deberes que conlleva el matrimonio, por lo que se encontrará que el goce sexual no es efímero, como sucede cuando este se da fuera del matrimonio. Teniendo esto en mente es que podemos analizar lo siguiente:
1) El sexo en la Biblia. Ya vimos que Génesis habla de que Dios hizo al hombre y a la mujer para que se reprodujeran y llenaran la tierra, y esto vio Dios “que era bueno en gran manera”[108]. Dios hizo los órganos reproductivos del hombre y de la mujer y estaba complacido con lo que había hecho. Los hizo con un fin y esperaba que fueran usados en ello y da a sus seres amados ser parte de la Creación cuando se reproducen, por lo que no podemos llegar a pensar que Adán y Eva eran ignorantes acerca del tema incluso antes de la caída, como podemos notarlo en las palabras de Adán en Génesis 2.24: “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser”[109]. ¿Acaso Dios iba a ser tan cruel como para dar al ser humano algo con lo que no solo puede reproducirse sino también complacerse y al mismo tiempo prohibirle que lo use? De hecho ¡no! Dios dio Eva a Adán no solo para que fuera su socia de negocios, sino para que fuera su ayuda idónea, su compañera, su amiga, su complemento.
Tal vez algunos han confundido el pasaje de Romanos 8.5 donde habla de que el ocuparse de la carne es muerte con la manera en que tradicionalmente se ha traducido Génesis 2.24 diciendo que el hombre y su mujer son una sola carne y por ello han visto algo pecaminoso en el sexo, pero Adán se refería no a la lujuria, sino a que ambos se convertirían en un solo ser, tal y como traduce la Biblia al Día cuando dice “se funden en un solo ser”. Por lo que concluimos que Dios espera y bendice las relaciones sexuales dentro del matrimonio.
Pero aun hay más para decir con respecto al matrimonio a la luz de los primeros dos capítulos de Génesis. Dios no está de acuerdo con la poligamia, Él hizo un hombre y una mujer. O como poéticamente lo diría Salomón al escribir Proverbios 5.15: “Bebe agua de tu cisterna y agua fresca de tu pozo”[110]. Es cierto que en el Antiguo Testamento encontramos a varios hombres de Dios que practicaron la poligamia, pero esto nunca estuvo en los planes de Dios y fue practicado en un tiempo en que aun la tierra era joven y no había tanta población, sumándole el hecho de que las guerras diezmaban la población de varones de manera notable. Además, debemos decir que estas relaciones produjeron, en la mayoría de los casos, momentos de mucho dolor.
Cuando leemos el Cantar de los Cantares podemos ver todo el gozo que produce el matrimonio monógamo. Este libro está cargado de sensualidad dentro del matrimonio, lo cual no solo es permitido por Dios, sino que es bendecido. El amor dentro del matrimonio debe llegar al punto de cubrir toda la gama de las definiciones que dimos antes, pero sobre todo debe dominar el amor ágape, con lo que coronamos la relación, al punto de poder ver nuestro matrimonio retratado en las palabras de Pablo en Efesios 5.25-33: “Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Y después de bañarla en el agua y la Palabra para purificarla, la hizo santa, pues quería darse a sí mismo una Iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni nada parecido, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus esposas como aman a sus propios cuerpos: amar a la esposa es amarse a sí mismo. Y nadie aborrece su cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida. Y eso es justamente lo que Cristo hace por la Iglesia, pues nosotros somos parte de su cuerpo. La Escritura dice: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse con su esposa y los dos formarán un solo ser. Es éste un misterio muy grande, pues lo refiero a Cristo y a la Iglesia. En cuanto a ustedes, cada uno ame a su esposa como a sí mismo, y la mujer, a su vez, respete a su marido”[111].
2) El sexo en la historia. Como podemos observar en toda la Biblia hay aportes bendiciendo la sana relación sexual dentro del matrimonio, pero después de la muerte de los apóstoles, surgen movimientos que irían afectando la naturalidad de la Iglesia y por ende de la familia, al introducirse pensamientos paganos helenísticos acerca de quitar valor al placer sexual dentro de la vida religiosa del matrimonio y se comienza a exaltar la vida de abstinencia, malinterpretándose 1 Corintios 7.40: “De todos modos será más feliz si permanece sin casarse; éste es mi consejo. Y creo que yo también tengo el Espíritu de Dios”[112].
Las persecuciones en tiempos imperiales llevaron a hombres como Tertuliano a pensar que era mejor mantenerse soltero ya que esto daría más posibilidad de sobrevivir y más libertad de movimiento, y estos pensamientos lo inclinaron a pensar que el matrimonio era una especie de maldición, al punto que pensaba que las relaciones sexuales con su propia esposa eran una “desgracia voluptuosa”[113].
Después del ascenso de Constantino al trono y la prohibición de las persecuciones, el movimiento célibe tuvo mucha influencia debido a los monjes, que en sus extremos rompían con todo tipo de relación familiar, incluso con sus propios padres, a quienes debían rechazar y pisotear si estos le pidieran que dejara la vida monástica, ya que en estos casos “la crueldad es el único afecto verdadero”, como decía Jerónimo[114].
Agustín, con sus ideas maniqueas, llevó el matrimonio al concepto de sacramento y veía las relaciones sexuales como algo negativo, incluso en el seno marital al punto de escribir: “Cuanto mejores sean el marido y la mujer tanto más pronto abandonarán, por mutuo consentimiento, el intercambio sexual”[115] y decía que si hubiese otra manera de procrear que no fuera por relaciones sexuales, sería lo mejor, pero como no era posible, había que aceptarlo pero con lamento ya que el acto sexual es pecaminoso. Aunque Tomás de Aquino se le opone en pensamiento al decir que el placer sexual es bueno y que no ha sido alterado desde la caída.
Pasaron ocho siglos pensándose que el matrimonio era un sacramento exclusivo para la procreación, sin romance, inferior a la castidad. Pero a inicios del Renacimiento la mujer es vista de manera diferente, ahora es exaltada casi hasta la adoración. Pero el amor romántico se fue tergiversando al punto de que lo sublime era lograr el amor de una mujer casada, es decir, el adulterio. Esto era una influencia de la cultura morisca en España y del resultado del fanatismo de la adoración a la virgen, a la que se consideraba como la mujer ideal, la inalcanzable, pero que todo hombre deseaba. Esto a su vez se traslada a América Latina que llega a conformar la cultura machista, en donde el hombre es “macho” si logra muchas conquistas y la mujer es un objeto sexual sumiso.
Al estallar la Reforma Protestante el matrimonio vuelve a ocupar su sitial. Lutero enseña que el acto sexual es tan natural como cualquier otra actividad y el matrimonio lo define como el canal usado por Dios para satisfacer el deseo sexual. Las enseñanzas evangélicas dictan que el matrimonio es sagrado pero administrado por el Estado, no por la Iglesia, aunque esta debía dar su bendición. Esto trajo mucho provecho entre los creyentes, pero también se fue al extremo de que el Estado tiene la autoridad de definir qué es un matrimonio sin que la Iglesia pueda censurar nada.
A pesar de todo, desde la Reforma hasta mediados del siglo XX el matrimonio fue visto como una institución sagrada a la que, por lo general, se le respetaba en los países con influencia cristiana. Desde mediados de siglo la importancia del matrimonio ha ido decayendo. Procesos como la democratización del hogar minan la autoridad de los progenitores y hace que la mayoría mande. Con la llegada de la televisión a Latinoamérica en los años 60´s se introduce una serie de males que van secularizando cada vez más el matrimonio y dando paso a la pornografía y otros vicios lujuriosos debido a que se adoptan los sistemas impuestos por Hollywood con su baja moral. Hace entrada la “nueva moral” en donde los papeles del hogar desaparecen, pululan los hogares en donde el padre es un ser desconocido, las mujeres tienen hijos de varios hombres y hay casos en que no saben cuál es el padre de sus niños y en algunas naciones la prueba de ADN para conocer la identidad del progenitor es una necesidad.
Todo este pandemonium ha creado una inseguridad e inestabilidad en los hijos a tal punto que muchos hoy día no saben el verdadero significado del amor y lo que es estar realmente enamorado. Hasta hace unos años el divorcio en los latinos era cosa extraña, pero hoy es normal. Las madres solteras eran vistas con cierto recelo, pero ahora es rara la familia en donde no haya por lo menos una. Algunos hasta han llegado a pensar que es mejor cortar de la Biblia el pasaje que dice: “Todos deben considerar el matrimonio como algo muy valioso. El esposo y la esposa deben ser fieles el uno al otro, porque Dios castigará a los que tengan relaciones sexuales prohibidas y sean infieles en el matrimonio”[116].
3) El sexo, ¿fin o medio? Toda la confusión que hay en el mundo, cuando ya muchos hablan incluso de un “tercer” sexo, lleva a que se pueda pensar que cuando nos casamos lo hacemos primero por tener sexo y con esto vendrán todas las demás cosas y si no nos entendemos en la cama la solución está en la oficina de un abogado.
Debemos entender que el sexo tiene una triple finalidad, es decir, no es el fin, sino el medio que nos lleva a completar el amor marital, la procreación y la santidad.
a) El sexo hace crecer el amor marital en el sentido en que cuando la pareja se une se encuentra completa, se acaban las individualidades y cada uno busca el satisfacer al otro.
b) El sexo es el mejor método, aunque ahora se utiliza la fertilización y la implantación, de procreación. ¡Ningún otro método es tan eficaz! Además, con las relaciones sexuales estamos siendo parte de la Creación, colaborando con Dios mismo.
c) La pareja que se mantiene unida con la práctica sexual, gusta de andar junta siempre, lo que produce que ambos, además de crecer juntos espiritualmente, se cuiden, apartándose del pecado.
El pensar que el sexo debe ser usado solo para la procreación destituye al hombre de su lugar y lo baja al mismo nivel que los animales, que solo se unen sexualmente cuando la hembra está madura para concebir, pero también el utilizar el sexo como la finalidad de la relación es perversidad ya que los seres humanos estamos no solo compuestos de sexo, sino de intelecto y espiritualidad. Por lo que cada encuentro sexual es algo especial y nuevo, que sabiéndolo disfrutar nos hace tocar el cielo estando aun en la tierra.
4) El sexo en el matrimonio. Cuando hacemos cosas ilícitas nuestro organismo comienza a destilar químicos que al final llegan a enfermarnos, pero cuando lo que hacemos es legal, cristalino, podemos gozar sin temor. Por eso es importante que conozcamos algunas claves para que nuestro matrimonio pueda ser más pleno en este campo.
La palabra que usa el Antiguo Testamento para referirse a relaciones sexuales es yadá, que significa “entrar”, aunque se le traduce como “conocer” en las versiones Reina Valera 60 y otras, pero en la Biblia Latinoamericana 95 y en Dios Habla Hoy se traduce como “unió”[117].
Ya sea “unir” o “conocer” dan la idea de que cuando la pareja tiene relaciones sexuales se convierten en uno, se produce no solo un intercambio de fluidos sino que la persona, tanto el hombre como la mujer, sino que los dos se convierten en uno, olvidándose cualquier diferencia. Es en este momento donde se hace una entrega total y se expresa el amor más íntimo, por lo que el unirse con alguien fuera del matrimonio no solo es inmoral sino que es muy peligroso debido a que es este el momento en que estamos completamente expuestos a la otra persona.
La idea de tener relaciones no consiste en satisfacer mis necesidades, sino en cubrir las de mi cónyuge. Este es el motivo por el que Pablo escribe en 1 Corintios 7.2-5: “Pero lo mejor es que cada hombre tenga su propia esposa, y que cada mujer tenga su propio esposo, para que no caigan en relaciones sexuales prohibidas. El esposo debe tener relaciones sexuales sólo con su esposa, y la esposa debe tenerlas sólo con su esposo. Ni él ni ella son dueños de su propio cuerpo, sino que son el uno del otro. Por eso, ninguno de los dos debe decirle al otro que no desea tener relaciones sexuales. Sin embargo, pueden ponerse de acuerdo los dos y dejar de tener relaciones por un tiempo, para dedicarse a orar. Pero después deben volver a tener relaciones; no vaya a ser que, al no poder controlar sus deseos, Satanás los haga caer en una trampa”[118].
Como dijimos antes, el amor que debe alcanzar todo matrimonio para que sea completo debe ser el amor ágape, por lo que el sexo es un momento en donde no nos preocupamos tanto de nosotros mismos, sino más bien de nuestro cónyuge. Somos felices si nuestra pareja lo es. No somos animales irracionales que solo buscamos cumplir con un instinto, sino que podemos controlarnos con el fin de hacer las cosas cada vez mejor.
El sexo es un arte y como tal necesita tiempo y ambiente. No está bien que la pareja tenga relaciones a la carrera, para cumplir. ¡No! Es necesario que de dedique un esfuerzo para crear el ambiente apropiado, sin que esto quiera decir que tenemos que hacer gastos extra, lo podemos hacer con lo que ya hay. Pero trate de imaginarse el siguiente cuadro, en muchos casos no hay que imaginarlo porque así es como se desarrolla: El marido llega del trabajo, huele a sudor, está cansado y lo único que desea es dormir, pero su esposa ha estado esperándolo todo el día para llevarlo a la cama. ¿Estará él con la disposición? Otro ejemplo: La mujer ha estado lavando ropa, aseando la casa, batallando con las tareas de los niños, llegaron los recibos que no estaban incluidos en el presupuesto, se quemó el arroz y llega su marido con muchos deseos de tener relaciones. ¿Estará ella con deseos? Uno más: Tanto él como ella están descansados y listos para tener relaciones, pero la suegra llega de improviso con la noticia de que viene a quedarse el fin de semana y las paredes del apartamento son tan delgadas que se escucha hasta un suspiro. ¿Podrán gozar libremente? La respuesta a las tres situaciones es un definitivo ¡NO!
Para disfrutar el sexo es necesario que ambos estén dispuestos, que haya un ambiente adecuado y que no aparezcan distractores. No debe ser algo forzado, superficial o fingido. Se necesita un tiempo de preparación en donde las caricias y las palabras dulces tienen mucho que ver.
Un último punto para cerrar este tema es que aunque los varones podemos terminar la relación quedando satisfechos y volvernos para disfrutar de un buen sueño, la mujer necesita continuar un tiempo de caricias y tal vez una conversación sobre temas suaves para volver a la calma y poder dedicarse al descanso.
d. Finanzas.
Esta es una parte del matrimonio que cuando somos novios por lo general no tratamos, pero que necesita mucho cuidado para evitar mucha tensión. La economía de los países latinoamericanos es cada vez más inflacionaria, lo que trae presiones muy fuertes al seno familiar. Cuando nos aventuramos en el matrimonio, quizá no tenemos una perspectiva clara de lo que es la vida real, no sabemos de comprar la comedera, pagar recibos, pagar impuestos, comprar casa, comprar muebles, mantener a otra persona, etc., por lo que al llegar a enfrentarnos con esto son muchos los que prefieren botar la toalla.
Hay esposas que no saben cuánto dinero gana su esposo y pretenden vivir en un nivel superior al que pueden pagar. Esto traerá graves consecuencias porque el esposo se verá manipulado de diferentes formas y se crearán conflictos que podían haberse evitado con la debida comunicación.
La situación se pone más difícil cuando vienen los hijos. Al estar pequeños no podemos dejar de comprar alimento especial; ropa, casi todas las semanas; pañales; juguetes; etc. Conforme van creciendo algunos de estos gastos dejarán de hacerse, pero tendrán que hacerse otros ya que viene el tiempo de estudios, así que hay que comprar libros, zapatos, uniformes, materiales, etc. Pero si están de vacaciones ellos verán cómo nos hacen gastar el dinero. Por todo esto es necesario que sepamos hacer un presupuesto.
Como nuestra economía depende del dólar aunque no lo usemos directamente, haremos un ejemplo de presupuesto en dólares para una familia con dos niños en etapa escolar y que están comparando casa. Al lado pondremos el presupuesto en colones costarricenses al tipo de cambio de 500 por dólar. Lógicamente estos montos pueden variar de acuerdo a muchas circunstancias:
I. Entradas US$ 500.00 ¢ 250 000.00
Iglesia $ 60.00 ¢ 30 000.00
Alimentos $ 190.00 ¢ 85 000.00
Pasajes $ 20.00 ¢ 10 000.00
Abono de Casa $ 100.00 ¢ 50 000.00
Ropa $ 30.00 ¢ 15 000.00
Recreación $ 30.00 ¢ 15 000.00
Ahorro $ 20.00 ¢ 10 000.00
Recibos (Agua, Luz, Teléfonos) $ 40.00 ¢ 20 000.00
II. Total $ 485.00 ¢242 500.00
III. Diferencia $ 15.00 ¢ 7 500.00
Una familia en estas circunstancias tiene una diferencia de $ 15 dólares que serán acomodados dependiendo de las necesidades o que pueden ser ahorrados.
Cuando llegan los hijos surge otro problemita que debemos tener cuidado en no caer: Queremos darle a ellos todo lo que nosotros no pudimos disfrutar. Es cierto que hay cosa que es importante que nosotros aspiremos para que nuestros hijos nos superen como lo es la educación, pero hay cosas materiales que no tuvimos y que tampoco es indispensable que nuestros hijos tengan. Vivir con un presupuesto limitado no es pecado. Esto nos puede ayudar a dar un buen ejemplo a nuestros hijos sobre el valor del dinero y mostrar que los cristianos no tenemos necesidad de vivir como la gente del mundo.
También debemos tomar en cuenta que nuestra primera línea en el presupuesto debe ser siempre en relación al dar a Dios a través de la Iglesia. No estamos diciendo cuánto hay que dar, pero si tenemos que tomar en cuenta que Jesús dice: “Porque os digo que no entraréis en el reino de los cielos a menos que vuestra justicia supere a la de los fariseos y de los maestros de la ley”[119], y los fariseos se justificaban diciendo: “Pago el diezmo de todo lo que poseo”[120]. Con esto podemos decir que:
ü Si doy menos del diezmo, mi justicia es menor que la de los fariseos.
ü Si doy el diezmo, mi justicia es igual a la de los fariseos.
ü Si doy más del diezmo, mi justicia es superior a la de los fariseos, tal como lo manda el Señor.
[1] Diccionario de la Lengua Española. Editorial Océano.
[2] Génesis 2.7.
[3] Génesis 2.18. Biblia Latinoamericana 1995.
[4] Génesis 2.23. Palabra de Dios para Todos.
[5] Génesis 1.28.
[6] Deuteronomio 21.10; Génesis 17.12-13.
[7] Amós 3.1.
[8] Deuteronomio 6.4-9; Proverbios 13.24.
[9] Deuteronomio 6.2-3, 24-25.
[10] Génesis 2.24.
[11] Deuteronomio 5.16.
[12] Génesis 2.24.
[13] Levítico 25.47-49.
[14] Deuteronomio 24.19; Proverbios 17.2.
[15] 1 Samuel 8.10-18.
[16] 1 Reyes 16.31.
[17] 1 Samuel 7.2; 8.3.
[18] Lucas 2.51.
[19] Marcos 15.34.
[20] 1 Pedro 2.24.
[21] Juan 1.12.
[22] Jeremías 31.33.
[23] Colosenses 1.15.
[24] Mateo 20.1-16.
[25] Juan 5.20.
[26] Juan 8.28.
[27] 2 Corintios 5.21; Colosenses 3.13.
[28] Mateo 28.18.
