B.
El Inicio del Pueblo de Dios (Génesis 12-50).
La Segunda Parte del Génesis, es el comienzo del “Pueblo de Dios”, que fue muy humilde, con una familia, la de Abraham, y un total de 66 personas cuando se fueron a Egipto al final del Génesis. El “Pueblo” estaba regido por “Patriarcas”, que eran los “cabezas de familia”:
ü Abraham (fe): Es el “padre de la fe”, tipo de Dios Padre: Capítulos 12 al 21.
ü Isaac (esperanza): Hijo de Abraham, tipo de Jesús, “casi sacrificado”, capítulos 21 al 25.
ü Jacob (amor): Nieto de Abrahán, su nombre fue cambiado a “Israel”, “príncipe de Dios”, por la acción del Espíritu Santo, capítulos 25 al 36.
ü Los 12 hijos de Jacob: Son las 12 tribus de Israel, del Pueblo de Dios, símbolo de la Iglesia, con 12 Apóstoles.
ü José, tipo del “cristiano”, capítulos 37-50, y tipo de Cristo, ¡con 130 semejanzas!
1. Abraham (Capítulos 11-21).
Nació “Abram” en Ur, cerca del año 2166 a.C., en el actual Irak, país musulmán, ¡y es el padre de los judíos! Uno de sus hijos, Ismael, es el “padre de los musulmanes”. Es mencionado 308 veces en la Biblia; 234 veces en el Antiguo Testamento y 74 en el Nuevo.
Ur es llamada una antiquísima ciudad de Sumeria, que aunque puede no ser la misma “Ur de los caldeos” si tuvo una gran influencia en ella. Ur de los caldeos se encontraba a orillas del Éufrates, a unos 260 kilómetros del golfo Pérsico y fue fundada antes del 4000 a.C. La época más importante para Ur fue la de la civilización sumeria (3100–2000 a.C.), durante la cual era puerto y centro de esta civilización. El descubrimiento de las tumbas reales (2500 a.C.) por los arqueólogos revela riquezas asombrosas y una elevada cultura: Piedras preciosas, adornos de oro (encontraron uno para la cabeza con una banda de oro que medía 8,5 metros), armas y arpas.
Los habitantes de Ur eran politeístas. Los principales dioses eran el agua, el cielo, la tierra y el aire. Estos cuatro crearon el universo, que consiste en una vasta expansión formada dentro de las aguas, separando las aguas que están sobre la expansión de las que están debajo de ella. Dentro de este espacio está todo nuestro mundo. Los hombres se hicieron y colocaron aquí sencillamente para servir a los dioses a fin de que estos pudieran dedicarse por entero a los placeres divinos. Es importante notar que la cultura de los habitantes de Ur en particular, y de Sumer en general, influyó en todo el antiguo Cercano Oriente. Por lo mismo se encuentran en el Antiguo Testamento muchos paralelos de costumbres culturales, concepciones acerca del mundo y figuras literarias.
En el capítulo 17 de Génesis, el de la circuncisión, Dios le cambió el nombre a Abram por “Abraham”, que quiere decir “padre de muchedumbre de pueblos”, y en verdad así ha sido, Abraham es el padre de judíos, cristianos y musulmanes.
a. El llamado y la promesa (Capítulo 12).
Estando viviendo en Ur de los caldeos cuando era un “idólatra”, Abram fue llamado por Dios y él creyó a Dios, lo dejó todo, y se fue sin saber donde, “Dios proveerá”[1], y llevaba consigo a su sobrino Lot.
En 12.1-3 es la llamada y la “promesa”: “Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre,...De ti haré una nación grande y te bendeciré...”[2]. De tu descendencia nacerá el Mesías” por el que serán benditas todas las naciones, promesa que le repetirá 3 veces ¡y se cumplió en Mateo 1.1!
En un principio, Abraham falló al no obedecer la orden completa de Dios. Él salió de Ur, pero llevó consigo a su padre y a su sobrino. El patriarca se ve un tiempo detenido en Harán.
Harán era una ciudad al norte de Mesopotamia, ubicada 32 kilómetros al sudeste de Ur en la Turquía Oriental de hoy. Allí vivió Abraham con su padre, cuando ambos emigraron de Ur; y de allí salió, después de la muerte de su padre, hacia Canaán[3]. Esto confirma el origen arameo de los patriarcas[4]. Rebeca, la esposa de Isaac, fue traída de Harán. Más tarde Jacob huyó hacia allá y se casó con dos hijas de su tío Labán, Lea y Raquel[5]. Posiblemente la ciudad se fundó durante la tercera dinastía de Ur (2000 a.C.), siendo siempre un centro de adoración a la luna. Recientes descubrimientos concuerdan con Ezequiel 27.23, que cataloga a Harán como una famosa ciudad comercial. Según Isaías 37.12 y 2 Reyes 19.12 fue devastada antes de Senaquerib. No obstante, las excavaciones demuestran que Harán sobrevivió hasta la época cristiana a lo largo de los períodos asirio, babilónico e islamita.
Abraham se casó con Sara, que quiere decir “princesa”, que por gracia quedó embarazada cuando ya era anciana[6].
b. Sus “tres altares” (12-13).
Después de más de 1600 kilómetros, llegó a “Siquem”, donde después Jesús se encontró con la Samaritana, y levantó el primer “altar”; Siquem quiere decir “espíritu”, y en verdad, el Espíritu es lo fundamental en el cristiano, ¡pero no basta! Abraham siguió hasta “Betel” que quiere decir "casa de Dios", y ahí levantó otro altar, ¡pero no basta tener el Espíritu y estar en la Iglesia! Abraham tuvo que seguir hasta “Hebrón” que quiere decir “comunidad”, donde levantó el tercer altar.
c. En Egipto (12.20).
Después de un breve tiempo en Bet-el, Abram fue tentado. Él había obedecido a Dios y había logrado la victoria, pero el hambre lo debilitó, haciéndolo dejar Palestina para ir a Egipto. Esta es la primera mención de Egipto en las Escrituras. En la Biblia aparece como tipo del mundo, un ejemplo de la dependencia de la ayuda de los recursos materiales antes de la confianza en Dios, por lo que el Señor dice: “¡Ay de los que descienden a Egipto en busca de ayuda, de los que se apoyan en la caballería, de los que confían en la multitud de sus carros de guerra y en la gran fuerza de sus jinetes, pero no toman en cuenta al Santo de Israel, ni buscan al Señor! [7]”
Abram se hizo rico a base de mentiras, al decir que Sara no era su esposa, sino su hermana, para que el Faraón la cortejara, y lo llenara de riquezas.
d. En Bet-el (13).
Cuando Abram regresa de Egipto, lo primero que hace es volver a adorar en Bet-el, en donde había dejado las bendiciones de Dios. Pero las consecuencias de su desobediencia en cuanto a salir solo de Ur, todavía lo alcanzan. Los siervos de su sobrino Lot se pelean con los suyos. Abram concede lo que ningún otro hombre mayor hubiese permitido, dejando que Lot escoja la tierra. Pero Lot muestra su poca espiritualidad, lo que le traería problemas más tarde.
e. El Valor (14).
Se registra la primera guerra en la Biblia. Desde este momento y hasta Revelación 19, el mundo estará lleno de guerras y muertes. Según la Sociedad de Derecho Internacional solo ha habido sobre la tierra 268 años de paz en un periodo de 4000 años, a pesar de que se han firmado 8000 tratados de paz diferentes.
En esta guerra nueve naciones se vieron involucradas. Quedorlaomer, rey de Elam, hizo alianza con Amrafel, rey de Sinar, y otros reyes, para guerrear contra Sodoma, Gomorra y otras ciudades. En la batalla de Sidim, Quedorlaomer y sus soldados resultaron vencedores y Lot fue hecho prisionero. Enterado Abram de lo que sucedía, atacó por sorpresa a Quedorlaomer, y rescató a Lot.
Al regreso de haber derrotado a los reyes, Abram se encontró con Melquisedec, rey de Salem. Todo lo que sabemos de Melquisedec es registrado en Génesis 14.18-20. Melquisedec es mencionado subsiguientemente solo una vez en todo el Antiguo Testamento, en el Salmo 110.4. El significado típico de su historia es expuesto con todo detalle en la Epístola a los Hebreos 7. El escritor allí indica la superioridad de su sacerdocio al de Aarón en estos varios aspectos:
1) Hasta el mismo Abraham le pagó diezmos;
2) Él bendijo a Abraham;
3) Él es el tipo de un Sacerdote que vive para siempre;
4) Leví, aún no nacido, le pagó diezmos en la persona de Abraham;
5) La permanencia de su sacerdocio en Cristo implicó la abrogación del sistema de Levítico;
6) Él fue hecho sacerdote no sin un juramento; y…
7) Su sacerdocio ni se puede transmitir ni puede ser interrumpido por la muerte. Este hombre, Melquisedec, porque vivirá para siempre, tiene un sacerdocio inalterable.
