Capítulo 15
1. Debate
sobre la observancia gentil de la Ley.
15.1-5 La Iglesia no se vio exenta de los que decidieron seguir sus propios modelos para adorar a Dios, en lugar de sujetarse a lo que el Espíritu Santo revelaba. Algunos de estos llegaron a Antioquía y para que los hermanos les creyeran, dijeron que iban a nombre de los Enviados, aunque no era cierto. La idea de ellos era que para poder ser salvos, los gentiles necesitaban primero convertirse en judíos bajo el rito de la circuncisión. Inmediatamente, Pablo y Bernabé salieron debatir porque vieron que esto no estaba bien. Fue tanto el alboroto que se causó por esto que la Iglesia de Antioquía tomó la resolución de mandar a hacer una consulta a la Iglesia en Jerusalén. Pero no debemos creer que la consulta que se hace a la Iglesia en Jerusalén se debe a que Antioquía consideraba que ellos estaban sujetos a la Iglesia de aquella otra ciudad, sino que como en ella se encontraban los Enviados, y estos hombres llegaron hablando en nombre de ellos, eran precisamente ellos los llamados a dictaminar si esto era correcto o no.
El viaje que esta comisión hace hasta Judea les lleva por las ciudades de Fenicia y Samaria, en donde es probable que les contaran la misión que llevaban, ya que a ellos les importaba también.
Fenicia es una larga y estrecha región situada en el extremo este del Mediterráneo, y que se extiende desde ese mar al oeste, hasta las estribaciones de los montes del Líbano al este. Sus límites norte y sur son, respectivamente, el río Orontes y el monte Carmelo. Regada por varios ríos, entre ellos el Eleuteros, el Adonis y el Licos, Fenicia era una región fértil que producía cereales y frutas en gran abundancia. Su principal riqueza, sin embargo, eran las maderas que se encontraban en las estribaciones del Líbano, y especialmente los cedros. Tres mil años antes de Cristo, los fenicios ya exportaban grandes cantidades de maderas a Egipto. Siglos más tarde, Hiram, rey de Tiro, suministró a David y a Salomón las maderas necesarias para sus grandes construcciones; por ejemplo, el famoso Templo de Salomón. También cuando el Templo se reconstruyó en tiempos de Esdras, se emplearon para ello maderas del Líbano, traídas por los habitantes de Fenicia[1]. La riqueza en maderas, y el hecho de que su territorio estuviera limitado por montañas y por vecinos poderosos, llevaron a los fenicios a dedicarse a la navegación y el comercio. Desde sus inicios establecieron colonias comerciales en las islas de Chipre, Creta, Malta, Sicilia, Cerdeña y Córcega. Fundaron en el norte de África la ciudad de Cartago y en el sur de España la de Gades, hoy Cádiz. Sus empresas comerciales los llevaron hasta el norte del Atlántico, a lo que hoy es Inglaterra. De todas sus colonias, la más importante fue Cartago, que creció y llegó a dominar el Mediterráneo occidental y a rivalizar con Roma hasta que esta la destruyó totalmente. Fenicia nunca fue un reino unido. Era más bien una serie de ciudades fuertes, cada una con su propio rey. Estas ciudades rivalizaban entre sí. A veces se hacían la guerra y en otras alguna de ellas lograba la hegemonía sobre las demás. La región nunca fue un poder político unido y organizado como tal. Sus principales ciudades eran, de norte a sur, Arvad; Biblos; Biruta, hoy Beirut; Sidón y Tiro. Más tarde, cuando tres de estas ciudades se unieron en una confederación, surgió como capital de ella la ciudad de Trípolis. Puesto que Fenicia se encontraba en un lugar estratégico para las comunicaciones entre Egipto y el Asia Occidental, repetidamente fue objeto de la codicia de grandes imperios, y por ello permanecía sujeta al poderío, o al menos a la influencia, de la potencia más importante en cada período de su historia. Los fenicios se encontraban entre los opresores de Israel en el período de los jueces[2]. Sin embargo, en tiempos de Salomón las relaciones entre este y los habitantes de Fenicia parecen haber sido excelentes, pues Palestina les vendía productos agrícolas y ellos en cambio servían de agentes comerciales para los israelitas[3]. También se unieron a Salomón para establecer un puerto en el mar Rojo, y para tripular y navegar los buques mercantes[4]. Después de la división del reino, hicieron alianza con Israel y se apartaron de Judá, a cuyos habitantes llegaron a vender como esclavos a los idumeos[5]. En cuanto al culto a Baal, que en Fenicia florecía, se trataba de un culto de fertilidad. El dios adoptaba diversos nombres en distintas localidades y junto a él había algunas otras deidades, de las cuales las más importantes para la historia del Antiguo Testamento son Astoret[6] y Dagón[7]. El culto a Astoret resultaba especialmente repugnante por razón de la prostitución que era parte de él. Además, en diversos cultos de Fenicia se practicaba el sacrificio humano. También se erigían altares en los montes y demás lugares elevados. Aunque al principio de nuestra era Fenicia no tenía gran importancia política, hay varias referencias a ella en el Nuevo Testamento. En Marcos 7.24-30 se habla de una mujer sirofenicia, y en Mateo 15.21-28 se dice que era cananea, que es el título que se le daba antiguamente a los habitantes de Fenicia. En Hechos 11.19 se nos dice que el cristianismo llegó rápidamente a Fenicia, y según Hechos 15.3 y 21.2 Pablo la visitó varias veces.