[29] Efesios 5.21-23.
[30] Efesios 4.15.
[31] Levítico 10.11.
[32] www.casadeoracioncr.com/tratado/2020.
[33] Isaías 49.18; 61.10; Joel 2.16.
[34] Deuteronomio 22.20-21.
[35] Samuel y Martha Berberián, Principios para iniciar un hogar cristiano, página 21.
[36] Mateo 5.37.
[37] Samuel y Martha Berberián, Principios para iniciar un hogar cristiano, página 32.
[38] Proverbios 18.22. Biblia Dios Habla Hoy.
[39] Génesis 2.18–24. La Torá.
[40] Génesis 24.58–60. La Torá.
[41] Cantar de los cantares 4.9-10. Palabra de Dios Para Todos.
[42] Jeremías 33.10-11. Biblia Latinoamericana 1995.
[43] Malaquías 2.14-15. Biblia al Día.
[44] Mateo 5.32. Biblia en Lenguaje Sencillo.
[45] Mateo 19.6. Biblia al Día.
[46] Romanos 7.2-3. CTS-IBS.
[47] Efesios 5.21–33. Palabra de Dios para Todos.
[48] Hebreos 13.4. Palabra de Dios para Todos.
[49] Salvador Iserte. La Entidad Amorosa. Página 69.
[50] Ibid. Página 98.
[51] Génesis 2.18. Palabra de Dios para Todos.
[52] Génesis 2.18. La Torá.
[53] Long, Doris y James. Antes de que ellos digan “Sí, acepto”. Página 27.
[54] Palabra de Dios para Todos.
[55] Dios Habla Hoy.
[56] Génesis 2.24.
[57] Goff, Guillermo. El Matrimonio y la Familia en la Vida Cristiana. Página 12.
[58] CTS-IBS.
[59] Biblia al Día.
[60] Wheat, Ed. El amor que no se apaga. Página 16.
[61] Ibid. Página 17-18.
[62] Ibid. Página 43.
[63] Ibid. Página 45.
[64] Ibid. Página 46.
[65] Jeremías 31.3. Dios Habla Hoy.
[66] Juan 3.16. Biblia en Lenguaje Sencillo.
[67] Biblia en Lenguaje Sencillo.
[68] Wheat, Ed. El amor que no se apaga. Página 56.
[69] Proverbios 18.24.
[70] Juan 3.16.
[71] Maldonado, Jorge. Introducción al asesoramiento pastoral de la familia. Página 99.
[72] Citado por Atkinson, David y otros en Diccionario de Ética Cristiana y Teología Pastoral. Página 1010.
[73] Nueva Versión Internacional.
[74] Romanos 8.28.
[75] Diccionario de Ética Cristiana y Teología Pastoral. Página 617.
[76] Citado por Doris y James Long en “Antes de que ellos digan “sí, acepto”. Página 26.
[77] Efesios 5.25. Nueva Biblia de los Hispanos.
[78] 1 Timoteo 5.8. Nueva Versión Internacional.
[79] Proverbios 5.20. Dios Habla Hoy.
[80] Efesios 5.28. Sagradas Escrituras en Español.
[81] Deuteronomio 11.18-20. La Biblia de Las Américas.
[82] Efesios 5.33. Versión Nuevo Mundo.
[83] 1 Pedro 3.1. Biblia en Lenguaje Sencillo.
[84] Proverbios 31.11. Biblia al Día.
[85] Proverbios 31.15-23. Nueva Versión Internacional.
[86] 1 Pedro 3.1-4. Biblia en Lenguaje Sencillo.
[87] Efesios 2.1. Biblia Latinoamericana 1995.
[88] Hechos 4.12.
[89] Marcos 16.16. Nueva Versión Internacional.
[90] Juan 5.39. Nuevo Testamento EUNSA.
[91] Hebreos 12.14. CTS-IBS.
[92] Gálatas 5.22-23.
[93] Deuteronomio 6.7.
[94] Efesios 2.2.
[95] Hechos 4.32. Biblia al Día.
[96] Proverbios 12.18. Reina Valera 60.
[97] Proverbios 14.29. Biblia Latinoamericana 95.
[98] Proverbios 15.4. Biblia Latinoamericana 95.
[99] Proverbios 15.23. Biblia al Día.
[100] Proverbios 25.11. Biblia al Día.
[101] Proverbios 27.17. Nueva Versión Internacional.
[102] Proverbios 28.13. Nueva Versión Internacional.
[103] Efesios 4.15. Biblia en Lenguaje Sencillo.
[104] Santiago 3.2. CTS-IBS.
[105] 1 Pedro 3.10. Dios Habla Hoy.
[106] Génesis 1.27. Biblia de Jerusalén.
[107] Génesis 1.28. Dios Habla Hoy.
[108] Génesis 1.31. Reina Valera 60.
[109] Biblia al Día.
[110] La Biblia de las Américas.
[111] Biblia Latinoamericana 1995.
[112] Ibid.
[113] Citado por Salvador Iserte en La Entidad Amorosa, página 138.
[114] Citado por Guillermo Goff en El Matrimonio y la Familia en la Vida Cristiana, página 68.
[115] Citado por Salvador Iserte en La Entidad Amorosa, página 139.
[116] Hebreos 13.4. Biblia Lenguaje Sencillo.
[117] Génesis 4.1.
[118] Biblia Lenguaje Sencillo.
[119] Mateo 5.20. Biblia al Día.
[120] Lucas 18.12. EUNSA.
Hasta no hace mucho tiempo era sencillo dar una definición de “familia”, pero hoy no podemos hacerlo tan fácilmente puesto que cada tipo de familia requiere su propia definición. Esto es debido a que en Occidente hablamos de una “familia nuclear”; en África, de una “familia extendida”; últimamente se habla de “familias homosexuales” y “familias heterosexuales”; de un solo progenitor, etc.
Pero la Palabra de Dios ofrece una descripción que va más allá que la que da el Diccionario de la Lengua Española: “Personas emparentadas entre sí que viven juntas”[1]. El término usado en el Antiguo Testamento para “familia” es hjpcm (mishppakjá), que confunde la distinción entre familia y tribu, y entre familia y nación. De esta manera, la Biblia nunca deja de ampliar las fronteras de la familia.
La familia constituye un elemento fundamental de la persona como tal puesto que nos formamos en una identidad desde el seno de una familia, lo vivido en el seno de un ambiente familiar ejerce su influencia para la identidad personal de los componentes de esa familia.
1. Historia de la familia.
a. En el Antiguo Testamento.
El Antiguo Testamento nos relata en los primeros capítulos la institución de la familia por parte de Dios. En primer lugar, Él forma al hombre del polvo de la tierra[2], y aunque Dios hizo un ser perfecto, a este le hacía falta algo, por lo que el mismo Dios es quien dice: “Dijo Yavé Dios: "No es bueno que el hombre esté solo. Le daré, pues, un ser semejante a él para que lo ayude”[3]. Así que Dios tomó el costado de Adán y de ahí le formó a una compañera. Cuando el hombre ve a la mujer, no le queda más que exclamar: “… ¡Al fin! ¡Esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne! La llamaré “mujer”, porque fue sacada del hombre”[4].
Adán y Eva tuvieron hijos para que su familia se extendiera por toda la tierra, de acuerdo al mandato de Dios[5]. Abraham recibe hijos de parte de Dios para que por medio de sus descendientes se invierta el proceso de división de la humanidad que había iniciado en Babel: Israel debía convertirse en una familia que ocupara todo el planeta, aumentando en tamaño y atrayendo a los extranjeros a Dios. Para que la familia de Dios creciera, las familias debían multiplicarse por medio de la procreación y la inclusión de extranjeros en la nación[6], colaborando con la comunidad económica y políticamente. Creciendo por medio de las familias, Israel debía convertirse en una familia. Cada generación sentía su pertenencia a la familia de sus antepasados y a sus descendientes[7].
El conocimiento de Dios debía ser transmitido por medio de la familia celular, de modo que la familia global se convirtiese en una familia santa. Los padres debían hacer esto amando, enseñando y disciplinando a sus hijos[8]. Con esto se beneficiaría la nación[9]. Pero la decisión de pertenecer a la familia de Dios estaba de acuerdo a la decisión individual[10]. Los hijos debían honrar a sus padres, de modo que la nación se beneficiara[11].
Dado que las familias creaban gente santa, la gloria de Dios se reflejaría en la nación mediante relaciones de igualdad, solidaridad y libertad. El Antiguo Testamento muestra que la cultura de esos tiempos daba un respeto mayor hacia los ancianos, pero contiene principios que muestran también que las mujeres tenían una relación de igualdad dentro de la familia. A pesar de que por mucho tiempo se ha creído que la mujer es un ser inferior, el compañerismo de Adán y Eva enseña que tenían igualdad a la hora de tomar decisiones. Este ideal de igualdad se celebra en Cantar de los Cantares. Se cita sutilmente en Proverbios 2.17, donde el marido es llamado “compañero”, un término limitado a los amigos íntimos. Los hijos debían honrar a su padre y a su madre. Pero la autoridad paterna no era absoluta, ya que se esperaba que los hijos que se independizasen de sus padres, dándoles igualdad. Esta igualdad fortalecería la solidaridad dentro de la familia, formando “una sola carne”[12] en el matrimonio.
La responsabilidad familiar incluía respaldarse mutuamente en caso de peligro, así como proteger a los parientes que pasaban por un mal momento, salvaguardando la libertad económica de la familia[13]. Las familias debían liberar a sus miembros de la hambruna y de la esclavitud a personas ajenas al hogar[14]. Las familias debían actuar como columnas de la libertad, evitando la concentración del poder económico y político[15]. Dado que las familias eran la base de la sociedad israelita, donde su relación apuntaba a la igualdad, solidaridad y libertad, estas cualidades debían manifestarse en la nación como un todo. Todo esto obligaba a las familias a crear una familia global, santa y gloriosa. Pero el Antiguo Testamento no esconde la realidad de las cosas. La unión matrimonial con mujeres extranjeras incapacitó al pueblo de Israel para que evitara la influencia de los dioses ajenos[16]. Como resultado, tanto el reino del norte como el del sur sufrieron el exilio. Lejos de concentrar el mundo en una sola familia, el pueblo de Dios fue esparcido por el mundo. La cadena de fe entre las generaciones se rompía con frecuencia. El libro de Jueces registra el ciclo de arrepentimiento de una generación y la apostasía de la siguiente. Los líderes espirituales, como Elí, Samuel y David tuvieron hijos que se apartaron de Dios. Parece que los hijos de los contemporáneos de Samuel también se alejaron de Él, pidiendo luego una monarquía que, según se les advirtió, les llevaría a la opresión de sus familias[17]. Las familias abandonaron su defensa de la libertad. El fracaso de tantas familias israelitas, que no lograron hacer su papel en la creación de la familia de Dios es un gran incentivo para las familias modernas ya que Dios usó a Israel para crear una sociedad y un hogar dignos del Mesías. Dios aún ama y utiliza a las familias, a pesar de sus errores.
b. En el Nuevo Testamento.
La familia en la que creció Jesús era de las que se esperaba en el Antiguo Testamento. Recibió se sus padres la fe ortodoxa, tanto que las autoridades religiosas del Templo se sorprenden de sus conocimientos[18]. La educación que recibió de niño le capacitó para poder salvar a los pecadores.
Tanto el Padre Celestial, como el Hijo, experimentaron el rechazo que a menudo se produce en las familias humanas. Jesús se sintió abandonado por Su Padre, de quien dependía[19], y el Padre lo consideró un hijo rebelde ya que Él cargaba los pecados de la rebelión[20]. Ocurre mucho en la familia, en donde los padres se vuelven contra los hijos debido a su desobediencia, que es simbolizado de cierta manera en la crucifixión, aunque entre el Padre y el Hijo no había ningún fracaso, sino que estaban de acuerdo para poder brindar la salvación al hombre.
Pero, al compartir el dolor propio de las familias humanas, Dios y Jesús, salvan a Su familia del fracaso, adoptando a todo aquel que cree[21]. La Iglesia, de acuerdo al lenguaje usado en el Nuevo Testamento, es la familia de Dios. Es cierto que Jesús la anuncia como el Reino, pero instruye a sus discípulos para que se dirijan al Padre como al Padre, no como al Rey. Pablo usa constantemente el término “hermanos” para referirse a los miembros de la Iglesia, ya que el la considera una familia.
La familia de Dios tiene una naturaleza santa, garantizada por el Espíritu Santo, que escribe las Leyes en nuestro corazón[22]. De esta forma, el Espíritu transmite la fe del Padre a sus “hijos”. Esta relación Padre-hijos es primaria en la familia de Dios.
En la familia de Dios, el Padre y el Hijo no son exclusivamente masculinos en su carácter, ya que vemos que el Hijo es la “imagen” del Padre[23]. Dado que la imagen de Dios quedó igualmente reflejada en el hombre y la mujer, en Génesis 1.27, esto puede implicar que Jesús refleja en sí mismo tanto rasgos “masculinos” como “femeninos” y que, al hacerlo, refleja al Padre. Esto, a su vez, sugiere que Dios valora lo femenino tanto como lo masculino, lo cual conlleva que tanto hombres como mujeres disfruten del mismo valor en el cielo. La parábola de la viña indica que Dios no manifiesta favoritismo, lo cual es la base de la igualdad[24].
Cuando contemplamos la familia de Dios, encontraremos modelos que podemos poner en práctica en nuestra propia familia. La familia de Dios es una “familia extendida”, en la que todos podemos incluirnos. Este es el ideal reflejado por los primeros cristianos, que no hacían distinciones entre la familia hogareña y la “familia de Dios”. Ellos estaban juntos, alabando a Dios y compartiendo de sus posesiones. El Padre ejemplifica al padre ideal, que siente amor por su Hijo[25], le enseña[26] y le disciplina[27]. El Padre delega el Reino en el Hijo[28], como ejemplificando la independencia que deben dar los padres a los hijos. De la misma manera, el Hijo ofrece al Padre lo que ha hecho, tal y como los hijos deben ofrecer a los padres algo de lo que logren, cuando llegue la vejez de los progenitores. Esto también lo hayamos reflejado en la enseñanza paulina en Efesios 6.1-4.
También en la familia de Dios nos encontramos con un modelo de igualdad. Con la muerte de Jesús en la cruz, encontramos el modelo de los maridos, que deben poner a sus esposas en primer lugar, sacrificándose por ellas. Y las esposas deben hacer lo mismo por sus maridos. Entre ambos debe haber un sometimiento mutuo[29]. La Biblia nunca dice que las esposas deben someterse a sus maridos, pero si dice que debemos someternos unos a otros. El hecho que el marido es la cabeza de la familia no es sinónimo de que él es único que manda, sino que él debe ayudar a su esposa a crecer en Cristo[30]. Pablo usa la imagen del “cuerpo” para indicar la solidaridad que debe haber en la familia. La libertad que tenemos los cristianos es sinónimo de la libertad que deben tener los miembros de la familia. Si estos modelos son usados en la familia de Dios, la Iglesia, se verán reflejados en las familias que componen esta iglesia y les retarán a conseguir en el presente lo que Dios pretendió para el pasado.
2. Momentos más importantes de la familia
Toda familia tiene momentos de trascendencia, que aunque no vamos a detallar en este momento, si es importante que los mencionemos:
a. Noviazgo: Para la mayoría de las personas esto no es parte importante de la familia, sino que se limita a la pareja, pero como veremos en el apartado que dedicamos a esta etapa, es un momento que va afectar no solo a una familia, sino a dos.
b. Casamiento: Por lo general, implica el abandono del hogar en donde la persona se desenvolvió toda su vida y ahora hay una ruptura que en muchos casos no logra sanarse nunca, pero lo veremos más adelante.
c. Nacimiento de los hijos: Este momento cambiará la vida completa de la pareja ya que ahora son tres que comparten el mismo hogar y el miembro más reciente es el más exigente. Este tema será tratado luego.
d. Escolarización de los hijos: Aunque en las familias cristianas esta etapa comienza casi desde el nacimiento de los niños debido a que ellos comienzan su proceso socializador en la Iglesia, con las clases de Escuela Dominical, para la mayoría de las familias es un golpe que afectará toda su conducta.
e. Entrega a Cristo: Este proceso se da por lo general en las familias cristianas en algún momento de la etapa de escolarización y la entrada a la adolescencia. En él, los hijos comienzan a tomar las responsabilidades que les corresponden en la Iglesia.
f. Entrada en la adolescencia por parte de los hijos: Da inicio un periodo de rebeldía por parte de los hijos, que los padres, por lo general los no cristianos, no saben cómo digerir y orientar, lo que en muchos casos llevará a momentos de crisis.
g. Hechos traumáticos: Son actos en los que puede estar involucrada cualquier familia, y que van desde los accidentes, la separación y divorcio, muerte de alguno de los hijos o los abuelos, hasta drogadicción, alcoholismo, etc.
h. Nido vacío: Cuando los hijos abandonan el hogar, ya sea por matrimonio o porque se vana estudiar lejos.
i. Momento de la jubilación: Puede trasformarse en una crisis si la pareja no está preparada para el cambio.
j. Llegada de los nietos: De nuevo la familia se multiplica y creará cambios drásticos.
k. Muerte de alguno de los cónyuges: Se aproxima el fin de la familia celular. Un hecho natural, pero que la mayoría no desea aceptar.
3. Elementos de la familia, relaciones y problemas de la autoridad familiar.
Dentro de una familia podemos distinguir diferentes elementos que la componen y agruparlos dentro de las siguientes categorías:
a. Elementos personales:
Los elementos personales que constituyen la familia son los padres, los hijos, y otras personas que se adhieren a esta familia como pueden ser parientes o amigos.
b. Elementos materiales:
Tienen menor importancia que los personales y principalmente están constituidos por lo que denominamos casa u hogar.
c. Elementos de autoridad:
Diremos que debemos ejercer la autoridad con el fin de mantener la convivencia familias desarrollar la comunicación y fomentar la formación de la propia personalidad.
Luego, en cuanto a la familia podemos diferenciar las relaciones conyugales de las fraterno-filiales:
1) En cuanto a las conyugales puede ser que por el ejercicio de la autoridad se den situaciones de aceptación, rechazo e incluso tensión.
2) En cuanto a las relaciones fraterno-filiales podemos observar que la autoridad puede ser aceptada de manera racional o espontánea, o rechazada provocando evasivas e incluso agresividad llegando a aparecer una situación inestable en la familia.
4. La familia como institución educativa.
Es en el seno del hogar en donde el niño recibe las primeras informaciones, aprende actitudes y la manera en que va percibir la realidad. Como parte integrante de la sociedad, en donde hay ideas, creencias, valores, rituales, mitos y actitudes, la familia es el mejor punto de partida para el ser humano. Es por ello que el mismo Dios legisla en el Antiguo Testamento para que sea en el seno del hogar que el niño reciba las instrucciones básicas que le regirán toda su vida[31].
De la familia se espera que sea capaz de enseñar a sus hijos a:
a. Controlar sus impulsos para poder vivir en sociedad: El niño debe aprender a no tomar todo lo que se le antoja, a no ser agresivo con los compañeros, a compartir etc.
b. Desempeñar determinados roles sociales tanto ocupacionales como de género o roles en las instituciones como el matrimonio o la paternidad.
c. Adquirir un significado global de qué es lo que importa, qué es lo que se valora en su sociedad y cultura y para qué se tiene que vivir.