Es una tradición antigua entre los judíos que Melquisedec era Sem, el hijo de Noé, que puede haber sobrevivido a este tiempo. Melquisedec era un príncipe Canaanita, un devoto del Dios verdadero, y en su peculiar historia podemos encontrar un tipo de nuestro Señor, nuestro Magnífico Sumo Sacerdote[8]. A Melquisedec la Biblia le da atributos que solamente podrían ser atribuidos a Dios, por lo tanto es posible que Melquisedec haya sido lo que los teólogos llamamos una Cristofanía o Teofanía: la aparición del Dios Eterno en la persona de Cristo en carne humana, allá en los tiempos del Antiguo Testamento.
f. Alianza y Justificación (15).
En el capítulo 15, Dios hace la alianza con Abram, prometiéndole descendencia de Sara. El versículo 15.6 lo usarán Pablo y Santiago como base teológica de la "justificación por la fe"[9]: “Abram creyó al Señor, y por eso el Señor lo aceptó como justo”[10]. La “circuncisión” del capítulo 17, no es la razón de su justificación, sino la “Señal” de que estaba justificado.
g. Ismael (16).
Dios se tardaba mucho, y Sara estaba envejeciendo. Siguiendo una costumbre antigua, Sara consintió en que Agar, su sierva egipcia, concibiera un hijo de Abraham, el cual se llamó Ismael, que significa “Dios oye”[11]. Sara se quejó luego de que Agar, viéndose embarazada, la miraba con desprecio. Entonces Agar huyó, evidentemente con la intención de volverse a su patria, Egipto. Pero, habiéndola encontrado el ángel de Adonay en el desierto, le ordenó que se volviera a su señora y le prometió multiplicar su linaje. Le predijo además cómo habría de ser el hijo que iba a tener: “Su mano contra todos, y la mano de todos contra él; y enfrente de todos sus hermanos plantará su tienda”[12]. Agar volvió a su señora y cuando Ismael nació, Abraham era de ochenta y seis años de edad. Trece años después Ismael fue circuncidado[13]. Sin embargo, con ocasión de la fiesta con que Abraham celebró el día en que Isaac fue destetado, Sara vio que Ismael se burlaba de Isaac, su primogénito, y esto la hizo enojarse mucho. Detrás de todo estaba la competencia por establecer quién sería el heredero de las promesas de Dios. Abraham cedió a las instancias de Sara y despidió a Agar con su Ismael, quienes casi perecieron de sed en el desierto, pero fueron milagrosamente atendidos por el ángel de Adonay[14]. Ismael creció e hizo del desierto el lugar de su habitación; su oficio fue la cacería. Se casó con una mujer egipcia[15] y fue padre de doce hijos, todos príncipes[16]. Tuvo además una hija, Mahalat, quien llegó a ser mujer de Esaú[17]. Acompañó a Isaac en el entierro de su padre Abraham[18].
h. ¡Los 3 extranjeros! ¡el hijo! (18).
En Génesis 18, Abram recibe la visita de 3 extranjeros en su casa del encinar de Mambré, en Hebrón, sin conocerlos, les preparó toda una comida: ¡Un becerro para los tres!, mas pan de 20 kilos de harina, cuajada y leche y, sin sospechárselo, resultó ser Dios con dos ángeles y como premio a su generosidad, le dieron la seguridad que Sara iba a darle un hijo, ahora que era anciana, ¡y al año, lo tuvo!, lo que Abram más deseaba.
i. Sodoma y Gomorra, 18-19.
Estos son los nombres las dos ciudades más importantes de la “llanura” que Adonay destruyó con “azufre y fuego”[19]. Las otras que la Biblia menciona eran Adma y Zeboim[20], y habitadas por cananeos. Según 10.19, estaban ubicadas en el extremo sudeste del territorio cananeo. Génesis 14 narra los escasos sucesos que tenemos de su historia política. Sus reyes, después de pagar tributos por doce años a Quedorlaomer, rey de Elam, se rebelaron. Volvió Quedorlaomer con otros tres reyes en el decimocuarto año y los derrotó en el valle de Sidim. Entre los cautivos se llevaron a Lot, que entonces vivía en Sodoma, y Abraham corrió a rescatarlo.
La ubicación de Sodoma y Gomorra ha sido asunto muy discutido. Una teoría aboga por situarlas al norte, y la otra al sur del mar Muerto. La mayoría de los críticos modernos se deciden por el lado meridional. Mientras la pequeña Zoar se ubicaba entre la actual orilla del mar y las montañas de Moab, las otras ciudades seguramente estaban situadas en el área hoy sumergida en la parte sur del Mar Muerto. Las últimas investigaciones submarinas efectuadas en dicha zona parecen haber hallado restos de ciudades.
En esa región, que está al sur de la península el-Lisan, se extendía indudablemente el fértil valle de Sidim, regado por las cinco corrientes que hoy fluyen del este y sudeste hacia ese lugar. Génesis 14.3 hace un paréntesis para mostrar que el antiguo valle de Sidim fue más tarde cubierto por el mar Salado o mar Muerto. Por cierto, la máxima profundidad en ese sitio es de cerca de 6 metros, mientras que al norte del mar ya se ha encontrado una profundidad superior a 160 metros. En la época de los romanos, el sur del mar Muerto era todavía menos profundo, y era posible cruzar a pie de el-Lisan a la orilla opuesta.
El texto de Ezequiel 16.46 confirma también el sitio meridional de Sodoma y Gomorra. Sodoma estaba al sur de lo que después se conoció como Jerusalén. Es al sur donde hay mayores probabilidades de hallar vestigios de un gran fuego, como por ejemplo, en la zona sur de Hebrón. La montaña Gebel Usdum, o sea “montaña de Sodoma”, que posiblemente preserva el nombre de la antigua ciudad destruida, se halla al sur. Las columnas similares roídas por la erosión en sus estratos de roca de sal recuerdan el relato de la mujer de Lot[21]. A propósito de Génesis 14.10, ciertas investigaciones realizadas en la zona alrededor de Gebel Usdum revelaron abundantes indicios de petróleo, inclusive gas y derramamientos de betún.
La Biblia registra en Génesis 19 el fin catastrófico de las ciudades del valle de Sidim. Tanto la Biblia como los escritores antiguos dan a entender que el fuego jugó un papel más importante que el azufre en la destrucción de las ciudades. Ya que la región del mar Muerto ha sido escena de frecuentes movimientos sísmicos, a través de la historia, se acostumbra explicar que la tremenda catástrofe se dio como resultado de fuertes terremotos acompañados de explosiones e incendios de gas, petróleo y asfalto o betún. Abraham, desde lejos, podía contemplar la gran columna de humo que subía al cielo. Aunque se trate de un concurso de fenómenos naturales, según la Biblia fue un juicio de Dios que estuvo anunciado[22].
Se cree que Bab edh-Dhra, unos 8 kilómetros al sudeste de el-Lisan, desde la orilla del mar, había sido frecuentado desde aproximadamente 2300 al 1900 a.C. Esa interrupción puede, quizás, indicar la fecha aproximada. De todos modos, se dio en la época de Abraham que, según la opinión general, vivió en el primer tercio del segundo milenio a.C.
Génesis 18.20 revela la razón del castigo tan severo infligido por Dios a Sodoma y Gomorra. Mientras Génesis 19 enfatiza la perversión sexual, particularmente la homosexualidad, Ezequiel 16.49 menciona la soberbia, la opulencia y la negligencia ante el afligido y el pobre. Los textos de Sodoma y Gomorra a través de la Biblia o describen su completa devastación o subrayan su maldad[23]. Sodoma y Gomorra sirven de constante advertencia: Dios es Juez y castiga cuando su justicia lo exige. Sin embargo, en su ira se acuerda de la misericordia, y libra a los suyos del mal[24].
2. Isaac (21-22).
Nació en la ancianidad de sus padres y por la aparente imposibilidad de que esto pudiera ocurrir, ambos rieron ante la noticia[25]. Impulsada por su propia esterilidad, Sara dio su esclava Agar a Abraham[26] y de esta unión nació Ismael. Después del nacimiento de Isaac, los celos entre Sara y Agar motivaron la despedida de Agar e Ismael de la casa de Abraham. Años después, Dios pidió a Abraham que sacrificara a Isaac, su único hijo, y así probó su fe mientras la devoción, humildad y sumisión de Isaac se destacaron. Abraham obedeció, y entonces Dios reiteró su promesa de que su descendencia sería innumerable[27].
