2. No
se alababa a sí mismo; no necesita cumplidos.
3.1-3 No sería correcto por parte de los corintios pensar que las palabras anteriores eran de auto recomendación, ya que los falsos maestros acusaban a Pablo de recomendarse a sí mismo, por lo que decían que no era un Enviado real. Es probable que Tito le informó a Pablo de estas falsedades habladas por los maestros mentirosos.
Las dos preguntas hechas por Pablo deben tener un rotundo no por respuesta. Pablo nunca se recomendó a sí mismo. Al igual que hoy, las cartas de recomendación eran comunes en tiempos de Pablo. Aunque puede ser que los que se oponían a Pablo llevaran cartas de recomendación y por ello se sentían con derecho de atacar a Pablo, este no tenía necesidad de ellas, porque había algo más fuerte que podía recomendar a Pablo, y esto eran los mismos corintios. ¡No hay mejor recomendación que nuestra propia familia! Si de nuestro cónyuge e hijos no salen palabras de censura por nuestro proceder, lo que digan los demás no tiene base, ya que nadie nos conoce mejor que los más cercanos a nosotros; Pablo era el padre espiritual de los corintios, por lo que lo que decían sus enemigos no tenía base.
¿Para qué necesitaba Pablo una carta de recomendación? Evidentemente los mismos cristianos corintios eran sus mejores cartas. Los dones milagrosos solo podían ser transmitidos por la imposición de las manos de los Enviados, y los corintios abundaban en dones. ¿Podían hacer esto los falsos hermanos? De seguro que no.
La Iglesia de Corinto había sido el fruto del arduo trabajo de Pablo, por lo que podá decir que fue inscrita en su corazón y el de sus colaboradores. Él había sufrido por ellos, oraba por ellos, se esforzaba por ellos, no era como esos predicadores de paso que llegan un día, exhortan a la congregación y se van para olvidarse de lo que dijeron y de quienes lo escucharon. Pablo actuaba como un padre amante de sus hijos.
Al ser Corinto una ciudad tan importante, todo lo que ocurría ahí tenía repercusiones en todo lado. Si la Iglesia daba un buen o mal testimonio, todos lo iban a saber. La Iglesia en Corinto era reconocida por todos, se sabía que los creyentes en esa ciudad tenían muchos dones y que habían recibido todos los beneficios que podía darles un Enviado. Todas estas cosas muestran que Dios aprobaba el trabajo de Pablo, que tenían la aprobación de Cristo, quien al final era quien firmaba y sellaba esta carta. Pero esta carta no era escrita con simple tinta de hombres, que al final puede lavarse, sino con el mismo Espíritu de Dios. Tampoco estaba escrita en tablas de piedra, como la antigua Ley que promovían los judaizantes, sino en el corazón de ellos y nuestro.
3.1-3 No sería correcto por parte de los corintios pensar que las palabras anteriores eran de auto recomendación, ya que los falsos maestros acusaban a Pablo de recomendarse a sí mismo, por lo que decían que no era un Enviado real. Es probable que Tito le informó a Pablo de estas falsedades habladas por los maestros mentirosos.
Las dos preguntas hechas por Pablo deben tener un rotundo no por respuesta. Pablo nunca se recomendó a sí mismo. Al igual que hoy, las cartas de recomendación eran comunes en tiempos de Pablo. Aunque puede ser que los que se oponían a Pablo llevaran cartas de recomendación y por ello se sentían con derecho de atacar a Pablo, este no tenía necesidad de ellas, porque había algo más fuerte que podía recomendar a Pablo, y esto eran los mismos corintios. ¡No hay mejor recomendación que nuestra propia familia! Si de nuestro cónyuge e hijos no salen palabras de censura por nuestro proceder, lo que digan los demás no tiene base, ya que nadie nos conoce mejor que los más cercanos a nosotros; Pablo era el padre espiritual de los corintios, por lo que lo que decían sus enemigos no tenía base.
¿Para qué necesitaba Pablo una carta de recomendación? Evidentemente los mismos cristianos corintios eran sus mejores cartas. Los dones milagrosos solo podían ser transmitidos por la imposición de las manos de los Enviados, y los corintios abundaban en dones. ¿Podían hacer esto los falsos hermanos? De seguro que no.
La Iglesia de Corinto había sido el fruto del arduo trabajo de Pablo, por lo que podá decir que fue inscrita en su corazón y el de sus colaboradores. Él había sufrido por ellos, oraba por ellos, se esforzaba por ellos, no era como esos predicadores de paso que llegan un día, exhortan a la congregación y se van para olvidarse de lo que dijeron y de quienes lo escucharon. Pablo actuaba como un padre amante de sus hijos.
Al ser Corinto una ciudad tan importante, todo lo que ocurría ahí tenía repercusiones en todo lado. Si la Iglesia daba un buen o mal testimonio, todos lo iban a saber. La Iglesia en Corinto era reconocida por todos, se sabía que los creyentes en esa ciudad tenían muchos dones y que habían recibido todos los beneficios que podía darles un Enviado. Todas estas cosas muestran que Dios aprobaba el trabajo de Pablo, que tenían la aprobación de Cristo, quien al final era quien firmaba y sellaba esta carta. Pero esta carta no era escrita con simple tinta de hombres, que al final puede lavarse, sino con el mismo Espíritu de Dios. Tampoco estaba escrita en tablas de piedra, como la antigua Ley que promovían los judaizantes, sino en el corazón de ellos y nuestro.