Para hacer realidad la correcta educación de los hijos, la familia debe contar con las siguientes condiciones:
a. Padres cristianos e involucrados en la vida de la Iglesia.
b. Los padres son responsables del cuidado de los hijos por derecho natural.
c. Los padres gozan de la ascendencia y autoridad que son precisas para educar.
d. Las relaciones padres-hijos están marcadas, en principio, por el amor y el respeto, requisitos esenciales de la relación educativa.
e. La vida familiar proporciona múltiples situaciones para hacer efectiva la educación, ya que se trata de una vida de comunicación permanente.
f. La acción combinada del padre y de la madre proporciona una educación integral de lo roles sexuales de la vida adulta.
A medida que se va formando la personalidad del niño, la familia ocasiona en él diversas posibilidades en cuanto a su autoestima, su auto-imagen, auto-afirmación y a su integración social. Esto se consigue mediante dos distintos estilos educativos, como son:
a. La sensibilidad de los padres hacia las necesidades del niño, la aceptación se su individualización y el afecto que le expresan.
b. Tipo de disciplinas y estrategias de control utilizadas por los padres.
Los estímulos familiares influyen durante más tiempo que cualquiera otro tipo de estímulos educativos en la formación del hombre. La familia es el elemento más importante en la formación de una persona. La importancia que tiene el amor familiar, y concretamente el de la madre, tiene en el desarrollo del niño.
B. El Noviazgo.
Las estadísticas actuales en Costa Rica, muestran que en el año 2010 hubo 24 000 matrimonios y 11 500 divorcios[32], es decir, ¡un 48 %! Las madres solteras y los hogares destrozados son cosa de casi todas las familias. ¿Por qué sucede esto? Una de las muchas razones consiste en que los jóvenes no están preparados para dar el paso a la vida matrimonial. No reciben orientación adecuada y mucho menos ejemplos de fidelidad. En este punto vamos a dedicarnos a estudiar lo que es el noviazgo, los requisitos que necesitan la mujer ideal, el hombre ideal y las normas que debe tener todo noviazgo sano.
Pero definamos lo que es el noviazgo, en primer lugar. En la Biblia solo hay tres pasajes que hablan de “novios”[33], y en todos se refiere más bien, no al tiempo del cortejo, sino más bien al momento en que la pareja llega a consumar el matrimonio. Tomemos en cuenta que en el Oriente, en los tiempos bíblicos, se acostumbraba a que los padres de los jóvenes arreglaran los matrimonios, por lo que no existía un tiempo de cortejo como lo conocemos en Occidente.
En nuestra sociedad, el noviazgo, hasta hace pocos años, consistía en un período de tiempo en que la pareja se conocían, pasaban tiempo juntos, hablaban, discutían temas de interés para ambos, paseaban, compartían tiempo con la familia de su enamorada (o). Todo esto era un preparativo para el siguiente paso: El matrimonio. Hoy se ha cambiado el rol y el término “novio (a)” ha llegado a ser la persona con la que se convive, habiendo cierto compromiso, pero no uno sólido ni legal. Hoy, los padres de los jóvenes puede que conozcan o no al novio (a) de su retoño. Esto, definitivamente es un acto pecaminoso, es fornicación y es condenado por el Señor[34].
Confiamos en el Señor que las personas que leen este tratado estén actuando conforme la Palabra, por lo que vamos a tomar la primer definición como la correcta, y si hay alguien que esté practicando la segunda forma, que se arrepienta y corrija su pecado.
1. La Mujer Ideal.
Los concursos de belleza, los anuncios de televisión promoviendo la imagen de mujeres delgadas y con apariencia de modelo, el cabello lacio, ojos grandes, dientes perfectos, uñas impecables, son los estereotipos con los que tienen que batallar las muchachas, que se deprimen por no poder alcanzar igualarse ni siquiera un poco con esas bellezas plásticas. Pero, ¿será eso lo que buscan los muchachos cuando piensan en casarse?
Bob Jones dijo: “La peor cosa que puede tener una mujer es la belleza”[35]. El problema no es que una mujer sea hermosa, el problema se da cuando la mujer confía tanto en su belleza que piensa que con ello podrá alcanzar todas sus metas y olvida alimentar su intelecto, la disciplina y el trabajo.
¿Qué lo que busca un hombre en una mujer?
Esta pregunta se les hizo a 4000 hombres escogidos al azar, para saber si las exigencias masculinas habían sufrido grandes cambios. Estos fueron los resultados:
a. Que no sea egoísta. Las mujeres que solo piensan en su persona, que creen que nacieron para que los hombres las complazcan hasta en los más mínimos caprichos, puede ser muy hermosa, pero será repulsiva a cualquier hombre sabio.
b. Sincera. La sociedad moderna nos dice que debemos aparentar. Hay que esconder todo aquello que a los ojos de los demás parezca feo. La ropa que usamos debe mostrar no tanto gusto, sino el que sea de alto precio. Estas cosas hacen que los hombres que quieren una buena esposa se alejen. Las mujeres que mienten con respecto a su edad y otras cositas que pueden parecer muy inocentes, mostrarán lo vanas que son.
c. Cariñosa y simpática. Todo hombre tiene un niño en su interior y esperan que su esposa lo cuide y brinde muestras de cariño. Que tengan la simpatía suficiente como para enfrentar los problemas con una sonrisa, la como la mujer de Proverbios 31. Las muchachas que sonríen, que expresan ideas positivas, que irradian alegría, son como miel a las abejas para los muchachos.
d. Inteligente. No estamos hablando de que tenga mucho estudio, ya que hay algunas profesionales que son muy buenas en lo suyo pero un fracaso en sus relaciones, sino en mujeres que sean capaces de comunicarse de manera clara, sin muchos rodeos. Que sea capaz de comprender la problemática masculina.
e. Atractiva. No se malentienda. Atractiva y bella pueden ser sinónimos, pero no siempre. La belleza verdadera es la interior, que produce que la mujer se cuide en tres sentidos:
1) Su arreglo personal. Su ropa está planchada, no descosida. Ella se mira en el espejo para notar las cosas que no están correctas en su vestir y las corrige. Siempre está peinada, sin necesidad de haber ido al salón de belleza.
2) Su aseo personal. Se baña a diario, huele bien. No usa el cabello desgreñado ni sus uñas están sucias.
3) Su apariencia personal. No permite engordarse en exceso. Sabe hacer ejercicio y comer con cuidado. Sabe que su cuerpo debe irradiar salud.
f. Independiente. Aunque a los hombres nos gustan las mujeres que dependen de nosotros, también nos gusta que la mujer pueda hacer ciertas cosas sin necesidad de que estemos con ellas. Debe haber un equilibrio.
g. Casera. Que guste de los trabajos en el hogar. Que sepa cocinar, sin necesidad que sea una cocinera experta. Que sepa hacer por lo menos las puntadas básicas y pegar un botón. Que le guste la casa ordenada y limpia. Que sepa administrar los alimentos de la alacena.
h. Espiritual. Este debe ser el primero de todos los requisitos, pero como los datos arriba mencionados fueron tomados de investigaciones hechas entre gente de todo tipo, no aparece. Los jóvenes cristianos anhelan una mujer que ame a Dios sobre todas las cosas y que no se deje guiar por las mentiras del mundo y de Satanás.
2. El Hombre Ideal.
Así como los hombres tenemos nuestra idea de una mujer perfecta, ellas también esperan un “príncipe azul” que llene sus requisitos. Aquí están algunos:
a. Un líder. No que sea el capitán del equipo, pero sí que sepa guiarla a ella y que pueda hacerle frente a los problemas sin derrumbarse. La Biblia es clara en cuanto a que el hombre debe ser la cabeza del hogar. Es quien debe tomar las riendas, dirigir las actividades y tomar las decisiones más importantes. Debe saber dirigir las discusiones para que estas no terminen en pleito, sino que se llegue a una solución.
b. Trabajador. Que gane su dinero con honradez y que quiera superarse en su trabajo. Que provea para que los suyos no pasen necesidades. Que recuerde la exhortación de Pablo: “El que no trabaja, que no coma”.
c. Cariñoso. Al igual que el hombre, la mujer anhela un hombre que sepa abrazarla y besarla sin necesidad de que tenga que terminar en relaciones íntimas. Que le diga piropos, a pesar de que tengan muchos años de casados.
d. Responsable. Que no tema decir: “Yo me equivoqué”. Que sepa sacar la cara por su familia. Que enfrente la vida sin retroceder.
e. Maduro. Que sea disciplinado en todo. Juicioso y prudente. Que no sea inestable. Que haga lo que predica.
f. Espiritual. Es importante que el hombre sea el guía espiritual de su familia. Que no se vayan su esposa y los niños al culto mientras él se queda en casa viendo el fútbol, sino que él sea el primero en levantarse el domingo para hacer los preparativos para ir a alabar al Señor.
g. Romántico. Aunque nuestra sociedad ha cambiado drásticamente, las mujeres aún suspiran por un hombre que sepa regalarles un flor porque sí, que les abra las puertas, que sepa llorar, que sueñe con ellas.
3. Normas en el Noviazgo.
A la hora de hablar de noviazgo, debemos hacer distinción. Hoy, muchos hablan de noviazgo a los 10, 12 ó 16 años, pero esto en realidad es un enamoramiento producto del despertar de la adolescencia y los cambios químicos que todo joven tiene, de tal manera que un muchachito que hoy está muy enamorado de una chica, dos días después habrá cambiado de opinión sobre ella y estará enamorado de la mejor amiga de la niña en cuestión. Eso es solo producto de las hormonas.
Hablamos de noviazgo cuando la pareja está haciendo planes serios. Cuando quiere formalizar la relación y está dispuesta a planificar un matrimonio. Aunque los padres deben ser muy cuidadosos con las relaciones citadas arriba, es en esta otra etapa en que los jóvenes deben saber cuidar ciertas normas que le ayudarán a decidir de manera correcta con quién compartirán el resto de su vida. Estos principios tienen base en la Biblia y por ello deben ser respetados.
a. La iniciativa debe ser de parte del joven.
Si bien es cierto que las normas en las sociedad moderna han cambiado y la mujer ahora es más agresiva, este tratado trata de la familia desde una perspectiva bíblica, por lo que al encontrar que la Biblia es enfática en que el hombre es la cabeza de la mujer, vemos que lo lógico es que sea el hombre quien tome la iniciativa a la hora de buscar una relación seria. Ya antes habíamos visto que a los hombres les asusta las mujeres agresivas. Además, algunos pueden entender que cuando una joven es la que toma la iniciativa en una relación, da muestras de ser una mujer fácil, cosa que a los hombres no les gusta como característica de la que va a ser su esposa, así que corre el riesgo de que la tomen simplemente como una aventura.
b. La joven debe ser sincera y cortés.
Cuando un muchacho muestra interés en una joven, esta no debe ser cruel, dándole esperanzas que ella sabe que no se alcanzarán o haciendo burla de las pretensiones del chico, si es que ella no tiene interés. Ella debe ser capaz de decirle “si” o “no”[36], con todo respeto.
c. Tanto las responsabilidades como los privilegios son limitados.
Muchas veces vemos parejas de novios que parecen más bien que son un matrimonio, por su manera de comportarse, tratándose con demasiada confianza. Aunque también hemos visto novios que más bien parece que fueran solo amigos. El noviazgo es una relación que está en medio de la amistad y el matrimonio. Es un tiempo de preparación en donde se está desarrollando una relación que afectará todo el futuro de ellos[37].
Algunas jovencitas han llegado a creer que su novio tiene la obligación de pagar todo lo que ella desea comprar. Él puede querer invitarla a ciertas cosas, cenar, comerse un helado, hacerle un regalo, etc., pero él no tiene ninguna obligación, sino que lo hace voluntariamente hasta que estén casados.
También deben saber cuáles son los límites de los privilegios. En el noviazgo no hay privilegios sexuales. Estos están limitados al matrimonio. Tampoco deben los novios pensar que las cosas materiales de su pareja son de su propiedad. Otra de las cosas que deben respetar los novios es el hogar de sus respectivos padres; hay responsabilidades que cumplir, no es correcto que el enamorado diga que no puede cumplir con su trabajo hogareño porque está de novio o que no va a colaborar más en la economía del hogar porque ahora tiene más gastos al estar preparándose para su matrimonio o bien, llega a horas tardías porque estaba en compañía de su enamorada (o).
d. Las amistades son modificadas.
No debe confundirse la relación del noviazgo con la de la amistad, por lo que aunque no es necesario terminar con los amigos porque se está en un noviazgo, si debe limitarse, especialmente con el sexo opuesto, con el fin de evitar malentendidos y ataques de celos. Es importante que el novio conozca a los amigos de la novia y que esta conozca a las amigas de su novio y que quizá puedan tener amistad entre ellos también.
e. Discutir los temas básicos.
La pareja cristiana debe llegar a acuerdos sobre tres temas importantísimos en el matrimonio: Dios, dinero e hijos.
1) Dios. Lo más recomendable es que la pareja tenga la misma fe religiosa. Parece mentira, pero el tema de la religión es uno de los que más causa problemas en los matrimonios. Ambos deben ponerse de acuerdo sobre de cuál Iglesia serán miembros y sobre las actividades en las que tomarán parte. No es recomendable que alguno de ellos se haga a la idea, si su pareja no es creyente, que con el tiempo lo convencerá, por lo general ocurre lo contrario.
2) El Dinero. La administración de los fondos del hogar debe ser tema de ambos antes de casarse. Es bueno que visiten los supermercados y hagan un presupuesto acerca de lo que van a necesitar, primero solos y luego cuando vengan los hijos. También deben tomar en cuenta el valor del alquiler de una casa, aunque si fuera posible, es mejor que piensen en lo que costará una y consigan un préstamo en un banco o entidad de vivienda para comprarla o construirla. Asimismo sobre el mobiliario. Lo ideal es que no tengan deudas, pero hay cosas, como la casa, que es muy difícil poder comprar al contado, pero no es recomendable que se endeuden por cosas que pueden adquirir con solo ahorrar unos cuantos meses.
3) Los Hijos. Planificar la familia es cosa seria. Deben tomar en cuenta el presupuesto con el que cuentan, los planes de adquirir casa o auto, los estudios, etc. También deben platicar acerca de la cantidad de niños que podrían hacer felices y si es más de uno, ¿cada cuánto? No deben de olvidar que la mujer necesita de tres a cinco años para recuperarse de un parto, así como el presupuesto familiar. Tienen que tomar en cuenta el método anticonceptivo que usarán y si cuando ya no desean tener más hijos, cuál de los dos se operará o si seguirán planificando con otros métodos.
Es increíble cuántos divorcios se evitarían si tan solo se pusiera cuidado a estas sencillas normas y al uso de mucha oración para que Dios guíe a los jóvenes a encontrar la persona idónea para pasar el resto de su vida.
No queremos que los jóvenes se hagan a la idea de que es mejor no casarse, ya que el matrimonio es un estado lleno de retos y obligaciones. Dios creó el matrimonio para que las personas llegáramos a sentirnos completas, cuando nuestro cónyuge es una ayuda idónea, tanto para el esposo como para la esposa. Es verdad que los periódicos sensacionalistas hablan mucho de los fracasos matrimoniales y los divorcios escandalosos, pero podemos estar seguros que son más los matrimonios que viven felices, pero a los que nadie saca en las revistas.
Tengan presente que cualquier empresa que valga la pena, debe estar llena de esfuerzo, de lágrimas y perseverancia, y no se realiza de un día para otro. Los matrimonios felices no nacen, se hacen.
C. El Matrimonio.
“Encontrar esposa es encontrar lo mejor: es recibir una muestra del favor de Dios”[38].
Es triste saber que muchos de los matrimonios que se realizan hoy son consecuencia de que la novia quedó embarazada o que los muchachos encuentran en él un camino para la independencia de sus padres, pero debemos ser conscientes de que Dios, en Su Palabra hace referencia al matrimonio y lo bendice. En los siguientes versículos encontraremos lo que nos dice la Biblia con respecto a esta institución:
“Dijo luego Adonai Dios: "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada." Y Adonai Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le diera. El hombre puso nombres a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos los animales del campo, mas para el hombre no encontró una ayuda adecuada. Entonces Adonai Dios hizo caer un profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió. Y le quitó una de las costillas, rellenando el vacío con carne. De la costilla que Adonai Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces éste exclamó: "Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada." Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne”[39]. El matrimonio fue idea de Dios. Es Dios quien hace el matrimonio al bendecir a una pareja que decidió amarse y respetarse de por vida, no un documento firmado por un abogado, aunque es bueno estar en regla con las autoridades de la nación.
“Llamaron, pues, a Rebeca, y le dijeron: "¿Qué? ¿Te vas con este hombre?" "Me voy", contestó ella. Entonces despidieron a su hermana Rebeca con su nodriza, y al siervo de Abraham y a sus hombres. Y bendijeron a Rebeca, y le decían: "¡Oh hermana nuestra, que llegues a convertirte en millares de miríadas, y conquiste tu descendencia la puerta de sus enemigos!”[40]. La entrega total es esencial para un buen matrimonio. Cuando en un matrimonio no hay rompimiento umbilical con la casa de sus padres, hay problemas.
“Amada mía, me has robado el corazón; me lo has robado con una sola de tus miradas, con una sola de las perlas de tu collar. Amada mía, ¡tu amor es maravilloso! Es más dulce que el vino. ¡El olor de tu piel es mucho mejor que el de cualquier otra fragancia exquisita![41] El romance es importante. Si este se acaba, el matrimonio está en camino al barranco. Los cónyuges no deben dejar jamás de pensar románticamente acerca de su pareja.
"Ustedes dicen que este lugar está abandonado, sin habitantes ni ganados. Pero así dice Adonay: En todas las ciudades de Judá y en las calles desoladas de Jerusalén, ahora sin habitantes ni ganados, aún se oirán gritos de gozo y de alegría, canción del novio y de la novia, voz de los que traigan sacrificios de alabanza a la Casa de Adonay. Y dirán éstos: "Alaben a Adonay porque es bueno, porque es eterno su amor. Pues haré volver a los que fueron desterrados, y estarán como antes”[42]. El matrimonio ofrece momentos de gran gozo, especialmente cuando los cónyuges pueden glorificar el nombre del Señor juntos.
“Y todavía preguntáis por qué. Pues porque el Señor actúa como testigo entre ti y la esposa de tu juventud, a la que traicionaste aunque es tu compañera, la esposa de tu pacto. ¿Acaso no hizo el Señor un solo ser, que es cuerpo y espíritu? Y ¿por qué es uno solo? Porque busca descendencia dada por Dios. Así que cuidaos vosotros en vuestro propio espíritu, y no traicionéis a la esposa de vuestra juventud”[43]. Los cónyuges deben ser fieles, ya que es en el matrimonio donde Dios busca Su descendencia, tierra buena en donde pueda ser plantada la semilla de la Palabra de Dios.
“Pero ahora yo les digo que el hombre sólo puede divorciarse si su esposa tiene relaciones sexuales con otro hombre. Si se divorcia de su esposa por otra razón, la pone en peligro de cometer ese mismo pecado. Si esa mujer vuelve a casarse, tanto ella como su nuevo esposo serán culpables de adulterio”[44]. La infidelidad rompe el lazo de la confianza. La confianza es básica en todas las relaciones.
“Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”[45]. El matrimonio es permanente. No es algo descartable ni provisional.
