2 Crónicas
A. Salomón.
David fue célebre por ser el rey de Israel más importante, y su reinado fue la edad de oro de Israel. Crónicas recalca esto[1]. Así que ahora que desaparece el gran rey y su hijo Salomón lo sucede, lo que sigue es de interés especial para el pueblo de Dios que no ha tenido el privilegio de vivir bajo su gobierno.
Debemos prestar atención a dos cosas en particular en 2 Crónicas 1–9. Cuando los dos reinados se parecen el uno al otro, puede ser que veamos principios que David impuso y que Salomón, y todos los que cuidarán del pueblo de Dios, deben obedecer. Cuando difieren, esto no es la culpa de Salomón, sino que se debe a que los éxitos de David estaban incompletos. El hijo hace lo que el padre no hizo, y es la otra parte, por así decir, del rey ideal según Dios. La edad de oro comprende los dos reinados juntos. Sobre todo, esto significa la construcción del Templo, que se prohibió a David construirlo por ser hombre de guerra, pero ordenado a Salomón el hombre de paz.
1. Se establece a Salomón.
Dios obra por medio de Salomón como lo hizo por medio de David. Los dos reinos se combinan para formar un modelo de cómo Dios gobierna a su pueblo. Aunque a Salomón se le llama “hombre de reposo”, no quiere indicar que la fe de Salomón es pasiva, o sea, que asume que Dios hará todo; por lo contrario, estos primeros capítulos lo muestran muy activo en sus relaciones con Dios, con su pueblo y con las naciones vecinas, y sumamente en su entusiasmo por el proyecto del Templo.
a) Salomón busca a Adonay.
Desde el principio el cronista señala que a Salomón se le debe considerar un personaje modelo junto a David: Todo lo desagradable que ocurrió al establecerse Salomón[2] se omite. Todo Israel acudirá al lado del nuevo rey como lo hizo con el antiguo[3]. Junto al Salomón que ilustrará la soberanía de Dios sobre su pueblo está el Salomón que busca a Adonay, tal como lo haría cualquier creyente. Como en el caso de David, el arca que representa la gracia divina y el altar que representa la respuesta humana están en dos lugares distintos[4], y el cronista intencionalmente menciona solo los sacrificios del altar que Salomón ofreció. También nos recuerda que el Tabernáculo y el altar en cuestión eran los que Bezaleel había hecho en el tiempo de Moisés; Salomón los sustituirá a ambos.
b) Salomón pide una bendición.
En la visión de Salomón, el modelo gracia-fe está claro. Salomón responde idealmente en su oración a la oferta de Dios en la cual tiene en cuenta la naturaleza de Dios, la propia incapacidad de Salomón y la necesidad de su pueblo. La respuesta de Dios anticipa las palabras de Jesús en Mateo 6.33: que debemos buscar el reino de Dios y su justicia.
c) Salomón prospera en el mundo.
La noticia de las relaciones diplomáticas y comerciales de Salomón con otras naciones aparece cerca del fin de su reino en Reyes[5]; se ha puesto cerca del principio aquí como un elemento del establecimiento de su poderío, antes de que comenzara su obra principal, el Templo. También establece el carácter de su reino como uno de “descanso”, en el cual las hostilidades han sido sustituidas por comercio, y la guerra por la paz. Estos contrastes con el reinado de David ayudan a poner a Salomón junto a su padre formando las dos partes del rey ideal.
d) Salomón se prepara para edificar el Templo.
Se tiene en vista la edificación de un Templo y un palacio, pero al omitir los detalles del palacio[6] el cronista se fija en el Templo. Crónicas también omite 1 Reyes 5.3–5, dado que ya dio las razones por las que David no pudo edificar el Templo[7].
En medio de los dos anuncios sobre la mano de obra que Salomón utilizó se encuentran las dos cartas que se mandaron él e Hiram, rey de Tiro. La obra en la que se le pide a Hiram que ayude es algo nuevo, y en la escala más grande posible; pero para lo que será no es nada nuevo; a saber, la antigua religión de Israel. Las observancias antiguas están presentes, los mismos materiales que antes, y hasta una contraparte del supervisor original: el artesano Aholiab.
Es otra de las características del cronista el darnos las palabras de Hiram en los 2 Crónicas 2.11-12: tal como las de la reina de Saba en 2 Crónicas 9.8, muestran al mundo de afuera reconociendo que la presencia y la bendición de Dios descansan en Israel cuando el escogido rey de Dios gobierna.
e) La construcción del Templo.
Según Crónicas, es por la obra del Templo que la posteridad recordará a Salomón. Ya que todo lo que hizo se encuentra abreviado en Crónicas, la construcción del Templo está reducida comparada con la descripción más detallada en 1 Reyes 6–7, porque el cronista, como siempre, asume que sus lectores ya saben eso. La meta de todo este proyecto es preparar un lugar digno de Dios para que su pueblo conozca su gloria y presencia entre ellos. Pareciera como si toda esta sección se dirigiera a 2 Crónicas 5.13-14, y que esté diciendo: “Cuando Salomón había terminado de hacer esto y esto y esto otro, entonces apareció la gloria de Adonay.”
1) El edificio.
La ubicación está llena de simbolismo. Allí David había visto tanto la ira como la misericordia de Dios[8], como también Abraham mucho antes[9]. También allí, mucho después, Simeón tendría al bebé Jesús en sus brazos y diría “…mis ojos han visto Tu salvación”[10].
