LECCIÓN 4
Esta es nuestra última
lección acerca del Evangelismo Personal,
así aprenderemos acerca del proceso de comunicar el mensaje evangelístico.
Pero antes debemos conocer los requisitos que necesita todo aquel que va a
comunicar dicho mensaje:
ü Estar seguro de ser salvo.
ü Ser lleno del Espíritu Santo.
ü Ser ferviente en la oración.
ü Que mi vida no contradiga lo que hablo.
ü Conocer por lo menos lo básico de la Palabra de Dios.
ü Tener amor por las almas, reconociendo que sin Cristo están perdidas.
I. Comunicando el Evangelio.
Se define “comunicación eficaz” al arte de poder transmitir un mensaje que llegue al receptor sin distorsiones. Como el mensaje del Evangelio es algo urgente y vital, es necesario que llegue sin distorsión y que pueda ser entendido y aceptado.
Para poder comunicar el mensaje del Evangelio hay que conocer seis principios:
A. Reconocer que hay Elementos Divinos y Humanos.
La comunicación del Evangelio no es igual a cualquier otro tipo de comunicación debido a que Dios está involucrado en ella. Evangelizar entonces va más allá de un simple conversar ya que los recursos espirituales entran en operación para convencer al escucha sobre su necesidad de perdón divino.
B. Está Destinada a Todos.
La evangelización debe ser dirigida no a una sola clase de personas, sino a todos. No importa si se es rico, pobre, joven o anciano. Así lo enseña la Biblia en Romanos 1.14: “Tengo que anunciar esta buena noticia a todo el mundo, no importa que sepan mucho o no sepan nada, ni que sean humildes o importantes”. Pablo entendía que el trabajo evangelizador no era simplemente algo que debía hacer por gusto, sino que como cristiano era su obligación compartir la salvación con todos. No hay nadie tan rico que pueda comprar su salvación, ni hay nadie tan pobre que no pueda alcanzarla. No hay nadie tan bueno que no necesite ser salvo, ni hay nadie tan malo que le sea imposible serlo.
C. La Salvación es Personal.
Al entender este principio, no podemos sentirnos satisfechos con que en nuestra congregación hay 2000 miembros, porque afuera hay millones de personas que están perdidas. Quizá los medios de comunicación como la radio y la televisión opaquen nuestra meta ya que puede ser que estemos pensando que al utilizarlos para evangelizar ya cumplimos la misión, pero aunque estos y otros medios son excelentes herramientas de evangelismo, no son sustitutos del Evangelismo Personal.
Los apóstoles nos dieron el ejemplo en el Evangelismo Personal. Pablo tuvo la oportunidad de ministrar a multitudes, pero también ocupó su tiempo y esfuerzo en hacerlo personalmente. Es por ello que en sus cartas encontramos cantidad de saludos. Él sabía mantener un equilibrio entre ambas ministraciones.
Jesús mismo podía levantarse y predicar a multitudes que incluso llegaron a superar las 5000 personas, pero tomó el tiempo para hablarle a una mujer al lado de un pozo[1].
D. Comprender el Contexto Cultural.
Algunos dicen que el mundo se está haciendo cada vez más pequeño con la “globalización”, pero la verdad es que en un territorio tan pequeño como Costa Rica vemos que no es lo mismo la cultura del norte y la del sur del país. Así era en los tiempos bíblicos, en donde Pablo predicaba en un pequeño poblado como Listra y luego lo hacía en una gran ciudad como Atenas. Lo hacía en sitios en que los idiomas, la educación, su nacionalidad y valores eran en ocasiones totalmente opuestos. A pesar de ello, nunca varió el objetivo primordial del Evangelio, pero si aprendió a hacer ciertos ajustes en cuanto a cuestiones que no afectaban la salvación, como lo es con respecto a la comida. Los judíos, por ejemplo, creían que comer cerdo era pecado, pero entre los gentiles no había problema en ello, así que Pablo se ajustó.