“Por ejemplo: cuando una mujer se casa, queda sujeta por ley a su esposo durante todo el tiempo que él vive. Pero si el esposo muere, ella deja de estarle sujeta, tanto a él como a las leyes que rigen el vínculo conyugal, de modo que, si lo desea, puede casarse de nuevo. Este segundo matrimonio no sería legítimo en vida del esposo, pero lo es si él ha muerto, en cuyo caso nadie puede tachar de adúltera a la mujer”[46]. Lo ideal es que solo la muerte disuelva el matrimonio. El divorcio no es idea de Dios. Cuando dos jóvenes deciden casarse es necesario que hayan pensado bien lo que vana hacer.
“Sírvanse unos a otros por respeto a Cristo. Esposas, estén dispuestas a servir a su esposo así como sirven al Señor. El esposo es la cabeza de la esposa, así como Cristo es la cabeza de la iglesia. La iglesia es el cuerpo de Cristo y Cristo es el Salvador del cuerpo. Así como la iglesia obedece a Cristo, también la esposa debe obedecer en todo a su esposo. Esposos, amen a su esposa así como Cristo amó a la iglesia y entregó su vida por ella. Cristo murió para hacer que la iglesia fuera santa. La purificó con la enseñanza de las buenas noticias y con el agua para presentársela a sí mismo como una novia, llena de esplendor y belleza. Cristo murió para que la iglesia fuera pura, sin mancha, ni arruga, ni nada semejante. El esposo debe amar a su esposa así como ama a su propio cuerpo; el que ama a su esposa, se ama a sí mismo porque nadie odia a su propio cuerpo. Todo lo contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo cuida a la iglesia porque formamos parte de su cuerpo. Así dice la Escritura: "El hombre dejará a su papá y a su mamá para unirse a su esposa y los dos serán un solo cuerpo". Este es un misterio muy grande porque tiene que ver con Cristo y la iglesia. En todo caso, cada uno de ustedes ame a su mujer como a sí mismo, y la mujer respete a su marido”[47]. El matrimonio está basado en la práctica de los principios del amor, no en los sentimientos. Constituyéndose en un símbolo vivo de Cristo y la Iglesia.
“Respeten el matrimonio manteniendo pura su relación de pareja. Tengan muy en cuenta que Dios castigará duramente a los que cometen adulterio y a los que practiquen inmoralidades sexuales”[48]. El matrimonio es bueno y honroso, en donde debe respetarse toda la relación, teniendo en cuenta de que esta es santa y no debe contaminarse con nada.
Después de haber visto como el Señor está pendiente del matrimonio, podemos entonces introducirnos más en el estudio, en donde analizaremos las razones para el matrimonio, la base del matrimonio, las metas en el matrimonio, los papeles en el matrimonio y las necesidades en el matrimonio.
1. Razones para Casarse.
Antes de que alguien decida dar el sagrado paso del matrimonio debe estar seguro que lo está haciendo por las razones correctas y no por las equivocadas, ya que hay de las dos y es por ello que somos testigos de cuántos matrimonios han sido destruidos.
a. Razones Negativas.
1) Escaparse de los padres y/o de un hogar infeliz. El hecho de que en el hogar paternal no hay felicidad, ya sea por la rigidez de los progenitores o por lo problemas de ellos, lo único que traerá en el nuevo matrimonio es que se refleje la misma situación.
2) Imagen pobre de sí mismo (a). Hay personas que consideran que el adquirir algún tipo de responsabilidades les levantará el ánimo y tendrán una vida con significado, sin tomar en cuenta que las responsabilidades matrimoniales le agotarán hasta dejarle peor.
3) Ayudar al ser amado. No son pocos los enamorados (as) que se casan con la idea de ayudar a su amado (a) a salir de un vicio (alcoholismo, drogadicción, etc.) o de una crisis, pero más bien se ven involucrados en algo que será muy duro de sobrellevar. Hay quienes piensan que el amor es una medicina para curar estos tipos de mal.
4) Miedo a quedarse solterón (a). Hay personas que a pesar de no ser tan viejos deciden aventurarse a casarse con cualquiera, con tal de no quedarse sin casar, pero es mejor hacer caso al refrán de los abuelos: “Es mejor quedarse para vestir santos que estar desvistiendo diablos”.
5) Miedo a ser independiente. Así como algunos tienen pánico a depender de otra persona, los hay que sienten terror a no estar con nadie. Puede ser que no dependan económicamente de la otra persona, pero si lo hacen emocionalmente.
6) Sanarse de un romance roto (despecho). El haber sufrido un desengaño amoroso causa que algunos opten por un compromiso que en realidad no querían. Por lo general esto termina en dolor para todos los involucrados, porque incluso la primera persona que se amaba, al ver que aquel (lla) a quien había rechazado se casó, se siente herida. La que lo hizo, nunca se perdonará haber tomado la decisión que hizo y la persona inocente vivirá sintiendo que fue utilizada.
7) Miedo de herir a su novio (a) por no cumplir su sueño. Nos encontramos personas que son infelices porque se casaron con su enamorado (a) que vivía con el sueño de casarse, sin que fuera el sueño de ambos, pero por no herirle, deciden contraer nupcias, y esto le llevará a la infelicidad.
8) Porque han tenido relaciones sexuales. Esta es la más común de las causas de matrimonios, especialmente entre jóvenes y por lo general ella está embarazada. Parece ser que el matrimonio es la mejor forma de evitar la vergüenza ante la familia, amistades y vecinos, pero no se toma en cuenta que lo que lograrán es la infelicidad, porque llegará el momento en que todo se caerá.
b. Razones Positivas.
1) Amor. Esta tiene que ser la mayor de las razones. Un matrimonio donde no hay amor es como una sopa sin caldo, un mar sin arena, un ave sin alas. Pero no debemos caer en malentendidos. No estamos hablando de pasión, más adelante estaremos estudiando las Cinco formas de amar, no estamos hablando de amor de amigos, estamos hablando del amor que nos va a formar, el crisol que templa el acero.
Cuando se busca un socio para montar una industria, por modesta que sea, no nos basta nunca el que sea una persona simpática y atractiva. Por encima de esto se investigan sus antecedentes y sus condiciones morales, y se indaga su verdadera capacidad económica y social[49]. Pero en el matrimonio, en un pacto que debemos cumplir y que esperamos que nuestro cónyuge cumpla por el resto de lo que nos queda de vida, unos ojos bonitos o una barbilla simpática son cosa secundaria.
El amor verdadero, que es el que esperamos en nuestro matrimonio, se manifiesta en primer lugar en cómo amamos a Dios. ¿Es la persona con la que queremos compartir nuestra vida un verdadero cristiano (a)? ¿Está involucrado (a) en las actividades de la Iglesia? ¿Ha dado un buen testimonio por un tiempo suficiente? ¿Gusta de orar? ¿Está puntual en los cultos? ¿Qué opinan los pastores acerca esa persona?
Si la persona con la que se desea pasar el resto de la vida ama tanto al Señor, entonces podrá amarnos a nosotros también, porque el suyo no será un amor idólatra, podrá amarnos a pesar de nuestros defectos, no nos amará con desesperación.
Entonces, cuando los cónyuges se aman con amor verdadero, con amor pleno, estarán completos porque ese amor es más fuerte que toda tentación. Es ahí donde comprendemos la gloria de un Dios de amor.
Pero no se crea que para llegar a ese amor es cosa nada más de besos y abrazos. ¡No! El amor conyugal hay que sembrarlo, abonarlo, salvaguardarlo, regarlo. La confianza y la fidelidad son importantísimas. El respeto, la cortesía, la reverencia, la dignidad, el cariño y la ternura, marcharán juntos en el camino de la plenitud conyugal[50].
Es verdad que cuando nos casamos ya no somos dos, sino uno solo, aunque podemos vivir de manera autónoma, pero hay momentos en que los dos cónyuges deben compartir: La oración, el trato diario, el gozo, hasta llegar al disfrute marital.
2) Compañerismo. “Entonces el Señor Dios dijo: “No le hace bien al hombre estar solo, haré a alguien que lo ayude y que sea como él”[51]. La idea de Dios no era que el hombre estuviera solo. De hecho, todos los seres humanos tenemos un instinto por mantenernos en grupo, ser gregarios. Dios trae a la mujer al hombre para que sea su compañera. La toma de un costado; la palabra hebrea usada es tselá que literalmente significa “un costado”, no solamente una costilla, para que sea su igual, su compañera. No la toma de la cabeza para que la mujer no señoree sobre el hombre, ni de los pies para que el hombre no la golpee, sino de su costado, la parte del cuerpo que cuando el hombre corre peligro, siempre busca protegerse.
Es lamentable ver como muchos esposos buscan amigos con los cuales compartir sus momentos de ocio, sus problemas y alegrías, dejando a su esposa en casa, relegada a un segundo plano, cuando es ella la llamada a ser la compañera ideal para el hombre. Nuestra esposa debe saber lo que nos gusta y disgusta, lo que nos alegra y entristece, nuestros problemas y logros, etc.
3) Seguridad y estabilidad. Son muchos los jóvenes que hoy día deciden no casarse porque a) no quieren adquirir responsabilidades, y b) concluyen que la única razón para casarse es tener relaciones sexuales, pero con la liberalidad que se vive hoy, pueden tener relaciones con su novia (o), entonces ¿para qué?
La verdad es que la seguridad y estabilidad que se encuentran solo en el seno del matrimonio no se hallan en ningún otro lugar. Hay una seguridad emocional al saber que tenemos al nuestro lado una persona que nos ama, que se preocupa por nosotros, que nos apoya y que al mismo tiempo necesita de nuestro amor y apoyo, que está confiada (o) en nosotros. También comienza la estabilidad financiera, ya que la responsabilidad que tenemos al estar casados nos conduce a pensar en obtener una casa propia, que por lo general no puede lograrse sin mantener un trabajo estable en donde podamos superarnos. Realmente la experiencia nos enseña que son pocos los solteros que logran obtener una estabilidad financiera, ya que la mayoría gastan el dinero de su salario en cosas poco trascendentales.
4) Trabajar juntos. Precisamente, para lograr una estabilidad emocional y material, debe haber un trabajo en conjunto. Es importante que la pareja se ponga de acuerdo en el noviazgo en asuntos tan radicales como estos. Deben decidir si van a pasar toda su vida matrimonial alquilando o piensan en tener su propia casa. Si deciden tenerla, ¿de qué tamaño la desean?, ¿en dónde quieren tenerla?, ¿cómo la van a comprar? Si van a adquirir una deuda hipotecaria, ¿cómo van a pagarla?, ¿necesitarán trabajar los dos para hacerlo? Si van a trabajar los dos, ¿dentro de cuánto van a tener a los hijos?, ¿cuántos hijos van a tener?, ¿cómo los cuidarán?, ¿van a seguir estudiando?, etc. En cuanto a su estabilidad espiritual y emocional deben preguntarse ¿en dónde nos congregaremos?, ¿en cuáles actividades de la Iglesia podemos involucrarnos?, ¿cuánto tiempo dedicaremos a las actividades de la Iglesia?, ¿cuánto tiempo dedicaremos a recreación y participación con nuestras familias?, etc.
5) Complemento. Cuando el Señor vio la soledad que tenía el hombre dijo: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”[52]. Nótese que al mismo Dios le pareció incorrecto que el hombre estuviera solo. Necesitaba alguien que le sirviera no solo como ayudante, como algunos han querido ver a la mujer, como en un estado inferior, sino como una compañera, una colega, alguien con quien compartir las cargas, con quien comunicarse, con quien emparejarse. La mujer debe ser para su marido el complemento, quien lo convierte en un ser completo, y lo mismo el marido para la mujer. ¡Qué los momentos más dichosos para ambos sea cuando estamos juntos, uno al lado del otro, compartiendo el gozo de vivir!
6) Compañerismo sexual. Aunque ahondaremos más en este asunto en el punto sobre las necesidades en el matrimonio, es necesario decir aquí que esta debe ser una de las razones por las cuales la pareja decide, junto con las citas anteriormente, casarse. “Una buena relación sexual es el cemento entre los ladrillos que forman el matrimonio”[53]. No es correcto que se casen solo porque el varón, o la mujer, desean tener relaciones sexuales. Esto es un privilegio y un goce que tiene la pareja en el matrimonio, en común acuerdo. Son muchas las parejas que terminan su relación porque él desea sexo pero ella no, o viceversa. No es el sexo la finalidad del matrimonio, sino la expresión más íntima del amor que nos tenemos uno al otro.
2. La Base del Matrimonio.
Al crear el mundo, Dios pone todas las cosas necesarias en el ambiente para que haya una vida placentera y fructífera. Todas las cosas fueron creadas con la idea de que el hombre pudiera tener comunión con su Creador. Él era la corona de la Creación y el matrimonio la primer institución, aun antes que la Iglesia, que Dios fundó. Es por ello que la familia es la base de la sociedad y esta depende de la expresión y la forma de composición de las familias.
Como la sociedad es el reflejo de lo que es la familia, es importante que esta refleje a su vez la idea que Dios tuvo en un principio.
La base bíblica del matrimonio la encontramos en Génesis 1.27-28: “Así que Dios creó al ser humano a su imagen y semejanza, creó al varón y a la mujer. Y los bendijo diciendo: “Tengan muchos hijos para así poblar el mundo y ejercer control sobre él: dominando a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser vivo que existe en la tierra”[54]. Dios inicia el primer hogar en el mundo al crear a la primera pareja y ponga cuidado en la orden de Dios de “poblar el mundo” y “ejercer control sobre él”. Esto nos habla de que el matrimonio y el hogar en general, es una institución ordenada por Dios.
También debe entenderse que es una institución unida de forma natural. Dios da a ambos cónyuges ciertos impulsos o “instintos” naturales, siendo uno de los más fuertes el sexo, así que lo natural y lo sensato es que la pareja matrimonial tenga relaciones sexuales, tal y como lo dice en Génesis 2.24: “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y los dos llegan a ser como una sola persona”[55]. La palabra usada en hebreo para carne es basar, que en este contexto los hebreos lo comprendían no solo una carne en lo físico, sino también en la personalidad.
Otro de los elementos básicos del matrimonio va de la mano con la anterior, y es la unión exclusiva. Al decir “una sola persona” se refiere a que nadie más puede integrar esta unión, dejando de lado la poligamia. Así que los que tratan de vivir en poligamia, lo que hacen es que se frustran porque no pueden llegar a culminar la idea de Dios de que el hombre y la mujer sean “una sola persona”, lo mismo ocurre con las uniones homosexuales. Es imposible que una persona pueda llegar a satisfacer a un solo cónyuge y que se pueda mantener la salud emocional. Pero algo que va unido a esta exclusividad es que los hijos deben apartarse de los padres[56].
Otra de las bases del matrimonio es que esta es una unión permanente. Es decir, mientras los dos cónyuges vivan, el matrimonio no debe disolverse, a pesar de que en el día de hoy la sociedad crea lo contrario y entonces se dan las uniones “por contrato” o de “prueba”. Además de esto hay una cantidad de personas que deciden unirse sin casarse, en concubinato, lo que permite que la pareja se separe en el momento en que comiencen las dificultades.
La quinta base del matrimonio, pero no menos importante, es la unión espiritual. Como ahora somos “uno”, no podemos limitarlo a la cuestión carnal. No es correcto pensar que podemos ser uno cuando tenemos relaciones sexuales o cuando decidimos en qué gastar el dinero, pero somos diferentes cuando alabamos a Dios.
La última base del matrimonio es la unión para cumplir los propósitos definidos, de los que hay tanto positivos como negativos, es decir creativos y preventivos[57]. El primer propósito creativo es el compañerismo, del que hablamos antes. El segundo propósito creativo es la procreación. Dios quiere que la humanidad se mantenga hasta el día en que Cristo vuelva, pero que la reproducción se de en el ambiente matrimonial. El tercer propósito creativo es la edificación mutua de la pareja, sus hijos, familiares y la sociedad en general. Cuando la mujer sabe obedecer la Palabra que dice en 1 Pedro 3.4: “Pensad que la belleza más sublime está en lo íntimo del corazón, y que a los ojos de Dios no hay adorno más preciado que un espíritu afable y un ánimo sereno e incorruptible”[58]. Y el hombre lo hace en lo que dice 1 Pedro 3.7: “De igual manera, vosotros esposos, sed comprensivos en vuestra vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos sois herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará vuestras oraciones”[59]. Es en este propósito edificante en donde los niños podrán recibir sus primeras normas morales y espirituales y convertirá al Señor en el centro del hogar. El cuarto propósito creativo consiste en que Dios quiere usar a la familia como parte importante en la propagación de la fe.
Por su parte, en los propósitos preventivos, el matrimonio es la contención natural a las pasiones. Los deseos sexuales no son algo pecaminoso. El pecado consiste en que no podamos contener esos deseos, al igual que cuando no podemos contener el deseo de comer. El matrimonio permite a ambos cónyuges gozar de la satisfacción sexual sin que exista pecado, siempre que este sea dirigido a manifestar el amor hacia la otra persona. El segundo propósito preventivo es que la sociedad desaparezca. Es bien sabido que una de las causas por las que el Imperio Romano llegó a su fin fue el que los matrimonios fueron considerados inútiles y la familia se convirtió en una curiosidad.
Pero ¿qué hace que dos personas puedan vivir 20, 30, 40, 50 ó 60 años juntos?, ¿no se aburren de estar siempre con la misma persona?, ¿no se agotan los temas de conversación?, ¿no se cansan de verse día tras día?, ¿cuál es el secreto de estos matrimonios?
a. La solución al misterio: El amor. Hablar de amor, en ciertos círculos, es menos comprendido que si llegamos hablando de ovnis. Algunos confunden amor con sexo. Otros consideran que el amor está sujeto a ciertos términos, por ello tantos matrimonios terminan en divorcio. Aun incluso hay algunos que consideran que el amor es un tiempo que ocurre en una pareja que no se ha casado, aunque puede ser que uno de los dos lo esté con otra (o), porque por mucho tiempo se ha considerado que el “amor adúltero” es más excitante que el lícito, entre los no creyentes. Pero el amor que Dios tenía en mente cuando hizo a la primer pareja tenía una idea muchísimo más sana y pura. Él deseaba que la pareja disfrutara de todos los placeres de forma natural, normal, saludable y satisfactoria, con todas las emociones y regocijo que conlleva el matrimonio.
“La voluntad de Dios en todo matrimonio es que la pareja se ame el uno al otro con una atracción espiritual, emocional y física profunda que continúa creciendo a través de una vida juntos”[60]. Esto nos va a llevar a concluir que toda pareja cristiana puede y debe enamorarse de manera sana, de acuerdo a la voluntad de Dios.
No es posible que una pareja cristiana pretenda sacar a Dios de su vida matrimonial. Él es el Creador de todo, incluso del matrimonio. Así que el verdadero amor debe estar asociado con Su Persona. ¡Dios quiere participar en nuestro matrimonio!
Es cierto que la sociedad evoluciona. Cambia la tecnología a pasos agigantados. Pero los principios bíblicos acerca del matrimonio son eternos. Dios ha instituido que:
1) El matrimonio debe estar constituido por un hombre y una mujer.
2) Estos deben amarse libremente, sin presiones.
3) El amor entre los cónyuges debe ir en crecimiento.
4) El amor por Dios debe sazonar el matrimonio.