Aparte de la historia bíblica, Fenicia es importante para la historia general de la cultura, porque se dice que fue allí donde se inventó el alfabeto. El Alfabeto fenicio contaba con veintidós letras, todas consonantes, y parece que de ellos los griegos y otros pueblos tomaron el alfabeto[8].
Samaria era la capital del reino de Israel entre 870-721 a.C. y, después, centro administrativo de las potencias extranjeras que una tras otra dominaron la región. Más tarde el nombre de la ciudad fue dado también a toda la región central de Palestina al oeste del Jordán entre Judea al sur y Galilea al norte.
Samaria estaba sobre un monte situado 70 kilómetros al norte de Jerusalén y 45 al este del Mediterráneo, en el camino principal entre Jerusalén y el valle de Jezreel. Por tres lados del cerro se extendían valles fértiles. Era punto fácil de defender y esto explica por qué Omri lo escogió como sitio donde construir la nueva capital del reino de Israel.
Cerca del 870 a.C., Omri compró a Semer el monte[9] y trasladó allí la capital que estaba en Tirsa. Aunque Omri empezó a edificar la ciudad, la construcción se terminó durante el reinado de su hijo Acab. Los descubrimientos arqueológicos revelan que esta ciudad fue planeada y construida con un estilo digno de un rey fuerte e influyente. La casa del rey la construyeron en el punto más alto, y cerca de ella Acab edificó para su esposa Jezabel un templo dedicado a Baal. Se han desenterrado quinientos pedazos de marfil, que probablemente pertenecieron a la casa de marfil que Acab también construyó[10]. Samaria vivió toda la furia de la guerra contra la idolatría que declararon Elías y Eliseo y la cual Jehú consumó cuando exterminó la casa de Acab[11]. Bajo Jeroboam II, Samaria gozó del período de mayor prosperidad[12].
Samaria estaba bien fortificada y por lo tanto pudo rechazar todos los ataques del enemigo hasta que Salmanasar rey de Asiria la sitió cerca del 724 a.C. Antes de rendirse, la ciudad resistió por tres años al ejército más poderoso de aquel entonces. Una parte de la ciudad fue quemada. Los profetas Isaías y Miqueas señalaron esta destrucción como advertencia para Judá.
Después de la caída de Samaria, y según los archivos de los asirios, Sargón rey de Asiria llevó cautivos a 27.290 israelitas y repobló la ciudad con gente de otros países que había conquistado. Samaria se convirtió entonces en el centro administrativo de una provincia del Imperio Asirio.
Después de la caída del Imperio Asirio, se restableció la organización provincial y se colocó a Samaria como centro. Otras potencias extranjeras se apoderaron de la región: Los caldeos, los persas, los macedonios, los ptolomeos y los seleúcidas. El rey macabeo Juan Hircano, después de haberla sitiado por más de un año, la tomó en 107 a.C., y al entrar la destruyó casi por completo.
Con el avance de los romanos, Samaria cayó bajo el poder de estos y el emperador romano, Augusto, dio la ciudad a Herodes el Grande. Este empezó inmediatamente un gran programa de construcción y la llamó Sebaste, equivalente griego de la palabra latina “augusto”. Herodes mandó construir un templo dedicado al César Augusto, una plaza al estilo romano y un estadio. Esta fue la Samaria del tiempo de Jesús.
Durante la rebelión judía, los rebeldes tomaron Sebaste y la quemaron. La ciudad quedó abandonada hasta que el emperador Severo la reedificó a fines del siglo II. Durante este período, Samaria gozó de su última época de prosperidad. Reedificaron el templo, el estadio y la plaza, y construyeron un teatro al aire libre. Son estas ruinas las que el turista ve hoy día[13].
Al fin llegaron a Jerusalén, y son recibidos tanto por los Enviados como por los ancianos, así como por la Iglesia en general. La consulta que llevaban era para los Enviados, pero también era importante que los ancianos estuvieran presentes y vieran cómo se desarrollaban estas situaciones ya que los Enviados reconocían que elos no estarían para siempre con los hermanos, y su trabajo sería tomado por los ancianos.
Aunque Pablo había sido fariseo, ahora no estaba de acuerdo con su riguroso modo de pensar y consideraba que a los gentiles no había que molestarlos con asuntos de la Ley. Al parecer, los miembros de los fariseos que se habían unido a la Iglesia no comprendían el significado de la muerte de Cristo, y ellos exigían que se obligara a los gentiles que cumplieran la Ley, comenzando con la circunsición.
Entre los cristianos de hoy también encontramos personas con este tipo de pensamiento, queriendo imponer sus ideas como si fueran Palabra de Dios. Hay quienes decidieron que cuando una persona divorciada por cualquier causa y vuelta a casar, viene a la Iglesia, debe dejar su cónyuge actual y regresar a su anterior cónyuge, sin importar la situación que se esté viviendo ahora y si ya no hay amor entre ellos o que se vea afectada la nueva familia, eso sin contar que contradice lo que Dios determinó en Deuteronomio 24.1-4. Otros decidieron oponerse a que en la Iglesia se presenten grupos corales, y otros se oponen a que se haga obra social.
2. Pedro predica la salvación mediante la gracia.
15.6-11 Era importante que los Enviados y los ancianos discutieran este asunto y resolvieran lo que iba a suceder, porque esto podía afectar todo el futuro de la Iglesia. El asunto no fue fácil de resolver, era un grupo de judíos que habían sido criados con la idea de que ellos eran el Pueblo de Dios y que tenían la verdad absoluta, quienes tenían que discutir si para ser salvos era necesario hacerse primero judío a través del rito de la circuncisión.
