E. En busca de una solución para el
problema sinóptico.
Después de dos siglos de trabajo, los críticos de las fuentes aún no han encontrado la solución. Los argumentos propuestos en favor de cada una de las teorías no han resuelto el problema. Cada intento por ofrecer una respuesta hace surgir una nueva pregunta. Este quizá sea uno de esos problemas que nunca tendrán respuesta en esta vida.
Las teorías que se han expuesto tienen en gran medida por base la premisa de que los Evangelios se escribieron del mismo modo como se produce cualquier otra obra literaria. Nosotros rechazamos totalmente tal idea. El Espíritu Santo no solo dirigió a los autores de los Evangelios a fuentes y materiales dignos de confianza, sino que también dirigió sus mentes al escribir acerca de acontecimientos pasados. Por esto, los Evangelios, como también todas las otras Escrituras, son únicos en comparación con el resto de la producción literaria del hombre; por lo tanto, no es posible tratar su historia literaria exactamente del mismo modo como un crítico analiza los factores que contribuyeron a la producción de una obra que es fruto únicamente del genio humano.
Sin embargo, tampoco creemos en la posición opuesta de que los autores bíblicos escribieron por dictado verbal del Espíritu Santo, y que en consecuencia los paralelos que haya, incluyendo las estructuras gramaticales anómalas, deben explicarse argumentando que el Espíritu escogió dictar exactamente las mismas palabras a diferentes autores. Simón afirma específicamente que “hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios”[1]. Hablaron y escribieron en armonía con sus propias individualidades y características, según puede apreciarse en sus variados estilos literarios. Dios, por medio de su Espíritu dio luz y comprensión a la mente de los escritores de la Biblia; los guió a fuentes de información[2], pero los dejó en libertad para que hicieran su propia investigación. Luego, bajo la inspiración divina, escribieron en sus palabras tanto lo que les había sido revelado como lo que habían investigado.
F. ¿Qué puede decirse en cuanto al problema sinóptico?
1. Por lo que se lee en Lucas 1.1-3 y por los paralelos verbales entre los Evangelios sinópticos, es evidente que por lo menos Mateo y Lucas fueron guiados por el Espíritu Santo a usar documentos ya escritos en la preparación de sus Evangelios. Era natural que muchas personas hubieran conservado relatos, tanto orales como escritos, de la vida, la obra y las enseñanzas de Jesús. Lucas afirma específicamente que así fue. Sugiere, además, que antes de escribir su propio relato había investigado en las fuentes disponibles.
Una cuidadosa comparación de Mateo con Marcos y Lucas muestra que Mateo también utilizó fuentes escritas. Por ejemplo, los pasajes paralelos de Mateo 9.6; Marcos 2.10-11 y Lucas 5.24 tienen una fraseología casi idéntica, y los tres contienen la misma dificultad gramatical que atenta contra el claro sentido de los pasajes.
Otra evidencia de que los evangelistas recurrieron al uso de documentos escritos aparece en el uso de palabras idénticas, pero poco comunes, en pasajes paralelos. Todo parece indicar que, guiados por el Espíritu Santo, los autores de Mateo y Lucas emplearon en la redacción de sus Evangelios materiales ya escritos acerca de la vida y las enseñanzas de Cristo.
2. Es probable que el Evangelio de Marcos haya sido el primero que se escribió y es el más corto, con 661 versículos. Es notable que casi todo el material de este Evangelio se halle en los otros, de tal manera que 606 se encuentran en Mateo y 350 se encuentran en Lucas. En todo el Evangelio de Marcos encontramos solo 24 versículos que no tienen paralelos. El hecho de que el Evangelio de Marcos sea el más corto, pero que en muchos de los acontecimientos que relata presenta más detalles que Mateo o Lucas, sugiere que Marcos es la base de Mateo y Lucas y no una condensación de uno u otro de los dos. El evangelio de Mateo tiene 1.068 versículos y contiene sustancialmente a todo Marcos, menos 40 versículos. Mateo tiene 330 versículos propios.
El evangelio de Lucas tiene 1149 versículos, de los que 350 son coincidentes con Marcos y 548 son propios.