A los cuarenta años, Isaac se casó con su prima Rebeca y por medio de esta unión la promesa se cumplió. Rebeca fue estéril durante veinte años, pero Dios intervino en respuesta a las plegarias de Isaac y nacieron Esaú y Jacob[28]. La preferencia que la madre sentía por Jacob, y la del padre por Esaú, provocaron antagonismo, discordia y largas separaciones entre los hermanos. Murió a los ciento ochenta años y sus dos hijos lo sepultaron en Hebrón.
Según el Nuevo Testamento, Isaac fue el primer circuncidado al octavo día[29]; la descendencia de los elegidos se cuenta a partir de él[30]. Por ser hijo unigénito, nacido milagrosamente, heredero de la promesa a Abraham y destinado a ser padre de multitudes[31] es mucho más significativa su restauración después del sacrificio “en sentido figurado”[32]. Pablo se vale de Sara e Isaac como representaciones alegóricas de los cristianos justificados por la fe y libres herederos de todos los beneficios espirituales[33].
Isaac es tipo de Jesús:
ü Por su nacimiento: Esperado por largo tiempo, como el del Mesías; nace por un milagro, como Jesús de una virgen; fue motivo de gran alegría.
ü Por su Sacrificio: El hijo único de la promesa, el amado del padre, que carga con la leña, como Jesús con la cruz. “Dios pondrá el cordero”, le dijo Abraham, ¡y Jesús es el Cordero de Dios! Finalmente, Isaac es salvado por el ángel y a los tres días regresó a su casa; lo mismo que Jesús que a los tres días fue resucitado y regresó a la casa del Padre. Isaac es un personaje muy sencillo. No hizo nada espectacular, solo “recibir” lo que le daba su padre, hasta la misma esposa, Rebeca, la recibió porque se la dio su padre. Alguien le ha descrito como el hijo mediocre de un gran padre, Abraham; y el padre mediocre de un gran hijo, Jacob.
3. Jacob (25-50).
Se sitúa a Jacob, probablemente, en el siglo XVIII a.C. Nació como respuesta a la oración de fe de su padre[34]. Su historia aparece en Génesis 25.21–50.14. Desde antes de nacer, su madre supo, por revelación divina, que en su seno se originarían dos grandes naciones ya divididas entre sí. Esaú nació primero, pero Jacob le siguió asido de su talón[35]. Según la Ley antigua, la primogenitura le correspondía a Esaú, pero Jacob, con notable astucia, la consiguió de su hermano a cambio de un guisado[36].
a. En Hebrón (25-27).
Aconsejado por su madre, Jacob obtuvo con engaño la bendición paterna[37], y Esaú, indignado, prometió matarlo[38]. Como consecuencia, Rebeca misma se vio obligada a procurar que Isaac enviara a Jacob a Harán, con el pretexto de elegir esposa allí[39].
b. En Bet-el (28).
Durante su viaje Jacob tuvo una visión que le afectó profundamente: veía una escalera que llegaba hasta el cielo y ángeles de Dios que subían y bajaban. En aquel lugar Dios confirmó a Jacob el pacto con Abraham. Jacob erigió un altar, llamó a aquel lugar Bet-el, casa de Dios, e hizo voto ante Dios[40].
c. En Harán (29-31).
Una vez en Harán Jacob permaneció con su tío Labán, a quien sirvió siete años para poder recibir a Raquel como esposa. Sin embargo, debió trabajar siete años más, Labán le entregó primero a Lea, su hija mayor[41]. De Lea, Jacob tuvo seis hijos varones: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón, y una hija, Dina; de la esclava de Lea tuvo a Gad y Aser. De la esclava de Raquel tuvo a Dan y Neftalí. Como respuesta divina a los ruegos de Raquel también tuvo con ella dos hijos, José y Benjamín, quienes llegaron a ser los favoritos de Jacob. Todos, excepto Benjamín que nació en el camino de Efrata, Belén, y costó la vida de su madre[42], nacieron en Padan-aram[43].
Gracias a su astucia, Jacob prosperó tanto que provocó la envidia de los hijos de Labán. Como consecuencia, para zanjar las desavenencias y por indicación divina, se volvió a Canaán, pero Labán lo persiguió y alcanzó. Este le propuso celebrar un pacto[44], se separaron amistosamente y Jacob pudo proseguir su viaje.
d. En Peniel (32).
Al pasar por Mahanaim le salieron al encuentro ángeles de Dios[45]. Por temor de su hermano Esaú, planeó hábilmente el encuentro con él. La noche anterior luchó con el ángel de Adonay y, en consecuencia, obtuvo una bendición. Fue entonces cuando recibió el nombre de Israel, el que “ha sido fuerte contra Dios y contra los hombres, y le has vencido”[46], nombre que se perpetuó en “los hijos de Israel”[47], y llegó a abarcar a todo el pueblo elegido de Dios. Jacob llamó a aquel lugar Peniel, el rostro de Dios.
e. En Siquem, Bet-el y Hebrón (33-37).
Después de su reconciliación con Esaú, Jacob se instaló en Siquem[48], pero debido al ultraje de que fue objeto su hija Dina, y a la consecuente venganza de Simeón y Leví contra la ciudad, tuvo que dejar Siquem. Marchó a Bet-el, donde Dios le confirmó sus promesas[49]. Después llegó a Hebrón, a tiempo para sepultar a su padre[50].
La predilección de Jacob por José y los sueños de este le crearon serios problemas de celos entre sus hijos. Un día los propios hermanos vendieron a José y le hicieron creer a Jacob que había muerto[51]. No sería sino años después, cuando fueron a Egipto debido a una escasez de alimentos, que Jacob y el resto de sus hijos descubrirían que el gobernador de aquella tierra era José[52]. Jacob y sus demás hijos se instalaron en la tierra de Gosén, donde vivió diecisiete años más[53]. Murió cuando tenía más de ciento treinta años, rodeado de sus hijos y después de otorgar a cada uno su bendición[54]. Lo llevaron a Canaán para sepultarlo en la cueva de Macpela, como siempre deseó[55].
4. José (37-50).
a. Hijo predilecto (29-38).
Nació en Padan-aram, lugar de la antigua Mesopotamia, hoy Irak[56]. Niño aún, se trasladó con sus padres y hermanos a Palestina donde vivió hasta los 17 años de edad, dedicado a pastorear los rebaños de su padre, de quien era hijo predilecto[57]. Más tarde, debido a esta predilección que Jacob sentía por José y al hecho de que este contaba a su padre los malos caminos de sus hermanos mayores, estos le aborrecieron en tal forma que un día lo vendieron como esclavo a unos mercaderes madianitas por veinte piezas de plata. Dijeron a su padre que lo había matado algún animal[58]. Los mercaderes lo llevaron a Egipto donde lo vendieron a Potifar, capitán de la guardia del faraón.
b. En Egipto (39-50).
1. En Casa de Potifar.
Gracias a su inteligencia y honradez, José fue puesto de mayordomo en la casa de Potifar, su amo[59], pero debido a una calumnia de la esposa de este, lo encarcelaron por largo tiempo[60]. Dios lo bendijo, sin embargo, asistiendo “a José y le cubrió con su misericordia, haciendo que se ganase el favor del alcaide”[61].
2. En la cárcel.
Al igual que Potifar, el carcelero descubrió que José poseía dones que lo hacían diferente a los demás reos, así que lo colocó como su asistente.
Alguna razón tuvo Faraón para enviar al jefe de los coperos y al de los panaderos a la cárcel. Probablemente se dio cuenta de algún plan para matarle y como no sabía quién de los dos era el cabecilla, encerró a ambos, pero luego supo quién era el culpable.
José tuvo oportunidad de interpretar los sueños de estos dos oficiales del Faraón, también prisioneros, lo que después le proporcionó igual oportunidad de interpretar un sueño misterioso del Faraón. La interpretación correcta del sueño de ambos, en donde el panadero tuvo que morir, mientras que el copero volvió a su puesto, permitió que por lo menos un miembro de la corte, el copero, supiese del don de José como intérprete de sueños y que en su momento, pudiese ser usado para descifrar el sueño que tuvo Faraón. Como recompensa, y en bien de la economía del país, a José lo sacaron de la prisión para ocupar el cargo de primer ministro en el gobierno de la nación[62]. En esta forma llegó a ser el segundo personaje en la nación. El país prosperó extraordinariamente bajo su dirección[63].