Después de mucho discutir, probablemente sin llegar a un auerdo completo, Pedro les recuerda cómo fue el Espíritu Santo el que se movió entre los gentiles para que estos fuesen salvos, por lo que no le correspodía a ellos oponerse al mover de Dios para que los gentiles fuesen salvos. ¡Cuánto dolor causan los que se dicen ser cristianos y ponen tantas trabas para que los que no son salvos puedan alcanzar el perdón de Dios!
3. Pablo y Bernabé testifican.
15.12 Al terminar Pedro, se hizo un silencio porque todos los presentes eran testigos que lo que había ocurrido en casa de Cornelio era de Dios, así que Bernabé y Pablo aprovecharon el momento para contar de cuán grandes cosas estaba haciendo Dios entre los gentiles.
4. Santiago prueba que los gentiles están exentos de la Ley.
15.13-21 Santiago o Jacobo era el hermano de Jesús, quien era una de las columnas u hombres fuertes en la congregación de Jerusalén. Los católicos han querido pensar que Pedro era quien tenía la voz cantante como jefe de la Iglesia, pero en este pasaje parece que Santiago tiene más preeminencia, si se puede pensar así, que el mismo Pedro, ya que es él quien hace la conclusión al problema que se les presentó.
Santiago refuerza lo que ha dicho Pedro con las palabras de la profecía de Amós 9.11 e Isaías 11.10, de cómo el Señor volvería a levantar el tabernáculo caído de David, pero no se entienda que el reinado de David volvería a establecerse o que el rito judaico regresaría, sino que al surgir el Mesías vendría de la familia de David.
Ahora, si el ritual judaico no volvería a restablecerse, no era necesario molestar a los gentiles con sus detalles, como lo era la circunsición, aunque era necesario que se abstuvieran de ciertas cosas, como lo sacrificado a los ídolos. El problema de esto se presentaba en que los que consumían especialmente la carne sacrificada a los diferentes ídolos, estaban dando un voto de apoyo a estos sacrificios, y el cristiano debe ser consistente con lo que cree y hace.
La inmoralidad sexual o fornicación lógicamente es un pecado. Nuestra sociedad moderna ha querido hacer ver este pecado como algo leve, pero realmente es muy peligroso y destructivo, tanto que llevó a que el imperio romano fuera destruido. Las relaciones sexuales pre matrimoniales, extramatrimoniales, homosexuales, así como la pornografía en todas sus ramas y todas aquellas que van contra las prácticas sexuales matrimoniales son pecado y están contra la Voluntad de Dios.
Comer animales estrangulados también es censurado para nosotros los gentiles, debido que es necesario que la sangre sea derramada. Desde un principio el Señor prohibió el consumo de la sangre, no solo por el peligro de transmisiones de enfermedad, sino por motivos meramente religiosos, ya que la sangre es el medio por el que se transporta la vida.
Ellos conocían todo esto porque la Ley habían recibido la enseñanza desde su infancia, y los judíos no tenían excusa porque en todas las ciudades donde hubiesen por lo menos doce hombres judíos, había una sinagoga.
5. El documento oficial de la Conferencia.
15.22-29 Los Enviados, junto con la Iglesia entera tomó la determinación de enviar la respuesta a la Iglesia de Antioquía no solo por medio de Pablo y Bernabé, ya que los judaizantes bien hubiesen podido aducir que estos habían inventado la decisión de los Enviados. Así que se llama para esta misión a dos hombres reconocidos por todos en la Iglesia como líderes.
De Judas Barsabás no se nos dice mucho en la Biblia. Es probable que sea hermano de José, al que también llamaban “Justo” y su sobrenombre es un patrístico que significa “hijo de Sabas”.
Silas es la forma griega del arameo Sh'ila o Saúl; se cree que este hermano tomó, al igual que Pablo, un sobrenombre romano, aunque también se le llama Silvano, que se asemejaba fonéticamente a su nombre de origen semítico y era un miembro prominente de la congregación cristiana de Jerusalén del primer siglo; era profeta y fue compañero de Pablo en su segundo viaje misionero. Al parecer era ciudadano romano[14]. El nombre Silvano, hallado en las cartas de Pablo y Pedro, probablemente era la forma latinizada del nombre griego Silas, utilizado por Lucas en Hechos.
La congregación de Jerusalén escogió a Silas para acompañar a Bernabé y a Pablo de regreso a Antioquía de Siria, a fin de llevar a aquella congregación la decisión con respecto a la circuncisión.
No se sabe con seguridad si Silas permaneció en las inmediaciones de Antioquía o regresó a Jerusalén. Algunos manuscritos que contienen Hechos 15.34 dicen: “Pero a Silas le pareció bien permanecer allí más tiempo”. Sin embargo, los manuscritos más importantes omiten este versículo. De todas formas, Silas estaba en Antioquía al comienzo de la segunda gira misionera de Pablo.
Después del desacuerdo con Bernabé, Pablo escogió a Silas como compañero, elección que probablemente se debió a tres cualidades de Silas: Era ciudadano romano, miembro de la Iglesia en Jerusalén y dirigente aprobado en su ministerio en Antioquía. Seguramente manifestó simpatía y tacto en su labor entre los gentiles. El papel desempeñado por Silas parece haber sido más bien el de remplazar a Marcos que a Bernabé. En ninguna parte se hace referencia a él en forma generalizada como “enviado”, en contrástese con Bernabé en Hechos 14.14, y al parecer ocupó una posición subordinada. Marcos era “ministro” de los apóstoles antes[15], y esto podría indicar que tenía una función similar a la de los asistentes en las sinagogas[16] en el cuidado de las Escrituras y posiblemente los rollos catequísticos que más tarde se transformaron en su evangelio. Si Silas cumplía una función semejante, es fácil comprender por qué se le puede haber asignado el papel literario que le tocó a Silvano en las epístolas.