En una ocasión, un traductor bíblico que trabajaba en llevar la Biblia a una tribus en las islas de la Polinesia, en donde no saben lo que es la nieve, se encontró con el pasaje de Isaías 1.18: “… ¿Son vuestros pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve!...” ¿Cómo podía explicar lo que era la nieve? Así que tuvo que usar su inventiva y tradujo el pasaje de la siguiente manera: “… ¿Son sus pecados rojos como la sangre? ¡Quedarán blancos como la pulpa de coco!” ¡Los que nos escuchen deben entender lo que decimos! Ajustémonos al idioma, vocabulario y manera de presentar el mensaje para que lo comprendan todos.
Recuerde que el Evangelio debe tener estas funciones:
1. Abrir los ojos al pecador: “…para que les abras los ojos”.
2. Que se cambien de la oscuridad a la luz: “…se conviertan de las tinieblas a la luz”.
3. Que dejen de estar en poder de Satanás y vayan a Dios: “…del poder de Satanás a Dios”.
4. Que reciban perdón de sus pecados: “…por la fe en mí (en Jesús), reciban el perdón de los pecados”.
5. Que reciban su herencia espiritual santificados por la fe: “…la herencia entre los santificados”[2].
No podemos olvidar que la cultura nos afecta en cinco áreas:
ü El idioma: Este va a afectar la forma en cómo nos expresamos y entendemos lo que se nos enseña. En forma curiosa puedo decir que el resto de los centroamericanos no logran comprender el humor costarricense y viceversa.
ü Las creencias: Estas afectan la manera de pensar en todos sus procesos. Por ejemplo, entre los cristianos guatemaltecos, salvadoreños, nicaragüenses y hondureños, es necesario poner a los niños recién nacidos una fajita o adorno rojo en su manita para que no se enfermen.
ü La conducta: Hay formas muy diferentes de comportarse entre cristianos de diferentes nacionalidades, aunque sean de la Iglesia de Cristo. Por ejemplo: Entre los latinoamericanos no es correcto que un cristiano fume, mientras que entre los anglos hay salas para fumadores en el edificio de la Iglesia.
ü Los valores: Es la importancia que se le da a las cosas. Por ejemplo: Para un cristiano anglo, es incorrecto mencionar a Dios en cosas sin importancia, mientras que los latinoamericanos constantemente lo mencionamos. O bien, en español se escribe las palabras “cristiano, iglesia” con minúscula, mientras que en inglés se hace con mayúscula (Christian, Church).
ü La Cosmovisión: La manera de entender el mundo.
E. Hay Que Ir Más Allá.
Las palabras son una de las armas más importantes que tiene el ser humano. Es una herramienta tan útil y al mismo tiempo tan peligrosa que así como puede motivar a toda una nación a entrar en el desarrollo, puede llevar al mundo a la destrucción. De hecho, Dios mismo usó la Palabra para que se hiciera Su Voluntad.
Pero si bien es cierto que las palabras pueden ser hermosas, no hay nada más hermoso que los hechos. La experiencia es mejor que la teoría. Dios espera que no solo digamos que vamos a evangelizar, sino que lo hagamos. Dios quiere que las personas, además de oír el Evangelio, lo practiquen. Francisco de Asís decía: “Id por todo el mundo a predicar el evangelio…si es necesario, hablen.”
F. Que Esté en Armonía.
Las palabras que salen de nuestra boca deben estar en armonía con lo que hacemos. Alguien dijo: “No escucho lo que dices porque el ruido que haces”. Por más palabras que digamos, si actuamos con hipocresía, estas no harán ningún efecto positivo. Si no vivimos lo que predicamos, estaremos en oposición a Dios.
II. ¿Qué y Cómo Vamos a Evangelizar?
Pablo dice a Timoteo en su segunda carta, capítulo 2, versículo 2: “Tú has oído lo que les he enseñado a muchas personas. Ahora quiero que enseñes eso mismo a cristianos en los que puedas confiar y que sean capaces de enseñar a otros”. Todo esto es una especie de cadena informativa y formativa: Timoteo escuchó las enseñanzas de Pablo, él debía enseñarlas a otros y estos a su vez a otros más. El plan de Dios para alcanzar al mundo es sencillo:
ü El centro del mensaje es Jesucristo mismo.
ü Los cristianos debemos llevar este mensaje.
ü El mundo debe escuchar el mensaje.