3. Como Gobernador.
Mientras ocupaba el cargo de Primer Ministro, José contrajo matrimonio con Asenat, joven egipcia de familia distinguida[64]. De esta unión nacieron dos hijos: Manasés, el primogénito, a quien José llamó así porque dijo: “Dios me ha hecho olvidar todo mi trabajo y la casa de mi padre”; al segundo lo llamó Efraín ya que “me ha hecho fructificar Dios en el país de mi aflicción”[65].
Efraín y Manasés fueron vistos por Jacob como hijos suyos[66] y encabezaron dos tribus de Israel. Una vez conquistada la tierra prometida, recibieron porciones al igual que sus tíos[67], privilegio otorgado por herencia de tan ilustre padre.
Es probable que uno de los hicsos, el Faraón de Egipto, nombrara a José como Primer Ministro cerca del 1720–1570 a.C. Estos semitas se infiltraron a Egipto desde Canaán, y observando escrupulosamente todas las costumbres egipcias, llegaron a dominar el país por muchos años. José fue simplemente uno de los muchos esclavos semitas en Egipto durante esa época. Por ejemplo, en una lista recién descubierta de los 79 sirvientes de una casa egipcia de ese período, por lo menos 45 tenían nombres asiáticos, es decir, eran semitas igual que José, probablemente esclavos.
En los días en que José gobernaba en Egipto hubo escasez de alimentos en las tierras inmediatas. Jacob envió a sus hijos para comprar alimentos en el referido país, pues allá había abundancia gracias a la buena administración de José[68]. Tal era la necesidad en los alrededores, que José adquirió para el Faraón casi toda la tierra de Egipto[69]. Cuando sus hermanos llegaron, José los reconoció, pero para probarlos y saber de sus intenciones “él no se dio a conocer, y hablándoles con dureza les dijo: “¿De dónde venís?”[70]. Después de una serie de exigencias, entre las que manifestó su deseo de ver a Benjamín, el menor de la familia que había quedado con el padre, José se despidió de ellos sin haberse dado a conocer. Los surtió de trigo y comida para el camino[71], y les dio testimonio de su fe en Dios[72]. Al actuar de esta forma tan severa y fingida, José sentía arder su corazón en amor hacia sus hermanos; por tanto, se retiró de ellos y desahogó su corazón llorando[73].
En una nueva visita de sus hermanos a Egipto en busca de pan, José se reveló a ellos sincera y emocionalmente[74]. Después de esta entrevista hizo venir a su padre y a sus hermanos, para que residieran en Egipto; destinó para ellos la región más rica del país[75].
Cuando Jacob enfermó de muerte, José, junto con sus dos hijos, fue a visitarlo. Y una vez ocurrido el fallecimiento de Jacob, José dispuso un largo viaje de toda la familia hasta la Tierra Santa, para dar a su padre honrosa sepultura en la tierra de sus antepasados. Así José obedeció la disposición testamentaria de su progenitor[76].
Después de la muerte de Jacob, los hermanos de José temieron que este cambiaría de actitud hacia ellos y los tratara con dureza. Conocedor de este sentimiento, José les dio muestras de su sincero amor hacia ellos[77]. José murió en Egipto a los ciento diez años de edad, una duración de vida que los egipcios consideraban ideal, y por tanto una señal de la bendición divina. Lo embalsamaron y pusieron en un ataúd que conservaron en Egipto[78]. Años después, cuando los israelitas ganaron su libertad y partieron rumbo a Palestina, llevaron consigo los huesos de José[79]. Tan venerables restos viajaron con los israelitas por el desierto; y una vez conquistada la tierra prometida, los enterraron en la población de Siquem[80].
5. Las Doce Tribus de Israel (Génesis 29-30, 35.22, 48 y 49, Números 1).
Una tribu era una organización social de los pueblos primitivos que obedecían a un jefe y tenían un tronco familiar común. Este sistema de gobierno existe todavía entre algunos grupos étnicos indígenas en Asia, África y América.
El pueblo de Israel, desde los días de Jacob, y aun después de comenzar la monarquía, vivió bajo este sistema de gobierno. La nación estaba formada por doce tribus, o trece, como veremos más adelante, descendiente cada una de uno de los hijos de Jacob, y que unidas llegaron a formar una gran nación, especialmente bajo la dirección de Moisés, Josué, los jueces y los reyes Saúl, David y Salomón. Después de la muerte de Salomón el país se dividió en dos reinos: El del norte, Israel, formado por diez tribus; y el del sur, Judá, formado por las tribus de Judá y Benjamín[81]. Leví quedó fuera. Según vemos en los libros de Esdras y Nehemías, el reconocimiento de las tribus existió hasta el cautiverio en Babilonia.
El origen de las doce tribus de Israel parte del nacimiento de los hijos de Jacob[82]. En Génesis 49 las tribus son las siguiente: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Zabulón, Isacar, Dan, Gad, Aser, Neftalí, José y Benjamín. Ya en su lecho de muerte, Jacob adoptó a los dos hijos de José, Manasés y Efraín, como hijos suyos, lo cual da un número de trece tribus[83]. En la división de la tierra prometida se asignó a cada una de las tribus su porción de territorio, con la única excepción de la tribu de Leví. Esta, por haber sido consagrada al sacerdocio, tendría que vivir de los diezmos y las primicias[84].
Cada tribu tenía su propio gobierno, pero de la unión de todas ellas surgiría la nación, con una especie de gobierno federal parecido al de algunas naciones modernas.
[1] Romanos 4.16; Génesis 22.8.
[2] La Toráh
[3] Génesis 11.31- 32; Hechos 7.2, 4.
[4] Deuteronomio 26.5.
[5] Génesis 27.43; 28.10; 29.4.
[6] Génesis 11.29.
[7] Isaías 31.1. BAD
[8] Hebreos 5.6-7; 6.20.
[9] Romanos 4.3, Gálatas 3.6, Santiago 2.
[10] DHH
[11] Génesis 16.11
[12] Génesis 16.12. La Toráh
[13] Génesis 17.23, 25.
[14] Génesis 21.1–21.
[15] Génesis 21.20, 21.
[16] Génesis 25.12–16.
[17] Génesis 28.9.
[18] Génesis 25.9.
[19] Génesis 19.24. Ibid
[20] Génesis 14.2.
[21] Génesis 19.26.
[22] Génesis 19.13.
[23] Sofonías 2.9; Ezequiel 16.46.
[24] Génesis 19.16, 19.
[25] Génesis 17.17; 18.12–15; 21.6.
[26] Génesis 16.1, 2.
[27] Génesis 22.1–18.
[28] Génesis 25.21.
[29] Hechos 7.8.
[30] Romanos 9.7.
[31] Hebreos 11.9, 12.
[32] Hebreos 11.17–19.
[33] Gálatas 4.21–31.
[34] Génesis 25.21.
[35] Génesis 25.22–26.
[36] Génesis 25.29–34; Hebreos 12.16.
[37] Génesis 27.1–29.
[38] Génesis 27.41.
[39] Génesis 27.42–28.5; Oseas 12.12.
[40] Génesis 28.11–22.
[41] Génesis 29.9–28.
[42] Génesis 35.16–19.
[43] Génesis 35.23–26.
[44] Génesis 31.
[45] Génesis 32.1-2.
[46][46] Génesis 32.29. Ibid Oseas 12.3-4.
[47] Génesis 42.5. Ibid
[48] Génesis 33.18.
[49] Génesis 35.1–15.
[50] Génesis 35.27–29.
[51] Génesis 37.
[52] Génesis 42–45.
[53] Génesis 46–47.28.
[54] Génesis 48 y 49.
[55] Génesis 50.1–14.
[56] Génesis 29.4; 30.22–24.
[57] Génesis 31.17, 18; 37.2.
[58] Génesis 37.3–36.
[59] Génesis 39.1–4.
[60] Génesis 39.1–20.
[61] Génesis 39.21. Ibid
[62] Génesis 41.1–44.
[63] Génesis 41.49.
[64] Génesis 41.45, 46.
[65] Génesis 41.51-52. Ibid
[66] Génesis 48.8–20.
[67] Josué 14.4.
[68] Génesis 42.
[69] Génesis 41.46–49, 53–57; 47.13–26.
[70] Génesis 42.7. Ibid
[71] Génesis 42.25, 26.
[72] Génesis 42.18.
[73] Génesis 42.24.
[74] Génesis 45.1–14.
[75] Génesis 46.1–12.
[76] Génesis 50.1–14.
[77] Génesis 50.15–23.
[78] Génesis 50.24–26.
[79] Éxodo 13.19.
[80] Josué 24.32.
[81] 1 Reyes 12.1–33.
[82] Génesis 29.31; 30.23; 35.16–21.
[83] Génesis 48.5.