Mateo y Lucas tienen 235 versículos en común que no se encuentran en Marcos. En porcentajes del material total: Marcos tiene 7% propio y 93% en común con los demás. Mateo tiene 42% propio y 58% en común con los demás. Lucas tiene 59% propio y 41 % en común con los demás.
3. Era totalmente natural que circularan muchos informes orales en cuanto a la vida y la enseñanza de Jesús en la iglesia primitiva. La predicación de los apóstoles se centraba en Cristo; por lo tanto, los informes de quienes habían estado con él deben haber tenido amplia circulación en la iglesia. El hecho de que Pablo se refiera a un dicho de Jesús[3] que no aparece en los Evangelios, sugiere la existencia de tales materiales. Juan afirmó que había, pero que no registraba, muchas otras cosas que Jesús hizo[4]; éstas deben haberse conservado en forma oral o escrita. Lucas señala claramente que existían muchos documentos[5]. Es muy probable que éstos hayan sido los materiales a los cuales el Espíritu Santo dirigió a los evangelistas.
4. No era más que natural que aquellos que habían estado con Cristo incorporaran recuerdos personales en su relato. Mateo fue uno de los doce; tenía una experiencia fresca, personal. Los otros evangelistas sinópticos solo tuvieron una asociación marginal con Jesús durante su vida terrenal; dependieron más bien de los recuerdos de otros.
5. Lucas pudo haber comenzado a reunir materiales para componer su Evangelio mientras permaneció con Pablo en Cesarea; y ya en Roma, pudo haber entrado en contacto con Marcos[6] y su Evangelio. Pudo, pues, haber empleado materiales recogidos en su investigación y del Evangelio de Marcos; y, bajo la inspiración del Espíritu Santo, escribió estas cosas para beneficio de Teófilo[7].
Estos comentarios no ofrecen en modo alguno una solución final al problema; pero el que estudia la Biblia puede estar confiado de que los Evangelios sinópticos representan el esfuerzo interrelacionado y divinamente inspirado de escritores del primer siglo de la era cristiana, quienes reconocieron la validez de relatos escritos por otros cristianos. El Espíritu Santo dirigió en la selección de los materiales, salvaguardó su integridad y les añadió por revelación directa, para que pudiera conservarse un registro auténtico e inspirado de la vida, muerte y resurrección del Hijo de Dios.
G. Los Evangelios Sinópticos y la fuente Q.
Parte de la Teoría de las dos fuentes propuesta por Christian Hermann Weisse y Christian Gottlob Wilke sobre las fuentes de los Evangelios sinópticos de Mateo y Lucas. Es decir es el primer Evangelio escrito y es la fuente en la que los demás Evangelios sinópticos se basaron.
Desde la antigüedad se creyó que el Evangelio de Mateo era el más antiguo. Sin embargo, Christian Hermann Weisse y Christian Gottlob Wilke, independientemente, en 1838 concluyeron que el evangelio de Marcos no es anterior al de Mateo y al de Lucas, sino que el evangelio de Marcos es el primer Evangelio por lo tanto este Evangelio les sirvió de fuente.
Se basaron en que el Evangelio de Marcos es el más corto, cada parte de este Evangelio está presente el los demás Evangelios sinópticos. Sin embargo a los Evangelios de Mateo y de Lucas se les agregaron más cosas que no están presentes en el de Marcos, por lo tanto se llego a la conclusión de que el Evangelio de Marcos es anterior a los demás evangelios.
1. La composición de los Evangelios.
La primera fuente es la Q, de la que se vale Marcos y se ayuda directamente de Simón. Lucas se vale de María, Marcos y las comunidades gentiles. Mateo se ayuda del evangelio de Marcos y las comunidades judías. En cuanto a la colección de los cuatro Evangelios se dice que estos se reunieron con el carácter de Evangelios hacia el año 130 d.C., para contrarrestar las diferentes herejías que estaban surgiendo en ese tiempo, sobre todo ante las herejías de Marción que únicamente admitía como inspirado el libro de Lucas.