Sabemos que miles de personas nacen cada día, así como miles mueren sin Cristo. Son millones de personas que no han escuchado el mensaje del Evangelio. Dios nos lanza a los cristianos un desafío a alcanzar a esas almas sedientas. Pero ¿por dónde comenzamos?
A. La Multiplicación.
Este es un principio bíblico con el que Dios quiere que alcancemos al mundo entero. Es así como las células se regeneran en todos los organismos vivos. Esto quiere decir que cada célula tiene la habilidad de reproducirse. No es que una célula va a formar todo un cuerpo, sino que ella debe reproducirse siempre que le sea posible, pero si ella lo hace 20 veces en un minuto y esas 20 nuevas células hacen lo mismo, al cabo de una hora son millones de células, todas reproduciéndose.
¿No se ha puesto usted a pensar el por qué a la Iglesia se le llama el “Cuerpo de Cristo”? Si no lo había entendido así, piense lo que le ocurre a las células (los cristianos) que no se reproducen.
Ya vimos en la primera lección lo que ocurre cuando realizamos el proceso de reproducción.
1. ¿Cómo lo hizo la Iglesia del siglo I?
Observemos lo que hizo Andrés, que fue uno de los primeros discípulos del Señor:
ü Siguió a Jesús junto con Juan: Él creyó primero.
ü Buscó a su hermano Simón (Pedro) y le habló de Jesús: Evangelizó.
ü Llevó al muchacho con los cinco panes a Jesús: Trabajó en la Obra.
ü Pasó con Jesús durante Su ministerio: Se preparó.
ü El día de Pentecostés recibió el Espíritu Santo: Estaba lleno de Dios.
ü Según la tradición, Andrés murió en Acaya en una cruz en donde estuvo agonizando por tres días y en los que aprovechaba para evangelizar a todo el que se acercaba: Siguió trabajando hasta la muerte.
2. ¿Dónde debemos ir primero?
Encontramos en la Escritura varias prioridades siguiendo el modelo que diseñó el mismo Señor de ir a “Jerusalén… todo el territorio de Judea y de Samaria, y hasta en los lugares más lejanos del mundo”[3].
ü “Jerusalén”: Nuestro hogar, familia y amigos. La primera persona con la que compartió Andrés fue su hermano Pedro y con el resto de los pescadores que trabajaban. En verdad no hay que buscar mucho para encontrar personas con necesidades espirituales. La familia se convierte en todo un reto ya que ellos viven con nosotros y saben si de verdad hemos recibido un cambio en la vida. ¡Qué pronto podamos decir como Josué: “…mi familia y yo serviremos al Señor”![4]
ü “Judea”: Mis vecinos, las personas que viajan todos los días conmigo en el autobús, mis clientes, etc.
ü “Samaria”: La gente inconversa de mi comunidad, mi provincia, mi país. Los que están involucrados en religiones falsas, etc.
ü “Los lugares más lejanos del mundo”: Aquellos lugares en donde nunca ha llegado el mensaje del Evangelio. Al Señor le interesa cada persona en este mundo, no importa su nacionalidad. Según los especialistas, hay 19 mil grupos diferentes de pueblos en el mundo, de los que unos 17 mil no saben nada del Señor y de Su Iglesia. Unos tienen tan poca población como hasta 3 000 miembros, pero otros son de hasta 30 millones de personas. En África hay cerca de mil idiomas distintos.
Jesús enseñó que había que buscar a los perdidos. Si algunos rechazaban el Evangelio, había que seguir buscando a otros. Hay que ir a las grandes ciudades, en donde las personas han perdido su identidad porque se han confundido dentro de la masa y están muy ocupadas en sus trabajos y proyectos de superación personal.
3. ¿Qué vamos a buscar?
Puede ser que las diferencias culturales sean muy grandes entre un grupo de personas y otro. Pero hay algo que todos los seres humanos tenemos en común: Todos somos pecadores. Hay cuatro tipos de pecadores descritos en la Biblia:
ü El que razona: Este cree en Dios, es muy inteligente y al presentarle el Evangelio estará dispuesto a responder con algún problema intelectual. Es por esto que usted debe de estudiar mucho la Biblia. A este pecador usted lo encuentra descrito en Romanos 1.18-32.