[84] Josué 21.1–40.
La Segunda Parte del Génesis, es el comienzo del “Pueblo de Dios”, que fue muy humilde, con una familia, la de Abraham, y un total de 66 personas cuando se fueron a Egipto al final del Génesis. El “Pueblo” estaba regido por “Patriarcas”, que eran los “cabezas de familia”:
ü Abraham (fe): Es el “padre de la fe”, tipo de Dios Padre: Capítulos 12 al 21.
ü Isaac (esperanza): Hijo de Abraham, tipo de Jesús, “casi sacrificado”, capítulos 21 al 25.
ü Jacob (amor): Nieto de Abrahán, su nombre fue cambiado a “Israel”, “príncipe de Dios”, por la acción del Espíritu Santo, capítulos 25 al 36.
ü Los 12 hijos de Jacob: Son las 12 tribus de Israel, del Pueblo de Dios, símbolo de la Iglesia, con 12 Apóstoles.
ü José, tipo del “cristiano”, capítulos 37-50, y tipo de Cristo, ¡con 130 semejanzas!
1. Abraham (Capítulos 11-21).
Nació “Abram” en Ur, cerca del año 2166 a.C., en el actual Irak, país musulmán, ¡y es el padre de los judíos! Uno de sus hijos, Ismael, es el “padre de los musulmanes”. Es mencionado 308 veces en la Biblia; 234 veces en el Antiguo Testamento y 74 en el Nuevo.
Ur es llamada una antiquísima ciudad de Sumeria, que aunque puede no ser la misma “Ur de los caldeos” si tuvo una gran influencia en ella. Ur de los caldeos se encontraba a orillas del Éufrates, a unos 260 kilómetros del golfo Pérsico y fue fundada antes del 4000 a.C. La época más importante para Ur fue la de la civilización sumeria (3100–2000 a.C.), durante la cual era puerto y centro de esta civilización. El descubrimiento de las tumbas reales (2500 a.C.) por los arqueólogos revela riquezas asombrosas y una elevada cultura: Piedras preciosas, adornos de oro (encontraron uno para la cabeza con una banda de oro que medía 8,5 metros), armas y arpas.
Los habitantes de Ur eran politeístas. Los principales dioses eran el agua, el cielo, la tierra y el aire. Estos cuatro crearon el universo, que consiste en una vasta expansión formada dentro de las aguas, separando las aguas que están sobre la expansión de las que están debajo de ella. Dentro de este espacio está todo nuestro mundo. Los hombres se hicieron y colocaron aquí sencillamente para servir a los dioses a fin de que estos pudieran dedicarse por entero a los placeres divinos. Es importante notar que la cultura de los habitantes de Ur en particular, y de Sumer en general, influyó en todo el antiguo Cercano Oriente. Por lo mismo se encuentran en el Antiguo Testamento muchos paralelos de costumbres culturales, concepciones acerca del mundo y figuras literarias.
En el capítulo 17 de Génesis, el de la circuncisión, Dios le cambió el nombre a Abram por “Abraham”, que quiere decir “padre de muchedumbre de pueblos”, y en verdad así ha sido, Abraham es el padre de judíos, cristianos y musulmanes.
a. El llamado y la promesa (Capítulo 12).
Estando viviendo en Ur de los caldeos cuando era un “idólatra”, Abram fue llamado por Dios y él creyó a Dios, lo dejó todo, y se fue sin saber donde, “Dios proveerá”[1], y llevaba consigo a su sobrino Lot.
En 12.1-3 es la llamada y la “promesa”: “Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre,...De ti haré una nación grande y te bendeciré...”[2]. De tu descendencia nacerá el Mesías” por el que serán benditas todas las naciones, promesa que le repetirá 3 veces ¡y se cumplió en Mateo 1.1!
En un principio, Abraham falló al no obedecer la orden completa de Dios. Él salió de Ur, pero llevó consigo a su padre y a su sobrino. El patriarca se ve un tiempo detenido en Harán.
Harán era una ciudad al norte de Mesopotamia, ubicada 32 kilómetros al sudeste de Ur en la Turquía Oriental de hoy. Allí vivió Abraham con su padre, cuando ambos emigraron de Ur; y de allí salió, después de la muerte de su padre, hacia Canaán[3]. Esto confirma el origen arameo de los patriarcas[4]. Rebeca, la esposa de Isaac, fue traída de Harán. Más tarde Jacob huyó hacia allá y se casó con dos hijas de su tío Labán, Lea y Raquel[5]. Posiblemente la ciudad se fundó durante la tercera dinastía de Ur (2000 a.C.), siendo siempre un centro de adoración a la luna. Recientes descubrimientos concuerdan con Ezequiel 27.23, que cataloga a Harán como una famosa ciudad comercial. Según Isaías 37.12 y 2 Reyes 19.12 fue devastada antes de Senaquerib. No obstante, las excavaciones demuestran que Harán sobrevivió hasta la época cristiana a lo largo de los períodos asirio, babilónico e islamita.
Abraham se casó con Sara, que quiere decir “princesa”, que por gracia quedó embarazada cuando ya era anciana[6].
b. Sus “tres altares” (12-13).
Después de más de 1600 kilómetros, llegó a “Siquem”, donde después Jesús se encontró con la Samaritana, y levantó el primer “altar”; Siquem quiere decir “espíritu”, y en verdad, el Espíritu es lo fundamental en el cristiano, ¡pero no basta! Abraham siguió hasta “Betel” que quiere decir "casa de Dios", y ahí levantó otro altar, ¡pero no basta tener el Espíritu y estar en la Iglesia! Abraham tuvo que seguir hasta “Hebrón” que quiere decir “comunidad”, donde levantó el tercer altar.
c. En Egipto (12.20).
Después de un breve tiempo en Bet-el, Abram fue tentado. Él había obedecido a Dios y había logrado la victoria, pero el hambre lo debilitó, haciéndolo dejar Palestina para ir a Egipto. Esta es la primera mención de Egipto en las Escrituras. En la Biblia aparece como tipo del mundo, un ejemplo de la dependencia de la ayuda de los recursos materiales antes de la confianza en Dios, por lo que el Señor dice: “¡Ay de los que descienden a Egipto en busca de ayuda, de los que se apoyan en la caballería, de los que confían en la multitud de sus carros de guerra y en la gran fuerza de sus jinetes, pero no toman en cuenta al Santo de Israel, ni buscan al Señor! [7]”
Abram se hizo rico a base de mentiras, al decir que Sara no era su esposa, sino su hermana, para que el Faraón la cortejara, y lo llenara de riquezas.
d. En Bet-el (13).
Cuando Abram regresa de Egipto, lo primero que hace es volver a adorar en Bet-el, en donde había dejado las bendiciones de Dios. Pero las consecuencias de su desobediencia en cuanto a salir solo de Ur, todavía lo alcanzan. Los siervos de su sobrino Lot se pelean con los suyos. Abram concede lo que ningún otro hombre mayor hubiese permitido, dejando que Lot escoja la tierra. Pero Lot muestra su poca espiritualidad, lo que le traería problemas más tarde.
e. El Valor (14).
Se registra la primera guerra en la Biblia. Desde este momento y hasta Revelación 19, el mundo estará lleno de guerras y muertes. Según la Sociedad de Derecho Internacional solo ha habido sobre la tierra 268 años de paz en un periodo de 4000 años, a pesar de que se han firmado 8000 tratados de paz diferentes.
En esta guerra nueve naciones se vieron involucradas. Quedorlaomer, rey de Elam, hizo alianza con Amrafel, rey de Sinar, y otros reyes, para guerrear contra Sodoma, Gomorra y otras ciudades. En la batalla de Sidim, Quedorlaomer y sus soldados resultaron vencedores y Lot fue hecho prisionero. Enterado Abram de lo que sucedía, atacó por sorpresa a Quedorlaomer, y rescató a Lot.
Al regreso de haber derrotado a los reyes, Abram se encontró con Melquisedec, rey de Salem. Todo lo que sabemos de Melquisedec es registrado en Génesis 14.18-20. Melquisedec es mencionado subsiguientemente solo una vez en todo el Antiguo Testamento, en el Salmo 110.4. El significado típico de su historia es expuesto con todo detalle en la Epístola a los Hebreos 7. El escritor allí indica la superioridad de su sacerdocio al de Aarón en estos varios aspectos:
1) Hasta el mismo Abraham le pagó diezmos;
2) Él bendijo a Abraham;
3) Él es el tipo de un Sacerdote que vive para siempre;
4) Leví, aún no nacido, le pagó diezmos en la persona de Abraham;
5) La permanencia de su sacerdocio en Cristo implicó la abrogación del sistema de Levítico;
6) Él fue hecho sacerdote no sin un juramento; y…
7) Su sacerdocio ni se puede transmitir ni puede ser interrumpido por la muerte. Este hombre, Melquisedec, porque vivirá para siempre, tiene un sacerdocio inalterable.