Silas estuvo en Tesalónica y Berea con Timoteo mientras Pablo continuaba hasta Atenas y Corinto, donde se reunieron con él. Allí participaron con Pablo en la preparación de las dos cartas a los Tesalonicenses[17]. A Silas no se le vuelve a mencionar en la narración histórica de los viajes de Pablo, quien mostró un gran aprecio hacia la labor de Silas[18].
Unos años más tarde, alrededor de 62-64 a.C., Pedro escribió su primera carta desde Babilonia “mediante Silvano”, lo que posiblemente significa que Silvano fue el amanuense de Pedro. En ella se le llama “fiel hermano” [19], y probablemente fue el mismo Silvano que antes había acompañado a Pablo[20].
Como dijimos antes, Judas y Silas son enviados a la Iglesia de Antioquía para confirmar que el reporte que traen Bernabé y Pablo es de manos de los Enviados. Ahí se asegura en primer lugar que los que antes les habían inquietado no eran comisionados por los Enviados, sino que más bien hacían las cosas por su cuenta y no debían tomarlos en serio. Por el contrario, Bernabé y Pablo habían entregado su vida al servicio del Señor.
Ahora bien, el acuerdo que se dio en Jerusalén no debía ser tomado simplemente como una decisión hecha de manera democrática o por estudio humano, sino que fue por inspiración del Espíritu Santo que se llegó al acuerdo de pedir a los gentiles guardarse de las cosas que ya comentamos antes.
6. Reporte a Antioquía.
15.30-35 La noticia de la decisión del Espíritu Santo fue recibida con mucho gozo entre los gentiles, quienes pudieron entender que el Evangelio lleva a libertad y no a esclavitud.
Judas y Silas eran profetas, pero no se nos dice si eran profetas de los que declaran las cosas que van a suceder o se refiere más bien a que eran predicadores del Evangelio. Nos inclinamos más bien a lo segundo, ya que nos dice que ellos se quedaron fortaleciendo a la Iglesia con la Palabra. Después de eso regresaron a Jerusalén. En los mejores manuscritos no aparece el versículo 34 y es probable que Silas, siendo un hombre sujeto, obedeciera a los hermanos de Antioquía y volviera a quienes le habían enviado en Jerusalén y después regresara, lo que va de acuerdo con lo siguiente del relato en donde dice que Pablo y Bernabé se quedaron más tiempo en Antioquía enseñando.
7. Desacuerdo en cuanto a Juan Marcos.
15.36-41 El tiempo había pasado y Pablo sintió que era necesario regresar a visitar a los cristianos que habían dejado en las ciudades que habían visitado antes y así lo hizo saber a Bernabé, que estuvo de acuerdo con él, pero en lo que no se pusieron de acuerdo fue en la compañía de Juan Marcos, quien los había dejado en el primer viaje misionero, algunos creen que a causa de su juventud y porque había sentido falta de su familia. La cuestión es que Pablo consideraba que no era correcto que los acompañara alguien que había retrocedido.
Es importante notar que quizá Pablo tenía razón para desconfiar de Marcos porque se había devuelto y quizá pensaba que lo volvería a hacer, pero la historia demuestra que Pablo se equivocó, de tal manera que más adelante lo tiene por compañero[21] y colaborador[22], y en otra ocasión pide que lo lleven a él porque le es útil en el ministerio[23]. Pedro también encontró en Marcos grandes cualidades[24] y por ello lo tuvo consigo hasta el punto que la tradición considera que el Evangelio de Marcos, el primero en escribirse, fue dictado por Pedro. ¡Qué lástima que muchos hoy no piensen así de algunos hermanos que en un momento de debilidad han vuelto en su camino y no se les vuelva a dar oportunidades!
Marcos era primo de Bernabé[25] y es probable que este parentesco explique el que Bernabé haya intervenido a favor de él y lo haya llevado consigo.
La verdad es que la discusión por Marcos fue muy acalorada, a tal punto que Pablo y Bernabé rompieron su sociedad y cada cual fue por su lado, Bernabé a Chipre y Pablo por Siria y Cilicia.
[1] Esdras 3.7.
[2] Jueces 3.3; 10.12.
[3] 2 Samuel 5.11; 1 Reyes 5; Ezequiel 27.
[4] 1 Reyes 9.26-28; 10.11-12.
[5] Isaías 23; Ezequiel 28; Joel 3.4-8; Amós 1.9-10.
[6] 2 Reyes 23.13.
[7] 1 Samuel 5.1-7.
[8] Nelson. Fenicia.
[9] 1 Reyes 16.24.
[10] 1 Reyes 22.39.
[11] 2 Reyes 10.
[12] 2 Reyes 14.23-29.
[13] Nelson. Samaria.
[14] Hechos 15.22, 26-27, 32, 40; 16.19, 25, 37-38.
[15] Hechos 13.5.
[16] Lucas 4.20.
[17] 1 Tesalonicenses 1.1; 2 Tesalonicenses 1.1.
[18] 2 Corintios 1.19.
[19] 1 Pedro 5.12.
[20] E-sword. Perspicacia para comprender las Escrituras. Diccionario 1. Nelson. Certeza. Silas.
[21] Colosenses 4.10.
[22] Filemón 24.
[23] 2 Timoteo 4.11.
[24] 1 Pedro 5.13.