ü El reformado: También cree en Dios y piensa que se salvará del juicio porque es una buena persona. Considera que la Iglesia está plagada de hipócritas. Busca la superación personal. Lo encontramos en Romanos 2.1-16.
ü El religioso: Es el que confía en que su denominación es la única y verdadera y fuera de ella no hay quien se salve. Conoce la letra con todo y puntos y comas, pero está lejos de la Voluntad de Dios. Los fariseos pueden ser incluidos en este grupo.
ü El separado: Son los que la misma sociedad pecadora rechaza porque son demasiado “malos” como para compartir con ellos. Estas personas viven muy preocupadas por ellas mismas y se olvidan de su vida espiritual. La mujer del pozo de Juan 4 es un buen ejemplo.
4. ¿Cómo vamos a alcanzarlos?
Para poder alcanzar nuestras metas debemos trazar un método, es decir, hay que organizarse para llegar al éxito. La Biblia nos da los métodos para alcanzar las almas perdidas. Vamos a trabajar de tal manera que las personas digan: “Esos que han revolucionado todo el mundo se han presentado también aquí”[5]. Este pequeño grupo de doce hombres revolucionaron no solo a una nación, sino a todo el mundo, por ello veamos sus métodos para hacer lo mismo:
ü Oración: Ya estudiamos cómo Jesús urgió a los discípulos a que oraran para que Dios enviara más obreros. Es cierto que la preparación en los Seminarios e Institutos es buena, pero no es sustituto de la oración[6].
ü Lo dirigía el Espíritu Santo: No podemos dejar de ver la Obra del Espíritu Santo por todo el libro de los Hechos. Era quien motivaba y daba energía a los cristianos para que evangelizaran. Hoy, antes de salir a evangelizar nos reunimos para examinar si conviene a la Iglesia hacer un esfuerzo de este tipo[7]. Usted verá que el Espíritu Santo era el Director de Evangelismo.
ü Era urgente: Cuando vemos los programas de las Iglesias nos encontramos por lo general como máxima prioridad la compra del lote o la construcción del edificio. ¿Mandó Jesús a construir edificios a sus discípulos? Es cierto, son importantes, pero ¿no lo son más las almas? Si el liderazgo no tiene como prioridad la evangelización, oremos para que Dios les abra los ojos del alma. En el siglo I, los cristianos iban a evangelizar, hoy invitamos a la gente para que vengan a ser evangelizados. Los conquistadores no invitan al pueblo que quieren conquistar a venir a su casa, ellos los invaden.
ü Estaba bien planificado: Jesús presenta un plan a seguir a los discípulos en Hechos 1.8. Ellos, al principio se quedaron “trabados” en Jerusalén, por lo que el Espíritu Santo permitió la primera persecución en Jerusalén. Si nos quedamos “trabados” en nuestra Jerusalén, no debemos extrañarnos que vengan los problemas.
ü Satanás lo va a resistir: El enemigo de Dios y de nuestras almas se molesta por nuestros esfuerzos por hacer la Voluntad de Dios y va a buscar estorbarnos[8]. Pero no se preocupe que el Señor nos está respaldando.
ü Se enfocaba a grupos e individuos: Algunos han llegado a pensar que hacer evangelismo es alquilar una plaza o un estadio y realizar una campaña, pero así como encontramos a Jesús predicando a multitudes, también lo vemos predicando a individuos. ¡Tanto le importa al rebaño como la oveja! Pedro predicó a multitudes, pero no dudó en ir a casa de Cornelio[9].
ü Era dinámico: Constantemente buscaban áreas donde les recibían. Cuando quisieron quedarse en un solo lugar, vino la persecución. Hay que estar buscando los frutos maduros para la cosecha[10].
ü Daba como resultado el inicio de Iglesias: Cuando en un lugar hay varios creyentes, ellos buscarán como reunirse. Es algo automático.
[1] Juan 4.
[2] Hechos 26.18.
[3] Hechos 1.8.
[4] Josué 24.15.
[5] Hechos 17.6.
[6] Lea Hechos 1.14; 13.3; 2 Tesalonicenses 3.1.
[7] Lea Hechos 1.8; 2; 3; 4.31; 5.52; 7.51; 9.17; 10; 11.12; 13.2; 16.6.
[8] Lea Hechos 4-7; 8; 11; 12.1-24; 13; 16.16-40; 19.23-41.