El breve relato de la construcción del edificio en donde Dios iba a mostrar su gloria comienza naturalmente con la entrada. Es posible que esta haya sido una torre, seis veces más alta que ancha, pero es más probable que las dos medidas eran solamente “20”. El pórtico lleva al lugar santo, la sala mayor, y de allí al Lugar Santísimo donde están los querubines. Se destaca la cantidad y la calidad del adorno; Parvaim es el nombre de un lugar ahora desconocido, pero su oro obviamente era muy bien cotizado, como el oro puro y el oro de buena calidad de 2 Crónicas 3.4-5; 600 talentos es una cantidad enorme; los 50 siclos de 2 Crónicas 3.9 se deben referir a la cantidad de hojas de oro necesarias para dorar las cabezas de los clavos ya que clavos hechos de oro no serían muy prácticos. También hubo un velo entre el lugar santo y el lugar santísimo en el Tabernáculo[11]; el edificio de Salomón claramente sigue los mismos principios que el de Moisés; sin embargo, los detalles son diferentes. Finalmente, afuera del edificio, se mencionan las columnas independientes Jaquín y Boaz.
2) El mobiliario.
Aquí también el énfasis se pone en los principios. Tanto Tabernáculo como Templo tienen un velo en el lugar santo; ambas también deben tener un altar. El antiguo era de 2,25 metros cuadrados y 1,35 metros de alto[12]; el nuevo es de 9 metros cuadrados y 4,5 metros de alto.
Al salir del edificio lo primero que le llamaría la atención a uno sería el altar. Después se fijaría en la fuente, que quedaba un poco al costado; luego las diez pilas; luego, cuando uno se daba vuelta para mirar hacia el lugar santo, notaría los diez candelabros y las diez mesas. El Tabernáculo solo tenía una de cada una de estas cosas y el cronista en otras partes se refiere a ellos de la misma manera[13]; de aquí la tradición judía de que el Templo contenía las diez nuevas y la original de cada una.
3) Resumen de la obra.
Este pasaje sigue a 1 Reyes 7.39–50 en detalle. Incluye elementos que no se habían mencionado anteriormente, indica la gran cantidad de bronce tanto como de oro que se utilizó, y llama la atención sobre la cooperación entre Salomón y Hiram. En un sentido los dos fueron los que hicieron todos estos utensilios, de la misma manera que Moisés y Bezaleel fueron igualmente responsables por la construcción del Tabernáculo[14].
4) Todos vienen al Templo.
El éxito del proyecto es el resultado de la obra de Salomón: Después que el Templo ha sido terminado entonces se mencionan las contribuciones de David. La iniciativa ha sido de Dios: La característica central de este lugar de adoración es que el Arca, ese símbolo de la gracia, presencia y pacto de Dios, estará allí. La fecha para la inauguración del Templo cae adecuadamente en el séptimo mes, o sea, la fiesta de los Tabernáculos, cuando todo ya ha sido cosechado y se alaba a Dios por lo que ha provisto. La antigua tienda ahora se sube literalmente al nuevo Templo, demostrando que ésta es la nueva personificación de los principios originales. Y allí han quedado hasta el día de hoy probablemente quiere decir “de allí en adelante”, de hecho el Arca había desaparecido antes de la época del cronista, pero apropiadamente describe estos principios espirituales. Hebreos 8–9 muestra la continua importancia en el Nuevo Testamento.
Casi toda esta sección proviene de 1 Reyes 8.1–11, aunque 2 Crónicas 5.11–13 han sido añadidos, conectando estas ceremonias con las de David cuando él trasladó el arca a Jerusalén en 1 Crónicas 15–16. La palabra todo ocurre repetidamente: En el Israel ideal, todos serán unidos alrededor de estos principios, y entre ellos se verá la gloria de Dios, como cuando ambos, el Templo y el Tabernáculo[15] fueron completados.
5) La ceremonia de dedicación.
En 2 Crónicas 6.1-7.22, igual que el capítulo 5, se sigue a 1 Reyes 8–9. Los acontecimientos que describen le interesan al cronista aun más que el Templo como edificio. Dos terceras partes del relato de estos acontecimientos tienen que ver con la oración y la respuesta a la oración. Desde un punto de vista Salomón sigue los principios establecidos por David. El pueblo de Dios recibe bendiciones cuando se une al soberano leal escogido por Dios. Pero también hace lo que David no pudo hacer, porque mientras que David tuvo que batallar para establecer el reino, capturar Jerusalén y trasladar el Arca allí, la regla de Salomón se centra en la presencia continua del Arca es su hogar permanente.
a) La dedicación comienza.
La obra de Salomón ha sido aprobada por Dios evidentemente ya que la gloria divina ha llenado el Templo; la noticia de esto lleva a la declaración preliminar de Salomón, que sucesivamente lleva a su larga oración. La oscuridad del Lugar Santísimo, sin ventanas, representa el hecho de que a Dios no se le puede ver. De la misma manera, el Arca, el símbolo de su presencia en el Templo, muestra que aunque vive en los cielos Dios está siempre disponible en la tierra para los que oran.
Salomón no tiene otra bendición que dar a su pueblo sino la proclamación de la grandeza del Dios de Israel. Este es un Dios que cumple lo que promete, en particular lo que prometió a David. Al elegir esta ciudad y a este rey, ha hecho un pacto igual que el que hizo con Moisés en el período del éxodo Dios planeó y cumplió la sucesión de David por Salomón. Y no es sorprendente que el Arca esté en el centro de esta nueva edad, como estuvo en el tiempo de Moisés.
b) La oración de acceso.