[25] Colosenses 4.10.
15.1-5 La Iglesia no se vio exenta de los que decidieron seguir sus propios modelos para adorar a Dios, en lugar de sujetarse a lo que el Espíritu Santo revelaba. Algunos de estos llegaron a Antioquía y para que los hermanos les creyeran, dijeron que iban a nombre de los Enviados, aunque no era cierto. La idea de ellos era que para poder ser salvos, los gentiles necesitaban primero convertirse en judíos bajo el rito de la circuncisión. Inmediatamente, Pablo y Bernabé salieron debatir porque vieron que esto no estaba bien. Fue tanto el alboroto que se causó por esto que la Iglesia de Antioquía tomó la resolución de mandar a hacer una consulta a la Iglesia en Jerusalén. Pero no debemos creer que la consulta que se hace a la Iglesia en Jerusalén se debe a que Antioquía consideraba que ellos estaban sujetos a la Iglesia de aquella otra ciudad, sino que como en ella se encontraban los Enviados, y estos hombres llegaron hablando en nombre de ellos, eran precisamente ellos los llamados a dictaminar si esto era correcto o no.
El viaje que esta comisión hace hasta Judea les lleva por las ciudades de Fenicia y Samaria, en donde es probable que les contaran la misión que llevaban, ya que a ellos les importaba también.
Fenicia es una larga y estrecha región situada en el extremo este del Mediterráneo, y que se extiende desde ese mar al oeste, hasta las estribaciones de los montes del Líbano al este. Sus límites norte y sur son, respectivamente, el río Orontes y el monte Carmelo. Regada por varios ríos, entre ellos el Eleuteros, el Adonis y el Licos, Fenicia era una región fértil que producía cereales y frutas en gran abundancia. Su principal riqueza, sin embargo, eran las maderas que se encontraban en las estribaciones del Líbano, y especialmente los cedros. Tres mil años antes de Cristo, los fenicios ya exportaban grandes cantidades de maderas a Egipto. Siglos más tarde, Hiram, rey de Tiro, suministró a David y a Salomón las maderas necesarias para sus grandes construcciones; por ejemplo, el famoso Templo de Salomón. También cuando el Templo se reconstruyó en tiempos de Esdras, se emplearon para ello maderas del Líbano, traídas por los habitantes de Fenicia[1]. La riqueza en maderas, y el hecho de que su territorio estuviera limitado por montañas y por vecinos poderosos, llevaron a los fenicios a dedicarse a la navegación y el comercio. Desde sus inicios establecieron colonias comerciales en las islas de Chipre, Creta, Malta, Sicilia, Cerdeña y Córcega. Fundaron en el norte de África la ciudad de Cartago y en el sur de España la de Gades, hoy Cádiz. Sus empresas comerciales los llevaron hasta el norte del Atlántico, a lo que hoy es Inglaterra. De todas sus colonias, la más importante fue Cartago, que creció y llegó a dominar el Mediterráneo occidental y a rivalizar con Roma hasta que esta la destruyó totalmente. Fenicia nunca fue un reino unido. Era más bien una serie de ciudades fuertes, cada una con su propio rey. Estas ciudades rivalizaban entre sí. A veces se hacían la guerra y en otras alguna de ellas lograba la hegemonía sobre las demás. La región nunca fue un poder político unido y organizado como tal. Sus principales ciudades eran, de norte a sur, Arvad; Biblos; Biruta, hoy Beirut; Sidón y Tiro. Más tarde, cuando tres de estas ciudades se unieron en una confederación, surgió como capital de ella la ciudad de Trípolis. Puesto que Fenicia se encontraba en un lugar estratégico para las comunicaciones entre Egipto y el Asia Occidental, repetidamente fue objeto de la codicia de grandes imperios, y por ello permanecía sujeta al poderío, o al menos a la influencia, de la potencia más importante en cada período de su historia. Los fenicios se encontraban entre los opresores de Israel en el período de los jueces[2]. Sin embargo, en tiempos de Salomón las relaciones entre este y los habitantes de Fenicia parecen haber sido excelentes, pues Palestina les vendía productos agrícolas y ellos en cambio servían de agentes comerciales para los israelitas[3]. También se unieron a Salomón para establecer un puerto en el mar Rojo, y para tripular y navegar los buques mercantes[4]. Después de la división del reino, hicieron alianza con Israel y se apartaron de Judá, a cuyos habitantes llegaron a vender como esclavos a los idumeos[5]. En cuanto al culto a Baal, que en Fenicia florecía, se trataba de un culto de fertilidad. El dios adoptaba diversos nombres en distintas localidades y junto a él había algunas otras deidades, de las cuales las más importantes para la historia del Antiguo Testamento son Astoret[6] y Dagón[7]. El culto a Astoret resultaba especialmente repugnante por razón de la prostitución que era parte de él. Además, en diversos cultos de Fenicia se practicaba el sacrificio humano. También se erigían altares en los montes y demás lugares elevados. Aunque al principio de nuestra era Fenicia no tenía gran importancia política, hay varias referencias a ella en el Nuevo Testamento. En Marcos 7.24-30 se habla de una mujer sirofenicia, y en Mateo 15.21-28 se dice que era cananea, que es el título que se le daba antiguamente a los habitantes de Fenicia. En Hechos 11.19 se nos dice que el cristianismo llegó rápidamente a Fenicia, y según Hechos 15.3 y 21.2 Pablo la visitó varias veces.