[9] Hechos 10.
[10] Lea Mateo 10.14; Lucas 4.43.
ü Estar seguro de ser salvo.
ü Ser lleno del Espíritu Santo.
ü Ser ferviente en la oración.
ü Que mi vida no contradiga lo que hablo.
ü Conocer por lo menos lo básico de la Palabra de Dios.
ü Tener amor por las almas, reconociendo que sin Cristo están perdidas.
I. Comunicando el Evangelio.
Se define “comunicación eficaz” al arte de poder transmitir un mensaje que llegue al receptor sin distorsiones. Como el mensaje del Evangelio es algo urgente y vital, es necesario que llegue sin distorsión y que pueda ser entendido y aceptado.
Para poder comunicar el mensaje del Evangelio hay que conocer seis principios:
A. Reconocer que hay Elementos Divinos y Humanos.
La comunicación del Evangelio no es igual a cualquier otro tipo de comunicación debido a que Dios está involucrado en ella. Evangelizar entonces va más allá de un simple conversar ya que los recursos espirituales entran en operación para convencer al escucha sobre su necesidad de perdón divino.
B. Está Destinada a Todos.
La evangelización debe ser dirigida no a una sola clase de personas, sino a todos. No importa si se es rico, pobre, joven o anciano. Así lo enseña la Biblia en Romanos 1.14: “Tengo que anunciar esta buena noticia a todo el mundo, no importa que sepan mucho o no sepan nada, ni que sean humildes o importantes”. Pablo entendía que el trabajo evangelizador no era simplemente algo que debía hacer por gusto, sino que como cristiano era su obligación compartir la salvación con todos. No hay nadie tan rico que pueda comprar su salvación, ni hay nadie tan pobre que no pueda alcanzarla. No hay nadie tan bueno que no necesite ser salvo, ni hay nadie tan malo que le sea imposible serlo.
C. La Salvación es Personal.
Al entender este principio, no podemos sentirnos satisfechos con que en nuestra congregación hay 2000 miembros, porque afuera hay millones de personas que están perdidas. Quizá los medios de comunicación como la radio y la televisión opaquen nuestra meta ya que puede ser que estemos pensando que al utilizarlos para evangelizar ya cumplimos la misión, pero aunque estos y otros medios son excelentes herramientas de evangelismo, no son sustitutos del Evangelismo Personal.
Los apóstoles nos dieron el ejemplo en el Evangelismo Personal. Pablo tuvo la oportunidad de ministrar a multitudes, pero también ocupó su tiempo y esfuerzo en hacerlo personalmente. Es por ello que en sus cartas encontramos cantidad de saludos. Él sabía mantener un equilibrio entre ambas ministraciones.
Jesús mismo podía levantarse y predicar a multitudes que incluso llegaron a superar las 5000 personas, pero tomó el tiempo para hablarle a una mujer al lado de un pozo[1].
D. Comprender el Contexto Cultural.
Algunos dicen que el mundo se está haciendo cada vez más pequeño con la “globalización”, pero la verdad es que en un territorio tan pequeño como Costa Rica vemos que no es lo mismo la cultura del norte y la del sur del país. Así era en los tiempos bíblicos, en donde Pablo predicaba en un pequeño poblado como Listra y luego lo hacía en una gran ciudad como Atenas. Lo hacía en sitios en que los idiomas, la educación, su nacionalidad y valores eran en ocasiones totalmente opuestos. A pesar de ello, nunca varió el objetivo primordial del Evangelio, pero si aprendió a hacer ciertos ajustes en cuanto a cuestiones que no afectaban la salvación, como lo es con respecto a la comida. Los judíos, por ejemplo, creían que comer cerdo era pecado, pero entre los gentiles no había problema en ello, así que Pablo se ajustó.
En una ocasión, un traductor bíblico que trabajaba en llevar la Biblia a una tribus en las islas de la Polinesia, en donde no saben lo que es la nieve, se encontró con el pasaje de Isaías 1.18: “… ¿Son vuestros pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve!...” ¿Cómo podía explicar lo que era la nieve? Así que tuvo que usar su inventiva y tradujo el pasaje de la siguiente manera: “… ¿Son sus pecados rojos como la sangre? ¡Quedarán blancos como la pulpa de coco!” ¡Los que nos escuchen deben entender lo que decimos! Ajustémonos al idioma, vocabulario y manera de presentar el mensaje para que lo comprendan todos.