Es una tradición antigua entre los judíos que Melquisedec era Sem, el hijo de Noé, que puede haber sobrevivido a este tiempo. Melquisedec era un príncipe Canaanita, un devoto del Dios verdadero, y en su peculiar historia podemos encontrar un tipo de nuestro Señor, nuestro Magnífico Sumo Sacerdote[8]. A Melquisedec la Biblia le da atributos que solamente podrían ser atribuidos a Dios, por lo tanto es posible que Melquisedec haya sido lo que los teólogos llamamos una Cristofanía o Teofanía: la aparición del Dios Eterno en la persona de Cristo en carne humana, allá en los tiempos del Antiguo Testamento.
f. Alianza y Justificación (15).
En el capítulo 15, Dios hace la alianza con Abram, prometiéndole descendencia de Sara. El versículo 15.6 lo usarán Pablo y Santiago como base teológica de la "justificación por la fe"[9]: “Abram creyó al Señor, y por eso el Señor lo aceptó como justo”[10]. La “circuncisión” del capítulo 17, no es la razón de su justificación, sino la “Señal” de que estaba justificado.
g. Ismael (16).
Dios se tardaba mucho, y Sara estaba envejeciendo. Siguiendo una costumbre antigua, Sara consintió en que Agar, su sierva egipcia, concibiera un hijo de Abraham, el cual se llamó Ismael, que significa “Dios oye”[11]. Sara se quejó luego de que Agar, viéndose embarazada, la miraba con desprecio. Entonces Agar huyó, evidentemente con la intención de volverse a su patria, Egipto. Pero, habiéndola encontrado el ángel de Adonay en el desierto, le ordenó que se volviera a su señora y le prometió multiplicar su linaje. Le predijo además cómo habría de ser el hijo que iba a tener: “Su mano contra todos, y la mano de todos contra él; y enfrente de todos sus hermanos plantará su tienda”[12]. Agar volvió a su señora y cuando Ismael nació, Abraham era de ochenta y seis años de edad. Trece años después Ismael fue circuncidado[13]. Sin embargo, con ocasión de la fiesta con que Abraham celebró el día en que Isaac fue destetado, Sara vio que Ismael se burlaba de Isaac, su primogénito, y esto la hizo enojarse mucho. Detrás de todo estaba la competencia por establecer quién sería el heredero de las promesas de Dios. Abraham cedió a las instancias de Sara y despidió a Agar con su Ismael, quienes casi perecieron de sed en el desierto, pero fueron milagrosamente atendidos por el ángel de Adonay[14]. Ismael creció e hizo del desierto el lugar de su habitación; su oficio fue la cacería. Se casó con una mujer egipcia[15] y fue padre de doce hijos, todos príncipes[16]. Tuvo además una hija, Mahalat, quien llegó a ser mujer de Esaú[17]. Acompañó a Isaac en el entierro de su padre Abraham[18].
h. ¡Los 3 extranjeros! ¡el hijo! (18).
En Génesis 18, Abram recibe la visita de 3 extranjeros en su casa del encinar de Mambré, en Hebrón, sin conocerlos, les preparó toda una comida: ¡Un becerro para los tres!, mas pan de 20 kilos de harina, cuajada y leche y, sin sospechárselo, resultó ser Dios con dos ángeles y como premio a su generosidad, le dieron la seguridad que Sara iba a darle un hijo, ahora que era anciana, ¡y al año, lo tuvo!, lo que Abram más deseaba.
i. Sodoma y Gomorra, 18-19.
Estos son los nombres las dos ciudades más importantes de la “llanura” que Adonay destruyó con “azufre y fuego”[19]. Las otras que la Biblia menciona eran Adma y Zeboim[20], y habitadas por cananeos. Según 10.19, estaban ubicadas en el extremo sudeste del territorio cananeo. Génesis 14 narra los escasos sucesos que tenemos de su historia política. Sus reyes, después de pagar tributos por doce años a Quedorlaomer, rey de Elam, se rebelaron. Volvió Quedorlaomer con otros tres reyes en el decimocuarto año y los derrotó en el valle de Sidim. Entre los cautivos se llevaron a Lot, que entonces vivía en Sodoma, y Abraham corrió a rescatarlo.
La ubicación de Sodoma y Gomorra ha sido asunto muy discutido. Una teoría aboga por situarlas al norte, y la otra al sur del mar Muerto. La mayoría de los críticos modernos se deciden por el lado meridional. Mientras la pequeña Zoar se ubicaba entre la actual orilla del mar y las montañas de Moab, las otras ciudades seguramente estaban situadas en el área hoy sumergida en la parte sur del Mar Muerto. Las últimas investigaciones submarinas efectuadas en dicha zona parecen haber hallado restos de ciudades.
En esa región, que está al sur de la península el-Lisan, se extendía indudablemente el fértil valle de Sidim, regado por las cinco corrientes que hoy fluyen del este y sudeste hacia ese lugar. Génesis 14.3 hace un paréntesis para mostrar que el antiguo valle de Sidim fue más tarde cubierto por el mar Salado o mar Muerto. Por cierto, la máxima profundidad en ese sitio es de cerca de 6 metros, mientras que al norte del mar ya se ha encontrado una profundidad superior a 160 metros. En la época de los romanos, el sur del mar Muerto era todavía menos profundo, y era posible cruzar a pie de el-Lisan a la orilla opuesta.
El texto de Ezequiel 16.46 confirma también el sitio meridional de Sodoma y Gomorra. Sodoma estaba al sur de lo que después se conoció como Jerusalén. Es al sur donde hay mayores probabilidades de hallar vestigios de un gran fuego, como por ejemplo, en la zona sur de Hebrón. La montaña Gebel Usdum, o sea “montaña de Sodoma”, que posiblemente preserva el nombre de la antigua ciudad destruida, se halla al sur. Las columnas similares roídas por la erosión en sus estratos de roca de sal recuerdan el relato de la mujer de Lot[21]. A propósito de Génesis 14.10, ciertas investigaciones realizadas en la zona alrededor de Gebel Usdum revelaron abundantes indicios de petróleo, inclusive gas y derramamientos de betún.
La Biblia registra en Génesis 19 el fin catastrófico de las ciudades del valle de Sidim. Tanto la Biblia como los escritores antiguos dan a entender que el fuego jugó un papel más importante que el azufre en la destrucción de las ciudades. Ya que la región del mar Muerto ha sido escena de frecuentes movimientos sísmicos, a través de la historia, se acostumbra explicar que la tremenda catástrofe se dio como resultado de fuertes terremotos acompañados de explosiones e incendios de gas, petróleo y asfalto o betún. Abraham, desde lejos, podía contemplar la gran columna de humo que subía al cielo. Aunque se trate de un concurso de fenómenos naturales, según la Biblia fue un juicio de Dios que estuvo anunciado[22].
Se cree que Bab edh-Dhra, unos 8 kilómetros al sudeste de el-Lisan, desde la orilla del mar, había sido frecuentado desde aproximadamente 2300 al 1900 a.C. Esa interrupción puede, quizás, indicar la fecha aproximada. De todos modos, se dio en la época de Abraham que, según la opinión general, vivió en el primer tercio del segundo milenio a.C.
Génesis 18.20 revela la razón del castigo tan severo infligido por Dios a Sodoma y Gomorra. Mientras Génesis 19 enfatiza la perversión sexual, particularmente la homosexualidad, Ezequiel 16.49 menciona la soberbia, la opulencia y la negligencia ante el afligido y el pobre. Los textos de Sodoma y Gomorra a través de la Biblia o describen su completa devastación o subrayan su maldad[23]. Sodoma y Gomorra sirven de constante advertencia: Dios es Juez y castiga cuando su justicia lo exige. Sin embargo, en su ira se acuerda de la misericordia, y libra a los suyos del mal[24].
2. Isaac (21-22).
Nació en la ancianidad de sus padres y por la aparente imposibilidad de que esto pudiera ocurrir, ambos rieron ante la noticia[25]. Impulsada por su propia esterilidad, Sara dio su esclava Agar a Abraham[26] y de esta unión nació Ismael. Después del nacimiento de Isaac, los celos entre Sara y Agar motivaron la despedida de Agar e Ismael de la casa de Abraham. Años después, Dios pidió a Abraham que sacrificara a Isaac, su único hijo, y así probó su fe mientras la devoción, humildad y sumisión de Isaac se destacaron. Abraham obedeció, y entonces Dios reiteró su promesa de que su descendencia sería innumerable[27].