Aparte de la historia bíblica, Fenicia es importante para la historia general de la cultura, porque se dice que fue allí donde se inventó el alfabeto. El Alfabeto fenicio contaba con veintidós letras, todas consonantes, y parece que de ellos los griegos y otros pueblos tomaron el alfabeto[8].
Samaria era la capital del reino de Israel entre 870-721 a.C. y, después, centro administrativo de las potencias extranjeras que una tras otra dominaron la región. Más tarde el nombre de la ciudad fue dado también a toda la región central de Palestina al oeste del Jordán entre Judea al sur y Galilea al norte.
Samaria estaba sobre un monte situado 70 kilómetros al norte de Jerusalén y 45 al este del Mediterráneo, en el camino principal entre Jerusalén y el valle de Jezreel. Por tres lados del cerro se extendían valles fértiles. Era punto fácil de defender y esto explica por qué Omri lo escogió como sitio donde construir la nueva capital del reino de Israel.
Cerca del 870 a.C., Omri compró a Semer el monte[9] y trasladó allí la capital que estaba en Tirsa. Aunque Omri empezó a edificar la ciudad, la construcción se terminó durante el reinado de su hijo Acab. Los descubrimientos arqueológicos revelan que esta ciudad fue planeada y construida con un estilo digno de un rey fuerte e influyente. La casa del rey la construyeron en el punto más alto, y cerca de ella Acab edificó para su esposa Jezabel un templo dedicado a Baal. Se han desenterrado quinientos pedazos de marfil, que probablemente pertenecieron a la casa de marfil que Acab también construyó[10]. Samaria vivió toda la furia de la guerra contra la idolatría que declararon Elías y Eliseo y la cual Jehú consumó cuando exterminó la casa de Acab[11]. Bajo Jeroboam II, Samaria gozó del período de mayor prosperidad[12].
Samaria estaba bien fortificada y por lo tanto pudo rechazar todos los ataques del enemigo hasta que Salmanasar rey de Asiria la sitió cerca del 724 a.C. Antes de rendirse, la ciudad resistió por tres años al ejército más poderoso de aquel entonces. Una parte de la ciudad fue quemada. Los profetas Isaías y Miqueas señalaron esta destrucción como advertencia para Judá.
Después de la caída de Samaria, y según los archivos de los asirios, Sargón rey de Asiria llevó cautivos a 27.290 israelitas y repobló la ciudad con gente de otros países que había conquistado. Samaria se convirtió entonces en el centro administrativo de una provincia del Imperio Asirio.
Después de la caída del Imperio Asirio, se restableció la organización provincial y se colocó a Samaria como centro. Otras potencias extranjeras se apoderaron de la región: Los caldeos, los persas, los macedonios, los ptolomeos y los seleúcidas. El rey macabeo Juan Hircano, después de haberla sitiado por más de un año, la tomó en 107 a.C., y al entrar la destruyó casi por completo.
Con el avance de los romanos, Samaria cayó bajo el poder de estos y el emperador romano, Augusto, dio la ciudad a Herodes el Grande. Este empezó inmediatamente un gran programa de construcción y la llamó Sebaste, equivalente griego de la palabra latina “augusto”. Herodes mandó construir un templo dedicado al César Augusto, una plaza al estilo romano y un estadio. Esta fue la Samaria del tiempo de Jesús.
Durante la rebelión judía, los rebeldes tomaron Sebaste y la quemaron. La ciudad quedó abandonada hasta que el emperador Severo la reedificó a fines del siglo II. Durante este período, Samaria gozó de su última época de prosperidad. Reedificaron el templo, el estadio y la plaza, y construyeron un teatro al aire libre. Son estas ruinas las que el turista ve hoy día[13].
Al fin llegaron a Jerusalén, y son recibidos tanto por los Enviados como por los ancianos, así como por la Iglesia en general. La consulta que llevaban era para los Enviados, pero también era importante que los ancianos estuvieran presentes y vieran cómo se desarrollaban estas situaciones ya que los Enviados reconocían que elos no estarían para siempre con los hermanos, y su trabajo sería tomado por los ancianos.
Aunque Pablo había sido fariseo, ahora no estaba de acuerdo con su riguroso modo de pensar y consideraba que a los gentiles no había que molestarlos con asuntos de la Ley. Al parecer, los miembros de los fariseos que se habían unido a la Iglesia no comprendían el significado de la muerte de Cristo, y ellos exigían que se obligara a los gentiles que cumplieran la Ley, comenzando con la circunsición.
Entre los cristianos de hoy también encontramos personas con este tipo de pensamiento, queriendo imponer sus ideas como si fueran Palabra de Dios. Hay quienes decidieron que cuando una persona divorciada por cualquier causa y vuelta a casar, viene a la Iglesia, debe dejar su cónyuge actual y regresar a su anterior cónyuge, sin importar la situación que se esté viviendo ahora y si ya no hay amor entre ellos o que se vea afectada la nueva familia, eso sin contar que contradice lo que Dios determinó en Deuteronomio 24.1-4. Otros decidieron oponerse a que en la Iglesia se presenten grupos corales, y otros se oponen a que se haga obra social.
2. Pedro predica la salvación mediante la gracia.
15.6-11 Era importante que los Enviados y los ancianos discutieran este asunto y resolvieran lo que iba a suceder, porque esto podía afectar todo el futuro de la Iglesia. El asunto no fue fácil de resolver, era un grupo de judíos que habían sido criados con la idea de que ellos eran el Pueblo de Dios y que tenían la verdad absoluta, quienes tenían que discutir si para ser salvos era necesario hacerse primero judío a través del rito de la circuncisión.
