5. La
verdad del ministerio del Enviado.
4.1-6 “Por esto, teniendo este servicio según la misericordia que se nos mostró, no nos estamos desalentando, sino renunciamos a las cosas escondidas y vergonzosas, no caminando con astucia, ni usando engañosamente la Palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad hacemos recomendación de nosotros mismos a toda conciencia de los hombres a la vista de Dios. Pero también si el buen mensaje de nosotros ha sido encubierto, a los que serán destruidos está encubierto; en quienes el dios de esta edad cegó la inteligencia de los incrédulos, para que no les resplandezca la iluminación del buen mensaje de gloria del Ungido, quien es la imagen de Dios. Porque no nos estamos proclamando a nosotros mismos, sino a Jesús el Ungido como Señor, y nosotros como esclavos de ustedes a través de Jesús. Porque Dios, que habiendo dicho: “¡Fuera!”, a la oscuridad para que la luz resplandezca, es Quien resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento del esplendor Dios en el rostro del Ungido”.
Con ese “Por esto” se sigue la idea de lo que venía hablando antes sobre el ministerio que se le había asignado.
Recordemos que antes de ser Enviado, Pablo había sido el azote de la Iglesia, por lo que él ve que se le dio una asignación solo por la misericordia de Dios, porque él más bien merecía que Dios le cortara de la tierra. Esto era algo que jamás se apartó de la mente de Pablo, así como debiera permanecer en la nuestra de dónde fuimos sacados. Ahora, Pablo mismo era perseguido, no solo por los incrédulos, sino por algunos falsos hermanos, y a pesar de eso no se desalentaba, sino que se mantenía firme. Por esto había renunciado a todo lo malo, no hacía nada a escondidas ni que pudieran causar vergüenza. Tampoco usaba la Palabra de Dios, como hacen muchos, para enriquecerse ni para manipular a la Iglesia.
Tanto los judaizantes como los falsos hermanos en Corinto habían dedicado su tiempo y esfuerzo para difamar a Pablo, pero él, actuando de manera opuesta, se ocupaba de servir a Dios y a la Iglesia. Pablo no iba buscando discípulos de manera engañosa, sino que actuaba buscando alcanzar la conciencia de las persona para que estas reconocieran su estado pecaminoso y se arrepintieran a los pies del Señor.
Es cierto que algunas personas no logran entender el Evangelio, pero esto no se debe a que este sea difícil, sino que ellos no tenían un corazón dispuesto a escuchar la verdad. Por año he visto esto, gente que dicen que ya no quieren que les engañen, pero cuando se les presenta el Evangelio como dice la Biblia, se niegan a aceptar porque no les cuadra con su manera de pensar. Muchos quieren ser salvos pero no obedeciendo el Evangelio, sino calzando el Evangelio a su vida, y eso no es posible.
¿Por qué para algunos está encubierto el Evangelio? Porque en lugar de querer escuchar la Palabra de Dios, prefieren escuchar al dios de este tiempo. En el siglo XXI la humanidad se ha vuelto tan vacía, materialista y consumista, que ha llegado al punto de creer que la salvación y la vida eterna se pueden comprar tal y como se compra un teléfono o un televisor. Aunque ya no se hagan rituales satanistas, esta es una manera de servir a Satanás, porque el hombre decidió apartarse de Dios para servir a lo que su ojo puede ver. El incrédulo no se permite a sí mismo ver al Señor, porque está muy entretenido en darle gusto a su carne, se volvió hedonista. No es que Satanás nos va a condenar, cada uno se condena solo, si obedece a su carne u obedece a la Palabra de Dios.
¿Ha escuchado usted alguien decir: “Yo quiero ser salvo, pero no me gusta lo que la Biblia dice sobre esto, ando buscando otra manera”? Yo sí. Hay personas que creen que pueden cambiar los requisitos que Dios ha puesto, así encontramos a quienes creen que siendo descendientes de alguien de la misma religión, ya son salvos; otros piensan que porque les rocíen agua siendo niños, lo son; otros creen que por levantar la mano, o ponerla sobre el televisor o la radio y hacer una oración, pueden ser salvos. Todas estas cosas son muy poéticas, pero no sirven de nada. Mientras no obedezcan el Evangelio no podrán ser salvos. No reciben la luz del Evangelio y por eso no pueden comprender quién es Cristo, por lo que directamente están rechazando a Dios.
¿Ha visto o escuchado anuncios como: “Venga a escuchar al evangelista internacional fulano de tal, y saldrá bendecido y sanado de todas sus enfermedades”? Yo sí. ¿Predican a Cristo o se predican a ellos mismos? A Pablo no le interesaba que le dieran gloria a él, sino a Dios. Los judaizantes buscaban la suya, así como los falsos cristianos de Corinto.
Para Pablo la grandeza de su ministerio consistía en servir a los demás. He visto a muchos predicadores que creen que ellos son los superiores de la Iglesia y tratan a los demás como si ellos fuesen jefes y no siervos. Si actuamos en servicio, exaltamos al Señor.
¿Cuál era el objetivo de la predicación de Pablo? Era exclusivamente la grandeza de Dios y el Evangelio. Cuando el dios de este tiempo ciega a todos con sus tinieblas, el Dios verdadero tiene todo el poder para ordenar que la oscuridad desaparezca y reine la luz. Así Él es la Luz que resplandece en el corazón de los creyentes que tienen a Jesucristo reinando en su corazón porque les ha resplandecido el conocimiento del Evangelio.