Recuerde que el Evangelio debe tener estas funciones:
1. Abrir los ojos al pecador: “…para que les abras los ojos”.
2. Que se cambien de la oscuridad a la luz: “…se conviertan de las tinieblas a la luz”.
3. Que dejen de estar en poder de Satanás y vayan a Dios: “…del poder de Satanás a Dios”.
4. Que reciban perdón de sus pecados: “…por la fe en mí (en Jesús), reciban el perdón de los pecados”.
5. Que reciban su herencia espiritual santificados por la fe: “…la herencia entre los santificados”[2].
No podemos olvidar que la cultura nos afecta en cinco áreas:
ü El idioma: Este va a afectar la forma en cómo nos expresamos y entendemos lo que se nos enseña. En forma curiosa puedo decir que el resto de los centroamericanos no logran comprender el humor costarricense y viceversa.
ü Las creencias: Estas afectan la manera de pensar en todos sus procesos. Por ejemplo, entre los cristianos guatemaltecos, salvadoreños, nicaragüenses y hondureños, es necesario poner a los niños recién nacidos una fajita o adorno rojo en su manita para que no se enfermen.
ü La conducta: Hay formas muy diferentes de comportarse entre cristianos de diferentes nacionalidades, aunque sean de la Iglesia de Cristo. Por ejemplo: Entre los latinoamericanos no es correcto que un cristiano fume, mientras que entre los anglos hay salas para fumadores en el edificio de la Iglesia.
ü Los valores: Es la importancia que se le da a las cosas. Por ejemplo: Para un cristiano anglo, es incorrecto mencionar a Dios en cosas sin importancia, mientras que los latinoamericanos constantemente lo mencionamos. O bien, en español se escribe las palabras “cristiano, iglesia” con minúscula, mientras que en inglés se hace con mayúscula (Christian, Church).
ü La Cosmovisión: La manera de entender el mundo.
E. Hay Que Ir Más Allá.
Las palabras son una de las armas más importantes que tiene el ser humano. Es una herramienta tan útil y al mismo tiempo tan peligrosa que así como puede motivar a toda una nación a entrar en el desarrollo, puede llevar al mundo a la destrucción. De hecho, Dios mismo usó la Palabra para que se hiciera Su Voluntad.
Pero si bien es cierto que las palabras pueden ser hermosas, no hay nada más hermoso que los hechos. La experiencia es mejor que la teoría. Dios espera que no solo digamos que vamos a evangelizar, sino que lo hagamos. Dios quiere que las personas, además de oír el Evangelio, lo practiquen. Francisco de Asís decía: “Id por todo el mundo a predicar el evangelio…si es necesario, hablen.”
F. Que Esté en Armonía.
Las palabras que salen de nuestra boca deben estar en armonía con lo que hacemos. Alguien dijo: “No escucho lo que dices porque el ruido que haces”. Por más palabras que digamos, si actuamos con hipocresía, estas no harán ningún efecto positivo. Si no vivimos lo que predicamos, estaremos en oposición a Dios.
II. ¿Qué y Cómo Vamos a Evangelizar?
Pablo dice a Timoteo en su segunda carta, capítulo 2, versículo 2: “Tú has oído lo que les he enseñado a muchas personas. Ahora quiero que enseñes eso mismo a cristianos en los que puedas confiar y que sean capaces de enseñar a otros”. Todo esto es una especie de cadena informativa y formativa: Timoteo escuchó las enseñanzas de Pablo, él debía enseñarlas a otros y estos a su vez a otros más. El plan de Dios para alcanzar al mundo es sencillo:
ü El centro del mensaje es Jesucristo mismo.
ü Los cristianos debemos llevar este mensaje.
ü El mundo debe escuchar el mensaje.
Sabemos que miles de personas nacen cada día, así como miles mueren sin Cristo. Son millones de personas que no han escuchado el mensaje del Evangelio. Dios nos lanza a los cristianos un desafío a alcanzar a esas almas sedientas. Pero ¿por dónde comenzamos?