El comienzo de la oración de Salomón está lleno del Dios incomparable. Aquí le repite a Dios muchas de las cosas que la sección anterior dijo acerca de Dios, añade que Dios demanda obediencia, y deja bien claro lo que Salomón entiende de cómo Dios habita con los hombres sobre la tierra: A la figura de las manos y boca de Dios, ahora añade los ojos y los oídos que están siempre abiertos a las oraciones de su pueblo. Esto explica por qué el propósito principal del Templo es tanto el alojamiento del Arca, como el quemar incienso.
c) La oración de intercesión.
Esta oración trascendental la ofrece Salomón con la sabiduría que Dios le otorgó, en nombre de todo el pueblo de Dios y cubre una gama de situaciones muy amplias, reales y posibles. Como casi todo lo que se encuentra en los capítulos 6–7 ha sido tomado de 1 Reyes, pero es especialmente adecuado para las generaciones posteriores como la del cronista cuando las situaciones imaginarias se han vuelto realidad. Es una oración acerca de la oración. Salomón ora para que Israel sea un pueblo que no solo reciba bendiciones en forma pasiva, sino que ruegue activamente por ellas. El Templo y el Arca recordarán a cada generación de la necesidad de tener una experiencia personal de la presencia de Dios. Cada uno debe aprender a orar hacia este lugar, no necesariamente en forma física, pero sí siempre con el corazón y la mente enfocados en el significado de él.
Las siete situaciones detalladas se pueden definir de esta manera:
i. La administración de justicia,
ii. Derrota en la guerra,
iii. Sequía,
iv. Escasez por diferentes causas,
v. El extranjero que busca a Dios,
vi. La “cruzada” justa, y
vii. El pecado que lleva al exilio.
Varias por supuesto son características de la geografía e historia de Israel, pero todas tienen equivalentes para el pueblo de Dios en cualquier cultura, clima o edad.
d) La respuesta de fuego.
Aunque la aparición de la gloria de Dios se menciona a cada extremo de la oración de Salomón, no quiere decir que apareció dos veces, pero 2 Crónicas 7.3 sí indica que ahora estaba sobre el Templo y dentro del Templo, de modo que todos lo podían ver. Confirmó que los planes y diseños de Salomón habían sido hechos como Dios lo había querido. Pero el fuego simbolizaba más que eso. Lo que Dios aprobaba ahora era el uso del Templo por primera vez para lo que lo había ordenado, o sea, para el encuentro entre Dios mismo y su pueblo por medio de la oración de Salomón. Por lo tanto, ésta es una señal pública para que Israel la experimente y la recuerde, distinta a la respuesta personal que Dios está por dar a Salomón. En otros encuentros cruciales entre Dios e Israel, el fuego también descendió: En el tiempo de Moisés[16], de David[17] y de Elías[18]. Nuevamente David y su hijo están agrupados como colegas iguales en el plan de Dios.
La “fiesta del mes sétimo”[19], que era la de los Tabernáculos, aparentemente caía después de esta semana adicional de celebración por la dedicación del Templo.
e) La respuesta de revelación.
A diferencia del fuego de Dios que apareció en público y fue pasajero, la visión, o mejor dicho, la entrevista, que Dios le dio a Salomón fue en privado pero muchos se han apropiado de ella. Es una respuesta concisa y llena de significado a todo lo del capítulo 6. 2 Crónicas 7.12 confirma lo que Salomón dijo acerca del Templo en 2 Crónicas 6.1–11. 2 Crónicas 7.13-14 acepta la oración de 2 Crónicas 6.22–42 con sus siete partes, y dan por concedido que existe un pueblo al que se le llama con el nombre de Dios y el que posee una tierra; lo cual lo convierte en un pasaje del Nuevo Testamento que no se debe aplicar desconsideradamente en nuestros días. 2 Crónicas 7.15-16 confirman que los ojos, los oídos y el nombre de Dios están ciertamente en el Templo. 2 Crónicas 7.17-18 confirman 2 Crónicas 6.14–17; está todo en singular y se refiere a Salomón, y aunque en Reyes él pecó y su trono quedó desocupado, en el sentido de Crónicas, él cumplió la voluntad de Dios, y a Israel nunca le ha faltado un soberano. Pero 2 Crónicas 7.19–22, que prosiguen después del sétimo pedido de Salomón, están en plural y se refieren a Israel, y aunque se pueda discutir si Salomón desobedeció a Dios o no, ciertamente Israel sí lo hizo. Lo que es más, el cronista y sus lectores han visto en la actualidad la amenaza de perder la tierra y el Templo tanto como la restauración por la que se había rogado a Dios. Estos últimos versículos también son el resumen de la regla fundamental de causa y efecto que desempeña un papel tan importante en las enseñanzas del cronista: Si obedecen, prosperarán; si desobedecen, sufrirán; si se arrepienten, se les perdonará.
6) El esplendor de Salomón.
En la mayor parte esta sección se parece mucho a 1 Reyes 9.10–10.29. Pero el cronista ignora 1 Reyes 11 porque las necedades y las hostilidades hacia el final de la época de Salomón aminorarían la imagen del reino ideal. Hizo lo mismo con David; de nuevo, padre e hijo son dos lados de la misma moneda. Se debe notar que ninguno de ellos se representa a sí mismo como personas individuales sino que ambos se ven en solidaridad con el pueblo de Israel el cual recibe la bendición divina por medio de ellos.
a) El poderío de Salomón.
Si se da por sentado que 1 Reyes 9.10–14 era conocido, y que el cronista no se proponía arreglar y entender una versión dañada de Reyes, la explicación más sencilla de 2 Crónicas 8.1-2 es que describen a Hiram devolviendo las ciudades. Estaba claro en aquel pasaje que no le gustaron, y en este que necesitaban ser renovadas.