A los cuarenta años, Isaac se casó con su prima Rebeca y por medio de esta unión la promesa se cumplió. Rebeca fue estéril durante veinte años, pero Dios intervino en respuesta a las plegarias de Isaac y nacieron Esaú y Jacob[28]. La preferencia que la madre sentía por Jacob, y la del padre por Esaú, provocaron antagonismo, discordia y largas separaciones entre los hermanos. Murió a los ciento ochenta años y sus dos hijos lo sepultaron en Hebrón.
Según el Nuevo Testamento, Isaac fue el primer circuncidado al octavo día[29]; la descendencia de los elegidos se cuenta a partir de él[30]. Por ser hijo unigénito, nacido milagrosamente, heredero de la promesa a Abraham y destinado a ser padre de multitudes[31] es mucho más significativa su restauración después del sacrificio “en sentido figurado”[32]. Pablo se vale de Sara e Isaac como representaciones alegóricas de los cristianos justificados por la fe y libres herederos de todos los beneficios espirituales[33].
Isaac es tipo de Jesús:
ü Por su nacimiento: Esperado por largo tiempo, como el del Mesías; nace por un milagro, como Jesús de una virgen; fue motivo de gran alegría.
ü Por su Sacrificio: El hijo único de la promesa, el amado del padre, que carga con la leña, como Jesús con la cruz. “Dios pondrá el cordero”, le dijo Abraham, ¡y Jesús es el Cordero de Dios! Finalmente, Isaac es salvado por el ángel y a los tres días regresó a su casa; lo mismo que Jesús que a los tres días fue resucitado y regresó a la casa del Padre. Isaac es un personaje muy sencillo. No hizo nada espectacular, solo “recibir” lo que le daba su padre, hasta la misma esposa, Rebeca, la recibió porque se la dio su padre. Alguien le ha descrito como el hijo mediocre de un gran padre, Abraham; y el padre mediocre de un gran hijo, Jacob.
3. Jacob (25-50).
Se sitúa a Jacob, probablemente, en el siglo XVIII a.C. Nació como respuesta a la oración de fe de su padre[34]. Su historia aparece en Génesis 25.21–50.14. Desde antes de nacer, su madre supo, por revelación divina, que en su seno se originarían dos grandes naciones ya divididas entre sí. Esaú nació primero, pero Jacob le siguió asido de su talón[35]. Según la Ley antigua, la primogenitura le correspondía a Esaú, pero Jacob, con notable astucia, la consiguió de su hermano a cambio de un guisado[36].
a. En Hebrón (25-27).
Aconsejado por su madre, Jacob obtuvo con engaño la bendición paterna[37], y Esaú, indignado, prometió matarlo[38]. Como consecuencia, Rebeca misma se vio obligada a procurar que Isaac enviara a Jacob a Harán, con el pretexto de elegir esposa allí[39].
b. En Bet-el (28).
Durante su viaje Jacob tuvo una visión que le afectó profundamente: veía una escalera que llegaba hasta el cielo y ángeles de Dios que subían y bajaban. En aquel lugar Dios confirmó a Jacob el pacto con Abraham. Jacob erigió un altar, llamó a aquel lugar Bet-el, casa de Dios, e hizo voto ante Dios[40].
c. En Harán (29-31).
Una vez en Harán Jacob permaneció con su tío Labán, a quien sirvió siete años para poder recibir a Raquel como esposa. Sin embargo, debió trabajar siete años más, Labán le entregó primero a Lea, su hija mayor[41]. De Lea, Jacob tuvo seis hijos varones: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón, y una hija, Dina; de la esclava de Lea tuvo a Gad y Aser. De la esclava de Raquel tuvo a Dan y Neftalí. Como respuesta divina a los ruegos de Raquel también tuvo con ella dos hijos, José y Benjamín, quienes llegaron a ser los favoritos de Jacob. Todos, excepto Benjamín que nació en el camino de Efrata, Belén, y costó la vida de su madre[42], nacieron en Padan-aram[43].
Gracias a su astucia, Jacob prosperó tanto que provocó la envidia de los hijos de Labán. Como consecuencia, para zanjar las desavenencias y por indicación divina, se volvió a Canaán, pero Labán lo persiguió y alcanzó. Este le propuso celebrar un pacto[44], se separaron amistosamente y Jacob pudo proseguir su viaje.
d. En Peniel (32).
Al pasar por Mahanaim le salieron al encuentro ángeles de Dios[45]. Por temor de su hermano Esaú, planeó hábilmente el encuentro con él. La noche anterior luchó con el ángel de Adonay y, en consecuencia, obtuvo una bendición. Fue entonces cuando recibió el nombre de Israel, el que “ha sido fuerte contra Dios y contra los hombres, y le has vencido”[46], nombre que se perpetuó en “los hijos de Israel”[47], y llegó a abarcar a todo el pueblo elegido de Dios. Jacob llamó a aquel lugar Peniel, el rostro de Dios.
e. En Siquem, Bet-el y Hebrón (33-37).
Después de su reconciliación con Esaú, Jacob se instaló en Siquem[48], pero debido al ultraje de que fue objeto su hija Dina, y a la consecuente venganza de Simeón y Leví contra la ciudad, tuvo que dejar Siquem. Marchó a Bet-el, donde Dios le confirmó sus promesas[49]. Después llegó a Hebrón, a tiempo para sepultar a su padre[50].
La predilección de Jacob por José y los sueños de este le crearon serios problemas de celos entre sus hijos. Un día los propios hermanos vendieron a José y le hicieron creer a Jacob que había muerto[51]. No sería sino años después, cuando fueron a Egipto debido a una escasez de alimentos, que Jacob y el resto de sus hijos descubrirían que el gobernador de aquella tierra era José[52]. Jacob y sus demás hijos se instalaron en la tierra de Gosén, donde vivió diecisiete años más[53]. Murió cuando tenía más de ciento treinta años, rodeado de sus hijos y después de otorgar a cada uno su bendición[54]. Lo llevaron a Canaán para sepultarlo en la cueva de Macpela, como siempre deseó[55].
4. José (37-50).
a. Hijo predilecto (29-38).
Nació en Padan-aram, lugar de la antigua Mesopotamia, hoy Irak[56]. Niño aún, se trasladó con sus padres y hermanos a Palestina donde vivió hasta los 17 años de edad, dedicado a pastorear los rebaños de su padre, de quien era hijo predilecto[57]. Más tarde, debido a esta predilección que Jacob sentía por José y al hecho de que este contaba a su padre los malos caminos de sus hermanos mayores, estos le aborrecieron en tal forma que un día lo vendieron como esclavo a unos mercaderes madianitas por veinte piezas de plata. Dijeron a su padre que lo había matado algún animal[58]. Los mercaderes lo llevaron a Egipto donde lo vendieron a Potifar, capitán de la guardia del faraón.
b. En Egipto (39-50).
1. En Casa de Potifar.
Gracias a su inteligencia y honradez, José fue puesto de mayordomo en la casa de Potifar, su amo[59], pero debido a una calumnia de la esposa de este, lo encarcelaron por largo tiempo[60]. Dios lo bendijo, sin embargo, asistiendo “a José y le cubrió con su misericordia, haciendo que se ganase el favor del alcaide”[61].
2. En la cárcel.
Al igual que Potifar, el carcelero descubrió que José poseía dones que lo hacían diferente a los demás reos, así que lo colocó como su asistente.
Alguna razón tuvo Faraón para enviar al jefe de los coperos y al de los panaderos a la cárcel. Probablemente se dio cuenta de algún plan para matarle y como no sabía quién de los dos era el cabecilla, encerró a ambos, pero luego supo quién era el culpable.
José tuvo oportunidad de interpretar los sueños de estos dos oficiales del Faraón, también prisioneros, lo que después le proporcionó igual oportunidad de interpretar un sueño misterioso del Faraón. La interpretación correcta del sueño de ambos, en donde el panadero tuvo que morir, mientras que el copero volvió a su puesto, permitió que por lo menos un miembro de la corte, el copero, supiese del don de José como intérprete de sueños y que en su momento, pudiese ser usado para descifrar el sueño que tuvo Faraón. Como recompensa, y en bien de la economía del país, a José lo sacaron de la prisión para ocupar el cargo de primer ministro en el gobierno de la nación[62]. En esta forma llegó a ser el segundo personaje en la nación. El país prosperó extraordinariamente bajo su dirección[63].