A. La Multiplicación.
Este es un principio bíblico con el que Dios quiere que alcancemos al mundo entero. Es así como las células se regeneran en todos los organismos vivos. Esto quiere decir que cada célula tiene la habilidad de reproducirse. No es que una célula va a formar todo un cuerpo, sino que ella debe reproducirse siempre que le sea posible, pero si ella lo hace 20 veces en un minuto y esas 20 nuevas células hacen lo mismo, al cabo de una hora son millones de células, todas reproduciéndose.
¿No se ha puesto usted a pensar el por qué a la Iglesia se le llama el “Cuerpo de Cristo”? Si no lo había entendido así, piense lo que le ocurre a las células (los cristianos) que no se reproducen.
Ya vimos en la primera lección lo que ocurre cuando realizamos el proceso de reproducción.
1. ¿Cómo lo hizo la Iglesia del siglo I?
Observemos lo que hizo Andrés, que fue uno de los primeros discípulos del Señor:
ü Siguió a Jesús junto con Juan: Él creyó primero.
ü Buscó a su hermano Simón (Pedro) y le habló de Jesús: Evangelizó.
ü Llevó al muchacho con los cinco panes a Jesús: Trabajó en la Obra.
ü Pasó con Jesús durante Su ministerio: Se preparó.
ü El día de Pentecostés recibió el Espíritu Santo: Estaba lleno de Dios.
ü Según la tradición, Andrés murió en Acaya en una cruz en donde estuvo agonizando por tres días y en los que aprovechaba para evangelizar a todo el que se acercaba: Siguió trabajando hasta la muerte.
2. ¿Dónde debemos ir primero?
Encontramos en la Escritura varias prioridades siguiendo el modelo que diseñó el mismo Señor de ir a “Jerusalén… todo el territorio de Judea y de Samaria, y hasta en los lugares más lejanos del mundo”[3].
ü “Jerusalén”: Nuestro hogar, familia y amigos. La primera persona con la que compartió Andrés fue su hermano Pedro y con el resto de los pescadores que trabajaban. En verdad no hay que buscar mucho para encontrar personas con necesidades espirituales. La familia se convierte en todo un reto ya que ellos viven con nosotros y saben si de verdad hemos recibido un cambio en la vida. ¡Qué pronto podamos decir como Josué: “…mi familia y yo serviremos al Señor”![4]
ü “Judea”: Mis vecinos, las personas que viajan todos los días conmigo en el autobús, mis clientes, etc.
ü “Samaria”: La gente inconversa de mi comunidad, mi provincia, mi país. Los que están involucrados en religiones falsas, etc.
ü “Los lugares más lejanos del mundo”: Aquellos lugares en donde nunca ha llegado el mensaje del Evangelio. Al Señor le interesa cada persona en este mundo, no importa su nacionalidad. Según los especialistas, hay 19 mil grupos diferentes de pueblos en el mundo, de los que unos 17 mil no saben nada del Señor y de Su Iglesia. Unos tienen tan poca población como hasta 3 000 miembros, pero otros son de hasta 30 millones de personas. En África hay cerca de mil idiomas distintos.
Jesús enseñó que había que buscar a los perdidos. Si algunos rechazaban el Evangelio, había que seguir buscando a otros. Hay que ir a las grandes ciudades, en donde las personas han perdido su identidad porque se han confundido dentro de la masa y están muy ocupadas en sus trabajos y proyectos de superación personal.
3. ¿Qué vamos a buscar?
Puede ser que las diferencias culturales sean muy grandes entre un grupo de personas y otro. Pero hay algo que todos los seres humanos tenemos en común: Todos somos pecadores. Hay cuatro tipos de pecadores descritos en la Biblia:
ü El que razona: Este cree en Dios, es muy inteligente y al presentarle el Evangelio estará dispuesto a responder con algún problema intelectual. Es por esto que usted debe de estudiar mucho la Biblia. A este pecador usted lo encuentra descrito en Romanos 1.18-32.
ü El reformado: También cree en Dios y piensa que se salvará del juicio porque es una buena persona. Considera que la Iglesia está plagada de hipócritas. Busca la superación personal. Lo encontramos en Romanos 2.1-16.