Después de mucho discutir, probablemente sin llegar a un auerdo completo, Pedro les recuerda cómo fue el Espíritu Santo el que se movió entre los gentiles para que estos fuesen salvos, por lo que no le correspodía a ellos oponerse al mover de Dios para que los gentiles fuesen salvos. ¡Cuánto dolor causan los que se dicen ser cristianos y ponen tantas trabas para que los que no son salvos puedan alcanzar el perdón de Dios!
3. Pablo y Bernabé testifican.
15.12 Al terminar Pedro, se hizo un silencio porque todos los presentes eran testigos que lo que había ocurrido en casa de Cornelio era de Dios, así que Bernabé y Pablo aprovecharon el momento para contar de cuán grandes cosas estaba haciendo Dios entre los gentiles.
4. Santiago prueba que los gentiles están exentos de la Ley.
15.13-21 Santiago o Jacobo era el hermano de Jesús, quien era una de las columnas u hombres fuertes en la congregación de Jerusalén. Los católicos han querido pensar que Pedro era quien tenía la voz cantante como jefe de la Iglesia, pero en este pasaje parece que Santiago tiene más preeminencia, si se puede pensar así, que el mismo Pedro, ya que es él quien hace la conclusión al problema que se les presentó.
Santiago refuerza lo que ha dicho Pedro con las palabras de la profecía de Amós 9.11 e Isaías 11.10, de cómo el Señor volvería a levantar el tabernáculo caído de David, pero no se entienda que el reinado de David volvería a establecerse o que el rito judaico regresaría, sino que al surgir el Mesías vendría de la familia de David.
Ahora, si el ritual judaico no volvería a restablecerse, no era necesario molestar a los gentiles con sus detalles, como lo era la circunsición, aunque era necesario que se abstuvieran de ciertas cosas, como lo sacrificado a los ídolos. El problema de esto se presentaba en que los que consumían especialmente la carne sacrificada a los diferentes ídolos, estaban dando un voto de apoyo a estos sacrificios, y el cristiano debe ser consistente con lo que cree y hace.
La inmoralidad sexual o fornicación lógicamente es un pecado. Nuestra sociedad moderna ha querido hacer ver este pecado como algo leve, pero realmente es muy peligroso y destructivo, tanto que llevó a que el imperio romano fuera destruido. Las relaciones sexuales pre matrimoniales, extramatrimoniales, homosexuales, así como la pornografía en todas sus ramas y todas aquellas que van contra las prácticas sexuales matrimoniales son pecado y están contra la Voluntad de Dios.
Comer animales estrangulados también es censurado para nosotros los gentiles, debido que es necesario que la sangre sea derramada. Desde un principio el Señor prohibió el consumo de la sangre, no solo por el peligro de transmisiones de enfermedad, sino por motivos meramente religiosos, ya que la sangre es el medio por el que se transporta la vida.
Ellos conocían todo esto porque la Ley habían recibido la enseñanza desde su infancia, y los judíos no tenían excusa porque en todas las ciudades donde hubiesen por lo menos doce hombres judíos, había una sinagoga.
5. El documento oficial de la Conferencia.
15.22-29 Los Enviados, junto con la Iglesia entera tomó la determinación de enviar la respuesta a la Iglesia de Antioquía no solo por medio de Pablo y Bernabé, ya que los judaizantes bien hubiesen podido aducir que estos habían inventado la decisión de los Enviados. Así que se llama para esta misión a dos hombres reconocidos por todos en la Iglesia como líderes.
De Judas Barsabás no se nos dice mucho en la Biblia. Es probable que sea hermano de José, al que también llamaban “Justo” y su sobrenombre es un patrístico que significa “hijo de Sabas”.
Silas es la forma griega del arameo Sh'ila o Saúl; se cree que este hermano tomó, al igual que Pablo, un sobrenombre romano, aunque también se le llama Silvano, que se asemejaba fonéticamente a su nombre de origen semítico y era un miembro prominente de la congregación cristiana de Jerusalén del primer siglo; era profeta y fue compañero de Pablo en su segundo viaje misionero. Al parecer era ciudadano romano[14]. El nombre Silvano, hallado en las cartas de Pablo y Pedro, probablemente era la forma latinizada del nombre griego Silas, utilizado por Lucas en Hechos.
La congregación de Jerusalén escogió a Silas para acompañar a Bernabé y a Pablo de regreso a Antioquía de Siria, a fin de llevar a aquella congregación la decisión con respecto a la circuncisión.
No se sabe con seguridad si Silas permaneció en las inmediaciones de Antioquía o regresó a Jerusalén. Algunos manuscritos que contienen Hechos 15.34 dicen: “Pero a Silas le pareció bien permanecer allí más tiempo”. Sin embargo, los manuscritos más importantes omiten este versículo. De todas formas, Silas estaba en Antioquía al comienzo de la segunda gira misionera de Pablo.
Después del desacuerdo con Bernabé, Pablo escogió a Silas como compañero, elección que probablemente se debió a tres cualidades de Silas: Era ciudadano romano, miembro de la Iglesia en Jerusalén y dirigente aprobado en su ministerio en Antioquía. Seguramente manifestó simpatía y tacto en su labor entre los gentiles. El papel desempeñado por Silas parece haber sido más bien el de remplazar a Marcos que a Bernabé. En ninguna parte se hace referencia a él en forma generalizada como “enviado”, en contrástese con Bernabé en Hechos 14.14, y al parecer ocupó una posición subordinada. Marcos era “ministro” de los apóstoles antes[15], y esto podría indicar que tenía una función similar a la de los asistentes en las sinagogas[16] en el cuidado de las Escrituras y posiblemente los rollos catequísticos que más tarde se transformaron en su evangelio. Si Silas cumplía una función semejante, es fácil comprender por qué se le puede haber asignado el papel literario que le tocó a Silvano en las epístolas.