El Dr. Wheat, en su libro “El amor que no se apaga” publica el siguiente cuestionario que debe ser completado por aquellos que desean que su relación sea placentera, colocando una X en la casilla que describa su matrimonio:
( ) Actualmente tenemos una buena relación matrimonial, pero queremos seguir creciendo en amor el uno para con el otro.
( ) Nunca nos hemos enamorado, ni siquiera cuando nos casamos.
( ) Francamente, ya no estoy enamorado (a) de mi cónyuge.
( ) Mi cónyuge es indiferente, o parece que ama a otra persona.
( ) Sentimos interés el uno por el otro, pero nuestra vida matrimonial es aburrida.
( ) Me gustaría saber qué puedo hacer para mejorar nuestra relación.
( ) Quiero restaurar nuestro amor y salvar nuestro matrimonio, pero mi cónyuge no coopera.
( ) Mi cónyuge quiere divorciarse de mí.
( ) Tenemos serios problemas, pero estamos de acuerdo en cuanto a tratar de salvar nuestro matrimonio.
( ) Los dos queremos enamorarnos el uno del otro.
( ) Somos recién casados y queremos que nuestro amor dure y disfrutarlo cada día más[61].
Usted debe decidir dónde se encuentra y hacia dónde quiere ir. Cuando usted haga esto, comenzará su cambio constructivo.
Permítanos decirle que no es que porque usted colocó una X sobre alguna de las casillas que por eso ya su matrimonio cambiará. No, es a partir de esa declaración que usted y su cónyuge deben comenzar a realizar el trabajo más difícil que han tenido en la vida: Encender las brazas del amor.
Recuerde, el amor llega a cualquier edad. Hay algunos que quieren prohibir a sus hijos de 18 ó 20 años que se enamoren. Cierto es que no están todavía listos para el matrimonio, pero si lo están para enamorarse. También hay algunos que no quieren que sus padres, por ser ancianos, demuestren su amor; o bien, si uno de los padres ha quedado viudo (a), que se vuelva a enamorar. También hay quien piensa que no puede volver a enamorarse de su propio cónyuge porque ya están pasados de moda, pero podemos asegurarle que eso no es cierto. ¡Cualquier edad es buena para volver a enamorarse de su cónyuge!
El amor dentro del matrimonio contiene una enorme gama de emociones que van desde los estremecimientos hasta la dulce tranquilidad[62]. Esto es lo que le da el sabor al matrimonio, lo que da la emoción a reencontrarnos en la tarde después del trabajo. ¡No logro entender como hay personas que van a ver un partido de fútbol buscando emociones mientras que en su matrimonio todo es rutina!
¿Por qué tantas personas tienen una idea equivocada de lo que es el amor y en qué tiempo puede despertarse este? Son varias las razones, desde una mala educación familiar hasta una decepción amorosa, pero realmente la raíz es más profunda. Estos conceptos equivocados vienen desde el mismo corazón de Satanás, que así como es anti-Cristo, también es anti-amor. Él se encarga de infundir ideas despreciativas, deformadas y corruptas acerca el amor.
Existen tres tipos de ideas erradas con respecto al amor:
1) Malas impresiones. Son las impresiones deformadas que se reciben desde la más tierna infancia, cuando muchas madres ven con horror que su hijito de tres o cuatro años tome de la mano a su amiguita, pasando por las ideas erradas que nos venden nuestros compañeros de escuela y colegio y luego por la misma sociedad que no tiene reparos en hacer ver al amor como algo sucio, incluso se usa el término “hacer el amor” para referirse a tener relaciones sexuales, por lo que no es extraño escuchar a un hombre decir: “Estuve haciendo el amor con una prostituta”.
2) Conclusiones erradas por la experiencia. Cada vez, los niños son más precoces y entre las gentes sin Cristo lo normal es que los padres impulsen a los hijos a buscar aventuras amorosas desde edades muy tiernas, especialmente si estos son varones. Los psicólogos están advirtiendo que el tener relaciones sexuales antes del matrimonio, especialmente cuando las personas están en la edad de la adolescencia, produce traumas tremendos y una culpa estremecedora. ¡No somos iguales a la mayoría de los animales! Muchos son los animales que tienen una vida promiscua, pero los seres humanos no estamos hechos de esta manera, ya que nos ligamos sentimentalmente de manera fácil, así que no es raro que la persona que tiene conceptos equivocados acerca del amor lo haga en base a experiencias que no estaban basadas en el verdadero amor, sino en la pasión.
3) Influencia cultural equivocada. Hoy, más que nunca, somos bombardeados por muchos medios de comunicación, y debido a que la moral y el pudor están en vías de extinción, las ideas equivocadas acerca el amor son parte de la temática que se trata en películas, revistas e incluso en los noticieros. Hollywood nos ha vendido la idea de que el divorcio es un acto natural y que nadie sufre en la pareja que decide destruir su matrimonio. De hecho, en las películas, por lo general, la pareja que se divorcia continúa siendo amiga y sus encuentros se convierten en momentos graciosos.
Dice el Dr. Wheat, que: “Mientras el pueblo absorbe estas creencias erróneas acerca del amor, la comunidad científica e intelectual, en su mayor parte, permanece fuera del campo…la mayoría de los libros sicoanalíticos, siquiátricas y sicológicos, incluso los libros de texto de esas materias, no tienen en sus índices la palabra amor” [63]. Pero no se crea que no hay alguna fuente que nos de lo que es la verdadera definición del amor. La Biblia, la Palabra de Dios, se ocupa en mostrarnos cuál es la definición de Dios acerca del amor.
Tenga presente que lo que usted cree del amor, sea correcto o incorrecto, hace tres cosas en su vida: 1) Afecta su matrimonio. 2) Hace que su cónyuge responda, y 3) Afectará en la felicidad y bienestar emocional o el fracaso de nuestras relaciones[64]. Por eso debemos analizar cuatro principios bíblicos que nos van a ayudar a mantener y enriquecer o restaurar las relaciones en nuestro matrimonio:
1) La Biblia es la fuente correcta por la cual puedo comprender lo que es el verdadero amor. Para algunos la Biblia es un libro de historia, o filosofía, o conducta. Pero la Biblia en realidad es la historia de amor más grande que se ha escrito en el mundo. Es Dios manifestando Su amor a una raza aborrecible, que lo único que merece es el castigo eterno. Dios vuelca todo Su amor, todo su cuidado y protección a los que una vez le dimos la espalda y fuimos cual mujer adúltera buscando placeres en los brazos ilegítimos. Nos ama a tal punto que expresa: “Yo me aparecí a él de lejos. Yo te he amado con amor eterno; por eso te sigo tratando con bondad”[65].
Toda la Biblia es un canto de ese amor, que se revela en el Antiguo Testamento, pero que se materializa en el Nuevo Testamento, cuando Dios hace el sacrificio supremo que Él podía para salvar a Su pueblo, tal como lo manifiesta el mismo Jesús cuando le dice a Nicodemo: “Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna”[66].
Para definir la palabra “amor”, lo único que debemos hacer es decir: “Cristo Jesús”. Él es la manifestación del amor de Dios. Y si Dios estuvo dispuesto a dar lo más preciosos que poseía, a Su Hijo, por amor a nosotros, entonces, si amamos a nuestro cónyuge, estaremos dispuestos a hacer lo que sea en su bien. Ese es todo el misterio: El amor.
2) El amor debe ser cultivado. Especialmente los adolescentes, aunque no solo ellos, han llegado a pensar que el amor es una emoción que ocurre en un abrir y cerrar de ojos y que cuando uno se ha enamorado todo se vuelve color de rosa y ahora solo hay que dejarlo que lleve su curso “natural”.
La realidad es que el amor es de lo más difícil y por lo que hay que pagar un duro precio. Es verdad que cuando amamos a alguien somos los seres más gozosos sobre el planeta, pero el amor exige mucho. No es solo decir palabras dulces o brindar caricias. El amor exige que nos neguemos a nosotros mismos, que renunciemos a cosas que siempre nos parecieron muy preciadas. Nadie aprende a hacer esculturas de la noche a la mañana. Así es el amor. Es un arte que no se aprende de la noche a la mañana. Hay que poner atención a cada lección, practicar, hacer las tareas, investigar y sobre todo, poner en práctica cada día.
Si usted desea aprender el arte de amar, debe estudiar con mucho cuidado el Cantar de los Cantares, en su Biblia. Ahí usted hallará la dirección divina para que se convierta en un(a) amante perfecto(a).
3)El amor es poderoso, pero se puede sujetar. Muchas personas han llegado donde su cónyuge tratando de explicar su actitud adúltera diciendo: “Es que el amor me impulsó a hacerlo”. El cuento de un pequeño angelito armado con flechas que dispara a quien a él se le antoja y que sus víctimas no pueden evitar, es solo un CUENTO.
Es cierto que el amor es un poder, pero este es controlado por nuestra voluntad. Uno decide a quien amar y a quien no, en especial cuando nos referimos a la persona con la que pasaremos toda nuestra vida. Si el amor se apaga, es culpa nuestra. Si arde cada vez más, es decisión nuestra.
4) El amor produce frutos cuando yo lo doy. Hay un anuncio publicitario en donde sale Ben Afflec contando a las mujeres que se enamoran de él, y cuando llega al ascensor de su edificio enseña su contador al ascensorista, que a su vez le muestra el suyo. Afflec se admira al ver que de él solo 130 se han enamorado, mientras que del ascensorista van 2130; luego sale el ascensorista bañándose en cierto desodorante. ¡Eso es ficción! No hay ningún desodorante, colonia o perfume que tenga la propiedad de hacer que alguien se enamore de nosotros. La única manera en que alguien se enamorará de usted ocurrirá cuando usted decida comenzar a amar. Cuando decida darse a su ser amado. Cuando decida renunciar a sus necesidades, sus gustos, sus deleites, para ocuparse de las necesidades, los gustos y deleites de su ser amado.
b. Las Cinco Formas de Amar.
Como ya dijimos, la mayoría de las personas no saben lo que significa la palabra “amor”, especialmente porque muchos la confunden como un sinónimo de sexo o con un ideal inalcanzable y abstracto, o bien, se confunde con el romanticismo o la amistad.
Pero Dios quiso utilizar el idioma griego para entregarnos el Nuevo Testamento, en donde encontramos la forma correcta de utilizar las diferentes palabras que son traducidas como amor, y encontramos que los griegos utilizaban cinco términos, refiriéndose a las diferentes formas de amar: Epidsumeo, eros, storge, phileo y ágape.
Cada una de estas palabras que se refieren al amor, es aplicable a nuestra vida matrimonial, aunque algunas son aplicables también al amor que sentimos por nuestros familiares, amigos e incluso cosas. Pero tenga en cuenta que usted no puede escoger la palabra que quiera y olvidarse de las demás, ya que cada una de ellas se sostiene por la otra. Es decir, en nuestro matrimonio comenzamos con el amor “epidsumeo” y concluimos con el amor “ágape”, si las cosas marchan como debieran.
1) Amor Epidsumeo. Aunque en la Biblia no se utiliza esta palabra en el sentido de amor, podemos notar que realmente es parte de él. La palabra tiene dos tipos de significado, por un lado un significado negativo, como en Mateo 5.28: “Pero ahora yo les aseguro que si un hombre mira a otra mujer y desea tener relaciones sexuales con ella, ya fue infiel en su corazón”[67], en donde ese “deseo” es negativo, maligno. Pero también existe el epidsumeo positivo, que es el que se produce cuando los cónyuges sienten deseo el uno por el otro.
No queremos decir que el aspecto sexual es lo más importante en el matrimonio, pero cuando las cosas fallan en este aspecto matrimonial, el resto de los asuntos, fallarán. Los matrimonios más felices, siempre son ricos en el placer sexual.
2) Amor Eros. Esta palabra no se encuentra en el Nuevo Testamento, pero si es una palabra griega para indicar el tipo de amor romántico, al que algunos han malentendido porque se ha hablado de que el amor erótico, es únicamente dirigido a la carne. La verdad es que al amor erótico no es sinónimo de sensual, sino que más bien se refiere al deseo de unirse y poseer al ser amado. Está cargado de romanticismo, de pasión y sentimentalismo. Los primeros meses o años del matrimonio, en muchas ocasiones, este es el tipo de amor que gobierna, y como es tan volátil, son muchas las parejas que terminan pronto su relación, al no saber pasar a las otras etapas de amor.
No estamos diciendo que solo el amor eros es romántico, sino que es este el que está manejado por las emociones, a tal punto que cualquier problema, por pequeño que sea, puede destruirlo. Pero todos los otros tipos de amor tienen su romanticismo. También debe tomarse en cuenta, que cuando un matrimonio se basa en la Palabra de Dios y en Su Voluntad, el amor erótico será disfrutado más plenamente, y pueden pasar los años y la pareja podrá seguir disfrutando de toda su emoción como cuando los dos eran unos jovencitos.
3) Amor Storge. Hablar de este tipo de amor es hablar de pertenencia, saber que somos parte de un círculo en donde hay reglas, obligaciones y derechos, sin que estén escritos, y que aunque en algunas ocasiones no seamos fieles a ellos, siempre se nos perdonará y seguiremos siendo parte de ese círculo. Es el amor familiar, en donde todos se cuidan. Es diferente al amor fileo, que trataremos a continuación, pero es el amor que hace que un hermano que no se lleva bien con otro, al ver que este es agredido por otras personas, esté dispuesto a defenderlo. Es el amor que ofrece refugio emocional[68].
4) Amor Phileo. De esta palabra se deriva el adjetivo “filial”, que es el amor de hermanos, aunque no necesariamente las personas que se aman de esta manera deben serlo en el sentido estricto de la palabra. Dos amigos se pueden amar con amor filial, e incluso la Palabra de Dios afirma: “Hay amigos que uno tiene para su propio mal, pero hay un amigo que es más fiel que un hermano”[69].
En la relación matrimonial, el amor fileo es necesario. La pareja necesita compartir, reírse juntos, conversar íntimamente, llorar juntos, disfrutar la compañía uno del otro. Si bien es cierto que el amor eros es necesario en la pareja para que se conviertan en buenos amantes, el amor fileo es indispensable para que sean buenos amigos, para que sean camaradas y cómplices.
5) Amor Ágape. El mundo no comprende este tipo de amor. Es el que lo único que le interesa es el bienestar de su ser amado. La palabra griega “ágape”, tiene dos raíces, ag que significa “yo” y pao que significa “clavar un puñal”, por lo que ágape significa “morir por el otro”, y es la utilizada por el Juan para definir a Dios en 1 Juan 4.8, así que podemos decir que este es un amor divino y es por él que Dios puede dar a Su Hijo por nosotros[70].
Una relación matrimonial sin amor ágape no podrá solventar las pruebas. El amor ágape es más que el amor phileo, que puede apagarse cuando uno de los dos se enemista; más que el amor storge ya que ese tiende a irse apagando conforme adquirimos nuevas responsabilidades o cuando fallecen nuestros padres; más que el amor eros porque este puede cambiar de dirección o puede apagarse por cambios físicos en la persona amada o en nosotros mismos; y más que el amor epidsumeo porque al igual que el amor eros, puede haber cambios en nuestro deseo.
El amor ágape no está sujeto a actitudes o respuestas de nuestro cónyuge, es un amor que se da por el simple hecho de existir y es abnegado, a pesar de.
Pero este amor no logra conseguirse si antes nosotros mismos no estamos conectados a la fuente de ese amor: ¡Jesucristo mismo! Él desea hacerle partícipe de Su amor y si aun no lo ha hecho este es el momento de que entregue su vida al Señor, para que también su matrimonio se vea sustentado con el amor ágape.
3. Las Metas en el Matrimonio.
La principal meta de todo matrimonio es que la familia que forman sea una saludable. Por eso es que se gastan millones de dólares al año en diferentes fuentes de ayuda como son los sicólogos, trabajadores sociales, médicos y se debe incluir la Iglesia, de la denominación que sea. La iglesia busca hacer ver a la gente que Dios nos hizo con capacidad de amar y de establecer relaciones profundas y duraderas que inician con la pareja y continúan con los hijos, nietos, etc.
Si bien es cierto que es alarmante el número de familias desintegradas que hay hoy, también podemos ver positivamente que también hay muchas otras familias que se rigen por valores morales, éticos y espirituales y que logran sobrevivir en esta sociedad convulsa. Por eso es más importante que tratemos de apreciar el por qué de las familias que logran perseverar, antes de ver a las familias que se desintegran, aunque no dejen de preocuparnos.
Pero debemos hacer aclaraciones antes de entrar en el tema de las otras metas que deseamos para nuestra familia.
a. Aclaraciones.
¿Qué es una familia saludable? En los años cincuenta, la televisión se llenó de programas en donde se presentaban familias sanas, con pequeños problemas que daban vida al programa. Esos eran los años felices en que la familia estadounidense se veía como una limpia de dificultades y dispuesta a superarse en todos los campos; eran familias que asistían a la Iglesia, que los hijos estudiaban y hacían deporte, que las madres cocinaban ricos pasteles y mantenían la casa en orden e incluso las mascotas eran educadas.
Hoy, el panorama ha cambiado drásticamente, en donde las familias “normales” estadounidenses presentan matrimonios divorciados o en crisis, hijos envueltos en drogas u homosexualismo, agresión, mentiras, etc. Los Simpson, Padre de Familia, y otras series televisivas nos dan a entender que hay una crisis familiar muy grande en los Estados Unidos y en Latinoamérica también, ya que nuestra sociedad imita todo lo que pasa en el norte. Entonces, ¿qué es una familia saludable?
Los psicólogos ofrecen una respuesta negativa ante esta interrogante: “La que no es disfuncional”[71].
Aclaremos: Salud, según la OMS, en sus Estatutos de 1948 es: “Un estado de completo bienestar físico, mental y social”[72]. Pero la salud en realidad no es la ausencia completa de enfermedad, ya que una persona puede padecer de gastritis y estar sana debido a que toma sus tratamientos y se desenvuelve sin muchas complicaciones, a pesar de que padece una enfermedad. Nadie puede decir que está completamente sano. De la misma manera, las familias, para estar sanas, no deben necesariamente estar libres de problemas, siempre y cuando estos sean controlables.
Entonces, podemos decir que una familia saludable es aquella que:
1) Tiene y comparte valores espirituales. Desde hace unos pocos años la ciencia ha aceptado la importancia de los valores espirituales. Ya no es raro que un psicólogo diga a su paciente que debe dedicar tiempo para orar.
Una familia sana considera que la espiritualidad es necesaria. Está compuesta de personas que asisten regularmente a la iglesia y mantienen valores espirituales, éticos y morales que les ayudarán a resolver la problemática actual.
En la familia sana, los principios que marca Pablo en 1 Corintios 13.13 son esenciales: “Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: La fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor”[73]. Sabiendo que la fe es el fruto que produce en nosotros una confianza completa en nuestro Creador, Sustentador y Redentor, con lo que a pesar de los problemas podemos sentirnos confiados y listos para mantener el control debido a que Él es quien nos sostiene a nosotros. La fe nos llevará a la esperanza, que nos da la seguridad de que todas las cosas que nos pasan son para guiarnos a un bien[74] y el amor sazonará todas las experiencias por la que pasemos.
2) Tiene una estructura fuerte pero flexible. Quizá el árbol que nos da la mejor lección es la palmera. Las palmeras son firmes, pero a su vez son capaces de doblarse hasta casi tocar el suelo cuando una tempestad azota la costa.