Los versículos introducen una sección que va a mostrar el poderío de Salomón para el beneficio de la nación. 2 Crónicas 8.3-4 incluyen la única campaña militar registrada en nombre del “hombre de paz”, y muestran cómo se establecieron las fronteras en el norte lejano. Los lugares mencionados en 2 Crónicas 8.4–6 dan evidencia de un país bien armado y defendido y bien provisto. El uso de los cananeos que sobrevivieron como mano de obra revela en su contraste la libertad y la independencia del israelita nato.
b) La adoración de Salomón.
Esta sección describe en más detalle que 1 Reyes 9.25 toda la obra de Salomón para la casa de Adonay. Puede ser que ese versículo responda a 2 Crónicas 2.1, y de esa manera concluye la parte principal de la historia de Salomón, el que edifica el Templo. Se menciona a su reina egipcia aquí por causa del peligro que correría al acercarse demasiado a la “santidad” del Templo, porque todo lo conectado con el Arca es santo; los riesgos de las cosas sagradas fueron ilustrados en el tiempo de David por la historia de Uza[20]. Crónicas no especifica si la razón por la que estaba en peligro era porque era gentil, mujer o sencillamente, como Uza, alguien no autorizado; lo que se destaca no tiene que ver con ella sino con el Templo. Aunque Salomón no era sacerdote, sin embargo, se le permite hacer mucho con respecto al Templo. Se remite al mandamiento de Moisés y a lo establecido por David, pero lo que hace la mención de esos nombres augustos es que sus propios mandamientos sean considerados de la misma importancia. Todo lo que establece es con la intención de ser un marco para la manera del pueblo de adorar a su Dios.
c) La fama de Salomón.
Ezión-geber en verdad indica el alcance del poderío de Salomón, pero es también uno de los puntos de entrada para su gran tesoro[21], y 2 Crónicas 8.17-18 también nos recuerda de la importancia de Salomón en los países de alrededor como Edom y Tiro. La visita de la reina de Saba también pudo haber tenido motivos comerciales ya que la autoridad de Salomón cruzaba las rutas de comercio de muchas de estas naciones. Pero la razón indicada es su fama, particularmente la fama de sus cosas y su sabiduría. Lo que se cuenta acerca de su visita es el discurso espléndido que dio en alabanza a Salomón; no por su propio bien, sino para la gloria de Adonay quien lo ha hecho quien es, y para felicitar al pueblo para beneficio del cual se le ha engrandecido. Nuevamente se menciona a Hiram porque sus siervos están involucrados en la importación de cosas de valor a Israel[22], pero otra razón es, sin lugar a duda, recordarnos que él había dicho algo similar a lo que dijo la reina al principio de esta larga sección.
d) Las riquezas de Salomón.
El oro representaba la riqueza del reino de Salomón. Una vez que se completó el Templo, y que el palacio y la residencia real estuvieron suficientemente recubiertos de oro, el resto se utilizó en una exposición de escudos ornamentales para la Casa del Bosque del Líbano. El cronista no dice todavía que todo este esplendor va a durar no más que una generación, y tampoco dice qué clase de edificio era éste; solo le preocupa mencionar que el valor de la exposición era colosal. La gama de cosas exóticas importadas que traía la flota mercantil israelita-tira pone los toques finales a este relato de la riqueza, sabiduría y poderío del gran rey. No sabemos si el quinto artículo es pavos reales[23], o si los barcos de Tarsis[24] realmente iban a Tarsis o sencillamente eran comerciantes de largas distancias. Crónicas nos recuerda nuevamente, reanudando 2 Crónicas 1.15, que la riqueza de Salomón enriquece también a su pueblo.
7) La muerte de Salomón.
Los últimos versículos de la historia de Salomón provienen de 1 Reyes 11.41–43, y hacen tres cosas. Van directamente al final de ese capítulo, omitiendo la mayor parte de él[25], de manera que termina su reinado en una nota alta. Se refieren a otros relatos, no solo para verificar la exactitud sino para dar la autoridad adicional que merecen los escritos de los profetas. Y también unen a Salomón una vez más con su padre, porque también se le concedió a David esta clase de epitafio[26].
[1] 1 Crónicas 10-29.
[2] 1 Reyes 2.
[3] 1 Crónicas 11-12.
[4] 1 Crónicas 15.1-3; 16.37-40.
[5] 1 Reyes 10.26-29.
[6] 1 Reyes 7.1-12.
[7] 1 Crónicas 17; 22.7-10; 28.2-3.
[8] 1 Crónicas 21.16.
[9] Génesis 22.14
[10] Lucas 2.30. NBLH
[11] Éxodo 26.31-33.
[12] Éxodo 38.1-2.
[13] 2 Crónicas 13.11.
[14] Éxodo 33.22-23.
[15] Éxodo 40.34-35.
[16] Levítico 9.24.
[17] 1 Crónicas 21.26.
[18] 1 Reyes 18.38.
[19] 2 Crónicas 5.3. NBLH
[20] 1 Crónicas 13.
[21] Ofir, como Parvaim en 2 Crónicas 3.6, es desconocido, pero su oro era muy famoso.
[22] Sándalo es una variedad desconocida de madera, pero obviamente era de mucho valor.
[23] La BAD dice “monos y mandriles”; la Septuaginta dice “marfil y monos”; las demás versiones: BL95, CAB, DHH, JER, KJV, NC, NBLH, NM, RVA, RV1865, RV60, RV95, RV2000 y SSE, dicen “monos y pavos reales”.
[24] España.
[25] La historia del declive moral de Salomón.