Orígenes escribió una obra llamada “Hexapla” que era una concordancia de textos bíblicos en seis secciones: Latín, Hebreo, Arameo, Copto, Griego y Siriaco. Señala en su obra los cuatro evangelios, y dice que son los únicos, innegablemente y auténticos en la Iglesia de Dios sobre la tierra, por esta razón, la Iglesia aceptó estos cuatro escritos como Palabra de Dios, que son como forma literaria: Evangelios.
H. Los requisitos que requerían los textos inspirados.
Pero para saber cómo es que estos cuatro escritos están en la Biblia, debemos entender que los dirigentes de la Iglesia primitiva solo aceptaban como literatura inspirada al conjunto de libros que cumpliera con las siguientes normas o criterios:
1. Primer Criterio.
El texto debía tener un origen apostólico, es decir, que haya sido escrito en el tiempo en que los apóstoles aún vivían. Debido a esto, cuando se comenzó a ver que la Carta a los Hebreos no fue escrita por Pablo, se llegó a un conflicto, ya que no hay seguridad de quién es el autor, y el hecho que algunos críticos consideran que fue escrito en el siglo II, mientras el canon del Nuevo Testamento se cerró en el año 100 d.C., con la muerte del apóstol Juan. Este primer criterio es válido pensando que aunque no fueron escritos por los mismos apóstoles estuvieron apoyados por los testigos oculares.
2. Segundo criterio.
El texto debía tener un uso litúrgico antiguo y generalizado. Esto significa que desde que se realizo el texto debía tener un uso litúrgico continuado por la comunidad primitiva cristiana.
3. Tercer criterio.
El escrito debía estar en conformidad con la fe cristiana. Es decir, que el texto debía estar encaminado con los fundamentos de la fe cristiana.
Además de estos requerimientos básicos, los dirigentes de la Iglesia primitiva, hacían investigaciones de tipo empíricas sobre estos textos.
[1] 2 Pedro 1.21. NBLH
[2] Lucas 1.1-3; Hechos 1.1.
[3] Hechos 20.35.
[4] Juan 21.25.
[5] Lucas 1.1-3.
[6] Colosenses 4.10, 14.
[7] Lucas 1.1-4.
Después de dos siglos de trabajo, los críticos de las fuentes aún no han encontrado la solución. Los argumentos propuestos en favor de cada una de las teorías no han resuelto el problema. Cada intento por ofrecer una respuesta hace surgir una nueva pregunta. Este quizá sea uno de esos problemas que nunca tendrán respuesta en esta vida.
Las teorías que se han expuesto tienen en gran medida por base la premisa de que los Evangelios se escribieron del mismo modo como se produce cualquier otra obra literaria. Nosotros rechazamos totalmente tal idea. El Espíritu Santo no solo dirigió a los autores de los Evangelios a fuentes y materiales dignos de confianza, sino que también dirigió sus mentes al escribir acerca de acontecimientos pasados. Por esto, los Evangelios, como también todas las otras Escrituras, son únicos en comparación con el resto de la producción literaria del hombre; por lo tanto, no es posible tratar su historia literaria exactamente del mismo modo como un crítico analiza los factores que contribuyeron a la producción de una obra que es fruto únicamente del genio humano.
Sin embargo, tampoco creemos en la posición opuesta de que los autores bíblicos escribieron por dictado verbal del Espíritu Santo, y que en consecuencia los paralelos que haya, incluyendo las estructuras gramaticales anómalas, deben explicarse argumentando que el Espíritu escogió dictar exactamente las mismas palabras a diferentes autores. Simón afirma específicamente que “hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios”[1]. Hablaron y escribieron en armonía con sus propias individualidades y características, según puede apreciarse en sus variados estilos literarios. Dios, por medio de su Espíritu dio luz y comprensión a la mente de los escritores de la Biblia; los guió a fuentes de información[2], pero los dejó en libertad para que hicieran su propia investigación. Luego, bajo la inspiración divina, escribieron en sus palabras tanto lo que les había sido revelado como lo que habían investigado.