En una familia debe existir firmeza en su estructura. Es necesario que haya alguien a cargo, que se tracen límites, que se provea, que se eduque y se discipline. Una familia que no tenga estos parámetros, está muerta. Por el contrario, una familia en donde estos puntos están bien definidos, está viva.
Una familia sin estabilidad se desintegra. Cada miembro de la familia debe tener claro cuál es su rol dentro de ella. Los padres no pueden renunciar a su autoridad y los hijos no deben tratar de burlarla.
Pero también es necesaria la flexibilidad para que los cambios que van ocurriendo en los integrantes de la familia no vayan a provocar un caos. Es normal que cuando los niños son menores los padres los acuesten a dormir entre las siete y las ocho de la noche, pero no está bien que cuando los hijos ya tienen 15 ó 20 años la regla continúe estricta. Los padres deben saber en qué momento cambiar las reglas y cuándo hay que negociar con los hijos.
3) Tienen buena comunicación. Cualquier entidad que desee sobrevivir necesita de buena comunicación. Pero la buena comunicación no consiste en solo un mero intercambio de información, sino que debe de ir acompañada de sentimientos y opiniones, así como de valoraciones y validaciones. Hay que saber cómo hablar, pero también cómo escuchar.
En la familia sana, la comunicación es directa y clara. Se dice lo que debe decirse y punto. No debe haber contradicciones a la hora de hablar. La vaguedad en nuestras palabras mina las relaciones. Pero todo esto está siempre cubierto por el amor y el respeto.
En la comunicación de la familia sana, las emociones pueden estar presentes sin que haya reprensión y los problemas se resuelven en conjunto, por lo que es necesario que exista tolerancia.
Uno de los ingredientes que dan sabor a la comunicación de la familia es el buen humor. El humor blanco, donde la risa es espontánea y amena, hace que toda tensión desaparezca.
b. Las Necesidades Básicas.
Todos los seres humanos tenemos necesidades básicas y estas serán reflejadas en las metas matrimoniales. Hay una serie de necesidades que podríamos mencionar de la siguiente forma:
1) Necesidades físicas. Hay necesidades elementales que todos los seres humanos buscamos satisfacer, como son: Alimento, abrigo, descanso. En la mayoría de los matrimonios estas necesidades tienen su respuesta y ambos están prestos a ayudarse para cumplirlas. Pero para esto hay que cumplir una primera meta: Una fuente de ingresos, que bien puede ser un empleo o una empresa propia. Ningún matrimonio en donde no exista la forma de suplir la necesidad económica podrá sobrevivir. No estamos hablando de cuan grande debe ser la entrada económica, pero esta debe poder suplir las tres necesidades físicas básicas. El amor no llena el estómago, así como tampoco calienta o protege contra las inclemencias del tiempo y mucho menos produce descanso físico. Es por eso que necesitamos, antes de contraer la responsabilidad del matrimonio, planificar de qué, cómo y dónde viviremos.
2) Seguridad. Nadie puede vivir sintiéndose inseguro. Nuestras emociones y sentimientos se trastornan si no hay seguridad. Una persona sin seguridad emocional será un acomplejado, mientras que sin seguridad económica vivirá tenso. En el matrimonio debe existir la seguridad en estos dos aspectos. Tanto en el aspecto económico como en el psicológico, la pareja debe respaldarse mutuamente. El esposo debe estar dispuesto no solo a proveer para el hogar lo necesario, sino que debe saber elogiar a su esposa por el trabajo, la apariencia y los logros que alcanza. Asimismo, la esposa debe saber levantar el ánimo a su esposo, elogiándolo y mostrándole admiración por su labor como cónyuge y padre, cuando vengan los niños.
3) Pertenencia. El sentido de pertenecer a un núcleo es una de las grandes necesidades y que últimamente se ha estado descuidando, especialmente por el desarrollo de la tecnología que nos aleja de nuestros congéneres. Desde que somos niños sentimos la necesidad de ser parte de una familia, y cuando formamos la nuestra debemos inculcar en cada uno de los miembros, comenzando por nuestro cónyuge, esa sensación de pertenencia, de amor incondicional, de necesidad de su presencia, de contacto físico y verbal, caricias y palabras dulces y de elogio. El marido debe dar a entender, y así debe ser, a su esposa la dependencia de ella y lo mismo debe hacer ella para con él. No es correcto que el marido busque soluciones a sus problemas o depósito de la confianza íntima a otra persona que no sea su esposa, así como no debe ella hacerlo con otro que no sea su esposo. Ambos cónyuges deben convertirse no solo en esposos, sino en amigos íntimos, en amantes y cómplices.
4) Valorización. Con el sentido de pertenencia viene la valorización. Somos reconocidos como seres importantes e imprescindibles. Nadie puede ocupar nuestro lugar. Una persona puede morir y su cónyuge puede volver a casarse, pero el lugar del primero nunca podrá ser ocupado por otro. Somos únicos y en ese sentido somos perfectos, por lo tanto somos irremplazables. En el matrimonio los cónyuges deben valorar a su pareja como persona y como su complemento. Desdichadamente son muchas las mujeres, especialmente, que se sienten desvalorizadas por sus maridos; se consideran inferiores, inútiles, feas. Pero lo correcto es que cada persona se sienta importante, válida y amada.
5) Autorrealización. No es raro encontrar matrimonios en donde el marido ha logrado cumplir sus ambiciones más altas, ha estudiado, tiene un buen trabajo, se viste impecablemente, se le nota el triunfo en el rostro. Por el contrario, su esposa no ha logrado estudiar, se ha dedicado completamente al cuidado de la casa y los niños, se nota cansada y eso la hace descuidar su figura y presentación. Aunque en nuestros pueblos latinoamericanos esto sea algo cotidiano, no es normal. Toda persona tiene derecho de tener sueños y buscar como cumplirlos y si es nuestro cónyuge, debemos buscar que los alcance, aunque tengamos que hacer algunos sacrificios.
c. Las Metas.
Aunque hay metas materiales que la mayoría de matrimonios desean alcanzar como lo es la adquisición de una casa o automóvil, existen tres metas a que deben aspirar todos los cónyuges:
1) Que el matrimonio no termine en divorcio. A la hora de hacer los votos matrimoniales se le pregunta a los contrayentes: “¿Promete amar, respetar, cuidar y proteger a esta persona hasta que la muerte los separe?” Nunca se les pregunta acerca del divorcio porque en el momento de una boda nadie en su sano juicio está esperando que esta pareja termine mal. Pero este pensamiento no puede descansar en solo un sueño. Los dos cónyuges deben ser conscientes de que en este tiempo cualquier pareja corre el peligro de terminar en divorcio, por lo cual ellos deben esforzarse para que no vayan a correr tal suerte.
Mónica, la madre del famoso Agustín de Hipona decía a quienes preguntaban qué hacía ella para que su marido, Patricio, famoso por su mal carácter, no le pegara en un mundo en que eso era normal. A lo que ella respondía: “Cuando él se enoja, yo me muestro contenta; si él habla, yo me callo. Donde uno no quiere, dos no pelean”. El ejemplo de esta mujer es digno de elogio. Cuando la pareja desea mantenerse junta, por más vientos de problemas que soplen, nada podrá separarlos.
El divorcio, y todo problema relacionado en el matrimonio, tiene su origen en la falta de comunicación. Los divorcios comienzan cuando uno, o los dos cónyuges, comienzan a percibir de una manera equivocada al otro. La valorización que se le tiene a su cónyuge baja y llega al punto de desaparecer, por lo que no importa si esta persona se va de la casa o se muere, así que para no estar “sufriendo” muchos optan por terminar la relación.
En todo tipo de relación, llámese laboral, estudiantil o matrimonial, la valorización de las demás personas es el punto de apoyo en donde descansa el éxito o el fracaso de esta. Si un empleado no respeta a su jefe los problemas saltarán rápidamente, lo mismo si un estudiante considera que su profesor es inepto o si un marido considera que su esposa es poca cosa.
Hace unos años en México se filmó una película llamada “Qué gozada de divorcio” y Francisco Serrano Castro escribió un libro llamado “Divorcio sin traumas”. Permítame decirle que los dos títulos son inexactos. ¡Ningún divorcio es causa de risa, y todo divorcio conlleva una cantidad de traumas no solo en las personas que rompen su vínculo matrimonial, sino en todo el núcleo familiar! Es cierto que en muchos países ahora ya no hay que presentar pruebas para divorciarse, sino que con solo uno de los cónyuges que se presente al juzgado civil y diga que ya no desea seguir la relación, se aprueba el divorcio, pero aunque la ley del hombre esté de acuerdo en esto, así como lo está en las bodas entre homosexuales, la Ley de Dios se opone y condena.
2) Que haya fidelidad. Pero no solo el que no se termine en divorcio debe ser la meta de los matrimonios, ya que hay parejas que vivirán juntos toda su vida, pero es un matrimonio fracasado debido a que uno o ambos cónyuges no supieron guardar la fidelidad.
“Se puede considerar que la fidelidad es una virtud porque, además de los beneficios derivados hacia el objeto de la lealtad, y del vínculo social que esto crea, la confiabilidad basada en el afecto es una expresión de la integridad personal”[75]. La persona que es fiel, no solo lo es por el respeto que tenga hacia el objeto de su amor, sino porque desde su hogar le inculcaron la fidelidad. Aquí hay una enseñanza que todos los adultos debemos razonar cuidadosamente: Si somos infieles a nuestro cónyuge, trabajo, amigos, etc., lo mismo harán nuestros hijos, que no solo serán infieles a todas estas personas y cosas, sino que lo serán a sus propios padres.
La fidelidad se basa en la confianza mutua. Un marido celoso promueve que su esposa le sea infiel debido a sus muestras de desconfianza. Las personas somos dadas a hacer, en muchas ocasiones, las cosas malas porque los demás esperan que así actuemos. Pero cuando se nos da confianza, por lo general, tenemos una respuesta positiva para actuar de manera correcta.
3) Que la relación crezca. Durante el noviazgo se colocan las bases de lo que será la relación que durará el resto de nuestra vida: Amor, confianza, comunicación, etc., pero la relación matrimonial no puede quedarse limitada a lo que ocurrió en esos meses o algunos años de noviazgo, sino que cada día esta debe crecer de forma natural, tal y como lo hace un niño, al que no acostamos en la noche midiendo ochenta centímetros y en la mañana lo levantamos midiendo dos metros. Los niños pueden alcanzar estaturas altas, pero lo hacen normalmente, despacio, pero avanzando. De la misma manera, la relación matrimonial debe ir creciendo cada día unos cuantos centímetros, superando las trabas que tuvimos antes. Pero así como el niño debe ser alimentado para que alcance su talla de adulto, el matrimonio debe ser alimentado con amor todos los días, hasta alcanzar su plenitud.
4. Los Papeles en el Matrimonio.
La influencia del hogar paterno es algo innegable, por lo que estamos de acuerdo con el Dr. Hugh Missildine cuando dice que en cada matrimonio hay seis personas y cuatro en cada cama[76]. Pero ¡no tenga malos pensamientos! A lo que se refiere es que cada uno de nosotros refleja en el propio matrimonio lo que fue el de nuestros padres. Yo actúo de la manera en que actuaba mi padre con mi madre. Mi esposa lo hace de la manera en que su madre lo hacía con su cónyuge.
Entonces, cada persona tiene una filosofía matrimonial que está de acuerdo a lo que vio en su hogar paterno. Pero mis hijos no solo tendrán la influencia que ejercieron mis padres en mí, sino que tendrán la influencia que ejercieron mis suegros en la vida de mi esposa, formándose un efecto de pirámide. Estas influencias serán el gatillo que dispare los primeros problemas en un hogar recién formado, porque en la mente del marido estará latente la manera en que su madre hacía las cosas, mientras que en la mente de la esposa estará presente la forma en que su padre resolvía los asuntos. Además, cada uno tendrá la convicción de que las cosas están bien hechas de la manera que acostumbran porque así lo aprendieron.
Teniendo esto en cuenta, podemos ver cuáles son las responsabilidades, los papeles que cada uno de los cónyuges debe representar en su matrimonio. Algunos han fallado pensando que el deber del esposo es únicamente suplir, mientras que el de la esposa es preparar. La Biblia nos enseña que hay algo más que eso.
a. El Papel del Esposo.
1) Amar a su esposa: “Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio El mismo por ella”[77]. Nótese que el apóstol no está dando una sugerencia. ¡Da un mandato! No dice que es algo opcional. Las esposas están esperando ser amadas y fueron hechas para eso, ¿o no sacó Dios a Eva de uno de los costados de Adán, cerca de su corazón?
Recordemos que la fábula de que el amor nace cuando viene un angelito disparado flechas de amor es una mentira. Es cierto que el amor es un fruto del Espíritu, pero también es un acto de voluntad. El amor crece debido al proceso que le damos alimentándolo. Ese amor tiene que ser más que darle un beso o decirle una palabra dulce. El amor debe reflejarse en todo lo que hagamos para beneficio de toda la familia y especialmente para nuestra esposa.
2) Proveer: “El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo”[78]. Aunque la sociedad moderna acostumbra a que ambos cónyuges, por lo general, salgan a trabajar, la obligación principal es la del marido. Cuando por razones de salud o por el cuido de los hijos, la mujer puede dejar de trabajar fuera del hogar y es natural, pero no lo es cuando es el marido el que decide no trabajar más fuera de casa. Pero no malinterpretemos. El que esta sea una responsabilidad del marido no quiere decir que él debe comprar todo lo que a su esposa se le antoja. Ambos deben saber presupuestar, calcular, planificar para que en el futuro todas las cosas se manejen de la manera correcta.
3) Fidelidad: “¿Por qué enredarte, hijo mío, con la mujer ajena? ¿Por qué arrojarte en brazos de una extraña?”[79]. Aunque este papel debe ser cumplido por los dos, ha sido tradicional que los hombres caigamos más fácilmente en el pecado del adulterio que las mujeres. La fidelidad no solo consiste en no tener sexo con otra mujer, sino que tampoco ninguna mujer debe ocupar y disfrutar privilegios que corresponden exclusivamente a mi esposa, incluyendo su lugar en el automóvil a mi lado cuando yo voy manejando.
4) Confiar: “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama”[80]. Aunque ya tocamos este tema, no podemos dejar de insistir en que la confianza en ambas direcciones debe ser parte del vivir cotidiano. Hay esposos que controlan cada movimiento de su esposa, aunque ellas no saben siquiera cuantas horas trabaja él.
5) Proveer espiritualmente: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Y las atarás como una señal a tu mano, y serán por insignias entre tus ojos. Y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas”[81]. Mi papel como esposo es guiar no solo a mi esposa, sino a mi familia en el campo espiritual. Desdichadamente son muchos los hombres que han dejado de lado este papel dado por Dios y permiten que sean las esposas las que tengan que tomar el control, lo que ha llevado a mucha depravación, no porque las mujeres no hayan hecho las cosas bien, sino porque los papeles se han trastornado, causando que muchos hijos consideren que los asuntos de religión son cosas de mujeres.
b. El Papel de la Esposa.
1) Mantener respeto hacia su esposo: “Sin embargo, también, que cada uno de ustedes individualmente ame a su esposa tal como se ama a sí mismo; por otra parte, la esposa debe tenerle profundo respeto a su esposo”[82]. No es lo mismo amar al marido que respetarlo. Nunca deben salir palabras de desprecio o burla de los labios de una mujer hacia su cónyuge. La mujer que se precie buscará ser semejante a la mujer de Proverbios 31.
2) Guardarle obediencia: “Ustedes, las esposas, deben obedecer a sus esposos en todo. De esa manera, si ellos no creen en el mensaje de la buena noticia, el comportamiento de ustedes podrá convencerlos”[83]. En esto también debemos aclarar que no es lo mismo obedecer que hacer caso. En ocasiones hacemos caso a alguien o algo, pero no estamos contentos por hacerlo. Cuando la esposa obedece a su marido le reconoce como cabeza del hogar y esto no significa que ella es inferior, sino que sabe cual es su lugar y el de su marido. Conoce la Voluntad de Dios y por ello obedece.
3) Es fiel: “Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal adquiridas”[84]. Como dijimos anteriormente acerca de la fidelidad, el corazón fiel se mantiene apartado para aquella persona a la que ama. Una esposa fiel solo tiene pensamientos hacia su marido y a él es a quien busca agradar, olvidándose de todos los demás hombres.
4) Es hacendosa: “Se levanta de madrugada, da de comer a su familia y asigna tareas a sus criadas. Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un viñedo. Decidida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo. Se complace en la prosperidad de sus negocios, y no se apaga su lámpara en la noche. Con una mano sostiene el huso y con la otra tuerce el hilo. Tiende la mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado. Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia, pues todos están bien abrigados. Las colchas las cose ella misma, y se viste de púrpura y lino fino. Su esposo es respetado en la comunidad; ocupa un puesto entre las autoridades del lugar”[85]. Muchos creen que el hogar es la casa donde habitan, pero puede ser que estén equivocados. Un hogar es el sitio en donde hay un calor especial que nos hace sentirnos reconfortados. Una esposa sabia podrá establecer el hogar incluso en un sencillo rancho de paja. La mujer hacendosa no puede dar espacio al ocio, cuando sabe que hay que hacer muchas cosas en el hogar para que su familia esté cómoda. Es lamentable como muchos hombres prefieren salir de su trabajo e irse a un bar porque no desean llegar a su casa porque no hay en ella una mujer que sepa fabricar un hogar.
5) Es una mujer con testimonio cristiano: “Ustedes, las esposas, deben obedecer a sus esposos en todo. De esa manera, si ellos no creen en el mensaje de la buena noticia, el comportamiento de ustedes podrá convencerlos. No tendrán que decirles nada, porque ellos verán que ustedes son honestas y que honran a Dios. No piensen ustedes que los peinados exagerados, las joyas de oro y los vestidos lujosos las hacen más bellas. Su belleza no depende de las apariencias, sino de lo que hay en su corazón. Así que sean ustedes personas tranquilas y amables. Esta belleza nunca desaparece, y es muy valiosa delante de Dios”[86]. La belleza en el corazón es lo que busca Dios de todos, tanto de mujeres como de hombres. El cristiano no se identifica porque porta una Biblia ni porque asiste a los cultos en la Iglesia, sino por la manera en que vive.
En su libro “El amor que nos sostiene”, David Augsburger, divide los matrimonios en cuatro tipos: complementarios, simétricos, paralelos e interrelacionados, es decir:
1) Matrimonio complementario. Es el tipo de matrimonio en donde uno de los dos cónyuges comienza a negarse a sí mismo para vivir los sueños del otro. Aunque se dice que en el matrimonio dos se vuelven uno, en este tipo lo que ocurre es que uno de los cónyuges se confunde o se difunde en el otro, olvidándose de sí.
2) Matrimonio simétrico. Este otro tipo se resiste a convertirse en un solo ser. Cada cual busca llenar únicamente sus propios intereses y se produce un tira y encoge en donde los dos conviven pero reclamando sus propios derechos. En realidad se mantienen solteros mentalmente.
3) Matrimonio paralelo. Este tipo es parecido al simétrico, pero va más allá. En aquel había una negociación mutua para que las cosas salieran bien, pero en este viajan en el camino del matrimonio sin necesidad de contactarse. No hay una lucha por el poder. Si puedes acompañarme bien, si no puedes, no me importa.