[26] 1 Crónicas 29.29.
David fue célebre por ser el rey de Israel más importante, y su reinado fue la edad de oro de Israel. Crónicas recalca esto[1]. Así que ahora que desaparece el gran rey y su hijo Salomón lo sucede, lo que sigue es de interés especial para el pueblo de Dios que no ha tenido el privilegio de vivir bajo su gobierno.
Debemos prestar atención a dos cosas en particular en 2 Crónicas 1–9. Cuando los dos reinados se parecen el uno al otro, puede ser que veamos principios que David impuso y que Salomón, y todos los que cuidarán del pueblo de Dios, deben obedecer. Cuando difieren, esto no es la culpa de Salomón, sino que se debe a que los éxitos de David estaban incompletos. El hijo hace lo que el padre no hizo, y es la otra parte, por así decir, del rey ideal según Dios. La edad de oro comprende los dos reinados juntos. Sobre todo, esto significa la construcción del Templo, que se prohibió a David construirlo por ser hombre de guerra, pero ordenado a Salomón el hombre de paz.
1. Se establece a Salomón.
Dios obra por medio de Salomón como lo hizo por medio de David. Los dos reinos se combinan para formar un modelo de cómo Dios gobierna a su pueblo. Aunque a Salomón se le llama “hombre de reposo”, no quiere indicar que la fe de Salomón es pasiva, o sea, que asume que Dios hará todo; por lo contrario, estos primeros capítulos lo muestran muy activo en sus relaciones con Dios, con su pueblo y con las naciones vecinas, y sumamente en su entusiasmo por el proyecto del Templo.
a) Salomón busca a Adonay.
Desde el principio el cronista señala que a Salomón se le debe considerar un personaje modelo junto a David: Todo lo desagradable que ocurrió al establecerse Salomón[2] se omite. Todo Israel acudirá al lado del nuevo rey como lo hizo con el antiguo[3]. Junto al Salomón que ilustrará la soberanía de Dios sobre su pueblo está el Salomón que busca a Adonay, tal como lo haría cualquier creyente. Como en el caso de David, el arca que representa la gracia divina y el altar que representa la respuesta humana están en dos lugares distintos[4], y el cronista intencionalmente menciona solo los sacrificios del altar que Salomón ofreció. También nos recuerda que el Tabernáculo y el altar en cuestión eran los que Bezaleel había hecho en el tiempo de Moisés; Salomón los sustituirá a ambos.
b) Salomón pide una bendición.
En la visión de Salomón, el modelo gracia-fe está claro. Salomón responde idealmente en su oración a la oferta de Dios en la cual tiene en cuenta la naturaleza de Dios, la propia incapacidad de Salomón y la necesidad de su pueblo. La respuesta de Dios anticipa las palabras de Jesús en Mateo 6.33: que debemos buscar el reino de Dios y su justicia.
c) Salomón prospera en el mundo.
La noticia de las relaciones diplomáticas y comerciales de Salomón con otras naciones aparece cerca del fin de su reino en Reyes[5]; se ha puesto cerca del principio aquí como un elemento del establecimiento de su poderío, antes de que comenzara su obra principal, el Templo. También establece el carácter de su reino como uno de “descanso”, en el cual las hostilidades han sido sustituidas por comercio, y la guerra por la paz. Estos contrastes con el reinado de David ayudan a poner a Salomón junto a su padre formando las dos partes del rey ideal.
d) Salomón se prepara para edificar el Templo.
Se tiene en vista la edificación de un Templo y un palacio, pero al omitir los detalles del palacio[6] el cronista se fija en el Templo. Crónicas también omite 1 Reyes 5.3–5, dado que ya dio las razones por las que David no pudo edificar el Templo[7].
En medio de los dos anuncios sobre la mano de obra que Salomón utilizó se encuentran las dos cartas que se mandaron él e Hiram, rey de Tiro. La obra en la que se le pide a Hiram que ayude es algo nuevo, y en la escala más grande posible; pero para lo que será no es nada nuevo; a saber, la antigua religión de Israel. Las observancias antiguas están presentes, los mismos materiales que antes, y hasta una contraparte del supervisor original: el artesano Aholiab.
Es otra de las características del cronista el darnos las palabras de Hiram en los 2 Crónicas 2.11-12: tal como las de la reina de Saba en 2 Crónicas 9.8, muestran al mundo de afuera reconociendo que la presencia y la bendición de Dios descansan en Israel cuando el escogido rey de Dios gobierna.
e) La construcción del Templo.
Según Crónicas, es por la obra del Templo que la posteridad recordará a Salomón. Ya que todo lo que hizo se encuentra abreviado en Crónicas, la construcción del Templo está reducida comparada con la descripción más detallada en 1 Reyes 6–7, porque el cronista, como siempre, asume que sus lectores ya saben eso. La meta de todo este proyecto es preparar un lugar digno de Dios para que su pueblo conozca su gloria y presencia entre ellos. Pareciera como si toda esta sección se dirigiera a 2 Crónicas 5.13-14, y que esté diciendo: “Cuando Salomón había terminado de hacer esto y esto y esto otro, entonces apareció la gloria de Adonay.”
1) El edificio.
La ubicación está llena de simbolismo. Allí David había visto tanto la ira como la misericordia de Dios[8], como también Abraham mucho antes[9]. También allí, mucho después, Simeón tendría al bebé Jesús en sus brazos y diría “…mis ojos han visto Tu salvación”[10].