4.1-6 “Por esto, teniendo este servicio según la misericordia que se nos mostró, no nos estamos desalentando, sino renunciamos a las cosas escondidas y vergonzosas, no caminando con astucia, ni usando engañosamente la Palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad hacemos recomendación de nosotros mismos a toda conciencia de los hombres a la vista de Dios. Pero también si el buen mensaje de nosotros ha sido encubierto, a los que serán destruidos está encubierto; en quienes el dios de esta edad cegó la inteligencia de los incrédulos, para que no les resplandezca la iluminación del buen mensaje de gloria del Ungido, quien es la imagen de Dios. Porque no nos estamos proclamando a nosotros mismos, sino a Jesús el Ungido como Señor, y nosotros como esclavos de ustedes a través de Jesús. Porque Dios, que habiendo dicho: “¡Fuera!”, a la oscuridad para que la luz resplandezca, es Quien resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento del esplendor Dios en el rostro del Ungido”.
Con ese “Por esto” se sigue la idea de lo que venía hablando antes sobre el ministerio que se le había asignado.
Recordemos que antes de ser Enviado, Pablo había sido el azote de la Iglesia, por lo que él ve que se le dio una asignación solo por la misericordia de Dios, porque él más bien merecía que Dios le cortara de la tierra. Esto era algo que jamás se apartó de la mente de Pablo, así como debiera permanecer en la nuestra de dónde fuimos sacados. Ahora, Pablo mismo era perseguido, no solo por los incrédulos, sino por algunos falsos hermanos, y a pesar de eso no se desalentaba, sino que se mantenía firme. Por esto había renunciado a todo lo malo, no hacía nada a escondidas ni que pudieran causar vergüenza. Tampoco usaba la Palabra de Dios, como hacen muchos, para enriquecerse ni para manipular a la Iglesia.
Tanto los judaizantes como los falsos hermanos en Corinto habían dedicado su tiempo y esfuerzo para difamar a Pablo, pero él, actuando de manera opuesta, se ocupaba de servir a Dios y a la Iglesia. Pablo no iba buscando discípulos de manera engañosa, sino que actuaba buscando alcanzar la conciencia de las persona para que estas reconocieran su estado pecaminoso y se arrepintieran a los pies del Señor.
Es cierto que algunas personas no logran entender el Evangelio, pero esto no se debe a que este sea difícil, sino que ellos no tenían un corazón dispuesto a escuchar la verdad. Por año he visto esto, gente que dicen que ya no quieren que les engañen, pero cuando se les presenta el Evangelio como dice la Biblia, se niegan a aceptar porque no les cuadra con su manera de pensar. Muchos quieren ser salvos pero no obedeciendo el Evangelio, sino calzando el Evangelio a su vida, y eso no es posible.
¿Por qué para algunos está encubierto el Evangelio? Porque en lugar de querer escuchar la Palabra de Dios, prefieren escuchar al dios de este tiempo. En el siglo XXI la humanidad se ha vuelto tan vacía, materialista y consumista, que ha llegado al punto de creer que la salvación y la vida eterna se pueden comprar tal y como se compra un teléfono o un televisor. Aunque ya no se hagan rituales satanistas, esta es una manera de servir a Satanás, porque el hombre decidió apartarse de Dios para servir a lo que su ojo puede ver. El incrédulo no se permite a sí mismo ver al Señor, porque está muy entretenido en darle gusto a su carne, se volvió hedonista. No es que Satanás nos va a condenar, cada uno se condena solo, si obedece a su carne u obedece a la Palabra de Dios.
¿Ha escuchado usted alguien decir: “Yo quiero ser salvo, pero no me gusta lo que la Biblia dice sobre esto, ando buscando otra manera”? Yo sí. Hay personas que creen que pueden cambiar los requisitos que Dios ha puesto, así encontramos a quienes creen que siendo descendientes de alguien de la misma religión, ya son salvos; otros piensan que porque les rocíen agua siendo niños, lo son; otros creen que por levantar la mano, o ponerla sobre el televisor o la radio y hacer una oración, pueden ser salvos. Todas estas cosas son muy poéticas, pero no sirven de nada. Mientras no obedezcan el Evangelio no podrán ser salvos. No reciben la luz del Evangelio y por eso no pueden comprender quién es Cristo, por lo que directamente están rechazando a Dios.
¿Ha visto o escuchado anuncios como: “Venga a escuchar al evangelista internacional fulano de tal, y saldrá bendecido y sanado de todas sus enfermedades”? Yo sí. ¿Predican a Cristo o se predican a ellos mismos? A Pablo no le interesaba que le dieran gloria a él, sino a Dios. Los judaizantes buscaban la suya, así como los falsos cristianos de Corinto.
Para Pablo la grandeza de su ministerio consistía en servir a los demás. He visto a muchos predicadores que creen que ellos son los superiores de la Iglesia y tratan a los demás como si ellos fuesen jefes y no siervos. Si actuamos en servicio, exaltamos al Señor.
¿Cuál era el objetivo de la predicación de Pablo? Era exclusivamente la grandeza de Dios y el Evangelio. Cuando el dios de este tiempo ciega a todos con sus tinieblas, el Dios verdadero tiene todo el poder para ordenar que la oscuridad desaparezca y reine la luz. Así Él es la Luz que resplandece en el corazón de los creyentes que tienen a Jesucristo reinando en su corazón porque les ha resplandecido el conocimiento del Evangelio.