4) Matrimonio interrelacionado. Aquí los cónyuges aprendieron que el matrimonio es un negocio en sociedad, en donde los dos deben poner de su parte sin destruir la identidad de su compañero (a). Hay madurez y cercanía. Los dos van por el mismo rumbo buscando los mismos intereses.
5. Las Necesidades en el Matrimonio.
Anteriormente enumeramos algunas de las necesidades de todo matrimonio, como las necesidades básicas como son el descanso, el abrigo y el alimento, la seguridad, la valorización y la autorrealización, pero en un matrimonio que desea cubrir completamente todas las compuertas por donde pueda introducirse algo que quiera destruirlo, es importante suplir otras cuatro necesidades básicas:
a. Espiritualidad.
Ningún matrimonio que se mantenga alejado de Dios podrá obtener el éxito. Quizá puedan durar muchos años juntos y mantenerse fieles uno al otro, pero siempre existirá en ellos un vacío que nada podrá llenarlo. La vida espiritual tiene que ocupar un lugar especial en todos los seres humanos y cuando el matrimonio inicia, los dos cónyuges deben convivir no solo carnalmente, sino espiritualmente. Hay cuatro elementos básicos en la relación con Dios:
1) La Salvación: “Ustedes estaban muertos a causa de sus faltas y sus pecados”[87]. La realidad que todo ser humanos tiene que enfrentar es que está muerto a causa de sus pecados y que solo a través de Cristo es que uno puede alcanzar la salvación[88]. Esta salvación es personal, por lo que aunque mi cónyuge sea muy amada, si ella no hace la decisión de aceptar a Jesucristo, no podrá gozarse con Dios, aunque yo sea un predicador del Evangelio.
2) El ser sumergido: “El que crea y sea sumergido en agua será salvo, pero el que no crea será condenado”[89]. El sumergir en agua encierra un simbolismo que no puede obviarse. En él, uno muere en Cristo al mundo y sus deseos. También es algo personal que debe haber realizado cada cónyuge.
3) El estudio: “Examinad las Escrituras, ya que vosotros pensáis tener en ellas la vida eterna: ellas son las que dan testimonio de mí”[90]. La única manera de poder entender la Palabra de Dios es estudiándola, y con ello es la única forma en que podemos crecer espiritualmente. El cristiano puede orar mucho, ofrendar abundantemente, ayunar, etc., pero si no estudia la Biblia, su crecimiento será nulo. Aunque hay que anotar también que el solo leerla no nos hará crecer, sino el ponerla en práctica.
4) La Santidad: “Evitad toda rencilla, y procurad llevar una vida limpia y santa, porque sin santidad nadie verá al Señor”[91]. Muchos hablan de experiencias espirituales, espasmos, corrientes eléctricas, etc., con lo que se supone prueban que están bien con Dios, pero la Palabra del Señor nos enseña que la única forma en que podemos estar seguros de ver la presencia de Dios es viviendo en santidad, es decir, obedecer la Voluntad de Dios y fructificar[92].
Después de haber entendido estos principios básicos, debemos planificar la vida espiritual familiar. Hay cosas como el escuchar y ver programas que alimenten nuestra vida espiritual en la radio o la TV., que nos hacen bien, pero el hogar necesita que el culto familiar, devocional o altar familiar, sea una experiencia normal.
Ya desde el Antiguo Testamento encontramos que Dios invita a los creyentes a hacer culto familiar[93]. No porque Dios estuviera pensando en que el hogar podría suplantar la Iglesia, sino que viene a ser un complemento de la enseñanza en ella. Para realizar el culto familiar entonces debemos tomar en cuenta:
1) Método práctico. Cada familia es diferente, por lo que cada culto familiar puede ser diferente. No hay un modelo especial. No es lo mismo hacer un devocional cuando los niños están pequeños que como cuando están grandes o bien si no hay niños aun. Tómese en cuenta el horario apropiado. Si hay niños pequeños no debe hacerlo muy tarde en la noche ni muy temprano en la mañana. Tampoco es bueno hacerlo minutos antes de que todos tengan que salir al trabajo o a clases cuando los hijos están grandes.
2) Naturalidad. No debemos tratar de impresionar a nuestra familia a la hora de hacer el devocional. Ellos nos conocen mejor que nadie, saben cuándo, cómo y por qué no enojamos. Conocen nuestras fortalezas y debilidades. Por estas razones es que el culto familiar debe ser dirigido de forma natural, sin adornos, aunque si con reverencia.
3) Enseñanza para todos. El devocional familiar es un momento para que todos aprendamos, no para que papá se ponga a jugar de pastor y predique exhortando a toda la familia. El contar y permitir a los miembros hablar de las experiencias que están disfrutando con Dios o las pruebas que están sufriendo hará que el culto familiar sea un lugar de gozo y confianza.
Así como hay un momento y lugar especial para que la familia alabe a Dios junta, lo hay para que lo haga con otras familias: La Iglesia local. Los propósitos por los que la familia debe pertenecer a la Iglesia son:
1) Hermandad. Los cristianos hemos sido llamados a estar fuera del mundo, es decir, a no vivir de acuerdo a las corrientes del mundo[94]. Pero necesitamos del compañerismo de nuestros congéneres, es decir nuestros hermanos en la fe con el fin de que aprendamos y nos ayudemos unos a otros.
2) Unidad: “Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían”[95]. Quizá esto sea lo más difícil de cumplir para los cristianos. La unidad es algo que no quiere calzar en nuestro ser, especialmente para los occidentales, que somos tan independientes y materialistas. La Biblia nos enseña que debemos estar unidos, pensando como uno solo y compartiendo de las bendiciones de Dios, pero la sociedad nos dice que debemos luchar unos contra otros por ser el mejor. La Iglesia es un taller para aprender esa unidad.
3) Servir a Dios. Aunque la Iglesia fue creada por Dios con el fin de que los cristianos pudiéramos compartir con otros, también es el lugar donde aprendemos a servir a Dios y la familia debe estar dispuesta a hacerlo, bendiciendo a los demás con ello.
4) Un sano lugar de amigos. Todos necesitamos la amistad de otros, pero con un mundo tan corrupto, es muy peligroso tender la mano a cualquiera, es por eso que en la Iglesia podemos encontrar amigos sinceros e incluso ahí pueden estar los cónyuges de nuestros hijos e hijas.
b. Comunicación.
Esta palabra tan común en nuestros días es una de las más extrañas también. Parece raro, pero las familias están viviendo desunidas y sin poder dialogar porque están muy ocupados “comunicándose” por celulares, internet, radio, televisión, etc.
La comunicación en el matrimonio y en la familia es necesaria, sin que esto quiera decir que siempre se debe estar sentados en mesa redonda conversando. La comunicación en el matrimonio se da tanto a nivel verbal como físico. Un gesto, una sonrisa, una mirada, dicen mucho.
Para poder lograr la comunicación es necesario tanto el que envía el mensaje como el que lo recibe. La comunicación puede tener consecuencias positivas, destructivas, constructivas e incluso puede ser malinterpretada. En la Biblia encontramos guías de cómo debe ser nuestra comunicación:
ü Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina[96].
ü El que demora en enojarse da muestra de inteligencia, el que no se domina manifiesta su locura[97].
ü Las palabras que apaciguan son un árbol de vida; la lengua perversa rompe las energías[98].
ü Es muy grato dar la respuesta adecuada, y más grato aún cuando es oportuna[99].
ü Como naranjas de oro con incrustaciones de plata son las palabras dichas a tiempo[100].
ü El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato con el hombre[101].
ü Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón[102].
ü Al contrario, el amor debe hacernos decir siempre la verdad, para que en todo lo que hagamos nos parezcamos cada vez más a Cristo, quien gobierna sobre la Iglesia[103].
ü Todos ofendemos con la palabra muchas veces; y si alguien no ofende con su palabra, es una persona perfecta, capaz de dominar todo su cuerpo[104].
ü Porque: “Quien quiera amar la vida y pasar días felices, cuide su lengua de hablar mal y sus labios de decir mentiras”[105].
Lo normal es que las comunicaciones cotidianas, incluso en el matrimonio, sean un intercambio de información de lo ocurrido durante el día, pero si lo que deseamos es tener un acercamiento con la persona con la que nos comunicamos, estaremos dispuestos a compartir nuestros sentimientos más íntimos, ya sean estos de alegría, enojo, temor, etc.
En la comunicación matrimonial, especialmente cuando el matrimonio está iniciando, es importante que los mensajes sean claros, debido a que aunque hablemos el mismo idioma, las cosas no siempre significan lo mismo. Para algunas personas la frase “más tarde” puede significar unas horas después, mientras que para otro puede significar la siguiente semana. Algunos dicen que van “para arriba” en una calle, cuando se refieren es que van hacia el norte o el oeste. Incluso cosas tan interesantes como el hecho de que los hombres solo conocemos dieciséis colores, mientras que las mujeres tienen una gama infinita de colores, por lo que cuando a un hombre su esposa le dice que le compre una tela de color “atardecer”, este se romperá el cerebro tratando de definir ese color, ¿es un atardecer soleado o nublado, está lloviendo o hay niebla?
También el volumen de la voz es importante. Hay personas muy sensibles y alguien que habla fuerte le causa miedo porque piensa que está enojada, mientras que para otros el escuchar a una persona que habla muy suave le da la impresión de que esa persona es tímida.
La no comunicación, es decir, el silencio, produce muchos daños en los matrimonios. Cuando uno de los cónyuges se niega a hablarle al otro, causa un efecto de rencor, porque nadie quiere sentirse ignorado, a pesar de que en algunos momentos el silencio puede significar que la persona está embelesada.
Pero para la comunicación sea efectiva en el matrimonio, tanto los esposos como las esposas debemos aprender a respetar el sexo opuesto y comprender que:
El varón es: La mujer es:
a. Pensador lógico. a. Pensadora emocional.
b. El que habla lo que piensa. b. La que habla lo que siente.
c. Quien recibe información. c. Quien recibe sentimientos.
d. Impersonal. d. Personal.
e. El filósofo. e. La detallista.
f. El que ve el camino. f. La que ve la meta.
g. El que resuelve problemas. g. La que medita en el problema.
h. El nómada. h. La sedentaria.
i. El rencoroso. i. La acusadora.
j. El estático. j. La cambiante.
k. El que esquiva. k. La que se involucra.
l. El cerebro de teflón. l. La cerebro de elefante.
c. Sexualidad.
Es curioso que aunque los seres humanos somos por naturaleza sexuales, y que los cristianos aceptamos que Dios es quien nos hizo, da tanta pena hablar sobre sexualidad, incluso hay quienes jamás desean que se toque este tema desde un púlpito ya que “es un lugar muy sagrado para hablar de algo tan sucio”.
Pero la Biblia comienza hablando de sexualidad desde el momento en Dios crea al hombre: “Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó”[106]. Dios no hizo a un ser hermafrodita, sino que creó a un hombre y una mujer, dos personas, pero un solo ser: La humanidad.
Estas dos criaturas hechas del polvo de la tierra están destinadas a convivir juntas. El hombre no es nada sin la mujer ni esta es nada sin el hombre. Un hombre no tiene la dicha de concebir un hijo dentro de su ser, pero una mujer no tiene la dicha de procrear. Son un complemento el uno del otro.
Aunque si bien es cierto que para Dios somos iguales en la parte espiritual, en la parte biológica somos muy diferentes, por lo cual es imposible la igualdad real de los sexos. La diferencia biológica es causada gracias a las configuraciones de cromosomas, sean estos XX o XY y de ahí a otras distinciones hormonales como lo son el que la mujer va a tener ovarios mientras el hombre testículos. Hay también otras características que identifican a los hombres de las mujeres como lo es el instinto maternal de las mujeres y el de protección del hombre; la moralidad femenina acerca del cuidado a los demás mientras que el hombre se inclina más bien a la justicia, etc.
Como podemos ver, hablar de sexualidad no es exclusivamente hablar de sexo, sino que el sexo es parte de la sexualidad. Somos seres sexuales y actuamos de forma diferente de acuerdo con el sexo con el que tratamos. Un varón sano, actuará con otros varones de manera diferente a como actúa hacia las mujeres. Lo mismo ocurre con la mujer. Pero todas las relaciones que tenemos durante el día están marcadas con la sexualidad y de esto hemos venido hablando todo el curso, por lo que ahora debemos de tomar el tema del sexo.
Debemos definir que el sexo es un privilegio que debe ser exclusivo para ser practicado dentro del matrimonio. No es algo sucio ni insano. Cuando Dios crea al hombre y a la mujer les ordena, no sugiere: “Tengan muchos, muchos hijos; llenen el mundo y gobiérnenlo; dominen a los peces y a las aves, y a todos los animales que se arrastran”[107]. ¿Cómo iban a tener muchos hijos si no era por medio del sexo? ¿Acaso iban a encargarlos por internet?
La historia ha demostrado que la vieja práctica de querer tapar el sol con un dedo es inconveniente, especialmente tratándose con respecto al sexo. Hace unos cincuenta años lo normal era que una mujer estuviera encinta cada año, si no es que cada nueve meses, a pesar de las grandes cargas sicológicas que imponía la religión en la mente de los creyentes, por lo que no es raro encontrar familias de esa época que tuvieran 25 miembros. Después de los años 1960´s, con la apertura mental hacia la educación sexual y la libertad de hablar sobre métodos de planificación, las familias comenzaron a disminuir en cantidad de miembros y al día de hoy lo normal es que se tenga uno o dos hijos cuando mucho.
Los controles acerca del sexo no son algo que puedan imponerse, sino que va de acuerdo a los valores inculcados tanto en la familia como en la iglesia. Por ejemplo, como decíamos antes, hace cincuenta años se consideraba el sexo como algo sucio, pero a pesar de eso las familias eran numerosas; hoy, se acepta que el sexo es algo natural, pero la sociedad ha permitido libertades que pasan los límites por lo cual el sexo entre solteros y personas del mismo sexo comienza a verse como algo normal.
Solo cuando una persona está bien ubicada espiritual, ética y moralmente, podrá esperar encontrar en el sexo una satisfacción que debe ser compartida con su cónyuge, involucrando todos los demás privilegios y deberes que conlleva el matrimonio, por lo que se encontrará que el goce sexual no es efímero, como sucede cuando este se da fuera del matrimonio. Teniendo esto en mente es que podemos analizar lo siguiente:
1) El sexo en la Biblia. Ya vimos que Génesis habla de que Dios hizo al hombre y a la mujer para que se reprodujeran y llenaran la tierra, y esto vio Dios “que era bueno en gran manera”[108]. Dios hizo los órganos reproductivos del hombre y de la mujer y estaba complacido con lo que había hecho. Los hizo con un fin y esperaba que fueran usados en ello y da a sus seres amados ser parte de la Creación cuando se reproducen, por lo que no podemos llegar a pensar que Adán y Eva eran ignorantes acerca del tema incluso antes de la caída, como podemos notarlo en las palabras de Adán en Génesis 2.24: “Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser”[109]. ¿Acaso Dios iba a ser tan cruel como para dar al ser humano algo con lo que no solo puede reproducirse sino también complacerse y al mismo tiempo prohibirle que lo use? De hecho ¡no! Dios dio Eva a Adán no solo para que fuera su socia de negocios, sino para que fuera su ayuda idónea, su compañera, su amiga, su complemento.
Tal vez algunos han confundido el pasaje de Romanos 8.5 donde habla de que el ocuparse de la carne es muerte con la manera en que tradicionalmente se ha traducido Génesis 2.24 diciendo que el hombre y su mujer son una sola carne y por ello han visto algo pecaminoso en el sexo, pero Adán se refería no a la lujuria, sino a que ambos se convertirían en un solo ser, tal y como traduce la Biblia al Día cuando dice “se funden en un solo ser”. Por lo que concluimos que Dios espera y bendice las relaciones sexuales dentro del matrimonio.
Pero aun hay más para decir con respecto al matrimonio a la luz de los primeros dos capítulos de Génesis. Dios no está de acuerdo con la poligamia, Él hizo un hombre y una mujer. O como poéticamente lo diría Salomón al escribir Proverbios 5.15: “Bebe agua de tu cisterna y agua fresca de tu pozo”[110]. Es cierto que en el Antiguo Testamento encontramos a varios hombres de Dios que practicaron la poligamia, pero esto nunca estuvo en los planes de Dios y fue practicado en un tiempo en que aun la tierra era joven y no había tanta población, sumándole el hecho de que las guerras diezmaban la población de varones de manera notable. Además, debemos decir que estas relaciones produjeron, en la mayoría de los casos, momentos de mucho dolor.
Cuando leemos el Cantar de los Cantares podemos ver todo el gozo que produce el matrimonio monógamo. Este libro está cargado de sensualidad dentro del matrimonio, lo cual no solo es permitido por Dios, sino que es bendecido. El amor dentro del matrimonio debe llegar al punto de cubrir toda la gama de las definiciones que dimos antes, pero sobre todo debe dominar el amor ágape, con lo que coronamos la relación, al punto de poder ver nuestro matrimonio retratado en las palabras de Pablo en Efesios 5.25-33: “Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Y después de bañarla en el agua y la Palabra para purificarla, la hizo santa, pues quería darse a sí mismo una Iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni nada parecido, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus esposas como aman a sus propios cuerpos: amar a la esposa es amarse a sí mismo. Y nadie aborrece su cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida. Y eso es justamente lo que Cristo hace por la Iglesia, pues nosotros somos parte de su cuerpo. La Escritura dice: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre para unirse con su esposa y los dos formarán un solo ser. Es éste un misterio muy grande, pues lo refiero a Cristo y a la Iglesia. En cuanto a ustedes, cada uno ame a su esposa como a sí mismo, y la mujer, a su vez, respete a su marido”[111].
2) El sexo en la historia. Como podemos observar en toda la Biblia hay aportes bendiciendo la sana relación sexual dentro del matrimonio, pero después de la muerte de los apóstoles, surgen movimientos que irían afectando la naturalidad de la Iglesia y por ende de la familia, al introducirse pensamientos paganos helenísticos acerca de quitar valor al placer sexual dentro de la vida religiosa del matrimonio y se comienza a exaltar la vida de abstinencia, malinterpretándose 1 Corintios 7.40: “De todos modos será más feliz si permanece sin casarse; éste es mi consejo. Y creo que yo también tengo el Espíritu de Dios”[112].
Las persecuciones en tiempos imperiales llevaron a hombres como Tertuliano a pensar que era mejor mantenerse soltero ya que esto daría más posibilidad de sobrevivir y más libertad de movimiento, y estos pensamientos lo inclinaron a pensar que el matrimonio era una especie de maldición, al punto que pensaba que las relaciones sexuales con su propia esposa eran una “desgracia voluptuosa”[113].
Después del ascenso de Constantino al trono y la prohibición de las persecuciones, el movimiento célibe tuvo mucha influencia debido a los monjes, que en sus extremos rompían con todo tipo de relación familiar, incluso con sus propios padres, a quienes debían rechazar y pisotear si estos le pidieran que dejara la vida monástica, ya que en estos casos “la crueldad es el único afecto verdadero”, como decía Jerónimo[114].
Agustín, con sus ideas maniqueas, llevó el matrimonio al concepto de sacramento y veía las relaciones sexuales como algo negativo, incluso en el seno marital al punto de escribir: “Cuanto mejores sean el marido y la mujer tanto más pronto abandonarán, por mutuo consentimiento, el intercambio sexual”[115] y decía que si hubiese otra manera de procrear que no fuera por relaciones sexuales, sería lo mejor, pero como no era posible, había que aceptarlo pero con lamento ya que el acto sexual es pecaminoso. Aunque Tomás de Aquino se le opone en pensamiento al decir que el placer sexual es bueno y que no ha sido alterado desde la caída.