3. Como Gobernador.
Mientras ocupaba el cargo de Primer Ministro, José contrajo matrimonio con Asenat, joven egipcia de familia distinguida[64]. De esta unión nacieron dos hijos: Manasés, el primogénito, a quien José llamó así porque dijo: “Dios me ha hecho olvidar todo mi trabajo y la casa de mi padre”; al segundo lo llamó Efraín ya que “me ha hecho fructificar Dios en el país de mi aflicción”[65].
Efraín y Manasés fueron vistos por Jacob como hijos suyos[66] y encabezaron dos tribus de Israel. Una vez conquistada la tierra prometida, recibieron porciones al igual que sus tíos[67], privilegio otorgado por herencia de tan ilustre padre.
Es probable que uno de los hicsos, el Faraón de Egipto, nombrara a José como Primer Ministro cerca del 1720–1570 a.C. Estos semitas se infiltraron a Egipto desde Canaán, y observando escrupulosamente todas las costumbres egipcias, llegaron a dominar el país por muchos años. José fue simplemente uno de los muchos esclavos semitas en Egipto durante esa época. Por ejemplo, en una lista recién descubierta de los 79 sirvientes de una casa egipcia de ese período, por lo menos 45 tenían nombres asiáticos, es decir, eran semitas igual que José, probablemente esclavos.
En los días en que José gobernaba en Egipto hubo escasez de alimentos en las tierras inmediatas. Jacob envió a sus hijos para comprar alimentos en el referido país, pues allá había abundancia gracias a la buena administración de José[68]. Tal era la necesidad en los alrededores, que José adquirió para el Faraón casi toda la tierra de Egipto[69]. Cuando sus hermanos llegaron, José los reconoció, pero para probarlos y saber de sus intenciones “él no se dio a conocer, y hablándoles con dureza les dijo: “¿De dónde venís?”[70]. Después de una serie de exigencias, entre las que manifestó su deseo de ver a Benjamín, el menor de la familia que había quedado con el padre, José se despidió de ellos sin haberse dado a conocer. Los surtió de trigo y comida para el camino[71], y les dio testimonio de su fe en Dios[72]. Al actuar de esta forma tan severa y fingida, José sentía arder su corazón en amor hacia sus hermanos; por tanto, se retiró de ellos y desahogó su corazón llorando[73].
En una nueva visita de sus hermanos a Egipto en busca de pan, José se reveló a ellos sincera y emocionalmente[74]. Después de esta entrevista hizo venir a su padre y a sus hermanos, para que residieran en Egipto; destinó para ellos la región más rica del país[75].
Cuando Jacob enfermó de muerte, José, junto con sus dos hijos, fue a visitarlo. Y una vez ocurrido el fallecimiento de Jacob, José dispuso un largo viaje de toda la familia hasta la Tierra Santa, para dar a su padre honrosa sepultura en la tierra de sus antepasados. Así José obedeció la disposición testamentaria de su progenitor[76].
Después de la muerte de Jacob, los hermanos de José temieron que este cambiaría de actitud hacia ellos y los tratara con dureza. Conocedor de este sentimiento, José les dio muestras de su sincero amor hacia ellos[77]. José murió en Egipto a los ciento diez años de edad, una duración de vida que los egipcios consideraban ideal, y por tanto una señal de la bendición divina. Lo embalsamaron y pusieron en un ataúd que conservaron en Egipto[78]. Años después, cuando los israelitas ganaron su libertad y partieron rumbo a Palestina, llevaron consigo los huesos de José[79]. Tan venerables restos viajaron con los israelitas por el desierto; y una vez conquistada la tierra prometida, los enterraron en la población de Siquem[80].
5. Las Doce Tribus de Israel (Génesis 29-30, 35.22, 48 y 49, Números 1).
Una tribu era una organización social de los pueblos primitivos que obedecían a un jefe y tenían un tronco familiar común. Este sistema de gobierno existe todavía entre algunos grupos étnicos indígenas en Asia, África y América.
El pueblo de Israel, desde los días de Jacob, y aun después de comenzar la monarquía, vivió bajo este sistema de gobierno. La nación estaba formada por doce tribus, o trece, como veremos más adelante, descendiente cada una de uno de los hijos de Jacob, y que unidas llegaron a formar una gran nación, especialmente bajo la dirección de Moisés, Josué, los jueces y los reyes Saúl, David y Salomón. Después de la muerte de Salomón el país se dividió en dos reinos: El del norte, Israel, formado por diez tribus; y el del sur, Judá, formado por las tribus de Judá y Benjamín[81]. Leví quedó fuera. Según vemos en los libros de Esdras y Nehemías, el reconocimiento de las tribus existió hasta el cautiverio en Babilonia.
El origen de las doce tribus de Israel parte del nacimiento de los hijos de Jacob[82]. En Génesis 49 las tribus son las siguiente: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Zabulón, Isacar, Dan, Gad, Aser, Neftalí, José y Benjamín. Ya en su lecho de muerte, Jacob adoptó a los dos hijos de José, Manasés y Efraín, como hijos suyos, lo cual da un número de trece tribus[83]. En la división de la tierra prometida se asignó a cada una de las tribus su porción de territorio, con la única excepción de la tribu de Leví. Esta, por haber sido consagrada al sacerdocio, tendría que vivir de los diezmos y las primicias[84].
Cada tribu tenía su propio gobierno, pero de la unión de todas ellas surgiría la nación, con una especie de gobierno federal parecido al de algunas naciones modernas.
[1] Romanos 4.16; Génesis 22.8.
[2] La Toráh
[3] Génesis 11.31- 32; Hechos 7.2, 4.
[4] Deuteronomio 26.5.
[5] Génesis 27.43; 28.10; 29.4.
[6] Génesis 11.29.
[7] Isaías 31.1. BAD
[8] Hebreos 5.6-7; 6.20.
[9] Romanos 4.3, Gálatas 3.6, Santiago 2.
[10] DHH
[11] Génesis 16.11
[12] Génesis 16.12. La Toráh
[13] Génesis 17.23, 25.
[14] Génesis 21.1–21.
[15] Génesis 21.20, 21.
[16] Génesis 25.12–16.
[17] Génesis 28.9.
[18] Génesis 25.9.
[19] Génesis 19.24. Ibid
[20] Génesis 14.2.
[21] Génesis 19.26.
[22] Génesis 19.13.
[23] Sofonías 2.9; Ezequiel 16.46.
[24] Génesis 19.16, 19.
[25] Génesis 17.17; 18.12–15; 21.6.
[26] Génesis 16.1, 2.
[27] Génesis 22.1–18.
[28] Génesis 25.21.
[29] Hechos 7.8.
[30] Romanos 9.7.
[31] Hebreos 11.9, 12.
[32] Hebreos 11.17–19.
[33] Gálatas 4.21–31.
[34] Génesis 25.21.
[35] Génesis 25.22–26.
[36] Génesis 25.29–34; Hebreos 12.16.
[37] Génesis 27.1–29.
[38] Génesis 27.41.
[39] Génesis 27.42–28.5; Oseas 12.12.
[40] Génesis 28.11–22.
[41] Génesis 29.9–28.
[42] Génesis 35.16–19.
[43] Génesis 35.23–26.
[44] Génesis 31.
[45] Génesis 32.1-2.
[46][46] Génesis 32.29. Ibid Oseas 12.3-4.
[47] Génesis 42.5. Ibid
[48] Génesis 33.18.
[49] Génesis 35.1–15.
[50] Génesis 35.27–29.
[51] Génesis 37.
[52] Génesis 42–45.
[53] Génesis 46–47.28.
[54] Génesis 48 y 49.
[55] Génesis 50.1–14.
[56] Génesis 29.4; 30.22–24.
[57] Génesis 31.17, 18; 37.2.
[58] Génesis 37.3–36.
[59] Génesis 39.1–4.
[60] Génesis 39.1–20.
[61] Génesis 39.21. Ibid
[62] Génesis 41.1–44.
[63] Génesis 41.49.
[64] Génesis 41.45, 46.
[65] Génesis 41.51-52. Ibid
[66] Génesis 48.8–20.
[67] Josué 14.4.
[68] Génesis 42.
[69] Génesis 41.46–49, 53–57; 47.13–26.
[70] Génesis 42.7. Ibid
[71] Génesis 42.25, 26.
[72] Génesis 42.18.
[73] Génesis 42.24.
[74] Génesis 45.1–14.
[75] Génesis 46.1–12.
[76] Génesis 50.1–14.
[77] Génesis 50.15–23.
[78] Génesis 50.24–26.
[79] Éxodo 13.19.
[80] Josué 24.32.
[81] 1 Reyes 12.1–33.
[82] Génesis 29.31; 30.23; 35.16–21.
[83] Génesis 48.5.
[84] Josué 21.1–40.