F. ¿Qué puede decirse en cuanto al problema sinóptico?
1. Por lo que se lee en Lucas 1.1-3 y por los paralelos verbales entre los Evangelios sinópticos, es evidente que por lo menos Mateo y Lucas fueron guiados por el Espíritu Santo a usar documentos ya escritos en la preparación de sus Evangelios. Era natural que muchas personas hubieran conservado relatos, tanto orales como escritos, de la vida, la obra y las enseñanzas de Jesús. Lucas afirma específicamente que así fue. Sugiere, además, que antes de escribir su propio relato había investigado en las fuentes disponibles.
Una cuidadosa comparación de Mateo con Marcos y Lucas muestra que Mateo también utilizó fuentes escritas. Por ejemplo, los pasajes paralelos de Mateo 9.6; Marcos 2.10-11 y Lucas 5.24 tienen una fraseología casi idéntica, y los tres contienen la misma dificultad gramatical que atenta contra el claro sentido de los pasajes.
Otra evidencia de que los evangelistas recurrieron al uso de documentos escritos aparece en el uso de palabras idénticas, pero poco comunes, en pasajes paralelos. Todo parece indicar que, guiados por el Espíritu Santo, los autores de Mateo y Lucas emplearon en la redacción de sus Evangelios materiales ya escritos acerca de la vida y las enseñanzas de Cristo.
2. Es probable que el Evangelio de Marcos haya sido el primero que se escribió y es el más corto, con 661 versículos. Es notable que casi todo el material de este Evangelio se halle en los otros, de tal manera que 606 se encuentran en Mateo y 350 se encuentran en Lucas. En todo el Evangelio de Marcos encontramos solo 24 versículos que no tienen paralelos. El hecho de que el Evangelio de Marcos sea el más corto, pero que en muchos de los acontecimientos que relata presenta más detalles que Mateo o Lucas, sugiere que Marcos es la base de Mateo y Lucas y no una condensación de uno u otro de los dos. El evangelio de Mateo tiene 1.068 versículos y contiene sustancialmente a todo Marcos, menos 40 versículos. Mateo tiene 330 versículos propios.
El evangelio de Lucas tiene 1149 versículos, de los que 350 son coincidentes con Marcos y 548 son propios.
Mateo y Lucas tienen 235 versículos en común que no se encuentran en Marcos. En porcentajes del material total: Marcos tiene 7% propio y 93% en común con los demás. Mateo tiene 42% propio y 58% en común con los demás. Lucas tiene 59% propio y 41 % en común con los demás.
3. Era totalmente natural que circularan muchos informes orales en cuanto a la vida y la enseñanza de Jesús en la iglesia primitiva. La predicación de los apóstoles se centraba en Cristo; por lo tanto, los informes de quienes habían estado con él deben haber tenido amplia circulación en la iglesia. El hecho de que Pablo se refiera a un dicho de Jesús[3] que no aparece en los Evangelios, sugiere la existencia de tales materiales. Juan afirmó que había, pero que no registraba, muchas otras cosas que Jesús hizo[4]; éstas deben haberse conservado en forma oral o escrita. Lucas señala claramente que existían muchos documentos[5]. Es muy probable que éstos hayan sido los materiales a los cuales el Espíritu Santo dirigió a los evangelistas.
4. No era más que natural que aquellos que habían estado con Cristo incorporaran recuerdos personales en su relato. Mateo fue uno de los doce; tenía una experiencia fresca, personal. Los otros evangelistas sinópticos solo tuvieron una asociación marginal con Jesús durante su vida terrenal; dependieron más bien de los recuerdos de otros.
5. Lucas pudo haber comenzado a reunir materiales para componer su Evangelio mientras permaneció con Pablo en Cesarea; y ya en Roma, pudo haber entrado en contacto con Marcos[6] y su Evangelio. Pudo, pues, haber empleado materiales recogidos en su investigación y del Evangelio de Marcos; y, bajo la inspiración del Espíritu Santo, escribió estas cosas para beneficio de Teófilo[7].
Estos comentarios no ofrecen en modo alguno una solución final al problema; pero el que estudia la Biblia puede estar confiado de que los Evangelios sinópticos representan el esfuerzo interrelacionado y divinamente inspirado de escritores del primer siglo de la era cristiana, quienes reconocieron la validez de relatos escritos por otros cristianos. El Espíritu Santo dirigió en la selección de los materiales, salvaguardó su integridad y les añadió por revelación directa, para que pudiera conservarse un registro auténtico e inspirado de la vida, muerte y resurrección del Hijo de Dios.