El breve relato de la construcción del edificio en donde Dios iba a mostrar su gloria comienza naturalmente con la entrada. Es posible que esta haya sido una torre, seis veces más alta que ancha, pero es más probable que las dos medidas eran solamente “20”. El pórtico lleva al lugar santo, la sala mayor, y de allí al Lugar Santísimo donde están los querubines. Se destaca la cantidad y la calidad del adorno; Parvaim es el nombre de un lugar ahora desconocido, pero su oro obviamente era muy bien cotizado, como el oro puro y el oro de buena calidad de 2 Crónicas 3.4-5; 600 talentos es una cantidad enorme; los 50 siclos de 2 Crónicas 3.9 se deben referir a la cantidad de hojas de oro necesarias para dorar las cabezas de los clavos ya que clavos hechos de oro no serían muy prácticos. También hubo un velo entre el lugar santo y el lugar santísimo en el Tabernáculo[11]; el edificio de Salomón claramente sigue los mismos principios que el de Moisés; sin embargo, los detalles son diferentes. Finalmente, afuera del edificio, se mencionan las columnas independientes Jaquín y Boaz.
2) El mobiliario.
Aquí también el énfasis se pone en los principios. Tanto Tabernáculo como Templo tienen un velo en el lugar santo; ambas también deben tener un altar. El antiguo era de 2,25 metros cuadrados y 1,35 metros de alto[12]; el nuevo es de 9 metros cuadrados y 4,5 metros de alto.
Al salir del edificio lo primero que le llamaría la atención a uno sería el altar. Después se fijaría en la fuente, que quedaba un poco al costado; luego las diez pilas; luego, cuando uno se daba vuelta para mirar hacia el lugar santo, notaría los diez candelabros y las diez mesas. El Tabernáculo solo tenía una de cada una de estas cosas y el cronista en otras partes se refiere a ellos de la misma manera[13]; de aquí la tradición judía de que el Templo contenía las diez nuevas y la original de cada una.
3) Resumen de la obra.
Este pasaje sigue a 1 Reyes 7.39–50 en detalle. Incluye elementos que no se habían mencionado anteriormente, indica la gran cantidad de bronce tanto como de oro que se utilizó, y llama la atención sobre la cooperación entre Salomón y Hiram. En un sentido los dos fueron los que hicieron todos estos utensilios, de la misma manera que Moisés y Bezaleel fueron igualmente responsables por la construcción del Tabernáculo[14].
4) Todos vienen al Templo.
El éxito del proyecto es el resultado de la obra de Salomón: Después que el Templo ha sido terminado entonces se mencionan las contribuciones de David. La iniciativa ha sido de Dios: La característica central de este lugar de adoración es que el Arca, ese símbolo de la gracia, presencia y pacto de Dios, estará allí. La fecha para la inauguración del Templo cae adecuadamente en el séptimo mes, o sea, la fiesta de los Tabernáculos, cuando todo ya ha sido cosechado y se alaba a Dios por lo que ha provisto. La antigua tienda ahora se sube literalmente al nuevo Templo, demostrando que ésta es la nueva personificación de los principios originales. Y allí han quedado hasta el día de hoy probablemente quiere decir “de allí en adelante”, de hecho el Arca había desaparecido antes de la época del cronista, pero apropiadamente describe estos principios espirituales. Hebreos 8–9 muestra la continua importancia en el Nuevo Testamento.
Casi toda esta sección proviene de 1 Reyes 8.1–11, aunque 2 Crónicas 5.11–13 han sido añadidos, conectando estas ceremonias con las de David cuando él trasladó el arca a Jerusalén en 1 Crónicas 15–16. La palabra todo ocurre repetidamente: En el Israel ideal, todos serán unidos alrededor de estos principios, y entre ellos se verá la gloria de Dios, como cuando ambos, el Templo y el Tabernáculo[15] fueron completados.
5) La ceremonia de dedicación.
En 2 Crónicas 6.1-7.22, igual que el capítulo 5, se sigue a 1 Reyes 8–9. Los acontecimientos que describen le interesan al cronista aun más que el Templo como edificio. Dos terceras partes del relato de estos acontecimientos tienen que ver con la oración y la respuesta a la oración. Desde un punto de vista Salomón sigue los principios establecidos por David. El pueblo de Dios recibe bendiciones cuando se une al soberano leal escogido por Dios. Pero también hace lo que David no pudo hacer, porque mientras que David tuvo que batallar para establecer el reino, capturar Jerusalén y trasladar el Arca allí, la regla de Salomón se centra en la presencia continua del Arca es su hogar permanente.
a) La dedicación comienza.
La obra de Salomón ha sido aprobada por Dios evidentemente ya que la gloria divina ha llenado el Templo; la noticia de esto lleva a la declaración preliminar de Salomón, que sucesivamente lleva a su larga oración. La oscuridad del Lugar Santísimo, sin ventanas, representa el hecho de que a Dios no se le puede ver. De la misma manera, el Arca, el símbolo de su presencia en el Templo, muestra que aunque vive en los cielos Dios está siempre disponible en la tierra para los que oran.
Salomón no tiene otra bendición que dar a su pueblo sino la proclamación de la grandeza del Dios de Israel. Este es un Dios que cumple lo que promete, en particular lo que prometió a David. Al elegir esta ciudad y a este rey, ha hecho un pacto igual que el que hizo con Moisés en el período del éxodo Dios planeó y cumplió la sucesión de David por Salomón. Y no es sorprendente que el Arca esté en el centro de esta nueva edad, como estuvo en el tiempo de Moisés.
b) La oración de acceso.