ü El religioso: Es el que confía en que su denominación es la única y verdadera y fuera de ella no hay quien se salve. Conoce la letra con todo y puntos y comas, pero está lejos de la Voluntad de Dios. Los fariseos pueden ser incluidos en este grupo.
ü El separado: Son los que la misma sociedad pecadora rechaza porque son demasiado “malos” como para compartir con ellos. Estas personas viven muy preocupadas por ellas mismas y se olvidan de su vida espiritual. La mujer del pozo de Juan 4 es un buen ejemplo.
4. ¿Cómo vamos a alcanzarlos?
Para poder alcanzar nuestras metas debemos trazar un método, es decir, hay que organizarse para llegar al éxito. La Biblia nos da los métodos para alcanzar las almas perdidas. Vamos a trabajar de tal manera que las personas digan: “Esos que han revolucionado todo el mundo se han presentado también aquí”[5]. Este pequeño grupo de doce hombres revolucionaron no solo a una nación, sino a todo el mundo, por ello veamos sus métodos para hacer lo mismo:
ü Oración: Ya estudiamos cómo Jesús urgió a los discípulos a que oraran para que Dios enviara más obreros. Es cierto que la preparación en los Seminarios e Institutos es buena, pero no es sustituto de la oración[6].
ü Lo dirigía el Espíritu Santo: No podemos dejar de ver la Obra del Espíritu Santo por todo el libro de los Hechos. Era quien motivaba y daba energía a los cristianos para que evangelizaran. Hoy, antes de salir a evangelizar nos reunimos para examinar si conviene a la Iglesia hacer un esfuerzo de este tipo[7]. Usted verá que el Espíritu Santo era el Director de Evangelismo.
ü Era urgente: Cuando vemos los programas de las Iglesias nos encontramos por lo general como máxima prioridad la compra del lote o la construcción del edificio. ¿Mandó Jesús a construir edificios a sus discípulos? Es cierto, son importantes, pero ¿no lo son más las almas? Si el liderazgo no tiene como prioridad la evangelización, oremos para que Dios les abra los ojos del alma. En el siglo I, los cristianos iban a evangelizar, hoy invitamos a la gente para que vengan a ser evangelizados. Los conquistadores no invitan al pueblo que quieren conquistar a venir a su casa, ellos los invaden.
ü Estaba bien planificado: Jesús presenta un plan a seguir a los discípulos en Hechos 1.8. Ellos, al principio se quedaron “trabados” en Jerusalén, por lo que el Espíritu Santo permitió la primera persecución en Jerusalén. Si nos quedamos “trabados” en nuestra Jerusalén, no debemos extrañarnos que vengan los problemas.
ü Satanás lo va a resistir: El enemigo de Dios y de nuestras almas se molesta por nuestros esfuerzos por hacer la Voluntad de Dios y va a buscar estorbarnos[8]. Pero no se preocupe que el Señor nos está respaldando.
ü Se enfocaba a grupos e individuos: Algunos han llegado a pensar que hacer evangelismo es alquilar una plaza o un estadio y realizar una campaña, pero así como encontramos a Jesús predicando a multitudes, también lo vemos predicando a individuos. ¡Tanto le importa al rebaño como la oveja! Pedro predicó a multitudes, pero no dudó en ir a casa de Cornelio[9].
ü Era dinámico: Constantemente buscaban áreas donde les recibían. Cuando quisieron quedarse en un solo lugar, vino la persecución. Hay que estar buscando los frutos maduros para la cosecha[10].
ü Daba como resultado el inicio de Iglesias: Cuando en un lugar hay varios creyentes, ellos buscarán como reunirse. Es algo automático.
[1] Juan 4.
[2] Hechos 26.18.
[3] Hechos 1.8.
[4] Josué 24.15.
[5] Hechos 17.6.
[6] Lea Hechos 1.14; 13.3; 2 Tesalonicenses 3.1.
[7] Lea Hechos 1.8; 2; 3; 4.31; 5.52; 7.51; 9.17; 10; 11.12; 13.2; 16.6.
[8] Lea Hechos 4-7; 8; 11; 12.1-24; 13; 16.16-40; 19.23-41.
[9] Hechos 10.
[10] Lea Mateo 10.14; Lucas 4.43.