G. Los Evangelios Sinópticos y la fuente Q.
Parte de la Teoría de las dos fuentes propuesta por Christian Hermann Weisse y Christian Gottlob Wilke sobre las fuentes de los Evangelios sinópticos de Mateo y Lucas. Es decir es el primer Evangelio escrito y es la fuente en la que los demás Evangelios sinópticos se basaron.
Desde la antigüedad se creyó que el Evangelio de Mateo era el más antiguo. Sin embargo, Christian Hermann Weisse y Christian Gottlob Wilke, independientemente, en 1838 concluyeron que el evangelio de Marcos no es anterior al de Mateo y al de Lucas, sino que el evangelio de Marcos es el primer Evangelio por lo tanto este Evangelio les sirvió de fuente.
Se basaron en que el Evangelio de Marcos es el más corto, cada parte de este Evangelio está presente el los demás Evangelios sinópticos. Sin embargo a los Evangelios de Mateo y de Lucas se les agregaron más cosas que no están presentes en el de Marcos, por lo tanto se llego a la conclusión de que el Evangelio de Marcos es anterior a los demás evangelios.
1. La composición de los Evangelios.
La primera fuente es la Q, de la que se vale Marcos y se ayuda directamente de Simón. Lucas se vale de María, Marcos y las comunidades gentiles. Mateo se ayuda del evangelio de Marcos y las comunidades judías. En cuanto a la colección de los cuatro Evangelios se dice que estos se reunieron con el carácter de Evangelios hacia el año 130 d.C., para contrarrestar las diferentes herejías que estaban surgiendo en ese tiempo, sobre todo ante las herejías de Marción que únicamente admitía como inspirado el libro de Lucas.
Orígenes escribió una obra llamada “Hexapla” que era una concordancia de textos bíblicos en seis secciones: Latín, Hebreo, Arameo, Copto, Griego y Siriaco. Señala en su obra los cuatro evangelios, y dice que son los únicos, innegablemente y auténticos en la Iglesia de Dios sobre la tierra, por esta razón, la Iglesia aceptó estos cuatro escritos como Palabra de Dios, que son como forma literaria: Evangelios.
H. Los requisitos que requerían los textos inspirados.
Pero para saber cómo es que estos cuatro escritos están en la Biblia, debemos entender que los dirigentes de la Iglesia primitiva solo aceptaban como literatura inspirada al conjunto de libros que cumpliera con las siguientes normas o criterios:
1. Primer Criterio.
El texto debía tener un origen apostólico, es decir, que haya sido escrito en el tiempo en que los apóstoles aún vivían. Debido a esto, cuando se comenzó a ver que la Carta a los Hebreos no fue escrita por Pablo, se llegó a un conflicto, ya que no hay seguridad de quién es el autor, y el hecho que algunos críticos consideran que fue escrito en el siglo II, mientras el canon del Nuevo Testamento se cerró en el año 100 d.C., con la muerte del apóstol Juan. Este primer criterio es válido pensando que aunque no fueron escritos por los mismos apóstoles estuvieron apoyados por los testigos oculares.
2. Segundo criterio.
El texto debía tener un uso litúrgico antiguo y generalizado. Esto significa que desde que se realizo el texto debía tener un uso litúrgico continuado por la comunidad primitiva cristiana.
3. Tercer criterio.
El escrito debía estar en conformidad con la fe cristiana. Es decir, que el texto debía estar encaminado con los fundamentos de la fe cristiana.
Además de estos requerimientos básicos, los dirigentes de la Iglesia primitiva, hacían investigaciones de tipo empíricas sobre estos textos.
[1] 2 Pedro 1.21. NBLH
[2] Lucas 1.1-3; Hechos 1.1.
[3] Hechos 20.35.
[4] Juan 21.25.
[5] Lucas 1.1-3.
[6] Colosenses 4.10, 14.
[7] Lucas 1.1-4.