El comienzo de la oración de Salomón está lleno del Dios incomparable. Aquí le repite a Dios muchas de las cosas que la sección anterior dijo acerca de Dios, añade que Dios demanda obediencia, y deja bien claro lo que Salomón entiende de cómo Dios habita con los hombres sobre la tierra: A la figura de las manos y boca de Dios, ahora añade los ojos y los oídos que están siempre abiertos a las oraciones de su pueblo. Esto explica por qué el propósito principal del Templo es tanto el alojamiento del Arca, como el quemar incienso.
c) La oración de intercesión.
Esta oración trascendental la ofrece Salomón con la sabiduría que Dios le otorgó, en nombre de todo el pueblo de Dios y cubre una gama de situaciones muy amplias, reales y posibles. Como casi todo lo que se encuentra en los capítulos 6–7 ha sido tomado de 1 Reyes, pero es especialmente adecuado para las generaciones posteriores como la del cronista cuando las situaciones imaginarias se han vuelto realidad. Es una oración acerca de la oración. Salomón ora para que Israel sea un pueblo que no solo reciba bendiciones en forma pasiva, sino que ruegue activamente por ellas. El Templo y el Arca recordarán a cada generación de la necesidad de tener una experiencia personal de la presencia de Dios. Cada uno debe aprender a orar hacia este lugar, no necesariamente en forma física, pero sí siempre con el corazón y la mente enfocados en el significado de él.
Las siete situaciones detalladas se pueden definir de esta manera:
i. La administración de justicia,
ii. Derrota en la guerra,
iii. Sequía,
iv. Escasez por diferentes causas,
v. El extranjero que busca a Dios,
vi. La “cruzada” justa, y
vii. El pecado que lleva al exilio.
Varias por supuesto son características de la geografía e historia de Israel, pero todas tienen equivalentes para el pueblo de Dios en cualquier cultura, clima o edad.
d) La respuesta de fuego.
Aunque la aparición de la gloria de Dios se menciona a cada extremo de la oración de Salomón, no quiere decir que apareció dos veces, pero 2 Crónicas 7.3 sí indica que ahora estaba sobre el Templo y dentro del Templo, de modo que todos lo podían ver. Confirmó que los planes y diseños de Salomón habían sido hechos como Dios lo había querido. Pero el fuego simbolizaba más que eso. Lo que Dios aprobaba ahora era el uso del Templo por primera vez para lo que lo había ordenado, o sea, para el encuentro entre Dios mismo y su pueblo por medio de la oración de Salomón. Por lo tanto, ésta es una señal pública para que Israel la experimente y la recuerde, distinta a la respuesta personal que Dios está por dar a Salomón. En otros encuentros cruciales entre Dios e Israel, el fuego también descendió: En el tiempo de Moisés[16], de David[17] y de Elías[18]. Nuevamente David y su hijo están agrupados como colegas iguales en el plan de Dios.
La “fiesta del mes sétimo”[19], que era la de los Tabernáculos, aparentemente caía después de esta semana adicional de celebración por la dedicación del Templo.
e) La respuesta de revelación.
A diferencia del fuego de Dios que apareció en público y fue pasajero, la visión, o mejor dicho, la entrevista, que Dios le dio a Salomón fue en privado pero muchos se han apropiado de ella. Es una respuesta concisa y llena de significado a todo lo del capítulo 6. 2 Crónicas 7.12 confirma lo que Salomón dijo acerca del Templo en 2 Crónicas 6.1–11. 2 Crónicas 7.13-14 acepta la oración de 2 Crónicas 6.22–42 con sus siete partes, y dan por concedido que existe un pueblo al que se le llama con el nombre de Dios y el que posee una tierra; lo cual lo convierte en un pasaje del Nuevo Testamento que no se debe aplicar desconsideradamente en nuestros días. 2 Crónicas 7.15-16 confirman que los ojos, los oídos y el nombre de Dios están ciertamente en el Templo. 2 Crónicas 7.17-18 confirman 2 Crónicas 6.14–17; está todo en singular y se refiere a Salomón, y aunque en Reyes él pecó y su trono quedó desocupado, en el sentido de Crónicas, él cumplió la voluntad de Dios, y a Israel nunca le ha faltado un soberano. Pero 2 Crónicas 7.19–22, que prosiguen después del sétimo pedido de Salomón, están en plural y se refieren a Israel, y aunque se pueda discutir si Salomón desobedeció a Dios o no, ciertamente Israel sí lo hizo. Lo que es más, el cronista y sus lectores han visto en la actualidad la amenaza de perder la tierra y el Templo tanto como la restauración por la que se había rogado a Dios. Estos últimos versículos también son el resumen de la regla fundamental de causa y efecto que desempeña un papel tan importante en las enseñanzas del cronista: Si obedecen, prosperarán; si desobedecen, sufrirán; si se arrepienten, se les perdonará.
6) El esplendor de Salomón.
En la mayor parte esta sección se parece mucho a 1 Reyes 9.10–10.29. Pero el cronista ignora 1 Reyes 11 porque las necedades y las hostilidades hacia el final de la época de Salomón aminorarían la imagen del reino ideal. Hizo lo mismo con David; de nuevo, padre e hijo son dos lados de la misma moneda. Se debe notar que ninguno de ellos se representa a sí mismo como personas individuales sino que ambos se ven en solidaridad con el pueblo de Israel el cual recibe la bendición divina por medio de ellos.
a) El poderío de Salomón.
Si se da por sentado que 1 Reyes 9.10–14 era conocido, y que el cronista no se proponía arreglar y entender una versión dañada de Reyes, la explicación más sencilla de 2 Crónicas 8.1-2 es que describen a Hiram devolviendo las ciudades. Estaba claro en aquel pasaje que no le gustaron, y en este que necesitaban ser renovadas.