Silas estuvo en Tesalónica y Berea con Timoteo mientras Pablo continuaba hasta Atenas y Corinto, donde se reunieron con él. Allí participaron con Pablo en la preparación de las dos cartas a los Tesalonicenses[17]. A Silas no se le vuelve a mencionar en la narración histórica de los viajes de Pablo, quien mostró un gran aprecio hacia la labor de Silas[18].
Unos años más tarde, alrededor de 62-64 a.C., Pedro escribió su primera carta desde Babilonia “mediante Silvano”, lo que posiblemente significa que Silvano fue el amanuense de Pedro. En ella se le llama “fiel hermano” [19], y probablemente fue el mismo Silvano que antes había acompañado a Pablo[20].
Como dijimos antes, Judas y Silas son enviados a la Iglesia de Antioquía para confirmar que el reporte que traen Bernabé y Pablo es de manos de los Enviados. Ahí se asegura en primer lugar que los que antes les habían inquietado no eran comisionados por los Enviados, sino que más bien hacían las cosas por su cuenta y no debían tomarlos en serio. Por el contrario, Bernabé y Pablo habían entregado su vida al servicio del Señor.
Ahora bien, el acuerdo que se dio en Jerusalén no debía ser tomado simplemente como una decisión hecha de manera democrática o por estudio humano, sino que fue por inspiración del Espíritu Santo que se llegó al acuerdo de pedir a los gentiles guardarse de las cosas que ya comentamos antes.
6. Reporte a Antioquía.
15.30-35 La noticia de la decisión del Espíritu Santo fue recibida con mucho gozo entre los gentiles, quienes pudieron entender que el Evangelio lleva a libertad y no a esclavitud.
Judas y Silas eran profetas, pero no se nos dice si eran profetas de los que declaran las cosas que van a suceder o se refiere más bien a que eran predicadores del Evangelio. Nos inclinamos más bien a lo segundo, ya que nos dice que ellos se quedaron fortaleciendo a la Iglesia con la Palabra. Después de eso regresaron a Jerusalén. En los mejores manuscritos no aparece el versículo 34 y es probable que Silas, siendo un hombre sujeto, obedeciera a los hermanos de Antioquía y volviera a quienes le habían enviado en Jerusalén y después regresara, lo que va de acuerdo con lo siguiente del relato en donde dice que Pablo y Bernabé se quedaron más tiempo en Antioquía enseñando.
7. Desacuerdo en cuanto a Juan Marcos.
15.36-41 El tiempo había pasado y Pablo sintió que era necesario regresar a visitar a los cristianos que habían dejado en las ciudades que habían visitado antes y así lo hizo saber a Bernabé, que estuvo de acuerdo con él, pero en lo que no se pusieron de acuerdo fue en la compañía de Juan Marcos, quien los había dejado en el primer viaje misionero, algunos creen que a causa de su juventud y porque había sentido falta de su familia. La cuestión es que Pablo consideraba que no era correcto que los acompañara alguien que había retrocedido.
Es importante notar que quizá Pablo tenía razón para desconfiar de Marcos porque se había devuelto y quizá pensaba que lo volvería a hacer, pero la historia demuestra que Pablo se equivocó, de tal manera que más adelante lo tiene por compañero[21] y colaborador[22], y en otra ocasión pide que lo lleven a él porque le es útil en el ministerio[23]. Pedro también encontró en Marcos grandes cualidades[24] y por ello lo tuvo consigo hasta el punto que la tradición considera que el Evangelio de Marcos, el primero en escribirse, fue dictado por Pedro. ¡Qué lástima que muchos hoy no piensen así de algunos hermanos que en un momento de debilidad han vuelto en su camino y no se les vuelva a dar oportunidades!
Marcos era primo de Bernabé[25] y es probable que este parentesco explique el que Bernabé haya intervenido a favor de él y lo haya llevado consigo.
La verdad es que la discusión por Marcos fue muy acalorada, a tal punto que Pablo y Bernabé rompieron su sociedad y cada cual fue por su lado, Bernabé a Chipre y Pablo por Siria y Cilicia.
[1] Esdras 3.7.
[2] Jueces 3.3; 10.12.
[3] 2 Samuel 5.11; 1 Reyes 5; Ezequiel 27.
[4] 1 Reyes 9.26-28; 10.11-12.
[5] Isaías 23; Ezequiel 28; Joel 3.4-8; Amós 1.9-10.
[6] 2 Reyes 23.13.
[7] 1 Samuel 5.1-7.
[8] Nelson. Fenicia.
[9] 1 Reyes 16.24.
[10] 1 Reyes 22.39.
[11] 2 Reyes 10.
[12] 2 Reyes 14.23-29.
[13] Nelson. Samaria.
[14] Hechos 15.22, 26-27, 32, 40; 16.19, 25, 37-38.
[15] Hechos 13.5.
[16] Lucas 4.20.
[17] 1 Tesalonicenses 1.1; 2 Tesalonicenses 1.1.
[18] 2 Corintios 1.19.
[19] 1 Pedro 5.12.
[20] E-sword. Perspicacia para comprender las Escrituras. Diccionario 1. Nelson. Certeza. Silas.
[21] Colosenses 4.10.
[22] Filemón 24.
[23] 2 Timoteo 4.11.
[24] 1 Pedro 5.13.
[25] Colosenses 4.10.