Pasaron ocho siglos pensándose que el matrimonio era un sacramento exclusivo para la procreación, sin romance, inferior a la castidad. Pero a inicios del Renacimiento la mujer es vista de manera diferente, ahora es exaltada casi hasta la adoración. Pero el amor romántico se fue tergiversando al punto de que lo sublime era lograr el amor de una mujer casada, es decir, el adulterio. Esto era una influencia de la cultura morisca en España y del resultado del fanatismo de la adoración a la virgen, a la que se consideraba como la mujer ideal, la inalcanzable, pero que todo hombre deseaba. Esto a su vez se traslada a América Latina que llega a conformar la cultura machista, en donde el hombre es “macho” si logra muchas conquistas y la mujer es un objeto sexual sumiso.
Al estallar la Reforma Protestante el matrimonio vuelve a ocupar su sitial. Lutero enseña que el acto sexual es tan natural como cualquier otra actividad y el matrimonio lo define como el canal usado por Dios para satisfacer el deseo sexual. Las enseñanzas evangélicas dictan que el matrimonio es sagrado pero administrado por el Estado, no por la Iglesia, aunque esta debía dar su bendición. Esto trajo mucho provecho entre los creyentes, pero también se fue al extremo de que el Estado tiene la autoridad de definir qué es un matrimonio sin que la Iglesia pueda censurar nada.
A pesar de todo, desde la Reforma hasta mediados del siglo XX el matrimonio fue visto como una institución sagrada a la que, por lo general, se le respetaba en los países con influencia cristiana. Desde mediados de siglo la importancia del matrimonio ha ido decayendo. Procesos como la democratización del hogar minan la autoridad de los progenitores y hace que la mayoría mande. Con la llegada de la televisión a Latinoamérica en los años 60´s se introduce una serie de males que van secularizando cada vez más el matrimonio y dando paso a la pornografía y otros vicios lujuriosos debido a que se adoptan los sistemas impuestos por Hollywood con su baja moral. Hace entrada la “nueva moral” en donde los papeles del hogar desaparecen, pululan los hogares en donde el padre es un ser desconocido, las mujeres tienen hijos de varios hombres y hay casos en que no saben cuál es el padre de sus niños y en algunas naciones la prueba de ADN para conocer la identidad del progenitor es una necesidad.
Todo este pandemonium ha creado una inseguridad e inestabilidad en los hijos a tal punto que muchos hoy día no saben el verdadero significado del amor y lo que es estar realmente enamorado. Hasta hace unos años el divorcio en los latinos era cosa extraña, pero hoy es normal. Las madres solteras eran vistas con cierto recelo, pero ahora es rara la familia en donde no haya por lo menos una. Algunos hasta han llegado a pensar que es mejor cortar de la Biblia el pasaje que dice: “Todos deben considerar el matrimonio como algo muy valioso. El esposo y la esposa deben ser fieles el uno al otro, porque Dios castigará a los que tengan relaciones sexuales prohibidas y sean infieles en el matrimonio”[116].
3) El sexo, ¿fin o medio? Toda la confusión que hay en el mundo, cuando ya muchos hablan incluso de un “tercer” sexo, lleva a que se pueda pensar que cuando nos casamos lo hacemos primero por tener sexo y con esto vendrán todas las demás cosas y si no nos entendemos en la cama la solución está en la oficina de un abogado.
Debemos entender que el sexo tiene una triple finalidad, es decir, no es el fin, sino el medio que nos lleva a completar el amor marital, la procreación y la santidad.
a) El sexo hace crecer el amor marital en el sentido en que cuando la pareja se une se encuentra completa, se acaban las individualidades y cada uno busca el satisfacer al otro.
b) El sexo es el mejor método, aunque ahora se utiliza la fertilización y la implantación, de procreación. ¡Ningún otro método es tan eficaz! Además, con las relaciones sexuales estamos siendo parte de la Creación, colaborando con Dios mismo.
c) La pareja que se mantiene unida con la práctica sexual, gusta de andar junta siempre, lo que produce que ambos, además de crecer juntos espiritualmente, se cuiden, apartándose del pecado.
El pensar que el sexo debe ser usado solo para la procreación destituye al hombre de su lugar y lo baja al mismo nivel que los animales, que solo se unen sexualmente cuando la hembra está madura para concebir, pero también el utilizar el sexo como la finalidad de la relación es perversidad ya que los seres humanos estamos no solo compuestos de sexo, sino de intelecto y espiritualidad. Por lo que cada encuentro sexual es algo especial y nuevo, que sabiéndolo disfrutar nos hace tocar el cielo estando aun en la tierra.
4) El sexo en el matrimonio. Cuando hacemos cosas ilícitas nuestro organismo comienza a destilar químicos que al final llegan a enfermarnos, pero cuando lo que hacemos es legal, cristalino, podemos gozar sin temor. Por eso es importante que conozcamos algunas claves para que nuestro matrimonio pueda ser más pleno en este campo.
La palabra que usa el Antiguo Testamento para referirse a relaciones sexuales es yadá, que significa “entrar”, aunque se le traduce como “conocer” en las versiones Reina Valera 60 y otras, pero en la Biblia Latinoamericana 95 y en Dios Habla Hoy se traduce como “unió”[117].
Ya sea “unir” o “conocer” dan la idea de que cuando la pareja tiene relaciones sexuales se convierten en uno, se produce no solo un intercambio de fluidos sino que la persona, tanto el hombre como la mujer, sino que los dos se convierten en uno, olvidándose cualquier diferencia. Es en este momento donde se hace una entrega total y se expresa el amor más íntimo, por lo que el unirse con alguien fuera del matrimonio no solo es inmoral sino que es muy peligroso debido a que es este el momento en que estamos completamente expuestos a la otra persona.
La idea de tener relaciones no consiste en satisfacer mis necesidades, sino en cubrir las de mi cónyuge. Este es el motivo por el que Pablo escribe en 1 Corintios 7.2-5: “Pero lo mejor es que cada hombre tenga su propia esposa, y que cada mujer tenga su propio esposo, para que no caigan en relaciones sexuales prohibidas. El esposo debe tener relaciones sexuales sólo con su esposa, y la esposa debe tenerlas sólo con su esposo. Ni él ni ella son dueños de su propio cuerpo, sino que son el uno del otro. Por eso, ninguno de los dos debe decirle al otro que no desea tener relaciones sexuales. Sin embargo, pueden ponerse de acuerdo los dos y dejar de tener relaciones por un tiempo, para dedicarse a orar. Pero después deben volver a tener relaciones; no vaya a ser que, al no poder controlar sus deseos, Satanás los haga caer en una trampa”[118].
Como dijimos antes, el amor que debe alcanzar todo matrimonio para que sea completo debe ser el amor ágape, por lo que el sexo es un momento en donde no nos preocupamos tanto de nosotros mismos, sino más bien de nuestro cónyuge. Somos felices si nuestra pareja lo es. No somos animales irracionales que solo buscamos cumplir con un instinto, sino que podemos controlarnos con el fin de hacer las cosas cada vez mejor.
El sexo es un arte y como tal necesita tiempo y ambiente. No está bien que la pareja tenga relaciones a la carrera, para cumplir. ¡No! Es necesario que de dedique un esfuerzo para crear el ambiente apropiado, sin que esto quiera decir que tenemos que hacer gastos extra, lo podemos hacer con lo que ya hay. Pero trate de imaginarse el siguiente cuadro, en muchos casos no hay que imaginarlo porque así es como se desarrolla: El marido llega del trabajo, huele a sudor, está cansado y lo único que desea es dormir, pero su esposa ha estado esperándolo todo el día para llevarlo a la cama. ¿Estará él con la disposición? Otro ejemplo: La mujer ha estado lavando ropa, aseando la casa, batallando con las tareas de los niños, llegaron los recibos que no estaban incluidos en el presupuesto, se quemó el arroz y llega su marido con muchos deseos de tener relaciones. ¿Estará ella con deseos? Uno más: Tanto él como ella están descansados y listos para tener relaciones, pero la suegra llega de improviso con la noticia de que viene a quedarse el fin de semana y las paredes del apartamento son tan delgadas que se escucha hasta un suspiro. ¿Podrán gozar libremente? La respuesta a las tres situaciones es un definitivo ¡NO!
Para disfrutar el sexo es necesario que ambos estén dispuestos, que haya un ambiente adecuado y que no aparezcan distractores. No debe ser algo forzado, superficial o fingido. Se necesita un tiempo de preparación en donde las caricias y las palabras dulces tienen mucho que ver.
Un último punto para cerrar este tema es que aunque los varones podemos terminar la relación quedando satisfechos y volvernos para disfrutar de un buen sueño, la mujer necesita continuar un tiempo de caricias y tal vez una conversación sobre temas suaves para volver a la calma y poder dedicarse al descanso.
d. Finanzas.
Esta es una parte del matrimonio que cuando somos novios por lo general no tratamos, pero que necesita mucho cuidado para evitar mucha tensión. La economía de los países latinoamericanos es cada vez más inflacionaria, lo que trae presiones muy fuertes al seno familiar. Cuando nos aventuramos en el matrimonio, quizá no tenemos una perspectiva clara de lo que es la vida real, no sabemos de comprar la comedera, pagar recibos, pagar impuestos, comprar casa, comprar muebles, mantener a otra persona, etc., por lo que al llegar a enfrentarnos con esto son muchos los que prefieren botar la toalla.
Hay esposas que no saben cuánto dinero gana su esposo y pretenden vivir en un nivel superior al que pueden pagar. Esto traerá graves consecuencias porque el esposo se verá manipulado de diferentes formas y se crearán conflictos que podían haberse evitado con la debida comunicación.
La situación se pone más difícil cuando vienen los hijos. Al estar pequeños no podemos dejar de comprar alimento especial; ropa, casi todas las semanas; pañales; juguetes; etc. Conforme van creciendo algunos de estos gastos dejarán de hacerse, pero tendrán que hacerse otros ya que viene el tiempo de estudios, así que hay que comprar libros, zapatos, uniformes, materiales, etc. Pero si están de vacaciones ellos verán cómo nos hacen gastar el dinero. Por todo esto es necesario que sepamos hacer un presupuesto.
Como nuestra economía depende del dólar aunque no lo usemos directamente, haremos un ejemplo de presupuesto en dólares para una familia con dos niños en etapa escolar y que están comparando casa. Al lado pondremos el presupuesto en colones costarricenses al tipo de cambio de 500 por dólar. Lógicamente estos montos pueden variar de acuerdo a muchas circunstancias:
I. Entradas US$ 500.00 ¢ 250 000.00
Iglesia $ 60.00 ¢ 30 000.00
Alimentos $ 190.00 ¢ 85 000.00
Pasajes $ 20.00 ¢ 10 000.00
Abono de Casa $ 100.00 ¢ 50 000.00
Ropa $ 30.00 ¢ 15 000.00
Recreación $ 30.00 ¢ 15 000.00
Ahorro $ 20.00 ¢ 10 000.00
Recibos (Agua, Luz, Teléfonos) $ 40.00 ¢ 20 000.00
II. Total $ 485.00 ¢242 500.00
III. Diferencia $ 15.00 ¢ 7 500.00
Una familia en estas circunstancias tiene una diferencia de $ 15 dólares que serán acomodados dependiendo de las necesidades o que pueden ser ahorrados.
Cuando llegan los hijos surge otro problemita que debemos tener cuidado en no caer: Queremos darle a ellos todo lo que nosotros no pudimos disfrutar. Es cierto que hay cosa que es importante que nosotros aspiremos para que nuestros hijos nos superen como lo es la educación, pero hay cosas materiales que no tuvimos y que tampoco es indispensable que nuestros hijos tengan. Vivir con un presupuesto limitado no es pecado. Esto nos puede ayudar a dar un buen ejemplo a nuestros hijos sobre el valor del dinero y mostrar que los cristianos no tenemos necesidad de vivir como la gente del mundo.
También debemos tomar en cuenta que nuestra primera línea en el presupuesto debe ser siempre en relación al dar a Dios a través de la Iglesia. No estamos diciendo cuánto hay que dar, pero si tenemos que tomar en cuenta que Jesús dice: “Porque os digo que no entraréis en el reino de los cielos a menos que vuestra justicia supere a la de los fariseos y de los maestros de la ley”[119], y los fariseos se justificaban diciendo: “Pago el diezmo de todo lo que poseo”[120]. Con esto podemos decir que:
ü Si doy menos del diezmo, mi justicia es menor que la de los fariseos.
ü Si doy el diezmo, mi justicia es igual a la de los fariseos.
ü Si doy más del diezmo, mi justicia es superior a la de los fariseos, tal como lo manda el Señor.
[1] Diccionario de la Lengua Española. Editorial Océano.
[2] Génesis 2.7.
[3] Génesis 2.18. Biblia Latinoamericana 1995.
[4] Génesis 2.23. Palabra de Dios para Todos.
[5] Génesis 1.28.
[6] Deuteronomio 21.10; Génesis 17.12-13.
[7] Amós 3.1.
[8] Deuteronomio 6.4-9; Proverbios 13.24.
[9] Deuteronomio 6.2-3, 24-25.
[10] Génesis 2.24.
[11] Deuteronomio 5.16.
[12] Génesis 2.24.
[13] Levítico 25.47-49.
[14] Deuteronomio 24.19; Proverbios 17.2.
[15] 1 Samuel 8.10-18.
[16] 1 Reyes 16.31.
[17] 1 Samuel 7.2; 8.3.
[18] Lucas 2.51.
[19] Marcos 15.34.
[20] 1 Pedro 2.24.
[21] Juan 1.12.
[22] Jeremías 31.33.
[23] Colosenses 1.15.
[24] Mateo 20.1-16.
[25] Juan 5.20.
[26] Juan 8.28.
[27] 2 Corintios 5.21; Colosenses 3.13.
[28] Mateo 28.18.
[29] Efesios 5.21-23.
[30] Efesios 4.15.
[31] Levítico 10.11.
[32] www.casadeoracioncr.com/tratado/2020.
[33] Isaías 49.18; 61.10; Joel 2.16.
[34] Deuteronomio 22.20-21.
[35] Samuel y Martha Berberián, Principios para iniciar un hogar cristiano, página 21.
[36] Mateo 5.37.
[37] Samuel y Martha Berberián, Principios para iniciar un hogar cristiano, página 32.
[38] Proverbios 18.22. Biblia Dios Habla Hoy.
[39] Génesis 2.18–24. La Torá.
[40] Génesis 24.58–60. La Torá.
[41] Cantar de los cantares 4.9-10. Palabra de Dios Para Todos.
[42] Jeremías 33.10-11. Biblia Latinoamericana 1995.
[43] Malaquías 2.14-15. Biblia al Día.
[44] Mateo 5.32. Biblia en Lenguaje Sencillo.
[45] Mateo 19.6. Biblia al Día.
[46] Romanos 7.2-3. CTS-IBS.
[47] Efesios 5.21–33. Palabra de Dios para Todos.
[48] Hebreos 13.4. Palabra de Dios para Todos.
[49] Salvador Iserte. La Entidad Amorosa. Página 69.
[50] Ibid. Página 98.
[51] Génesis 2.18. Palabra de Dios para Todos.
[52] Génesis 2.18. La Torá.
[53] Long, Doris y James. Antes de que ellos digan “Sí, acepto”. Página 27.
[54] Palabra de Dios para Todos.
[55] Dios Habla Hoy.
[56] Génesis 2.24.
[57] Goff, Guillermo. El Matrimonio y la Familia en la Vida Cristiana. Página 12.
[58] CTS-IBS.
[59] Biblia al Día.
[60] Wheat, Ed. El amor que no se apaga. Página 16.
[61] Ibid. Página 17-18.
[62] Ibid. Página 43.
[63] Ibid. Página 45.
[64] Ibid. Página 46.
[65] Jeremías 31.3. Dios Habla Hoy.
[66] Juan 3.16. Biblia en Lenguaje Sencillo.
[67] Biblia en Lenguaje Sencillo.
[68] Wheat, Ed. El amor que no se apaga. Página 56.
[69] Proverbios 18.24.
[70] Juan 3.16.
[71] Maldonado, Jorge. Introducción al asesoramiento pastoral de la familia. Página 99.
[72] Citado por Atkinson, David y otros en Diccionario de Ética Cristiana y Teología Pastoral. Página 1010.
[73] Nueva Versión Internacional.
[74] Romanos 8.28.
[75] Diccionario de Ética Cristiana y Teología Pastoral. Página 617.
[76] Citado por Doris y James Long en “Antes de que ellos digan “sí, acepto”. Página 26.
[77] Efesios 5.25. Nueva Biblia de los Hispanos.
[78] 1 Timoteo 5.8. Nueva Versión Internacional.
[79] Proverbios 5.20. Dios Habla Hoy.
[80] Efesios 5.28. Sagradas Escrituras en Español.
[81] Deuteronomio 11.18-20. La Biblia de Las Américas.
[82] Efesios 5.33. Versión Nuevo Mundo.
[83] 1 Pedro 3.1. Biblia en Lenguaje Sencillo.
[84] Proverbios 31.11. Biblia al Día.
[85] Proverbios 31.15-23. Nueva Versión Internacional.
[86] 1 Pedro 3.1-4. Biblia en Lenguaje Sencillo.
[87] Efesios 2.1. Biblia Latinoamericana 1995.
[88] Hechos 4.12.
[89] Marcos 16.16. Nueva Versión Internacional.
[90] Juan 5.39. Nuevo Testamento EUNSA.
[91] Hebreos 12.14. CTS-IBS.
[92] Gálatas 5.22-23.
[93] Deuteronomio 6.7.
[94] Efesios 2.2.
[95] Hechos 4.32. Biblia al Día.
[96] Proverbios 12.18. Reina Valera 60.
[97] Proverbios 14.29. Biblia Latinoamericana 95.
[98] Proverbios 15.4. Biblia Latinoamericana 95.
[99] Proverbios 15.23. Biblia al Día.
[100] Proverbios 25.11. Biblia al Día.
[101] Proverbios 27.17. Nueva Versión Internacional.
[102] Proverbios 28.13. Nueva Versión Internacional.
[103] Efesios 4.15. Biblia en Lenguaje Sencillo.
[104] Santiago 3.2. CTS-IBS.
[105] 1 Pedro 3.10. Dios Habla Hoy.
[106] Génesis 1.27. Biblia de Jerusalén.
[107] Génesis 1.28. Dios Habla Hoy.
[108] Génesis 1.31. Reina Valera 60.
[109] Biblia al Día.
[110] La Biblia de las Américas.
[111] Biblia Latinoamericana 1995.
[112] Ibid.
[113] Citado por Salvador Iserte en La Entidad Amorosa, página 138.
[114] Citado por Guillermo Goff en El Matrimonio y la Familia en la Vida Cristiana, página 68.
[115] Citado por Salvador Iserte en La Entidad Amorosa, página 139.
[116] Hebreos 13.4. Biblia Lenguaje Sencillo.
[117] Génesis 4.1.
[118] Biblia Lenguaje Sencillo.
[119] Mateo 5.20. Biblia al Día.
[120] Lucas 18.12. EUNSA.