Los versículos introducen una sección que va a mostrar el poderío de Salomón para el beneficio de la nación. 2 Crónicas 8.3-4 incluyen la única campaña militar registrada en nombre del “hombre de paz”, y muestran cómo se establecieron las fronteras en el norte lejano. Los lugares mencionados en 2 Crónicas 8.4–6 dan evidencia de un país bien armado y defendido y bien provisto. El uso de los cananeos que sobrevivieron como mano de obra revela en su contraste la libertad y la independencia del israelita nato.
b) La adoración de Salomón.
Esta sección describe en más detalle que 1 Reyes 9.25 toda la obra de Salomón para la casa de Adonay. Puede ser que ese versículo responda a 2 Crónicas 2.1, y de esa manera concluye la parte principal de la historia de Salomón, el que edifica el Templo. Se menciona a su reina egipcia aquí por causa del peligro que correría al acercarse demasiado a la “santidad” del Templo, porque todo lo conectado con el Arca es santo; los riesgos de las cosas sagradas fueron ilustrados en el tiempo de David por la historia de Uza[20]. Crónicas no especifica si la razón por la que estaba en peligro era porque era gentil, mujer o sencillamente, como Uza, alguien no autorizado; lo que se destaca no tiene que ver con ella sino con el Templo. Aunque Salomón no era sacerdote, sin embargo, se le permite hacer mucho con respecto al Templo. Se remite al mandamiento de Moisés y a lo establecido por David, pero lo que hace la mención de esos nombres augustos es que sus propios mandamientos sean considerados de la misma importancia. Todo lo que establece es con la intención de ser un marco para la manera del pueblo de adorar a su Dios.
c) La fama de Salomón.
Ezión-geber en verdad indica el alcance del poderío de Salomón, pero es también uno de los puntos de entrada para su gran tesoro[21], y 2 Crónicas 8.17-18 también nos recuerda de la importancia de Salomón en los países de alrededor como Edom y Tiro. La visita de la reina de Saba también pudo haber tenido motivos comerciales ya que la autoridad de Salomón cruzaba las rutas de comercio de muchas de estas naciones. Pero la razón indicada es su fama, particularmente la fama de sus cosas y su sabiduría. Lo que se cuenta acerca de su visita es el discurso espléndido que dio en alabanza a Salomón; no por su propio bien, sino para la gloria de Adonay quien lo ha hecho quien es, y para felicitar al pueblo para beneficio del cual se le ha engrandecido. Nuevamente se menciona a Hiram porque sus siervos están involucrados en la importación de cosas de valor a Israel[22], pero otra razón es, sin lugar a duda, recordarnos que él había dicho algo similar a lo que dijo la reina al principio de esta larga sección.
d) Las riquezas de Salomón.
El oro representaba la riqueza del reino de Salomón. Una vez que se completó el Templo, y que el palacio y la residencia real estuvieron suficientemente recubiertos de oro, el resto se utilizó en una exposición de escudos ornamentales para la Casa del Bosque del Líbano. El cronista no dice todavía que todo este esplendor va a durar no más que una generación, y tampoco dice qué clase de edificio era éste; solo le preocupa mencionar que el valor de la exposición era colosal. La gama de cosas exóticas importadas que traía la flota mercantil israelita-tira pone los toques finales a este relato de la riqueza, sabiduría y poderío del gran rey. No sabemos si el quinto artículo es pavos reales[23], o si los barcos de Tarsis[24] realmente iban a Tarsis o sencillamente eran comerciantes de largas distancias. Crónicas nos recuerda nuevamente, reanudando 2 Crónicas 1.15, que la riqueza de Salomón enriquece también a su pueblo.
7) La muerte de Salomón.
Los últimos versículos de la historia de Salomón provienen de 1 Reyes 11.41–43, y hacen tres cosas. Van directamente al final de ese capítulo, omitiendo la mayor parte de él[25], de manera que termina su reinado en una nota alta. Se refieren a otros relatos, no solo para verificar la exactitud sino para dar la autoridad adicional que merecen los escritos de los profetas. Y también unen a Salomón una vez más con su padre, porque también se le concedió a David esta clase de epitafio[26].
[1] 1 Crónicas 10-29.
[2] 1 Reyes 2.
[3] 1 Crónicas 11-12.
[4] 1 Crónicas 15.1-3; 16.37-40.
[5] 1 Reyes 10.26-29.
[6] 1 Reyes 7.1-12.
[7] 1 Crónicas 17; 22.7-10; 28.2-3.
[8] 1 Crónicas 21.16.
[9] Génesis 22.14
[10] Lucas 2.30. NBLH
[11] Éxodo 26.31-33.
[12] Éxodo 38.1-2.
[13] 2 Crónicas 13.11.
[14] Éxodo 33.22-23.
[15] Éxodo 40.34-35.
[16] Levítico 9.24.
[17] 1 Crónicas 21.26.
[18] 1 Reyes 18.38.
[19] 2 Crónicas 5.3. NBLH
[20] 1 Crónicas 13.
[21] Ofir, como Parvaim en 2 Crónicas 3.6, es desconocido, pero su oro era muy famoso.
[22] Sándalo es una variedad desconocida de madera, pero obviamente era de mucho valor.
[23] La BAD dice “monos y mandriles”; la Septuaginta dice “marfil y monos”; las demás versiones: BL95, CAB, DHH, JER, KJV, NC, NBLH, NM, RVA, RV1865, RV60, RV95, RV2000 y SSE, dicen “monos y pavos reales”.
[24] España.
[25] La historia del declive moral de Salomón.
[26] 1 Crónicas 29.29.